Hume rechaza la idea de Locke de una ley natural y en su lugar enfatiza el mundo de las pasiones humanas. Para Hume, la razón solo refleja las pasiones y el mundo se define por ellas. La libertad y la moral se determinan por los intereses personales y las interacciones económicas entre individuos, no por normas abstractas. Aunque el Estado existe para proteger los derechos económicos individuales, la moral se define subjetivamente por los sentimientos compartidos más que por reglas.