La esfera laboral supone en la actualidad un aspecto vital en el desarrollo de las personas. Pasamos en el medio laboral casi el tercio del tiempo de nuestra vida, lo que convierte al trabajo en asunto de primera importancia desde el criterio meramente cuantitativo. A través del trabajo nos ganamos la vida, nos realizamos profesionalmente, desarrollamos aspectos relevante de nuestra creatividad y autonomía personal y ocupamos un lugar reconocido y reconocible dentro de la sociedad (Espino, 2012). Sin embargo, el trabajo también puede suponer una carga para la persona, un lugar de insatisfacción capaz de influir negativamente sobre la vida personal, familiar, social, económica, de ocio, etc.