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ECOS de la comunicación 
Año 5 – Número 5 – 2012 
Revista Académica del Instituto de Comunicación Social, Periodismo 
y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica Argentina
Ecos de la Comunicación 
Año 5 - Número 5 - 2012 
ISSN 1852-0464 
Revista Académica del Instituto de Comunicación Social, 
Periodismo y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica 
Argentina 
EDITORIAL 
DE LA UNIVERSIDAD 
CATÓLICA ARGENTINA 
Fundación Universidad Católica Argentina 
A. M. de Justo 1400 • P.B., Contrafrente • (C1107aaz) 
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Buenos Aires, mes de 2012 
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Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723 
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Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación 
Decano: Dr. Enrique Aguilar 
Secretario Académico: Dr. Roberto Aras 
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Coordinadora Académica: Lic. Paula Marzulli 
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Ecos de la Comunicación > 5
Directora 
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Editor académico 
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Nota: Todos los artículos presentados se someten a un proceso de eva-luación 
a través de un arbitraje externo que establece la pertinencia o 
no de su publicación. Los evaluadores de Ecos de la Comunicación son 
docentes e investigadores de universidades latinoamericanas, europeas y 
de los Estados Unidos. 
Ecos de la Comunicación > 7 
Instituto de Comunicación Social Periodismo y Publicidad
ÍNDICE 
Artículos 
1. De las relaciones entre la estructura de las emociones, los dis-cursos 
mediáticos y la denominada “inseguridad”. Un análisis 
posible del tratamiento mediático del “Caso Candela” 13 
Evangelina Caravaca 
Nicolás Cardone 
2. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 37 
Lidia de la Torre 
Laura Vaillard 
3. “Justicia para Santiago”. Un estudio sobre la criminalización 
de jóvenes en noticieros de televisión 67 
Mariana Fernández 
4. La prudencia en la inmediatez del acto informativo 95 
Tomás R. Atarama Rojas 
5. La imagen de los candidatos presidenciales en la agenda 
de los medios 113 
Norma Lozano 
Ecos de la Comunicación > 9
Ecos de la Comunicación > 11 
ARTÍCULOS
De las relaciones entre la estructura 
de las emociones, los discursos 
mediáticos y la denominada “inseguridad”. 
Un análisis posible del tratamiento 
mediático del “Caso Candela” 
Ecos de la Comunicación > 13 
Evangelina Caravaca* 
Nicolás Cardone** 
Recibido: 31/5/2012 
Aprobado: 6/8/2012 
Resumen 
Este artículo se propone problematizar el tratamiento mediá-tico 
del denominado “Caso Candela”, situando este en el marco 
de una construcción social del miedo y la inseguridad. A través de 
una mirada que privilegie una estructura social de las emociones 
y percepciones, procuramos analizar y describir los resortes afec-tivos 
que, desde diferentes lugares y posicionamientos, brindan 
sostén a este tratamiento mediático. 
Consideramos necesario explicitar que este trabajo no apun-ta 
a discutir éticamente el rol de los medios en estos procesos. 
Buscaremos comprender y analizar la incidencia y el impacto 
del tratamiento mediático en cuestión en la estructura social de 
emociones y percepciones. Nos proponemos, a su vez, desarrollar 
cómo este tratamiento se apoya en una particular configuración 
de las estructuras de las emociones y, al mismo tiempo, es parte 
constitutiva de su funcionamiento. 
Abstract 
This article proposes to problematize the media treatment of 
the so called “Case Candela”, placing it in the context of a social 
construction of fear and insecurity. Through a look that emphasi-zes 
social structure of emotions and perceptions, we analyze and 
describe the emotional pillars, which from different places and 
positions, provide support for this media treatment. 
We consider necessary to explain that this work does not aim 
to discuss ethically the role of the media in these processes. We 
* Licenciada en 
Sociología (UBA). 
Diploma superior en estu-dios 
latinoamericanos. 
Doctoranda en Ciencias 
Sociales. Becaria doc-toral 
del CONICET. 
Docente del Seminario 
de Antropología Urbana 
de la Maestría en 
Antropología Social de 
FLACSO. 
** Licenciado en 
Sociología (UBA). 
Doctorando en Ciencias 
Sociales (UBA). Becario 
doctoral del CONICET. 
Docente de la materia 
Sociología del CBC de 
la UBA y de la mate-ria 
Lenguaje, Deseo, 
Cultura. Teorías Sociales 
Estructuralistas y Post-estructuralistas 
de la 
carrera de Sociología de 
la Facultad de Ciencias 
Sociales de la UBA. 
Palabras clave: 
inseguridad, insecurity , 
estructura de las emo-ciones. 
Key words: 
structure of emotions, 
medios gráficos de 
comunicación masiva, 
graphic media.
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
will seek to understand and analyze the incidence and impact 
of the media treatment in the social structure of emotions and 
perceptions. We propose, in turn, develop how this treatment is 
based on a particular configuration of the structures of the emo-tions, 
and in turn, is a constituent part of its operation. 
1. Introducción 
El nombre de Candela Rodríguez aparece en la agenda 
periodística desde finales de agosto de 2011. Su desaparición, 
secuestro, muerte y el universo de su intimidad han sido objeto 
de indagación y juicio, y construcción como noticia. Pronto se 
cumplirá un año de los sucesos que la instalan como novedad 
periodística. ¿Por qué volver a este caso? ¿Qué nos permite pen-sar? 
Y, en referencia a nuestro tema de interés particular, ¿qué es 
lo que tiene de distintivo y relevante para pensar las estructuras 
de las emociones? 
En repuesta a la pregunta, consideramos que un aspecto 
relevante de este caso es que permite dar cuenta de los modos 
en que trabaja este tratamiento mediático sobre las estructura de 
las emociones. Ahora bien, ese trabajar sobre implica un doble 
movimiento. Por un lado, los discursos mediáticos trabajan 
sobre porque se apoyan en la estructura de las emociones. Por 
otro, y simultáneamente, porque forman parte de su construcción 
y sostenimiento en el tiempo, el cual, a su vez, nunca implica 
estabilidad constitutiva. 
Para comenzar a analizar la relación entre la estructura 
de las emociones, los discursos mediáticos y la denominada 
“inseguridad”, consideramos pertinente explicitar nuestro 
posicionamiento dentro del vasto campo de discusiones teó-ricas 
que giran en torno a la problematización de estos tres 
ejes interrelacionados. Postulamos que, entre los ejes mencio-nados, 
existen múltiples líneas de contacto que hacen de los 
fenómenos analizados un todo donde los procesos emocio-nales, 
los discursos mediáticos y la inseguridad se implican 
mutuamente. De todas formas, consideramos pertinente desa-rrollar 
los aportes que, en cada campo, nos habilitan a pensar 
su interrelación. 
14 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
Ecos de la Comunicación > 15 
2. Desarrollo de los ejes del trabajo 
2.1. Estructura de las emociones 
Para comenzar, podemos afirmar que las estructuras de las 
emociones no existen independientemente de su puesta en prác-tica 
en la conformación de cuerpos y de su reactualización en 
prácticas subjetivas. Es decir, las estructuras de las emociones no 
existen en sí mismas, sino que son resultado de diversos proce-sos 
que concurren a la conformación de una sensibilidad social, 
la que, a su vez, “propone” formas perceptivas y emotivas. La 
conformación y funcionamiento de esa estructura se relaciona, 
entonces, directamente con los procesos de regulación de las sen-saciones. 
Estas, siguiendo a Adrián Scribano, “consisten en pro-cesos 
de selección, clasificación y elaboración de las percepciones 
socialmente determinadas y distribuidas. La regulación implica la 
tensión entre sentidos, percepción y sentimiento, que organiza las 
especiales maneras de ‘apreciarse-en-el-mundo’ que las clases y 
los sujetos poseen” (Scribano, 2009: 94). De esta manera, afir-mamos 
tanto la dimensión productiva de cuerpos que tienen las 
estructuras de las emociones, como la dimensión reproductiva de 
estas estructuras que tienen los dispositivos de regulación de las 
emociones. Estos dispositivos participan de la organización de las 
maneras de apreciarse-en-el-mundo y se “hacen cuerpo en forma 
de imperativos mentales” (Scribano, 2009: 90), seleccionando, 
clasificando y elaborando percepciones. 
Por lo tanto, los procesos de construcción de cuerpos a tra-vés 
de la estructuración de su sensibilidad, sus posibilidades de 
cognición y sus marcos perceptivos pueden ser pensados como 
una colonización. No solo se colonizan ciudades sino que, si 
seguimos a Scribano y Cervio, quienes afirman que “colonizar es 
habitar el tiempo-espacio de otro” (Scribano y Cervio, 2010: 14), 
nos permitimos postular que la constitución de cuerpos puede ser 
pensada, en parte, como el habitar en los mismos de mecanismos 
tanto ajenos como invasivos de regulación de las percepciones, 
de las cogniciones y de las emociones. Así, la denominada 
“estructura libidinal del capital” (Scribano y Cervio, 2010: 14) se 
manifiesta en nuestro objeto de indagación en la conformación de 
una segregación fantasmática de ciertos cuerpos y conductas que 
derivan de un trazado de fronteras, es decir, del establecimiento 
activo de una geometría de los cuerpos (Scribano y Cervio, 2010). 
Esos bordes funcionan estableciendo mojones de visibilidad que
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
se corporizan y disponen un sistema de percepciones predispues-tas 
que automáticamente reactualizan la racialización (Scribano, 
2011). Los procesos mencionados conforman lo que Scribano y 
Cervio entienden por “rostrocidad de clase”, concepto que hace 
alusión a la reactualización de la segregación en forma de dene-gación 
social, que marca la totalidad del sujeto estigmatizado, 
el cual es visto solo a través de la característica que lo marca 
(Espoz, Michelazzo y Sorribas, 2010). De este modo, se refuer-zan 
los bordes o murallas entre grupos sociales (Seveso Zanin y 
Vergara Mattar, 2012). 
Por otro lado, retomamos los aportes de Gabriel Kessler 
(2009), quien postula que no puede separarse la estructura de 
las emociones del entramado de representaciones sociales. Lo 
que afirmaremos junto al autor es que el denominado “miedo 
al crimen”, acompañado de un conjunto complejo y diverso de 
emociones sociales, conforma una estructura o base emocional 
colectiva en la cual anclan ciertas representaciones que, debido a 
tal anclaje, cobran relevancia y visibilidad en el espacio público. 
Así, las emociones no son solo la reacción frente a un estímulo, 
sino también constitutivas del entramado cognitivo (Kessler, 
2009). Es por esto que el mismo debe ser entendido también 
como un entramado emocional. 
En el presente trabajo, postulamos que los discursos mediá-ticos 
seleccionados constituyen una parte de los dispositivos de 
regulación de las sensaciones y concurren en la conformación de 
la estructura de las emociones. 
2.2. Mapa de ruta: una breve periodización de la política 
de los cuerpos 
En su artículo “Una periodización intempestiva de las polí-ticas 
de los cuerpos y las emociones en la Argentina reciente”, 
Scribano (2009) recupera la noción de política de los cuerpos 
para pensar las sensibilidades dominantes en las décadas de 1980, 
1990 y 2000. ¿Por qué pensar dicho concepto en relación con 
nuestra pregunta de investigación? Si entendemos los cuerpos 
como fragmentos sociales, que se vuelven fragmentos-sujetos de 
intervención, la política de los cuerpos, en tanto estrategias que 
una sociedad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social 
de los individuos, es un elemento central de la estructuración del 
poder (Scribano, 2008). 
16 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
En el período de los años ochenta, Scribano sitúa una política 
de los cuerpos que clasifica sucintamente como recuperados-marcados 
y refugiados-accionados. El autor sostiene que el 
período se caracteriza por una suerte de ruptura del patrón autovi-gilante 
impuesto por la dictadura. Ante la pregunta ¿qué son estos 
cuerpos recuperados?, afirma que son cuerpos que advienen a lo 
público mostrando las marcas de la violencia en un sentido triple: 
1) de la represión institucional estatal, 2) del autopatrullamiento 
y 3) el microencerramiento en la estructura privada (Scribano, 
2009). Por otro lado, la definición de cuerpos desordenados el 
autor la sitúa en el marco del debilitamiento del orgullo nacional. 
Este debilitamiento se relaciona, para Scribano, con la derrota 
de Malvinas, que consolida un estado de des-organización de la 
representación dominante de “Argentina potencia” (Scribano, 
2009). Asimismo, la noción de cuerpo refugiado es entendida en 
tanto este adviene a los espacios públicos, para encontrar en el 
Estado el refugio que había perdido. En tanto, cuerpo acciona-do 
hace alusión en su texto a las experiencias que comienzan a 
construir los tejidos sociales de aquellas antiguas coordinadoras 
de cooperativas, villas, entre tantos otros (Scribano, 2009). 
El período de los años noventa es caracterizado por Scribano 
como una revolución de la desigualdad, la cual se inicia con la 
última dictadura militar, se efectiviza entonces y se consolida en 
la década del 2000. Así, Scribano caracteriza la política de los 
cuerpos de los años noventa a través de dos rasgos que considera 
centrales: cuerpos privatizados y cuerpos peleando (Scribano, 
2009). El autor sostiene: “Estos cuerpos caídos son los cuerpos 
que desconectados nuevamente del refugio (otrora el Estado), 
pelean por ser visibilizados” (Scribano, 2009: 8). Así, lo que 
Scribano considera desconexión de estos cuerpos se articula con 
la flexibilización de los mismos en un estado de precariedad 
(Scribano, 2009). Entiende así que, si el período de los años 
ochenta puede ser caracterizado como la década de los Derechos 
Humanos, los años noventa serán, entonces, los años de la dispo-nibilidad 
individual del cuerpo y del cuerpo individual, en tanto 
la flexibilización y la precariedad lo que devuelven es, en todo 
caso, un cuerpo asilado (Scribano, 2009). 
De este modo, los años ochenta son entendidos por el autor 
como un período caracterizado por las tensiones y mutuas 
influencias entre cuerpos recuperados-marcados y refugiados-accionados. 
Los años noventa por otra parte, escenifican una 
tensión de la política de los cuerpos que puede ser entendida 
Ecos de la Comunicación > 17
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
como desconectados-invisibilizados y flexibles-precarizados. 
Entonces, ¿qué atributos y/o tensiones moviliza y son moviliza-dos 
en la década del 2000 para pensar las políticas de los cuerpos 
y las sensibilidades sociales? 
En términos generales, Scribano escenifica la política de los 
cuerpos para la década del 2000 en la compleja tensión entre cuer-pos 
sensibilizados-tensionados y cuerpos crispados-anestesiados. 
Uno de los puntos centrales de esta política de los cuerpos, que 
abona nuestra mirada y pregunta de investigación, es la relevancia 
de la problemática de la inseguridad como factor dador de sentido 
del período. Así, ella deviene problemática de la vida cotidiana, y 
nutre y dinamiza la política de los cuerpos. Delimita claramente 
territorios y actores seguros e inseguros, delimita un nosotros 
inclusivo y un otro amenazante. En este sentido, Scribano sostie-ne: 
“El otro ya no es un convidado de piedra institucional, ya no 
tiene que seguir soportando el castigo, sino que se transforma en 
amenaza. Y la lógica de la amenaza es una lógica no del refugio 
en la privatización, sino de la salida en la agresión. Por eso habla-mos 
de un cuerpo crispado, pero que por otro lado se encuentra 
anestesiado frente a la situación” (Scribano, 2009: 15). En el 
artículo “Sensaciones, conflictos y cuerpo en Argentina después 
de 2001”, el autor retoma la pregunta sobre los mecanismos de 
soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las emo-ciones, 
y nos brinda otras herramientas para pensar el período. 
Si diciembre de 2001 significó para el autor un aumento de la 
contienda pública sobre las políticas de los cuerpos, esto no puede 
entenderse por separado de los nodos conflictivos de la etapa en 
cuestión: allí asoman las problemáticas de pobreza, hambre, des-ocupación 
18 < Ecos de la Comunicación 
y dolor social que marcan profundamente el período 
pos 2001 (Scribano, 2008). Por otro lado, abonamos la noción 
que supone que los agentes sociales conocen el mundo a través 
de sus cuerpos, “donde un entramado de impresiones con-figuran 
las sensaciones que los agentes ‘hacen’ de aquello que puede 
designarse como mundo interno y externo, mundo social y mundo 
subjetivo” (Scribano, 2008: 220). De esta forma, el autor entiende 
que de la tensión dialéctica entre las impresiones, percepciones y 
sensaciones se estructura la impotencia frente a lo que está dado, 
“en tanto excedente efectual de las naturalizaciones del miedo y la 
mentira” (Scribano, 2008: 220). En una misma línea argumental, 
entiende que el miedo se presenta como un complemento econó-mico 
de la estructura fantasmal de la opacidad de la amenaza y la 
culpa (Scribano, 2008).
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
En relación con este último punto, entendemos que las 
emociones –particularmente, el miedo– encontrarán una base 
argumentativa en un relato social más amplio de peligrosidad 
y amenaza que, como mencionamos anteriormente, refuer-za 
al mismo tiempo la estructura emocional (Kessler, 2009). 
Respecto de la misma, es pertinente traer a colación los apor-tes 
de Scribano referidos a las fantasías y fantasmas sociales. 
“Unas son el reverso de los otros, y ambos hacen referencia a la 
denegación sistemática de los conflictos sociales. Mientras las 
fantasías ocluyen el conflicto, invierten (y consagran) el lugar 
de lo particular como un universal, e imposibilitan la inclusión 
del sujeto en los terrenos fantaseados; los fantasmas repiten la 
pérdida conflictual, recuerdan el peso de la derrota, desvalorizan 
la posibilidad de la contra-acción ante la pérdida y el fracaso” 
(Scribano, 2008: 90). Si seguimos este planteo, entendemos que 
el reverso del fantasma de la inseguridad revela una fantasía de 
un orden imaginado como posible de plena seguridad y armonía 
social. Sostenemos así que tanto las fantasías sociales como los 
fantasmas sociales constituyen también lo que el autor denomina 
“dispositivos de regulación de las emociones”. Conforman así 
la base imaginaria en la que se apoyan los procesos de selec-ción, 
clasificación y elaboración de las percepciones sociales 
Ecos de la Comunicación > 19 
(Scribano, 2008). 
Por otro lado, resultan pertinentes para el análisis los aportes 
que la antropóloga Rossana Regillo desarrolla en su artículo 
“Los miedos: sus laberintos, sus monstruos, sus conjuros. Una 
lectura socioantropológica”. La autora nos invita a pensar cómo 
los miedos conforman los límites territoriales, es decir, cómo se 
conforman ideas de territorios seguros o inseguros, constituyendo 
zonas de riesgo cero (representación que muestra el imaginario) 
y zonas de alto riesgo, en general, aquellas habitadas por los 
sectores populares. Reguillo sostiene que el miedo es un lugar 
para pensar la articulación entre lo individual y lo social, entre lo 
subjetivo y lo objetivo, y entiende que los miedos son individual-mente 
experimentados, socialmente construidos y culturalmente 
compartidos (Reguillo, 2006: 51). 
Ahora bien, ¿quién/es forma/n, consolida/n y dinamiza/n 
estas representaciones sobre el miedo, sobre lo que se constru-ye 
como peligroso, seguro, deseable o indeseable? Reguillo le 
otorga una importancia central en este orden social –pero, clara-mente, 
no única– a los medios de comunicación masivos, como 
reproductores y canalizadores de ciertas figuras que –según men-
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
cionamos anteriormente, cuando hacíamos alusión a la rostroci-dad 
de clase– son asociadas al miedo y al crimen. Pero advierte 
que estos medios no trabajan en un vacío social. Por el contrario, 
se afianzan y nutren en imaginarios sociales dinámicos, que son, 
al mismo tiempo, constitutivos y constituyentes del orden social. 
Entonces, podemos pensar que la trama de poderes se ve en cómo 
y quién define los espacios como seguros o peligrosos. 
Esta es la pregunta por el poder pero también por la trama de 
relaciones sociales. Entendemos así que la interrogación por el 
miedo los es por el modelo socioeconómico, político, cultural y 
emocional que nos hemos dado; es la pregunta por los efectos 
en el cuerpo individual y social de la exclusión, del desdibuja-miento 
de las instituciones (Reguillo, 2006). 
2.3. Construcción mediática de la realidad 
Al retomar los aportes de Sigal y Verón (2004), podemos 
afirmar que nos encontramos frente a una sociedad mediatizada, 
donde los medios son uno de los soportes y productores de dis-cursos 
más importantes y potentes. Esto resalta la relevancia del 
lugar de enunciador legítimo que ciertos medios ocupan, que, por 
su capacidad simbólica de producir objetos sociales y su capa-cidad 
política de configurar una agenda, los erige como actores 
principales de la lucha por el sentido y por el discurso, como 
productores y reproductores del ordenamiento social. De esta 
manera, se consolida como uno de los dispositivos de regulación 
de las emociones y las percepciones. 
Por otro lado, no toda información ni todo enunciador tienen 
acceso al discurso mediático. El acceso preferente al mismo y el 
control sobre sus parámetros son una forma de representación del 
poder social, el cual permite el ejercicio del control del discurso 
público mediante una sesgada selección temática y una construc-ción 
de la noticia igualmente parcial (Van Dijk, 1997). Es en este 
sentido que consideramos que la noticia como discurso concurre 
a la construcción del orden social al ser productora y propagadora 
importante, ya que un sector mayoritario se informa a partir de 
ellos o se hace eco, de algún modo, de sus noticias de configura-ciones 
simbólicas y marcos de interpretación de la realidad que 
no pueden ser escindidos de dicho orden (Van Dijk, 1990). 
La noticia y, en particular, la que trata sobre el crimen cons-truyen 
una realidad discursiva que, bajo el formato noticia perio- 
20 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
1 Aquí nos acerca-mos 
a la definición de 
control social que nos 
da Melossi, ya que los 
medios le proveen “al 
individuo ciertos con-tenidos 
simbólicos que 
encierran, implícita o 
explícitamente, reco-mendaciones 
para la 
acción” (Melossi, 1992). 
dística, pregnará fuertemente, ya que su enunciador está investido 
simbólicamente de legitimidad para que su selección, su inter-pretación 
y su reelaboración simbólica de lo ocurrido no sean 
consideradas como tales y sean vistas como información “impar-cial 
y objetiva” (Van Dijk, 1990). Se oculta así que la noticia no 
es espejo del ser (Baudrillard, 1987), que ordena una visión de 
mundo correspondiente a una clase o grupo social, que estructura 
una particular configuración de las sensibilidades sociales y que 
“incluye creencias formales y concientes, pero también actitudes, 
hábitos y sentimientos menos concientes, y formulados, e inclu-so 
propuestos, comportamientos y compromisos inconscientes” 
Ecos de la Comunicación > 21 
(Williams, 1982: 25).1 
Esta legitimidad le otorga autorización social a la construc-ción 
simbólica mediática. Así, la noticia sobre el crimen cons-truye 
mundos de sentido que se interpretan en el contexto de 
las sensibilidades actuales, signado por diversas situaciones que 
generan inseguridad, y desplazan de las conversaciones sociales 
y de los números de los sondeos de opinión los temas políticos 
más profundos (Martini, 2004). 
De este modo, y signados por los criterios de noticiabilidad 
(Martini, 2000) al hacer visible un problema y no otros, y reela-borarlo 
simbólicamente en una construcción discursiva-ficcional 
particular (Vilker, 2006), lo que en los medios se produce es una 
tematización sesgada. Una visibilidad o una agenda que tiene un 
efecto hiperrealista (Baudrillard, 1987), al proporcionar al lector 
los marcos interpretativos para lo ocurrido y, como substrato 
de ello, una visión particular e igualmente sesgada de mundo 
(Martini, 2004). 
2.4. Construcción de la inseguridad 
Por un lado, entendemos que del universo de los delitos de 
los que “se tiene noticia” en un conjunto social determinado, 
los medios masivos de comunicación seleccionan y jerarquizan 
ciertos hechos y no otros, y realizan, en términos discursi-vos, 
un movimiento análogo al que hace el sistema penal en 
términos materiales. Este movimiento es llamado por Sergio 
Tonkonoff (2007c) “criminalización”. El autor entiende que 
“criminalizar es expulsar de la comunidad a quienes ya han 
sido excluidos materialmente de la sociedad” (Tonkonoff, 
2007c: 8).
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
En relación con lo expuesto anteriormente, entendemos que 
este proceso implica la retirada de ciertos delitos del campo de la 
visibilidad masiva (por ejemplo, los delitos económicos o contra 
el medioambiente) y visibilización altamente estigmatizante de 
otros: los microdelitos. Esta operación tiene lugar a través de A) 
la transformación de estos micro-delitos en noticias centrales y 
su inclusión en la categoría de “inseguridad”, B) la reducción de 
esta categoría a las situaciones conflictivas producidas por estos 
microdelitos, y C) la construcción de la figura del (micro)delin-cuente 
como una alteridad radical, responsable principal, cuando 
no único, de esas situaciones y, por lo tanto, de la inseguridad en 
general. 
Cabe señalar que, de este modo, no solo se invisibilizan 
discursivamente las acciones delictivas de individuos y grupos 
política, social y/o económicamente influyentes (los que tienen 
estructuralmente a su alcance la posibilidad de cometer delitos 
financieros, impositivos, de contaminación o depredación de 
recursos naturales); sino que también se produce un movimiento 
que tal vez tenga un alcance mayor que el anterior. Entendemos 
que, desde el punto de vista de la intervención mediática en la 
pugna por la construcción social de la realidad, se excluyen del 
campo semántico designado por el significante “inseguridad” las 
acciones económicas, sociales y políticas que, aun revistiendo un 
carácter legal, incluso legítimo, podrían verse como productivas 
de vulnerabilidad y riesgo para distintos sectores sociales o para 
la sociedad en general. 
Dentro de la categoría de “inseguridad” pueden ser incluidas 
todas aquellas contingencias de las cuales los individuos no están 
plenamente protegidos. De todas formas, al analizar el discurso 
mediático dominante en nuestro país, podemos afirmar que se 
verifica en los últimos años un proceso de reducción de dicha 
categoría a la amenaza específica de un particular tipo de ilícito: 
el microdelito (Daroqui, 2003, 2004; Kessler, 2006; Tonkonoff, 
2007a). 
En este sentido, y tomando los aportes de quienes se espe-cializan 
en el estudio del control social, afirmamos que la 
delincuencia involucra un conjunto de relaciones sociales que 
dependen del orden social, el cual en primera instancia los 
define y luego reacciona contra ellos. Pero esta reacción está 
mediada por la política penal, la cual expresa toda una economía 
de los castigos que gestiona diferencialmente los ilegalismos 
(Foucault, 2006). 
22 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
Las agencias estatales criminalizan llevando adelante dos 
movimientos que se corresponden, el primero, con la criminaliza-ción 
“primaria”, y el segundo, con la “secundaria”. El proceso de 
criminalización “primaria” se refiere a la institución de las leyes 
penales y el de criminalización “secundaria” contempla las accio-nes 
del sistema penal que seleccionan qué ilegalismos perseguir y 
Ecos de la Comunicación > 23 
castigar, y, por lo tanto, qué sujetos criminalizar. 
Así, es preciso entender el delito como una relación social 
conflictiva, cuya realidad depende, en primer lugar, del sistema 
penal que la define y que, al mismo tiempo, reacciona contra 
ella (Baratta, 2004; Garland, 2005; Tonkonoff, 2007a, 2008). 
Las agencias de control social intervienen en este proceso asig-nándole 
cualidad o status social de criminal o delincuente solo a 
algunos individuos que llevaron adelante una acción tipificada 
por el código penal como punible, y no a otros, plausibles tam-bién 
de ser castigados por realizar análogas acciones. Postulamos 
entonces que “la inseguridad” es un significante de circulación 
masiva que, al intentar expresar un miedo difuso, hace carne la 
selectividad mencionada y legitima la territorialización de dicho 
miedo difuso en una definida identidad Otra y amenazante. 
Hasta aquí hemos intentado presentar sucintamente los apor-tes 
centrales que de los tres campos que nutren nuestro análisis 
entendemos más relevantes para comprender la relación que 
postulamos que existe entre los dispositivos de regulación de las 
emociones, la construcción mediática de la realidad y la construc-ción 
de la noción de inseguridad. Nos propusimos explicitar las 
diversas líneas de contacto que nos permiten pensar los discursos 
mediáticos como uno de los resortes afectivos que forman parte 
de los dispositivos de regulación de las emociones. A su vez, 
afirmamos que estos dispositivos trabajan en la conformación de 
las estructuras de las emociones y percepciones, y que estas pro-ducen 
determinados cuerpos sensibles a los que también se apela 
en el texto noticioso. Por otro lado, no podemos dejar de men-cionar 
la inseguridad como objeto hecho cuerpo, como núcleo de 
una estructura de las emociones, como articulador central de la 
configuración de las sensibilidades que caracterizan la década del 
2000. Es decir, la inseguridad segregacionista se establece como 
un fuerte clima emocional de época. El análisis que a continua-ción 
desarrollaremos intentará hablar de él. 
Tras el análisis de los discursos mediáticos, proponemos un 
análisis de los dispositivos de regulación de las emociones y 
percepciones que los habilitan y de los cuales se nutren; tras la
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
referencia a la inseguridad, proponemos un análisis de la con-formación 
de cuerpos miedosos; tras la referencia al delito, pro-ponemos 
un análisis de las sensibilidades como posibilidad del 
texto de la noticia; en fin, tras el nombre de Candela Rodríguez, 
proponemos un análisis de la estructura de las emociones. 
3. Análisis de la construcción del “Caso Candela” 
en los diarios La Nación y Crónica 
El miércoles 31 de agosto de 2011 se encuentran reunidos el 
gobernador de la provincia de Buenos Aires, altas autoridades 
de la policía provincial junto a familiares directos de la joven 
Candela Rodríguez. El punto de encuentro es un basural linde-ro 
a la “autopista del oeste”. El motivo: el reconocimiento de 
un cuerpo recientemente encontrado en la zona. Entre autori-dades 
provinciales, policiales y familiares de la joven Candela, 
resalta la presencia de un conjunto heterogéneo de medios de 
comunicación nacionales, transmitiendo en directo el aconte-cimiento 
y evidenciando, al mismo tiempo, la escenificación 
del mismo. 
La confirmación de la muerte de Candela Rodríguez pone en 
juego un conjunto heterogéneo de discursos que buscan, en gran 
medida, evidenciar las razones de su desaparición, muerte y las 
responsabilidades sobre la misma. El trabajo que nos convoca 
persigue el desafío de ahondar en dos ejes centrales que hemos 
seleccionado en éstos discursos mediáticos: 
1. La configuración de la situación y de los actores involucra-dos, 
con especial atención en los sentidos dinámicos que en 
ellos se vuelcan. 
2. El sustento de estas configuraciones en torno al caso en una 
estructura de las emociones. 
Para esto hemos seleccionado los diarios La Nación y 
Crónica, ambos de distribución nacional y con líneas editoriales 
disímiles. Por un lado, La Nación condensa y consagra un pen-samiento 
político-económico conservador y apunta a establecer 
un contrato de lectura con los sectores medios y altos de la 
Argentina. Por el contrario, el diario Crónica resalta un valor 
plebeyo tanto de sus editoriales como del público receptor del 
mismo. 
24 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
Para este trabajo hemos seleccionado un conjunto de notas 
en ambos diarios, publicados tanto en la edición impresa como 
en la digital de los mismos. Suscribimos nuestro análisis a las 
notas publicadas entre el 24 de agosto hasta el día 5 de sep-tiembre 
del 2011. Para el diario La Nación hemos seleccionado 
un corpus de cuarenta y siete notas periodísticas. En el caso 
de Crónica, hemos seleccionado un corpus de cuarenta notas 
periodísticas. 
La selección, clasificación y análisis de este corpus docu-mental 
nos ha permitido especificar y darle énfasis a ciertos 
fragmentos de las notas seleccionadas. Así, buscamos identificar 
aquellos que, luego de la lectura y clasificación, entendemos que 
condensan las principales nociones y/o configuraciones vertidas 
en los mismos. 
Ecos de la Comunicación > 25 
3.1. La construcción de las víctimas 
Las primeras notas periodísticas que hacen eco sobre el caso 
describen la situación de desaparición de la joven, haciendo hin-capié 
en las horas previas a esta. Así, se resalta en los dos diarios 
que la joven concurría a una iglesia, en donde participaba de un 
grupo Scout. 
“Una niña de once años que salió el lunes último de su casa, 
en Coracero y Bustamante, de esa ciudad, para reunirse con ami-gos 
de un grupo de niños exploradores y nunca más fue vista” 
(Diario Crónica, 25/8/2011). 
El diario Crónica describe en diferentes oportunidades las 
actividades y el perfil de la joven, remarcando su condición de 
niña y de creyente: “Cientos de personas se movilizaron para 
pedir por la aparición de la niña, que desapareció el lunes cuando 
salió de su casa para ir a una reunión de scout” (Diario Crónica, 
25/8/2011). 
En el caso del diario La Nación, encontramos que se refie-re 
a Candela como la “Niña desaparecida” (Diario La Nación, 
24/8/2011): “La niña de once años, que integra el grupo Boy 
Scouts de la Parroquia San Pablo Apóstol, se despidió con su 
mamá y le dijo a su mamá que iba a encontrarse con sus amigas 
en la iglesia” (Diario La Nación, 24/8/2011). En el mismo artícu-lo, 
se cita la voz de la tía de la joven, quien afirma: “Se trata de 
una criatura […] una niña obediente y muy buena, que no se esca-pa 
nunca y que tampoco miente” (Diario La Nación, 24/8/2011).
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
Posteriormente, en una nota de La Nación titulada “Un barrio 
movilizado y solidario” (27/8/2011) se despliega una construcción 
más profunda de Candela a través del relato y la descripción de las 
fotografías de la joven que fueron distribuidas en “las casas, los 
comercios, los automóviles, las parroquias y los establecimientos 
educativos de Hurlingam” (27/08/2011). En esta nota, se interpe-la 
a un abanico de emociones que van a envolver y constituir la 
construcción no solo de la niña sino también de un “nosotros”: 
“Candela está por todos lados. En una imagen se la ve orgullosa, 
con la bandera de ceremonia. En otra, con una sonrisa de inmensa 
felicidad. Su rostro conmueve e impacta. Su mirada, inocente y 
llena de ternura, invadió las casas” (Diario La Nación, 27/8/2011). 
Este breve fragmento del artículo se muestra sumamente inte-resante 
para nuestro análisis, en tanto nos acerca, por un lado, a 
la construcción de Candela como un punto de condensación de la 
juventud, la inocencia, la ternura, la corrección y, a su vez, resalta 
una suerte de “educación de la mirada”, tendiente a apuntalar y 
dirigir la atención a ciertos atributos que el artículo construye a 
la vez que propone. Retomando las nociones de fantasía/fantasma 
mencionadas previamente, podemos afirmar que se verifica esta 
lógica doble en la afirmación de estos atributos imaginarios de 
la joven que se muestran, también imaginariamente, en peligro 
de ser arrebatados. El juego entre la plenitud fantasiosa de la 
niñez inocente de Candela frente a la amenaza fantasmal de una 
“entidad maligna” se encuentra suscripto por las estructura de las 
emociones. Es así que la fantasía permite establecer una relación 
afectiva con la niña habilitando la construcción de un sujeto 
colectivo amenazado. 
Asimismo, posteriormente, el entorno familiar y vecinal de la 
joven será un eje central del artículo, a través de la descripción 
del impacto del caso en la cotidianidad del barrio de la joven. 
En principio, se aglutina y homogeniza en un “todos”, licuando 
las diferencias y construyendo al mismo tiempo un “todos” por 
un lado víctima y por otro lado, solidario. En este sentido, en el 
artículo en cuestión encontramos: “Todos están preocupados […] 
Candela es de todos […] Todos los automovilistas se detienen y 
agarran la foto de Candela […] Todos quieren ayudar y aportan 
su granito de arena para cambiar la realidad que hoy sufren […] 
El apoyo a la familia es de todos. Tenemos miedo e impotencia” 
(Diario La Nación 27/8/2011). 
La construcción de Candela como un sujeto tierno y en peligro 
a la vez se expande en una totalidad estableciendo así una suerte 
26 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
de separación imaginaria de dos mundos contrapuestos: por un 
lado, aquellos indignados, solidarizados e identificados con la 
víctima y su familia; por otro lado, lo completamente Otro del 
orden social, aquello que se cae por los márgenes. Este mundo 
binario, de bueno y malos, civilizados y salvajes, trabajadores y 
ladrones, se expande y reproduce en ambos diarios estableciendo 
una especie de límite moral: “con los chicos, no”. La desapari-ción 
y posterior muerte de Candela refuerzan la noción de triunfo 
del “mal”, de un fantasma de inseguridad y caos triunfante que 
genera en los vecinos “Miedo e impotencia” y “Miedo y bronca” 
(Diario La Nación, 27/8/2011). 
“El jefe policial apeló ‘a la sensibilidad de la gente y a aque-llos 
que decidan arrojar algún tipo de datos pedimos que lo hagan 
con seriedad y piensen que esto les puede estar ocurriendo a 
ellos, que se pongan en el cuero de los padres’” (Diario Crónica, 
25/8/2011). 
Como primer punto, este fragmento del artículo nos permite 
analizar, desde diversas aunque complementarias miradas, el 
discurso montado sobre el caso: la cita a la apelación de la auto-ridad 
policial sobre las emociones y sensibilidades de lo que se 
construye como “la gente” para brindar información sobre el caso 
nos conduce a pensar nuevamente en los bifurcados caminos de 
las estructuras de las emociones. Así, la “sensibilidad” es narrada 
como una puerta de entrada a los sujetos, como una llamada a la 
humanidad de los mismos. Por otro lado, la mencionada apela-ción 
al mundo sensible persigue en el discurso la finalidad de la 
acción racional: quien siente lo que ocurre y se pone en el lugar 
de los padres y amigos, entiende la gravedad del asunto y actúa 
en consecuencia. Así, lo cognitivo y lo emocional, el sentir y el 
pensar el hecho en cuestión, se encuentran mutuamente condi-cionados. 
Resalta en el mismo fragmento la mención a “ponerse en el 
cuero de los padres” que deposita sensibilidades y saberes en 
el cuerpo. Aquí retomamos la noción de política de los cuer-pos, 
la cual “no puede ser narrada sino en el contexto de las 
sensibilidades construidas y configuradas por los dispositivos 
de regulación de las sensaciones, en el marco de los pasajes y 
paisajes efectivizados en y a través de los fantasmas y fantasías 
sociales” (Scribano, 2009: 1). Podemos así pensar al cuerpo, 
siguiendo al mismo autor (Scribano, 2008) como el lugar de la 
conflictividad y el orden. De esta forma, en la cita mencionada 
podemos leer que el cuerpo es el lugar de la conflictividad. 
Ecos de la Comunicación > 27
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
Es el cuerpo el que sufre, el que siente miedo y es, a la vez, 
el lugar propuesto de identificación con las víctimas. Por otro 
lado, y al mismo tiempo, es el lugar del orden en tanto se inter-pela 
a un cuerpo: se propone una identificación con un cuerpo 
sufriente, víctima pero activo, no resignado y con una voluntad 
de justicia y orden (“Si me quedo tirada en la cama no la voy a 
encontrar”, cita de la madre de Candela Rodríguez en el Diario 
Crónica el 27/8/2011). Así, el cuero funcionaría a la vez como 
el límite ajado pero resistente de ese “nosotros” al que hacemos 
referencia, conformándose como el lugar de identificación de 
las sensibilidades de lo que podríamos denominar como una 
“comunidad imaginada”. 
Entendemos que en este discurso mediático comienza a 
revelarse la construcción de una comunidad imaginada, que se 
manifiesta claramente en el “ellos” del policía. Siguiendo los 
aportes del antropólogo Gabriel Noel, concebimos que “la iden-tificación 
con un colectivo social en tanto comunidad imaginada 
(Anderson, 2007) puede entenderse –al igual que cualquier pro-ceso 
de construcción identitaria– como resultado de una negocia-ción 
más o menos explícita entre las pretensiones o reclamos de 
determinados actores sociales, y el reconocimiento, impugnación 
o imputación alternativa por parte de otros pacíficamente admi-tidos 
como parte del colectivo respecto del cual estos reclaman 
pertenencia” (Noel, 2010: 1). 
Entonces, ese “ellos” remite directamente a una comuni-dad, 
que se encuentra amenazada o incluso vulnerada, por un 
“otro” peligroso y desafiante del orden. A su vez, la voz del 
policía se pone a sí misma como al resguardo de ese “ellos” y 
demarcando el límite con los “otros”. Así, se podría leer en este 
discurso una estructura tripartita del orden social (nosotros, la 
policía, Otros). 
Pero, a la vez, podríamos afirmar la existencia de una 
cuarto actor presente en este discurso, que subvierte desde 
adentro el discurso policial. Si, por un lado, hay un nosotros 
respetuoso de los valores y la autoridad amenazado por un otro 
“peligroso”, dándole sentido al accionar policial que resguarda 
precisamente ese “nosotros”, se evidencia en el discurso poli-cial 
reforzado en el artículo, un cuarto sujeto que no conforma 
colectivos, pero que opera en los márgenes de estos grupos, 
sin establecer uno propiamente dicho: postulamos llamar a 
este grupo “los irresponsables”, quienes son mencionados, 
aun cuando no son nombrados explícitamente, como el real 
28 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
destinatario del discurso de la voz policial. De esta forma, los 
“irresponsables” son descriptos como aquellos sujetos que, 
sin tener en cuenta las consecuencias de su acción, irrumpen, 
juegan (en todos los sentidos posibles del término), en los 
terrenos tanto de la investigación policial, como del dolor y el 
sufrimiento. De este modo, si existe un “nosotros” racional y 
respetuoso de los valores, y que, por ende, no sería un sujeto 
sobre el cual intervenir policialmente, ni a quien pedirle mesu-ra 
o sensibilidad en sus acciones, dado que estas se suscriben 
al universo normativo; si, por otro lado, existe un “otro” no 
menos racional pero con atributos amenazantes que ponen en 
peligro al “nosotros”, sobre el cual debe enfocarse la acción 
policial, con el fin de neutralizarlos, encontramos, además 
de estas dos y de la institución policial, una cuarta identidad, 
evidentemente no racional e irresponsable, que no puede ser 
controlada ni por su inscripción en y seguimiento de un sis-tema 
de valores ni por la acción represiva de la policía, a la 
que hay que contener y controlar de alguna manera. Dicha 
manera en el discurso policial citado apunta directamente a la 
sensibilidad. 
Por otro lado, este acercamiento a los discursos montados a 
partir del caso nos abre la siguiente pregunta: ¿podría pensarse 
que uno de los posibles destinatarios del atributo de “irres-ponsables” 
en el mencionado discurso policial que retoma el 
artículo es precisamente el discurso mediático y el impacto de 
este tanto en la investigación como en desenvolvimiento global 
del caso? 
Ecos de la Comunicación > 29 
3.2. “El peor final” 
Comenzamos la segunda sección del análisis, la cual se 
encuentra orientada a vislumbrar el complejo abanico de hipótesis 
que se sugieren en torno a la naturaleza del caso. En este punto, 
volvemos a resaltar la importancia de la dimensión fantasmática 
de los dispositivos de regulación de las sensaciones (Scribano, 
2008). Entendemos que el conjunto dinámico y heterogéneo de 
hipótesis que buscan explicar las dimensiones que rodean el caso 
en cuestión (hipótesis que en este trabajo suscribimos al discurso 
de dos medios específicos, pero que, entendemos, atraviesan a 
diversos y complejos actores sociales) se apoya en y refuerza 
fantasmas sociales.
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
3.2.1. “Un caso poco común” 
Este apartado persigue la ambición de dimensionar la 
dinámica que se produce en el discurso mediático, la cual con-duce 
a establecer, en primer término, como hemos afirmado 
anteriormente, a los padres y familiares de Candela Rodríguez 
como víctimas, pero en posición de lucha, de un suceso que es 
construido, casi simultáneamente, como un caso de secuestro 
extorsivo, como un caso de trata de personas y como un ajuste 
de cuestas. 
Por un lado, resalta la hipótesis, aun previa al desenlace 
del caso, de “ajuste de cuentas”. Esta explicación es anclada 
directamente en el pasado reciente de dos familiares de la 
joven: el padre se encuentra preso, condenado por un delito de 
piratería del asfalto, y también resalta la figura del tío, de quien 
se mencionan, en reiteradas oportunidades, sus vínculos con el 
narcotráfico. 
“Las fuentes dijeron que la investigación que lleva adelante el 
fiscal Tavolaro apunta a dos principales hipótesis: que a la niña la 
mataron para dejar un mensaje mafioso o por una deuda familiar” 
(Diario Crónica, 2/9/2011) 
“Más sospechas sobre el entorno. Narcotráfico: para los 
investigadores el homicidio está relacionado con el negocio de 
las drogas instalado en las villas de emergencia de San Martín. 
Piratas del asfalto: es otra línea investigada. El foco está puesto 
en los cómplices del padre, Alfredo Rodríguez, que está preso” 
(Diario La Nación, 4/9/2011) 
Si bien los perfiles de los familiares e integrantes del cír-culo 
íntimo de la joven son evidenciados desde los primeros 
días, sugiriendo un vínculo entre estos y diversas actividades 
delictivas, es notable el énfasis explicativo que toma a partir 
de su muerte. Así, el abanico de hipótesis que ponían en juego 
las posibles “respuestas” para el caso, es desplazado del eje 
central, pues se coloca en un lugar de importancia el núcleo 
familiar como eje del desenlace. Extremando este viraje, que en 
los artículos presenta matices, nos permitimos sostener que se 
produce un cambio, compartido en ambos diarios, en el marco 
del cual los padres de la joven son traspolados de la figura de 
víctima (aun con las “sospechas” volcadas sobre el padre desde 
un inicio) a la figura de victimarios o bien cómplices de los 
hechos, como se explicita desde la portada del diario Crónica 
del 3/9/2011: 
30 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
En relación con este último punto, es notable cómo este pro-ceso 
es acompañado de la consagración, tanto mediática como 
también política, del argumento que sostiene que el caso “no es 
un hecho común”. Este argumento es retomado en ambos diarios 
bajo distintas voces: 
“El jefe de Gabinete Aníbal Fernández aseguró que el crimen 
de Candela Rodríguez […] ‘no es un hecho común’, que ‘no se 
ha pedido rescate’ y que los captores la trataron ‘de manera cui-dadosa’” 
Ecos de la Comunicación > 31 
(Diario Crónica, 5/9/2011). 
“Woodgate reconoció que se trata de un hecho poco común” 
(Diario La Nación, 5/9/2011) 
“El jefe de Gabinete insistió con que ‘No hay nada que así 
indique’ que se trata de un caso de inseguridad de los tradiciona-les 
que ocurren en el país. ‘No hay nada que indique que se trata 
de un modus operandi común, este es un hecho absolutamente 
particular’” (Diario La Nación, 5/9/2011). 
Se evidencia en esta afirmación la existencia de un fantas-ma 
de inseguridad presente para explicar este suceso que no 
cuadraría con las nociones consagradas de inseguridad. Esta 
argumentación se inscribe en un intento de racionalización, de 
justificación, que busca, a través de la adjetivación del suceso 
como un “hecho poco común”, neutralizar las responsabilidades 
en la resolución del caso. Merece aclaración que no es posible de 
ser equiparado la distribución de méritos y responsabilidades de
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
los distintos actores involucrados (policía, autoridades judiciales 
y gubernamentales, medios de comunicación). Aún así, es nota-ble 
cómo esta racionalización es puesta en juego para funcionar 
como argumento justificativo de la imposibilidad de resolución 
del caso. De esta forma, entendemos que inicialmente se produjo 
una clara condena a las acciones y procedimientos de las agencias 
encargadas de resolver y/o comunicar este tipo de sucesos. Allí se 
hacen presentes las nociones de “fracasos de la policía”, “inepti-tud 
judicial” e “imprudencia de los medios”. 
“Según Baggio (representantes de los docentes) después de 
9 días, ni la policía, ni el Gobierno, ni los jueces estuvieron dis-puestos 
a recuperar a una niña que estuvo todos los días (cautiva) 
en Hurligham” (Diario La Nación, 31/8/2011). 
Estas nociones se desdibujan ante la presencia del argumento 
de la “irracionalidad”, de lo “no común”. La “realidad” del caso 
excedería así la racionalidad de la justicia y las capacidades 
policiales, lo que habilitaría a desprenderse de la responsabili-dad 
en la resolución. Resta pensar la función de los medios en 
este proceso: el argumento de la “buena voluntad” se posiciona 
y antepone un freno a las críticas de su obrar. Poner el foco en 
la intención de los actores obtura la posibilidad de analizar los 
efectos concretos que sus acciones producen. 
“[Aníbal Fernández] lanzó una dura crítica a los medios de 
comunicación que cubrieron la noticia, al punto de responsa-bilizarlos 
por el fracaso de las pesquisas” (Diario La Nación, 
5/09/2011). 
Encontramos en esta frase el recorte de la acción mediática 
únicamente en términos de “cobertura informativa”, sesgando su 
cuota de participación e indecencia en el devenir del caso. Se nos 
presenta una lógica similar en la “buena intención” de los famo-sos 
e integrantes de la ONG “Red Solidaria” que formaron parte 
de la llamada cruzada “24 horas por Candela”. Tanto la “buena 
intención” como la visión de una cobertura “imparcial” serían 
esencialmente nobles y, por lo tanto, no condenables. 
Por otro lado, lo “no común” del caso, su “irracionalidad”, 
es puesto en palabras a través del uso de la apelación a figuras 
míticas, que evidencia la búsqueda de una construcción racio-nal 
de un hecho que no revela su racionalidad. Es así que los 
actores del secuestro y crimen son definidos como animales. Un 
artículo de La Nación, cita al Cardenal Bergoglio, quien afirma 
que “Hay lobos que roban nuestros chicos” (Diario La Nación, 
1/9/2011). 
32 < Ecos de la Comunicación
De las relaciones entre la estructura de las emociones... 
Si bien, según mencionamos previamente, se afirma que lo 
que se construye y difunde como el “Caso Candela” es narrado 
como un hecho poco común, con atributos y aristas particulares, 
lo cual no permitiría su inscripción dentro de una serie de casos 
de “inseguridad tradicional”, nos encontramos con la suscripción 
del mismo dentro de una serie. Esta posibilidad de inscripción en 
el discurso mediático debe relacionarse con algo común que todos 
los casos seriados poseen. Postulamos que el atributo común que 
poseen es la apelación al fantasma de la inseguridad como apoyo 
macro de dotación de sentido. Es así que en La Nación una nota 
se titula “Otros crímenes similares que impactaron a la opinión 
pública. El reciente suceso del asesinato de Candela Rodríguez, 
trae el recuerdo de casos parecidos” (1/9/2011). 
Aunque en la nota mencionada se reponen casos tan heterogé-neos 
como el de María Soledad Morales, Jimena Hernández, Nair 
Mustafá, entre otros, se anularía la mencionada heterogeneidad 
afirmando que son “casos parecidos”. En tanto el caso Candela 
“trae el recuerdo”, retoma y condensa los sentidos de fantasmas 
sociales que permanecerían acechantes a través de su manifesta-ción 
intermitente. 
En fin, este caso se emparenta con una diversidad de situa-ciones 
en el marco del “temor por la inseguridad”. En relación 
con esto, el siguiente fragmento arroja luz sobre la condición de 
posibilidad del establecimiento de la categoría de “temor por la 
inseguridad”: la existencia de una estructura de las emociones 
que tiene en su núcleo la incertidumbre y el miedo como elemen-tos 
centrales. 
“Y no es para menos. A la enorme repercusión que está 
teniendo la desaparición de chicos, y el pavor que produce saber 
que pueden aparecer sin vida, como ocurrió ayer con Candela 
Rodríguez, se suman los robos tan comunes como violentos de 
celulares, zapatillas, camperas, mochilas o billeteras en plena vía 
pública y que no se denuncian” (Diario La Nación, 1/9/2011). Es 
así como resulta evidente que el temor es una apelación constante 
en la construcción dinámica del objeto “inseguridad”, así como la 
inscripción de ciertos hechos en esa categoría refuerza y constitu-ye 
el fantasma que esta sostiene. 
En este trabajo hemos visto cómo la inseguridad se relaciona 
con una estructura de las emociones que tiene el miedo como uno 
de los elementos articuladores del orden cognitivo-emocional. 
Hemos visto también cómo este orden conforma cuerpos tanto 
subjetivos como colectivos. Asimismo, hemos evidenciado cómo 
Ecos de la Comunicación > 33
Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 
trabaja el discurso mediático como dispositivo de regulación de 
las emociones, estableciendo y reforzando vínculos entre concep-tos 
que establecen una forma posible de apreciarse-en-el-mundo 
y también una manera de percibirlo. 
En nuestro caso, analizamos cómo se tienden lazos estables 
pero no estancos entre inseguridad, delito, miedo, corrupción, 
drogas, irracionalidades y comunidad. Pudimos notar de quee 
modo la inseguridad se relaciona con un proceso de crimina-lización 
que propone y consagra una rostrocidad de clase que 
funciona regulando las relaciones sociales. Finalmente, pudimos 
analizar la manera en que el “Caso Candela” es inscripto en una 
serie de casos, la cual se relaciona fundamentalmente con su 
apoyo en una estructura ideológica que tiene la fantasía como su 
núcleo cohesionador de sentido y la inseguridad como el nombre 
del fantasma que, siendo el reverso de la fantasía, la amenaza y 
vulnera constantemente. 
En fin, a partir del estudio de las noticias sobre el “Caso 
Candela”, intentamos poner de manifiesto la necesidad y cen-tralidad 
de la sociología de las emociones como una mirada que 
permite aglutinar una multiplicidad de apoyaturas tendientes a la 
conformación de un análisis holístico de los procesos sociales. 
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* Doctora en Sociología, 
Profesora Titular 
de Metodología de 
la Investigación e 
Investigadora de la 
Pontificia Universidad 
Católica Argentina. 
** Magíster en 
Gestión de Empresas 
de Comunicación de 
la Universidad de 
Navarra, Licenciada en 
Relaciones Públicas y 
Publicidad Internacional, 
y en Psicología de Texas 
Christian University; 
Profesora de la Pontificia 
Universidad Católica 
Argentina. 
Palabras clave: 
redes sociales en 
Internet, usos y grati-ficaciones, 
Facebook, 
Twitter, medios de 
comunicación. 
Key words: 
social networks, uses 
and gratifications, 
Facebook, Twitter, mass 
media. 
1 Este trabajo se 
llevó a cabo gracias al 
equipo del Dr. Alan B. 
Albarran del Center 
for Spanish Language 
Media de University of 
North Texas, que diseñó 
el proyecto de investi-gación, 
los instrumentos 
de recolección de datos 
y el financiamiento del 
trabajo de campo en cada 
uno de los países involu-crados. 
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes 
de Latinoamérica?1 
Ecos de la Comunicación > 37 
Lidia de la Torre* 
Laura Vaillard** 
Recibido: 25/4/2012 
Aprobado: 3/6/2012 
Resumen 
La difusión de las redes sociales en Internet ha pasado a for-mar 
parte de la vida cotidiana de los jóvenes. Las motivaciones 
que guían la elección de algunas de ellas, la frecuencia de uso y 
su impacto en el consumo de medios de comunicación tradicio-nales 
conforman el núcleo de este trabajo. Los jóvenes mostraron 
estar familiarizados con los fines y aplicaciones de las diferentes 
redes sociales, aunque en su gran mayoría eligen Facebook como 
su favorita. Manifiestan que, en términos generales, las redes 
sociales ofrecen una forma de comunicación completa, ya que 
permiten compartir texto, fotos, videos y enlaces, y estar en con-tacto 
permanente con familiares, amigos y conocidos. 
Abstract 
The spread of social media in the Internet has become part of 
young adults’ daily life. The motivations that lead the preference 
of some social media over others, the frequency of use and its 
impact on the consumption of traditional media are the focus of 
this work. Young adults have shown they are familiar with the 
uses and applications of different social media, although most of 
them select Facebook as their favorite one. Most of them manifest 
that social media offer a complete and comprehensive form of 
communication since it allows them to share text, pictures, videos 
and hyperlinks, while it allows them to keep in touch with family, 
friends and acquaintances.
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
1. Introducción 
Las personas han generado históricamente diferentes tipos de 
vínculos sociales tendientes a satisfacer necesidades afectivas, 
laborales y/o lúdicas. A fines del siglo XIX, Georg Simmel dife-renciaba 
entre “grupos sociales” (aquellos con un foco específico 
como la familia, el barrio o su trabajo) y una red social conforma-da 
por un grupo de personas más grande”. 
Como luego agregó el psicólogo estadounidense Abraham 
Maslow, estos grupos sociales interactúan entre sí para suplir 
diferentes necesidades humanas que él clasificó en un modelo que 
definió como la Pirámide de Maslow. En ella especifica que las 
personas tienen necesidades fisiológicas (alimentación, descanso, 
sexo, etc.), de seguridad (física, laboral, etc.), afiliación (amistad, 
afecto, etc.), reconocimiento (auto-reconocimiento, confianza, 
etc.) y, finalmente, autorrealización (moralidad, creatividad, etc.). 
Las personas siempre han tenido la necesidad de interactuar 
entre sí, y hoy en día han encontrado una nueva plataforma para 
relacionarse y satisfacer sus necesidades humanas y de sociali-zación 
que señala Maslow en su pirámide: las redes sociales por 
Internet (RSI). Las RSI son comunidades virtuales compuestas 
por miembros que comparten un interés, interactúan repetidamen-te, 
generan recursos compartidos y comparten normas culturales 
(Gómez-Arias, J. T. y Genin, L., 2009). 
Algunas de las redes sociales más conocidas y utilizadas hoy 
en día incluyen Facebook (2004) (comunidad on line que incenti-va 
la interacción con amigos, donde se pueden intercambiar men-sajes, 
fotos y videos, entre otros); MySpace (2003) (comunidad 
on line para amantes de la música); LinkedIn (2002) (comunidad 
on line diseñada para las interacciones laborales) y Twitter (2006) 
(una red social en la que los usuarios intercambian conocimientos 
y opiniones en tan solo 140 caracteres). 
Cada una de estas redes sociales motiva a sus miembros a 
generar grupos y redes entre personas, basándose en la colabora-ción, 
la interacción y la conectividad constante. La efectividad de 
cada una de estas redes sociales depende del objetivo de sociali-zación 
que cada persona busque en ellas. Lo que es cierto es que, 
cualquiera sea el objetivo, a través de las redes sociales se produce 
el intercambio de información, considerado una actividad huma-na 
fundamental que vincula a las personas y genera diferentes 
tipos de relaciones (Duncan y Moriarty, 1998). Pero cuando la 
información se proporciona y es adaptada con un objetivo deter- 
38 < Ecos de la Comunicación
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
2 Gómez-Arias, J. 
T. y Genin, L. (2009) 
“Beyond monetization: 
creating value through 
online social networks”. 
International Journal 
of Electronic Business 
Management, 2009, Vol. 
7, Issue 2, p 79-85, 7p, 3. 
3 Rojas Muñoz, L. 
F. (Feb 2010) “Estado 
de las Redes Sociales”. 
Centro de Investigación 
en Entretenimiento y 
Medios. Universidad de 
Palermo. Argentina. 
4 Internet World 
Stats. (Información revi-sada 
el 20 de febrero de 
2011). http://www.inter-networldstats. 
com/south. 
htm 
5 Internet World 
Stats. (Información revi-sada 
el 20 de febrero de 
2011). http://www.inter-networldstats. 
com/south. 
htm 
minado por una persona, los participantes no sólo reciben aquella, 
sino que también obtienen beneficios sociales (Burt, 1992; Cross, 
Parker, Prusak y Borgatti, 2001; Granovetter, 1973). 
Jeff Hammerbacher, científico e investigador de Facebook, 
comenta que “las personas tienen más posibilidades de conver-tirse 
en usuarios activos si entran en una red densa y activa”.2 
Otros estudios también han demostrado que las personas tienen 
más posibilidades de llegar a ser miembros activos si comparten 
valores, sienten confianza y credibilidad hacia las personas de su 
grupo y gozan de un vínculo con esas personas (Law, 2008). 
No obstante, este no es un fenómeno único de las redes 
sociales. Estudios sociológicos acerca de las relaciones interper-sonales 
señalan la importancia de los valores en la construcción 
de relaciones (Kelley y Thibaut, 1978; Levinger, 1983) y han 
demostrado que el compartir valores facilita el entendimiento 
común de metas colectivas y genera formas adecuadas de actuar 
en un sistema social (Nahapiet y Ghoshal, 1998). Se ha obser-vado, 
también, que la fuerza del vínculo entre dos o más actores 
afecta la forma y la frecuencia del intercambio de información 
(Frenzen y Nakamoto, 1993; Granovetter, 1973, 1985; Hansen, 
1999; Uzzi, 1999). 
La intensidad del uso de las redes sociales y su influencia en 
la vida de los usuarios resulta evidente si se observan las estadís-ticas 
registradas en los últimos años. Entre 1995 y el año 2000, 
los usuarios de Internet pasaron de 45,1 millones de personas a 
1,08 mil millones de personas a nivel mundial. Para diciembre 
de 2009, en Argentina y México los números ascendían a más de 
ocho millones de usuarios, en Colombia se registraban cerca de 
7,3 millones de usuarios, en Chile los números rozaban los 5,9 
millones y en Estados Unidos la cifra superaba los 109 millones 
de internautas.3 Según los datos de la página oficial de Facebook, 
hasta el 31 de agosto de 2010, cerca del 40% de los 396 millones 
de habitantes de Latinoamérica utilizaba Internet (más de 156 
millones).4 
En el caso de Facebook, su sitio oficial declara que hasta esa 
misma fecha, se habían registrado cerca de 50 millones de perso-nas 
latinoamericanas en la red social, lo que alcanzaba el 12,5% 
de la población de la región. A nivel mundial, la cifra de usuarios 
para esa misma fecha ascendía a más de 500 millones,5 que pasa-ban 
más de 700 miles de millones de minutos por mes en dicha 
red social. Según la página oficial, en promedio, cada usuario 
tiene alrededor de 130 amigos, está conectado con 80 páginas de 
Ecos de la Comunicación > 39
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
6 Facebook Press 
Room. (Información 
revisada el 20 de febre-ro 
de 2011). http://www. 
facebook.com/press/ 
info.php?statistics 
7 Twitter. (Informa-ción 
revisada el 20 de 
febrero de 2011). http:// 
twitter.com/about 
comunidades, grupos y eventos, y genera 90 elementos de conte-nido 
por mes.6 
En el caso de Twitter, según su página oficial, hasta el 14 de 
septiembre de 2010, el canal de microblogging tenía 175 millones 
de usuarios registrados y recibía más de 95 millones de tweets 
por día.7 
La intensidad de uso y la popularidad que han logrado estas 
redes sociales basadas en Internet muestran que los seres humanos 
siguen teniendo las mismas necesidades de interactuar entre sí, 
socializar, generar lazos y satisfacer sus necesidades básicas defi-nidas 
en la Pirámide de Maslow, solo que ahora han descubierto 
nuevas formas de satisfacerlas. 
2. Objetivo y metodología 
Este estudio fue diseñado con el objetivo de describir la relación 
de los jóvenes con las redes sociales. En particular, se buscó cono-cer 
cuáles son las redes sociales más usadas, cuáles son las formas 
habituales de acceso a esas redes, cuáles son las motivaciones que 
orientan su uso y cuál es el nivel de satisfacción que obtienen los 
jóvenes con las actividades que desarrollan en las redes y con los 
vínculos sociales que establecen. Asimismo, el estudio observó la 
manera en que el uso de las redes sociales impacta en el consumo 
de medios de comunicación tradicionales –diario, radio y TV–. 
La respuesta a las preguntas surgidas de los objetivos 
planteados fue dada mediante el diseño de una investigación 
de carácter descriptivo-exploratoria que constó de dos etapas 
consecutivas, la primera de tipo cualitativo y la segunda de tipo 
cuantitativo. 
El estudio cualitativo se llevó a cabo mediante la estrategia de 
grupos focales, ya que el propósito era el de profundizar y definir 
las actitudes, percepciones y opiniones de jóvenes de entre 18 y 
25 años que fueran usuarios semanales de al menos una de las 
cuatro redes sociales estudiadas: Facebook, MySpace, LinkedIn 
y Twitter. Se organizaron entre dos y tres grupos motivacionales 
por país, que fueron coordinados por un especialista en dinámi-cas 
de grupos. Los grupos estaban compuestos por estudiantes 
universitarios de ambos sexos, de nivel económico social ABC1, 
residentes en Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. Las 
sesiones fueron grabadas con audio y video para ser transcriptas y 
analizadas a posteriori. 
40 < Ecos de la Comunicación
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
En el caso de México, se puso a disposición de los partici-pantes 
de los grupos focales, una laptop que les permitió navegar 
libremente por las diferentes RSI. De esta forma se pudo no solo 
contar con las experiencias de los jóvenes relatadas oralmente, sino 
también incorporar la estrategia de la observación de manera tal de 
registrar la forma de acceso, el tipo de red utilizada, las dificultades 
o facilidades y el nivel de satisfacción con cada una de ellas. 
El diseño del cuestionario que sirvió de guía para la dinámica 
de los grupos focales estuvo a cargo del equipo del Dr. Alan B. 
Albarran del Center for Spanish Language Media de University of 
North Texas en Estados Unidos. De esta manera, se contó con un 
instrumento de recolección de datos que permitió la comparación 
de los resultados obtenidos entre los países que participaron de la 
investigación: Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. 
Los equipos de investigación de cada una de las universidades 
involucradas analizaron los resultados de los grupos motivaciona-les 
en su país, elaboraron un informe y enviaron los resultados al 
Center for Spanish Language Media de University of North Texas 
en Estados Unidos. 
Los hallazgos surgidos del análisis de los datos obtenidos 
en los grupos focales fueron la base para el diseño de un cues-tionario 
mediante el cual se evaluaron dimensiones, variables e 
indicadores vinculados con actitudes, percepciones y preferencias 
relacionadas con cuatro de las redes sociales existentes: Facebook, 
MySpace, LinkedIn y Twitter. Con ese instrumento de recolección 
de datos se encaró la etapa cuantitativa de la investigación que 
incluyó el pretest del cuestionario. Esta etapa se llevó a cabo entre 
noviembre de 2009 y febrero de 2010. 
En el cuestionario se pidió a los entrevistados que identificaran 
los sitios de las redes sociales que utilizaban de manera habitual, 
la frecuencia de uso que hacían de esos sitios, la manera en que 
accedían a ellos y, para los usuarios de Twitter, cuán a menudo 
enviaban tweets. Asimismo se los interrogó acerca del impacto 
que habían tenido las redes sociales en el consumo de los medios 
tradicionales como la televisión, la radio y los diarios. 
La mayor parte del cuestionario se vinculaba con el objetivo 
principal de la investigación, que radica en la gratificación aso-ciada 
al uso de las redes sociales. Los resultados de los grupos 
focales orientaron la investigación hacia tres redes específicas: 
Facebook, MySpace y Twitter (se decidió desestimar LinkedIn 
debido a la baja aceptación y uso en el grupo estudiado). Se 
evaluaron 13 indicadores de gratificación, que fueron valorados 
Ecos de la Comunicación > 41
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
mediante afirmaciones del tipo “Para entretenerse y pasar el 
rato, cuán útil es…”, con una escala Lickert, cuyas opciones de 
respuesta iban desde muy útil hasta nada útil. Los encuestados 
respondieron los indicadores de gratificación para cada una 
de las redes sociales que usaban, pero al finalizar la entrevista 
se solicitaba al entrevistado que optara por una de ellas. Se 
incluyeron tres preguntas sociodemográficas: sexo, edad y 
educación. 
Se trabajó con una muestra intencionada de población, estrati-ficada 
por sexo de manera tal que ambos estuvieran representados 
de acuerdo a parámetros censales. Las unidades de análisis fueron 
jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años, alumnos de estableci-mientos 
privados. En algunos de los países que formaron parte de 
esta investigación, las encuestas fueron autoadministradas dentro 
del campus. En otros, los jóvenes fueron entrevistados fuera del 
ámbito de la universidad. 
Si bien la consigna fue que cada país encuestara a 250 jóvenes, 
algunos trabajaron con más y otros con menos casos; en México 
se completaron 270 casos; Uruguay, Colombia y Chile aportaron 
250 en cada uno; Argentina completó 249. En total se realizaron 
1.269 encuestas. Estados Unidos participó del proyecto original 
con 238 entrevistas realizadas a estudiantes latinos de la University 
of North Texas. Este segmento fue desestimado para el análisis que 
presentamos en razón de una diferente definición operacional del 
concepto de “latino”. En este trabajo definimos así a la población 
residente en países latinoamericanos y excluimos a aquellos que 
la categorización norteamericana define como latino (grupo étnico 
caracterizado por su origen hispanoparlante). Además, dado que 
en Estados Unidos las RSI como Facebook y Twitter han estado 
disponibles por más tiempo que en Latinoamérica, la frecuencia de 
uso, percepciones, actitudes y preferencias hacia las redes sociales 
no serían comparables, ya que la variación podría ser consecuencia 
del tiempo de exposición y familiarización con las RSI, y no nece-sariamente 
42 < Ecos de la Comunicación 
por la preferencia de uso. 
3. Primera etapa: análisis cualitativo 
3.1. Análisis de los resultados 
En la etapa de los grupos motivacionales, los investigadores 
pudieron percibir que, en términos generales, los participantes
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
–nativos digitales (de entre 18 y 25 años)– poseen información 
detallada sobre los fines y las aplicaciones de las diferentes 
RSI. Observaron, también, que es una población que se siente 
aislada social y laboralmente si no pertenece a alguna de las 
redes. Muchos de ellos sienten que el uso de las redes sociales 
les permite conectarse en cualquier momento con sus familiares, 
amigos y conocidos ubicados en cualquier lugar del mundo desde 
su PC, laptop o teléfono celular. Algunos también mencionan que 
es necesario pertenecer a una red social para establecerse como 
marca y autopromocionarse. 
Los participantes definen las redes sociales como páginas 
web donde pueden interactuar con amigos y conocidos, com-partir 
fotos, jugar, organizar fiestas, enviar y recibir mails, 
chatear, informarse sobre las fechas de cumpleaños de sus 
contactos, compartir música y videos, y, sobre todo, pasar el 
tiempo y entretenerse. Los jóvenes que participaron del estudio 
destacan que las redes sociales facilitan la interacción del grupo 
y ayudan a mantener contacto con sus amigos y a desarrollar 
vínculos de pertenencia que no se limitan a un lugar geográfico. 
Específicamente, declaran que las principales motivaciones para 
utilizar las RSI son: contactarse con otros, buscar información y 
entretenerse. 
En Argentina, los participantes hicieron énfasis en que las RSI 
reemplazaron métodos de comunicación tradicionales como las 
cartas, llamados telefónicos e incluso el mail para interactuar con 
sus amigos. Actualmente, prefieren utilizar redes sociales como 
Facebook, a causa de su inmediatez. 
La mayoría de los participantes de los diferentes países coin-cidieron 
en que se conectan a las RSI para contactarse con otras 
personas, debido a la satisfacción que obtienen al interactuar 
con familiares, amigos o simplemente conocidos. Expresan que 
a través de las RSI sienten que se mantienen el contacto perma-nente 
con las personas que conocen, aun cuando se encuentran 
a grandes distancias geográficas. A su vez, perciben las redes 
como una forma de comunicación completa, dado que les permite 
intercambiar mensajes, difundir contenidos multimedia, compartir 
información, fotos y videos. Sienten que se establece una comu-nicación 
espontánea, flexible e inmediata. Además, les resulta 
atractiva la posibilidad de difundir toda clase de información 
“gratuitamente”. 
Aunque, en su mayoría, los participantes prefieren conectarse 
con amigos, confiesan que muchas veces agregan a conocidos con 
Ecos de la Comunicación > 43
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
los que comparten amigos en común o personas que tienen intere-ses 
temáticos similares a los suyos. Al mismo, tiempo especifican 
que aunque llaman “amigos” a las personas de sus redes sociales, 
en muchos casos: 
Son vínculos que también pueden ser ficticios porque también hay 
muchas personas que tienen una cierta cantidad de gente que a lo 
mejor no sé si es un vínculo que se lleva a cabo de una manera directa 
o no, o es un conocido, o un conocido de conocidos, no sé hasta qué 
punto hay una relación directa o estrecha. 
Tanto en Argentina como en Uruguay, los participantes 
comentaron que con el paso del tiempo fueron modificando la 
construcción de los perfiles y la información que compartían. 
En un principio, era común la distribución de datos personales y 
privados. Luego, por temas de seguridad, fueron eliminando datos 
sensibles de sus perfiles como el número de teléfono y lugar de 
residencia (aunque en ocasiones siguen dejando su dirección de 
mail y contacto de MSN). En todos los países, los estudiantes 
declararon que consideran que las redes sociales deberían tener 
niveles de privacidad más elevados para proteger mejor sus datos 
y poder sentirse más seguros. Explican que: 
A veces es complicado porque uno escribe cosas para alguien y lo 
termina leyendo otro. A mí me pasó con una amiga que le escribieron 
algo de sexo y ¡lo terminaron leyendo los padres!. 
En algunos de los grupos, los participantes especificaron que 
en muchas oportunidades sienten que comparten más información 
de las que les gustaría. Una de las participantes contó su experien-cia 
de la siguiente manera: 
Yo me hice el Facebook estaba de novia. Cinco años estuve de novia 
y cuando terminé la relación no iba a seguir teniendo: “En una rela-ción 
con…”. Cuando lo cambié se enteró medio mundo. Estaba de 
vacaciones y cuando me meto en Facebook leo: “Ay, qué pasó” y no 
sé qué. Y yo no tenía ganas de hablar de eso. 
En relación con el tema de seguridad, tanto en Chile como en 
Uruguay muchos ven el tema de privacidad y sobreexposición 
como un problema porque no saben manejar los filtros de privaci-dad 
o no los usan, lo cual permite a “conocidos” y desconocidos 
tener acceso a sus fotos e información personal. Por otro lado, se 
44 < Ecos de la Comunicación
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
muestran preocupados cuando terceros publican fotos o informa-ción 
sobre ellos sin permiso o etiquetan fotos. Entienden que de 
esta forma, otorgan acceso a terceros a su vida privada, muchas 
veces, sin su consentimiento ni su conocimiento. También sienten 
preocupación por el peligro del robo de identidad. 
En el caso de Uruguay, los nativos digitales profundizaron aún 
más sobre este tema y expresaron su miedo a perder la privacidad 
como consecuencia del uso de las redes sociales. En ocasiones, 
confesaron haber subido información que luego sintieron que no 
deberían haber subido. Algunos de ellos se mostraron preocupa-dos, 
en especial, por la información que podría ser revisada por 
futuros empleadores y cómo esto podría llegar a afectarlos. En 
dicho país, algunos participantes, conscientes de los problemas ya 
mencionados, se autocensuran y elaboran la imagen que desean 
proyectar en las RSI, con el fin de resguardar su intimidad y 
seguridad personal. También mostraron principal preocupación 
con respecto a la cantidad de tiempo que emplean en las redes 
sociales: 
A mí me pasa a veces que decís tá, voy a estar sólo diez minutos 
porque después tengo que ir a no sé qué y entro y tá, no, estas fotos 
obvio que las voy a ver y empiezo, empiezo, y miro y digo “¡No, se 
me pasó una hora!” o “¡Perdí media hora cuando dije que iba a estar 
diez minutos!”, y tá todo lo que tenías que hacer se te movió. 
Tanto en México como en Colombia y Uruguay, expresaron 
incertidumbre por el manejo ético de los datos e información 
compartida a través de las RSI. A su vez, declararon que sienten 
que a veces el uso de las mismas puede convertirse en un “vicio” 
y hasta una “adicción”, y que a veces terminan postergando otras 
actividades por seguir utilizando las RSI. 
Al momento de tomar la decisión sobre qué información 
desean subir a la red social y cuál no, los nativos digitales eligen 
subir principalmente fotos, música y videos. Sin embargo, en el 
caso de Argentina, reconocen que actualmente ha disminuido la 
exposición y ya no arman tantos álbumes de fotos como en un 
principio. 
Los nativos digitales utilizan las redes sociales con dife-rentes 
objetivos: interactuar para generar vínculos laborales, 
acceder a información, conocer gente, obtener e intercambiar 
información sobre música y cine, entre otros. Para cada una de 
estas necesidades, los usuarios eligen diferentes redes sociales. 
Ecos de la Comunicación > 45
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
Los internautas conocen lo que cada RSI puede ofrecerles según 
su interés puntual: LinkedIn para temas laborales, Twitter para 
hacer negocios o promocionarse comercialmente, MySpace para 
satisfacer intereses artístico-musicales o para promocionarse 
como artistas, y Facebook para interactuar con sus amigos. En 
los diferentes países, los encuestados resaltaron la importancia 
de participar en redes sociales mencionando que “estás adentro, 
o estás afuera”. 
En términos de uso, confiesan que muchas veces se limitan a 
cambiar su foto de perfil y su status de cómo se sienten ese día. 
En Argentina, las mujeres afirman que modifican su foto del per-fil 
con más frecuencia que los hombres, principalmente por una 
cuestión estética, para “verse más lindas”. Por su parte, los hom-bres 
argentinos modifican la foto del perfil dándole más impor-tancia 
al contexto: para verse como personas divertidas, más que 
atractivas. Tanto en Argentina como en Chile y Uruguay, muchos 
participantes consideran que no mostrar imágenes personales 
disminuye el riesgo de seguridad, por lo que perciben a MySpace 
como una red más segura que Facebook. En los diferentes países, 
la mayoría declara que no ha modificado su información personal 
desde que se registró por primera vez. 
En el caso de Argentina, los jóvenes expresan que el fenómeno 
de las redes sociales on line ha llegado para quedarse y, aunque a 
futuro los nombres de las redes que utilizan actualmente puedan 
cambiar, el concepto permanecerá. Por su parte, en Chile, los estu-diantes 
disienten y declaran que lo consideran una moda pasajera. 
En México, en cambio, se muestran más positivos y declaran que 
las RSI están mejorando constantemente y que seguirán evolucio-nando 
para continuar motivando la interacción social en el futuro. 
A su vez, en Chile, los participantes también especifican que, en 
términos generales, utilizan las redes sociales con fines recreati-vos, 
“cuando no tienen nada que hacer”, aunque confiesan que a 
veces su uso es excesivo y comienzan a obsesionarse “mirando la 
vida de otros”. 
3.2. Facebook 
A pesar de que los participantes conocen las diferentes redes 
sociales, los objetivos y los usos de cada una de ellas y las han 
probado en alguna oportunidad, la mayoría elige Facebook como 
su red social predilecta. Facebook es la red más utilizada, por 
46 < Ecos de la Comunicación
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
su capacidad de interactuar con amigos y conocidos, y compar-tir 
fotos e información. Los usuarios preguntados dicen que los 
ayuda a expandir su círculo de amigos, retomar vínculos perdidos, 
mantener contacto con gente que vive en el exterior y les permite 
“no perderse de nada”. 
Facebook me ha hecho no solo estar conectado sino tener un sentido 
de pertenencia muchas veces con gente que está lejísimo. Gente con 
la que de otra manera posiblemente no hablaría o no sabría qué es de 
sus vidas, no sé. Tengo gente que vive muy lejos, en otros lados del 
mundo y con la que verdaderamente tengo un cariño y me gusta saber 
qué hacen de sus vidas y capaz que no los engancho por diferencia de 
horario o qué. Y en Facebook pueden subir una foto de sus vacaciones 
o… ponemos comentarios. Es casi como que seguís teniendo un trato. 
La perciben como una red social práctica, que sirve de agenda 
para eventos y cumpleaños, y además les permite organizar sus 
propios compromisos sociales. Por otro lado, consideran que a 
veces puede resultar impersonal, ya que muchos no son verda-deros 
“amigos”, y creen existe una sobreexposición de temas 
personales y emocionales. Esta preferencia por Facebook está 
relacionada con su facilidad de uso y su popularidad, dado que 
allí se encuentran sus amigos. Este resultado concuerda con lo 
demostrado en otros estudios, como el de Hammerbacher, que 
indican que las personas tienden a mostrarse más activos en redes 
más densas, es decir, donde encuentran una alta concentración de 
amigos y personas conocidas (Law, 2008). 
En general, muchos participantes utilizan Facebook para 
sociabilizar con sus amigos, mientras que otros también incluyen 
a compañeros de trabajo y jefes. No obstante, en Argentina espe-cificaron 
que en su mayoría se sienten incómodos con la partici-pación 
de miembros de su entorno laboral en el Facebook, pero 
no saben cómo comunicarles a sus jefes y compañeros de trabajo 
que no quieren sumarlos a su “red de amigos”. En ocasiones, esto 
los llevó a eliminar fotos, videos y comenzar a editar sus perfiles. 
Aunque los nativos digitales rechazan la incorporación de adultos 
en la red social, estos se van incorporando con gran velocidad 
porque, al igual que los jóvenes, si no son miembros de las redes 
sociales, son considerados unos “desactualizados”. 
En muchos casos, Facebook se ha convertido en la alterna-tiva 
del MSN de Microsoft, aunque no ha logrado desplazarlo 
por completo, a pesar de su gran penetración en la comunidad 
joven. Los participantes reconocen que una de las limitaciones de 
Ecos de la Comunicación > 47
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
Facebook es el diseño de la página de chat. Además, el MSN dis-pone 
de algunas aplicaciones como la capacidad de intercambio 
de archivos y la videoconferencia, que convierten también en una 
herramienta de intercambio de información académica. 
En el caso de Chile, además de ver a Facebook como una “red 
de amigos”, también perciben su valor comercial y la ven como 
una herramienta corporativa para mostrar y adquirir diferentes 
productos y servicios. En el caso de Argentina, solo identificaron 
el aspecto negativo de Facebook en relación con ese tema y se 
muestran molestos de que algunas empresas genere radiografías 
de sus perfiles y utilizen la red social para alcanzar a su público 
objetivo con promociones y publicidad. 
Al momento de evaluar las aplicaciones que utilizan, en su 
mayoría, los participantes expresan que les cuesta diferenciar los 
contenidos del sitio del contenido externo. Dicen que con frecuen-cia 
realizan encuestas, utilizan aplicaciones y juegos sin saber que 
no son parte de Facebook. En el caso de Chile, las mujeres comen-taron 
que utilizan Facebook para ver y comprar ropa y accesorios. 
3.3. LinkedIn 
Con respecto a LinkedIn, los nativos digitales perciben que 
esta red social ayuda a incrementar la visibilidad de sus inte-grantes 
dentro del mundo profesional y consideran que aquellos 
que no pertenecen a esta red pierden posibilidades de inserción 
laboral. No obstante, la gran mayoría de los participantes de los 
diferentes perfiles no posee un perfil en esta RSI. 
Los participantes de los grupos motivacionales la valoran 
como una buena herramienta para relacionarse por temas labora-les, 
pero reconocen que no es útil si no se posee un trabajo fijo y 
full time, por ejemplo. Reconocen que las empresas multinaciona-les 
ingresan a esta red para buscar candidatos, aunque la perciben 
como una red social estructurada que carece de información. 
3.4. MySpace 
MySpace también es una RSI poco utilizada entre los parti-cipantes. 
Los pocos usuarios son principalmente varones intere-sados 
en buscar música, obtener información sobre músicos y 
grupos, darse a conocer como músicos y mostrar “demos” de sus 
48 < Ecos de la Comunicación
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 
canciones. Los que se han incorporado a la comunidad sostienen 
que la misma tiene una elevada demanda de datos para la cons-trucción 
de su perfil, que va desde hábitos de vida hasta preferen-cias 
culturales, lo que en ocasiones puede disuadir a las personas 
de inscribirse en esta RSI. Los usuarios la defienden, destacan que 
MySpace ofrece un lugar especial para músicos y artistas en gene-ral, 
y la perciben como una red social que permite mayor persona-lización 
con respecto al look and feel de página, aunque critican 
su calidad de audio. Algunos pocos reconocen que la utilizan de 
vez en cuando para ver videos que no encuentran en otros lugares. 
En el caso de Uruguay, los usuarios consideran que es una 
RSI útil para difundir su trabajo, darse a conocer y conseguir 
posibles contratos. Además, los ayuda a conocer otras personas 
con los mismos intereses musicales. Contrariamente, en Colombia 
los participantes la critican al percibirla como una interfaz des-ordenada, 
con fondos de pantalla complicados y limitaciones 
para la publicación de textos y mensajería. En México resaltan 
que muchos de ellos utilizaron MySpace activamente durante la 
secundaria, pero que dejaron de hacerlo una vez que ingresaron a 
la facultad. 
Ecos de la Comunicación > 49 
3.5. Twitter 
Twitter se caracteriza por ser un espacio de carácter descripti-vo 
de emociones, actividades cotidianas y foros de debates sobre 
temas puntuales como política y negocios, en el cual los partici-pantes 
no necesariamente deben conocerse. Es una red social poco 
utilizada por la mayoría de los participantes. 
En Argentina, los participantes la perciben como una red 
social con fines comerciales. Consideran que las personas que 
actualizan Twitter varias veces al día con banalidades como 
“fui a almorzar” no aportan valor a la web, mientras que los 
que lo hacen con contenido ofrecen información interesante e 
influencian, generan debate y ayudan a que otros usuarios pue-dan 
llegar a lugares de interés. Sin embargo, algunos consideran 
que incorporarse a Twitter es complicado, por lo que perdieron 
interés. Ciertos participantes decidieron no incorporarse por falta 
de un instructivo para manejarse en esa red social, mientras que 
otros decidieron dejar Twitter porque no les gustó la dinámica o 
no supieron adaptarse a ella. Además, pocos de sus amigos eran 
miembros de esta red social, por lo que, si no están sus amigos,
Lidia de la Torre - Laura Vaillard 
prefieren utilizar otras RSI. Los nativos digitales argentinos perci-ben 
que Twitter no es una red social como Facebook y consideran 
que no genera sensación de pertenencia, que es una comunidad 
solitaria y que los integrantes no necesariamente deben conocerse. 
No la perciben como una RSI para hacer amigos o interactuar con 
ellos, sino más bien para informarse sobre un rubro o un tema en 
particular y relacionarte con personas interesadas en ellos. 
En Uruguay, los participantes resaltaron que una de las venta-jas 
de Twitter es que les permite seguir a gente importante, famo-sos 
y personas a las que admiran que no aceptarían una invitación 
en Facebook. También la perciben como una RSI más seria. No 
obstante, critican la limitación de palabras para expresarse y los 
pocos datos que ofrece de sus usuarios. 
En el caso de México, los estudiantes destacan que es un 
medio rápido que les permite informarse sobre asuntos de interés 
inmediatamente, escuchar opiniones de diferentes personas sobre 
un tema determinado, conocer diferentes puntos de vista, estudiar 
y seguir temas de interés. 
En Colombia, aunque muy pocos la utilizan, destacan la ven-taja 
de recibir información de diferentes medios en tiempo real. 
3.6. Las redes sociales y el consumo de otros medios 
Con respecto al impacto de las RSI en el consumo de medios 
tradicionales, las tendencias varían en los diferentes países obser-vados. 
En el caso de Argentina, los participantes expresan que la 
irrupción de las redes sociales no ha modificado el consumo de 
otros medios como televisión, radio o diarios, sino que ha logra-do 
modificar el soporte mediante el cual accede a los mismos. 
Expresan que siguen leyendo los diarios y escuchando música 
pero ya no utilizan el formato papel y la radio tradicional, sino 
que acceden a sus contenidos a través de la computadora, debido 
a la inmediatez que ofrece este soporte. El único soporte que aún 
sobrevive en su forma tradicional, por los avances tecnológicos 
que ha tenido, es la televisión, aunque los participantes acceden 
cada vez con más frecuencia a los contenidos de televisión a tra-vés 
de sus computadoras. 
En el caso de Uruguay, un grupo declaró que las redes sociales 
modificaron el consumo de otros medios, pues los participantes 
del mismo se involucraron más activamente con programas que se 
difunden en medios tradicionales y que además tienen un espacio 
50 < Ecos de la Comunicación
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  • 2.
  • 3. ECOS de la comunicación Año 5 – Número 5 – 2012 Revista Académica del Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica Argentina
  • 4. Ecos de la Comunicación Año 5 - Número 5 - 2012 ISSN 1852-0464 Revista Académica del Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica Argentina EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA Fundación Universidad Católica Argentina A. M. de Justo 1400 • P.B., Contrafrente • (C1107aaz) Tel./Fax 4349-0200 • educa@uca.edu.ar Buenos Aires, mes de 2012 Los artículos y reseñas son exclusiva responsabilidad de sus autores. Los artículos publicados en Ecos de la Comunicación son indizados por EBSCO. Suscripciones y correspondencias: Ecos de la Comunicación, Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad, Alicia Moreau de Justo 1500 (C1107AFD), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: (5411) 4349-0410/4338-0710. E-mail: ecos@uca.edu.ar ISSN: 1852-0464 Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723 Printed in Argentina - Impreso en la Argentina
  • 5. Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación Decano: Dr. Enrique Aguilar Secretario Académico: Dr. Roberto Aras Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad - ICOS Directora: Dra. María Teresa Baquerín de Riccitelli Coordinadora Académica: Lic. Paula Marzulli Directores de Carrera Licenciatura en Comunicación Periodística: Mg. Jorge Liotti Licenciatura en Comunicación Publicitaria e Institucional: Lic. Gabriel Curi Maestría en Comunicación Audiovisual: Mg. Juan Chiesa Ecos de la Comunicación > 5
  • 6.
  • 7. Directora Alicia Pereson Editor académico Hernán Pajoni Comité editorial María Teresa Baquerín de Riccitelli Lidia de la Torre Federico Rey Lennon Martín Becerra Silvia Pellegrini Ripamonti Ezequiel Obiglio Comité académico José Luis Dader - Universidad Complutense de Madrid Alfredo Alfonso - Universidad Nacional de Quilmes Marcial Murciano Martínez - Universidad Autónoma de Barcelona Arturo Merayo - Universidad Católica San Antonio de Murcia Michael Morgan - University of Massachusetts Amherst Daniel Alberto Sinopoli - Universidad Argentina de la Empresa Adriano Fabris - Universidad de Pisa Armando Fumagalli - Universidad Católica del Sacro Cuore Carlos Vallina - Universidad Nacional de La Plata Maxwell Mc Combs - The University of Texas at Austin Guillermo Mastrini - Universidad de Buenos Aires Julián Pindado - Universidad de Málaga Eduardo Vizer - Universidad Católica de Rio Grande do Soul Sergio Godoy Etcheverry - Pontificia Universidad Católica de Chile Organismo responsable de la publicación ICOS Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad de la Universidad Católica Argentina Alicia M. de Justo 1500 PB Nota: Todos los artículos presentados se someten a un proceso de eva-luación a través de un arbitraje externo que establece la pertinencia o no de su publicación. Los evaluadores de Ecos de la Comunicación son docentes e investigadores de universidades latinoamericanas, europeas y de los Estados Unidos. Ecos de la Comunicación > 7 Instituto de Comunicación Social Periodismo y Publicidad
  • 8.
  • 9. ÍNDICE Artículos 1. De las relaciones entre la estructura de las emociones, los dis-cursos mediáticos y la denominada “inseguridad”. Un análisis posible del tratamiento mediático del “Caso Candela” 13 Evangelina Caravaca Nicolás Cardone 2. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 37 Lidia de la Torre Laura Vaillard 3. “Justicia para Santiago”. Un estudio sobre la criminalización de jóvenes en noticieros de televisión 67 Mariana Fernández 4. La prudencia en la inmediatez del acto informativo 95 Tomás R. Atarama Rojas 5. La imagen de los candidatos presidenciales en la agenda de los medios 113 Norma Lozano Ecos de la Comunicación > 9
  • 10.
  • 11. Ecos de la Comunicación > 11 ARTÍCULOS
  • 12.
  • 13. De las relaciones entre la estructura de las emociones, los discursos mediáticos y la denominada “inseguridad”. Un análisis posible del tratamiento mediático del “Caso Candela” Ecos de la Comunicación > 13 Evangelina Caravaca* Nicolás Cardone** Recibido: 31/5/2012 Aprobado: 6/8/2012 Resumen Este artículo se propone problematizar el tratamiento mediá-tico del denominado “Caso Candela”, situando este en el marco de una construcción social del miedo y la inseguridad. A través de una mirada que privilegie una estructura social de las emociones y percepciones, procuramos analizar y describir los resortes afec-tivos que, desde diferentes lugares y posicionamientos, brindan sostén a este tratamiento mediático. Consideramos necesario explicitar que este trabajo no apun-ta a discutir éticamente el rol de los medios en estos procesos. Buscaremos comprender y analizar la incidencia y el impacto del tratamiento mediático en cuestión en la estructura social de emociones y percepciones. Nos proponemos, a su vez, desarrollar cómo este tratamiento se apoya en una particular configuración de las estructuras de las emociones y, al mismo tiempo, es parte constitutiva de su funcionamiento. Abstract This article proposes to problematize the media treatment of the so called “Case Candela”, placing it in the context of a social construction of fear and insecurity. Through a look that emphasi-zes social structure of emotions and perceptions, we analyze and describe the emotional pillars, which from different places and positions, provide support for this media treatment. We consider necessary to explain that this work does not aim to discuss ethically the role of the media in these processes. We * Licenciada en Sociología (UBA). Diploma superior en estu-dios latinoamericanos. Doctoranda en Ciencias Sociales. Becaria doc-toral del CONICET. Docente del Seminario de Antropología Urbana de la Maestría en Antropología Social de FLACSO. ** Licenciado en Sociología (UBA). Doctorando en Ciencias Sociales (UBA). Becario doctoral del CONICET. Docente de la materia Sociología del CBC de la UBA y de la mate-ria Lenguaje, Deseo, Cultura. Teorías Sociales Estructuralistas y Post-estructuralistas de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Palabras clave: inseguridad, insecurity , estructura de las emo-ciones. Key words: structure of emotions, medios gráficos de comunicación masiva, graphic media.
  • 14. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone will seek to understand and analyze the incidence and impact of the media treatment in the social structure of emotions and perceptions. We propose, in turn, develop how this treatment is based on a particular configuration of the structures of the emo-tions, and in turn, is a constituent part of its operation. 1. Introducción El nombre de Candela Rodríguez aparece en la agenda periodística desde finales de agosto de 2011. Su desaparición, secuestro, muerte y el universo de su intimidad han sido objeto de indagación y juicio, y construcción como noticia. Pronto se cumplirá un año de los sucesos que la instalan como novedad periodística. ¿Por qué volver a este caso? ¿Qué nos permite pen-sar? Y, en referencia a nuestro tema de interés particular, ¿qué es lo que tiene de distintivo y relevante para pensar las estructuras de las emociones? En repuesta a la pregunta, consideramos que un aspecto relevante de este caso es que permite dar cuenta de los modos en que trabaja este tratamiento mediático sobre las estructura de las emociones. Ahora bien, ese trabajar sobre implica un doble movimiento. Por un lado, los discursos mediáticos trabajan sobre porque se apoyan en la estructura de las emociones. Por otro, y simultáneamente, porque forman parte de su construcción y sostenimiento en el tiempo, el cual, a su vez, nunca implica estabilidad constitutiva. Para comenzar a analizar la relación entre la estructura de las emociones, los discursos mediáticos y la denominada “inseguridad”, consideramos pertinente explicitar nuestro posicionamiento dentro del vasto campo de discusiones teó-ricas que giran en torno a la problematización de estos tres ejes interrelacionados. Postulamos que, entre los ejes mencio-nados, existen múltiples líneas de contacto que hacen de los fenómenos analizados un todo donde los procesos emocio-nales, los discursos mediáticos y la inseguridad se implican mutuamente. De todas formas, consideramos pertinente desa-rrollar los aportes que, en cada campo, nos habilitan a pensar su interrelación. 14 < Ecos de la Comunicación
  • 15. De las relaciones entre la estructura de las emociones... Ecos de la Comunicación > 15 2. Desarrollo de los ejes del trabajo 2.1. Estructura de las emociones Para comenzar, podemos afirmar que las estructuras de las emociones no existen independientemente de su puesta en prác-tica en la conformación de cuerpos y de su reactualización en prácticas subjetivas. Es decir, las estructuras de las emociones no existen en sí mismas, sino que son resultado de diversos proce-sos que concurren a la conformación de una sensibilidad social, la que, a su vez, “propone” formas perceptivas y emotivas. La conformación y funcionamiento de esa estructura se relaciona, entonces, directamente con los procesos de regulación de las sen-saciones. Estas, siguiendo a Adrián Scribano, “consisten en pro-cesos de selección, clasificación y elaboración de las percepciones socialmente determinadas y distribuidas. La regulación implica la tensión entre sentidos, percepción y sentimiento, que organiza las especiales maneras de ‘apreciarse-en-el-mundo’ que las clases y los sujetos poseen” (Scribano, 2009: 94). De esta manera, afir-mamos tanto la dimensión productiva de cuerpos que tienen las estructuras de las emociones, como la dimensión reproductiva de estas estructuras que tienen los dispositivos de regulación de las emociones. Estos dispositivos participan de la organización de las maneras de apreciarse-en-el-mundo y se “hacen cuerpo en forma de imperativos mentales” (Scribano, 2009: 90), seleccionando, clasificando y elaborando percepciones. Por lo tanto, los procesos de construcción de cuerpos a tra-vés de la estructuración de su sensibilidad, sus posibilidades de cognición y sus marcos perceptivos pueden ser pensados como una colonización. No solo se colonizan ciudades sino que, si seguimos a Scribano y Cervio, quienes afirman que “colonizar es habitar el tiempo-espacio de otro” (Scribano y Cervio, 2010: 14), nos permitimos postular que la constitución de cuerpos puede ser pensada, en parte, como el habitar en los mismos de mecanismos tanto ajenos como invasivos de regulación de las percepciones, de las cogniciones y de las emociones. Así, la denominada “estructura libidinal del capital” (Scribano y Cervio, 2010: 14) se manifiesta en nuestro objeto de indagación en la conformación de una segregación fantasmática de ciertos cuerpos y conductas que derivan de un trazado de fronteras, es decir, del establecimiento activo de una geometría de los cuerpos (Scribano y Cervio, 2010). Esos bordes funcionan estableciendo mojones de visibilidad que
  • 16. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone se corporizan y disponen un sistema de percepciones predispues-tas que automáticamente reactualizan la racialización (Scribano, 2011). Los procesos mencionados conforman lo que Scribano y Cervio entienden por “rostrocidad de clase”, concepto que hace alusión a la reactualización de la segregación en forma de dene-gación social, que marca la totalidad del sujeto estigmatizado, el cual es visto solo a través de la característica que lo marca (Espoz, Michelazzo y Sorribas, 2010). De este modo, se refuer-zan los bordes o murallas entre grupos sociales (Seveso Zanin y Vergara Mattar, 2012). Por otro lado, retomamos los aportes de Gabriel Kessler (2009), quien postula que no puede separarse la estructura de las emociones del entramado de representaciones sociales. Lo que afirmaremos junto al autor es que el denominado “miedo al crimen”, acompañado de un conjunto complejo y diverso de emociones sociales, conforma una estructura o base emocional colectiva en la cual anclan ciertas representaciones que, debido a tal anclaje, cobran relevancia y visibilidad en el espacio público. Así, las emociones no son solo la reacción frente a un estímulo, sino también constitutivas del entramado cognitivo (Kessler, 2009). Es por esto que el mismo debe ser entendido también como un entramado emocional. En el presente trabajo, postulamos que los discursos mediá-ticos seleccionados constituyen una parte de los dispositivos de regulación de las sensaciones y concurren en la conformación de la estructura de las emociones. 2.2. Mapa de ruta: una breve periodización de la política de los cuerpos En su artículo “Una periodización intempestiva de las polí-ticas de los cuerpos y las emociones en la Argentina reciente”, Scribano (2009) recupera la noción de política de los cuerpos para pensar las sensibilidades dominantes en las décadas de 1980, 1990 y 2000. ¿Por qué pensar dicho concepto en relación con nuestra pregunta de investigación? Si entendemos los cuerpos como fragmentos sociales, que se vuelven fragmentos-sujetos de intervención, la política de los cuerpos, en tanto estrategias que una sociedad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social de los individuos, es un elemento central de la estructuración del poder (Scribano, 2008). 16 < Ecos de la Comunicación
  • 17. De las relaciones entre la estructura de las emociones... En el período de los años ochenta, Scribano sitúa una política de los cuerpos que clasifica sucintamente como recuperados-marcados y refugiados-accionados. El autor sostiene que el período se caracteriza por una suerte de ruptura del patrón autovi-gilante impuesto por la dictadura. Ante la pregunta ¿qué son estos cuerpos recuperados?, afirma que son cuerpos que advienen a lo público mostrando las marcas de la violencia en un sentido triple: 1) de la represión institucional estatal, 2) del autopatrullamiento y 3) el microencerramiento en la estructura privada (Scribano, 2009). Por otro lado, la definición de cuerpos desordenados el autor la sitúa en el marco del debilitamiento del orgullo nacional. Este debilitamiento se relaciona, para Scribano, con la derrota de Malvinas, que consolida un estado de des-organización de la representación dominante de “Argentina potencia” (Scribano, 2009). Asimismo, la noción de cuerpo refugiado es entendida en tanto este adviene a los espacios públicos, para encontrar en el Estado el refugio que había perdido. En tanto, cuerpo acciona-do hace alusión en su texto a las experiencias que comienzan a construir los tejidos sociales de aquellas antiguas coordinadoras de cooperativas, villas, entre tantos otros (Scribano, 2009). El período de los años noventa es caracterizado por Scribano como una revolución de la desigualdad, la cual se inicia con la última dictadura militar, se efectiviza entonces y se consolida en la década del 2000. Así, Scribano caracteriza la política de los cuerpos de los años noventa a través de dos rasgos que considera centrales: cuerpos privatizados y cuerpos peleando (Scribano, 2009). El autor sostiene: “Estos cuerpos caídos son los cuerpos que desconectados nuevamente del refugio (otrora el Estado), pelean por ser visibilizados” (Scribano, 2009: 8). Así, lo que Scribano considera desconexión de estos cuerpos se articula con la flexibilización de los mismos en un estado de precariedad (Scribano, 2009). Entiende así que, si el período de los años ochenta puede ser caracterizado como la década de los Derechos Humanos, los años noventa serán, entonces, los años de la dispo-nibilidad individual del cuerpo y del cuerpo individual, en tanto la flexibilización y la precariedad lo que devuelven es, en todo caso, un cuerpo asilado (Scribano, 2009). De este modo, los años ochenta son entendidos por el autor como un período caracterizado por las tensiones y mutuas influencias entre cuerpos recuperados-marcados y refugiados-accionados. Los años noventa por otra parte, escenifican una tensión de la política de los cuerpos que puede ser entendida Ecos de la Comunicación > 17
  • 18. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone como desconectados-invisibilizados y flexibles-precarizados. Entonces, ¿qué atributos y/o tensiones moviliza y son moviliza-dos en la década del 2000 para pensar las políticas de los cuerpos y las sensibilidades sociales? En términos generales, Scribano escenifica la política de los cuerpos para la década del 2000 en la compleja tensión entre cuer-pos sensibilizados-tensionados y cuerpos crispados-anestesiados. Uno de los puntos centrales de esta política de los cuerpos, que abona nuestra mirada y pregunta de investigación, es la relevancia de la problemática de la inseguridad como factor dador de sentido del período. Así, ella deviene problemática de la vida cotidiana, y nutre y dinamiza la política de los cuerpos. Delimita claramente territorios y actores seguros e inseguros, delimita un nosotros inclusivo y un otro amenazante. En este sentido, Scribano sostie-ne: “El otro ya no es un convidado de piedra institucional, ya no tiene que seguir soportando el castigo, sino que se transforma en amenaza. Y la lógica de la amenaza es una lógica no del refugio en la privatización, sino de la salida en la agresión. Por eso habla-mos de un cuerpo crispado, pero que por otro lado se encuentra anestesiado frente a la situación” (Scribano, 2009: 15). En el artículo “Sensaciones, conflictos y cuerpo en Argentina después de 2001”, el autor retoma la pregunta sobre los mecanismos de soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las emo-ciones, y nos brinda otras herramientas para pensar el período. Si diciembre de 2001 significó para el autor un aumento de la contienda pública sobre las políticas de los cuerpos, esto no puede entenderse por separado de los nodos conflictivos de la etapa en cuestión: allí asoman las problemáticas de pobreza, hambre, des-ocupación 18 < Ecos de la Comunicación y dolor social que marcan profundamente el período pos 2001 (Scribano, 2008). Por otro lado, abonamos la noción que supone que los agentes sociales conocen el mundo a través de sus cuerpos, “donde un entramado de impresiones con-figuran las sensaciones que los agentes ‘hacen’ de aquello que puede designarse como mundo interno y externo, mundo social y mundo subjetivo” (Scribano, 2008: 220). De esta forma, el autor entiende que de la tensión dialéctica entre las impresiones, percepciones y sensaciones se estructura la impotencia frente a lo que está dado, “en tanto excedente efectual de las naturalizaciones del miedo y la mentira” (Scribano, 2008: 220). En una misma línea argumental, entiende que el miedo se presenta como un complemento econó-mico de la estructura fantasmal de la opacidad de la amenaza y la culpa (Scribano, 2008).
  • 19. De las relaciones entre la estructura de las emociones... En relación con este último punto, entendemos que las emociones –particularmente, el miedo– encontrarán una base argumentativa en un relato social más amplio de peligrosidad y amenaza que, como mencionamos anteriormente, refuer-za al mismo tiempo la estructura emocional (Kessler, 2009). Respecto de la misma, es pertinente traer a colación los apor-tes de Scribano referidos a las fantasías y fantasmas sociales. “Unas son el reverso de los otros, y ambos hacen referencia a la denegación sistemática de los conflictos sociales. Mientras las fantasías ocluyen el conflicto, invierten (y consagran) el lugar de lo particular como un universal, e imposibilitan la inclusión del sujeto en los terrenos fantaseados; los fantasmas repiten la pérdida conflictual, recuerdan el peso de la derrota, desvalorizan la posibilidad de la contra-acción ante la pérdida y el fracaso” (Scribano, 2008: 90). Si seguimos este planteo, entendemos que el reverso del fantasma de la inseguridad revela una fantasía de un orden imaginado como posible de plena seguridad y armonía social. Sostenemos así que tanto las fantasías sociales como los fantasmas sociales constituyen también lo que el autor denomina “dispositivos de regulación de las emociones”. Conforman así la base imaginaria en la que se apoyan los procesos de selec-ción, clasificación y elaboración de las percepciones sociales Ecos de la Comunicación > 19 (Scribano, 2008). Por otro lado, resultan pertinentes para el análisis los aportes que la antropóloga Rossana Regillo desarrolla en su artículo “Los miedos: sus laberintos, sus monstruos, sus conjuros. Una lectura socioantropológica”. La autora nos invita a pensar cómo los miedos conforman los límites territoriales, es decir, cómo se conforman ideas de territorios seguros o inseguros, constituyendo zonas de riesgo cero (representación que muestra el imaginario) y zonas de alto riesgo, en general, aquellas habitadas por los sectores populares. Reguillo sostiene que el miedo es un lugar para pensar la articulación entre lo individual y lo social, entre lo subjetivo y lo objetivo, y entiende que los miedos son individual-mente experimentados, socialmente construidos y culturalmente compartidos (Reguillo, 2006: 51). Ahora bien, ¿quién/es forma/n, consolida/n y dinamiza/n estas representaciones sobre el miedo, sobre lo que se constru-ye como peligroso, seguro, deseable o indeseable? Reguillo le otorga una importancia central en este orden social –pero, clara-mente, no única– a los medios de comunicación masivos, como reproductores y canalizadores de ciertas figuras que –según men-
  • 20. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone cionamos anteriormente, cuando hacíamos alusión a la rostroci-dad de clase– son asociadas al miedo y al crimen. Pero advierte que estos medios no trabajan en un vacío social. Por el contrario, se afianzan y nutren en imaginarios sociales dinámicos, que son, al mismo tiempo, constitutivos y constituyentes del orden social. Entonces, podemos pensar que la trama de poderes se ve en cómo y quién define los espacios como seguros o peligrosos. Esta es la pregunta por el poder pero también por la trama de relaciones sociales. Entendemos así que la interrogación por el miedo los es por el modelo socioeconómico, político, cultural y emocional que nos hemos dado; es la pregunta por los efectos en el cuerpo individual y social de la exclusión, del desdibuja-miento de las instituciones (Reguillo, 2006). 2.3. Construcción mediática de la realidad Al retomar los aportes de Sigal y Verón (2004), podemos afirmar que nos encontramos frente a una sociedad mediatizada, donde los medios son uno de los soportes y productores de dis-cursos más importantes y potentes. Esto resalta la relevancia del lugar de enunciador legítimo que ciertos medios ocupan, que, por su capacidad simbólica de producir objetos sociales y su capa-cidad política de configurar una agenda, los erige como actores principales de la lucha por el sentido y por el discurso, como productores y reproductores del ordenamiento social. De esta manera, se consolida como uno de los dispositivos de regulación de las emociones y las percepciones. Por otro lado, no toda información ni todo enunciador tienen acceso al discurso mediático. El acceso preferente al mismo y el control sobre sus parámetros son una forma de representación del poder social, el cual permite el ejercicio del control del discurso público mediante una sesgada selección temática y una construc-ción de la noticia igualmente parcial (Van Dijk, 1997). Es en este sentido que consideramos que la noticia como discurso concurre a la construcción del orden social al ser productora y propagadora importante, ya que un sector mayoritario se informa a partir de ellos o se hace eco, de algún modo, de sus noticias de configura-ciones simbólicas y marcos de interpretación de la realidad que no pueden ser escindidos de dicho orden (Van Dijk, 1990). La noticia y, en particular, la que trata sobre el crimen cons-truyen una realidad discursiva que, bajo el formato noticia perio- 20 < Ecos de la Comunicación
  • 21. De las relaciones entre la estructura de las emociones... 1 Aquí nos acerca-mos a la definición de control social que nos da Melossi, ya que los medios le proveen “al individuo ciertos con-tenidos simbólicos que encierran, implícita o explícitamente, reco-mendaciones para la acción” (Melossi, 1992). dística, pregnará fuertemente, ya que su enunciador está investido simbólicamente de legitimidad para que su selección, su inter-pretación y su reelaboración simbólica de lo ocurrido no sean consideradas como tales y sean vistas como información “impar-cial y objetiva” (Van Dijk, 1990). Se oculta así que la noticia no es espejo del ser (Baudrillard, 1987), que ordena una visión de mundo correspondiente a una clase o grupo social, que estructura una particular configuración de las sensibilidades sociales y que “incluye creencias formales y concientes, pero también actitudes, hábitos y sentimientos menos concientes, y formulados, e inclu-so propuestos, comportamientos y compromisos inconscientes” Ecos de la Comunicación > 21 (Williams, 1982: 25).1 Esta legitimidad le otorga autorización social a la construc-ción simbólica mediática. Así, la noticia sobre el crimen cons-truye mundos de sentido que se interpretan en el contexto de las sensibilidades actuales, signado por diversas situaciones que generan inseguridad, y desplazan de las conversaciones sociales y de los números de los sondeos de opinión los temas políticos más profundos (Martini, 2004). De este modo, y signados por los criterios de noticiabilidad (Martini, 2000) al hacer visible un problema y no otros, y reela-borarlo simbólicamente en una construcción discursiva-ficcional particular (Vilker, 2006), lo que en los medios se produce es una tematización sesgada. Una visibilidad o una agenda que tiene un efecto hiperrealista (Baudrillard, 1987), al proporcionar al lector los marcos interpretativos para lo ocurrido y, como substrato de ello, una visión particular e igualmente sesgada de mundo (Martini, 2004). 2.4. Construcción de la inseguridad Por un lado, entendemos que del universo de los delitos de los que “se tiene noticia” en un conjunto social determinado, los medios masivos de comunicación seleccionan y jerarquizan ciertos hechos y no otros, y realizan, en términos discursi-vos, un movimiento análogo al que hace el sistema penal en términos materiales. Este movimiento es llamado por Sergio Tonkonoff (2007c) “criminalización”. El autor entiende que “criminalizar es expulsar de la comunidad a quienes ya han sido excluidos materialmente de la sociedad” (Tonkonoff, 2007c: 8).
  • 22. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone En relación con lo expuesto anteriormente, entendemos que este proceso implica la retirada de ciertos delitos del campo de la visibilidad masiva (por ejemplo, los delitos económicos o contra el medioambiente) y visibilización altamente estigmatizante de otros: los microdelitos. Esta operación tiene lugar a través de A) la transformación de estos micro-delitos en noticias centrales y su inclusión en la categoría de “inseguridad”, B) la reducción de esta categoría a las situaciones conflictivas producidas por estos microdelitos, y C) la construcción de la figura del (micro)delin-cuente como una alteridad radical, responsable principal, cuando no único, de esas situaciones y, por lo tanto, de la inseguridad en general. Cabe señalar que, de este modo, no solo se invisibilizan discursivamente las acciones delictivas de individuos y grupos política, social y/o económicamente influyentes (los que tienen estructuralmente a su alcance la posibilidad de cometer delitos financieros, impositivos, de contaminación o depredación de recursos naturales); sino que también se produce un movimiento que tal vez tenga un alcance mayor que el anterior. Entendemos que, desde el punto de vista de la intervención mediática en la pugna por la construcción social de la realidad, se excluyen del campo semántico designado por el significante “inseguridad” las acciones económicas, sociales y políticas que, aun revistiendo un carácter legal, incluso legítimo, podrían verse como productivas de vulnerabilidad y riesgo para distintos sectores sociales o para la sociedad en general. Dentro de la categoría de “inseguridad” pueden ser incluidas todas aquellas contingencias de las cuales los individuos no están plenamente protegidos. De todas formas, al analizar el discurso mediático dominante en nuestro país, podemos afirmar que se verifica en los últimos años un proceso de reducción de dicha categoría a la amenaza específica de un particular tipo de ilícito: el microdelito (Daroqui, 2003, 2004; Kessler, 2006; Tonkonoff, 2007a). En este sentido, y tomando los aportes de quienes se espe-cializan en el estudio del control social, afirmamos que la delincuencia involucra un conjunto de relaciones sociales que dependen del orden social, el cual en primera instancia los define y luego reacciona contra ellos. Pero esta reacción está mediada por la política penal, la cual expresa toda una economía de los castigos que gestiona diferencialmente los ilegalismos (Foucault, 2006). 22 < Ecos de la Comunicación
  • 23. De las relaciones entre la estructura de las emociones... Las agencias estatales criminalizan llevando adelante dos movimientos que se corresponden, el primero, con la criminaliza-ción “primaria”, y el segundo, con la “secundaria”. El proceso de criminalización “primaria” se refiere a la institución de las leyes penales y el de criminalización “secundaria” contempla las accio-nes del sistema penal que seleccionan qué ilegalismos perseguir y Ecos de la Comunicación > 23 castigar, y, por lo tanto, qué sujetos criminalizar. Así, es preciso entender el delito como una relación social conflictiva, cuya realidad depende, en primer lugar, del sistema penal que la define y que, al mismo tiempo, reacciona contra ella (Baratta, 2004; Garland, 2005; Tonkonoff, 2007a, 2008). Las agencias de control social intervienen en este proceso asig-nándole cualidad o status social de criminal o delincuente solo a algunos individuos que llevaron adelante una acción tipificada por el código penal como punible, y no a otros, plausibles tam-bién de ser castigados por realizar análogas acciones. Postulamos entonces que “la inseguridad” es un significante de circulación masiva que, al intentar expresar un miedo difuso, hace carne la selectividad mencionada y legitima la territorialización de dicho miedo difuso en una definida identidad Otra y amenazante. Hasta aquí hemos intentado presentar sucintamente los apor-tes centrales que de los tres campos que nutren nuestro análisis entendemos más relevantes para comprender la relación que postulamos que existe entre los dispositivos de regulación de las emociones, la construcción mediática de la realidad y la construc-ción de la noción de inseguridad. Nos propusimos explicitar las diversas líneas de contacto que nos permiten pensar los discursos mediáticos como uno de los resortes afectivos que forman parte de los dispositivos de regulación de las emociones. A su vez, afirmamos que estos dispositivos trabajan en la conformación de las estructuras de las emociones y percepciones, y que estas pro-ducen determinados cuerpos sensibles a los que también se apela en el texto noticioso. Por otro lado, no podemos dejar de men-cionar la inseguridad como objeto hecho cuerpo, como núcleo de una estructura de las emociones, como articulador central de la configuración de las sensibilidades que caracterizan la década del 2000. Es decir, la inseguridad segregacionista se establece como un fuerte clima emocional de época. El análisis que a continua-ción desarrollaremos intentará hablar de él. Tras el análisis de los discursos mediáticos, proponemos un análisis de los dispositivos de regulación de las emociones y percepciones que los habilitan y de los cuales se nutren; tras la
  • 24. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone referencia a la inseguridad, proponemos un análisis de la con-formación de cuerpos miedosos; tras la referencia al delito, pro-ponemos un análisis de las sensibilidades como posibilidad del texto de la noticia; en fin, tras el nombre de Candela Rodríguez, proponemos un análisis de la estructura de las emociones. 3. Análisis de la construcción del “Caso Candela” en los diarios La Nación y Crónica El miércoles 31 de agosto de 2011 se encuentran reunidos el gobernador de la provincia de Buenos Aires, altas autoridades de la policía provincial junto a familiares directos de la joven Candela Rodríguez. El punto de encuentro es un basural linde-ro a la “autopista del oeste”. El motivo: el reconocimiento de un cuerpo recientemente encontrado en la zona. Entre autori-dades provinciales, policiales y familiares de la joven Candela, resalta la presencia de un conjunto heterogéneo de medios de comunicación nacionales, transmitiendo en directo el aconte-cimiento y evidenciando, al mismo tiempo, la escenificación del mismo. La confirmación de la muerte de Candela Rodríguez pone en juego un conjunto heterogéneo de discursos que buscan, en gran medida, evidenciar las razones de su desaparición, muerte y las responsabilidades sobre la misma. El trabajo que nos convoca persigue el desafío de ahondar en dos ejes centrales que hemos seleccionado en éstos discursos mediáticos: 1. La configuración de la situación y de los actores involucra-dos, con especial atención en los sentidos dinámicos que en ellos se vuelcan. 2. El sustento de estas configuraciones en torno al caso en una estructura de las emociones. Para esto hemos seleccionado los diarios La Nación y Crónica, ambos de distribución nacional y con líneas editoriales disímiles. Por un lado, La Nación condensa y consagra un pen-samiento político-económico conservador y apunta a establecer un contrato de lectura con los sectores medios y altos de la Argentina. Por el contrario, el diario Crónica resalta un valor plebeyo tanto de sus editoriales como del público receptor del mismo. 24 < Ecos de la Comunicación
  • 25. De las relaciones entre la estructura de las emociones... Para este trabajo hemos seleccionado un conjunto de notas en ambos diarios, publicados tanto en la edición impresa como en la digital de los mismos. Suscribimos nuestro análisis a las notas publicadas entre el 24 de agosto hasta el día 5 de sep-tiembre del 2011. Para el diario La Nación hemos seleccionado un corpus de cuarenta y siete notas periodísticas. En el caso de Crónica, hemos seleccionado un corpus de cuarenta notas periodísticas. La selección, clasificación y análisis de este corpus docu-mental nos ha permitido especificar y darle énfasis a ciertos fragmentos de las notas seleccionadas. Así, buscamos identificar aquellos que, luego de la lectura y clasificación, entendemos que condensan las principales nociones y/o configuraciones vertidas en los mismos. Ecos de la Comunicación > 25 3.1. La construcción de las víctimas Las primeras notas periodísticas que hacen eco sobre el caso describen la situación de desaparición de la joven, haciendo hin-capié en las horas previas a esta. Así, se resalta en los dos diarios que la joven concurría a una iglesia, en donde participaba de un grupo Scout. “Una niña de once años que salió el lunes último de su casa, en Coracero y Bustamante, de esa ciudad, para reunirse con ami-gos de un grupo de niños exploradores y nunca más fue vista” (Diario Crónica, 25/8/2011). El diario Crónica describe en diferentes oportunidades las actividades y el perfil de la joven, remarcando su condición de niña y de creyente: “Cientos de personas se movilizaron para pedir por la aparición de la niña, que desapareció el lunes cuando salió de su casa para ir a una reunión de scout” (Diario Crónica, 25/8/2011). En el caso del diario La Nación, encontramos que se refie-re a Candela como la “Niña desaparecida” (Diario La Nación, 24/8/2011): “La niña de once años, que integra el grupo Boy Scouts de la Parroquia San Pablo Apóstol, se despidió con su mamá y le dijo a su mamá que iba a encontrarse con sus amigas en la iglesia” (Diario La Nación, 24/8/2011). En el mismo artícu-lo, se cita la voz de la tía de la joven, quien afirma: “Se trata de una criatura […] una niña obediente y muy buena, que no se esca-pa nunca y que tampoco miente” (Diario La Nación, 24/8/2011).
  • 26. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone Posteriormente, en una nota de La Nación titulada “Un barrio movilizado y solidario” (27/8/2011) se despliega una construcción más profunda de Candela a través del relato y la descripción de las fotografías de la joven que fueron distribuidas en “las casas, los comercios, los automóviles, las parroquias y los establecimientos educativos de Hurlingam” (27/08/2011). En esta nota, se interpe-la a un abanico de emociones que van a envolver y constituir la construcción no solo de la niña sino también de un “nosotros”: “Candela está por todos lados. En una imagen se la ve orgullosa, con la bandera de ceremonia. En otra, con una sonrisa de inmensa felicidad. Su rostro conmueve e impacta. Su mirada, inocente y llena de ternura, invadió las casas” (Diario La Nación, 27/8/2011). Este breve fragmento del artículo se muestra sumamente inte-resante para nuestro análisis, en tanto nos acerca, por un lado, a la construcción de Candela como un punto de condensación de la juventud, la inocencia, la ternura, la corrección y, a su vez, resalta una suerte de “educación de la mirada”, tendiente a apuntalar y dirigir la atención a ciertos atributos que el artículo construye a la vez que propone. Retomando las nociones de fantasía/fantasma mencionadas previamente, podemos afirmar que se verifica esta lógica doble en la afirmación de estos atributos imaginarios de la joven que se muestran, también imaginariamente, en peligro de ser arrebatados. El juego entre la plenitud fantasiosa de la niñez inocente de Candela frente a la amenaza fantasmal de una “entidad maligna” se encuentra suscripto por las estructura de las emociones. Es así que la fantasía permite establecer una relación afectiva con la niña habilitando la construcción de un sujeto colectivo amenazado. Asimismo, posteriormente, el entorno familiar y vecinal de la joven será un eje central del artículo, a través de la descripción del impacto del caso en la cotidianidad del barrio de la joven. En principio, se aglutina y homogeniza en un “todos”, licuando las diferencias y construyendo al mismo tiempo un “todos” por un lado víctima y por otro lado, solidario. En este sentido, en el artículo en cuestión encontramos: “Todos están preocupados […] Candela es de todos […] Todos los automovilistas se detienen y agarran la foto de Candela […] Todos quieren ayudar y aportan su granito de arena para cambiar la realidad que hoy sufren […] El apoyo a la familia es de todos. Tenemos miedo e impotencia” (Diario La Nación 27/8/2011). La construcción de Candela como un sujeto tierno y en peligro a la vez se expande en una totalidad estableciendo así una suerte 26 < Ecos de la Comunicación
  • 27. De las relaciones entre la estructura de las emociones... de separación imaginaria de dos mundos contrapuestos: por un lado, aquellos indignados, solidarizados e identificados con la víctima y su familia; por otro lado, lo completamente Otro del orden social, aquello que se cae por los márgenes. Este mundo binario, de bueno y malos, civilizados y salvajes, trabajadores y ladrones, se expande y reproduce en ambos diarios estableciendo una especie de límite moral: “con los chicos, no”. La desapari-ción y posterior muerte de Candela refuerzan la noción de triunfo del “mal”, de un fantasma de inseguridad y caos triunfante que genera en los vecinos “Miedo e impotencia” y “Miedo y bronca” (Diario La Nación, 27/8/2011). “El jefe policial apeló ‘a la sensibilidad de la gente y a aque-llos que decidan arrojar algún tipo de datos pedimos que lo hagan con seriedad y piensen que esto les puede estar ocurriendo a ellos, que se pongan en el cuero de los padres’” (Diario Crónica, 25/8/2011). Como primer punto, este fragmento del artículo nos permite analizar, desde diversas aunque complementarias miradas, el discurso montado sobre el caso: la cita a la apelación de la auto-ridad policial sobre las emociones y sensibilidades de lo que se construye como “la gente” para brindar información sobre el caso nos conduce a pensar nuevamente en los bifurcados caminos de las estructuras de las emociones. Así, la “sensibilidad” es narrada como una puerta de entrada a los sujetos, como una llamada a la humanidad de los mismos. Por otro lado, la mencionada apela-ción al mundo sensible persigue en el discurso la finalidad de la acción racional: quien siente lo que ocurre y se pone en el lugar de los padres y amigos, entiende la gravedad del asunto y actúa en consecuencia. Así, lo cognitivo y lo emocional, el sentir y el pensar el hecho en cuestión, se encuentran mutuamente condi-cionados. Resalta en el mismo fragmento la mención a “ponerse en el cuero de los padres” que deposita sensibilidades y saberes en el cuerpo. Aquí retomamos la noción de política de los cuer-pos, la cual “no puede ser narrada sino en el contexto de las sensibilidades construidas y configuradas por los dispositivos de regulación de las sensaciones, en el marco de los pasajes y paisajes efectivizados en y a través de los fantasmas y fantasías sociales” (Scribano, 2009: 1). Podemos así pensar al cuerpo, siguiendo al mismo autor (Scribano, 2008) como el lugar de la conflictividad y el orden. De esta forma, en la cita mencionada podemos leer que el cuerpo es el lugar de la conflictividad. Ecos de la Comunicación > 27
  • 28. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone Es el cuerpo el que sufre, el que siente miedo y es, a la vez, el lugar propuesto de identificación con las víctimas. Por otro lado, y al mismo tiempo, es el lugar del orden en tanto se inter-pela a un cuerpo: se propone una identificación con un cuerpo sufriente, víctima pero activo, no resignado y con una voluntad de justicia y orden (“Si me quedo tirada en la cama no la voy a encontrar”, cita de la madre de Candela Rodríguez en el Diario Crónica el 27/8/2011). Así, el cuero funcionaría a la vez como el límite ajado pero resistente de ese “nosotros” al que hacemos referencia, conformándose como el lugar de identificación de las sensibilidades de lo que podríamos denominar como una “comunidad imaginada”. Entendemos que en este discurso mediático comienza a revelarse la construcción de una comunidad imaginada, que se manifiesta claramente en el “ellos” del policía. Siguiendo los aportes del antropólogo Gabriel Noel, concebimos que “la iden-tificación con un colectivo social en tanto comunidad imaginada (Anderson, 2007) puede entenderse –al igual que cualquier pro-ceso de construcción identitaria– como resultado de una negocia-ción más o menos explícita entre las pretensiones o reclamos de determinados actores sociales, y el reconocimiento, impugnación o imputación alternativa por parte de otros pacíficamente admi-tidos como parte del colectivo respecto del cual estos reclaman pertenencia” (Noel, 2010: 1). Entonces, ese “ellos” remite directamente a una comuni-dad, que se encuentra amenazada o incluso vulnerada, por un “otro” peligroso y desafiante del orden. A su vez, la voz del policía se pone a sí misma como al resguardo de ese “ellos” y demarcando el límite con los “otros”. Así, se podría leer en este discurso una estructura tripartita del orden social (nosotros, la policía, Otros). Pero, a la vez, podríamos afirmar la existencia de una cuarto actor presente en este discurso, que subvierte desde adentro el discurso policial. Si, por un lado, hay un nosotros respetuoso de los valores y la autoridad amenazado por un otro “peligroso”, dándole sentido al accionar policial que resguarda precisamente ese “nosotros”, se evidencia en el discurso poli-cial reforzado en el artículo, un cuarto sujeto que no conforma colectivos, pero que opera en los márgenes de estos grupos, sin establecer uno propiamente dicho: postulamos llamar a este grupo “los irresponsables”, quienes son mencionados, aun cuando no son nombrados explícitamente, como el real 28 < Ecos de la Comunicación
  • 29. De las relaciones entre la estructura de las emociones... destinatario del discurso de la voz policial. De esta forma, los “irresponsables” son descriptos como aquellos sujetos que, sin tener en cuenta las consecuencias de su acción, irrumpen, juegan (en todos los sentidos posibles del término), en los terrenos tanto de la investigación policial, como del dolor y el sufrimiento. De este modo, si existe un “nosotros” racional y respetuoso de los valores, y que, por ende, no sería un sujeto sobre el cual intervenir policialmente, ni a quien pedirle mesu-ra o sensibilidad en sus acciones, dado que estas se suscriben al universo normativo; si, por otro lado, existe un “otro” no menos racional pero con atributos amenazantes que ponen en peligro al “nosotros”, sobre el cual debe enfocarse la acción policial, con el fin de neutralizarlos, encontramos, además de estas dos y de la institución policial, una cuarta identidad, evidentemente no racional e irresponsable, que no puede ser controlada ni por su inscripción en y seguimiento de un sis-tema de valores ni por la acción represiva de la policía, a la que hay que contener y controlar de alguna manera. Dicha manera en el discurso policial citado apunta directamente a la sensibilidad. Por otro lado, este acercamiento a los discursos montados a partir del caso nos abre la siguiente pregunta: ¿podría pensarse que uno de los posibles destinatarios del atributo de “irres-ponsables” en el mencionado discurso policial que retoma el artículo es precisamente el discurso mediático y el impacto de este tanto en la investigación como en desenvolvimiento global del caso? Ecos de la Comunicación > 29 3.2. “El peor final” Comenzamos la segunda sección del análisis, la cual se encuentra orientada a vislumbrar el complejo abanico de hipótesis que se sugieren en torno a la naturaleza del caso. En este punto, volvemos a resaltar la importancia de la dimensión fantasmática de los dispositivos de regulación de las sensaciones (Scribano, 2008). Entendemos que el conjunto dinámico y heterogéneo de hipótesis que buscan explicar las dimensiones que rodean el caso en cuestión (hipótesis que en este trabajo suscribimos al discurso de dos medios específicos, pero que, entendemos, atraviesan a diversos y complejos actores sociales) se apoya en y refuerza fantasmas sociales.
  • 30. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone 3.2.1. “Un caso poco común” Este apartado persigue la ambición de dimensionar la dinámica que se produce en el discurso mediático, la cual con-duce a establecer, en primer término, como hemos afirmado anteriormente, a los padres y familiares de Candela Rodríguez como víctimas, pero en posición de lucha, de un suceso que es construido, casi simultáneamente, como un caso de secuestro extorsivo, como un caso de trata de personas y como un ajuste de cuestas. Por un lado, resalta la hipótesis, aun previa al desenlace del caso, de “ajuste de cuentas”. Esta explicación es anclada directamente en el pasado reciente de dos familiares de la joven: el padre se encuentra preso, condenado por un delito de piratería del asfalto, y también resalta la figura del tío, de quien se mencionan, en reiteradas oportunidades, sus vínculos con el narcotráfico. “Las fuentes dijeron que la investigación que lleva adelante el fiscal Tavolaro apunta a dos principales hipótesis: que a la niña la mataron para dejar un mensaje mafioso o por una deuda familiar” (Diario Crónica, 2/9/2011) “Más sospechas sobre el entorno. Narcotráfico: para los investigadores el homicidio está relacionado con el negocio de las drogas instalado en las villas de emergencia de San Martín. Piratas del asfalto: es otra línea investigada. El foco está puesto en los cómplices del padre, Alfredo Rodríguez, que está preso” (Diario La Nación, 4/9/2011) Si bien los perfiles de los familiares e integrantes del cír-culo íntimo de la joven son evidenciados desde los primeros días, sugiriendo un vínculo entre estos y diversas actividades delictivas, es notable el énfasis explicativo que toma a partir de su muerte. Así, el abanico de hipótesis que ponían en juego las posibles “respuestas” para el caso, es desplazado del eje central, pues se coloca en un lugar de importancia el núcleo familiar como eje del desenlace. Extremando este viraje, que en los artículos presenta matices, nos permitimos sostener que se produce un cambio, compartido en ambos diarios, en el marco del cual los padres de la joven son traspolados de la figura de víctima (aun con las “sospechas” volcadas sobre el padre desde un inicio) a la figura de victimarios o bien cómplices de los hechos, como se explicita desde la portada del diario Crónica del 3/9/2011: 30 < Ecos de la Comunicación
  • 31. De las relaciones entre la estructura de las emociones... En relación con este último punto, es notable cómo este pro-ceso es acompañado de la consagración, tanto mediática como también política, del argumento que sostiene que el caso “no es un hecho común”. Este argumento es retomado en ambos diarios bajo distintas voces: “El jefe de Gabinete Aníbal Fernández aseguró que el crimen de Candela Rodríguez […] ‘no es un hecho común’, que ‘no se ha pedido rescate’ y que los captores la trataron ‘de manera cui-dadosa’” Ecos de la Comunicación > 31 (Diario Crónica, 5/9/2011). “Woodgate reconoció que se trata de un hecho poco común” (Diario La Nación, 5/9/2011) “El jefe de Gabinete insistió con que ‘No hay nada que así indique’ que se trata de un caso de inseguridad de los tradiciona-les que ocurren en el país. ‘No hay nada que indique que se trata de un modus operandi común, este es un hecho absolutamente particular’” (Diario La Nación, 5/9/2011). Se evidencia en esta afirmación la existencia de un fantas-ma de inseguridad presente para explicar este suceso que no cuadraría con las nociones consagradas de inseguridad. Esta argumentación se inscribe en un intento de racionalización, de justificación, que busca, a través de la adjetivación del suceso como un “hecho poco común”, neutralizar las responsabilidades en la resolución del caso. Merece aclaración que no es posible de ser equiparado la distribución de méritos y responsabilidades de
  • 32. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone los distintos actores involucrados (policía, autoridades judiciales y gubernamentales, medios de comunicación). Aún así, es nota-ble cómo esta racionalización es puesta en juego para funcionar como argumento justificativo de la imposibilidad de resolución del caso. De esta forma, entendemos que inicialmente se produjo una clara condena a las acciones y procedimientos de las agencias encargadas de resolver y/o comunicar este tipo de sucesos. Allí se hacen presentes las nociones de “fracasos de la policía”, “inepti-tud judicial” e “imprudencia de los medios”. “Según Baggio (representantes de los docentes) después de 9 días, ni la policía, ni el Gobierno, ni los jueces estuvieron dis-puestos a recuperar a una niña que estuvo todos los días (cautiva) en Hurligham” (Diario La Nación, 31/8/2011). Estas nociones se desdibujan ante la presencia del argumento de la “irracionalidad”, de lo “no común”. La “realidad” del caso excedería así la racionalidad de la justicia y las capacidades policiales, lo que habilitaría a desprenderse de la responsabili-dad en la resolución. Resta pensar la función de los medios en este proceso: el argumento de la “buena voluntad” se posiciona y antepone un freno a las críticas de su obrar. Poner el foco en la intención de los actores obtura la posibilidad de analizar los efectos concretos que sus acciones producen. “[Aníbal Fernández] lanzó una dura crítica a los medios de comunicación que cubrieron la noticia, al punto de responsa-bilizarlos por el fracaso de las pesquisas” (Diario La Nación, 5/09/2011). Encontramos en esta frase el recorte de la acción mediática únicamente en términos de “cobertura informativa”, sesgando su cuota de participación e indecencia en el devenir del caso. Se nos presenta una lógica similar en la “buena intención” de los famo-sos e integrantes de la ONG “Red Solidaria” que formaron parte de la llamada cruzada “24 horas por Candela”. Tanto la “buena intención” como la visión de una cobertura “imparcial” serían esencialmente nobles y, por lo tanto, no condenables. Por otro lado, lo “no común” del caso, su “irracionalidad”, es puesto en palabras a través del uso de la apelación a figuras míticas, que evidencia la búsqueda de una construcción racio-nal de un hecho que no revela su racionalidad. Es así que los actores del secuestro y crimen son definidos como animales. Un artículo de La Nación, cita al Cardenal Bergoglio, quien afirma que “Hay lobos que roban nuestros chicos” (Diario La Nación, 1/9/2011). 32 < Ecos de la Comunicación
  • 33. De las relaciones entre la estructura de las emociones... Si bien, según mencionamos previamente, se afirma que lo que se construye y difunde como el “Caso Candela” es narrado como un hecho poco común, con atributos y aristas particulares, lo cual no permitiría su inscripción dentro de una serie de casos de “inseguridad tradicional”, nos encontramos con la suscripción del mismo dentro de una serie. Esta posibilidad de inscripción en el discurso mediático debe relacionarse con algo común que todos los casos seriados poseen. Postulamos que el atributo común que poseen es la apelación al fantasma de la inseguridad como apoyo macro de dotación de sentido. Es así que en La Nación una nota se titula “Otros crímenes similares que impactaron a la opinión pública. El reciente suceso del asesinato de Candela Rodríguez, trae el recuerdo de casos parecidos” (1/9/2011). Aunque en la nota mencionada se reponen casos tan heterogé-neos como el de María Soledad Morales, Jimena Hernández, Nair Mustafá, entre otros, se anularía la mencionada heterogeneidad afirmando que son “casos parecidos”. En tanto el caso Candela “trae el recuerdo”, retoma y condensa los sentidos de fantasmas sociales que permanecerían acechantes a través de su manifesta-ción intermitente. En fin, este caso se emparenta con una diversidad de situa-ciones en el marco del “temor por la inseguridad”. En relación con esto, el siguiente fragmento arroja luz sobre la condición de posibilidad del establecimiento de la categoría de “temor por la inseguridad”: la existencia de una estructura de las emociones que tiene en su núcleo la incertidumbre y el miedo como elemen-tos centrales. “Y no es para menos. A la enorme repercusión que está teniendo la desaparición de chicos, y el pavor que produce saber que pueden aparecer sin vida, como ocurrió ayer con Candela Rodríguez, se suman los robos tan comunes como violentos de celulares, zapatillas, camperas, mochilas o billeteras en plena vía pública y que no se denuncian” (Diario La Nación, 1/9/2011). Es así como resulta evidente que el temor es una apelación constante en la construcción dinámica del objeto “inseguridad”, así como la inscripción de ciertos hechos en esa categoría refuerza y constitu-ye el fantasma que esta sostiene. En este trabajo hemos visto cómo la inseguridad se relaciona con una estructura de las emociones que tiene el miedo como uno de los elementos articuladores del orden cognitivo-emocional. Hemos visto también cómo este orden conforma cuerpos tanto subjetivos como colectivos. Asimismo, hemos evidenciado cómo Ecos de la Comunicación > 33
  • 34. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone trabaja el discurso mediático como dispositivo de regulación de las emociones, estableciendo y reforzando vínculos entre concep-tos que establecen una forma posible de apreciarse-en-el-mundo y también una manera de percibirlo. En nuestro caso, analizamos cómo se tienden lazos estables pero no estancos entre inseguridad, delito, miedo, corrupción, drogas, irracionalidades y comunidad. Pudimos notar de quee modo la inseguridad se relaciona con un proceso de crimina-lización que propone y consagra una rostrocidad de clase que funciona regulando las relaciones sociales. Finalmente, pudimos analizar la manera en que el “Caso Candela” es inscripto en una serie de casos, la cual se relaciona fundamentalmente con su apoyo en una estructura ideológica que tiene la fantasía como su núcleo cohesionador de sentido y la inseguridad como el nombre del fantasma que, siendo el reverso de la fantasía, la amenaza y vulnera constantemente. En fin, a partir del estudio de las noticias sobre el “Caso Candela”, intentamos poner de manifiesto la necesidad y cen-tralidad de la sociología de las emociones como una mirada que permite aglutinar una multiplicidad de apoyaturas tendientes a la conformación de un análisis holístico de los procesos sociales. Referencias bibliográficas Baratta, A. (2004) Criminología crítica y crítica del derecho penal, Siglo XXI, Buenos Aires. Baudrillard, J. (1987) Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona. Daroqui, A. (2003) “Las seguridades perdidas”, en: Argumentos 1 (2). IIGG. UBA, Buenos Aires. — (2004) “Una lectura crítica sobre ‘la clase media militante de la seguridad’”, en: Argumentos 4. IIGG. UBA, Buenos Aires. Foucault, M. (2006) Vigilar y castigar, Buenos Aires, Siglo XXI. Garland, D. (2005) La cultura del control, Barcelona, Gedisa. Kessler, G. (2006) Sociología del delito amateur, Buenos Aires, Paidós. — (2009) En sentimiento de inseguridad, Buenos Aires, Siglo XXI. Melossi, D. (1992) El Estado del Control Social, México, Siglo XXI. Martini, S. (2000) Periodismo, noticia y noticiabilidad, Buenos Aires, Norma. 34 < Ecos de la Comunicación
  • 35. De las relaciones entre la estructura de las emociones... — (2004) Estudio de la construcción del crimen en los medios Ecos de la Comunicación > 35 gráficos, Tesis, FSOC., UBA. Martini, S. y Luchessi, L. (2004) Los que hacen la noticia, Buenos Aires, Biblos. Martini, S. y Pereyra, M. (2009) La irrupción del delito en la vida cotidiana, Buenos Aires, Biblos. Noel, G. (2010) “Cuestiones disputadas. Repertorios morales y procesos de delimitación de una comunidad imaginada en la costa atlántica bonaerense”. Ponencia presentada en VI Jornadas de Antropología Social de la UBA. Pegoraro, J. (1997) “Las relaciones sociedad y Estado y el paradigma de la inseguridad”, en: Delito y Sociedad nº 9/10, Buenos Aires. — (2000) “Violencia delictiva, inseguridad urbana”, en: Revista Nueva sociedad, nº 167, Buenos Aires. — (2003) “Una reflexión sobre la inseguridad”, en: Argumentos 4, Buenos Aires. — (2008) “Las paradojas del control social punitivo”, en: Delito y Sociedad. nº 25. UNL Ediciones, Santa Fe. Reguillo, R. (2006) “Los miedos: sus laberintos, sus mons-truos, sus conjuros. Una lectura socioantropológica”, en: Etnografías contemporáneas nº 2.2, Buenos Aires. Seveso Zanin, E. y Vergara Mattar, G. (2012) “En el cerco. Los cuerpos precarios en la ciudad de Córdoba tras la crisis argentina de 2001”, en: Papeles del CEIC 79, País Vasco. Scribano, A. (2008) “Fantasmas y fantasías sociales: notas para un homenaje a T. W. Adorno desde Argentina”, en: Intersticios: Revista Sociológica de Pensamiento Crítico. Vol 2 nº 2, La Rioja (España). — (2009) “Una periodización intempestiva de las políticas de los cuerpos y las emociones en la Argentina reciente”, en: Boletín Onteaiken nº 7, Córdoba. — (2011) “Movimientos Sociales, Procesos Políticos y Conflicto Social: Escenarios en disputa”. Boletín Onteaiken, nº 11, Córdoba. Scribano, A. y Cervio (2010) “La ciudad neo-colonial: ausen-cias, síntomas y mensajes del poder en la Argentina del siglo XXI”, en: Revista Sociológica, Año 2, n º2, Colegio de soció-logos del Perú, Lima. Scribano, A.y Boito, E. (2010) (comp.) El purgatorio que no fue. Narrativas en conflicto sobre una ciudad socio-segregada. Ciccus, Buenos Aires.
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  • 37. * Doctora en Sociología, Profesora Titular de Metodología de la Investigación e Investigadora de la Pontificia Universidad Católica Argentina. ** Magíster en Gestión de Empresas de Comunicación de la Universidad de Navarra, Licenciada en Relaciones Públicas y Publicidad Internacional, y en Psicología de Texas Christian University; Profesora de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Palabras clave: redes sociales en Internet, usos y grati-ficaciones, Facebook, Twitter, medios de comunicación. Key words: social networks, uses and gratifications, Facebook, Twitter, mass media. 1 Este trabajo se llevó a cabo gracias al equipo del Dr. Alan B. Albarran del Center for Spanish Language Media de University of North Texas, que diseñó el proyecto de investi-gación, los instrumentos de recolección de datos y el financiamiento del trabajo de campo en cada uno de los países involu-crados. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?1 Ecos de la Comunicación > 37 Lidia de la Torre* Laura Vaillard** Recibido: 25/4/2012 Aprobado: 3/6/2012 Resumen La difusión de las redes sociales en Internet ha pasado a for-mar parte de la vida cotidiana de los jóvenes. Las motivaciones que guían la elección de algunas de ellas, la frecuencia de uso y su impacto en el consumo de medios de comunicación tradicio-nales conforman el núcleo de este trabajo. Los jóvenes mostraron estar familiarizados con los fines y aplicaciones de las diferentes redes sociales, aunque en su gran mayoría eligen Facebook como su favorita. Manifiestan que, en términos generales, las redes sociales ofrecen una forma de comunicación completa, ya que permiten compartir texto, fotos, videos y enlaces, y estar en con-tacto permanente con familiares, amigos y conocidos. Abstract The spread of social media in the Internet has become part of young adults’ daily life. The motivations that lead the preference of some social media over others, the frequency of use and its impact on the consumption of traditional media are the focus of this work. Young adults have shown they are familiar with the uses and applications of different social media, although most of them select Facebook as their favorite one. Most of them manifest that social media offer a complete and comprehensive form of communication since it allows them to share text, pictures, videos and hyperlinks, while it allows them to keep in touch with family, friends and acquaintances.
  • 38. Lidia de la Torre - Laura Vaillard 1. Introducción Las personas han generado históricamente diferentes tipos de vínculos sociales tendientes a satisfacer necesidades afectivas, laborales y/o lúdicas. A fines del siglo XIX, Georg Simmel dife-renciaba entre “grupos sociales” (aquellos con un foco específico como la familia, el barrio o su trabajo) y una red social conforma-da por un grupo de personas más grande”. Como luego agregó el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, estos grupos sociales interactúan entre sí para suplir diferentes necesidades humanas que él clasificó en un modelo que definió como la Pirámide de Maslow. En ella especifica que las personas tienen necesidades fisiológicas (alimentación, descanso, sexo, etc.), de seguridad (física, laboral, etc.), afiliación (amistad, afecto, etc.), reconocimiento (auto-reconocimiento, confianza, etc.) y, finalmente, autorrealización (moralidad, creatividad, etc.). Las personas siempre han tenido la necesidad de interactuar entre sí, y hoy en día han encontrado una nueva plataforma para relacionarse y satisfacer sus necesidades humanas y de sociali-zación que señala Maslow en su pirámide: las redes sociales por Internet (RSI). Las RSI son comunidades virtuales compuestas por miembros que comparten un interés, interactúan repetidamen-te, generan recursos compartidos y comparten normas culturales (Gómez-Arias, J. T. y Genin, L., 2009). Algunas de las redes sociales más conocidas y utilizadas hoy en día incluyen Facebook (2004) (comunidad on line que incenti-va la interacción con amigos, donde se pueden intercambiar men-sajes, fotos y videos, entre otros); MySpace (2003) (comunidad on line para amantes de la música); LinkedIn (2002) (comunidad on line diseñada para las interacciones laborales) y Twitter (2006) (una red social en la que los usuarios intercambian conocimientos y opiniones en tan solo 140 caracteres). Cada una de estas redes sociales motiva a sus miembros a generar grupos y redes entre personas, basándose en la colabora-ción, la interacción y la conectividad constante. La efectividad de cada una de estas redes sociales depende del objetivo de sociali-zación que cada persona busque en ellas. Lo que es cierto es que, cualquiera sea el objetivo, a través de las redes sociales se produce el intercambio de información, considerado una actividad huma-na fundamental que vincula a las personas y genera diferentes tipos de relaciones (Duncan y Moriarty, 1998). Pero cuando la información se proporciona y es adaptada con un objetivo deter- 38 < Ecos de la Comunicación
  • 39. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 2 Gómez-Arias, J. T. y Genin, L. (2009) “Beyond monetization: creating value through online social networks”. International Journal of Electronic Business Management, 2009, Vol. 7, Issue 2, p 79-85, 7p, 3. 3 Rojas Muñoz, L. F. (Feb 2010) “Estado de las Redes Sociales”. Centro de Investigación en Entretenimiento y Medios. Universidad de Palermo. Argentina. 4 Internet World Stats. (Información revi-sada el 20 de febrero de 2011). http://www.inter-networldstats. com/south. htm 5 Internet World Stats. (Información revi-sada el 20 de febrero de 2011). http://www.inter-networldstats. com/south. htm minado por una persona, los participantes no sólo reciben aquella, sino que también obtienen beneficios sociales (Burt, 1992; Cross, Parker, Prusak y Borgatti, 2001; Granovetter, 1973). Jeff Hammerbacher, científico e investigador de Facebook, comenta que “las personas tienen más posibilidades de conver-tirse en usuarios activos si entran en una red densa y activa”.2 Otros estudios también han demostrado que las personas tienen más posibilidades de llegar a ser miembros activos si comparten valores, sienten confianza y credibilidad hacia las personas de su grupo y gozan de un vínculo con esas personas (Law, 2008). No obstante, este no es un fenómeno único de las redes sociales. Estudios sociológicos acerca de las relaciones interper-sonales señalan la importancia de los valores en la construcción de relaciones (Kelley y Thibaut, 1978; Levinger, 1983) y han demostrado que el compartir valores facilita el entendimiento común de metas colectivas y genera formas adecuadas de actuar en un sistema social (Nahapiet y Ghoshal, 1998). Se ha obser-vado, también, que la fuerza del vínculo entre dos o más actores afecta la forma y la frecuencia del intercambio de información (Frenzen y Nakamoto, 1993; Granovetter, 1973, 1985; Hansen, 1999; Uzzi, 1999). La intensidad del uso de las redes sociales y su influencia en la vida de los usuarios resulta evidente si se observan las estadís-ticas registradas en los últimos años. Entre 1995 y el año 2000, los usuarios de Internet pasaron de 45,1 millones de personas a 1,08 mil millones de personas a nivel mundial. Para diciembre de 2009, en Argentina y México los números ascendían a más de ocho millones de usuarios, en Colombia se registraban cerca de 7,3 millones de usuarios, en Chile los números rozaban los 5,9 millones y en Estados Unidos la cifra superaba los 109 millones de internautas.3 Según los datos de la página oficial de Facebook, hasta el 31 de agosto de 2010, cerca del 40% de los 396 millones de habitantes de Latinoamérica utilizaba Internet (más de 156 millones).4 En el caso de Facebook, su sitio oficial declara que hasta esa misma fecha, se habían registrado cerca de 50 millones de perso-nas latinoamericanas en la red social, lo que alcanzaba el 12,5% de la población de la región. A nivel mundial, la cifra de usuarios para esa misma fecha ascendía a más de 500 millones,5 que pasa-ban más de 700 miles de millones de minutos por mes en dicha red social. Según la página oficial, en promedio, cada usuario tiene alrededor de 130 amigos, está conectado con 80 páginas de Ecos de la Comunicación > 39
  • 40. Lidia de la Torre - Laura Vaillard 6 Facebook Press Room. (Información revisada el 20 de febre-ro de 2011). http://www. facebook.com/press/ info.php?statistics 7 Twitter. (Informa-ción revisada el 20 de febrero de 2011). http:// twitter.com/about comunidades, grupos y eventos, y genera 90 elementos de conte-nido por mes.6 En el caso de Twitter, según su página oficial, hasta el 14 de septiembre de 2010, el canal de microblogging tenía 175 millones de usuarios registrados y recibía más de 95 millones de tweets por día.7 La intensidad de uso y la popularidad que han logrado estas redes sociales basadas en Internet muestran que los seres humanos siguen teniendo las mismas necesidades de interactuar entre sí, socializar, generar lazos y satisfacer sus necesidades básicas defi-nidas en la Pirámide de Maslow, solo que ahora han descubierto nuevas formas de satisfacerlas. 2. Objetivo y metodología Este estudio fue diseñado con el objetivo de describir la relación de los jóvenes con las redes sociales. En particular, se buscó cono-cer cuáles son las redes sociales más usadas, cuáles son las formas habituales de acceso a esas redes, cuáles son las motivaciones que orientan su uso y cuál es el nivel de satisfacción que obtienen los jóvenes con las actividades que desarrollan en las redes y con los vínculos sociales que establecen. Asimismo, el estudio observó la manera en que el uso de las redes sociales impacta en el consumo de medios de comunicación tradicionales –diario, radio y TV–. La respuesta a las preguntas surgidas de los objetivos planteados fue dada mediante el diseño de una investigación de carácter descriptivo-exploratoria que constó de dos etapas consecutivas, la primera de tipo cualitativo y la segunda de tipo cuantitativo. El estudio cualitativo se llevó a cabo mediante la estrategia de grupos focales, ya que el propósito era el de profundizar y definir las actitudes, percepciones y opiniones de jóvenes de entre 18 y 25 años que fueran usuarios semanales de al menos una de las cuatro redes sociales estudiadas: Facebook, MySpace, LinkedIn y Twitter. Se organizaron entre dos y tres grupos motivacionales por país, que fueron coordinados por un especialista en dinámi-cas de grupos. Los grupos estaban compuestos por estudiantes universitarios de ambos sexos, de nivel económico social ABC1, residentes en Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. Las sesiones fueron grabadas con audio y video para ser transcriptas y analizadas a posteriori. 40 < Ecos de la Comunicación
  • 41. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? En el caso de México, se puso a disposición de los partici-pantes de los grupos focales, una laptop que les permitió navegar libremente por las diferentes RSI. De esta forma se pudo no solo contar con las experiencias de los jóvenes relatadas oralmente, sino también incorporar la estrategia de la observación de manera tal de registrar la forma de acceso, el tipo de red utilizada, las dificultades o facilidades y el nivel de satisfacción con cada una de ellas. El diseño del cuestionario que sirvió de guía para la dinámica de los grupos focales estuvo a cargo del equipo del Dr. Alan B. Albarran del Center for Spanish Language Media de University of North Texas en Estados Unidos. De esta manera, se contó con un instrumento de recolección de datos que permitió la comparación de los resultados obtenidos entre los países que participaron de la investigación: Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. Los equipos de investigación de cada una de las universidades involucradas analizaron los resultados de los grupos motivaciona-les en su país, elaboraron un informe y enviaron los resultados al Center for Spanish Language Media de University of North Texas en Estados Unidos. Los hallazgos surgidos del análisis de los datos obtenidos en los grupos focales fueron la base para el diseño de un cues-tionario mediante el cual se evaluaron dimensiones, variables e indicadores vinculados con actitudes, percepciones y preferencias relacionadas con cuatro de las redes sociales existentes: Facebook, MySpace, LinkedIn y Twitter. Con ese instrumento de recolección de datos se encaró la etapa cuantitativa de la investigación que incluyó el pretest del cuestionario. Esta etapa se llevó a cabo entre noviembre de 2009 y febrero de 2010. En el cuestionario se pidió a los entrevistados que identificaran los sitios de las redes sociales que utilizaban de manera habitual, la frecuencia de uso que hacían de esos sitios, la manera en que accedían a ellos y, para los usuarios de Twitter, cuán a menudo enviaban tweets. Asimismo se los interrogó acerca del impacto que habían tenido las redes sociales en el consumo de los medios tradicionales como la televisión, la radio y los diarios. La mayor parte del cuestionario se vinculaba con el objetivo principal de la investigación, que radica en la gratificación aso-ciada al uso de las redes sociales. Los resultados de los grupos focales orientaron la investigación hacia tres redes específicas: Facebook, MySpace y Twitter (se decidió desestimar LinkedIn debido a la baja aceptación y uso en el grupo estudiado). Se evaluaron 13 indicadores de gratificación, que fueron valorados Ecos de la Comunicación > 41
  • 42. Lidia de la Torre - Laura Vaillard mediante afirmaciones del tipo “Para entretenerse y pasar el rato, cuán útil es…”, con una escala Lickert, cuyas opciones de respuesta iban desde muy útil hasta nada útil. Los encuestados respondieron los indicadores de gratificación para cada una de las redes sociales que usaban, pero al finalizar la entrevista se solicitaba al entrevistado que optara por una de ellas. Se incluyeron tres preguntas sociodemográficas: sexo, edad y educación. Se trabajó con una muestra intencionada de población, estrati-ficada por sexo de manera tal que ambos estuvieran representados de acuerdo a parámetros censales. Las unidades de análisis fueron jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años, alumnos de estableci-mientos privados. En algunos de los países que formaron parte de esta investigación, las encuestas fueron autoadministradas dentro del campus. En otros, los jóvenes fueron entrevistados fuera del ámbito de la universidad. Si bien la consigna fue que cada país encuestara a 250 jóvenes, algunos trabajaron con más y otros con menos casos; en México se completaron 270 casos; Uruguay, Colombia y Chile aportaron 250 en cada uno; Argentina completó 249. En total se realizaron 1.269 encuestas. Estados Unidos participó del proyecto original con 238 entrevistas realizadas a estudiantes latinos de la University of North Texas. Este segmento fue desestimado para el análisis que presentamos en razón de una diferente definición operacional del concepto de “latino”. En este trabajo definimos así a la población residente en países latinoamericanos y excluimos a aquellos que la categorización norteamericana define como latino (grupo étnico caracterizado por su origen hispanoparlante). Además, dado que en Estados Unidos las RSI como Facebook y Twitter han estado disponibles por más tiempo que en Latinoamérica, la frecuencia de uso, percepciones, actitudes y preferencias hacia las redes sociales no serían comparables, ya que la variación podría ser consecuencia del tiempo de exposición y familiarización con las RSI, y no nece-sariamente 42 < Ecos de la Comunicación por la preferencia de uso. 3. Primera etapa: análisis cualitativo 3.1. Análisis de los resultados En la etapa de los grupos motivacionales, los investigadores pudieron percibir que, en términos generales, los participantes
  • 43. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? –nativos digitales (de entre 18 y 25 años)– poseen información detallada sobre los fines y las aplicaciones de las diferentes RSI. Observaron, también, que es una población que se siente aislada social y laboralmente si no pertenece a alguna de las redes. Muchos de ellos sienten que el uso de las redes sociales les permite conectarse en cualquier momento con sus familiares, amigos y conocidos ubicados en cualquier lugar del mundo desde su PC, laptop o teléfono celular. Algunos también mencionan que es necesario pertenecer a una red social para establecerse como marca y autopromocionarse. Los participantes definen las redes sociales como páginas web donde pueden interactuar con amigos y conocidos, com-partir fotos, jugar, organizar fiestas, enviar y recibir mails, chatear, informarse sobre las fechas de cumpleaños de sus contactos, compartir música y videos, y, sobre todo, pasar el tiempo y entretenerse. Los jóvenes que participaron del estudio destacan que las redes sociales facilitan la interacción del grupo y ayudan a mantener contacto con sus amigos y a desarrollar vínculos de pertenencia que no se limitan a un lugar geográfico. Específicamente, declaran que las principales motivaciones para utilizar las RSI son: contactarse con otros, buscar información y entretenerse. En Argentina, los participantes hicieron énfasis en que las RSI reemplazaron métodos de comunicación tradicionales como las cartas, llamados telefónicos e incluso el mail para interactuar con sus amigos. Actualmente, prefieren utilizar redes sociales como Facebook, a causa de su inmediatez. La mayoría de los participantes de los diferentes países coin-cidieron en que se conectan a las RSI para contactarse con otras personas, debido a la satisfacción que obtienen al interactuar con familiares, amigos o simplemente conocidos. Expresan que a través de las RSI sienten que se mantienen el contacto perma-nente con las personas que conocen, aun cuando se encuentran a grandes distancias geográficas. A su vez, perciben las redes como una forma de comunicación completa, dado que les permite intercambiar mensajes, difundir contenidos multimedia, compartir información, fotos y videos. Sienten que se establece una comu-nicación espontánea, flexible e inmediata. Además, les resulta atractiva la posibilidad de difundir toda clase de información “gratuitamente”. Aunque, en su mayoría, los participantes prefieren conectarse con amigos, confiesan que muchas veces agregan a conocidos con Ecos de la Comunicación > 43
  • 44. Lidia de la Torre - Laura Vaillard los que comparten amigos en común o personas que tienen intere-ses temáticos similares a los suyos. Al mismo, tiempo especifican que aunque llaman “amigos” a las personas de sus redes sociales, en muchos casos: Son vínculos que también pueden ser ficticios porque también hay muchas personas que tienen una cierta cantidad de gente que a lo mejor no sé si es un vínculo que se lleva a cabo de una manera directa o no, o es un conocido, o un conocido de conocidos, no sé hasta qué punto hay una relación directa o estrecha. Tanto en Argentina como en Uruguay, los participantes comentaron que con el paso del tiempo fueron modificando la construcción de los perfiles y la información que compartían. En un principio, era común la distribución de datos personales y privados. Luego, por temas de seguridad, fueron eliminando datos sensibles de sus perfiles como el número de teléfono y lugar de residencia (aunque en ocasiones siguen dejando su dirección de mail y contacto de MSN). En todos los países, los estudiantes declararon que consideran que las redes sociales deberían tener niveles de privacidad más elevados para proteger mejor sus datos y poder sentirse más seguros. Explican que: A veces es complicado porque uno escribe cosas para alguien y lo termina leyendo otro. A mí me pasó con una amiga que le escribieron algo de sexo y ¡lo terminaron leyendo los padres!. En algunos de los grupos, los participantes especificaron que en muchas oportunidades sienten que comparten más información de las que les gustaría. Una de las participantes contó su experien-cia de la siguiente manera: Yo me hice el Facebook estaba de novia. Cinco años estuve de novia y cuando terminé la relación no iba a seguir teniendo: “En una rela-ción con…”. Cuando lo cambié se enteró medio mundo. Estaba de vacaciones y cuando me meto en Facebook leo: “Ay, qué pasó” y no sé qué. Y yo no tenía ganas de hablar de eso. En relación con el tema de seguridad, tanto en Chile como en Uruguay muchos ven el tema de privacidad y sobreexposición como un problema porque no saben manejar los filtros de privaci-dad o no los usan, lo cual permite a “conocidos” y desconocidos tener acceso a sus fotos e información personal. Por otro lado, se 44 < Ecos de la Comunicación
  • 45. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? muestran preocupados cuando terceros publican fotos o informa-ción sobre ellos sin permiso o etiquetan fotos. Entienden que de esta forma, otorgan acceso a terceros a su vida privada, muchas veces, sin su consentimiento ni su conocimiento. También sienten preocupación por el peligro del robo de identidad. En el caso de Uruguay, los nativos digitales profundizaron aún más sobre este tema y expresaron su miedo a perder la privacidad como consecuencia del uso de las redes sociales. En ocasiones, confesaron haber subido información que luego sintieron que no deberían haber subido. Algunos de ellos se mostraron preocupa-dos, en especial, por la información que podría ser revisada por futuros empleadores y cómo esto podría llegar a afectarlos. En dicho país, algunos participantes, conscientes de los problemas ya mencionados, se autocensuran y elaboran la imagen que desean proyectar en las RSI, con el fin de resguardar su intimidad y seguridad personal. También mostraron principal preocupación con respecto a la cantidad de tiempo que emplean en las redes sociales: A mí me pasa a veces que decís tá, voy a estar sólo diez minutos porque después tengo que ir a no sé qué y entro y tá, no, estas fotos obvio que las voy a ver y empiezo, empiezo, y miro y digo “¡No, se me pasó una hora!” o “¡Perdí media hora cuando dije que iba a estar diez minutos!”, y tá todo lo que tenías que hacer se te movió. Tanto en México como en Colombia y Uruguay, expresaron incertidumbre por el manejo ético de los datos e información compartida a través de las RSI. A su vez, declararon que sienten que a veces el uso de las mismas puede convertirse en un “vicio” y hasta una “adicción”, y que a veces terminan postergando otras actividades por seguir utilizando las RSI. Al momento de tomar la decisión sobre qué información desean subir a la red social y cuál no, los nativos digitales eligen subir principalmente fotos, música y videos. Sin embargo, en el caso de Argentina, reconocen que actualmente ha disminuido la exposición y ya no arman tantos álbumes de fotos como en un principio. Los nativos digitales utilizan las redes sociales con dife-rentes objetivos: interactuar para generar vínculos laborales, acceder a información, conocer gente, obtener e intercambiar información sobre música y cine, entre otros. Para cada una de estas necesidades, los usuarios eligen diferentes redes sociales. Ecos de la Comunicación > 45
  • 46. Lidia de la Torre - Laura Vaillard Los internautas conocen lo que cada RSI puede ofrecerles según su interés puntual: LinkedIn para temas laborales, Twitter para hacer negocios o promocionarse comercialmente, MySpace para satisfacer intereses artístico-musicales o para promocionarse como artistas, y Facebook para interactuar con sus amigos. En los diferentes países, los encuestados resaltaron la importancia de participar en redes sociales mencionando que “estás adentro, o estás afuera”. En términos de uso, confiesan que muchas veces se limitan a cambiar su foto de perfil y su status de cómo se sienten ese día. En Argentina, las mujeres afirman que modifican su foto del per-fil con más frecuencia que los hombres, principalmente por una cuestión estética, para “verse más lindas”. Por su parte, los hom-bres argentinos modifican la foto del perfil dándole más impor-tancia al contexto: para verse como personas divertidas, más que atractivas. Tanto en Argentina como en Chile y Uruguay, muchos participantes consideran que no mostrar imágenes personales disminuye el riesgo de seguridad, por lo que perciben a MySpace como una red más segura que Facebook. En los diferentes países, la mayoría declara que no ha modificado su información personal desde que se registró por primera vez. En el caso de Argentina, los jóvenes expresan que el fenómeno de las redes sociales on line ha llegado para quedarse y, aunque a futuro los nombres de las redes que utilizan actualmente puedan cambiar, el concepto permanecerá. Por su parte, en Chile, los estu-diantes disienten y declaran que lo consideran una moda pasajera. En México, en cambio, se muestran más positivos y declaran que las RSI están mejorando constantemente y que seguirán evolucio-nando para continuar motivando la interacción social en el futuro. A su vez, en Chile, los participantes también especifican que, en términos generales, utilizan las redes sociales con fines recreati-vos, “cuando no tienen nada que hacer”, aunque confiesan que a veces su uso es excesivo y comienzan a obsesionarse “mirando la vida de otros”. 3.2. Facebook A pesar de que los participantes conocen las diferentes redes sociales, los objetivos y los usos de cada una de ellas y las han probado en alguna oportunidad, la mayoría elige Facebook como su red social predilecta. Facebook es la red más utilizada, por 46 < Ecos de la Comunicación
  • 47. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? su capacidad de interactuar con amigos y conocidos, y compar-tir fotos e información. Los usuarios preguntados dicen que los ayuda a expandir su círculo de amigos, retomar vínculos perdidos, mantener contacto con gente que vive en el exterior y les permite “no perderse de nada”. Facebook me ha hecho no solo estar conectado sino tener un sentido de pertenencia muchas veces con gente que está lejísimo. Gente con la que de otra manera posiblemente no hablaría o no sabría qué es de sus vidas, no sé. Tengo gente que vive muy lejos, en otros lados del mundo y con la que verdaderamente tengo un cariño y me gusta saber qué hacen de sus vidas y capaz que no los engancho por diferencia de horario o qué. Y en Facebook pueden subir una foto de sus vacaciones o… ponemos comentarios. Es casi como que seguís teniendo un trato. La perciben como una red social práctica, que sirve de agenda para eventos y cumpleaños, y además les permite organizar sus propios compromisos sociales. Por otro lado, consideran que a veces puede resultar impersonal, ya que muchos no son verda-deros “amigos”, y creen existe una sobreexposición de temas personales y emocionales. Esta preferencia por Facebook está relacionada con su facilidad de uso y su popularidad, dado que allí se encuentran sus amigos. Este resultado concuerda con lo demostrado en otros estudios, como el de Hammerbacher, que indican que las personas tienden a mostrarse más activos en redes más densas, es decir, donde encuentran una alta concentración de amigos y personas conocidas (Law, 2008). En general, muchos participantes utilizan Facebook para sociabilizar con sus amigos, mientras que otros también incluyen a compañeros de trabajo y jefes. No obstante, en Argentina espe-cificaron que en su mayoría se sienten incómodos con la partici-pación de miembros de su entorno laboral en el Facebook, pero no saben cómo comunicarles a sus jefes y compañeros de trabajo que no quieren sumarlos a su “red de amigos”. En ocasiones, esto los llevó a eliminar fotos, videos y comenzar a editar sus perfiles. Aunque los nativos digitales rechazan la incorporación de adultos en la red social, estos se van incorporando con gran velocidad porque, al igual que los jóvenes, si no son miembros de las redes sociales, son considerados unos “desactualizados”. En muchos casos, Facebook se ha convertido en la alterna-tiva del MSN de Microsoft, aunque no ha logrado desplazarlo por completo, a pesar de su gran penetración en la comunidad joven. Los participantes reconocen que una de las limitaciones de Ecos de la Comunicación > 47
  • 48. Lidia de la Torre - Laura Vaillard Facebook es el diseño de la página de chat. Además, el MSN dis-pone de algunas aplicaciones como la capacidad de intercambio de archivos y la videoconferencia, que convierten también en una herramienta de intercambio de información académica. En el caso de Chile, además de ver a Facebook como una “red de amigos”, también perciben su valor comercial y la ven como una herramienta corporativa para mostrar y adquirir diferentes productos y servicios. En el caso de Argentina, solo identificaron el aspecto negativo de Facebook en relación con ese tema y se muestran molestos de que algunas empresas genere radiografías de sus perfiles y utilizen la red social para alcanzar a su público objetivo con promociones y publicidad. Al momento de evaluar las aplicaciones que utilizan, en su mayoría, los participantes expresan que les cuesta diferenciar los contenidos del sitio del contenido externo. Dicen que con frecuen-cia realizan encuestas, utilizan aplicaciones y juegos sin saber que no son parte de Facebook. En el caso de Chile, las mujeres comen-taron que utilizan Facebook para ver y comprar ropa y accesorios. 3.3. LinkedIn Con respecto a LinkedIn, los nativos digitales perciben que esta red social ayuda a incrementar la visibilidad de sus inte-grantes dentro del mundo profesional y consideran que aquellos que no pertenecen a esta red pierden posibilidades de inserción laboral. No obstante, la gran mayoría de los participantes de los diferentes perfiles no posee un perfil en esta RSI. Los participantes de los grupos motivacionales la valoran como una buena herramienta para relacionarse por temas labora-les, pero reconocen que no es útil si no se posee un trabajo fijo y full time, por ejemplo. Reconocen que las empresas multinaciona-les ingresan a esta red para buscar candidatos, aunque la perciben como una red social estructurada que carece de información. 3.4. MySpace MySpace también es una RSI poco utilizada entre los parti-cipantes. Los pocos usuarios son principalmente varones intere-sados en buscar música, obtener información sobre músicos y grupos, darse a conocer como músicos y mostrar “demos” de sus 48 < Ecos de la Comunicación
  • 49. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? canciones. Los que se han incorporado a la comunidad sostienen que la misma tiene una elevada demanda de datos para la cons-trucción de su perfil, que va desde hábitos de vida hasta preferen-cias culturales, lo que en ocasiones puede disuadir a las personas de inscribirse en esta RSI. Los usuarios la defienden, destacan que MySpace ofrece un lugar especial para músicos y artistas en gene-ral, y la perciben como una red social que permite mayor persona-lización con respecto al look and feel de página, aunque critican su calidad de audio. Algunos pocos reconocen que la utilizan de vez en cuando para ver videos que no encuentran en otros lugares. En el caso de Uruguay, los usuarios consideran que es una RSI útil para difundir su trabajo, darse a conocer y conseguir posibles contratos. Además, los ayuda a conocer otras personas con los mismos intereses musicales. Contrariamente, en Colombia los participantes la critican al percibirla como una interfaz des-ordenada, con fondos de pantalla complicados y limitaciones para la publicación de textos y mensajería. En México resaltan que muchos de ellos utilizaron MySpace activamente durante la secundaria, pero que dejaron de hacerlo una vez que ingresaron a la facultad. Ecos de la Comunicación > 49 3.5. Twitter Twitter se caracteriza por ser un espacio de carácter descripti-vo de emociones, actividades cotidianas y foros de debates sobre temas puntuales como política y negocios, en el cual los partici-pantes no necesariamente deben conocerse. Es una red social poco utilizada por la mayoría de los participantes. En Argentina, los participantes la perciben como una red social con fines comerciales. Consideran que las personas que actualizan Twitter varias veces al día con banalidades como “fui a almorzar” no aportan valor a la web, mientras que los que lo hacen con contenido ofrecen información interesante e influencian, generan debate y ayudan a que otros usuarios pue-dan llegar a lugares de interés. Sin embargo, algunos consideran que incorporarse a Twitter es complicado, por lo que perdieron interés. Ciertos participantes decidieron no incorporarse por falta de un instructivo para manejarse en esa red social, mientras que otros decidieron dejar Twitter porque no les gustó la dinámica o no supieron adaptarse a ella. Además, pocos de sus amigos eran miembros de esta red social, por lo que, si no están sus amigos,
  • 50. Lidia de la Torre - Laura Vaillard prefieren utilizar otras RSI. Los nativos digitales argentinos perci-ben que Twitter no es una red social como Facebook y consideran que no genera sensación de pertenencia, que es una comunidad solitaria y que los integrantes no necesariamente deben conocerse. No la perciben como una RSI para hacer amigos o interactuar con ellos, sino más bien para informarse sobre un rubro o un tema en particular y relacionarte con personas interesadas en ellos. En Uruguay, los participantes resaltaron que una de las venta-jas de Twitter es que les permite seguir a gente importante, famo-sos y personas a las que admiran que no aceptarían una invitación en Facebook. También la perciben como una RSI más seria. No obstante, critican la limitación de palabras para expresarse y los pocos datos que ofrece de sus usuarios. En el caso de México, los estudiantes destacan que es un medio rápido que les permite informarse sobre asuntos de interés inmediatamente, escuchar opiniones de diferentes personas sobre un tema determinado, conocer diferentes puntos de vista, estudiar y seguir temas de interés. En Colombia, aunque muy pocos la utilizan, destacan la ven-taja de recibir información de diferentes medios en tiempo real. 3.6. Las redes sociales y el consumo de otros medios Con respecto al impacto de las RSI en el consumo de medios tradicionales, las tendencias varían en los diferentes países obser-vados. En el caso de Argentina, los participantes expresan que la irrupción de las redes sociales no ha modificado el consumo de otros medios como televisión, radio o diarios, sino que ha logra-do modificar el soporte mediante el cual accede a los mismos. Expresan que siguen leyendo los diarios y escuchando música pero ya no utilizan el formato papel y la radio tradicional, sino que acceden a sus contenidos a través de la computadora, debido a la inmediatez que ofrece este soporte. El único soporte que aún sobrevive en su forma tradicional, por los avances tecnológicos que ha tenido, es la televisión, aunque los participantes acceden cada vez con más frecuencia a los contenidos de televisión a tra-vés de sus computadoras. En el caso de Uruguay, un grupo declaró que las redes sociales modificaron el consumo de otros medios, pues los participantes del mismo se involucraron más activamente con programas que se difunden en medios tradicionales y que además tienen un espacio 50 < Ecos de la Comunicación