El aprendizaje aumenta cuando los padres estimulan el desarrollo intelectual de sus hijos en casa y cuando las tareas escolares están graduadas según su dificultad y son revisadas por los profesores. Las prácticas educativas más eficaces incluyen la enseñanza directa con pasos sistemáticos, mostrar a los estudiantes cómo se relacionan los nuevos conceptos con lo ya aprendido, y proporcionar alternativas para lograr los objetivos educativos y evaluar el progreso.