Desarrollar la inteligencia emocional en las empresas mejora la comunicación, el bienestar de los trabajadores, la motivación y las relaciones interpersonales; también mejora el clima laboral, la eficacia de los equipos, los procesos de cambio y la rentabilidad. La clave es que cada persona desarrolle su propia inteligencia emocional a través del desarrollo personal y el esfuerzo continuo de mejora.