El tutor debe contextualizar la actividad colaborativa en relación con los objetivos de aprendizaje y situaciones del mundo real. Debe definir objetivos evaluables y claros. Adopta un papel de mediador, facilitador y guía, ayudando a los participantes con cuestiones técnicas, organizativas y de procedimiento. Las funciones del tutor se dividen en tres etapas: diseñar y planificar la actividad inicial, orientar y dar seguimiento durante el desarrollo, y evaluar el resultado final comparándolo con los criterios establecidos.