Marzo de 2024 Ranking de gobernadores, intendentes y presidente
Cataluña siglos xix y xx
1. ‘Cataluña siglos XIX y XX’. Manuel Herranz Montero Página 1
CATALUÑA SIGLOS XIX Y XX
2. EL CATALANISMO POLÍTICO. SIGLOS XIX Y XX
‘’La identidad catalana ha tenido más claro lo que no es que lo que es. Toda la
memoria histórica catalana se ha construido desde la óptica de la diferencia,
nunca de la similitud. El término más repetido en la historia de Cataluña ha sido
el de ‘hecho diferencial’, que especialmente se refleja respecto a Castilla…
Que desde la época moderna la identidad catalana se ha forjado en buena
medida por oposición a Castilla es algo incuestionable. ’’
Ricardo García Cárcel, ‘La herencia del pasado’, Galaxia Gutenberg
A finales del siglo XIX el catalanismo aumentará su carga icónica
En la primera mitad del siglo XIX, la política catalana se hará españolista, durante la
Guerra de Convención en 1794, los franceses ofrecieron a Cataluña que se
constituyera en república bajo su protección, que rechazaron, aún con partidarios a
favor, vencieron los que recordaban las malas experiencias anteriores, de protectorado
francés en 1640 y la participación francesa en la guerra de Sucesión 1701/1713. En la
Guerra de la Independencia defenderán su españolidad mostrando el odio a los galos,
-el sitio de Gerona contra los franceses tendrá un nivel similar de españolidad al de
Zaragoza- no sin contradicciones internas entre partidarios y detractores, revueltas
campesinas…
En 1833, Javier de Burgos ministro de la regente María Cristina, traza el diseño
provincial/regional, que pervive todavía. Esto supuso otro paso adelante en la
configuración del estado centralizado, profundizado pocos años después, en 1839 con
la suspensión de los fueros vascos y navarros. Comenzó en el pasado con los Reyes
Católicos y las derrotas de hermandades gallegas, Comunidades de Castilla, pérdida
de particularidades de Aragón, Cataluña, Baleares, Valencia, también Granada, etc. El
hecho es que el proceso de centralización del estado tomó gran impulso en el XIX con
las reformas de organización regional/provincial, con las políticas monetarias, fiscales,
arancelarias y la estructuración de un espacio nacional que permite el desarrollo del
ferrocarril, todo ello configuraba la unidad de mercado que tan bien vendría para el
desarrollo de la burguesía española y específicamente la catalana. Aquello que por un
lado luchaba contra la identidad por el otro favorecía a las nuevas clases que
emergieron en torno a ciudades, industria y comercio, la burguesía tendría un mercado
nacional para expandirse, máxime si se protegía contra la competencia externa.
Los poderes avanzaron en el proceso centralizador creando una nueva dinámica de
lucha por su reparto, manifestada entre defensores de centralización y regionalización,
la pelea se extenderá por este siglo y el siguiente en toda Europa. La teoría de las
nacionalidades se difunde por Italia y Alemania, en Francia ganarán los partidarios de
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la centralización, y naturalmente interactúa con la política española y con la catalana
en particular. La discusión entre centralidad o autonomismo estará presente en toda
España, disputas en cuanto a desarrollo de potencialidad e intereses de lo local,
municipal o regional contrapuestas a la capacidad de unificar criterios con visión global
de país y generalizar derechos y obligaciones, pueden tomar mayor o menor
intensidad en cada momento, pero no desaparecen, en ocasiones algunas regiones
con mayor soporte indentitario pedirán la independencia, en otras encontrarán
respuesta en el federalismo, en muchas otras simplemente lucharán por una
descentralización, en definitiva tratarán de redistribuir decisiones y poderes. Entonces
no existía la UE ni la eurozona, ni se había producido la extraordinaria concentración
de poderes económicos a escala planetaria, que darían un vuelco espectacular a esas
dinámicas.
En Cataluña las primeras décadas del siglo fueron tiempos de vivas a España y
banderitas españolas, -encuentro cultural en la Provenza-, nada muy diferente al resto
de España, con la particularidad de que Espartero bombardea Barcelona en 1842
cuando ésta se revela al sentir amenazado el proteccionismo a su industria, exigido
para mantener el monopolio de sus productos en el resto de España. El siglo es
convulso en guerras y revoluciones, en toda Europa, y dejará rescoldos hasta
mediados del siglo siguiente en toda la población española de luchas progresistas y
reaccionarias. Se cargará de catalanismo y valores nacionales durante estos años
finales y primeros de siglo XX, que para ser más firmes exagerarán las diferencias con
lo español hasta límites escandalosos, construyendo relatos, historias, tradiciones,
todo un edificio de enfrentamientos mutuos, de identidades y rasgos míticos
inventados, el trabajo, la vibrante sociedad civil.
A mitad del siglo, 1868, seis años de revolución, derrocamiento de Isabel II y primer
intento de instauración democrática en España contra el absolutismo borbónico, al
principio como monarquía parlamentaria, posteriormente como I República 1873/74
hasta el golpe de estado del general Pavía. No es lugar para analizar esta cuestión
solo para reseñar que como fracaso social exacerba enfrentamientos y designa
culpables. A partir de aquí Cataluña se hizo más nacionalista y conservadora, la
emocionalidad se extenderá desde minorías selectas a las capas populares. En 1871
nace La Renaixensa, inicialmente revista cultural, muy pronto pasará a ser un medio
de prensa influyente en la difusión catalanista y su enfrentamiento con lo español,
pasando a convertirse en órgano paraoficial de la Unión Catalanista, pasó por diversos
avatares y fue poco a poco arrinconado por la Lliga Regionalista hasta su cierre 1905.
Deseamos que la nación catalana vuelva a poseer sus Cortes Generales, libres
e independientes, [...] que sea Cataluña ama y señora del gobierno interior de
su suelo, [...] que la lengua catalana sea oficial en Cataluña para todas las
manifestaciones de la vida de este pueblo.
Memorial de Agravios, presentado a la reina regente de España, 1888
Valentí Almirall, (1841-1904) republicano, federal, participó en los trabajos federalistas
del sexenio revolucionario, ideólogo del catalanismo político, fundador del primer diario
en catalán en 1879 Diari Catalá impulsa en 1880 el primer Congreso Catalanista y
propulsor del diferencialismo étnico, al difundir que los catalanes son una raza
diferente a la raza castellana creará un cuerpo aparentemente respetable que
extenderá rasgos xenófobos, que persistirán adaptados a cada momento, Almirall
dentro de su defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña, promovió el
Memorial de Agravios entregado a Alfonso XII -Tanto las reivindicaciones, como el
memorial, suenan muy parecido en el 2013 a los presentados por la Generalitat al
Gobierno español-. En 1885 encabezará una lucha proteccionista de la burguesía
industrial catalana, en 1886 publicará ‘Lo Catalanisme’, sistematización de los
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postulados catalanistas y en 1887 publica ‘L’Espagne telle qu’elle est’. Su obra es una
sistematización de defectos y vicios castellanos y virtudes catalanas, por las cuales
como pueblo elegido y unido le corresponderá liderar los nuevos tiempos modernos
del liberalismo, la industria y comercio, adobado con intentos de legitimación científica,
antropológica, psicológica, y recorrido por el diferencial étnico, la raza que abre la
puerta a la xenofobia.
Gener profundizará el racismo, predice que España se disolverá debido a lo impuro
de la raza castellana, mestiza de semita, la Meseta falta de vegetación y pobre de
oxígeno, España lastre para la Cataluña aria… Sin duda son influencias visibles en
amplios sectores del independentismo actual. Joan Maragall embellecerá la diferencia,
católico, modernista sintetizará en su poesía del Himne Ibéric lo sola y desafortunada
que es Castilla, lógicamente en su comparación con Cataluña.
Sola, sola enmig dels camps, Sola, sola enmedio de los campos,
terra endins, ampla és Castella. tierra adentro, ancha es Castilla.
I està trista, que sols ella Y está triste, que solo ella
no pot veure els mars llunyans. no puede ver los mares lejanos.
Parleu-li del mar, germans! Habladle del mar, hermanos!
‘Maragall ahondará en la noción de una España envejecida, vacía, momificada. Una
España dominada por el caduco espíritu centralista…que amenaza con corroer por
contagio a los catalanes… chulismo y flamenquismo, inherentes a la raza decrépita
que controla España…Maragall aludiría sistemáticamente a rasgos como
desorganización, pobreza, ausencia de grandes hombres, corrupción…’ Escribe Angel
Duarte en ‘España desde Cataluña. Cepas de una apreciación de largo alcance.’ Del
libro ‘Historia de la nación y del nacionalismo español’ VVAA. Galaxia Gutenberg,
2013’
Prat de la Riba (1870-1917) conservador y católico, se convertirá en uno de los iconos
del catalanismo, funda la Lliga en 1887 y presentará las Bases de Manresa en 1892,
un programa de reivindicaciones que será recurrente: la patria catalana como única
patria y la lengua como expresión de la nacionalidad, reclama la restauración de las
instituciones históricas y considerar idioma exclusivo el catalán, reservar cargos
públicos para los nativos y la comarca como entidad administrativa básica, cortes
corporativas y tribunal superior de justicia en última instancia, poderes militares y de
orden público, y moneda propia, en 1906 publicará ‘La Nacionalitat Catalana’.
Cataluña y media España, se hace federalista con el impulso de Pi i Margall, (1824-
1901) político, filósofo, escritor, intelectual, periodista, jurista, propugnó el federalismo,
presidente de la I República en 1873, posteriormente ministro, diputado, encarcelado,
perseguido.
Y es que, en el fondo, disfrazado con el nombre de español, gobernó, como
sigue gobernando España, el Estado español, ese Estado que, siguiendo la
misma ficción, con el nombre de español nos impone el derecho de Castilla y
con el nombre de española, la lengua castellana ...
Por eso, cuando a una nacionalidad se le despierta la conciencia de que lo es,
trabaja en seguida para producir un Estado, expresión de su voluntad política,
instrumento de realización de su política propia.
Prat de la Riba (1870 - 1917)
En estos años se produce la elevación de Casanova a icono independentista –Prat de
la Riba fue reticente a glorificarlo como héroe- una derrota sangrienta el 11 de
septiembre, se instituyó como fiesta nacional catalana a finales de siglo… Un
problema aún pendiente sería determinar qué sentido tenía resistir en 1714 ¿que se
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pretendía conseguir defendiendo en la sucesión al trono español al archiduque
Carlos? cuando éste ya había tomado la decisión de rechazar el trono español a favor
de los borbones, al irse a Viena en 1711 aceptando el de emperador, ¡tres años antes!
Luchar para conseguir un objetivo, sin contar con las fuerzas a favor y las contrarias,
¿no será un grave error del que no deberían responsabilizar a los otros? Parece
recurrente no medir las fuerzas y dar saltos en el vacío, en 1931, el 14 de abril,
proclamarán la República Catalana en Barcelona, y en 1934 otra vez declararán su
independencia unilateral. Volveremos sobre ello.
En el tránsito de los siglos XIX a XX las tensiones sociales aumentan, crecen
enfrentamientos y agravios, la carga de insultos, desvaríos y desprecios entre ambas
razas o civilizaciones, en que se han convertido los catalanes y los españoles, las
causas aparentes serán: la difusión de lengua propia, la organización política
independiente y las disputas económicas reclamando protección para su industria.
Aparece la competencia de Barcelona con Madrid utilizada como polos contradictorios
de modernidad, industrialización y administrativismo, con que se pretende rodear la
diferencia insalvable del catalán y español, estableciendo al tiempo una diferencia en
su sentimiento de españolidad entre pueblo interior, provincial con el industrial y
urbano, sin duda todos rechazan la centralización y defienden particularidades,
aunque no interpretarán de la misma forma el soberanismo.
Enmarcado en la crisis del 98, las pérdidas coloniales mueven a la intelectualidad en
busca de explicaciones y respuestas y por otro la crisis económica golpea en la
economía española y particularmente en Cataluña que pierde sus bancos en las
colonias y su mercado, aumentan las protestas de comerciantes e industriales por los
impuestos, crecen las luchas obreras y las reivindicaciones, huelgas, represión, -
Semana Trágica de Barcelona 1909- se multiplican las reivindicaciones catalanistas, la
Iglesia, siempre nacionalista, defiende el idioma catalán para predicar, surgen
reclamaciones por el déficit fiscal, crece el victimismo acusatorio contra España
culpable de la muerte de sus hijos catalanes. En 1914 Prat de la Riba siendo
presidente de la Diputación de Barcelona constituye la Mancomunidad de
Cataluña, institución que une las 4 diputaciones catalanas en la Asamblea General con
un poder ejecutivo, Presidente y Consejo permanente, fue clave en la catalanización
política, la suspenderá Primo de Rivera, al igual que la bandera catalana y el idioma,
también la sardana, como siempre la represión produce respuestas solidarias
españolas, en 1924 más de un centenar de intelectuales castellanos firmaron un
manifiesto a favor de la lengua catalana. Ricardo García Cárcel. La tensión política en
relación al separatismo crece en España hasta la República y posterior guerra civil.
Solamente en la independencia puede Cataluña rehacerse, restaurarse,
renacer, volver a ser lo que fue y puede ser.
José Narciso Roca y Ferreras (1830 - 1891)
Durante 500 años, España ha vivido de la aportación de las colonias…
El modelo de estado de la oligarquía española ha basado siempre en una
identidad única, el centralismo, la imposición y la uniformización… El modelo
catalán se ha basado en la diversidad, el pacto y el respeto. Cataluña ha
buscado siempre el encaje y el construir un punto de encuentro entre los dos
modelos. La intransigencia de los gobiernos españoles no lo ha hecho
posible…
En el proceso hacia la independencia Cataluña es líder y acogerá con agrado
la iniciativa que surja de cada país…
Asamblea Nacional Catalana
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El victimismo, como rasgo. La culpa es de los otros
‘’Victimismo y narcisismo son los dos rasgos del nosotros intacto que las clases
políticas y sus aduladores y sirvientes intelectuales han levantado en cada
comunidad, proscribiendo o dejando al margen no solo cualquier referencia
favorable al marco político común sino cualquier noción adulta de ciudadanía.
El lugar de nacimiento no es un hecho accidental, sino una marca del destino y
un motivo de orgullo. Sin hacer más esfuerzo que el de ser de donde eres ya
posees el privilegio de un origen único, que por un lado te ofrece la confortable
posibilidad de contarte entre los perseguido, las víctimas y los héroes sin
necesidad de padecer personalmente ningún sufrimiento.
Lo que te falta es porque te lo han quitado ellos, los opresores extranjeros; de
lo que va mal son ellos los que tienen la culpa. Ellos quemaban herejes,
invadían América, exterminaban a los indios, expoliaban aquellas tierras igual
que han expoliado la tuya, eran xenófobos, eran sexistas, practicaban el tráfico
de esclavos, carecían de conciencia ecológica, no se cambiaban de ropa
interior. Mientras tanto tu pueblo que ha amado siempre la paz pero que no ha
dudado en levantarse en armas cuando se lo agredía, que ha recibido siempre
cordialmente al forastero pero nunca ha perdido ni dejado que se diluyera su
idiosincrasia, ha hablado la lengua más antigua del mundo ha creado las rutas
comerciales más civilizadas y prósperas por todo el Mediterráneo, ha pintado
las cuevas de Altamira…
Antonio Muñoz Molina ‘Todo lo que era sólido’. Seix Barral. ’’
Los acontecimientos históricos descritos abren la puerta a uno de los rasgos
catalanes, el victimismo, que se instalará en el imaginario colectivo y tiene relación con
sentirse dañado por agentes externos. En el devenir histórico se consideran víctimas
de decisiones políticas tomadas por otro estado que a ellos les afectaba
negativamente, y al resto de forma positiva, se sienten víctimas por los desgarros que
provocan los cambios históricos, creen que ellos no los propiciaron y a nadie más
afectaron tan negativamente. El victimismo camina de la mano con echar las culpas a
los otros de todos los males, generalmente los otros, serán los españoles en general,
yo mismo, usted y su prima, serán culpables de que hayan perdido un pasado
glorioso, no importa que esas glorias solo las disfrutaran los poderosos y no todo el
pueblo. Tampoco debería ser necesario recordar que yo no estaba allí, ni usted ni su
prima, ninguno de los españoles actuales eran quienes en 1714 sitiaron e incendiaron
Barcelona, ni siquiera debería ser tristemente gracioso que hoy, usted, su prima, y yo,
seamos considerados los expoliadores de Cataluña,…
Los catalanes desde entonces se considerarán víctimas constantes de afrentas y
malos tratos… por parte mía, de usted y su prima, los niños catalanes han aprendido
estas cosas, hoy acusan a los españoles de robarles. De poco servirán aquellas
quejas de los monarcas de la Casa de Austria sobre la pobre contribución catalana a
la Monarquía Hispánica del XVI y XVII, que se sustentaba fundamentalmente en la
contribución castellana. O las cifras y estadísticas referidas al final el franquismo que
mostrarán una Cataluña enriquecida en contraste con regiones pobres, o las cifras
más recientes, de la democracia con el Estado de las autonomías desplegado, donde
aparece creciendo en relación a España y Europa.
Mirar hacia el interior es peligroso, podrían descubrir que ellos tienen sus propias
responsabilidades en cuanto les sucede. Como en los sucesos de 1714, que dan pie a
la fiesta nacional catalana, durante aquella Guerra de Sucesión se producen en
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Catalunya constantes cambios en los partidarios de una u otra alianza, lo cual
evidencia un pueblo partido por intereses y sentimientos diferenciados suficientemente
fuertes como para luchar contra sus convecinos, resultando que en unos momentos
tienen mayor fuerza los borbónicos que los austriascistas, y al momento siguiente
sucede lo contrario. Hasta que una vez ocurrida la derrota, comerciantes, propietarios
de tierras, mandatarios militares, religiosos y políticos de ambos bandos, comiencen a
hacer negocios juntos; los potentados, que apoyaran a uno u otro bando pasan a
colaborar entre sí. Allí se documenta un período de fuerte desencanto entre los
catalanes, eso sí, adjudicando la culpa de sus males a los españoles. La cuestión es
que el victimismo y culpar al otro, siendo cierto que es un rasgo catalán, al reflexionar
se visualizan aspectos similares en el conjunto de los españoles. La Leyenda Negra
durante muchos años y será la causa de nuestros desastres, los franquistas culparán
a los extranjeros del hambre, la miseria y la represión, son agresiones externas,
contubernios, campañas comunistas, envidias de las democracias,… la
responsabilidad de los males patrios será siempre de los otros, de los rojos; entiendan
que para media España, los españoles serán exclusivamente los nacional-católicos.
Los rasgos anteriores se aprecian ahora en el PP, los culpables de los desastres de
España son los socialistas y la herencia que dejaron…incluida la separación de
Cataluña.
Lo paradójico del asunto es que se ven aspectos similares en las izquierdas
españolas, poco dadas a mirarse sus propios defectos culpan de todo cuanto suceda a
las derechas, que serán mayoritariamente votadas por la población, sin explicación
aparente, salvo por supuesto por culpa de los traidores socialistas, comunistas,
anarquistas, o de los verdes… no influirán las constantes peleas y divisiones de la
izquierda, su falta de relato capaz de aglutinar individuos, discurso que explique
pasado y presente abriendo puertas al futuro. Todos los grupos, tanto en el pasado
como en el presente ‘buscarán la unidad’, pero la historia está llena de luchas
fratricidas entre anarquistas y socialistas, comunistas y poumistas,… y dentro de cada
grupo entre sí, incluyendo los verdes; son los otros quienes no aceptan, lo que
nosotros queremos en su totalidad. Mientras tanto nos sentimos victimas y
glorificamos las derrotas.
Los culpables de la crisis actual serán agentes externos, neoliberales, la crisis
financiera internacional, lo cual aleja la mirada de la burbuja inmobiliaria y nuestra
propia crisis financiera, el abandono de adaptación a los cambios mundiales,
competitividad, industrialización, la I+D+i,… -no costaba tanto ver que se apoyaba en
dos pies,- los mercados serán los culpables de no financiar deuda española a bajo
precio, no la existencia de la misma –gigantesca deuda privada y posterior crecimiento
de la pública- no era mentira la poca posibilidad de crecer que veían, como ha
constatado la realidad… Serán otros los responsables de cuanto acontezca, así no
habrá por qué rectificar. En pocos momentos hemos logrado dejar en segundo plano
los rasgos que nos paralizaban, entonces hemos podido dedicar mayor energía a
construir logrando excelentes resultados. La derechona es insoportable y a todos nos
gustaría separarnos de ella, pero… por qué aceptar huir y quedarnos sin historia,
¿acaso no existe un relato español con el que sentirse cómodo? ¿No existe una
historia española que puedan aceptar las izquierdas? Un reciente gran libro, incluido
tamaño, puede marcar un hito, ayudando a establecer el discurso, se trata de ‘Historia
de la nación y del nacionalismo español’ VVAA, coordinado por Antonio Morales, Juan
Pablo Fusi y Andrés de Blas, editorial Galaxia Gutenberg.
La historia de España no es un dechado de virtudes, pero tampoco exclusivamente un
saco de defectos, se asemeja a la de todas las naciones, una sucesión de
acontecimientos de todo tipo, mezclados, vividos por individuos muy diversos con
resultados cambiantes por momentos, en épocas diferentes, sometidos a tensiones
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internas y externas que a veces contextualizan los hechos. Evidentemente la nuestra
tiene rasgos propios que la diferencian de otras historias europeas, las mezclas de
pueblos y culturas, la tolerancia para convivir los diferentes, un alto grado de apertura
a las ideas nuevas y a lo exterior, un fuerte impulso hacia la modernidad comparado
con el resto de Europa… son aspectos que están presentes durante cientos de años
en la Península. Hay muchos otros aspectos de la historia que igualan o acercan a
otras naciones europeas, las luchas constantes por la soberanía, de clases y pueblos,
lucha por el pan y las libertades, religiosas, colectivas o individuales…
Absurdo es pensar que fuimos extremadamente distintos al resto de naciones durante
siglos y siglos; y peor aún creer que éramos sujetos de múltiples defectos, mientras las
demás naciones lo eran de virtudes. Tenemos un problema de victimismo, y nos gusta
regodearnos de ciertos complejos respecto a los demás, lo cual se agrava al sumar
que amplios sectores de la sociedad no terminan de encontrarse a gusto con una
historia de España, que conocen en gran parte con reminiscencias franquistas. La
historia es tan variada y rica, hay tantos aspectos contradictorios y diferentes que lo
raro es que no se encuentren los adecuados, si se buscan. A muchos españoles no
les gustarán determinadas experiencias y a otros las contrarias, lo cual puede ser
aceptable, ya que encontrar un tronco común puede ser complicado, pero sería
desolador no encontrar experiencias históricas por las que uno pueda sentirse
satisfecho.
A menudo se olvida que toda moneda tiene dos caras, si hubo un lucha represiva
encabezada por la Inquisición, uno podría sentirse orgulloso del otro polo existente, el
que representaba la diversidad religiosa entre el pueblo, de lo contrario no se hubiera
institucionalizado la represión. Si hubo concentración de poder y centralismo
borbónico, fue porque existió amplia autonomía de territorios e instituciones, amén de
una dispersión de recursos en los albores de las burguesías que podrían encontrar
mejor rendimiento en un territorio con mayor masa crítica. La aventura de las Américas
sería imposible de explicar sin un pueblo con espíritu abierto al mundo, al comercio,
sin miedo a lo nuevo, gente con capacidad de navegar y gobernantes imbuidos del
mismo espíritu. Seguro que el azar y la necesidad tienen mucho peso en la historia,
pero también la potencialidad y características adquiridas de los pueblos.
Los libros de historia relatan numerosos acontecimientos, todos ocurrieron con
contradicciones, resulta infrecuente que todo un pueblo, o un grupo humano, camine al
mismo paso. Siempre hubo otros catalanes, que querían cosas distintas, las alianzas
responden a intereses religiosos, políticos, económicos que favorecen a unos y no a
otros, las relaciones de apoyo a guerras encuentran sentido por las contrapartidas que
se obtienen, y el pueblo llano queda al margen de influir en las decisiones. La
promoción como mitos de grandes hombres y los acontecimientos de 1714 no resisten
bien el estudio imparcial de los historiadores. Sirva como muestra el libro citado de
Ricardo García Cárcel, ‘La herencia del pasado’, quien para explicar en parte el apoyo
austriacista a Carlos consumado en la entrada a Barcelona, escribe que ‘las Cortes de
1705-1706, ratificarían los deseos de la burguesía comercial catalana conjugados con
los intereses atlantistas de los aliados (prohibición de entrada de manufacturas
francesas así como de las exportaciones de lanas a Francia, concesión del puerto
franco de Barcelona, instalaciones de artesanos extranjeros en Barcelona…) Así eran
las cosas.
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La cuestión catalana durante la II República
La Constitución de la República es un icono de progresismo, veamos como plasmó la
cuestión nacional y el resultado de aprobación. Las cifras son importantes, porque
reflejan la correlación de fuerzas en cada momento, entendiendo que son cambiantes,
esta ley fundamental se aprobó el 9-12-1931 por la diferencia de 170/152, lo cual
mostraba, como luego se comprobó, una sociedad muy diversa pero que podría
partirse en dos, con fuerzas parejas a cada lado. En su artículo 1º se constituye como
Estado integral, no cabe la secesión, al igual que reflejan todas las constituciones
democráticas, sigue diciendo que un Estado integral compatible con la autonomía de
los Municipios y las Regiones. En aquellos momentos la cuestión nacional no
contempla el término nacionalidad, el cual aparecerá posteriormente en la
Constitución de 1978. Julián Marías lo considerará una concesión a una moda,
imprecisa, impuesta por los medios, citado por Santos Juliá. -El término Regiones
aparecerá también en la Constitución de 1978.-
El 14 de abril de 1931, Francesc Maciá proclamó la República Catalana, Estado
integrado en la Federación de Repúblicas Ibéricas. Aquella Federación de Repúblicas
Ibéricas no existía, otra vez se producía una ruptura unilateral sin considerar la
correlación de fuerzas. Urgentemente 3 ministros, dos de ellos catalanes, se
trasladaron a Barcelona para reconducir aquella situación. El 17 de abril se proclamó
la Generalitat, como forma de tapar aquella nueva república catalana proclamada. Se
traba de mantener vivos los acuerdos adoptados en agosto de 1930 entre
republicanos, socialistas y catalanistas en el Pacto de San Sebastián, el cual
establecía que Cataluña desarrollaría libremente un Estatuto de Autonomía en el que
regulara su relación con el conjunto del estado, el acuerdo se hacía extensivo a otras
regiones. Entonces –parecido a Zapatero en el Estatuto actual el 2004- la mayoría de
los reunidos pensaban que se desarrollaría dentro del marco del régimen republicano
que se proclamaría posteriormente en el cual se recogerían los derechos individuales
de todos los ciudadanos españoles. El acuerdo se trasladó a la comisión que
negociaba el artículo 11 de la Constitución que posteriormente se aprobaría en
diciembre. Mientras tanto, en Cataluña sin esperar la proclamación constitucional, una
vez acordado en la comisión de julio, en agosto celebraron un plebiscito sobre su
proyecto de estatuto aprobado por amplísima mayoría.
Las Cortes constituyentes elaboran la nueva Constitución promulgada el 9 de
diciembre configurando el nuevo Estado. En las elecciones a Cortes solamente
votaron hombres, no las mujeres, que tenían reconocido derecho pasivo, a ser
candidatas no a votar universalmente, solo fueron elegidas 3 diputadas y aquella
Constitución aprobó el voto de las mujeres en igualdad. La Ley Fundamental recogía
el sentir mayoritario favorable a una España plurinacional, pero enfrente había fuerzas
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poderosas opuestas a los nacionalismos, lo cual deja como resultado la Constitución
de la II República que conocemos, con aspectos menos favorables al soberanismo
que las pretensiones independentistas. La pregunta que debería guiar la acción de los
líderes políticos sería ¿una ley avanzadísima, sin apoyos suficientes, sería preferible a
otra avanzada, pero con mayorías aplastantes que faciliten su duración y aplicación?
O dicho de otra forma, los iconos revolucionarios, o progresistas, tienen poca utilidad
si no consideran la correlación de fuerzas que los haga posible.
El proyecto de Estatuto de Cataluña se sometió a debate en mayo del 32, previa
redacción por la comisión catalana en Núria, dominada por Esquerra, federalista, se
definía como Estado, contemplaba la propuesta de Países Catalanes con Valencia y
Baleares, -que aún hoy mantienen muchos independentistas-, establecía el catalán
como único habla, todo ello chocaba frontalmente con la legalidad constitucional
republicana lo cual generó agrias polémicas en las Cortes al ser discutido, y
encendidos debates en las calles. Creaba la Generalitat como órgano de gobierno,
integrada por un Parlament, un presidente elegido en el parlamento y un consejo
ejecutivo como gobierno. Manuel Azaña fue uno de sus mayores defensores durante
todo el proceso, llegando a ser encarcelado acusado de connivencia, con motivo de la
proclamación de independencia que efectuó Companys en 1934 al calor de la
revolución asturiana de octubre.
El Estatuto se aprobó el 9 de septiembre de 1932, -en Cortes 314/24, en referéndum
catalanista por el 90% de una participación del 75%, citado por Tuñón de Lara;
Tamames dará las cifras de 97% y 334/24- Fue elegido primer presidente de la
Generalitat Fracisco Maciá, de ERC, muerto al año siguiente; le sustituyó Lluís
Companys, abogado sindicalista, fundador de la ‘Unión de Rabassaires’, aparceros
catalanes. Durante la revolución de octubre de 1934, el día 6, proclamó
unilateralmente el Estado Catalán de la República Federal Española, aquello era una
insurrección equivalía a una declaración de guerra, tras ser desarticulada por la
República, se suspendió la Generalitat, restablecida en abril de 1935 y Companys fue
encarcelado, saliendo tras la victoria del Frente Popular. Posteriormente fue fusilado
en 1940 por el franquismo, tras ser entregado por la Francia alemana de Vichy al final
de la guerra. En 1936, al calor de la victoria electoral del Frente Popular, fueron
presentados estatutos de autonomía de Vascongadas, Aragón, las Castillas, Asturias,
Valencia, Canarias, Extremadura, Baleares y Andalucía. Tras el golpe de estado será
promulgado rápidamente el de Euskadi, quedando el resto arrinconado, hasta la
Constitución de 1978, en la que influyó esta situación.
Si Cataluña continuara colaborando con el Estado español, que humilla la
bandera, profana la lengua, adultera las tradiciones y roba las riquezas, sería
aceptar una complicidad en su propia deshonra.
Queremos una República catalana independiente en cuanto tenemos plena
conciencia de la personalidad de Cataluña, porque esa es nuestra voluntad,
que nadie ni nada torcerá.
Francesc Macià (1859 - 1933)
El mecanismo que opera tradicionalmente en el argumentario nacionalista a partir de
1714, establece dicotómicamente dos bandos, Castilla-Cataluña en el pasado que
posteriormente sustituirán por Castilla por España y en épocas recientes simplificando
lo español en Madrid, utilizado para explicar todo asunto, tenderán a marcar dos
trincheras, ellos en la de los buenos, sin mirar ni atender las diversidad de fuerzas
existentes en cada núcleo, así las decisiones a tomar serán muchas veces saltos en el
vacío, que llevarán a fracasos de los cuales responsabilizarán siempre a los otros, a
los españoles. La explicación para simplificar absurdamente la realidad es sencilla,
reducir elementos de debate permite que la propaganda se extienda fácilmente y con
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mayor rapidez. Tiene un problema, sepulta la verdad, no facilita soluciones de forma
estable y genera crispación creciente. Un ejemplo estremecedor es la Guerra Civil de
1936/39. La presentan como conflicto de España/Castilla contra Catalunya, y Euskadi,
hacen aparecer al Gobierno español como culpable, en aquel momento republicano, a
quien le piden responsabilidades por la represión ejercida por los golpistas, le acusan
del bombardeo de Guernica y Barcelona, cuando fue el gobierno y los españoles
republicanos, quienes recibían las bombas, en Guernica, Barcelona y Madrid.
De repente, los catalanes y vascos que apoyaron a Franco, que lucharon a su lado y
vencieron machacando a sus convecinos, estos catalanes que reprimían y ordenaban
fusilamientos han desaparecido de la historia de los malos, aquellos catalanes que
financiaban el golpe de estado o que posteriormente comenzaron la represión de
postguerra en Barcelona, han pasado a la zona oscura, solo quedan en la escena los
españoles malísimos, contra los buenos pueblos periféricos –dixit Maragall-. Resulta
exageradamente burdo, pero en amplios sectores de población se instaló esta
ignominia que se esparce entre los niños y la juventud. La derrota de Cataluña
permitió que los catalanes escaparan a Francia, algo imposible en la derrota de
Madrid, la gran golpeada y bombardeada durante la guerra, una de las ciudades que
más bombas recibiera en el siglo XX. Tampoco pudieron escapar de Valencia, salvo
pocos por mar.
‘El máximo dirigente de la Lliga, Francisco Cambó, estaba vinculado al gran
capitalismo internacional, la guerra civil le sorprendió viajando por su yate por el
Mediterráneo; desde el extranjero facilitó ayuda financiera a Franco’ citado por Ramón
Tamames, ‘Historia de España Alfaguara VII’, Alianza Editorial 1973. Cambó no sintió
simpatía por Franco, pero sí eligió apoyar el Movimiento. En el imaginario del
catalanismo construirán la imagen de la derrota republicana en la guerra civil como si
de una invasión de España a Cataluña se tratara, olvidando y escondiendo las tropas
franquistas formadas por catalanes, y no solo en el Tercio Nuestra Señora de
Monserrat, formado por cuatro compañías de fusileros, una de ametralladoras y las
secciones de morteros y transmisiones, además de un cuerpo de tren, formando parte
de la Brigada de Reserva del Ejército del Centro, integrado en la 74 División. El
nacional catolicismo también existía en Cataluña, y la burguesía industrial y comercial,
grandes propietarios de tierra, y medianos industriales, pequeños agricultores,
artesanos… como es natural, todos ellos con intereses diferentes. Tras la batalla del
Ebro, fuerzas nacionalistas catalanas y vascas, ERC y PNV, intentaron negociar con
Franco por su cuenta, traicionando a la República, a la que restan apoyos, lo hacen
tanto para buscar su mejor posición, como por la proximidad ideológica de muchos con
la España nacional católica, lo cual otra vez tiene poco que ver con esa simplificación
de pueblo español perverso a un lado y pueblo catalán maravilloso al otro.
Cataluña está decidida a triunfar, y a triunfar ahora, pese a quien pese y cueste
lo que cueste. Quien se ponga delante de Cataluña en marcha será aplastado,
como quien se pone delante de un ferrocarril, porque nosotros no podemos ni
queremos detener la marcha del pueblo de Cataluña.
Francesc Cambó (1876 - 1947)
Para mejor entender la situación consideremos que en España se producían
encarnizados enfrentamientos, al igual que dentro de Cataluña, lo cual es sinónimo de
disparidad de intereses y cierto equilibrio de fuerzas parejas que pueden torcer
resultados ahora a un lado, poco después a otro. La Lliga durante la República, era
representativa de la burguesía, defendió sus intereses reaccionarios, en 1934 se
opuso a los mayoritarios ‘rabbasaires’ obstruyendo la reforma agraria en Catalunya, la
Ley Catalana de Contratos de Cultivos fue declarada inconstitucional, lo cual impulsó
la proclamación de Companys del 6 de octubre de 1934. Tras las elecciones de 1936
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desaparece pasando parte de su militancia a la zona franquista y apoyando a Franco
posteriormente, igual que otros catalanes significativos -como Dalí, Pla, Samaranch,
Porcioles, Gomis, algunos presidentes del Barsa, etc.- la lista sería larga, por cuanto
estamos cerca de aquellos hechos y son conocidas personas con militancia franquista
y nacionalista, pero del pasado lejano quedan pocos rastros por lo que es sencillo
fabricar la idea de uniformidad en el pueblo, a pesar de su heterogeneidad, ahora y
siempre, además de las fuerzas catalanistas, en los años treinta había otras de la
derecha, no nacionalistas, monárquicos, secciones de la CEDA, del Partido Radical,…
Una idea básica del nacionalismo se configura a partir de considerar al pueblo como
mercancía salida de una factoría, estandarizado, gentes unidas por el mero hecho de
haber nacido en la misma fábrica, para aumentar su pegamento será conveniente
crear un enemigo común, porque pocas cosas unen más que soportar juntos las
mismas afrentas, lógicamente ese pueblo por el mero hecho de nacer en tal lugar será
moralmente bueno y valiente, contraponiéndose a los malos extranjeros, en este caso
españoles. No importa que sea mentira, que resulte imposible encontrar en parte
alguna un pueblo homogéneo, como se encarga de reflejar la historia, lo que importa
es que repetido por todas partes una y mil veces calará, y si no fuera así el individuo
sería expulsado de la tribu. El sentimiento de pertenencia dará seguridad y protección,
si alguien duda, será causa de desafección, si quiere compartir sentimientos dentro y
fuera, será alejado del grupo.
Durante la Guerra Civil, en mayo de 1937 en las calles de Barcelona se produjeron los
hechos novelados por George Orwell en ‘Homenaje a Cataluña’, que dieron la vuelta al
mundo. Milicianos anarquistas de la CNT y del POUM marxistas-antiestalinistas,
sufrieron represión, acoso e ilegalización y combatidos por las fuerzas de la
Generalitat. Y del PCE. –Andreu Nin fue posteriormente asesinado en una cárcel
madrileña.- En el fondo latía el dilema de ganar la guerra para hacer la revolución, que
defendían los comunistas o hacer la revolución para ganar la guerra, que era lo que
defendían los revolucionarios. En zonas de Aragón y otras muchas de España, los
anarquistas modificaban la propiedad y cultivo de la tierra repartiéndola durante la
guerra, era una manera de poner en marcha la reforma agraria parcialmente fracasada
de la República.
En Cataluña existía fuerte implantación anarquista –también en Andalucía- tradición de
luchas contra la burguesía nacionalista y los propietarios de la tierra, y en aquellos
primeros meses de guerra se sumó la dificultad que entrañaba para la República el
carecer de un mando militar único en todo el territorio, lo cual favoreció a los golpistas
que lo unificaron en Franco, la cuestión es que el golpe de estado en Barcelona se
paró, por las fuerzas de seguridad y gracias al potente movimiento obrero, que
organizado el día antes, llamó a la lucha haciendo sonar las sirenas de las fábricas.
Pocos meses después, en mayo del 37 las fuerzas de la Generalitat quisieron acabar
con la fuerza militar que representaban CNT y POUM, con fuerte implantación entre
las bases obreras catalanas. Otra vez se desvanece la ilusión nacionalista, aparece un
pueblo diverso, golpistas y quienes les apoyaban a un lado, en otro encontramos a
burgueses nacionalistas y republicanos, al lado fuerzas sindicales y políticas
socialistas y comunistas, un poco más allá aparecían con fuerza sectores obreros
dispuestos a empujar la revolución.
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El cuadro procede de ‘Historia de España’ dirigida por Tuñón de Lara. IX. La crisis del estado:
Dictadura, República, Guerra, (1923-1939). Editorial Labor 1981.
Cataluña es tratada como una colonia, según la lógica del derecho de
conquista.
Por otra parte, el estrangulamiento económico que practica el gobierno
español.
Asamblea Nacional Catalana
‘‘La estadística no es el número de veces que los hombres reinciden en los
mismos actos, aunque sin implicar que estos mismos hombres condenen,
quizá, las cosas que realizan. Sirve para establecer las zonas de mayor
afluencia de sucesos. Sirve, sobre todo, para cifrar los intereses materiales y
espirituales de la humanidad. Y esto es lo que pesa en la historia. No me duele,
pues, repetir, que ‘es esencial para determinar valores, riquezas y
mentalidades’ y que ‘sin recurrir a él, a través de minuciosos análisis de
precios, salarios, inclinaciones políticas y tendencias culturales, en imposible
comprender nada’.
Nada, bien entendido. Imaginémonos que estudiamos un período, un reinado o
un país. Es de escasísima importancia que nos fijemos en un aparatoso hecho
militar o político. Dos derrotas sucesivas en los campos de batalla de este siglo
no han mermado el peso de Alemania en el concierto europeo. Por definición
ningún cuerpo institucional revela el rumbo de la historia…en cuanto a la
medida ideológica, se puede incurrir en gravísimo error al afirmar que cinco,
diez o veinte intelectuales, sea cual sea su talla mental representan un reinado,
una sociedad o una generación… ‘’
Jaime Vicens Vives. Aproximación a la historia de España. Prólogo 1960.
Manuel Herranz Montero. 2013. Publicado en el libro
‘Catalunya. Camino a la secesión’