Este documento discute la importancia de mantener la esperanza y la lucha por un mundo mejor a través de la educación. Propone que los educadores apoyen a los estudiantes a encontrar sus propias soluciones en lugar de darles las respuestas, y respeten diferentes perspectivas para transmitir una visión del mundo pluralista. También enfatiza la necesidad de unir a las minorías en la lucha por la justicia y los derechos a través de un trato igualitario.
1. Este libro invita a repensar, releer,
revisar y desandar lo andado.
En esta pedagogía repiensa lo dicho
en el alma y el cuerpo de “Pedagogía
del oprimido”.
Examina la esperanza con que lo
escribió y busca establecer coherencia
en su discurso, de modo que sea un
discurso democrático.
2. Expone el espíritu de una esperanza
crítica, una conciencia crítica
empleada como herramienta necesaria
para la lucha política que llevará al
cambio.
Una esperanza anclada en la practica
para que la historia se a concreta.
Contempla la posibilidad de un mundo
mejor, menos feo, no un mundo ya
hecho, aceptado y determinado.
3. El ser humano al negar la realidad en la
que vive es humillado y oprimido, por
aceptar la ideología del que lo humilla.
El mundo lo niega y se produce la
autonegación.
4. El opresor no libera ni se libera a si
mismo, el oprimido en cambio, si lucha
libera al opresor por el hecho de
impedirle continuar oprimiendo.
5. La lucha de clases no es el motor de la
historia, pero ciertamente es uno de ellos.
La virtud revolucionaria que consiste en
convivir con quienes son diferentes para
poder luchar contra quienes son
antagónicos.
Dicha lucha contempla el acuerdo entre las
partes opuestas.
6. Es preciso que las minorías, aún
siendo diferentes entre ellas, se unan
para luchar por unos derechos, para
poder vencer a una mayoría.
Pero las minorías no deben ser
tratadas sobreprotegiéndolas, sino que
deben recibir un trato igualitario a los
otros sectores.
7. La tarea y fin de la educación, como
práctica democrática y popular; es a
través de ella que se posibilita a las
clases populares el desarrollo de “su
lenguaje”, hacia un camino de
invención de la ciudadanía.
8. El educador o educadora progresistas, es aquél que
no brindará la solución, sino que apoyará a los
educandos para que la encuentren por si mismos.
Respetar partiendo de su aquí y ahora, y conocer el
contexto en el que vive el educando debe señalar las
distintas visiones del mundo y no impone solo una.
Desechando un discurso autoritario propone
transmitir los propios pensamientos ideológicos
respetando los del educando, ya que enseñar no es
transmitir los conocimientos concretos de un objeto,
sino que es un acto creador y crítico.
9. El educador y la educadora deben
hacer toda una serie de reflexiones en
torno a como educar y que educar,
partiendo de los intereses de los
propios educandos. Es así que al
enseñar aprenden y al aprender
enseñan.
10. La concientización es tomada como un
instrumento de cambio que presenta
una posición dinámica, no mecanicista
ni determinista.
Estableciendo una relación entre la
consciencia y el mundo, en donde el
educando sea capaz de interpretar y
transformar la realidad.
11. El cansancio existencial es la perdida de toda
esperanza, el sueño y la utopía son
indispensables para el educador y educadora
progresistas, que a través del análisis político
deben descubrir y transmitir las posibilidades
para la esperanza y la expectativa de cambio,
dado que sin ella no se lucha para cambiar
las cosas. Cuando la persona se sumerge en
si misma perdiendo toda esperanza sus
ganas de luchar se ven mermadas o
desaparecen.
12. La multiculturalidad consiste en que
cada individuo tiene derecho a ser
diferente, sin miedo de ser diferente a
poder moverse y posibilitar que las
diferentes personas crezcan juntas.