El documento discute la importancia de incorporar una perspectiva de género en las políticas públicas para evitar la desigualdad. Al no considerar las diferencias de género, las políticas pueden no beneficiar por igual a hombres y mujeres, reproducir desigualdades existentes, y no cumplir con los compromisos de equidad. Las políticas deben diseñarse para que el desarrollo sea igual para todas las personas independientemente de su sexo.