El documento argumenta que la medicina ha construido un saber científico propio que la ha aislado peligrosamente de otras disciplinas y del contexto social. Al considerar la enfermedad como un fenómeno puramente biológico, la medicina niega sus dimensiones subjetivas y culturales. Se necesita un pensamiento complejo que expanda las posibilidades de acción médica hacia una nueva racionalidad que integre lo biológico y lo humano sin extática adhesión a supuestas evidencias.
2. A partir de la revolución industrial la humanidad
cada día se impone la necesidad de conocer
científicamente para mejorar el mundo y la vida
de los seres humanos e ir desechando las opiniones
o prejuicios. En ese sentido, la medicina va
construyendo su propio saber, su propio edificio
científico creando su campo particular, un
vocabulario propio convirtiendo a la profesión en
una omnipotente actividad de exclusiva iniciación.
Los profesionales se autonominan como los únicos
capaces de ser llamados científicos, creando un
universo autocentrado, exclusivo e impenetrable,
ignorando las condiciones histórico sociales del
extramuro o conocimiento profano.
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3. Todas las disciplinas se encierran peligrosamente e
impiden la posibilidad del enriquecimiento mutuo
en el intercambio transdisciplinario y aún más el
reconocimiento de las propias fisuras para conocer
la complejidad de lo real. El cuerpo doctrinal así
formado se supone ajeno a las determinaciones
históricas, sociales y subjetivas creando un cierto
tipo de modelo hegemónico de médico que se
constituye en paradigma de generación en
generación, transmitido en forma de curriculum
oculto. De este modo, los nuevos profesionales
adoptan un estilo de práctica, una modalidad de
conocimiento para responder a una demanda social
que no pocas veces la cuestiona.
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4. La construcción de su objeto de estudio por
parte del médico es lo que está en cuestión
ante la mirada científico social. No se trata de
analizar prácticas y conductas, no son los
sucesos desnudos los que merecen calificación
sino el sistema de pensamiento que los hace
circular como verdades sólidas considerando a
la enfermedad como un fenómeno
exclusivamente biológico negando sus
dimensiones subjetivas, sociales y culturales.
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5. El pensamiento complejo se convierte en una necesidad,
no se trata de proscribir el uso de estrategias sino de
expandir las posibilidades de accionar hacia una nueva
racionalidad para la utilización inteligente de los
numerosos recursos sin desplazar los fundamentos de su
ejercicio de lo biológico a lo humano sino generando un
intercambio que haga posible una mirada cualitativa,
amplia de integración, sin la extática adhesión a
supuestas e incontrastables evidencias basadas en
conocimientos y lógica estadística validados por una
metodología que aparece como garantía suficiente sin que
estos procedimientos sean objeto de análisis o
cuestionamiento, reflexión crítica en olvido de las
condiciones sociales de producción del conocimiento y sus
itinerarios históricos.
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6. En resumen, hoy día la transparencia
epistemológica exige el rompimiento de las
barreras particulares creadas para la
construcción de dichas ciencias en nombre de
la Ciencia en general a fin de que pueda
legitimarse los conocimientos existentes en
todas las áreas del saber y su contexto real a
fin de que pueda expedirse el certificado de
validación epistemológico correspondiente
para continuar normalmente su devenir
cotidiano.
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