2. Las personas como medios y como fines.
La gestión de RR.HH. desde la lógica del mercado ha conseguido reducir al ser
humano a un mero cliente, en el mejor de los casos, o a un insumo de la cadena de
producción, en el peor. La gestión de RR.HH. puede dejarse llevar por este principio
de cosificación, donde lo único que importa de las personas es su aportación a la
consecución de objetivos o cuenta de resultados. El principio orientador es la de
reducción de costes y minimización de responsabilidades empresariales.
Muchas de las estrategias de gestión de voluntariado lamentablemente caen en
este planteamiento cosificador: el voluntariado como mano de obra no
remunerada. Igualmente algunas estrategias de gestión de personal remunerado
caen en este modelo de “trabajador = coste”.
Para la gestión orientada por valores, la persona no es meramente coste
(medio) sino también riqueza en sí misma (fin). Desde aquí, la organización asume
procesos de formación, promoción y reflexión respecto a sus equipos de
colaboradores, no sólo orientados desde la productividad, sino des un fin social más
ancho: la solidaridad.
La gestión de RR.HH. desde la lógica político - estatal ha reducido a la persona a
un votante que en un rito cuatri-anual decide entre opciones difícilmente
diferenciadas. Algunas entidades del Tercer Sector se conforman asumiendo este
modelo de participación de baja intensidad, ritualizando la participación de sus
equipos (voluntarios, trabajadores, socios, donantes, usuarios etc.) a espacios y
momentos poco significativos. La gestión de con-para y desde las personas de las
entidades del Tercer Sector devuelve participación significativa a las personas. Esta
devolución es tanto una exigencia de los deberes que implica la participación (pro-
actividad en las propuestas, estudio de la información aportada, asunción de cargos
o tareas etc.), como la habilitación de un derecho (como socio, como donante, como
usuario, como trabajador etc.) a ser protagonista en la entidad.
La gestión orientada por valores convierte a los socios, a las asambleas de
trabajadores, a las asambleas de socios, a los espacios de evaluación, a todos
aquellos foros donde se reúnen los componentes del capital social, no sólo en
medios en sí mismos, sino un fin que es generar una nueva cultura de la
participación.