3. ECOS de la comunicación
Año 5 – Número 5 – 2012
Revista Académica del Instituto de Comunicación Social, Periodismo
y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica Argentina
4. Ecos de la Comunicación
Año 5 - Número 5 - 2012
ISSN 1852-0464
Revista Académica del Instituto de Comunicación Social,
Periodismo y Publicidad de la Pontificia Universidad Católica
Argentina
EDITORIAL
DE LA UNIVERSIDAD
CATÓLICA ARGENTINA
Fundación Universidad Católica Argentina
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Buenos Aires, mes de 2012
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Ecos de la Comunicación > 5
6.
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a través de un arbitraje externo que establece la pertinencia o
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de los Estados Unidos.
Ecos de la Comunicación > 7
Instituto de Comunicación Social Periodismo y Publicidad
8.
9. ÍNDICE
Artículos
1. De las relaciones entre la estructura de las emociones, los dis-cursos
mediáticos y la denominada “inseguridad”. Un análisis
posible del tratamiento mediático del “Caso Candela” 13
Evangelina Caravaca
Nicolás Cardone
2. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica? 37
Lidia de la Torre
Laura Vaillard
3. “Justicia para Santiago”. Un estudio sobre la criminalización
de jóvenes en noticieros de televisión 67
Mariana Fernández
4. La prudencia en la inmediatez del acto informativo 95
Tomás R. Atarama Rojas
5. La imagen de los candidatos presidenciales en la agenda
de los medios 113
Norma Lozano
Ecos de la Comunicación > 9
13. De las relaciones entre la estructura
de las emociones, los discursos
mediáticos y la denominada “inseguridad”.
Un análisis posible del tratamiento
mediático del “Caso Candela”
Ecos de la Comunicación > 13
Evangelina Caravaca*
Nicolás Cardone**
Recibido: 31/5/2012
Aprobado: 6/8/2012
Resumen
Este artículo se propone problematizar el tratamiento mediá-tico
del denominado “Caso Candela”, situando este en el marco
de una construcción social del miedo y la inseguridad. A través de
una mirada que privilegie una estructura social de las emociones
y percepciones, procuramos analizar y describir los resortes afec-tivos
que, desde diferentes lugares y posicionamientos, brindan
sostén a este tratamiento mediático.
Consideramos necesario explicitar que este trabajo no apun-ta
a discutir éticamente el rol de los medios en estos procesos.
Buscaremos comprender y analizar la incidencia y el impacto
del tratamiento mediático en cuestión en la estructura social de
emociones y percepciones. Nos proponemos, a su vez, desarrollar
cómo este tratamiento se apoya en una particular configuración
de las estructuras de las emociones y, al mismo tiempo, es parte
constitutiva de su funcionamiento.
Abstract
This article proposes to problematize the media treatment of
the so called “Case Candela”, placing it in the context of a social
construction of fear and insecurity. Through a look that emphasi-zes
social structure of emotions and perceptions, we analyze and
describe the emotional pillars, which from different places and
positions, provide support for this media treatment.
We consider necessary to explain that this work does not aim
to discuss ethically the role of the media in these processes. We
* Licenciada en
Sociología (UBA).
Diploma superior en estu-dios
latinoamericanos.
Doctoranda en Ciencias
Sociales. Becaria doc-toral
del CONICET.
Docente del Seminario
de Antropología Urbana
de la Maestría en
Antropología Social de
FLACSO.
** Licenciado en
Sociología (UBA).
Doctorando en Ciencias
Sociales (UBA). Becario
doctoral del CONICET.
Docente de la materia
Sociología del CBC de
la UBA y de la mate-ria
Lenguaje, Deseo,
Cultura. Teorías Sociales
Estructuralistas y Post-estructuralistas
de la
carrera de Sociología de
la Facultad de Ciencias
Sociales de la UBA.
Palabras clave:
inseguridad, insecurity ,
estructura de las emo-ciones.
Key words:
structure of emotions,
medios gráficos de
comunicación masiva,
graphic media.
14. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
will seek to understand and analyze the incidence and impact
of the media treatment in the social structure of emotions and
perceptions. We propose, in turn, develop how this treatment is
based on a particular configuration of the structures of the emo-tions,
and in turn, is a constituent part of its operation.
1. Introducción
El nombre de Candela Rodríguez aparece en la agenda
periodística desde finales de agosto de 2011. Su desaparición,
secuestro, muerte y el universo de su intimidad han sido objeto
de indagación y juicio, y construcción como noticia. Pronto se
cumplirá un año de los sucesos que la instalan como novedad
periodística. ¿Por qué volver a este caso? ¿Qué nos permite pen-sar?
Y, en referencia a nuestro tema de interés particular, ¿qué es
lo que tiene de distintivo y relevante para pensar las estructuras
de las emociones?
En repuesta a la pregunta, consideramos que un aspecto
relevante de este caso es que permite dar cuenta de los modos
en que trabaja este tratamiento mediático sobre las estructura de
las emociones. Ahora bien, ese trabajar sobre implica un doble
movimiento. Por un lado, los discursos mediáticos trabajan
sobre porque se apoyan en la estructura de las emociones. Por
otro, y simultáneamente, porque forman parte de su construcción
y sostenimiento en el tiempo, el cual, a su vez, nunca implica
estabilidad constitutiva.
Para comenzar a analizar la relación entre la estructura
de las emociones, los discursos mediáticos y la denominada
“inseguridad”, consideramos pertinente explicitar nuestro
posicionamiento dentro del vasto campo de discusiones teó-ricas
que giran en torno a la problematización de estos tres
ejes interrelacionados. Postulamos que, entre los ejes mencio-nados,
existen múltiples líneas de contacto que hacen de los
fenómenos analizados un todo donde los procesos emocio-nales,
los discursos mediáticos y la inseguridad se implican
mutuamente. De todas formas, consideramos pertinente desa-rrollar
los aportes que, en cada campo, nos habilitan a pensar
su interrelación.
14 < Ecos de la Comunicación
15. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
Ecos de la Comunicación > 15
2. Desarrollo de los ejes del trabajo
2.1. Estructura de las emociones
Para comenzar, podemos afirmar que las estructuras de las
emociones no existen independientemente de su puesta en prác-tica
en la conformación de cuerpos y de su reactualización en
prácticas subjetivas. Es decir, las estructuras de las emociones no
existen en sí mismas, sino que son resultado de diversos proce-sos
que concurren a la conformación de una sensibilidad social,
la que, a su vez, “propone” formas perceptivas y emotivas. La
conformación y funcionamiento de esa estructura se relaciona,
entonces, directamente con los procesos de regulación de las sen-saciones.
Estas, siguiendo a Adrián Scribano, “consisten en pro-cesos
de selección, clasificación y elaboración de las percepciones
socialmente determinadas y distribuidas. La regulación implica la
tensión entre sentidos, percepción y sentimiento, que organiza las
especiales maneras de ‘apreciarse-en-el-mundo’ que las clases y
los sujetos poseen” (Scribano, 2009: 94). De esta manera, afir-mamos
tanto la dimensión productiva de cuerpos que tienen las
estructuras de las emociones, como la dimensión reproductiva de
estas estructuras que tienen los dispositivos de regulación de las
emociones. Estos dispositivos participan de la organización de las
maneras de apreciarse-en-el-mundo y se “hacen cuerpo en forma
de imperativos mentales” (Scribano, 2009: 90), seleccionando,
clasificando y elaborando percepciones.
Por lo tanto, los procesos de construcción de cuerpos a tra-vés
de la estructuración de su sensibilidad, sus posibilidades de
cognición y sus marcos perceptivos pueden ser pensados como
una colonización. No solo se colonizan ciudades sino que, si
seguimos a Scribano y Cervio, quienes afirman que “colonizar es
habitar el tiempo-espacio de otro” (Scribano y Cervio, 2010: 14),
nos permitimos postular que la constitución de cuerpos puede ser
pensada, en parte, como el habitar en los mismos de mecanismos
tanto ajenos como invasivos de regulación de las percepciones,
de las cogniciones y de las emociones. Así, la denominada
“estructura libidinal del capital” (Scribano y Cervio, 2010: 14) se
manifiesta en nuestro objeto de indagación en la conformación de
una segregación fantasmática de ciertos cuerpos y conductas que
derivan de un trazado de fronteras, es decir, del establecimiento
activo de una geometría de los cuerpos (Scribano y Cervio, 2010).
Esos bordes funcionan estableciendo mojones de visibilidad que
16. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
se corporizan y disponen un sistema de percepciones predispues-tas
que automáticamente reactualizan la racialización (Scribano,
2011). Los procesos mencionados conforman lo que Scribano y
Cervio entienden por “rostrocidad de clase”, concepto que hace
alusión a la reactualización de la segregación en forma de dene-gación
social, que marca la totalidad del sujeto estigmatizado,
el cual es visto solo a través de la característica que lo marca
(Espoz, Michelazzo y Sorribas, 2010). De este modo, se refuer-zan
los bordes o murallas entre grupos sociales (Seveso Zanin y
Vergara Mattar, 2012).
Por otro lado, retomamos los aportes de Gabriel Kessler
(2009), quien postula que no puede separarse la estructura de
las emociones del entramado de representaciones sociales. Lo
que afirmaremos junto al autor es que el denominado “miedo
al crimen”, acompañado de un conjunto complejo y diverso de
emociones sociales, conforma una estructura o base emocional
colectiva en la cual anclan ciertas representaciones que, debido a
tal anclaje, cobran relevancia y visibilidad en el espacio público.
Así, las emociones no son solo la reacción frente a un estímulo,
sino también constitutivas del entramado cognitivo (Kessler,
2009). Es por esto que el mismo debe ser entendido también
como un entramado emocional.
En el presente trabajo, postulamos que los discursos mediá-ticos
seleccionados constituyen una parte de los dispositivos de
regulación de las sensaciones y concurren en la conformación de
la estructura de las emociones.
2.2. Mapa de ruta: una breve periodización de la política
de los cuerpos
En su artículo “Una periodización intempestiva de las polí-ticas
de los cuerpos y las emociones en la Argentina reciente”,
Scribano (2009) recupera la noción de política de los cuerpos
para pensar las sensibilidades dominantes en las décadas de 1980,
1990 y 2000. ¿Por qué pensar dicho concepto en relación con
nuestra pregunta de investigación? Si entendemos los cuerpos
como fragmentos sociales, que se vuelven fragmentos-sujetos de
intervención, la política de los cuerpos, en tanto estrategias que
una sociedad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social
de los individuos, es un elemento central de la estructuración del
poder (Scribano, 2008).
16 < Ecos de la Comunicación
17. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
En el período de los años ochenta, Scribano sitúa una política
de los cuerpos que clasifica sucintamente como recuperados-marcados
y refugiados-accionados. El autor sostiene que el
período se caracteriza por una suerte de ruptura del patrón autovi-gilante
impuesto por la dictadura. Ante la pregunta ¿qué son estos
cuerpos recuperados?, afirma que son cuerpos que advienen a lo
público mostrando las marcas de la violencia en un sentido triple:
1) de la represión institucional estatal, 2) del autopatrullamiento
y 3) el microencerramiento en la estructura privada (Scribano,
2009). Por otro lado, la definición de cuerpos desordenados el
autor la sitúa en el marco del debilitamiento del orgullo nacional.
Este debilitamiento se relaciona, para Scribano, con la derrota
de Malvinas, que consolida un estado de des-organización de la
representación dominante de “Argentina potencia” (Scribano,
2009). Asimismo, la noción de cuerpo refugiado es entendida en
tanto este adviene a los espacios públicos, para encontrar en el
Estado el refugio que había perdido. En tanto, cuerpo acciona-do
hace alusión en su texto a las experiencias que comienzan a
construir los tejidos sociales de aquellas antiguas coordinadoras
de cooperativas, villas, entre tantos otros (Scribano, 2009).
El período de los años noventa es caracterizado por Scribano
como una revolución de la desigualdad, la cual se inicia con la
última dictadura militar, se efectiviza entonces y se consolida en
la década del 2000. Así, Scribano caracteriza la política de los
cuerpos de los años noventa a través de dos rasgos que considera
centrales: cuerpos privatizados y cuerpos peleando (Scribano,
2009). El autor sostiene: “Estos cuerpos caídos son los cuerpos
que desconectados nuevamente del refugio (otrora el Estado),
pelean por ser visibilizados” (Scribano, 2009: 8). Así, lo que
Scribano considera desconexión de estos cuerpos se articula con
la flexibilización de los mismos en un estado de precariedad
(Scribano, 2009). Entiende así que, si el período de los años
ochenta puede ser caracterizado como la década de los Derechos
Humanos, los años noventa serán, entonces, los años de la dispo-nibilidad
individual del cuerpo y del cuerpo individual, en tanto
la flexibilización y la precariedad lo que devuelven es, en todo
caso, un cuerpo asilado (Scribano, 2009).
De este modo, los años ochenta son entendidos por el autor
como un período caracterizado por las tensiones y mutuas
influencias entre cuerpos recuperados-marcados y refugiados-accionados.
Los años noventa por otra parte, escenifican una
tensión de la política de los cuerpos que puede ser entendida
Ecos de la Comunicación > 17
18. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
como desconectados-invisibilizados y flexibles-precarizados.
Entonces, ¿qué atributos y/o tensiones moviliza y son moviliza-dos
en la década del 2000 para pensar las políticas de los cuerpos
y las sensibilidades sociales?
En términos generales, Scribano escenifica la política de los
cuerpos para la década del 2000 en la compleja tensión entre cuer-pos
sensibilizados-tensionados y cuerpos crispados-anestesiados.
Uno de los puntos centrales de esta política de los cuerpos, que
abona nuestra mirada y pregunta de investigación, es la relevancia
de la problemática de la inseguridad como factor dador de sentido
del período. Así, ella deviene problemática de la vida cotidiana, y
nutre y dinamiza la política de los cuerpos. Delimita claramente
territorios y actores seguros e inseguros, delimita un nosotros
inclusivo y un otro amenazante. En este sentido, Scribano sostie-ne:
“El otro ya no es un convidado de piedra institucional, ya no
tiene que seguir soportando el castigo, sino que se transforma en
amenaza. Y la lógica de la amenaza es una lógica no del refugio
en la privatización, sino de la salida en la agresión. Por eso habla-mos
de un cuerpo crispado, pero que por otro lado se encuentra
anestesiado frente a la situación” (Scribano, 2009: 15). En el
artículo “Sensaciones, conflictos y cuerpo en Argentina después
de 2001”, el autor retoma la pregunta sobre los mecanismos de
soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las emo-ciones,
y nos brinda otras herramientas para pensar el período.
Si diciembre de 2001 significó para el autor un aumento de la
contienda pública sobre las políticas de los cuerpos, esto no puede
entenderse por separado de los nodos conflictivos de la etapa en
cuestión: allí asoman las problemáticas de pobreza, hambre, des-ocupación
18 < Ecos de la Comunicación
y dolor social que marcan profundamente el período
pos 2001 (Scribano, 2008). Por otro lado, abonamos la noción
que supone que los agentes sociales conocen el mundo a través
de sus cuerpos, “donde un entramado de impresiones con-figuran
las sensaciones que los agentes ‘hacen’ de aquello que puede
designarse como mundo interno y externo, mundo social y mundo
subjetivo” (Scribano, 2008: 220). De esta forma, el autor entiende
que de la tensión dialéctica entre las impresiones, percepciones y
sensaciones se estructura la impotencia frente a lo que está dado,
“en tanto excedente efectual de las naturalizaciones del miedo y la
mentira” (Scribano, 2008: 220). En una misma línea argumental,
entiende que el miedo se presenta como un complemento econó-mico
de la estructura fantasmal de la opacidad de la amenaza y la
culpa (Scribano, 2008).
19. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
En relación con este último punto, entendemos que las
emociones –particularmente, el miedo– encontrarán una base
argumentativa en un relato social más amplio de peligrosidad
y amenaza que, como mencionamos anteriormente, refuer-za
al mismo tiempo la estructura emocional (Kessler, 2009).
Respecto de la misma, es pertinente traer a colación los apor-tes
de Scribano referidos a las fantasías y fantasmas sociales.
“Unas son el reverso de los otros, y ambos hacen referencia a la
denegación sistemática de los conflictos sociales. Mientras las
fantasías ocluyen el conflicto, invierten (y consagran) el lugar
de lo particular como un universal, e imposibilitan la inclusión
del sujeto en los terrenos fantaseados; los fantasmas repiten la
pérdida conflictual, recuerdan el peso de la derrota, desvalorizan
la posibilidad de la contra-acción ante la pérdida y el fracaso”
(Scribano, 2008: 90). Si seguimos este planteo, entendemos que
el reverso del fantasma de la inseguridad revela una fantasía de
un orden imaginado como posible de plena seguridad y armonía
social. Sostenemos así que tanto las fantasías sociales como los
fantasmas sociales constituyen también lo que el autor denomina
“dispositivos de regulación de las emociones”. Conforman así
la base imaginaria en la que se apoyan los procesos de selec-ción,
clasificación y elaboración de las percepciones sociales
Ecos de la Comunicación > 19
(Scribano, 2008).
Por otro lado, resultan pertinentes para el análisis los aportes
que la antropóloga Rossana Regillo desarrolla en su artículo
“Los miedos: sus laberintos, sus monstruos, sus conjuros. Una
lectura socioantropológica”. La autora nos invita a pensar cómo
los miedos conforman los límites territoriales, es decir, cómo se
conforman ideas de territorios seguros o inseguros, constituyendo
zonas de riesgo cero (representación que muestra el imaginario)
y zonas de alto riesgo, en general, aquellas habitadas por los
sectores populares. Reguillo sostiene que el miedo es un lugar
para pensar la articulación entre lo individual y lo social, entre lo
subjetivo y lo objetivo, y entiende que los miedos son individual-mente
experimentados, socialmente construidos y culturalmente
compartidos (Reguillo, 2006: 51).
Ahora bien, ¿quién/es forma/n, consolida/n y dinamiza/n
estas representaciones sobre el miedo, sobre lo que se constru-ye
como peligroso, seguro, deseable o indeseable? Reguillo le
otorga una importancia central en este orden social –pero, clara-mente,
no única– a los medios de comunicación masivos, como
reproductores y canalizadores de ciertas figuras que –según men-
20. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
cionamos anteriormente, cuando hacíamos alusión a la rostroci-dad
de clase– son asociadas al miedo y al crimen. Pero advierte
que estos medios no trabajan en un vacío social. Por el contrario,
se afianzan y nutren en imaginarios sociales dinámicos, que son,
al mismo tiempo, constitutivos y constituyentes del orden social.
Entonces, podemos pensar que la trama de poderes se ve en cómo
y quién define los espacios como seguros o peligrosos.
Esta es la pregunta por el poder pero también por la trama de
relaciones sociales. Entendemos así que la interrogación por el
miedo los es por el modelo socioeconómico, político, cultural y
emocional que nos hemos dado; es la pregunta por los efectos
en el cuerpo individual y social de la exclusión, del desdibuja-miento
de las instituciones (Reguillo, 2006).
2.3. Construcción mediática de la realidad
Al retomar los aportes de Sigal y Verón (2004), podemos
afirmar que nos encontramos frente a una sociedad mediatizada,
donde los medios son uno de los soportes y productores de dis-cursos
más importantes y potentes. Esto resalta la relevancia del
lugar de enunciador legítimo que ciertos medios ocupan, que, por
su capacidad simbólica de producir objetos sociales y su capa-cidad
política de configurar una agenda, los erige como actores
principales de la lucha por el sentido y por el discurso, como
productores y reproductores del ordenamiento social. De esta
manera, se consolida como uno de los dispositivos de regulación
de las emociones y las percepciones.
Por otro lado, no toda información ni todo enunciador tienen
acceso al discurso mediático. El acceso preferente al mismo y el
control sobre sus parámetros son una forma de representación del
poder social, el cual permite el ejercicio del control del discurso
público mediante una sesgada selección temática y una construc-ción
de la noticia igualmente parcial (Van Dijk, 1997). Es en este
sentido que consideramos que la noticia como discurso concurre
a la construcción del orden social al ser productora y propagadora
importante, ya que un sector mayoritario se informa a partir de
ellos o se hace eco, de algún modo, de sus noticias de configura-ciones
simbólicas y marcos de interpretación de la realidad que
no pueden ser escindidos de dicho orden (Van Dijk, 1990).
La noticia y, en particular, la que trata sobre el crimen cons-truyen
una realidad discursiva que, bajo el formato noticia perio-
20 < Ecos de la Comunicación
21. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
1 Aquí nos acerca-mos
a la definición de
control social que nos
da Melossi, ya que los
medios le proveen “al
individuo ciertos con-tenidos
simbólicos que
encierran, implícita o
explícitamente, reco-mendaciones
para la
acción” (Melossi, 1992).
dística, pregnará fuertemente, ya que su enunciador está investido
simbólicamente de legitimidad para que su selección, su inter-pretación
y su reelaboración simbólica de lo ocurrido no sean
consideradas como tales y sean vistas como información “impar-cial
y objetiva” (Van Dijk, 1990). Se oculta así que la noticia no
es espejo del ser (Baudrillard, 1987), que ordena una visión de
mundo correspondiente a una clase o grupo social, que estructura
una particular configuración de las sensibilidades sociales y que
“incluye creencias formales y concientes, pero también actitudes,
hábitos y sentimientos menos concientes, y formulados, e inclu-so
propuestos, comportamientos y compromisos inconscientes”
Ecos de la Comunicación > 21
(Williams, 1982: 25).1
Esta legitimidad le otorga autorización social a la construc-ción
simbólica mediática. Así, la noticia sobre el crimen cons-truye
mundos de sentido que se interpretan en el contexto de
las sensibilidades actuales, signado por diversas situaciones que
generan inseguridad, y desplazan de las conversaciones sociales
y de los números de los sondeos de opinión los temas políticos
más profundos (Martini, 2004).
De este modo, y signados por los criterios de noticiabilidad
(Martini, 2000) al hacer visible un problema y no otros, y reela-borarlo
simbólicamente en una construcción discursiva-ficcional
particular (Vilker, 2006), lo que en los medios se produce es una
tematización sesgada. Una visibilidad o una agenda que tiene un
efecto hiperrealista (Baudrillard, 1987), al proporcionar al lector
los marcos interpretativos para lo ocurrido y, como substrato
de ello, una visión particular e igualmente sesgada de mundo
(Martini, 2004).
2.4. Construcción de la inseguridad
Por un lado, entendemos que del universo de los delitos de
los que “se tiene noticia” en un conjunto social determinado,
los medios masivos de comunicación seleccionan y jerarquizan
ciertos hechos y no otros, y realizan, en términos discursi-vos,
un movimiento análogo al que hace el sistema penal en
términos materiales. Este movimiento es llamado por Sergio
Tonkonoff (2007c) “criminalización”. El autor entiende que
“criminalizar es expulsar de la comunidad a quienes ya han
sido excluidos materialmente de la sociedad” (Tonkonoff,
2007c: 8).
22. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
En relación con lo expuesto anteriormente, entendemos que
este proceso implica la retirada de ciertos delitos del campo de la
visibilidad masiva (por ejemplo, los delitos económicos o contra
el medioambiente) y visibilización altamente estigmatizante de
otros: los microdelitos. Esta operación tiene lugar a través de A)
la transformación de estos micro-delitos en noticias centrales y
su inclusión en la categoría de “inseguridad”, B) la reducción de
esta categoría a las situaciones conflictivas producidas por estos
microdelitos, y C) la construcción de la figura del (micro)delin-cuente
como una alteridad radical, responsable principal, cuando
no único, de esas situaciones y, por lo tanto, de la inseguridad en
general.
Cabe señalar que, de este modo, no solo se invisibilizan
discursivamente las acciones delictivas de individuos y grupos
política, social y/o económicamente influyentes (los que tienen
estructuralmente a su alcance la posibilidad de cometer delitos
financieros, impositivos, de contaminación o depredación de
recursos naturales); sino que también se produce un movimiento
que tal vez tenga un alcance mayor que el anterior. Entendemos
que, desde el punto de vista de la intervención mediática en la
pugna por la construcción social de la realidad, se excluyen del
campo semántico designado por el significante “inseguridad” las
acciones económicas, sociales y políticas que, aun revistiendo un
carácter legal, incluso legítimo, podrían verse como productivas
de vulnerabilidad y riesgo para distintos sectores sociales o para
la sociedad en general.
Dentro de la categoría de “inseguridad” pueden ser incluidas
todas aquellas contingencias de las cuales los individuos no están
plenamente protegidos. De todas formas, al analizar el discurso
mediático dominante en nuestro país, podemos afirmar que se
verifica en los últimos años un proceso de reducción de dicha
categoría a la amenaza específica de un particular tipo de ilícito:
el microdelito (Daroqui, 2003, 2004; Kessler, 2006; Tonkonoff,
2007a).
En este sentido, y tomando los aportes de quienes se espe-cializan
en el estudio del control social, afirmamos que la
delincuencia involucra un conjunto de relaciones sociales que
dependen del orden social, el cual en primera instancia los
define y luego reacciona contra ellos. Pero esta reacción está
mediada por la política penal, la cual expresa toda una economía
de los castigos que gestiona diferencialmente los ilegalismos
(Foucault, 2006).
22 < Ecos de la Comunicación
23. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
Las agencias estatales criminalizan llevando adelante dos
movimientos que se corresponden, el primero, con la criminaliza-ción
“primaria”, y el segundo, con la “secundaria”. El proceso de
criminalización “primaria” se refiere a la institución de las leyes
penales y el de criminalización “secundaria” contempla las accio-nes
del sistema penal que seleccionan qué ilegalismos perseguir y
Ecos de la Comunicación > 23
castigar, y, por lo tanto, qué sujetos criminalizar.
Así, es preciso entender el delito como una relación social
conflictiva, cuya realidad depende, en primer lugar, del sistema
penal que la define y que, al mismo tiempo, reacciona contra
ella (Baratta, 2004; Garland, 2005; Tonkonoff, 2007a, 2008).
Las agencias de control social intervienen en este proceso asig-nándole
cualidad o status social de criminal o delincuente solo a
algunos individuos que llevaron adelante una acción tipificada
por el código penal como punible, y no a otros, plausibles tam-bién
de ser castigados por realizar análogas acciones. Postulamos
entonces que “la inseguridad” es un significante de circulación
masiva que, al intentar expresar un miedo difuso, hace carne la
selectividad mencionada y legitima la territorialización de dicho
miedo difuso en una definida identidad Otra y amenazante.
Hasta aquí hemos intentado presentar sucintamente los apor-tes
centrales que de los tres campos que nutren nuestro análisis
entendemos más relevantes para comprender la relación que
postulamos que existe entre los dispositivos de regulación de las
emociones, la construcción mediática de la realidad y la construc-ción
de la noción de inseguridad. Nos propusimos explicitar las
diversas líneas de contacto que nos permiten pensar los discursos
mediáticos como uno de los resortes afectivos que forman parte
de los dispositivos de regulación de las emociones. A su vez,
afirmamos que estos dispositivos trabajan en la conformación de
las estructuras de las emociones y percepciones, y que estas pro-ducen
determinados cuerpos sensibles a los que también se apela
en el texto noticioso. Por otro lado, no podemos dejar de men-cionar
la inseguridad como objeto hecho cuerpo, como núcleo de
una estructura de las emociones, como articulador central de la
configuración de las sensibilidades que caracterizan la década del
2000. Es decir, la inseguridad segregacionista se establece como
un fuerte clima emocional de época. El análisis que a continua-ción
desarrollaremos intentará hablar de él.
Tras el análisis de los discursos mediáticos, proponemos un
análisis de los dispositivos de regulación de las emociones y
percepciones que los habilitan y de los cuales se nutren; tras la
24. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
referencia a la inseguridad, proponemos un análisis de la con-formación
de cuerpos miedosos; tras la referencia al delito, pro-ponemos
un análisis de las sensibilidades como posibilidad del
texto de la noticia; en fin, tras el nombre de Candela Rodríguez,
proponemos un análisis de la estructura de las emociones.
3. Análisis de la construcción del “Caso Candela”
en los diarios La Nación y Crónica
El miércoles 31 de agosto de 2011 se encuentran reunidos el
gobernador de la provincia de Buenos Aires, altas autoridades
de la policía provincial junto a familiares directos de la joven
Candela Rodríguez. El punto de encuentro es un basural linde-ro
a la “autopista del oeste”. El motivo: el reconocimiento de
un cuerpo recientemente encontrado en la zona. Entre autori-dades
provinciales, policiales y familiares de la joven Candela,
resalta la presencia de un conjunto heterogéneo de medios de
comunicación nacionales, transmitiendo en directo el aconte-cimiento
y evidenciando, al mismo tiempo, la escenificación
del mismo.
La confirmación de la muerte de Candela Rodríguez pone en
juego un conjunto heterogéneo de discursos que buscan, en gran
medida, evidenciar las razones de su desaparición, muerte y las
responsabilidades sobre la misma. El trabajo que nos convoca
persigue el desafío de ahondar en dos ejes centrales que hemos
seleccionado en éstos discursos mediáticos:
1. La configuración de la situación y de los actores involucra-dos,
con especial atención en los sentidos dinámicos que en
ellos se vuelcan.
2. El sustento de estas configuraciones en torno al caso en una
estructura de las emociones.
Para esto hemos seleccionado los diarios La Nación y
Crónica, ambos de distribución nacional y con líneas editoriales
disímiles. Por un lado, La Nación condensa y consagra un pen-samiento
político-económico conservador y apunta a establecer
un contrato de lectura con los sectores medios y altos de la
Argentina. Por el contrario, el diario Crónica resalta un valor
plebeyo tanto de sus editoriales como del público receptor del
mismo.
24 < Ecos de la Comunicación
25. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
Para este trabajo hemos seleccionado un conjunto de notas
en ambos diarios, publicados tanto en la edición impresa como
en la digital de los mismos. Suscribimos nuestro análisis a las
notas publicadas entre el 24 de agosto hasta el día 5 de sep-tiembre
del 2011. Para el diario La Nación hemos seleccionado
un corpus de cuarenta y siete notas periodísticas. En el caso
de Crónica, hemos seleccionado un corpus de cuarenta notas
periodísticas.
La selección, clasificación y análisis de este corpus docu-mental
nos ha permitido especificar y darle énfasis a ciertos
fragmentos de las notas seleccionadas. Así, buscamos identificar
aquellos que, luego de la lectura y clasificación, entendemos que
condensan las principales nociones y/o configuraciones vertidas
en los mismos.
Ecos de la Comunicación > 25
3.1. La construcción de las víctimas
Las primeras notas periodísticas que hacen eco sobre el caso
describen la situación de desaparición de la joven, haciendo hin-capié
en las horas previas a esta. Así, se resalta en los dos diarios
que la joven concurría a una iglesia, en donde participaba de un
grupo Scout.
“Una niña de once años que salió el lunes último de su casa,
en Coracero y Bustamante, de esa ciudad, para reunirse con ami-gos
de un grupo de niños exploradores y nunca más fue vista”
(Diario Crónica, 25/8/2011).
El diario Crónica describe en diferentes oportunidades las
actividades y el perfil de la joven, remarcando su condición de
niña y de creyente: “Cientos de personas se movilizaron para
pedir por la aparición de la niña, que desapareció el lunes cuando
salió de su casa para ir a una reunión de scout” (Diario Crónica,
25/8/2011).
En el caso del diario La Nación, encontramos que se refie-re
a Candela como la “Niña desaparecida” (Diario La Nación,
24/8/2011): “La niña de once años, que integra el grupo Boy
Scouts de la Parroquia San Pablo Apóstol, se despidió con su
mamá y le dijo a su mamá que iba a encontrarse con sus amigas
en la iglesia” (Diario La Nación, 24/8/2011). En el mismo artícu-lo,
se cita la voz de la tía de la joven, quien afirma: “Se trata de
una criatura […] una niña obediente y muy buena, que no se esca-pa
nunca y que tampoco miente” (Diario La Nación, 24/8/2011).
26. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
Posteriormente, en una nota de La Nación titulada “Un barrio
movilizado y solidario” (27/8/2011) se despliega una construcción
más profunda de Candela a través del relato y la descripción de las
fotografías de la joven que fueron distribuidas en “las casas, los
comercios, los automóviles, las parroquias y los establecimientos
educativos de Hurlingam” (27/08/2011). En esta nota, se interpe-la
a un abanico de emociones que van a envolver y constituir la
construcción no solo de la niña sino también de un “nosotros”:
“Candela está por todos lados. En una imagen se la ve orgullosa,
con la bandera de ceremonia. En otra, con una sonrisa de inmensa
felicidad. Su rostro conmueve e impacta. Su mirada, inocente y
llena de ternura, invadió las casas” (Diario La Nación, 27/8/2011).
Este breve fragmento del artículo se muestra sumamente inte-resante
para nuestro análisis, en tanto nos acerca, por un lado, a
la construcción de Candela como un punto de condensación de la
juventud, la inocencia, la ternura, la corrección y, a su vez, resalta
una suerte de “educación de la mirada”, tendiente a apuntalar y
dirigir la atención a ciertos atributos que el artículo construye a
la vez que propone. Retomando las nociones de fantasía/fantasma
mencionadas previamente, podemos afirmar que se verifica esta
lógica doble en la afirmación de estos atributos imaginarios de
la joven que se muestran, también imaginariamente, en peligro
de ser arrebatados. El juego entre la plenitud fantasiosa de la
niñez inocente de Candela frente a la amenaza fantasmal de una
“entidad maligna” se encuentra suscripto por las estructura de las
emociones. Es así que la fantasía permite establecer una relación
afectiva con la niña habilitando la construcción de un sujeto
colectivo amenazado.
Asimismo, posteriormente, el entorno familiar y vecinal de la
joven será un eje central del artículo, a través de la descripción
del impacto del caso en la cotidianidad del barrio de la joven.
En principio, se aglutina y homogeniza en un “todos”, licuando
las diferencias y construyendo al mismo tiempo un “todos” por
un lado víctima y por otro lado, solidario. En este sentido, en el
artículo en cuestión encontramos: “Todos están preocupados […]
Candela es de todos […] Todos los automovilistas se detienen y
agarran la foto de Candela […] Todos quieren ayudar y aportan
su granito de arena para cambiar la realidad que hoy sufren […]
El apoyo a la familia es de todos. Tenemos miedo e impotencia”
(Diario La Nación 27/8/2011).
La construcción de Candela como un sujeto tierno y en peligro
a la vez se expande en una totalidad estableciendo así una suerte
26 < Ecos de la Comunicación
27. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
de separación imaginaria de dos mundos contrapuestos: por un
lado, aquellos indignados, solidarizados e identificados con la
víctima y su familia; por otro lado, lo completamente Otro del
orden social, aquello que se cae por los márgenes. Este mundo
binario, de bueno y malos, civilizados y salvajes, trabajadores y
ladrones, se expande y reproduce en ambos diarios estableciendo
una especie de límite moral: “con los chicos, no”. La desapari-ción
y posterior muerte de Candela refuerzan la noción de triunfo
del “mal”, de un fantasma de inseguridad y caos triunfante que
genera en los vecinos “Miedo e impotencia” y “Miedo y bronca”
(Diario La Nación, 27/8/2011).
“El jefe policial apeló ‘a la sensibilidad de la gente y a aque-llos
que decidan arrojar algún tipo de datos pedimos que lo hagan
con seriedad y piensen que esto les puede estar ocurriendo a
ellos, que se pongan en el cuero de los padres’” (Diario Crónica,
25/8/2011).
Como primer punto, este fragmento del artículo nos permite
analizar, desde diversas aunque complementarias miradas, el
discurso montado sobre el caso: la cita a la apelación de la auto-ridad
policial sobre las emociones y sensibilidades de lo que se
construye como “la gente” para brindar información sobre el caso
nos conduce a pensar nuevamente en los bifurcados caminos de
las estructuras de las emociones. Así, la “sensibilidad” es narrada
como una puerta de entrada a los sujetos, como una llamada a la
humanidad de los mismos. Por otro lado, la mencionada apela-ción
al mundo sensible persigue en el discurso la finalidad de la
acción racional: quien siente lo que ocurre y se pone en el lugar
de los padres y amigos, entiende la gravedad del asunto y actúa
en consecuencia. Así, lo cognitivo y lo emocional, el sentir y el
pensar el hecho en cuestión, se encuentran mutuamente condi-cionados.
Resalta en el mismo fragmento la mención a “ponerse en el
cuero de los padres” que deposita sensibilidades y saberes en
el cuerpo. Aquí retomamos la noción de política de los cuer-pos,
la cual “no puede ser narrada sino en el contexto de las
sensibilidades construidas y configuradas por los dispositivos
de regulación de las sensaciones, en el marco de los pasajes y
paisajes efectivizados en y a través de los fantasmas y fantasías
sociales” (Scribano, 2009: 1). Podemos así pensar al cuerpo,
siguiendo al mismo autor (Scribano, 2008) como el lugar de la
conflictividad y el orden. De esta forma, en la cita mencionada
podemos leer que el cuerpo es el lugar de la conflictividad.
Ecos de la Comunicación > 27
28. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
Es el cuerpo el que sufre, el que siente miedo y es, a la vez,
el lugar propuesto de identificación con las víctimas. Por otro
lado, y al mismo tiempo, es el lugar del orden en tanto se inter-pela
a un cuerpo: se propone una identificación con un cuerpo
sufriente, víctima pero activo, no resignado y con una voluntad
de justicia y orden (“Si me quedo tirada en la cama no la voy a
encontrar”, cita de la madre de Candela Rodríguez en el Diario
Crónica el 27/8/2011). Así, el cuero funcionaría a la vez como
el límite ajado pero resistente de ese “nosotros” al que hacemos
referencia, conformándose como el lugar de identificación de
las sensibilidades de lo que podríamos denominar como una
“comunidad imaginada”.
Entendemos que en este discurso mediático comienza a
revelarse la construcción de una comunidad imaginada, que se
manifiesta claramente en el “ellos” del policía. Siguiendo los
aportes del antropólogo Gabriel Noel, concebimos que “la iden-tificación
con un colectivo social en tanto comunidad imaginada
(Anderson, 2007) puede entenderse –al igual que cualquier pro-ceso
de construcción identitaria– como resultado de una negocia-ción
más o menos explícita entre las pretensiones o reclamos de
determinados actores sociales, y el reconocimiento, impugnación
o imputación alternativa por parte de otros pacíficamente admi-tidos
como parte del colectivo respecto del cual estos reclaman
pertenencia” (Noel, 2010: 1).
Entonces, ese “ellos” remite directamente a una comuni-dad,
que se encuentra amenazada o incluso vulnerada, por un
“otro” peligroso y desafiante del orden. A su vez, la voz del
policía se pone a sí misma como al resguardo de ese “ellos” y
demarcando el límite con los “otros”. Así, se podría leer en este
discurso una estructura tripartita del orden social (nosotros, la
policía, Otros).
Pero, a la vez, podríamos afirmar la existencia de una
cuarto actor presente en este discurso, que subvierte desde
adentro el discurso policial. Si, por un lado, hay un nosotros
respetuoso de los valores y la autoridad amenazado por un otro
“peligroso”, dándole sentido al accionar policial que resguarda
precisamente ese “nosotros”, se evidencia en el discurso poli-cial
reforzado en el artículo, un cuarto sujeto que no conforma
colectivos, pero que opera en los márgenes de estos grupos,
sin establecer uno propiamente dicho: postulamos llamar a
este grupo “los irresponsables”, quienes son mencionados,
aun cuando no son nombrados explícitamente, como el real
28 < Ecos de la Comunicación
29. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
destinatario del discurso de la voz policial. De esta forma, los
“irresponsables” son descriptos como aquellos sujetos que,
sin tener en cuenta las consecuencias de su acción, irrumpen,
juegan (en todos los sentidos posibles del término), en los
terrenos tanto de la investigación policial, como del dolor y el
sufrimiento. De este modo, si existe un “nosotros” racional y
respetuoso de los valores, y que, por ende, no sería un sujeto
sobre el cual intervenir policialmente, ni a quien pedirle mesu-ra
o sensibilidad en sus acciones, dado que estas se suscriben
al universo normativo; si, por otro lado, existe un “otro” no
menos racional pero con atributos amenazantes que ponen en
peligro al “nosotros”, sobre el cual debe enfocarse la acción
policial, con el fin de neutralizarlos, encontramos, además
de estas dos y de la institución policial, una cuarta identidad,
evidentemente no racional e irresponsable, que no puede ser
controlada ni por su inscripción en y seguimiento de un sis-tema
de valores ni por la acción represiva de la policía, a la
que hay que contener y controlar de alguna manera. Dicha
manera en el discurso policial citado apunta directamente a la
sensibilidad.
Por otro lado, este acercamiento a los discursos montados a
partir del caso nos abre la siguiente pregunta: ¿podría pensarse
que uno de los posibles destinatarios del atributo de “irres-ponsables”
en el mencionado discurso policial que retoma el
artículo es precisamente el discurso mediático y el impacto de
este tanto en la investigación como en desenvolvimiento global
del caso?
Ecos de la Comunicación > 29
3.2. “El peor final”
Comenzamos la segunda sección del análisis, la cual se
encuentra orientada a vislumbrar el complejo abanico de hipótesis
que se sugieren en torno a la naturaleza del caso. En este punto,
volvemos a resaltar la importancia de la dimensión fantasmática
de los dispositivos de regulación de las sensaciones (Scribano,
2008). Entendemos que el conjunto dinámico y heterogéneo de
hipótesis que buscan explicar las dimensiones que rodean el caso
en cuestión (hipótesis que en este trabajo suscribimos al discurso
de dos medios específicos, pero que, entendemos, atraviesan a
diversos y complejos actores sociales) se apoya en y refuerza
fantasmas sociales.
30. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
3.2.1. “Un caso poco común”
Este apartado persigue la ambición de dimensionar la
dinámica que se produce en el discurso mediático, la cual con-duce
a establecer, en primer término, como hemos afirmado
anteriormente, a los padres y familiares de Candela Rodríguez
como víctimas, pero en posición de lucha, de un suceso que es
construido, casi simultáneamente, como un caso de secuestro
extorsivo, como un caso de trata de personas y como un ajuste
de cuestas.
Por un lado, resalta la hipótesis, aun previa al desenlace
del caso, de “ajuste de cuentas”. Esta explicación es anclada
directamente en el pasado reciente de dos familiares de la
joven: el padre se encuentra preso, condenado por un delito de
piratería del asfalto, y también resalta la figura del tío, de quien
se mencionan, en reiteradas oportunidades, sus vínculos con el
narcotráfico.
“Las fuentes dijeron que la investigación que lleva adelante el
fiscal Tavolaro apunta a dos principales hipótesis: que a la niña la
mataron para dejar un mensaje mafioso o por una deuda familiar”
(Diario Crónica, 2/9/2011)
“Más sospechas sobre el entorno. Narcotráfico: para los
investigadores el homicidio está relacionado con el negocio de
las drogas instalado en las villas de emergencia de San Martín.
Piratas del asfalto: es otra línea investigada. El foco está puesto
en los cómplices del padre, Alfredo Rodríguez, que está preso”
(Diario La Nación, 4/9/2011)
Si bien los perfiles de los familiares e integrantes del cír-culo
íntimo de la joven son evidenciados desde los primeros
días, sugiriendo un vínculo entre estos y diversas actividades
delictivas, es notable el énfasis explicativo que toma a partir
de su muerte. Así, el abanico de hipótesis que ponían en juego
las posibles “respuestas” para el caso, es desplazado del eje
central, pues se coloca en un lugar de importancia el núcleo
familiar como eje del desenlace. Extremando este viraje, que en
los artículos presenta matices, nos permitimos sostener que se
produce un cambio, compartido en ambos diarios, en el marco
del cual los padres de la joven son traspolados de la figura de
víctima (aun con las “sospechas” volcadas sobre el padre desde
un inicio) a la figura de victimarios o bien cómplices de los
hechos, como se explicita desde la portada del diario Crónica
del 3/9/2011:
30 < Ecos de la Comunicación
31. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
En relación con este último punto, es notable cómo este pro-ceso
es acompañado de la consagración, tanto mediática como
también política, del argumento que sostiene que el caso “no es
un hecho común”. Este argumento es retomado en ambos diarios
bajo distintas voces:
“El jefe de Gabinete Aníbal Fernández aseguró que el crimen
de Candela Rodríguez […] ‘no es un hecho común’, que ‘no se
ha pedido rescate’ y que los captores la trataron ‘de manera cui-dadosa’”
Ecos de la Comunicación > 31
(Diario Crónica, 5/9/2011).
“Woodgate reconoció que se trata de un hecho poco común”
(Diario La Nación, 5/9/2011)
“El jefe de Gabinete insistió con que ‘No hay nada que así
indique’ que se trata de un caso de inseguridad de los tradiciona-les
que ocurren en el país. ‘No hay nada que indique que se trata
de un modus operandi común, este es un hecho absolutamente
particular’” (Diario La Nación, 5/9/2011).
Se evidencia en esta afirmación la existencia de un fantas-ma
de inseguridad presente para explicar este suceso que no
cuadraría con las nociones consagradas de inseguridad. Esta
argumentación se inscribe en un intento de racionalización, de
justificación, que busca, a través de la adjetivación del suceso
como un “hecho poco común”, neutralizar las responsabilidades
en la resolución del caso. Merece aclaración que no es posible de
ser equiparado la distribución de méritos y responsabilidades de
32. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
los distintos actores involucrados (policía, autoridades judiciales
y gubernamentales, medios de comunicación). Aún así, es nota-ble
cómo esta racionalización es puesta en juego para funcionar
como argumento justificativo de la imposibilidad de resolución
del caso. De esta forma, entendemos que inicialmente se produjo
una clara condena a las acciones y procedimientos de las agencias
encargadas de resolver y/o comunicar este tipo de sucesos. Allí se
hacen presentes las nociones de “fracasos de la policía”, “inepti-tud
judicial” e “imprudencia de los medios”.
“Según Baggio (representantes de los docentes) después de
9 días, ni la policía, ni el Gobierno, ni los jueces estuvieron dis-puestos
a recuperar a una niña que estuvo todos los días (cautiva)
en Hurligham” (Diario La Nación, 31/8/2011).
Estas nociones se desdibujan ante la presencia del argumento
de la “irracionalidad”, de lo “no común”. La “realidad” del caso
excedería así la racionalidad de la justicia y las capacidades
policiales, lo que habilitaría a desprenderse de la responsabili-dad
en la resolución. Resta pensar la función de los medios en
este proceso: el argumento de la “buena voluntad” se posiciona
y antepone un freno a las críticas de su obrar. Poner el foco en
la intención de los actores obtura la posibilidad de analizar los
efectos concretos que sus acciones producen.
“[Aníbal Fernández] lanzó una dura crítica a los medios de
comunicación que cubrieron la noticia, al punto de responsa-bilizarlos
por el fracaso de las pesquisas” (Diario La Nación,
5/09/2011).
Encontramos en esta frase el recorte de la acción mediática
únicamente en términos de “cobertura informativa”, sesgando su
cuota de participación e indecencia en el devenir del caso. Se nos
presenta una lógica similar en la “buena intención” de los famo-sos
e integrantes de la ONG “Red Solidaria” que formaron parte
de la llamada cruzada “24 horas por Candela”. Tanto la “buena
intención” como la visión de una cobertura “imparcial” serían
esencialmente nobles y, por lo tanto, no condenables.
Por otro lado, lo “no común” del caso, su “irracionalidad”,
es puesto en palabras a través del uso de la apelación a figuras
míticas, que evidencia la búsqueda de una construcción racio-nal
de un hecho que no revela su racionalidad. Es así que los
actores del secuestro y crimen son definidos como animales. Un
artículo de La Nación, cita al Cardenal Bergoglio, quien afirma
que “Hay lobos que roban nuestros chicos” (Diario La Nación,
1/9/2011).
32 < Ecos de la Comunicación
33. De las relaciones entre la estructura de las emociones...
Si bien, según mencionamos previamente, se afirma que lo
que se construye y difunde como el “Caso Candela” es narrado
como un hecho poco común, con atributos y aristas particulares,
lo cual no permitiría su inscripción dentro de una serie de casos
de “inseguridad tradicional”, nos encontramos con la suscripción
del mismo dentro de una serie. Esta posibilidad de inscripción en
el discurso mediático debe relacionarse con algo común que todos
los casos seriados poseen. Postulamos que el atributo común que
poseen es la apelación al fantasma de la inseguridad como apoyo
macro de dotación de sentido. Es así que en La Nación una nota
se titula “Otros crímenes similares que impactaron a la opinión
pública. El reciente suceso del asesinato de Candela Rodríguez,
trae el recuerdo de casos parecidos” (1/9/2011).
Aunque en la nota mencionada se reponen casos tan heterogé-neos
como el de María Soledad Morales, Jimena Hernández, Nair
Mustafá, entre otros, se anularía la mencionada heterogeneidad
afirmando que son “casos parecidos”. En tanto el caso Candela
“trae el recuerdo”, retoma y condensa los sentidos de fantasmas
sociales que permanecerían acechantes a través de su manifesta-ción
intermitente.
En fin, este caso se emparenta con una diversidad de situa-ciones
en el marco del “temor por la inseguridad”. En relación
con esto, el siguiente fragmento arroja luz sobre la condición de
posibilidad del establecimiento de la categoría de “temor por la
inseguridad”: la existencia de una estructura de las emociones
que tiene en su núcleo la incertidumbre y el miedo como elemen-tos
centrales.
“Y no es para menos. A la enorme repercusión que está
teniendo la desaparición de chicos, y el pavor que produce saber
que pueden aparecer sin vida, como ocurrió ayer con Candela
Rodríguez, se suman los robos tan comunes como violentos de
celulares, zapatillas, camperas, mochilas o billeteras en plena vía
pública y que no se denuncian” (Diario La Nación, 1/9/2011). Es
así como resulta evidente que el temor es una apelación constante
en la construcción dinámica del objeto “inseguridad”, así como la
inscripción de ciertos hechos en esa categoría refuerza y constitu-ye
el fantasma que esta sostiene.
En este trabajo hemos visto cómo la inseguridad se relaciona
con una estructura de las emociones que tiene el miedo como uno
de los elementos articuladores del orden cognitivo-emocional.
Hemos visto también cómo este orden conforma cuerpos tanto
subjetivos como colectivos. Asimismo, hemos evidenciado cómo
Ecos de la Comunicación > 33
34. Evangelina Caravaca - Nicolás Cardone
trabaja el discurso mediático como dispositivo de regulación de
las emociones, estableciendo y reforzando vínculos entre concep-tos
que establecen una forma posible de apreciarse-en-el-mundo
y también una manera de percibirlo.
En nuestro caso, analizamos cómo se tienden lazos estables
pero no estancos entre inseguridad, delito, miedo, corrupción,
drogas, irracionalidades y comunidad. Pudimos notar de quee
modo la inseguridad se relaciona con un proceso de crimina-lización
que propone y consagra una rostrocidad de clase que
funciona regulando las relaciones sociales. Finalmente, pudimos
analizar la manera en que el “Caso Candela” es inscripto en una
serie de casos, la cual se relaciona fundamentalmente con su
apoyo en una estructura ideológica que tiene la fantasía como su
núcleo cohesionador de sentido y la inseguridad como el nombre
del fantasma que, siendo el reverso de la fantasía, la amenaza y
vulnera constantemente.
En fin, a partir del estudio de las noticias sobre el “Caso
Candela”, intentamos poner de manifiesto la necesidad y cen-tralidad
de la sociología de las emociones como una mirada que
permite aglutinar una multiplicidad de apoyaturas tendientes a la
conformación de un análisis holístico de los procesos sociales.
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Vilker, S. (2006) Truculencia, Prometeo, Buenos Aires.
Williams, R. (1982) Cultura, sociología de la comunicación y del
arte, Paidós, Barcelona.
37. * Doctora en Sociología,
Profesora Titular
de Metodología de
la Investigación e
Investigadora de la
Pontificia Universidad
Católica Argentina.
** Magíster en
Gestión de Empresas
de Comunicación de
la Universidad de
Navarra, Licenciada en
Relaciones Públicas y
Publicidad Internacional,
y en Psicología de Texas
Christian University;
Profesora de la Pontificia
Universidad Católica
Argentina.
Palabras clave:
redes sociales en
Internet, usos y grati-ficaciones,
Facebook,
Twitter, medios de
comunicación.
Key words:
social networks, uses
and gratifications,
Facebook, Twitter, mass
media.
1 Este trabajo se
llevó a cabo gracias al
equipo del Dr. Alan B.
Albarran del Center
for Spanish Language
Media de University of
North Texas, que diseñó
el proyecto de investi-gación,
los instrumentos
de recolección de datos
y el financiamiento del
trabajo de campo en cada
uno de los países involu-crados.
¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes
de Latinoamérica?1
Ecos de la Comunicación > 37
Lidia de la Torre*
Laura Vaillard**
Recibido: 25/4/2012
Aprobado: 3/6/2012
Resumen
La difusión de las redes sociales en Internet ha pasado a for-mar
parte de la vida cotidiana de los jóvenes. Las motivaciones
que guían la elección de algunas de ellas, la frecuencia de uso y
su impacto en el consumo de medios de comunicación tradicio-nales
conforman el núcleo de este trabajo. Los jóvenes mostraron
estar familiarizados con los fines y aplicaciones de las diferentes
redes sociales, aunque en su gran mayoría eligen Facebook como
su favorita. Manifiestan que, en términos generales, las redes
sociales ofrecen una forma de comunicación completa, ya que
permiten compartir texto, fotos, videos y enlaces, y estar en con-tacto
permanente con familiares, amigos y conocidos.
Abstract
The spread of social media in the Internet has become part of
young adults’ daily life. The motivations that lead the preference
of some social media over others, the frequency of use and its
impact on the consumption of traditional media are the focus of
this work. Young adults have shown they are familiar with the
uses and applications of different social media, although most of
them select Facebook as their favorite one. Most of them manifest
that social media offer a complete and comprehensive form of
communication since it allows them to share text, pictures, videos
and hyperlinks, while it allows them to keep in touch with family,
friends and acquaintances.
38. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
1. Introducción
Las personas han generado históricamente diferentes tipos de
vínculos sociales tendientes a satisfacer necesidades afectivas,
laborales y/o lúdicas. A fines del siglo XIX, Georg Simmel dife-renciaba
entre “grupos sociales” (aquellos con un foco específico
como la familia, el barrio o su trabajo) y una red social conforma-da
por un grupo de personas más grande”.
Como luego agregó el psicólogo estadounidense Abraham
Maslow, estos grupos sociales interactúan entre sí para suplir
diferentes necesidades humanas que él clasificó en un modelo que
definió como la Pirámide de Maslow. En ella especifica que las
personas tienen necesidades fisiológicas (alimentación, descanso,
sexo, etc.), de seguridad (física, laboral, etc.), afiliación (amistad,
afecto, etc.), reconocimiento (auto-reconocimiento, confianza,
etc.) y, finalmente, autorrealización (moralidad, creatividad, etc.).
Las personas siempre han tenido la necesidad de interactuar
entre sí, y hoy en día han encontrado una nueva plataforma para
relacionarse y satisfacer sus necesidades humanas y de sociali-zación
que señala Maslow en su pirámide: las redes sociales por
Internet (RSI). Las RSI son comunidades virtuales compuestas
por miembros que comparten un interés, interactúan repetidamen-te,
generan recursos compartidos y comparten normas culturales
(Gómez-Arias, J. T. y Genin, L., 2009).
Algunas de las redes sociales más conocidas y utilizadas hoy
en día incluyen Facebook (2004) (comunidad on line que incenti-va
la interacción con amigos, donde se pueden intercambiar men-sajes,
fotos y videos, entre otros); MySpace (2003) (comunidad
on line para amantes de la música); LinkedIn (2002) (comunidad
on line diseñada para las interacciones laborales) y Twitter (2006)
(una red social en la que los usuarios intercambian conocimientos
y opiniones en tan solo 140 caracteres).
Cada una de estas redes sociales motiva a sus miembros a
generar grupos y redes entre personas, basándose en la colabora-ción,
la interacción y la conectividad constante. La efectividad de
cada una de estas redes sociales depende del objetivo de sociali-zación
que cada persona busque en ellas. Lo que es cierto es que,
cualquiera sea el objetivo, a través de las redes sociales se produce
el intercambio de información, considerado una actividad huma-na
fundamental que vincula a las personas y genera diferentes
tipos de relaciones (Duncan y Moriarty, 1998). Pero cuando la
información se proporciona y es adaptada con un objetivo deter-
38 < Ecos de la Comunicación
39. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
2 Gómez-Arias, J.
T. y Genin, L. (2009)
“Beyond monetization:
creating value through
online social networks”.
International Journal
of Electronic Business
Management, 2009, Vol.
7, Issue 2, p 79-85, 7p, 3.
3 Rojas Muñoz, L.
F. (Feb 2010) “Estado
de las Redes Sociales”.
Centro de Investigación
en Entretenimiento y
Medios. Universidad de
Palermo. Argentina.
4 Internet World
Stats. (Información revi-sada
el 20 de febrero de
2011). http://www.inter-networldstats.
com/south.
htm
5 Internet World
Stats. (Información revi-sada
el 20 de febrero de
2011). http://www.inter-networldstats.
com/south.
htm
minado por una persona, los participantes no sólo reciben aquella,
sino que también obtienen beneficios sociales (Burt, 1992; Cross,
Parker, Prusak y Borgatti, 2001; Granovetter, 1973).
Jeff Hammerbacher, científico e investigador de Facebook,
comenta que “las personas tienen más posibilidades de conver-tirse
en usuarios activos si entran en una red densa y activa”.2
Otros estudios también han demostrado que las personas tienen
más posibilidades de llegar a ser miembros activos si comparten
valores, sienten confianza y credibilidad hacia las personas de su
grupo y gozan de un vínculo con esas personas (Law, 2008).
No obstante, este no es un fenómeno único de las redes
sociales. Estudios sociológicos acerca de las relaciones interper-sonales
señalan la importancia de los valores en la construcción
de relaciones (Kelley y Thibaut, 1978; Levinger, 1983) y han
demostrado que el compartir valores facilita el entendimiento
común de metas colectivas y genera formas adecuadas de actuar
en un sistema social (Nahapiet y Ghoshal, 1998). Se ha obser-vado,
también, que la fuerza del vínculo entre dos o más actores
afecta la forma y la frecuencia del intercambio de información
(Frenzen y Nakamoto, 1993; Granovetter, 1973, 1985; Hansen,
1999; Uzzi, 1999).
La intensidad del uso de las redes sociales y su influencia en
la vida de los usuarios resulta evidente si se observan las estadís-ticas
registradas en los últimos años. Entre 1995 y el año 2000,
los usuarios de Internet pasaron de 45,1 millones de personas a
1,08 mil millones de personas a nivel mundial. Para diciembre
de 2009, en Argentina y México los números ascendían a más de
ocho millones de usuarios, en Colombia se registraban cerca de
7,3 millones de usuarios, en Chile los números rozaban los 5,9
millones y en Estados Unidos la cifra superaba los 109 millones
de internautas.3 Según los datos de la página oficial de Facebook,
hasta el 31 de agosto de 2010, cerca del 40% de los 396 millones
de habitantes de Latinoamérica utilizaba Internet (más de 156
millones).4
En el caso de Facebook, su sitio oficial declara que hasta esa
misma fecha, se habían registrado cerca de 50 millones de perso-nas
latinoamericanas en la red social, lo que alcanzaba el 12,5%
de la población de la región. A nivel mundial, la cifra de usuarios
para esa misma fecha ascendía a más de 500 millones,5 que pasa-ban
más de 700 miles de millones de minutos por mes en dicha
red social. Según la página oficial, en promedio, cada usuario
tiene alrededor de 130 amigos, está conectado con 80 páginas de
Ecos de la Comunicación > 39
40. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
6 Facebook Press
Room. (Información
revisada el 20 de febre-ro
de 2011). http://www.
facebook.com/press/
info.php?statistics
7 Twitter. (Informa-ción
revisada el 20 de
febrero de 2011). http://
twitter.com/about
comunidades, grupos y eventos, y genera 90 elementos de conte-nido
por mes.6
En el caso de Twitter, según su página oficial, hasta el 14 de
septiembre de 2010, el canal de microblogging tenía 175 millones
de usuarios registrados y recibía más de 95 millones de tweets
por día.7
La intensidad de uso y la popularidad que han logrado estas
redes sociales basadas en Internet muestran que los seres humanos
siguen teniendo las mismas necesidades de interactuar entre sí,
socializar, generar lazos y satisfacer sus necesidades básicas defi-nidas
en la Pirámide de Maslow, solo que ahora han descubierto
nuevas formas de satisfacerlas.
2. Objetivo y metodología
Este estudio fue diseñado con el objetivo de describir la relación
de los jóvenes con las redes sociales. En particular, se buscó cono-cer
cuáles son las redes sociales más usadas, cuáles son las formas
habituales de acceso a esas redes, cuáles son las motivaciones que
orientan su uso y cuál es el nivel de satisfacción que obtienen los
jóvenes con las actividades que desarrollan en las redes y con los
vínculos sociales que establecen. Asimismo, el estudio observó la
manera en que el uso de las redes sociales impacta en el consumo
de medios de comunicación tradicionales –diario, radio y TV–.
La respuesta a las preguntas surgidas de los objetivos
planteados fue dada mediante el diseño de una investigación
de carácter descriptivo-exploratoria que constó de dos etapas
consecutivas, la primera de tipo cualitativo y la segunda de tipo
cuantitativo.
El estudio cualitativo se llevó a cabo mediante la estrategia de
grupos focales, ya que el propósito era el de profundizar y definir
las actitudes, percepciones y opiniones de jóvenes de entre 18 y
25 años que fueran usuarios semanales de al menos una de las
cuatro redes sociales estudiadas: Facebook, MySpace, LinkedIn
y Twitter. Se organizaron entre dos y tres grupos motivacionales
por país, que fueron coordinados por un especialista en dinámi-cas
de grupos. Los grupos estaban compuestos por estudiantes
universitarios de ambos sexos, de nivel económico social ABC1,
residentes en Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. Las
sesiones fueron grabadas con audio y video para ser transcriptas y
analizadas a posteriori.
40 < Ecos de la Comunicación
41. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
En el caso de México, se puso a disposición de los partici-pantes
de los grupos focales, una laptop que les permitió navegar
libremente por las diferentes RSI. De esta forma se pudo no solo
contar con las experiencias de los jóvenes relatadas oralmente, sino
también incorporar la estrategia de la observación de manera tal de
registrar la forma de acceso, el tipo de red utilizada, las dificultades
o facilidades y el nivel de satisfacción con cada una de ellas.
El diseño del cuestionario que sirvió de guía para la dinámica
de los grupos focales estuvo a cargo del equipo del Dr. Alan B.
Albarran del Center for Spanish Language Media de University of
North Texas en Estados Unidos. De esta manera, se contó con un
instrumento de recolección de datos que permitió la comparación
de los resultados obtenidos entre los países que participaron de la
investigación: Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay.
Los equipos de investigación de cada una de las universidades
involucradas analizaron los resultados de los grupos motivaciona-les
en su país, elaboraron un informe y enviaron los resultados al
Center for Spanish Language Media de University of North Texas
en Estados Unidos.
Los hallazgos surgidos del análisis de los datos obtenidos
en los grupos focales fueron la base para el diseño de un cues-tionario
mediante el cual se evaluaron dimensiones, variables e
indicadores vinculados con actitudes, percepciones y preferencias
relacionadas con cuatro de las redes sociales existentes: Facebook,
MySpace, LinkedIn y Twitter. Con ese instrumento de recolección
de datos se encaró la etapa cuantitativa de la investigación que
incluyó el pretest del cuestionario. Esta etapa se llevó a cabo entre
noviembre de 2009 y febrero de 2010.
En el cuestionario se pidió a los entrevistados que identificaran
los sitios de las redes sociales que utilizaban de manera habitual,
la frecuencia de uso que hacían de esos sitios, la manera en que
accedían a ellos y, para los usuarios de Twitter, cuán a menudo
enviaban tweets. Asimismo se los interrogó acerca del impacto
que habían tenido las redes sociales en el consumo de los medios
tradicionales como la televisión, la radio y los diarios.
La mayor parte del cuestionario se vinculaba con el objetivo
principal de la investigación, que radica en la gratificación aso-ciada
al uso de las redes sociales. Los resultados de los grupos
focales orientaron la investigación hacia tres redes específicas:
Facebook, MySpace y Twitter (se decidió desestimar LinkedIn
debido a la baja aceptación y uso en el grupo estudiado). Se
evaluaron 13 indicadores de gratificación, que fueron valorados
Ecos de la Comunicación > 41
42. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
mediante afirmaciones del tipo “Para entretenerse y pasar el
rato, cuán útil es…”, con una escala Lickert, cuyas opciones de
respuesta iban desde muy útil hasta nada útil. Los encuestados
respondieron los indicadores de gratificación para cada una
de las redes sociales que usaban, pero al finalizar la entrevista
se solicitaba al entrevistado que optara por una de ellas. Se
incluyeron tres preguntas sociodemográficas: sexo, edad y
educación.
Se trabajó con una muestra intencionada de población, estrati-ficada
por sexo de manera tal que ambos estuvieran representados
de acuerdo a parámetros censales. Las unidades de análisis fueron
jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años, alumnos de estableci-mientos
privados. En algunos de los países que formaron parte de
esta investigación, las encuestas fueron autoadministradas dentro
del campus. En otros, los jóvenes fueron entrevistados fuera del
ámbito de la universidad.
Si bien la consigna fue que cada país encuestara a 250 jóvenes,
algunos trabajaron con más y otros con menos casos; en México
se completaron 270 casos; Uruguay, Colombia y Chile aportaron
250 en cada uno; Argentina completó 249. En total se realizaron
1.269 encuestas. Estados Unidos participó del proyecto original
con 238 entrevistas realizadas a estudiantes latinos de la University
of North Texas. Este segmento fue desestimado para el análisis que
presentamos en razón de una diferente definición operacional del
concepto de “latino”. En este trabajo definimos así a la población
residente en países latinoamericanos y excluimos a aquellos que
la categorización norteamericana define como latino (grupo étnico
caracterizado por su origen hispanoparlante). Además, dado que
en Estados Unidos las RSI como Facebook y Twitter han estado
disponibles por más tiempo que en Latinoamérica, la frecuencia de
uso, percepciones, actitudes y preferencias hacia las redes sociales
no serían comparables, ya que la variación podría ser consecuencia
del tiempo de exposición y familiarización con las RSI, y no nece-sariamente
42 < Ecos de la Comunicación
por la preferencia de uso.
3. Primera etapa: análisis cualitativo
3.1. Análisis de los resultados
En la etapa de los grupos motivacionales, los investigadores
pudieron percibir que, en términos generales, los participantes
43. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
–nativos digitales (de entre 18 y 25 años)– poseen información
detallada sobre los fines y las aplicaciones de las diferentes
RSI. Observaron, también, que es una población que se siente
aislada social y laboralmente si no pertenece a alguna de las
redes. Muchos de ellos sienten que el uso de las redes sociales
les permite conectarse en cualquier momento con sus familiares,
amigos y conocidos ubicados en cualquier lugar del mundo desde
su PC, laptop o teléfono celular. Algunos también mencionan que
es necesario pertenecer a una red social para establecerse como
marca y autopromocionarse.
Los participantes definen las redes sociales como páginas
web donde pueden interactuar con amigos y conocidos, com-partir
fotos, jugar, organizar fiestas, enviar y recibir mails,
chatear, informarse sobre las fechas de cumpleaños de sus
contactos, compartir música y videos, y, sobre todo, pasar el
tiempo y entretenerse. Los jóvenes que participaron del estudio
destacan que las redes sociales facilitan la interacción del grupo
y ayudan a mantener contacto con sus amigos y a desarrollar
vínculos de pertenencia que no se limitan a un lugar geográfico.
Específicamente, declaran que las principales motivaciones para
utilizar las RSI son: contactarse con otros, buscar información y
entretenerse.
En Argentina, los participantes hicieron énfasis en que las RSI
reemplazaron métodos de comunicación tradicionales como las
cartas, llamados telefónicos e incluso el mail para interactuar con
sus amigos. Actualmente, prefieren utilizar redes sociales como
Facebook, a causa de su inmediatez.
La mayoría de los participantes de los diferentes países coin-cidieron
en que se conectan a las RSI para contactarse con otras
personas, debido a la satisfacción que obtienen al interactuar
con familiares, amigos o simplemente conocidos. Expresan que
a través de las RSI sienten que se mantienen el contacto perma-nente
con las personas que conocen, aun cuando se encuentran
a grandes distancias geográficas. A su vez, perciben las redes
como una forma de comunicación completa, dado que les permite
intercambiar mensajes, difundir contenidos multimedia, compartir
información, fotos y videos. Sienten que se establece una comu-nicación
espontánea, flexible e inmediata. Además, les resulta
atractiva la posibilidad de difundir toda clase de información
“gratuitamente”.
Aunque, en su mayoría, los participantes prefieren conectarse
con amigos, confiesan que muchas veces agregan a conocidos con
Ecos de la Comunicación > 43
44. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
los que comparten amigos en común o personas que tienen intere-ses
temáticos similares a los suyos. Al mismo, tiempo especifican
que aunque llaman “amigos” a las personas de sus redes sociales,
en muchos casos:
Son vínculos que también pueden ser ficticios porque también hay
muchas personas que tienen una cierta cantidad de gente que a lo
mejor no sé si es un vínculo que se lleva a cabo de una manera directa
o no, o es un conocido, o un conocido de conocidos, no sé hasta qué
punto hay una relación directa o estrecha.
Tanto en Argentina como en Uruguay, los participantes
comentaron que con el paso del tiempo fueron modificando la
construcción de los perfiles y la información que compartían.
En un principio, era común la distribución de datos personales y
privados. Luego, por temas de seguridad, fueron eliminando datos
sensibles de sus perfiles como el número de teléfono y lugar de
residencia (aunque en ocasiones siguen dejando su dirección de
mail y contacto de MSN). En todos los países, los estudiantes
declararon que consideran que las redes sociales deberían tener
niveles de privacidad más elevados para proteger mejor sus datos
y poder sentirse más seguros. Explican que:
A veces es complicado porque uno escribe cosas para alguien y lo
termina leyendo otro. A mí me pasó con una amiga que le escribieron
algo de sexo y ¡lo terminaron leyendo los padres!.
En algunos de los grupos, los participantes especificaron que
en muchas oportunidades sienten que comparten más información
de las que les gustaría. Una de las participantes contó su experien-cia
de la siguiente manera:
Yo me hice el Facebook estaba de novia. Cinco años estuve de novia
y cuando terminé la relación no iba a seguir teniendo: “En una rela-ción
con…”. Cuando lo cambié se enteró medio mundo. Estaba de
vacaciones y cuando me meto en Facebook leo: “Ay, qué pasó” y no
sé qué. Y yo no tenía ganas de hablar de eso.
En relación con el tema de seguridad, tanto en Chile como en
Uruguay muchos ven el tema de privacidad y sobreexposición
como un problema porque no saben manejar los filtros de privaci-dad
o no los usan, lo cual permite a “conocidos” y desconocidos
tener acceso a sus fotos e información personal. Por otro lado, se
44 < Ecos de la Comunicación
45. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
muestran preocupados cuando terceros publican fotos o informa-ción
sobre ellos sin permiso o etiquetan fotos. Entienden que de
esta forma, otorgan acceso a terceros a su vida privada, muchas
veces, sin su consentimiento ni su conocimiento. También sienten
preocupación por el peligro del robo de identidad.
En el caso de Uruguay, los nativos digitales profundizaron aún
más sobre este tema y expresaron su miedo a perder la privacidad
como consecuencia del uso de las redes sociales. En ocasiones,
confesaron haber subido información que luego sintieron que no
deberían haber subido. Algunos de ellos se mostraron preocupa-dos,
en especial, por la información que podría ser revisada por
futuros empleadores y cómo esto podría llegar a afectarlos. En
dicho país, algunos participantes, conscientes de los problemas ya
mencionados, se autocensuran y elaboran la imagen que desean
proyectar en las RSI, con el fin de resguardar su intimidad y
seguridad personal. También mostraron principal preocupación
con respecto a la cantidad de tiempo que emplean en las redes
sociales:
A mí me pasa a veces que decís tá, voy a estar sólo diez minutos
porque después tengo que ir a no sé qué y entro y tá, no, estas fotos
obvio que las voy a ver y empiezo, empiezo, y miro y digo “¡No, se
me pasó una hora!” o “¡Perdí media hora cuando dije que iba a estar
diez minutos!”, y tá todo lo que tenías que hacer se te movió.
Tanto en México como en Colombia y Uruguay, expresaron
incertidumbre por el manejo ético de los datos e información
compartida a través de las RSI. A su vez, declararon que sienten
que a veces el uso de las mismas puede convertirse en un “vicio”
y hasta una “adicción”, y que a veces terminan postergando otras
actividades por seguir utilizando las RSI.
Al momento de tomar la decisión sobre qué información
desean subir a la red social y cuál no, los nativos digitales eligen
subir principalmente fotos, música y videos. Sin embargo, en el
caso de Argentina, reconocen que actualmente ha disminuido la
exposición y ya no arman tantos álbumes de fotos como en un
principio.
Los nativos digitales utilizan las redes sociales con dife-rentes
objetivos: interactuar para generar vínculos laborales,
acceder a información, conocer gente, obtener e intercambiar
información sobre música y cine, entre otros. Para cada una de
estas necesidades, los usuarios eligen diferentes redes sociales.
Ecos de la Comunicación > 45
46. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
Los internautas conocen lo que cada RSI puede ofrecerles según
su interés puntual: LinkedIn para temas laborales, Twitter para
hacer negocios o promocionarse comercialmente, MySpace para
satisfacer intereses artístico-musicales o para promocionarse
como artistas, y Facebook para interactuar con sus amigos. En
los diferentes países, los encuestados resaltaron la importancia
de participar en redes sociales mencionando que “estás adentro,
o estás afuera”.
En términos de uso, confiesan que muchas veces se limitan a
cambiar su foto de perfil y su status de cómo se sienten ese día.
En Argentina, las mujeres afirman que modifican su foto del per-fil
con más frecuencia que los hombres, principalmente por una
cuestión estética, para “verse más lindas”. Por su parte, los hom-bres
argentinos modifican la foto del perfil dándole más impor-tancia
al contexto: para verse como personas divertidas, más que
atractivas. Tanto en Argentina como en Chile y Uruguay, muchos
participantes consideran que no mostrar imágenes personales
disminuye el riesgo de seguridad, por lo que perciben a MySpace
como una red más segura que Facebook. En los diferentes países,
la mayoría declara que no ha modificado su información personal
desde que se registró por primera vez.
En el caso de Argentina, los jóvenes expresan que el fenómeno
de las redes sociales on line ha llegado para quedarse y, aunque a
futuro los nombres de las redes que utilizan actualmente puedan
cambiar, el concepto permanecerá. Por su parte, en Chile, los estu-diantes
disienten y declaran que lo consideran una moda pasajera.
En México, en cambio, se muestran más positivos y declaran que
las RSI están mejorando constantemente y que seguirán evolucio-nando
para continuar motivando la interacción social en el futuro.
A su vez, en Chile, los participantes también especifican que, en
términos generales, utilizan las redes sociales con fines recreati-vos,
“cuando no tienen nada que hacer”, aunque confiesan que a
veces su uso es excesivo y comienzan a obsesionarse “mirando la
vida de otros”.
3.2. Facebook
A pesar de que los participantes conocen las diferentes redes
sociales, los objetivos y los usos de cada una de ellas y las han
probado en alguna oportunidad, la mayoría elige Facebook como
su red social predilecta. Facebook es la red más utilizada, por
46 < Ecos de la Comunicación
47. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
su capacidad de interactuar con amigos y conocidos, y compar-tir
fotos e información. Los usuarios preguntados dicen que los
ayuda a expandir su círculo de amigos, retomar vínculos perdidos,
mantener contacto con gente que vive en el exterior y les permite
“no perderse de nada”.
Facebook me ha hecho no solo estar conectado sino tener un sentido
de pertenencia muchas veces con gente que está lejísimo. Gente con
la que de otra manera posiblemente no hablaría o no sabría qué es de
sus vidas, no sé. Tengo gente que vive muy lejos, en otros lados del
mundo y con la que verdaderamente tengo un cariño y me gusta saber
qué hacen de sus vidas y capaz que no los engancho por diferencia de
horario o qué. Y en Facebook pueden subir una foto de sus vacaciones
o… ponemos comentarios. Es casi como que seguís teniendo un trato.
La perciben como una red social práctica, que sirve de agenda
para eventos y cumpleaños, y además les permite organizar sus
propios compromisos sociales. Por otro lado, consideran que a
veces puede resultar impersonal, ya que muchos no son verda-deros
“amigos”, y creen existe una sobreexposición de temas
personales y emocionales. Esta preferencia por Facebook está
relacionada con su facilidad de uso y su popularidad, dado que
allí se encuentran sus amigos. Este resultado concuerda con lo
demostrado en otros estudios, como el de Hammerbacher, que
indican que las personas tienden a mostrarse más activos en redes
más densas, es decir, donde encuentran una alta concentración de
amigos y personas conocidas (Law, 2008).
En general, muchos participantes utilizan Facebook para
sociabilizar con sus amigos, mientras que otros también incluyen
a compañeros de trabajo y jefes. No obstante, en Argentina espe-cificaron
que en su mayoría se sienten incómodos con la partici-pación
de miembros de su entorno laboral en el Facebook, pero
no saben cómo comunicarles a sus jefes y compañeros de trabajo
que no quieren sumarlos a su “red de amigos”. En ocasiones, esto
los llevó a eliminar fotos, videos y comenzar a editar sus perfiles.
Aunque los nativos digitales rechazan la incorporación de adultos
en la red social, estos se van incorporando con gran velocidad
porque, al igual que los jóvenes, si no son miembros de las redes
sociales, son considerados unos “desactualizados”.
En muchos casos, Facebook se ha convertido en la alterna-tiva
del MSN de Microsoft, aunque no ha logrado desplazarlo
por completo, a pesar de su gran penetración en la comunidad
joven. Los participantes reconocen que una de las limitaciones de
Ecos de la Comunicación > 47
48. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
Facebook es el diseño de la página de chat. Además, el MSN dis-pone
de algunas aplicaciones como la capacidad de intercambio
de archivos y la videoconferencia, que convierten también en una
herramienta de intercambio de información académica.
En el caso de Chile, además de ver a Facebook como una “red
de amigos”, también perciben su valor comercial y la ven como
una herramienta corporativa para mostrar y adquirir diferentes
productos y servicios. En el caso de Argentina, solo identificaron
el aspecto negativo de Facebook en relación con ese tema y se
muestran molestos de que algunas empresas genere radiografías
de sus perfiles y utilizen la red social para alcanzar a su público
objetivo con promociones y publicidad.
Al momento de evaluar las aplicaciones que utilizan, en su
mayoría, los participantes expresan que les cuesta diferenciar los
contenidos del sitio del contenido externo. Dicen que con frecuen-cia
realizan encuestas, utilizan aplicaciones y juegos sin saber que
no son parte de Facebook. En el caso de Chile, las mujeres comen-taron
que utilizan Facebook para ver y comprar ropa y accesorios.
3.3. LinkedIn
Con respecto a LinkedIn, los nativos digitales perciben que
esta red social ayuda a incrementar la visibilidad de sus inte-grantes
dentro del mundo profesional y consideran que aquellos
que no pertenecen a esta red pierden posibilidades de inserción
laboral. No obstante, la gran mayoría de los participantes de los
diferentes perfiles no posee un perfil en esta RSI.
Los participantes de los grupos motivacionales la valoran
como una buena herramienta para relacionarse por temas labora-les,
pero reconocen que no es útil si no se posee un trabajo fijo y
full time, por ejemplo. Reconocen que las empresas multinaciona-les
ingresan a esta red para buscar candidatos, aunque la perciben
como una red social estructurada que carece de información.
3.4. MySpace
MySpace también es una RSI poco utilizada entre los parti-cipantes.
Los pocos usuarios son principalmente varones intere-sados
en buscar música, obtener información sobre músicos y
grupos, darse a conocer como músicos y mostrar “demos” de sus
48 < Ecos de la Comunicación
49. ¿Cómo usan las redes sociales los jóvenes de Latinoamérica?
canciones. Los que se han incorporado a la comunidad sostienen
que la misma tiene una elevada demanda de datos para la cons-trucción
de su perfil, que va desde hábitos de vida hasta preferen-cias
culturales, lo que en ocasiones puede disuadir a las personas
de inscribirse en esta RSI. Los usuarios la defienden, destacan que
MySpace ofrece un lugar especial para músicos y artistas en gene-ral,
y la perciben como una red social que permite mayor persona-lización
con respecto al look and feel de página, aunque critican
su calidad de audio. Algunos pocos reconocen que la utilizan de
vez en cuando para ver videos que no encuentran en otros lugares.
En el caso de Uruguay, los usuarios consideran que es una
RSI útil para difundir su trabajo, darse a conocer y conseguir
posibles contratos. Además, los ayuda a conocer otras personas
con los mismos intereses musicales. Contrariamente, en Colombia
los participantes la critican al percibirla como una interfaz des-ordenada,
con fondos de pantalla complicados y limitaciones
para la publicación de textos y mensajería. En México resaltan
que muchos de ellos utilizaron MySpace activamente durante la
secundaria, pero que dejaron de hacerlo una vez que ingresaron a
la facultad.
Ecos de la Comunicación > 49
3.5. Twitter
Twitter se caracteriza por ser un espacio de carácter descripti-vo
de emociones, actividades cotidianas y foros de debates sobre
temas puntuales como política y negocios, en el cual los partici-pantes
no necesariamente deben conocerse. Es una red social poco
utilizada por la mayoría de los participantes.
En Argentina, los participantes la perciben como una red
social con fines comerciales. Consideran que las personas que
actualizan Twitter varias veces al día con banalidades como
“fui a almorzar” no aportan valor a la web, mientras que los
que lo hacen con contenido ofrecen información interesante e
influencian, generan debate y ayudan a que otros usuarios pue-dan
llegar a lugares de interés. Sin embargo, algunos consideran
que incorporarse a Twitter es complicado, por lo que perdieron
interés. Ciertos participantes decidieron no incorporarse por falta
de un instructivo para manejarse en esa red social, mientras que
otros decidieron dejar Twitter porque no les gustó la dinámica o
no supieron adaptarse a ella. Además, pocos de sus amigos eran
miembros de esta red social, por lo que, si no están sus amigos,
50. Lidia de la Torre - Laura Vaillard
prefieren utilizar otras RSI. Los nativos digitales argentinos perci-ben
que Twitter no es una red social como Facebook y consideran
que no genera sensación de pertenencia, que es una comunidad
solitaria y que los integrantes no necesariamente deben conocerse.
No la perciben como una RSI para hacer amigos o interactuar con
ellos, sino más bien para informarse sobre un rubro o un tema en
particular y relacionarte con personas interesadas en ellos.
En Uruguay, los participantes resaltaron que una de las venta-jas
de Twitter es que les permite seguir a gente importante, famo-sos
y personas a las que admiran que no aceptarían una invitación
en Facebook. También la perciben como una RSI más seria. No
obstante, critican la limitación de palabras para expresarse y los
pocos datos que ofrece de sus usuarios.
En el caso de México, los estudiantes destacan que es un
medio rápido que les permite informarse sobre asuntos de interés
inmediatamente, escuchar opiniones de diferentes personas sobre
un tema determinado, conocer diferentes puntos de vista, estudiar
y seguir temas de interés.
En Colombia, aunque muy pocos la utilizan, destacan la ven-taja
de recibir información de diferentes medios en tiempo real.
3.6. Las redes sociales y el consumo de otros medios
Con respecto al impacto de las RSI en el consumo de medios
tradicionales, las tendencias varían en los diferentes países obser-vados.
En el caso de Argentina, los participantes expresan que la
irrupción de las redes sociales no ha modificado el consumo de
otros medios como televisión, radio o diarios, sino que ha logra-do
modificar el soporte mediante el cual accede a los mismos.
Expresan que siguen leyendo los diarios y escuchando música
pero ya no utilizan el formato papel y la radio tradicional, sino
que acceden a sus contenidos a través de la computadora, debido
a la inmediatez que ofrece este soporte. El único soporte que aún
sobrevive en su forma tradicional, por los avances tecnológicos
que ha tenido, es la televisión, aunque los participantes acceden
cada vez con más frecuencia a los contenidos de televisión a tra-vés
de sus computadoras.
En el caso de Uruguay, un grupo declaró que las redes sociales
modificaron el consumo de otros medios, pues los participantes
del mismo se involucraron más activamente con programas que se
difunden en medios tradicionales y que además tienen un espacio
50 < Ecos de la Comunicación