3. Las primeras obras de Murillo denotan una evidente influencia del
Naturalismo tenebrista. En este cuadro muestra una importante
influencia de la obra de Ribera. Murillo ha dejado en penumbra a
San José, que era el protagonista de la Sagrada Familia del
Pajarito, iluminando a la Virgen y al Niño. Junto a ellos, dos
pastores y una pastora entregan sus presentes: un cordero,
huevos y una gallina. El realismo que caracteriza a las figuras tiene
una clara muestra en los pies sucios de los pastores, como ya había
hecho Caravaggio en Roma, mientras que la oveja recuerda el
Agnus Dei de Zurbarán, que debía ser muy comentado en la capital
andaluza por aquellas fechas. Los tonos predominantes son los
típicos del Naturalismo: marrones, blancos, sienas y pardos que
contrastan con los rojos y azules intensos. La pincelada minuciosa
del pintor muestra todo tipo de detalles, desde los pliegues de los
paños hasta las briznas de paja del pesebre. La composición
carece de profundidad, como era habitual, al cerrarse con un
fondo neutro normalmente muy oscuro, marcando una típica
diagonal barroca aunque aquí no sea muy pronunciada
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5. El destino original de esta excelente Adoración de los
Pastores era la capilla de la iglesia toledana de Santo
Domingo el Antiguo en la que iba a ser enterrado El Greco.
La escena se desarrolla en dos zonas superpuestas, uniendo
perfectamente las atmósferas celestial y terrenal.
Superpuesta es también la perspectiva al eliminar la
profundidad, aunque detrás de la Virgen coloque una
superficie arquitectónica abovedada. El Niño, es el foco de
luz que alumbra a todos los personajes. Es una luz fuerte y
clara, que matiza los colores como ocurre con las túnicas de
la Virgen o de San José. Las figuras son gigantescas, sobre
todo el pastor arrodillado en primer término, junto a él hay
una mancha blanca que, observada con atención, resulta ser
el Agnus Dei. Los tonos eléctricos empleados demuestran el
gusto por unos nuevos colores inspirados en el Manierismo.
La pincelada es totalmente suelta y los saltos de
perspectiva que utiliza hace que se rompa con la unidad
espacial. Por eso, El Greco será de gran importancia para
los artistas de fines del siglo XIX.
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7. Las figuras monumentales se adueñan de la composición,
reduciendo al máximo el espacio representado por una columna.
Las posturas de los personajes son de lo más variado, indicando el
deseo del pintor de demostrar su acierto a la hora de situar las
figuras y el control de la anatomía. Todos los integrantes de la
zona baja de la tabla se manifiestan al espectador con
tranquilidad y sosiego , contrastando con el movimiento
escorzado de los ángeles de la zona superior, en un recurso muy
habitual. Los colores empleados recuerdan al mundo renacentista,
especialmente rojos, azules y amarillos. Resulta una de las obras
cumbres de este estilo neoclásico, carente quizá de algo de vida.
La tabla fue pintada en Roma en 1770.
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9. Esta curiosa Adoración de los pastores está situada en la sala
superior de la Scuola Grande di San Rocco de Venecia. En la parte
inferior de la composición los pastores, con gestos alegres,
presentan sus regalos a la Sagrada Familia que se ubica en la
parte superior del lienzo, bajo las vigas de madera del portal, las
cuales permiten contemplar un Rompimiento de Gloria con varios
querubines y el cielo anaranjado. Las figuras de los pastores se
presentan escorzadas, manifiestan la admiración que sentía
Tintoretto hacia el movimiento, y están vistas desde abajo para
acentuar sus proporciones. En la Sagrada Familia encontramos
algo más de quietud, iluminados por un potente foco de luz que
destaca los paños de María y la cabecita de Jesús mientras san
José queda en penumbra. Las diagonales y las líneas en zig-zag
organizan el conjunto y anticipan el Barroco, al igual que en el
naturalismo existente en los animales de la zona inferior. El
resultado es sorprendente, con una atmósfera aérea de gran
belleza y algunos contornos desfigurados por los efectos de la
luz. Tan interesado estaba Jacopo por estos conceptos lumínicos
y las posturas de las figuras que llegó a construirse un teatrillo
donde colgaba figuras de arcilla, iluminándolas con antorchas para
crear contrastes de luz y escorzos al contemplarlas desde abajo.
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11. El artista realizó un excelente despliegue de su técnica. En el
lienzo es la luz la que revela los personajes, que son modelados
contra el fondo oscuro. María está sentada directamente en el
suelo, para indicarnos la humildad de su condición. Un finísimo
halo dorado corona su cabeza. El Niño, gordito y encantador,
juguetea con el rostro de la madre. Los pastores, gente vulgar y
pobremente vestida, asisten sorprendidos ante el hallazgo de la
joven madre en un lugar tan pobre. En primer plano, una severa
naturaleza muerta muestra un cesto con los elementos
indispensables para el viaje: algunas viandas, algo de ropa y las
herramientas de carpintería que presumiblemente pertenecen a
San José.
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13. El autor en este cuadro recurre al Naturalismo tenebrista para
pintar una escena llena de solemnidad e intimismo a un tiempo. Las
figuras están dotadas de un volumen casi tangible, gracias a los
efectos lumínicos que el pintor aplica sobre ellas: el nacimiento de
Jesús tuvo lugar durante la noche, lo que crea un ambiente oscuro
y misterioso. Este ambiente es iluminado con fuerza desde un
único punto, que no es otro que el cuerpecillo del bebé recién
nacido, en referencia a la luz que ilumina el mundo. La Virgen, muy
bella, descubre al Niño con suavidad para que ángeles y pastores
puedan dedicarle su homenaje. Todos están revestidos de una
digna quietud que no contradice sus ropajes toscos. Las ropas son
de paño y lana, pero lo milagroso de la escena hace que todos ellos
tengan la expresión de príncipes. Destaca la pastorcilla que
ofrece la cesta de huevos, muy realista, probablemente un
retrato auténtico frente a las idealizaciones de los demás
personajes. Debajo de ella está el típico papelito fingido con la
firma de Zurbarán y la fecha. La composición se completa con un
catálogo de objetos cotidianos que prestan mayor naturalidad a la
escena, como son el pesebre lleno de paja en que reposa el niño, la
cesta de huevos, la loza talaverana y el corderillo ofrecido a la
Sagrada Familia.
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15. En esta obra parece haberse motivado en el lejano paisaje
mientras que la pintura flamenca, influye en los caricaturescos
rostros de los pastores, en la minuciosidad descriptiva y en la
manera de disponer al Niño, en los pliegues del manto de la
Virgen. La monumentalidad de las figuras y el aspecto
escultórico que adquieren todos los elementos de la composición.
Predominan los colores vivos.
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17. En esta obra aparece, especialmente la sensación
atmosférica creada en el paisaje y en la correcta
fórmula de integración de las figuras en él. Los
personajes aparecen en el ángulo derecho de la
composición, reunidos alrededor del Niño que descansa
en el suelo, siendo adorado tanto por los pastores como
por los padres. El portal se ha convertido en una cueva
en cuyo interior se aprecian las figuras del buey y la
mula. Pero el verdadero protagonista de la tabla será el
paisaje, que podemos apreciar en toda su belleza en la
zona izquierda de la composición. Las figuras se
adecuan al espacio. La luz impacta de lleno en la
naturaleza y en los personajes, resaltando sus
tonalidades con toda su viveza.
18. Personajes que aparecen en cada
cuadro y como aparecen los pastores
en cada cuadro.
19. La mayoría de los cuadros de la adoración de los pastores están
hechos de tonos oscuros, pero también hay algunas excepciones
de obras en las que aparecen colores más vivos, como por
ejemplo una obra de Andrea Mantegna o Giorgione.
En todos los cuadros aparecen casi siempre los mismo
personajes, La Virgen María, el niño Jesús, San José y los
pastores. En algunos cuadros aparecen ángeles ( en la mayoría).
20. Una de las diferencias que también podemos encontrar en estas
obras de la adoración de los pastores es el tamaño de los
personajes dependiendo de un cuadro a otro, en unos salen con
un tamaño gigantesco y en otro con un tamaño mas normal.
Los pastores, en estas obras de la adoración, en la mayoría de
ellas aparecen entregando al niño Jesús animales,
principalmente ovejas, perros y gallinas y en otros no aparecen
con nada.