la unidad de s sesion edussssssssssssssscacio fisca
Ya lo dije antes y lo digo ahora
1. DE LO DICHO ANTES. DE LO QUE DIGO AHORA
Ya lo dije, en documento “a propósito de ola designación de rector o
rectora en la Universidad Nacional de Colombia”,…de lo que se
trata ahora es de redefinir las opciones planteadas para la
educación pública superior”. Y queda claro, siguiéndole el corte
al presidente Iván Duque Márquez, que la perspectiva es de
profunda precariedad en términos de la financiación. Leí, a manera
de ejemplo, la expresión de la profesora Dolly Montoya Castaño, en
reunión con representantes estudiantiles en la ciudad de Medellín.
Algo asì como entender que el horizonte próximo es casi del
50% y el 50%. Este posicionamiento nos invita a
reflexionar en lo que respecta a la latencia tendencial.
Porque no es sólo las cifras vigentes, y que vienen desde años
atrás. Yo dirìa que desde la presidencia de Andrés Pastrana Arango.
No sé si lo recuerdan planteando el estribillo de “la bolsa milagrosa”.
Reteniendo el 30% del presupuesta global para las universidades
públicas. Y, en una expresión absolutamente desconsiderada y
ampulosa.”… Utilizaremos esa retención para financiar a
aquellas universidades públicas con mejor desempeño.”
Pero, en fin de cuentas, el problema no es recordar lo pasado. Màs
bien es entender que lo que hemos hecho no ha sido otra cosa que,
utilizando una expresión peyorativa y trillada:”…llorar sobre la
leche derramada”. De mi parte he mantenido una opción
fundamental, en términos del entendido de la lucha por la
financiación a cargo del Estado a la educación pública superior. Lo
he planteado a voz expresa y cierta.
Ahora bien, por parte de sucesivas direcciones (en rectoría y
Consejo Superior Universitario); lo que se ha realizado es expandir
la noción de la autofinanciación. Por la vìa màs indignante. Las
Facultades se han convertido en meros centros de costo. La
pulcritud académica, en lo que hace a la razón de ser de la
docencia y la investigación, ha sido degradada. Las ventas
de servicios se ha constituido en pura “reyerta ilustrada”
2. entre los y las docentes. Algo asì como entender que se
expande la participación por la vìa de acelerar la carrera, en
el día a día, para ver quien o quienes logran mayor gestión
en la obtención de contratos. Y, en esto, no soy despectivo.
Por el contrario, en el documento elaborado por mí en 2013,
a propósito de la construcción del Plan Global de Desarrollo
en el primer mandato del profesor Ignacio Matilla. El ítem
¿…la crisis financiera en la Universidad Nacional y pública
en general. Una tendencia irreversible? Decía, y me reitero
en ello ahora, “…el problema està dado por la manera de
comportarse los sucesivos gobiernos centrales. Una
tendencia que profundiza la aplicación conceptual y práctica
de la noción del neoliberalismo ramplón…”.
Y es que, aquí en la Universidad Nacional de Colombia. Y en casi
todas las universidades públicas del país; se ha pretendido
minimizar las consecuencias de este tipo de imposiciones. Yéndose
hacia el lado de considerar que este tipo de discusión y
caracterización es algo asì como cosa del pasado. Se ha cocido la
temeraria teoría en el sentido de considerar que plantear la
discusión en estos términos es mera divagación
trasnochada. O demagógica. O, simplemente, insubstancial.
Y se ha recabado en construir una línea de intervención en
la cual el entendido de comunidad universitaria ha devenido
en sumatoria de opciones, en veces mediáticas, en las
cuales cada grupo o “estamento” (como decíamos antes), se
asume como miembro correspondiente de un universo de
intereses que de todo tienen, menos de un verdadero
sentido de pertenencia, respecto a la Universidad Nacional
de Colombia y su Misión.
Casos estrambóticos. De supuesta lucha por los “intereses de
profesores, profesoras, empleados y empleadas administrativos”.
Imposiciones que lo dejan a uno (…Al menos a mí) perplejo.
Cierres forzados, impidiendo todo tipo de actividad
académica y de investigación. Obtención de pírricos
incrementos salariales; asì los medios para conseguirlos no
tengan absolutamente nada que ver con la defensa de la
universidad pública. Mucho menos, en términos de las
expresiones misionales. (Remito a la lectura de mi
documento “¿…Dónde están las llaves del Campus?)
3. Lo dije, también, en documento reciente ya citado “…a propósito
de la designación de rector o rectora en la Universidad
Nacional de Colombia, periodo 2018-2020). “…a la hora de
beneficiarse (… echando mano del “bendito circulante”;) todo
està permitido. Y, el énfasis lo hice respecto a la unción de beneficio
para la dirección de la Universidad Nacional de Colombia; al menos
en términos de rectoría y cargos asociados.
En este mismo documento citado arriba, también, plantee mi
entendido de horizonte para las universidades públicas. Dije algo asì
como “…las universidades públicas en Colombia, deben asociarse. En
una figura a lo que podría ser Federación de Universidades Públicas.
Con una perspectiva clara: fortalecer la base correspondiente en
términos de la lucha por la financiación adecuada, a cargo del Estado.
Màs aun conocida la perspectiva de “nuevo gobierno”. Conocido que
se profundiza la expresión neoliberal que ha estado presente durante
casi treinta años. Inaugurada por el entonces presidente César Gaviria
Trujillo a partir de 1990…”
Ya no tanto en términos de lo que aparece expreso en la Ley 30 de
1992. No ese tipo de organismos de bolsillo. Que no han servido
sino para propalar los mandatos gubernamentales. Yo dije, en
ocasión del movimiento liderado por los y las estudiantes en 2011,
cuando se planteó, por parte del primer gobierno de Juan Manuel
Santos Calderòn: “…Mientras la MANE instrumentaba toda la fuerza
posible en la movilización; rectores como el profesor Moisés
Wasserman, construían en silencio imposiciones de la mano del
Ministerio de Educación”. También dije que, por esa vìa un tanto
espuria, se aplicó la reforma en lo conceptual y práctico con los
postulados gubernamentales. Y que, la MANE derivó en discusiones
insulsas. Se desaprovechó ese espacio, que hubiera podido
constituirse en una verdadera organización estudiantil autónoma y
fuerte, sin los vicios politiqueros de la izquierda vergonzante.
Ahora bien, desde el punto de vista asociado a la tendencia de casi
todos los gobiernos latinoamericanos. Y, en particular, de los
gobiernos en Suramérica, se infiere la asunción de posiciones màs o
menos similares. En el documento que he venido citando, expresé
“…la próxima dirección en la Universidad Nacional de Colombia,
debería erigirse en punta de lanza de la opción relacionada con la
articulación de esfuerzos de las universidades públicas del
subcontinente. En algo asì como una perspectiva asimilada a una
asociación. Organización a partir de la cual se postulen objetivos
comunes en términos de la investigación y el fortalecimiento de
programas de pregrado y posgrado. Porque, si algo es preciso es que,
4. tendencialmente, nuestras universidades públicas en la región no
pueden, por separado, superar la distancia con respecto a las
universidades europeas y norteamericanas…”
En ese sentido, recién, conocí que cuatro o cinco universidades
privadas de la región conformaron una organización con
perspectivas como las que he señalado. Extendiendo ese mismo tipo
de inquietud digo, ahora, que la Universidad Nacional de Colombia,
ha malentendido el concepto de expansión. Con una sumatoria de
sedes o secciones. En el pretendido oficio de “llevar la educación
superior pública a regiones de frontera y/o del interior. Por esa vìa se
hace caso omiso de la posibilidad de fusionar objetivos. Un ejemplo
cercano en lo inmediato: “La Sede de la Paz”, en el departamento del
Cesar. Y, conocí, últimamente las expresiones de la profesora Dolly
Montoya Castaño en el sentido de”…que sea un escenario de
divulgación académica y de fortalecimiento de las acciones de la
Universidad Nacional de Colombia en el posconflicto…”
En un documento titulado “Una Visión Holística del Posconflicto”,
retomo lo ya planteado en mi documento “Acerca de la Negociaciòn
con las Farc y de los tratados de Paz”; en el sentido de considerar
asunto repetitivo e insubstancial en lo fundamental. Es que el
acuerdo con las Farc no es, en absoluto, sinónimo de paz, ni de la
superación del conflicto. Entre otras razones porque, las Farc (lo digo
en el documento de la referencia), no se parecen en nada a una fuerza
revolucionaria con programas políticos y económicos serios y
trascendentes. Son, insisto como lo digo en los documentos, algo asì
como una expresión cercana a lo que Marx y Lenin definían como
lumpen proletariado. Ajenas, la Farc, a la teoría revolucionaria clásica
programática; de verdadera expresión de la rebelión en contra del
Estado Burgués.
Por lo mismo, entonces, como lo expreso en documento titulado “La
Alternativa” y en otro titulado “El caso Santrich”. En ellos (en el
primero) avizoro un arrasamiento, por parte de las fuerzas militares
gubernamentales y de los paramilitares, en algo parecido a lo
sucedido con la Unión Patriótica. Y expreso”…la deserción (hablando
del posconflicto) es la alternativa viable y necesaria por parte de lo
que llaman la “Guerrillerada” que se encuentra en las “zonas de
concentración”. Inclusive, defino (en los documentos anotados) que
los supuestos programas agrícolas no son otra cosa que la distracción
con respecto a lo que podría ser una Reforma Agraria Absoluta. Que
toque los verdaderos intereses de terratenientes y de la burguesìa
agraria. Algo así como lo siguiente: “…es tanto como revivir, por la vìa
espuria, lo que fueran los Koljoses en el proceso de
instrumentalización de la Revolución Rusa, a partir del texto de Lenin
5. “El desarrollo del Capitalismo en Rusia”. O del texto de Carlos Marx
“las luchas campesinas en Alemania”.
A lo que convoco, entonces, es a precisar (en el proceso denominado
“Claustros y Colegiaturas” inherentes a la construcción del Plan de
Desarrollo en el periodo de la profesora Dolly Montoya Castaño y en el
denominado 2030) el verdadero rol de la Universidad Nacional de
Colombia y de las universidades públicas en nuestro país. Que no
puede ser la repetidera acuciosa y en los mismos términos del
lenguaje de la era Santos y, ahora, en el gobierno títere de Duque.
Este último que no es otra cosa que la implementación de Toda la
vena programática de Álvaro Uribe Vèlez, ahora denominado Centro
Democrático. Al respecto, remito a la lectura de mi texto “¿…Què es
Centro democrático?
Este documento lo presento, en la intención que sea considerado
como insumo vàlido en el proceso que se viene adelantando en la
Universidad Nacional de Colombia. Particularmente como una
expresión de un pensionado que reclama ser considerado como
interlocutor que piensa y actúa en contravía de la vocería oficial.
Tanto gubernamental, como también de la dirección en la
Universidad Nacional de Colombia.
Luis Parmenio Cano Gómez-pensionado Universidad Nacional de Colombia-
Sede Bogotá D.C.