Este documento explora los posibles prejuicios sobre la lectura entre los jóvenes. Identifica opiniones comunes como que los jóvenes ya no leen o solo leen en pantallas, pero argumenta que existen diversas formas de lectura más allá de los libros impresos. También señala que a lo largo de la historia siempre ha habido quienes critican nuevos formatos de lectura, pero que cada lector encuentra su propia forma de lectura.