Los sofistas del siglo V a. C. en Grecia cuestionaron las creencias tradicionales y enseñaron retórica, con un enfoque empírico y escéptico frente a la búsqueda de la verdad objetiva. Consideraban que la certeza absoluta era imposible y promovieron el relativismo. Aunque criticados por algunos filósofos, los sofistas también desempeñaron un papel útil al impulsar el desarrollo del pensamiento filosófico en Platón y Aristóteles.
1. Sofistas
Ya en la antigüedad griega se reflexionaba sobre la civilización y la
cultura. Porque los griegos habían entrado en contacto con las
civilizaciones de Persia, Babilonia y Egipto. A pesar de disponer de
unos medios de comunicación e intercambio de ideas más lentos,
puesto que los viajes eran más pesados y complicados que en la
actualidad los helenos lograron amplias relaciones con otros pueblos.
Los sofistas empezaron a ocuparse de las cuestiones humanas o del
microcosmos, y no dieron tanta importancia al macrocosmos. El
método de la sofística es empírico inductivo frente a la deducción que
era el procedimiento preferido por la filosofía presocrática anterior.
Lo que ambos modos de pensar tenían en común era la observación
empírica. Ante la inmensa diversidad de opiniones y creencias los
sofistas del siglo V a. de C. consideraban que la certeza era una meta
imposible del conocimiento humano. Lo que significaba que había que
conformarse con un cierto escepticismo y relativismo. En cambio, la
filosofía griega anterior a este movimiento sofístico señalaba lo esencial
de buscar la verdad objetiva, porque no todo es relativo, ya que existen
verdades universales en el campo de la ética, etc.
La enseñanza de los sofistas servía para destacar en la política
mediante el dominio de la retórica y el arte de persuadir y convencer.
La participación de los ciudadanos libres atenienses en la vida política
de su polis impulsaba el deseo de alcanzar un cierto nivel cultural. Es
cierto que los antiguos principios aristocráticos griegos, y la virtud del
carácter no les parecían suficientes para ir progresando con la práctica
paulatina en la disputa política y pública. Estos profesores de retórica
que eran los sofistas cobraban altos honorarios por su enseñanza en las
ciudades griegas. Como también indica Copleston: «Su programa de
enseñanzas era bastante variado: gramática, interpretación de los
poetas, filosofía de los mitos y de la religión, y varias otras cosas más».
En efecto, eran sabios, pero sus conocimientos estaban destinados,
principalmente, a ganar litigios con el talento y la habilidad. La verdad
podía deformarse o, simplemente, ser ocultada o transformada en
mentira para vencer en los pleitos, y en la actividad política. Esto fue
objeto de las críticas de Platón, y de otros filósofos que afirmaban un
saber basado en lo verdadero, y no en el engaño y la falsedad.
Jenofonte criticaba muy duramente a los sofistas, ya que engañaban y
no eran útiles. Sócrates en cambio desarrolla todo lo bueno que existía
en la Sofística con la mayéutica, y con la búsqueda de esencias
universales.
De todos modos, también conviene decir que el panhelenismo de los
sofistas y su cuestionamiento crítico de la realidad de su tiempo fueron
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2. útiles, y son el antecedente del surgimiento de la filosofía de Platón y
Aristóteles. Los sofistas más destacados son: Protágoras, Pródico,
Hipias y Gorgias que viven entre el siglo V a. de C. y el IV.
El argumentar a favor o en contra de una afirmación enseña la
habilidad persuasiva. Para Protágoras que era amigo de Pericles la
libertad de expresión es uno de los fundamentos de la democracia
política. Aunque el respeto a las opiniones no debe hacernos olvidar
que los argumentos tienen que ser coherentes, y no ser incorrectos o
falaces. Un cierto grado de escepticismo es provechoso ya que la duda
no es algo negativo por sí mismo, si lo es la indecisión perpetua, y
existen conocimientos firmes y seguros. Respecto al relativismo en
numerosas cuestiones no se puede decir que cada sujeto tiene su
verdad. Actualmente, vivimos en una cultura líquida, digital, y en
cierta medida apoyada en el relativismo y escepticismo. Pero existen
evidencias científicas y principios éticos, filosóficos y jurídicos
universales.
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