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E D I T O R I A L
Juan Marcelino González Garcete
Jorge Antonio Sales Altamirano
DISCUSIÓN DOCTRINARIA — JURISPRUDENCIAL
PRÓLOGO
CARLOS HENRIQUE HERRERA RUIZ
MEDIDAS DE COERCIÓN
2016
A Ñ O
La prisión preventiva
© Juan Marcelino González Garcete
© José Antonio Sales Altamirano
Medidas de coerción. La prisión preventiva. Discusión
Doctrinaria — Jurisprudencial
“Queda prohibida su reproducción, total o parcial, por cualquier medio ya sean electrónicos
o mecánicos, sin el consentimiento previo y escrito del Autor”.
Hecho el Depósito Legal según la Ley
Editorial Arandurã
Tte. Fariña 1028
Asunción-Paraguay
Tel.: (595 21) 214 295
e-mail: arandura@hotmail.com
www.arandura.com.py
Abril 2016
ISBN: 978-99967-49-37-7
“Algunas veces me pregunté si en países
como el mío, con escasos lectores
y tantos pobres, analfabetos e
injusticias, donde la cultura era
privilegio de tan pocos, escribir no
era un lujo solipsista. Pero estas dudas
nunca asfixiaron mi vocación y seguí
siempre escribiendo, incluso en aquellos
periodos en que los trabajos alimenticios
absorbían casi todo mi tiempo…”.
MARIO VARGAS LLOSA:
Elogio de la lectura y la ficción1
.
1 Discurso Nobel. 7 de diciembre del 2010. Fundación Nobel 2010.
EN HOMENAJE AL PROF. DR.
RODOLFO FABIÁN CENTURIÓN ORTIZ
A Estela Marys Sosa Cardozo
y mis hijos Igor Fernando Sales Sosa
y Jorge Ricardo Sales Sosa
Jorge Antonio Sales Altamirano
A los colegas del Ministerio de la Defensa
Pública; a todos los que leyeron el libro
antes de su edición y nos ayudaron para
presentarlo de la mejor manera posible.
Juan Marcelino González Garcete
11
Índice
Prólogo....................................................................................................................13
Presentación ...........................................................................................................19
Advertencia............................................................................................................ 25
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO I
Orígenes y evolución de la prisión preventiva.............................29
1. Entrando en tema........................................................................................... 29
2. Generalidades..................................................................................................31
3. Antecedentes históricos.................................................................................. 32
CAPÍTULO II
La prisión preventiva..........................................................................43
1. Concepto......................................................................................................... 43
2. Principios en que se fundamentan.................................................................48
3. Inconvenientes en la regulación procesal de la prisión preventiva............... 52
4. Desarrollo socioeconómico: consecuencias colaterales................................ 54
5. Cuestiones a considerar.................................................................................. 56
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO III
Medidas cautelares..............................................................................63
1. Introducción ................................................................................................... 63
2. Principio o estado de inocencia......................................................................64
3. Garantía del juicio previo............................................................................... 72
4. Medidas cautelares......................................................................................... 73
5. Principios generales ....................................................................................... 73
6. Clases de medidas cautelares ......................................................................... 81
7. Medidas cautelares reales ............................................................................ 100
CAPÍTULO IV
Finalidades y fundamentos..............................................................115
1. Introducción .................................................................................................. 115
2. Principios y estándares constitucionales relacionados con la prisión
preventiva ......................................................................................................118
3. Presupuestos legales para ordenar la prisión preventiva.............................121
4. Peligros procesales ........................................................................................129
12
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
5. Duración y plazo razonable de la prisión preventiva................................... 138
6. Disposiciones convencionales sobre la prisión preventiva.......................... 144
TERCERA PARTE
Modelos de escritos forenses
1. Revocatoria de la prisión preventiva por falta de méritos............................159
2. Revocatoria por haber compurgado la pena mínima que debió haberle
correspondido en caso de condena ...............................................................178
3. Revocatoria de la prisión preventiva por el cumplimiento de dos años
de prisión preventiva.....................................................................................181
4. Revocatoria de la prisión preventiva por pedido de sobreseimiento
provisional como requerimiento conclusivo del ministerio público........... 186
5. Revocatoria de la prisión preventiva por resolución ficta. .......................... 189
6. Revocatoria de la prisión preventiva y aplicación de medidas
ustutivas de la prisión preventiva ................................................................ 194
CAPÍTULO V
Los estandarés internacionales para la aplicación de la prisión
preventiva ......................................................................................................... 201
1. Generalidades............................................................................................... 201
2. La situación...................................................................................................202
3. Algunos estándares internacionales en materia de prisión preventiva ......209
4. Nuestro análisis............................................................................................236
CAPÍTULO VI
Conclusiones preliminares ...........................................................................251
Aclaración previa..................................................................................................251
Reflexiones finales .............................................................................................. 252
CUARTA PARTE
Jurisprudencia: prisión preventiva..................................................................... 257
13
PRÓLOGO
“Un hombre que le arrebata la libertad
a otro es un prisionero del odio, está
encerrado tras los barrotes del prejui-
cio y de la estrechez mental”.
(NELSON MANDELA)
Cuando dos estudiosos juristas se unen y ponen sus cono-
cimientos, sus experiencias y años de estudios, el resultado
es el “MEDIDAS DE COERCIÓN: LA PRISIÓN PRE-
VENTIVA. DISCUSIÓN DOCTRINARIA-JURISPRU-
DENCIAL” (Prisión sin condena), libro que hoy tengo el
honor de prologar. Los autores Juan Marcelino González
Garcete y Jorge Antonio Sales Altamirano demuestran
una vasta experiencia, en el ámbito del derecho penal, proce-
sal penal y constitucional, obsequiándonos al resto de Améri-
ca Latina, esta obra jurídica.
Este tema de los presos sin condena, como se diría en mi
país, nunca ha pasado de moda y está siempre latente en el
ámbito jurídico y criminológico. La prisión preventiva es un
tema que toca las fibras más íntimas del Derecho Penal, del
Derecho Procesal Penal, del Derecho Constitucional, de los
Derechos Humanos, de la Criminología, la Sociología y polí-
ticas criminales, de cada uno de nuestros países en América
Latina.
De igual modo, la prisión preventiva es uno de los princi-
pales problemas que provocó en toda América Latina, cam-
bios en materia de justicia penal, que suele representarse en
la teoría criminológica con la figura de un embudo, denomi-
nado “el embudo del sistema de justicia penal”. Por otro lado,
14
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
la criminalidad ordinaria o “convencional”, especialmente en
materia de delitos contra la vida y contra la propiedad, ha ve-
nido creciendo a partir de la década de los ochenta en los paí-
ses de la región.
Panamá fue el penúltimo país de América Latina en reali-
zar cambios en sus reformas procesales, sustituyendo al igual
que el resto de los países, su código de corte inquisidor por
otro de modelo adversarial de procedimiento oral y público.
Podría decirse que, como característica general, los nuevos
códigos en materia penal y procesal penal, de alguna medida,
generan más celeridad, más transparencia y menos impuni-
dad; evitando así los efectos de la inequidad de la distribución
de la criminalización, propia del llamado “embudo del siste-
ma de justicia penal”.
Los autores, en sus primeros renglones, ponen en eviden-
cia el estado de la aplicación de la prisión preventiva en La-
tinoamérica y sus principales tendencias dentro del contexto
jurídico, sociológico y desde la perspectiva de la Criminología.
González Garcete y Sales Altamirano establecieron
que una de las principales razones para el abandono del sis-
tema inquisitivo se debió a que el juez era quien dirigía la
investigación, la acusación y la sentencia. Además, en aquel
sistema inquisitivo el juez tenía la facultad de poder decidir
entre la libertad provisional o la prisión preventiva. El sis-
tema fue reemplazado por un sistema garantista, cuyos
principales objetivos son: dar un trato equilibrado, buscar la
reparación de un daño sufrido por una víctima, y desde luego,
garantizar los derechos recogidos en la Constitución respecto
a la persona imputada, a la cual al momento de atribuírsele
la comisión de un hecho punible, se le debe considerar como
15
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
“inocente” mientras no exista una sentencia que declare lo
contrario.
Este sistema denominado garantista en la mayoría de los
países, también contempla un catálogo de medidas cautelares
y entre ellas la prisión preventiva, la cual es analizada de
forma atinada por los autores. No se trata de una nueva insti-
tución en el derecho nacional, ni mucho menos en el derecho
comparado, incluso históricamente esta medida se encontra-
ba inmersa, en el derecho romano, como una medida coerci-
tiva de libertad, como mecanismo restrictivo sobre el
imputado sobre el cual pesaba la comisión de un he-
cho punible de gravedad.
Dentro de este mismo contexto, hacen mención a la huma-
nización de la prisión preventiva, lo cual se debió a los avan-
ces de la criminología y del derecho penal en general, hasta
converger, en todos los códigos procesales penales de Latino-
américa, como una medida cautelar personal, de carácter ex-
cepcional, que consiste en la privación temporal de la libertad
ambulatoria de una persona, durante la substanciación de un
procedimiento penal, con el objeto de asegurar los fines del
procedimiento y la seguridad del ofendido o de la sociedad.
En ese mismo orden de ideas, realizan un diagnóstico de
los sistemas de justicia penal, en donde plasman de forma
muy certera que en cualquier país latinoamericano, dicho
sistema es el reflejo de su sistema penitenciario. Sin lugar a
dudas, el sistema penitenciario presenta un cuadro de mayor
gravedad, con problemas que tienen que ver con la vida, la
seguridad, la salud de miles de personas, y con la violación
sistemática de estos y otros derechos fundamentales, que son
16
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
violados, paradójicamente, por el sistema de justicia creado,
justamente, para protegerlos.
Adentrándose en los primeros capítulos de esta obra, po-
demos ver el análisis que realizan no solo del sistema peni-
tenciario, si no los presos sin condena, es el más alarmante,
por cuanto se trata de presos que no han sido formalmente
condenados, pero que están cumpliendo, materialmente, una
condena, aunque un gran número de ellos será posteriormen-
te declarado inocente o con salidas alternativas o sucedáneas,
como lo constituyen la suspensión condicional del procedi-
miento, el procedimiento abreviado o la aplicación del crite-
rio de oportunidad, y en última ratio con el sobreseimiento
provisional, los cuales están teóricamente amparados por el
Principio de Culpabilidad (nulla poena sine culpa), que
significa que la pena solo puede fundarse en la constatación
de que puede reprocharse el hecho a su autor, por la garantía
procesal del Principio de Inocencia.
Uno de los principales trasfondos de este libro radica en
las garantías básicas del Derecho Penal, las cuales están con-
sagradas en los instrumentos internacionales y las primeras
sentencias de la Corte Interamericana de los Derechos Hu-
manos. Dicha Corte se ha pronunciado sobre el tema de la
protección de la integridad y libertad personales y el derecho
a la vida, lo que le ha permitido crear una extensa y detallada
jurisprudencia sobre la materia, la cual hoy se expone como
jurisprudencia vinculante para el operador ordinario de justi-
cia en los Estados Partes bajo el imperativo del Control Difuso
de Convencionalidad.
Es de esencial importancia el análisis que hacen los au-
tores en cuanto al Sistema Penitenciario, su política, además
17
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
de sus políticas de seguridad, sus procesos y sus contra refor-
mas, señalando entre otras cosas los factores que inciden en el
uso no excepcional de la prisión preventiva, en los que hacen
referencia a las políticas criminales que con distinta denomi-
nación y mecanismos plantean la flexibilización y mayor uso
de la privación de libertad como vía de solución al fenómeno
de la delincuencia. De esa misma manera, los desafíos rela-
cionados con la actuación de la judicatura, tanto aquellos que
tienen que ver con el respeto a la independencia de aquellas
autoridades encargadas de la aplicación de la prisión preven-
tiva, como de aquellos relativos a otros aspectos de la práctica
judicial.
Podemos resaltar de este texto las políticas criminales
que proponen mayores niveles de encarcelamiento
como solución a los problemas de seguridad ciuda-
dana, en donde hace mención a las reformas legales, que a
lo largo de la última década han venido replicándose en los
distintos Estados de la región, están orientadas a restringir o
limitar las garantías legales aplicables a la detención de per-
sonas; potenciar la aplicación de la prisión preventiva; au-
mentar las penas y ampliar el catálogo de delitos punibles con
pena de prisión; abstenerse de establecer medidas alternati-
vas a la prisión y restringir el acceso o la posibilidad de con-
cesión de determinadas figuras legales propias del proceso de
ejecución de la pena en las que el recluso progresivamente va
ganando espacios de libertad1
.
Finalmente, los autores aportan dentro de sus conclu-
siones, la aplicación en el ámbito interno del derecho inter-
1 https://colectivociajpp.files.wordpress.com/2012/12/informe-sobre-el-uso-de-la-prisic3b3n-pre-
ventiva-en-las-amc3a9ricas-cidh-2013.pdf
18
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
nacional de los derechos humanos, el cual es de obligatorio
cumplimento para los Estados, además de la facultad estatal
de ordenar la privación de libertad de personas inocentes, y
para alcanzar un grado aceptable de respeto efectivo del prin-
cipio de inocencia y del derecho a la libertad ambulatoria. En
consecuencia, establecen que se debe promover por todos los
medios posibles el cumplimiento de las obligaciones inter-
nacionales del Estado referidas a la regulación legislativa y a
la aplicación judicial del encarcelamiento preventivo y, tam-
bién, debe exigirse en los casos concretos la aplicación de las
normas internacionales obligatorias y la efectiva protección
de los derechos fundamentales del imputado.
Sea, pues, bienvenida la magnífica obra jurídica de dos
grandes académicos, Juan Marcelino González Garcete
y Jorge Antonio Sales Altamirano, no solo para los her-
manos paraguayos, sino para el resto de América Latina, en
donde existe un número plural de presos sin condena. Ade-
más, les agradecemos a los autores que hayan hecho el in-
menso honor de seleccionarnos para dirigirles estas palabras
de presentación a los lectores.
Carlos Enrique Herrera Ruiz
Procuraduría General de la Nación de Panamá y Profesor de la Universidad Latina de
Panamá y de la Universidad Americana de Panamá, Universidad ISAE Panamá.
Panamá, 28 de marzo de 2016.
19
PRESENTACIÓN
“Hacia una interpretación garantista de
la coerción personal en nuestro Código
Procesal Penal”
No podemos dudar que nuestro sistema procesal penal ha
evolucionado considerablemente de forma positiva con la in-
troducción de la reforma y sus posteriores modificaciones.
Tenemos entendido –conforme surge del texto de la fun-
damentación del proyecto de reforma del Código Procesal Pe-
nal– que se ha buscado un proceso “garantista e igualitario”.
Es decir, la entrada de vigencia de la Ley N° 1286/98 “Có-
digo Procesal Penal” ha implicado la instauración de numero-
sos cambios en materia de justicia penal, dirigidos a encontrar
el equilibrio entre una mayor eficiencia procesal, por un lado,
y el pleno respeto por las garantías judiciales-constitucionales
de sus actores, por el otro lado.
La característica más importante de dicha reforma proce-
sal penal es el reemplazo del modelo inquisitivo por el modelo
acusatorio.
Se establece, a la vez, una metodología basada en la ora-
lidad como garantía principal del proceso penal para la ob-
tención y el procesamiento de la información, con el fin de
adoptar decisiones jurisdiccionales.
A partir del modelo acusatorio, las modificaciones más re-
saltantes son las siguientes:
20
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
a) La clara separación de funciones de investigación entre la
Policía y la Fiscalía, en virtud de la cual el FISCAL es quien
dirige la investigación durante la etapa preparatoria, tra-
bajando conjunta y coordinadamente con la Policía Nacio-
nal, que provee una investigación técnico-operativa;
b) La igualdad de armas, pues se establece que la defensa
ejerce un rol activo mediante su presencia en todas las ins-
tancias del proceso penal;
c) El carácter público de las audiencias, el cual fomenta una
mayor transparencia; y
d) El debate contradictorio entre las partes ante la presencia
del Juez o Tribunal de Sentencia.
Podríamos afirmar incluso, que a través de las garantías
constitucionales y procesales, tenemos un sistema respetuoso
de las convenciones internacionales y tratados relacionados a
la materia mayor que en otros países, aunque analizar esto ya
excede las posibilidades de este trabajo.
Pero no por estas razones vamos a dejar de lado el buscar
siempre mejorar el proceso, considerando que hace más
de 20 años estamos operando dentro del sistema de justicia
penal, por lo que tenemos una visión crítica sobre la imple-
mentación del sistema de prisión preventiva.
Uno de los problemas que desde siempre generó gran pre-
ocupación es el relacionado con la “libertad del imputado” en
el marco del proceso penal. A su vez, esta situación confronta
con la necesidad de asegurar el llegar a descubrir la verdad
real a partir de la aplicación de la ley penal. Esto parece –sin
embargo– romperse cuando frente a ello existe una demanda
social y/o alarma social que requiere mayor seguridad y cas-
tigo.
21
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
La prisión preventiva, sin duda, es una medida
cautelar eficaz para los objetivos que se establecie-
ron en el fondo de ella, pero así como altamente efi-
caz, también es mayormente restrictiva de derechos.
Es decir, como consecuencia de la restricción de la libertad
ambulatoria del procesado a partir del dictado de la prisión
preventiva, tiende a responder esa necesidad social de ver de
esa manera restablecida la tranquilidad y evitar que aquel co-
meta nuevos hechos punibles. Pero, por otro lado, se violan
derechos inalienables de las personas y se desvirtúa el fin
para el cual fue creado este instituto cautelar.
Nuestro propósito fundamental es abordar temas inheren-
tes a esta medida de coerción penal como: los diferentes con-
ceptos mencionados por los distintos autores, antecedentes
doctrinarios y jurisprudenciales, legislación interna de nues-
tro país, concepción de este instituto a la luz de los diversos
Tratados de Derechos Internacionales de derechos humanos
como la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
que consagra la libertad personal en sus artículos 7, 8 y 9;
como así también del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, que lo tratan en su artículo 9 y 14 inciso 2, entre
otros.
Asimismo se indicarán los aportes doctrinarios y jurispru-
denciales con respecto a la duración y el plazo razonable de la
prisión preventiva.
Para ello, se ha explorado la bibliografía correspondien-
te, a los efectos de conocer con mayor profundidad este ins-
tituto procesal; y al final de la obra encontrarán el desarrollo
de la jurisprudencia de los Tribunales de la República en la
aplicación de este instituto, desde el año 2000 hasta el año
22
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
2015, donde se ha recopilado en forma de sumarios aquellos
fallos más resaltantes, con los datos de dichos fallos, para des-
cargarlos en caso de que necesiten más datos; amén hemos
agregado algunos modelos de escritos sobre la petición de la
revocatoria de la prisión preventiva –sugerencia de los cole-
gas quienes tuvieron la amabilidad de leer esta obra y darnos
sus comentarios–, a los efectos de su mayor comprensión y
cumplir con su finalidad, cual es la de abrir el debate sobre
este instituto procesal.
Agradecemos al profesor Carlos Enrique Herrera
Ruiz por su generoso prólogo, a quien consideramos pun-
to de referencia en este tema, por ser uno de los más activos
profesores para que en Panamá sea modificada su estructura
procesal penal, adoptando el régimen acusatorio, siendo un
férreo defensor de que se respeten las garantías conven-
cionales en el dictamiento de la prisión preventiva en
dicho país.
Frente a nuestra realidad negativa, lo que se nos exige a
nosotros no es resignarnos. Nuestra labor es luchar, desde las
diversas posiciones que ocupamos, como profesores, jueces,
fiscales, abogados defensores, defensores públicos, ciudada-
nos, por que el tema de la presunción de inocencia y el princi-
pio de proporcionalidad dejen de tener un carácter teórico, y
lleguen a tener una realidad fáctica.
SEGUIMOS CREYENDO Y SOÑANDO CON CAM-
BIOS REALES. ESTA ES TAN SOLO UNA IDEA DE
TANTAS QUE CABEN.
LOS AUTORES
“La prisión preventiva es un instituto
problemático por el grado de injerencia
en la libertad personal que implica a
una persona que se presume inocente.
Por ello tienen gran importancia los
límites que de acuerdo al derecho
constitucional y al derecho internacional
de los derechos humanos trazan los
principios de presunción de inocencia y
de proporcionalidad”.
(Llobet Rodríguez, Javier)
25
ADVERTENCIA
Nada hemos pretendido crear con este trabajo. Los gran-
des maestros del derecho ya lo han hecho en su opor-
tunidad.
Confesamos que compartimos plenamente las expresiones
del ex Decano de la Facultad de Derecho UNA, Prof. Dr. Ra-
món Silva Alonso, en el sentido de que: “Todo el que ense-
ña siente la necesidad de escribir. Al propio tiempo
siente el peso de las propias limitaciones. De aten-
der a éstas no se escribiría nunca…”1
.
Solo pretendemos que tanto los estudiantes de derecho y
abogados –en particular– y todos los operadores de justicia
–en general– tengan un material responsable que les sirva de
guía en el estudio y comprensión de esta parte del Derecho
Procesal Penal, cual es el estudio del instituto de la Prisión
Preventiva.
Dios lo sabe, solo esperamos que esta modesta obra cum-
pla con su objetivo, el de hacer conocer y comprender “LA
NATURALEZA JURÍDICA DE LA PRESUNCIÓN DE
INOCENCIA Y DE LA PRISIÓN PREVENTIVA COMO
MEDIDA CAUTELAR PROCESAL Y NO COMO PENA
ANTICIPADA”, a los que todos nosotros estamos habitua-
dos en nuestra vida diaria, incluso sin siquiera darnos cuenta;
porque hemos perdido la capacidad de asombro; y es necesa-
rio avanzar hacia la consolidación del respeto real y efectivo
de las garantías constitucionales-convencionales fundadas en
la naturaleza de la dignidad humana.
1 Silva Alonso, Ramón. Derecho Internacional Privado. Pág. 5.
26
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Finalmente, suplicamos al público lector no vea en esta
obra titulada “MEDIDAS DE COERCIÓN: LA PRISIÓN
PREVENTIVA. DISCUSIÓN DOCTRINARIA-JURIS-
PRUDENCIAL”, una pretensión de nuestra parte de pre-
sentarnos como autores de un [nuevo libro] sobre la mate-
ria, sino un simple dictado de esta disciplina, formado con
los extractos sacados de los autores consultados sumados a
nuestra experiencia tribunalicia por más de dos décadas y el
ejercicio de la docencia en forma ininterrumpida, para ayudar
a comprender a cabalidad la importancia de que la sociedad
en general se adentre y analice la importancia de este instituto
desde la óptica garantista, que reposa en los pilares de la dig-
nidad humana y de los derechos humanos fundamentales.
Solamente nos resta decir en esta “advertencia preliminar”
que tal como está estipulado, la prisión preventiva es una me-
dida procesal, no de sanción. Aunque debiera imponerse úni-
camente para neutralizar el riesgo de fuga o de obstrucción a
la investigación fiscal, su utilización generalizada como CAS-
TIGO O PENA ANTICIPADA sigue siendo uno de los retos
pendientes para todo el sistema procesal penal actual.
Tal como lo analizaremos en el desarrollo del tema enfoca-
do, los incentivos perversos para abusar así de la prisión pre-
ventiva son diversos. Verbigracia, aun cuando el Magistrado
sabe perfectamente que debe ser la medida de última ratio, ni
él ni nadie del sistema de justicia conocen si alguna de las me-
didas menos gravosas –como la imposición de medidas alter-
nativas a la prisión preventiva (Art. 245 del Código Procesal
Penal, procederá con la única medida que le garantiza neu-
tralizar el riesgo procesal con suficiente certeza: encarcelar al
sospechoso mientras avanza el proceso.
En fin, esperamos que disfruten de la lectura de la presen-
te obra.
PRIMERA PARTE
29
CAPÍTULO I
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN
DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
1. ENTRANDO EN TEMA
La prisión preventiva –o el sometimiento por parte del Es-
tado de una persona sospechosa de haber cometido un delito
a una medida de privación de libertad previa a la comproba-
ción judicial de reprochabilidad– suele describirse como un
enfrentamiento entre dos intereses igualmente valiosos: por
un lado, la defensa del principio de presunción de inocencia,
por el cual nadie puede ser considerado ni tratado como cul-
pable hasta que sea comprobada su responsabilidad; por el
otro, la responsabilidad del Estado de cumplir su obligación
de perseguir y castigar la comisión de hechos delictivos y la
violación de valores jurídicos protegidos mediante la garan-
tía de que el imputado estará presente durante el juicio en su
contra, de que la investigación se llevará a cabo sin obstacu-
lizaciones indebidas y de que aquellos que sean encontrados
penalmente responsables cumplirán con la pena impuesta.
Los riesgos son claros en ambos sentidos: una persona
sometida a prisión preventiva que resulta siendo inocente
verá su derecho a la libertad seriamente restringido, además
de que sus relaciones familiares, sociales y laborales sufrirán
inevitablemente un daño.
30
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Por otro lado, una persona que enfrenta un proceso en li-
bertad con intención de boicotearlo podría, con relativa facili-
dad, frustrar la obtención de justicia, sea mediante la fuga o la
manipulación y/o obstaculización de la actividad probatoria.
Hacemos propias nuestras afirmaciones –siguiendo a Die-
go Dei Vecchi1
– en el sentido de que la cuestión de resolver si
un individuo ha de permanecer en libertad durante el pro-
ceso penal seguido en su contra o si –por el contrario– ha
de ser encarcelado –privado de su libertad ambulatoria pre-
ventivamente–, constituye una de las cuestiones más
controvertidas a lo largo de la historia del derecho
procesal penal.
Hacemos nuestras las afirmaciones de Diego Dei Vecchi,
podemos afirmar que:
Sobre todo frente a ciertos postulados presentes hoy en la
mayor parte de los ordenamientos constitucionales occiden-
tales, que parecen apoyar la afirmación de que tal encarcela-
miento resulta ilegítimo.
Enfocada la cuestión desde el punto de vista del legislador,
este ha sido un problema clásico en el diseño del ordena-
miento procesal en lo que a la formulación de los textos res-
pecta.
Pero habiendo sido en general admitida, al menos prima
facie, la posibilidad de encarcelamiento preventivo en la ge-
neralidad de los textos normativos pertinentes de la cultura
jurídica occidental, la cuestión se ha convertido en un pro-
blema para los jueces sobre cuyas espaldas recae el peso de
1 Dei Vecchi, Diego. Acerca de la justificación de la prisión preventiva y algunas críticas frecuen-
tes. Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Volumen N° 26, N° 2 Año 2013.
Versión disponible en el siguiente link: http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?pid=S0718-
09502013000200008&script=sci_arttext
31
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
dotar de contenido a estas disposiciones enmarcándolas en
el cuadro constitucional. Desde este último enfoque, el de la
decisión judicial2
.
Es remoto el origen de las prisiones, sin embargo la priva-
ción de libertad no es una sanción antigua, como veremos en
el Derecho Romano la prisión no se estableció para castigar
a los delincuentes, sino solo para custodiar a los procesados
hasta que se dictara sentencia.
Así, la llamada “prisión preventiva” se anticipó a la prisión
en sentido estricto.
2. GENERALIDADES
En toda América Latina, con la entrada en vigencia en to-
dos los países de un nuevo proceso penal, se implementó un
cambio de paradigma, en el cual se abandonaba un “sistema
inquisitivo” como lo era el antiguo procedimiento, en don-
de el Juez era quien dirigía la investigación, la acusación y la
sentencia, además de contar con la facultad de poder decidir
entre la libertad provisional o la prisión preventiva.
Todo esto presentaba muchas veces dudas respecto a la
confiabilidad del proceso y las posibles arbitrariedades que se
podían generar.
Fue reemplazado por un “sistema garantista”, en el
cual uno de los grandes objetivos, es que se pretende dar un
trato equilibrado, que ordena buscar la reparación de
un daño sufrido por una víctima, y desde luego, garan-
tizar los derechos asegurados en la Constitución respecto del
imputado al que se atribuye la comisión de un hecho punible,
2 Obra citada, página 4.
32
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
del cual se considera “inocente” mientras no exista una sen-
tencia que declare lo contrario.
Pero –sin embargo– en este proceso denominado “sis-
tema garantista”, aparecen ciertas medidas denominadas
“medidas cautelares”, y entre ellas la prisión preventiva.
La prisión preventiva no es una institución nueva, ni en el
derecho nacional, ni en el derecho comparado, incluso histó-
ricamente, ya que en el derecho romano se encontraba esta
medida coercitiva de libertad, como mecanismo restricti-
vo sobre el imputado al que pesaba la comisión de un
hecho punible de gravedad.
Es así que –a modo de vuelo de pájaro– repasemos su ori-
gen y evolución en el siguiente acápite.
3. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Para tratar este punto, hemos recopilado información his-
tórica, la misma que nos permitirá comprender el actual siste-
ma de las medidas cautelares, teniendo conocimiento previo
de su evolución; así tenemos que:
En épocas primitivas la pena tomaba la forma de ven-
ganza, de violencia por violencia, y como no existía una orga-
nización política que concentrase el poder y fijase los límites
de esa reacción, la venganza se convertía en una reacción di-
recta, desproporcionada, inhumana, ilimitada y que trascen-
día al autor de la conducta lesiva.
Luego tenemos seguidamente la venganza divina, en don-
de es posible que existan ya las primeras cárceles, enten-
didas éstas como lugares donde esperaban los delincuentes
para ser sentenciados, o sea, solo servían de lugares de res-
guardo o contención para evitar peligros de fugas.
33
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
En esta época existía autoridad y esta persona dotada de
facultades políticas y religiosas, era el que administraba justi-
cia, siendo el fin de la pena “aplacar la ira que sienten los dio-
ses cuando la majestad de los mismos es lesionada con actos
delictivos”.
En la cultura china, la cárcel era el lugar donde se infligía
penas torturantes mientras esperaban la pena de muerte.
En la cultura egipcia, existió la misma connotación religio-
sa de las penas, pero además, se sentenciaba a los delincuen-
tes a trabajos pesados.
En resumen podemos concluir en esta primera parte que:
Desde los orígenes del hombre hasta las formas incipientes
de organización social, no existió la cárcel entendida como el
lugar donde se ejecutaban las sanciones.
En la segunda etapa, cuando existe una organización sobre
la base de la primacía de elemento religioso, es posible la exis-
tencia: “la cárcel” en forma incipiente, dicho de otra manera,
sería su génesis estructural.
Seguidamente estudiaremos brevemente el desarrollo del
instituto estudiado en Grecia.
El gran aporte de la cultura helénica es el de separar el
fundamento religioso y darle un contenido político a
la pena.
Evidentemente, que la cultura griega hizo un gran aporte
a la humanidad. Platón en sus obras propone las dos ideas
históricas de la institución carcelaria:
a) la prisión como pena, y
b) la prisión como medida preventiva.
Aquí se encuentra el génesis de lo que más adelante será
el fundamento de las penas privativas de libertad.
34
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
De modo que la cultura griega donde estos aspectos im-
portantes, a saber, que haya sido esta organización política y
social la que separó el fundamento religioso de la pena para
darle un contenido político y, segundo, haber aportado las dos
ideas históricas de la prisión como pena y como medida
preventiva.
En la cultura romana, al igual que la helénica, también
pasó por los diferentes procesos evolutivos del Derecho Penal
–que lógicamente no abarcaremos por una cuestión metodo-
lógica del trabajo–, sin embargo, la grandeza de esta cultura
radica en haber logrado una alta perfección en las cues-
tiones referentes a las leyes y a la Administración de
Justicia.
En lo que respecta al sistema de cárceles habidas en Roma,
ésta fue una institución que existió con fines coactivos, para
hacer efectivo obligaciones de carácter civil y delitos, consti-
tuyéndose así en un lugar de aseguramiento preventivo, era
un medio de mantener seguros a los acusados mien-
tras se instruía el proceso y una condición jurídica
indispensable para la ejecución de la pena.
En síntesis, tanto en Grecia como en Roma, la institución
carcelaria no tenía como finalidad la de recluir al delincuente
como consecuencia de la aplicación de la pena o sanción; sino
que, por el contrario, su finalidad era únicamente asegurarlas.
En los países de Europa, se aprecia –a nuestro modesto
entender y seguimiento los delineamientos de los libros con-
sultados– una marcada evolución en lo que respecta a la apli-
cación de sanciones, ubicándolos a finales de la edad media y
moderna.
35
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
Así tenemos que, con la aparición y fortalecimiento del
Cristianismo, se introdujeron cambios sustantivos en la san-
ción de los delitos; verbigracia, se universalizan las celdas
como medio en donde se debe cumplir la pena, siendo los Mo-
nasterios los que cumplen –en su primera fase– esta función
de enclaustramiento o encarcelamiento.
Sin estudiar las peculiaridades de cada país del continen-
te europeo, podemos concluir que en Europa –en general– el
concepto de la cárcel no era concebido como un medio de eje-
cución de las penas privativas de libertad.
Es decir, la finalidad de las cárceles era entendida como
un escarmiento, con penas que iban desde la aplicación de la
pena de muerte, mutilación, trabajos forzados en las minas o
deportación a una isla con justificación o sin ella. (Destierro).
En casi todos los países de Europa, a partir del siglo XV y
XVI se empiezan a abandonar paulatinamente las penas cor-
porales, para aplicar nuevos métodos en la corrección de los
delincuentes, vagabundos y mendigos.
A partir del siglo XVII, algunos tratadistas sostienen que
se encuentran algunos “avances” en el tratamiento para los
delincuentes tales como: separación de sexos, tratamiento en
base al trabajo para los vagabundos, así como locales especia-
les para los adolescentes infractores.
Este método se extendió rápidamente en toda Europa
Central, como consecuencia de la creciente aversión a las pe-
nas corporales; los Jueces enviaban cada vez mayor número
de delincuentes, mendigos y vagabundos a las diversas funda-
ciones creadas para estos fines.
Michel Foucault, en su obra vigilar y castigar. Nacimien-
to de la Prisión, nos ilustra que:
36
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Quizás hoy provoquen vergüenza nuestras prisiones. El si-
glo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en
los límites de las ciudades y, a veces, en el corazón de éstas.
Se complacía en esa nueva benignidad que reemplazaba los
patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y en
adelante saber corregir las almas. Aquellos muros, aquellos
cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa
de ortopedia social. Quienes robaban eran encarcelados,
también aquellos que violaban o mataban.
¿De dónde proviene el curioso proyecto de encerrar, disci-
plinar, controlar, que traen consigo los códigos de la época
moderna? ¿Es una herencia de las mazmorras medievales?
Más bien, una tecnología novedosa: el desarrollo de un con-
junto de procedimientos de coerción colectiva para dividir
en zonas, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la
vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras, pun-
tajes, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros.
Una manera de someter los cuerpos, de dominar las mul-
tiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue
desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y
los talleres: la disciplina.
El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades, pero les dio un
subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria, de la
que aún dependemos.3
Carlos García Valdez en su obra “El sistema penal mexica-
no”, sobre el particular sostiene que:
“La prisión desde la etapa primitiva, hasta finales del siglo
XVI pasando por el Derecho Técnico Germánico, se ha utili-
zado fundamentalmente para guardar delincuentes, incluso
3 Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Biblioteca Esencial del Pensamien-
to Contemporáneo. Editores Siglo Veintiuno. 2° Edición 2.008.
37
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
con ulteriores fines antofágicos, no como medio represivo en
sí y ello es resultado de la concepción que sobre el delito y
delincuente tiene la época: el hecho sancionable es un mal, y
el culpable un “pervesus homo” no susceptible de enmienda
sino de castigo rápido y capital. En esta situación la cárcel
custodia se impone frente a la prisión entendida y aplicada
como pena”4
.
Concluye el mismo autor expresando que históricamente
la cárcel no ha sido inventada con la finalidad de reclusión, su
razón originaria es la de una medida cautelar apta para ase-
gurar la disponibilidad del reo a los fines del proceso penal.
Finalmente, diremos en palabras de Diego Dei Vecchi, que:
Es un lugar común entre los procesalistas “continentales”
el de situar a fines del siglo XVIII el germen de lo que mu-
chos denominan el “cambio del paradigma” del sistema de
enjuiciamiento penal: aquel que habría dejado atrás al sis-
tema de enjuiciamiento inquisitivo a partir del rechazo de
algunos de sus postulados básicos. En particular, y en lo que
aquí importa, a partir del rechazo de la presunción de cul-
pabilidad, de la concepción de imputado como “objeto” de
investigación “socialmente peligroso”, y del abandono de la
consecuencia concepción (“sustantivista”) de la privación
de la libertad durante el proceso como medio insoslayable
de protección social. El rechazo categórico de ese sistema
de enjuiciamiento y de sus postulados de base coincide con
aquello que se ha denominado la “historia oficial” de los de-
rechos humanos, especialmente en lo relativo a la recepción
positiva, entre otros, del principio de presunción de inocen-
cia: el derecho de toda persona a ser considerada inocen-
4 García Ramírez, Sergio. El Sistema Penal Mexicano. Fondo de Cultura Económica. México. 1993,
pág. 169.
38
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
te hasta que una condena recaída en un procedimiento con
ciertas características especiales establezca lo contrario5
.
Dejando la antigüedad atrás y concentrándonos en la his-
toria más reciente, encontramos que la evolución de la prisión
preventiva en América Latina, parece que en las dos últimas
décadas ha tenido lugar un proceso muy vigoroso de reformas
al sistema de justicia penal.
La prisión preventiva ha evolucionado tanto, que casi to-
dos los países de habla hispana han abandonado el sistema
inquisitivo tradicional, que adoptaba esta medida cautelar
como una regla, y se ha reemplazado por sistemas acusato-
rios, que la acogen como una excepción.
Evidentemente la regulación de la prisión preventiva ha
sido con probabilidad el tema más polémico de aquellos rele-
vados por las reformas a la justicia penal, que ha tenido lugar
prácticamente en todos los países de la región.
Durante los últimos 20 años se inició en América Latina
un proceso de reforma a la justicia criminal, que afectó con di-
versa intensidad y grado a los distintos países del continente.
Las razones que motivaron el proceso de transformación
a la ley procesal penal fueron los abusos a los derechos fun-
damentales en el contexto del proceso penal inquisitivo y la
poca eficiencia de este sistema en la persecución penal, siendo
la prisión preventiva la institución que más motivó a dichos
cambios, entre otras.
5 Obra citada, pág. 193
39
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
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43
CAPÍTULO II
LA PRISIÓN PREVENTIVA
1. CONCEPTO
Es dable señalar que nuestro Código Procesal Penal esta-
blece –tal como lo explicaremos seguidamente– los presu-
puestos materiales que deben concurrir para que se dicte esta
medida cautelar, pero no la define.
Es por ello que frecuentemente nos preguntamos:
1. ¿Es la prisión preventiva una medida de uso excepcional?
2. ¿A quién se le impone comúnmente prisión preventiva?
3. ¿Es en el marco legal vigente el más apropiado para regu-
lar la aplicación, duración y monitoreo de la prisión pre-
ventiva?
4. ¿Se aplica la prisión preventiva con las garantías procesa-
les mínimas?
5. ¿Cuáles son los principales argumentos para sustentar la
existencia de elementos de convicción que vinculen al im-
putado con la comisión de un delito, y concretamente, qué
importancia tiene la flagrancia?
6. ¿Cómo se sustenta la existencia legal de que el caso pue-
da culminar con una sentencia condenatoria superior a los
dos años de privación de libertad?
7. ¿Cómo se sustenta la existencia de un peligro procesal (pe-
ligro de fuga) y la necesidad de cautela (medidas cautela-
44
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
res reales)? Y especialmente, ¿qué importancia tienen el
arraigo y la gravedad de la pena?
8. ¿En qué medida factores extralegales afectan la decisión
de imponer prisión preventiva?
Para responder estas interrogantes, se debe primero esta-
blecer el concepto de la prisión preventiva, por ello a conti-
nuación se detallan los conceptos de los más destacados au-
tores nacionales e internacionales acerca de esta medida de
coerción que constituye la prisión preventiva –dejamos
constancia que no citaremos la obra de la cual extraemos di-
chos conceptos, porque los mismos se encontrarán al final de
la obra en la bibliografía–:
A) JORGE E. VÁZQUEZ ROSSI—RODOLFO FABIÁN
CENTURIÓN
La doctrina tradicional considera a la prisión preventiva
como una medida cautelar de carácter coercitivo impues-
ta en contra de quien se encuentre sometido a un proceso
penal, con miras a que se cumpla con los fines del proceso,
que es la aplicación del derecho de fondo. Esta medida, de
carácter eminentemente instrumental, pretende asegurar la
eficiencia en la investigación y, en otras oportunidades, se
fundamenta en la protección social y de la propia víctima.
B) MIGUEL OSCAR LÓPEZ CABRAL
La prisión preventiva es una figura excepcional, erigiéndose
en una medida cautelar que dé lugar al juicio previo gracias
a la presencia del imputado, sin desmedro al respeto de ino-
cencia. Prisión preventiva cuya aplicación reposa en normas
que taxativamente permiten su aplicación con ciertas y de-
terminadas circunstancias, que deberán estar explicitadas
45
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
acabadamente en la resolución pertinente. Fuera de esas si-
tuaciones, la regla es la libertad.
C) JORGE E. BOGARÍN GONZÁLEZ
Lo cierto es que desde nuestro ordenamiento superior, la
privación de libertad durante la sustanciación de un proceso
es una figura cuya excepcionalidad es su nota característica,
y esta connotación obligatoria de excepcionalidad se trasla-
da y desarrolla su amplitud en el Código Procesal Penal, aun
desde la redacción original inserta en el varias veces modi-
ficado Art. 245.
D) MARÍA CAROLINA LLANES OCAMPOS
La coerción procesal justificada constitucionalmente, no im-
plica de ninguna manera una sanción –es decir una retribu-
ción por la acción coercitiva–, ello responde a la órbita del
Derecho Penal sustantivo, sino una medida asegurativa que
tiende a preservar la realización del debido proceso.
E) CARLOS A. CHIARA DÍAZ
La prisión preventiva es la medida cautelar de coerción más
grave autorizada por las leyes procesales, en contra del im-
putado, que se concreta mediante el encarcelamiento.
F) FRANCISCO J. D´ALBORA
Es la medida cautelar de carácter personal más intensa,
pues una vez dispuesta y hecha efectiva, el encarcelamiento
perdura durante todo el trámite del proceso.
G) BALCARCE
La prisión preventiva es el estado de privación de libertad
ambulatoria, dispuesta por un órgano judicial, después de
46
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
la declaración del imputado, cuando se le atribuye, con gra-
do de probabilidad, la comisión de un delito sancionado con
pena privativa de libertad por la cual no proceda la conde-
nación condicional o, procediendo, existan indicios de que
intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer su in-
vestigación.
H) CLAUS ROXIN
La prisión preventiva ha sido definida como “la privación de
la libertad del imputado con el fin de asegurar el proceso de
conocimiento a la ejecución de la pena”.
I) ALFREDO VÉLEZ MARICONDE
Es el estado de privación de libertad que el órgano jurisdic-
cional impone al procesado (imputado) durante la sustan-
ciación del proceso, cuando se le atribuye un delito reprimi-
do con pena privativa de libertad.
J) ARTURO ZABALETA
La prisión preventiva es la situación permanente y definitiva
por la que se priva judicial y formalmente al inculpado de su
libertad durante el tiempo que se estime conveniente a los
fines de justicia.
K) CARLOS FONTÁN BALESTRA
La prisión preventiva es un mal necesario, se fundamenta la
necesidad que tiene la sociedad de tomar medidas de pre-
caución contra quien presuntamente ha cometido un delito;
es una medida de seguridad, un medio para instruir los pro-
cesos y una garantía de que se cumplirá la pena.
47
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
L) BECCARIA
La privación de la libertad no puede preceder a la sentencia
sino cuando la necesidad obliga. La cárcel es solo la custo-
dia de un ciudadano hasta tanto que sea declarado reo; y
esta custodia, siendo por su naturaleza penosa, debe durar
el menos tiempo posible, y debe ser la menor duración que
se pueda.
M) LUIGI FERRAJOLI
La prisión preventiva obligatoria es verdaderamente una
contradicción en sus términos. La prisión preventiva se jus-
tifica solamente en casos graves de peligro de falsificación de
las pruebas o de fuga del imputado. Debería tratarse de una
medida absolutamente excepcional y acotada. No debería ir
más allá de alguna semana. Pero naturalmente eso implica
un costo, porque el imputado podría ser culpable. Pero la
democracia implica ciertos peligros. Si la prisión preventiva
es obligatoria funciona como una pena anticipada y, por
lo tanto, totalmente ilegítima.
Todas estas definiciones, tienen un común denomina-
dor:
La prisión preventiva es una privación legal de libertad
impuesta por una persona como medida de precaución.
Consideramos que se toma esta medida con el fin de garan-
tizar una efectiva investigación del hecho punible al que se
vincula al imputado, su juzgamiento y su eventual cumpli-
miento de la pena.
En ese sentido, y siguiendo un estricto respeto por el prin-
cipio constitucional relativo a la presunción de inocencia,
para efectos del presente trabajo esta definición de la prisión
preventiva abarcará tanto a las personas detenidas e imputa-
48
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
das por un hecho punible y que están a la espera de la sustan-
ciación de un juicio oral y público o audiencia preliminar.
2. PRINCIPIOS EN QUE SE FUNDAMENTAN
Es dable señalar que para constituir una de las medidas
coercitivas penales más gravosas para el imputado/proce-
sado y por chocar –utilizando un término vulgar y corrien-
te– de manera frontal con la presunción de inocencia y el
derecho a la libertad ambulatoria, la dogmática penal no ha
encontrado aún un convincente motivo de legitimidad de la
prisión preventiva, sino que ha formulado diversos princi-
pios y presupuestos para su aplicación dirigidos a limitar su
ejercicio y controlar su ejecución.
Entre los que se destacan –siguiendo a Maier– los siguien-
tes:
• PRINCIPIO DE JUDICIALIDAD
La prisión preventiva debe ser autorizada por una deci-
sión judicial que fundamente su necesidad y presupues-
tos.
• PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD
La prisión durante el proceso es una medida procesal de
carácter excepcional, a la que solo puede recurrirse como
medida extrema, con fin de garantizar el descubrimien-
to de la verdad y la aplicación de la ley penal. Es decir,
cuando sea necesario evitar que el procesado obstaculice
la investigación judicial o se dé a la fuga.
• PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Se debe evitar que la prisión preventiva sea más gravosa
para el imputado que la propia pena amenazada o que
aquella que se espera en caso de condena, con lo cual
49
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
el encarcelamiento preventivo no procede cuando no
está amenazada o no se espera la privación de la libertad
como reacción penal.
• PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD
Se debe evitar el encarcelamiento preventivo cuando
existan otros medios gravosos que permitan resguardar
eficientemente los fines del proceso.
Por su parte José Antonio Neyra Flores, sostiene que la
prisión preventiva se sustenta en dos grandes principios, a
saber:1
• EL PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN INDICIARIA
Se refiere a las exigencias fácticas necesarias que permi-
tan entender que existe fundamento para limitar el dere-
cho fundamental.
Se relaciona con el fumus delicti comissi que no des-
barata la presunción de inocencia, sino que es una exi-
gencia para que la medida de prisión provisional tenga
una sólida base.
Por muy evidentes y suficientes que sean estos motivos,
en ningún caso pueden sustituir, ni adelantar los resul-
tados, que tras el juicio oral se constaten en la sentencia
condenatoria firme.
• EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
No exige que la limitación de la libertad personal persiga
amparar intereses generales, sino que ésta sea adecuada
y necesaria para alcanzar la finalidad de aseguramiento
fijada en la ley, y a través de un medio idóneo.
1 Neyra Flores, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Editorial
IDEMSA, pág. 210.
50
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Desde este principio se articulan dos motivos concurren-
tes para la legitimidad de la prisión preventiva: delito
grave y peligro procesal.
Por su parte, Miguel Ángel Vásquez Rodríguez, en su obra
“Principios Fundamentales del Nuevo Proceso Penal”, 1° Edi-
ción, Año 2013, página 399, se refiere a los principios que
sustentan la prisión preventiva:
• PRINCIPIO DE LEGALIDAD
La privación de la libertad solo se puede dar en los casos
expresa y taxativamente previstos por la Ley y siempre y
cuando se cumplan los presupuestos, los requisitos y/o
las condiciones expresamente establecidos por la misma.
• PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Este principio tiene concurrencia con el principio de
- Adecuación: La medida es la más apta para alcanzar
el fin legítimo del proceso.
- Subsidiariedad: Último recurso.
- Necesidad: Aparte de útil para alcanzar los fines del
proceso penal, éstos no pueden alcanzarse por otro
medio.
• MOTIVACIÓN
Porque la imposición de una medida coercitiva personal
como la prisión preventiva requiere la emisión de una
resolución judicial debidamente motivada.
• INSTRUMENTALIDAD
La prisión preventiva no tiene una finalidad indepen-
diente por sí misma; por el contrario, constituye una for-
ma, medio o instrumento que se utiliza para garantizar
la presencia del imputado en el proceso.
51
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
• URGENCIA
Las medidas coercitivas solo podrán ser impuestas cuan-
do de los hechos y las circunstancias en que ocurrieron
se puede evidenciar la concurrencia de un verdadero pe-
ligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de
la verdad.
• PRINCIPIO DE JURISDICCIONALIDAD
La prisión preventiva debe ser dispuesta por un Juez
competente, en este caso por el Juez de Investigación
Preparatoria.
• PROVISIONALIDAD
Emitida una prisión preventiva no significa que sea de-
finitiva ni un adelanto de la condena, tienen un tiempo
límite o máximo de duración, no duran lo que dura el
proceso.
La prisión preventiva puede variar, incluso antes que fi-
nalice el tiempo límite previsto por la ley, porque la mis-
ma se encuentra subordinada a la permanencia de los
presupuestos materiales que dieron origen a la prisión
preventiva.
• PRINCIPIO DE ROGACIÓN
La prisión preventiva solo puede ser impuesta por la au-
toridad jurisdiccional a solicitud del sujeto legitimado
por ley, es decir el representante del Ministerio Público,
es decir que no hay requerimiento o solicitud por parte
del sujeto legitimado, es jurídicamente imposible que el
juez ordene una medida coercitiva como la prisión pre-
ventiva sobre el imputado.
52
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
• PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD
Se aplica solo en casos excepcionales, cuando es nece-
saria para poder llevar a cabo el proceso y asegurar los
fines del proceso.
3. INCONVENIENTES EN LA REGULACIÓN PROCESAL
DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
En las últimas décadas del siglo pasado, y como parte de
un proceso muy vigoroso de reformas al sistema de justicia pe-
nal tendientes a reemplazar el sistema inquisitivo tradicional
por sistemas acusatorios en América Latina, se ha procurado
también reducir la aplicación del encarcelamiento preventivo.
Así se ha buscado establecer un límite temporal, para evi-
tar cargar sobre las espaldas del individuo la excesiva dura-
ción del proceso penal, o se ha intentado reemplazar esta me-
dida coercitiva por otras menos gravosas e igual de eficaces,
como por ejemplo las clásicas cauciones, ciertas restricciones
de libertad, la obligación de presentarse periódicamente ante
el Juzgado o no ausentarse de un determinado lugar.
Sin embargo, como ocurre en nuestro país actualmente,
esta transformación a nivel normativo no se materializó en
la realidad y diversas prácticas inquisitivas persisten. Ello se
suma a los crecientes reclamos (alarma social) de la sociedad
por más seguridad y las cada vez más comunes demandas por
una mayor eficacia en la represión del delito.
Un dato alarmante lo constituye que, a pesar de la libera-
lización –por utilizar un término– de la prisión preventiva,
tuvo impactos mínimos y los sistemas alternativos al encar-
celamiento preventivo no han sido objeto de tratamiento sis-
temático.
53
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
Por el contrario, el crecimiento de la población carcelaria
en las últimas décadas ha sido alarmante. Su causa principal
es, sin dudas, la utilización abusiva de la prisión preventiva
por parte de los órganos jurisdiccionales, quienes, en muchos
casos, sufren presiones por parte de la opinión pública, los
medios de comunicación, o incluso de los otros poderes del
Estado.
Coadyuva en este aserto el informe del Centro de Estudios
de Justicia de las Américas, CEJA, en el año 2008, que expre-
saba que:2
Prisión Preventiva y Reforma Penal en América La-
tina: Evaluación y Perspectivas. Los procesos de imple-
mentación de estas reformas han generado resultados hete-
rogéneos en distintos países de la región. En efecto, algunos
pocos países lograron cambios sustanciales en términos de
reducir el porcentaje de presos preventivos respecto del to-
tal de personas privadas de libertad.
No obstante, en la mayoría de los países la reforma nor-
mativa no produjo efectos importantes y el sistema siguió
funcionando de manera tradicional. A pesar de los limita-
dos resultados de cambio normativo, en muchos países se
ha producido un fuerte proceso de contrarreforma en mate-
ria de medidas cautelares. Este proceso se ha producido en
cambios legislativos orientados al establecer categorías de
delitos en que la prisión preventiva se hace prácticamente
automática, prohibiendo la sustitución de la prisión preven-
tiva por alguna otra medida, o incorporando nuevas y polé-
micas causales de procedencia de la misma.
2 http://www.cejamericas.org/
54
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Por otra parte, haciendo un contraste con las legislaciones
de América Latina, también nos percatamos que hay proble-
mas específicos y diversos en cada país, como son la duración
de la detención preventiva a la espera del dictamiento de la
prisión preventiva, o bien la duración de la prisión preventiva,
la duración de las audiencias de medidas cautelares, la orali-
dad en las etapas previas al juicio oral y público, resoluciones
dictadas fuera de las audiencias, etc.
A nuestro modesto entender, quisiéramos dejar sentado
que creemos que la falta de un sistema que permita la releva-
ción de datos importantes que brinden una acabada informa-
ción respecto a la situación específica de cada imputado para
evaluar la necesidad de la prisión preventiva o la aplicación
de medidas alternativas a la prisión preventiva, sumado a la
ausencia de mecanismos eficaces de supervisión que verifi-
quen el cumplimiento de dichas medidas sustitutivas, fueron
aspectos que no estuvieron presentes en los debates en los
procesos de reforma en América Latina, en general.
4. DESARROLLOSOCIOECONÓMICO:CONSECUENCIAS
COLATERALES
El uso excesivo y arbitrario de la prisión preventiva obsta-
culiza en gran medida el desarrollo socioeconómico y perjudi-
ca fundamentalmente a los pobres, y explicaremos a renglón
seguido del por qué consideramos así.
En primer lugar, es axiomático que la prisión preventiva
afecta de manera desproporcionada a los ciudadanos y fami-
lias que viven en situación de pobreza; y esta situación es pal-
pable porque existen mayores posibilidades de que entren en
conflicto con el sistema de justicia penal y sean detenidos a la
55
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
espera de un juicio oral y público, pero son menores sus posi-
bilidades de obtener la libertad cautelar.
En segundo lugar, en forma individual, el abuso de la pri-
sión preventiva significa que se pierden ingresos y se reduz-
can las oportunidades de empleo; en cuanto a las familias re-
presenta una adversidad económica y menores posibilidades
de acceder a la educación; y para el Estado implica mayores
costos, menores ingresos y limitación de recursos para los
programas sociales.
Es por ello que la Campaña global para la justicia previa
al juicio, ha realizado algunas recomendaciones a todos los
Estados, entre las que se destaca lo siguiente:
- La prisión preventiva debe aplicarse solo cuando ningu-
na otra alternativa razonable puede atenuar el riesgo real
de fuga o el peligro para la comunidad. Los Estados pro-
tegerían mejor a sus ciudadanos si gastasen menos en
encerrar a quienes gozan de la presunción de inocencia y
dedicasen más recursos a los servicios sociales.
- Se debe evitar la imposición de medidas cautelares mo-
netarias. Los pobres no disponen de dinero para pagar
en los tribunales. En cambio, la justicia debería estable-
cer una garantía personal (el compromiso del procesado
de asistir a las audiencias y de ir a juicio) o imponer la
obligación de que el acusado se presente regularmente a
la estación de policía local como condición de permane-
cer en libertad a la espera del juicio.
- Como se determina el pago de una fianza, ésta debe ser
proporcional a los ingresos del procesado y siempre debe
estar dentro de los medios con que éste cuenta.
- Las autoridades carcelarias deben suministrar gratui-
tamente a los detenidos ciertos elementos básicos, tales
56
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
como alimentos nutritivos, ropa, artículos de tocador y
medicamentos.
- En la medida en que sea practicable, los detenidos en
prisión preventiva debe hacer voluntariamente (pero no
se les debe obligar) trabajos en la prisión a cambio de
una remuneración y deben tener acceso a los programas
de capacitación y formación3
.
5. CUESTIONES A CONSIDERAR
Antes de avanzar en los siguientes capítulos, es dable se-
ñalar, que hasta aquí expuesto, surge que la aplicación de la
prisión preventiva siempre fue en forma automática y oficiosa
para ciertos hechos punibles y constituye uno de los problemas
centrales que en materia de justicia no se ha podido resolver.
Latinoamérica –a nuestro entender– es una de las regio-
nes del mundo en donde las Constituciones Políticas tienden
a garantizar todos los derechos humanos y son las más avan-
zadas, además de ello del “rito” que se tiene de ratificar todos
los tratados de derechos humanos habidos y por haber, a con-
trario sensu son las regiones que más vulneran los derechos
fundamentales: como lo constituye la presunción de inocen-
cia.
En ese sentido Eugenio Raúl Zaffaroni hizo una expre-
sión que decía que ante los niveles de presos sin condena en
Latinoamérica, decía que en realidad la prisión preventiva
funcionaba como una condena y la excarcelación del
procesado durante el proceso funcionaba como una
revisión, y eso porque la regla era la prisión preventiva.
3 Este es un resumen del próximo informe “Pretrial Detention and Socioeconomic Development,”
que Open Society Justice Initiative publicara en 2010.
57
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
La afectación de la libertad individual mediante la aplica-
ción de la medida cautelar de prisión preventiva para asegu-
rar el éxito del proceso y la posible aplicación de la pena ha
sido un fenómeno recurrente en el caso de América Latina, y
no solo de Paraguay.
El panorama a corto plazo en materia de respeto al dere-
cho de presunción de inocencia es complicado y nada alen-
tador. La prisión preventiva en el proceso penal paraguayo
seguirá teniendo un papel importante; es decir, continuará
un número elevado de procesados bajo el régimen de prisión
preventiva, con las consecuencias negativas que ello provoca,
como sobrepoblación penitenciaria.
Y por último, los legisladores, ante la presión social por
la inseguridad pública y los medios de comunicación, resul-
ta muy probable que continúen con la idea errónea de
que con la aplicación de la prisión preventiva se com-
bate mejor a la criminalidad.
El Paraguay en un momento dado ha tenido un 95% de
“presos sin condena”, lo cual significa básicamente ciudada-
nos que se encontraban privados de su libertad durante la tra-
mitación de “su” proceso penal, se encontraban en situación
procesal de prisión preventiva.
La mayoría de esas personas privadas de su libertad recu-
peraban su libertad por la vía del “compurgamiento de la pena
mínima”, lo cual equivale a afirmar que cumplían el mínimo
de la pena que eventualmente podría corresponderles en caso
de condena, con lo cual la institución de la prisión preventiva
se convertía en una pena anticipada.
58
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
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SEGUNDA PARTE
63
CAPÍTULO III
MEDIDAS CAUTELARES
1. INTRODUCCIÓN
El derecho a la libertad personal es el derecho que tiene
todo ser humano al desarrollo de su autonomía, es decir, al
desarrollo de sus capacidades humanas para su realización
como persona, es el derecho a transitar libremente sin obs-
táculos.
Hemos dicho en los párrafos anteriores que la prisión pre-
ventiva consiste en la privación temporal de la libertad am-
bulatoria de un procesado, mediante su ingreso a un centro
penitenciario, durante la sustanciación de un proceso penal y
con el objeto de asegurar los fines del procedimiento.
En el presente capítulo estudiaremos los principios cons-
titucionales y legales que establecen los presupuestos que de-
ben reunirse para que el Juez encargado de la aplicación de
la prisión preventiva pueda decretar válidamente la prisión
preventiva del incoado.
La idea básicamente es desarrollar las garantías consti-
tucionales y legales que se encuentran específicamente plas-
madas en nuestro ordenamiento jurídico y que garantizan la
presunción de inocencia y el debido proceso.
64
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
2. PRINCIPIO O ESTADO DE INOCENCIA
2.1. ANTECEDENTES
Hemos dicho anteriormente que luego de varios siglos de
vigencia, “la fiesta punitiva”, como denominó Foucault a la
inquisición, tuvo que sufrir la crítica de los ilustrados conmo-
cionados por el uso de la tortura.
Por lo que en el artículo 9 de la Declaración Francesa de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1798), establecía
que:
“Debiendo presumirse todo hombre inocente mientras no
sea declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo,
todo rigor que no sea necesario para asegurar su persona,
debe ser severamente reprimido por la ley1
.
Al comienzo de la edad moderna tuvo lugar una encendida
defensa del principio de inocencia.
MONTESQUIEU afirmó que “cuando la inocencia de los
ciudadanos no está asegurada, tampoco lo está su libertad”.
BECCARIA calificó de tiránica la práctica de condenar al
imputado sin haber cumplido con la carga de demostrar con
certeza su culpabilidad.
HOBBES escribió, “cómo puede haber un delito para el
que no hay sentencia, ni cómo puede infligirse una pena sin
una sentencia previa”.
1 La doctrina de la ilustración, señala Llobet Rodríguez, aludía a la presunción de inocencia como
prohibición de las penas anticipadas, especialmente para que se derogara la tortura. Esta cuestión
se vincula con la prisión preventiva solo porque el sometimiento al imputado al tormento requería
su detención.
65
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
VOLTAIRE observó que “la manera como se arresta caute-
larmente a un hombre en muchos estados se parece demasia-
do a un asalto de bandidos”.
MARAT escribió que mientras el acusado no haya sido de-
clarado culpable en los ojos del juez, nadie tenía derecho a
tratarlo como culpable.
CARRARA criticó duramente la prisión preventiva. Advir-
tió que “no ha muerto la estirpe de los que lloran en secreto la
abolición de las torturas, ya que el calabozo, empleado en el
sentido que ellos lo enseñan, no es sino un tormento disfra-
zado”.
2.2. LAS CONSECUENCIAS
• La justificación aparentemente inconsistente de los ilu-
ministas y el posterior giro autoritario e inquisitivo de la
cultura penal del siglo XIX profundizaron la consolidación
del instituto del encarcelamiento anticipado de inocentes.
• La ilegítima práctica de la justicia europea arribó a los paí-
ses de América Latina, por imposición del colonizador es-
pañol.
• A pesar de los procesos de independencia, la profunda in-
fluencia de la cultura inquisitiva española ha persistido
hasta nuestros días, y ha sido la causa principal de las altí-
simas tasas de presos sin condena en América Latina.
2.3. ¿PUEDE COMPATIBILIZARSE LA PRISIÓN
PREVENTIVACONLAPRESUNCIÓNDEINOCENCIA?
Javier Llobet Rodríguez –en su obra Derecho Procesal Pe-
nal, Editorial Jurídica Continental (2005), pág. 79–, nos con-
testa esta interrogante de la siguiente manera:
66
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Mientras algunos desde concepciones políticas de tipo auto-
ritario, indican que al ser incompatibles debe ser descono-
cida la presunción de inocencia, otros, por el contrario, di-
cen que la incompatibilidad debe ser resuelta en favor de la
presunción de inocencia, derogándose la prisión preventiva.
La doctrina mayoritaria se pronuncia por que la prisión pre-
ventiva y la presunción de inocencia no pueden ser estima-
das como incompatibles; sin embargo, la regulación de la
prisión preventiva debe considerar que la misma no puede
llegar a convertirse en una pena anticipada.
Un sector importante de la doctrina sostiene que la prisión
preventiva no puede perseguir los fines que se siguen a tra-
vés de las penas (prevención general y especial), debiendo
perseguir fines de naturaleza procesal (asegurar que el im-
putado no se dé a la fuga y que no va a falsear la prueba).
Se sostiene entonces que la prisión preventiva contradice
todos los principios de protección que impiden el abuso del
poder penal del Estado.
La sanción penal solo puede ser impuesta luego de la sen-
tencia condenatoria firme, pues hasta ese momento rige el
principio de inocencia, es decir que las personas no pueden
ser privadas de su libertad ambulatoria anticipadamente.
Si bien la negligencia en la investigación y persecución de
ciertos hechos punibles particularmente graves constituye
una violación de las obligaciones internacionales que el Es-
tado ha asumido, también es cierto que, como ha establecido
la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos
“Velásquez Rodríguez” y “Gordínez Cruz”, en una sociedad
democrática, los derechos humanos suponen un equilibrio
funcional entre el ejercicio del poder del Estado y el margen
mínimo de libertad al que pueden aspirar sus ciudadanos.
67
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
2.4.PARAGUAY
El artículo 17 de la Carta Magna, en su inciso primero esta-
blece que: “En todo proceso penal, o en cualquier otro del cual
pudiera derivarse pena o sanción, toda persona tiene derecho
a: 1) que sea presumida su inocencia…”.
El concepto de la presunción de inocencia se encuentra de-
sarrollado en el artículo 4 del Código Procesal Penal, en los
siguientes términos, a saber:
Se presumirá la inocencia del imputado, quien como tal será
considerado durante el proceso, hasta que una sentencia
firme declare su punibilidad. Ninguna autoridad pública
presentará a un imputado como culpable o brindará infor-
mación sobre él en ese sentido a los medios de comunica-
ción social. Solo se podrá informar objetivamente sobre la
sospecha que existe contra el imputado a partir del auto de
apertura a juicio.
El juez regulará la participación de esos medios, cuando la
difusión masiva pueda perjudicar el normal desarrollo del
juicio o exceda los límites del derecho a recibir información.
Este principio puede ser traducido de la siguiente manera:
“Nadie es culpable hasta que exista una sentencia definitiva
que lo declare así”, del texto del artículo 4 del Código Procesal
Penal.
El “principio de principios” en materia de encarcela-
miento es, sin duda, el principio de inocencia, también deno-
minado presunción de inocencia.
Este principio fundamental del Estado de derecho es el
punto de partida para analizar todos los problemas y aspec-
tos de la privación de libertad procesal.
68
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
Según la formulación tradicional del principio, se impone
una exigencia normativa que requiere que toda persona sea
considerada inocente hasta tanto no se obtenga el pronuncia-
miento de una sentencia condenatoria firme que destruya el
estado jurídico de inocencia que el ordenamiento jurídico re-
conoce a todos los seres humanos.
En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos ha establecido, al decidir un caso:
Este principio construye una presunción en favor del acu-
sado de un delito, según el cual éste es considerado inocente
mientras no se haya establecido su responsabilidad penal me-
diante una sentencia firme. El contenido de la presunción de
inocencia exige que la sentencia de condena y, por ende, la
aplicación de la pena, solo puede estar fundada en la certeza
del tribunal que falla acerca de la existencia de un hecho pu-
nible atribuible al acusado2
.
De acuerdo a nuestra larga experiencia tribunalicia
–lamentablemente–, estamos lejos en nuestro proceso penal
de cumplir con esta garantía, pues la misma nos muestra que
exista más bien presunción de culpabilidad, es decir, los pro-
cesados son tratados como culpables antes de tener una sen-
tencia firme que lo declare.
En ese sentido, es dable ACLARAR que el princi-
pio del ESTADO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA,
no afirma que el imputado sea, en verdad, INOCEN-
TE, es decir, que no haya participado en la comisión
de un hecho punible.
2 CIDH, Demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra la República Argenti-
na, Caso “Guillermo José Maqueda”, pág. 746, con cita textual de Maier, Derecho Procesal Penal
Argentino, Tomo I, página 257
69
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
Su significado consiste, en cambio, en atribuir a toda per-
sona un estado jurídico que exige el trato de inocente, sin im-
portar, para ello, el hecho de que sea, realmente, culpable o
inocente por el hecho que se le atribuye.
Los Tratados internacionales reconocen el derecho a la li-
bertad personal en los artículos 3 y 9 de la Declaración Uni-
versal de los Derechos Humanos, en los artículos 1 y 25 de la
Declaración Americana, en los artículos 9 y 11 del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos de la ONU, en el artículo 7 de la
Convención Americana, en el artículo 13 del Pacto de San José
de Costa Rica.
3.1 IMPORTANCIA POLÍTICA DE LA REGULACIÓN DE
LA PRISIÓN PREVENTIVA
La regulación de la prisión preventiva revela, mejor que
cualquier otra institución, el sistema procesal que se sigue en
un país y que está relacionado íntimamente con el régimen
político de éste.
Apreciado lo antedicho, conviene ir delineando el sistema
de garantías que en el ámbito del proceso penal protegen la
libertad del imputado.
Así tenemos, que toda privación de la libertad es la medi-
da restrictiva de derechos fundamentales más grave que los
órganos del poder público pueden ordenar contra la dignidad
de las personas.
En tal sentido, la prisión preventiva, antes de resolverse,
como al momento de dictarse, siempre comprometerá dere-
chos fundamentales que el Estado a su vez protege y tutela.
En tales términos, en materia de prisión preventiva, los
derechos fundamentales constituyen limitaciones normativas
70
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
para el encarcelamiento preventivo, siempre antes de la adop-
ción de esta medida cautelar se interpondrán la presunción
de inocencia y el respeto a la libertad como garantías consti-
tucionales que debe observar e interpretar el legislador como
mandatos de libertad del imputado.
No es extraño o, mejor dicho, no resulta extraño que los
regímenes autoritarios se caractericen por la defensa de la ex-
tensión desmedida de la posibilidad del dictado de la prisión
preventiva, dándole énfasis a la necesidad de ello en defensa
del “pueblo” o “estado”.
Las exigencias impuestas por un Estado de Derecho, se
erigen frente a concepciones autoritarias de la prisión pre-
ventiva, dado que suponen que el imputado es un sujeto de
derechos y no un mero instrumento de satisfacción del interés
de la colectividad o del Estado.
En la actualidad, parte de la sociedad propugna por que
se margine a ciertos sectores de la protección propia de un
Estado de Derecho, olvidándose con ello que la base de legi-
timación de un Estado de Derecho es justamente respetar los
derechos humanos de todos.
A contrario sensu, el Estado en el ejercicio del ius puniendi
no podría argumentar ninguna superioridad moral sobre los
delincuentes, puesto que se pondría al nivel de éstos.
Preocupante es que ante el llamado a una mayor “seguri-
dad ciudadana”, debido al aumento de la delincuencia violen-
ta acusado por los medios de comunicación, se propugnan so-
luciones como: EL AUMENTO DRACONIANO DE LA PENA
PRIVATIVA DE LIBERTAD y el AUMENTO DEL DICTADO
DE LA PRISIÓN PREVENTIVA. O lo que es lo mismo, la ex-
71
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
clusión de tipos penales del beneficio de medidas alternativas
o sustitutivas.
3.2 FIN PROCESAL DE LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD
Para respetar el principio de inocencia, es indispensable
tener en cuenta, en todo momento y para todos los casos, que
no se puede otorgar fines materiales –sustantivos– a la pri-
vación de libertad procesal o cautelar.
En consecuencia, no se puede recurrir a la prisión pre-
ventiva para obtener alguna de las finalidades propias de la
pena, por ejemplo la de impedir que el imputado cometa un
nuevo hecho punible.
La prisión preventiva, como medida cautelar, solo puede
tener fines procesales.
El carácter procesal de la prisión preventiva, significa que
la coerción (privación de libertad) se utiliza para garantizar
la correcta averiguación de la verdad y la actuación de la ley
penal.
La utilización –en consecuencia– de la prisión preventiva
con fines de prevención general, constituye una violación a
una de las garantías procesales consagradas en las revolucio-
nes liberales del siglo XVIII en tanto el Estado, como Estado
de Derecho, solo puede privar la libertad a una persona, que
es inocente, luego de la realización de un juicio.
Luigi Ferrajoli en su obra Derecho y razón. Teoría del ga-
rantismo penal, Madrid, Trotta, 1995, página 549, nos enseña
que:
“Se intenta analizar si se puede justificar la prisión preven-
tiva en razón de la peligrosidad del individuo para la sociedad,
en tanto defensa social y prevención, o bien solo el peligro
72
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
procesal puede justificarla como medida excepcional. Es clara
la postura de la doctrina y la jurisprudencia más moderna en
tanto que solo los peligros procesales pueden justificar esta
medida. La doctrina clásica explica que luego del interrogato-
rio no se justifica la detención de la persona, por cuanto ésta
es inocente, y ha desaparecido la posibilidad de que altere la
prueba. Asimismo, para Beccaria el peligro de fuga no se pue-
de justificar en la pena esperada, sino que el ciudadano tiene
miedo a la prisión preventiva y de no existir ésta se presenta-
ría en el juicio”.
3. GARANTÍA DEL JUICIO PREVIO
El artículo 17 inciso 3 de la Constitución Nacional estable-
ce “…que no se le condene sin juicio previo fundado en una ley
anterior al hecho del proceso, ni que se le juzgue por tribuna-
les especiales”.
Dicho instituto constitucional –al ser regulado– por nues-
tro Código Procesal Penal, por su importancia ha sido regula-
do en el Artículo 1°, de la siguiente manera:
“Nadie podrá ser condenado sin un juicio previo, fundado
en una ley anterior al hecho del proceso, realizado conforme a
los derechos y garantías establecidos en la Constitución, el De-
recho Internacional vigente y a las normas de este código. En
el procedimiento se observarán especialmente los principios
de oralidad, publicidad, inmediatez, contradicción, economía
y concentración, en la forma en que este código determina”.
El principio de juicio previo y el de inocencia son dos caras
de una misma moneda y por tal razón, las hemos destacado
como garantías básicas del proceso penal.
73
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
A partir de ellas y sobre ellas comienza a construirse el es-
cudo protector frente al poder arbitrario, que es el contenido
de todas las garantías que juegan en el proceso penal.
Est0s derechos –presunción de inocencia y garantía de
juicio previo– constituyen bienes y valores jurídicos que son
protegidos por el ordenamiento jurídico penal por ser los más
necesarios e importantes para la existencia humana.
La libertad del imputado en el procedimiento no solo que
es también un efecto deviniente del ejercicio del derecho a la
presunción de inocencia como del juicio previo sino también
de la vigencia del derecho a la defensa, pues, a no dudarlo una
privación de libertad es un obstáculo real para que el imputa-
do busque personalmente su prueba de descargo y se defien-
da, lo que también guarda afectación y es lesivo con el dere-
cho a la igualdad procesal que también se reconoce en nuestro
país tanto a nivel constitucional como procesal.
4. MEDIDAS CAUTELARES
En el libro IV del Código Procesal Penal, se establecen las
medidas cautelares aplicadas en el proceso penal. Dicho libro
se divide en tres capítulos que tratan sobre las normas gene-
rales; las medidas cautelares de carácter personal y las medi-
das de carácter real.
5. PRINCIPIOS GENERALES
En cuanto a las normas generales, el Código establece que
las únicas medidas cautelares que pueden ser dictadas en
contra del imputado son las autorizadas por dicho Código y
las mismas, tienen carácter excepcional y temporal.
El artículo 234 del Código Procesal Penal, establece:
74
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
PRINCIPIOS GENERALES. Las únicas medidas cautela-
res en contra del imputado son las autorizadas por este códi-
go.
Las medidas cautelares solo serán impuestas, excepcional-
mente, siempre mediante resolución judicial fundada y du-
rarán el tiempo absolutamente imprescindible para cubrir la
necesidad de su aplicación.
5.1. EL PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD
La prisión preventiva solo es permitida por nuestro Códi-
go Procesal Penal en forma EXCEPCIONAL, sobre la base de
erigirse en una medida cautelar que especialmente permita
la realización del juicio previo con la presencia del imputado.
La regla general es que el ciudadano tiene derecho a sopor-
tar un proceso penal en un régimen de libertad y solo excep-
cionalmente ser privado de libertad, cuando las condiciones
preestablecidas lo ameriten.
La regla debe ser la libertad y la excepción restrin-
gir la misma.
Lo preocupante, es precisamente esta última afirmación,
si LA REGLA ES LA LIBERTAD y LA EXCEPCIÓN ES LA
PRISIÓN PREVENTIVA, porque las penitenciarías en el Pa-
raguay no se encuentran llenas de personas declaradas repro-
chables –culpables de la comisión de un hecho punible–, sino
de personas que se presume culpables o no se ha demostrado
su responsabilidad penal en un juicio oral y público.
Por lo que cabe preguntar: ¿Qué es lo que está sucediendo
con nuestro sistema penal? ¿A quiénes estamos encarcelan-
do? Circunstancia que palmariamente vulnera la presunción
de inocencia –cuya interpretación establece el estatus jurídi-
75
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
cos del imputado– hasta que no haya sentencia condenatoria
firme en su contra.
Establecer entonces límites normativos –tal como se en-
cuentra tanto en la Constitución Nacional y en el Código Pro-
cesal Penal– es un deber de todo ciudadano comprometido
con el respeto irrestricto de los derechos humanos, el de ana-
lizar –tal como lo pretendemos– el requerimiento de la pri-
sión preventiva como medida cautelar de parte de los repre-
sentantes del Ministerio Público, y su “aceptación lisa y llana”
por parte de los Jueces, es de importancia suprema en el ac-
tual contexto del sistema penal paraguayo, pues no solo está
de por medio la adecuada aplicación de una medida cautelar,
sino la vigencia de la seguridad jurídica y el debido proceso
en el país.
5.2. LA EXCEPCIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA COMO
PROVENIENTE DEL DERECHO INTERNACIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS
La excepcionalidad de la prisión preventiva, como regla de
derecho, se encuentra descrita en el Art. 9.3 del Pacto Interna-
cional de Derechos Civiles y Políticos que textualmente dice:
“La prisión preventiva de las personas que hayan de ser
juzgadas no debe ser la regla general, pero su libertad
podrá estar subordinada a garantías que aseguren la com-
parecencia del acusado en el acto del juicio, o en cualquier
momento de las diligencias procesales y, en su caso, para la
ejecución del fallo” (destacado agregado).
Norma que es inmediatamente aplicable en nuestro país,
sin necesidad de reglamentación previa, por mandato cons-
76
Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano
titucional del Art. 137 de nuestra Constitución Nacional que
dispone:
De la Supremacía de la Constitución: La ley supre-
ma de la República es la Constitución. Ésta, los tratados,
convenios y acuerdos internacionales aprobados y
ratificados, las leyes dictadas por el Congreso y otras dispo-
siciones jurídicas de inferior jerarquía, sancionadas en conse-
cuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de
prelación enunciado.
Quienquiera que intente cambiar dicho orden, al margen
de los procedimientos previstos en esta Constitución, incurri-
rá en los delitos que se tipificarán y penarán en la ley.
Esta Constitución no perderá su vigencia ni dejará de ob-
servarse por actos de fuerza o fuera derogada por cualquier
otro medio distinto del que ella dispone.
Carecen de validez todas las disposiciones o actos de auto-
ridad opuestos a lo establecido en esta Constitución.
En tal interpretación, la medida cautelar de la prisión pre-
ventiva en el Paraguay es excepcional, y así la excarcelación
debe tomársela como regla, y solo podrá adoptarse prisión
preventiva cuando concurran determinadas circunstancias de
procedibilidad, que trataremos a continuación.
Así mismo, como una ilustración de los efectos que puede
ocasionar la desobediencia del Estado ecuatoriano en no apli-
car la prisión preventiva como excepcional, tenemos que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos ha indemnizado
en casos como el de Daniel Tibi vs. Ecuador3
en donde incluso
en una de las consideraciones de la Corte se afirma:
3 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Daniel Tibi vs. Ecuador, sentencia del 7 de
septiembre del 2004, párr. 106.
77
MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva
“La Corte considera indispensable destacar que la prisión
preventiva es la medida más severa que se le puede
aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual
su aplicación debe tener un carácter excepcional,
en virtud de que se encuentra limitada por los principios
de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y propor-
cionalidad, indispensables en una sociedad democrática”
(destacado agregado).
En igual sentido la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos se pronunció en el caso Acosta Calderón vs. Ecuador4
,
donde además se indicó:
“Igualmente, el Tribunal considera que la prisión pre-
ventiva es una medida cautelar, no punitiva” (desta-
cado agregado).
La coexistencia de la presunción de inocencia y la prisión
preventiva no es “improblemática”, a lo que hizo mención en
particular Sergio García Ramírez en el voto razonado de las
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en los casos Tibi, López Álvarez y Bayarri –estos temas serán
ampliamente desarrollados cuando nos enfoquemos en los
estándares para la aplicación de la prisión preventiva que de-
sarrollamos en el penúltimo capítulo del libro.
Se resaltó por García Ramírez en el voto razonado al caso
Bayarri el alto grado de afectación que sufre el imputado con
el dictado de la prisión preventiva. Además, en el caso López
Álvarez hizo referencia a la dificultad para la diferenciación
desde el punto de vista práctico, de la injerencia en los dere-
chos del privado de libertad, entre la prisión preventiva y la
4 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, CasoAcosta Calderón vs. Ecuador, sentencia del
24 de junio del 2005, párr. 75.
MEDIDA DE COERCIÓN PENAL: La prisión preventiva
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MEDIDA DE COERCIÓN PENAL: La prisión preventiva

  • 1.
  • 2.
  • 3. E D I T O R I A L Juan Marcelino González Garcete Jorge Antonio Sales Altamirano DISCUSIÓN DOCTRINARIA — JURISPRUDENCIAL PRÓLOGO CARLOS HENRIQUE HERRERA RUIZ MEDIDAS DE COERCIÓN 2016 A Ñ O La prisión preventiva
  • 4. © Juan Marcelino González Garcete © José Antonio Sales Altamirano Medidas de coerción. La prisión preventiva. Discusión Doctrinaria — Jurisprudencial “Queda prohibida su reproducción, total o parcial, por cualquier medio ya sean electrónicos o mecánicos, sin el consentimiento previo y escrito del Autor”. Hecho el Depósito Legal según la Ley Editorial Arandurã Tte. Fariña 1028 Asunción-Paraguay Tel.: (595 21) 214 295 e-mail: arandura@hotmail.com www.arandura.com.py Abril 2016 ISBN: 978-99967-49-37-7
  • 5. “Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos periodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo…”. MARIO VARGAS LLOSA: Elogio de la lectura y la ficción1 . 1 Discurso Nobel. 7 de diciembre del 2010. Fundación Nobel 2010.
  • 6.
  • 7. EN HOMENAJE AL PROF. DR. RODOLFO FABIÁN CENTURIÓN ORTIZ
  • 8.
  • 9. A Estela Marys Sosa Cardozo y mis hijos Igor Fernando Sales Sosa y Jorge Ricardo Sales Sosa Jorge Antonio Sales Altamirano A los colegas del Ministerio de la Defensa Pública; a todos los que leyeron el libro antes de su edición y nos ayudaron para presentarlo de la mejor manera posible. Juan Marcelino González Garcete
  • 10.
  • 11. 11 Índice Prólogo....................................................................................................................13 Presentación ...........................................................................................................19 Advertencia............................................................................................................ 25 PRIMERA PARTE CAPÍTULO I Orígenes y evolución de la prisión preventiva.............................29 1. Entrando en tema........................................................................................... 29 2. Generalidades..................................................................................................31 3. Antecedentes históricos.................................................................................. 32 CAPÍTULO II La prisión preventiva..........................................................................43 1. Concepto......................................................................................................... 43 2. Principios en que se fundamentan.................................................................48 3. Inconvenientes en la regulación procesal de la prisión preventiva............... 52 4. Desarrollo socioeconómico: consecuencias colaterales................................ 54 5. Cuestiones a considerar.................................................................................. 56 SEGUNDA PARTE CAPÍTULO III Medidas cautelares..............................................................................63 1. Introducción ................................................................................................... 63 2. Principio o estado de inocencia......................................................................64 3. Garantía del juicio previo............................................................................... 72 4. Medidas cautelares......................................................................................... 73 5. Principios generales ....................................................................................... 73 6. Clases de medidas cautelares ......................................................................... 81 7. Medidas cautelares reales ............................................................................ 100 CAPÍTULO IV Finalidades y fundamentos..............................................................115 1. Introducción .................................................................................................. 115 2. Principios y estándares constitucionales relacionados con la prisión preventiva ......................................................................................................118 3. Presupuestos legales para ordenar la prisión preventiva.............................121 4. Peligros procesales ........................................................................................129
  • 12. 12 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano 5. Duración y plazo razonable de la prisión preventiva................................... 138 6. Disposiciones convencionales sobre la prisión preventiva.......................... 144 TERCERA PARTE Modelos de escritos forenses 1. Revocatoria de la prisión preventiva por falta de méritos............................159 2. Revocatoria por haber compurgado la pena mínima que debió haberle correspondido en caso de condena ...............................................................178 3. Revocatoria de la prisión preventiva por el cumplimiento de dos años de prisión preventiva.....................................................................................181 4. Revocatoria de la prisión preventiva por pedido de sobreseimiento provisional como requerimiento conclusivo del ministerio público........... 186 5. Revocatoria de la prisión preventiva por resolución ficta. .......................... 189 6. Revocatoria de la prisión preventiva y aplicación de medidas ustutivas de la prisión preventiva ................................................................ 194 CAPÍTULO V Los estandarés internacionales para la aplicación de la prisión preventiva ......................................................................................................... 201 1. Generalidades............................................................................................... 201 2. La situación...................................................................................................202 3. Algunos estándares internacionales en materia de prisión preventiva ......209 4. Nuestro análisis............................................................................................236 CAPÍTULO VI Conclusiones preliminares ...........................................................................251 Aclaración previa..................................................................................................251 Reflexiones finales .............................................................................................. 252 CUARTA PARTE Jurisprudencia: prisión preventiva..................................................................... 257
  • 13. 13 PRÓLOGO “Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejui- cio y de la estrechez mental”. (NELSON MANDELA) Cuando dos estudiosos juristas se unen y ponen sus cono- cimientos, sus experiencias y años de estudios, el resultado es el “MEDIDAS DE COERCIÓN: LA PRISIÓN PRE- VENTIVA. DISCUSIÓN DOCTRINARIA-JURISPRU- DENCIAL” (Prisión sin condena), libro que hoy tengo el honor de prologar. Los autores Juan Marcelino González Garcete y Jorge Antonio Sales Altamirano demuestran una vasta experiencia, en el ámbito del derecho penal, proce- sal penal y constitucional, obsequiándonos al resto de Améri- ca Latina, esta obra jurídica. Este tema de los presos sin condena, como se diría en mi país, nunca ha pasado de moda y está siempre latente en el ámbito jurídico y criminológico. La prisión preventiva es un tema que toca las fibras más íntimas del Derecho Penal, del Derecho Procesal Penal, del Derecho Constitucional, de los Derechos Humanos, de la Criminología, la Sociología y polí- ticas criminales, de cada uno de nuestros países en América Latina. De igual modo, la prisión preventiva es uno de los princi- pales problemas que provocó en toda América Latina, cam- bios en materia de justicia penal, que suele representarse en la teoría criminológica con la figura de un embudo, denomi- nado “el embudo del sistema de justicia penal”. Por otro lado,
  • 14. 14 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano la criminalidad ordinaria o “convencional”, especialmente en materia de delitos contra la vida y contra la propiedad, ha ve- nido creciendo a partir de la década de los ochenta en los paí- ses de la región. Panamá fue el penúltimo país de América Latina en reali- zar cambios en sus reformas procesales, sustituyendo al igual que el resto de los países, su código de corte inquisidor por otro de modelo adversarial de procedimiento oral y público. Podría decirse que, como característica general, los nuevos códigos en materia penal y procesal penal, de alguna medida, generan más celeridad, más transparencia y menos impuni- dad; evitando así los efectos de la inequidad de la distribución de la criminalización, propia del llamado “embudo del siste- ma de justicia penal”. Los autores, en sus primeros renglones, ponen en eviden- cia el estado de la aplicación de la prisión preventiva en La- tinoamérica y sus principales tendencias dentro del contexto jurídico, sociológico y desde la perspectiva de la Criminología. González Garcete y Sales Altamirano establecieron que una de las principales razones para el abandono del sis- tema inquisitivo se debió a que el juez era quien dirigía la investigación, la acusación y la sentencia. Además, en aquel sistema inquisitivo el juez tenía la facultad de poder decidir entre la libertad provisional o la prisión preventiva. El sis- tema fue reemplazado por un sistema garantista, cuyos principales objetivos son: dar un trato equilibrado, buscar la reparación de un daño sufrido por una víctima, y desde luego, garantizar los derechos recogidos en la Constitución respecto a la persona imputada, a la cual al momento de atribuírsele la comisión de un hecho punible, se le debe considerar como
  • 15. 15 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva “inocente” mientras no exista una sentencia que declare lo contrario. Este sistema denominado garantista en la mayoría de los países, también contempla un catálogo de medidas cautelares y entre ellas la prisión preventiva, la cual es analizada de forma atinada por los autores. No se trata de una nueva insti- tución en el derecho nacional, ni mucho menos en el derecho comparado, incluso históricamente esta medida se encontra- ba inmersa, en el derecho romano, como una medida coerci- tiva de libertad, como mecanismo restrictivo sobre el imputado sobre el cual pesaba la comisión de un he- cho punible de gravedad. Dentro de este mismo contexto, hacen mención a la huma- nización de la prisión preventiva, lo cual se debió a los avan- ces de la criminología y del derecho penal en general, hasta converger, en todos los códigos procesales penales de Latino- américa, como una medida cautelar personal, de carácter ex- cepcional, que consiste en la privación temporal de la libertad ambulatoria de una persona, durante la substanciación de un procedimiento penal, con el objeto de asegurar los fines del procedimiento y la seguridad del ofendido o de la sociedad. En ese mismo orden de ideas, realizan un diagnóstico de los sistemas de justicia penal, en donde plasman de forma muy certera que en cualquier país latinoamericano, dicho sistema es el reflejo de su sistema penitenciario. Sin lugar a dudas, el sistema penitenciario presenta un cuadro de mayor gravedad, con problemas que tienen que ver con la vida, la seguridad, la salud de miles de personas, y con la violación sistemática de estos y otros derechos fundamentales, que son
  • 16. 16 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano violados, paradójicamente, por el sistema de justicia creado, justamente, para protegerlos. Adentrándose en los primeros capítulos de esta obra, po- demos ver el análisis que realizan no solo del sistema peni- tenciario, si no los presos sin condena, es el más alarmante, por cuanto se trata de presos que no han sido formalmente condenados, pero que están cumpliendo, materialmente, una condena, aunque un gran número de ellos será posteriormen- te declarado inocente o con salidas alternativas o sucedáneas, como lo constituyen la suspensión condicional del procedi- miento, el procedimiento abreviado o la aplicación del crite- rio de oportunidad, y en última ratio con el sobreseimiento provisional, los cuales están teóricamente amparados por el Principio de Culpabilidad (nulla poena sine culpa), que significa que la pena solo puede fundarse en la constatación de que puede reprocharse el hecho a su autor, por la garantía procesal del Principio de Inocencia. Uno de los principales trasfondos de este libro radica en las garantías básicas del Derecho Penal, las cuales están con- sagradas en los instrumentos internacionales y las primeras sentencias de la Corte Interamericana de los Derechos Hu- manos. Dicha Corte se ha pronunciado sobre el tema de la protección de la integridad y libertad personales y el derecho a la vida, lo que le ha permitido crear una extensa y detallada jurisprudencia sobre la materia, la cual hoy se expone como jurisprudencia vinculante para el operador ordinario de justi- cia en los Estados Partes bajo el imperativo del Control Difuso de Convencionalidad. Es de esencial importancia el análisis que hacen los au- tores en cuanto al Sistema Penitenciario, su política, además
  • 17. 17 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva de sus políticas de seguridad, sus procesos y sus contra refor- mas, señalando entre otras cosas los factores que inciden en el uso no excepcional de la prisión preventiva, en los que hacen referencia a las políticas criminales que con distinta denomi- nación y mecanismos plantean la flexibilización y mayor uso de la privación de libertad como vía de solución al fenómeno de la delincuencia. De esa misma manera, los desafíos rela- cionados con la actuación de la judicatura, tanto aquellos que tienen que ver con el respeto a la independencia de aquellas autoridades encargadas de la aplicación de la prisión preven- tiva, como de aquellos relativos a otros aspectos de la práctica judicial. Podemos resaltar de este texto las políticas criminales que proponen mayores niveles de encarcelamiento como solución a los problemas de seguridad ciuda- dana, en donde hace mención a las reformas legales, que a lo largo de la última década han venido replicándose en los distintos Estados de la región, están orientadas a restringir o limitar las garantías legales aplicables a la detención de per- sonas; potenciar la aplicación de la prisión preventiva; au- mentar las penas y ampliar el catálogo de delitos punibles con pena de prisión; abstenerse de establecer medidas alternati- vas a la prisión y restringir el acceso o la posibilidad de con- cesión de determinadas figuras legales propias del proceso de ejecución de la pena en las que el recluso progresivamente va ganando espacios de libertad1 . Finalmente, los autores aportan dentro de sus conclu- siones, la aplicación en el ámbito interno del derecho inter- 1 https://colectivociajpp.files.wordpress.com/2012/12/informe-sobre-el-uso-de-la-prisic3b3n-pre- ventiva-en-las-amc3a9ricas-cidh-2013.pdf
  • 18. 18 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano nacional de los derechos humanos, el cual es de obligatorio cumplimento para los Estados, además de la facultad estatal de ordenar la privación de libertad de personas inocentes, y para alcanzar un grado aceptable de respeto efectivo del prin- cipio de inocencia y del derecho a la libertad ambulatoria. En consecuencia, establecen que se debe promover por todos los medios posibles el cumplimiento de las obligaciones inter- nacionales del Estado referidas a la regulación legislativa y a la aplicación judicial del encarcelamiento preventivo y, tam- bién, debe exigirse en los casos concretos la aplicación de las normas internacionales obligatorias y la efectiva protección de los derechos fundamentales del imputado. Sea, pues, bienvenida la magnífica obra jurídica de dos grandes académicos, Juan Marcelino González Garcete y Jorge Antonio Sales Altamirano, no solo para los her- manos paraguayos, sino para el resto de América Latina, en donde existe un número plural de presos sin condena. Ade- más, les agradecemos a los autores que hayan hecho el in- menso honor de seleccionarnos para dirigirles estas palabras de presentación a los lectores. Carlos Enrique Herrera Ruiz Procuraduría General de la Nación de Panamá y Profesor de la Universidad Latina de Panamá y de la Universidad Americana de Panamá, Universidad ISAE Panamá. Panamá, 28 de marzo de 2016.
  • 19. 19 PRESENTACIÓN “Hacia una interpretación garantista de la coerción personal en nuestro Código Procesal Penal” No podemos dudar que nuestro sistema procesal penal ha evolucionado considerablemente de forma positiva con la in- troducción de la reforma y sus posteriores modificaciones. Tenemos entendido –conforme surge del texto de la fun- damentación del proyecto de reforma del Código Procesal Pe- nal– que se ha buscado un proceso “garantista e igualitario”. Es decir, la entrada de vigencia de la Ley N° 1286/98 “Có- digo Procesal Penal” ha implicado la instauración de numero- sos cambios en materia de justicia penal, dirigidos a encontrar el equilibrio entre una mayor eficiencia procesal, por un lado, y el pleno respeto por las garantías judiciales-constitucionales de sus actores, por el otro lado. La característica más importante de dicha reforma proce- sal penal es el reemplazo del modelo inquisitivo por el modelo acusatorio. Se establece, a la vez, una metodología basada en la ora- lidad como garantía principal del proceso penal para la ob- tención y el procesamiento de la información, con el fin de adoptar decisiones jurisdiccionales. A partir del modelo acusatorio, las modificaciones más re- saltantes son las siguientes:
  • 20. 20 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano a) La clara separación de funciones de investigación entre la Policía y la Fiscalía, en virtud de la cual el FISCAL es quien dirige la investigación durante la etapa preparatoria, tra- bajando conjunta y coordinadamente con la Policía Nacio- nal, que provee una investigación técnico-operativa; b) La igualdad de armas, pues se establece que la defensa ejerce un rol activo mediante su presencia en todas las ins- tancias del proceso penal; c) El carácter público de las audiencias, el cual fomenta una mayor transparencia; y d) El debate contradictorio entre las partes ante la presencia del Juez o Tribunal de Sentencia. Podríamos afirmar incluso, que a través de las garantías constitucionales y procesales, tenemos un sistema respetuoso de las convenciones internacionales y tratados relacionados a la materia mayor que en otros países, aunque analizar esto ya excede las posibilidades de este trabajo. Pero no por estas razones vamos a dejar de lado el buscar siempre mejorar el proceso, considerando que hace más de 20 años estamos operando dentro del sistema de justicia penal, por lo que tenemos una visión crítica sobre la imple- mentación del sistema de prisión preventiva. Uno de los problemas que desde siempre generó gran pre- ocupación es el relacionado con la “libertad del imputado” en el marco del proceso penal. A su vez, esta situación confronta con la necesidad de asegurar el llegar a descubrir la verdad real a partir de la aplicación de la ley penal. Esto parece –sin embargo– romperse cuando frente a ello existe una demanda social y/o alarma social que requiere mayor seguridad y cas- tigo.
  • 21. 21 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva La prisión preventiva, sin duda, es una medida cautelar eficaz para los objetivos que se establecie- ron en el fondo de ella, pero así como altamente efi- caz, también es mayormente restrictiva de derechos. Es decir, como consecuencia de la restricción de la libertad ambulatoria del procesado a partir del dictado de la prisión preventiva, tiende a responder esa necesidad social de ver de esa manera restablecida la tranquilidad y evitar que aquel co- meta nuevos hechos punibles. Pero, por otro lado, se violan derechos inalienables de las personas y se desvirtúa el fin para el cual fue creado este instituto cautelar. Nuestro propósito fundamental es abordar temas inheren- tes a esta medida de coerción penal como: los diferentes con- ceptos mencionados por los distintos autores, antecedentes doctrinarios y jurisprudenciales, legislación interna de nues- tro país, concepción de este instituto a la luz de los diversos Tratados de Derechos Internacionales de derechos humanos como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que consagra la libertad personal en sus artículos 7, 8 y 9; como así también del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que lo tratan en su artículo 9 y 14 inciso 2, entre otros. Asimismo se indicarán los aportes doctrinarios y jurispru- denciales con respecto a la duración y el plazo razonable de la prisión preventiva. Para ello, se ha explorado la bibliografía correspondien- te, a los efectos de conocer con mayor profundidad este ins- tituto procesal; y al final de la obra encontrarán el desarrollo de la jurisprudencia de los Tribunales de la República en la aplicación de este instituto, desde el año 2000 hasta el año
  • 22. 22 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano 2015, donde se ha recopilado en forma de sumarios aquellos fallos más resaltantes, con los datos de dichos fallos, para des- cargarlos en caso de que necesiten más datos; amén hemos agregado algunos modelos de escritos sobre la petición de la revocatoria de la prisión preventiva –sugerencia de los cole- gas quienes tuvieron la amabilidad de leer esta obra y darnos sus comentarios–, a los efectos de su mayor comprensión y cumplir con su finalidad, cual es la de abrir el debate sobre este instituto procesal. Agradecemos al profesor Carlos Enrique Herrera Ruiz por su generoso prólogo, a quien consideramos pun- to de referencia en este tema, por ser uno de los más activos profesores para que en Panamá sea modificada su estructura procesal penal, adoptando el régimen acusatorio, siendo un férreo defensor de que se respeten las garantías conven- cionales en el dictamiento de la prisión preventiva en dicho país. Frente a nuestra realidad negativa, lo que se nos exige a nosotros no es resignarnos. Nuestra labor es luchar, desde las diversas posiciones que ocupamos, como profesores, jueces, fiscales, abogados defensores, defensores públicos, ciudada- nos, por que el tema de la presunción de inocencia y el princi- pio de proporcionalidad dejen de tener un carácter teórico, y lleguen a tener una realidad fáctica. SEGUIMOS CREYENDO Y SOÑANDO CON CAM- BIOS REALES. ESTA ES TAN SOLO UNA IDEA DE TANTAS QUE CABEN. LOS AUTORES
  • 23. “La prisión preventiva es un instituto problemático por el grado de injerencia en la libertad personal que implica a una persona que se presume inocente. Por ello tienen gran importancia los límites que de acuerdo al derecho constitucional y al derecho internacional de los derechos humanos trazan los principios de presunción de inocencia y de proporcionalidad”. (Llobet Rodríguez, Javier)
  • 24.
  • 25. 25 ADVERTENCIA Nada hemos pretendido crear con este trabajo. Los gran- des maestros del derecho ya lo han hecho en su opor- tunidad. Confesamos que compartimos plenamente las expresiones del ex Decano de la Facultad de Derecho UNA, Prof. Dr. Ra- món Silva Alonso, en el sentido de que: “Todo el que ense- ña siente la necesidad de escribir. Al propio tiempo siente el peso de las propias limitaciones. De aten- der a éstas no se escribiría nunca…”1 . Solo pretendemos que tanto los estudiantes de derecho y abogados –en particular– y todos los operadores de justicia –en general– tengan un material responsable que les sirva de guía en el estudio y comprensión de esta parte del Derecho Procesal Penal, cual es el estudio del instituto de la Prisión Preventiva. Dios lo sabe, solo esperamos que esta modesta obra cum- pla con su objetivo, el de hacer conocer y comprender “LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y DE LA PRISIÓN PREVENTIVA COMO MEDIDA CAUTELAR PROCESAL Y NO COMO PENA ANTICIPADA”, a los que todos nosotros estamos habitua- dos en nuestra vida diaria, incluso sin siquiera darnos cuenta; porque hemos perdido la capacidad de asombro; y es necesa- rio avanzar hacia la consolidación del respeto real y efectivo de las garantías constitucionales-convencionales fundadas en la naturaleza de la dignidad humana. 1 Silva Alonso, Ramón. Derecho Internacional Privado. Pág. 5.
  • 26. 26 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Finalmente, suplicamos al público lector no vea en esta obra titulada “MEDIDAS DE COERCIÓN: LA PRISIÓN PREVENTIVA. DISCUSIÓN DOCTRINARIA-JURIS- PRUDENCIAL”, una pretensión de nuestra parte de pre- sentarnos como autores de un [nuevo libro] sobre la mate- ria, sino un simple dictado de esta disciplina, formado con los extractos sacados de los autores consultados sumados a nuestra experiencia tribunalicia por más de dos décadas y el ejercicio de la docencia en forma ininterrumpida, para ayudar a comprender a cabalidad la importancia de que la sociedad en general se adentre y analice la importancia de este instituto desde la óptica garantista, que reposa en los pilares de la dig- nidad humana y de los derechos humanos fundamentales. Solamente nos resta decir en esta “advertencia preliminar” que tal como está estipulado, la prisión preventiva es una me- dida procesal, no de sanción. Aunque debiera imponerse úni- camente para neutralizar el riesgo de fuga o de obstrucción a la investigación fiscal, su utilización generalizada como CAS- TIGO O PENA ANTICIPADA sigue siendo uno de los retos pendientes para todo el sistema procesal penal actual. Tal como lo analizaremos en el desarrollo del tema enfoca- do, los incentivos perversos para abusar así de la prisión pre- ventiva son diversos. Verbigracia, aun cuando el Magistrado sabe perfectamente que debe ser la medida de última ratio, ni él ni nadie del sistema de justicia conocen si alguna de las me- didas menos gravosas –como la imposición de medidas alter- nativas a la prisión preventiva (Art. 245 del Código Procesal Penal, procederá con la única medida que le garantiza neu- tralizar el riesgo procesal con suficiente certeza: encarcelar al sospechoso mientras avanza el proceso. En fin, esperamos que disfruten de la lectura de la presen- te obra.
  • 28.
  • 29. 29 CAPÍTULO I ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA 1. ENTRANDO EN TEMA La prisión preventiva –o el sometimiento por parte del Es- tado de una persona sospechosa de haber cometido un delito a una medida de privación de libertad previa a la comproba- ción judicial de reprochabilidad– suele describirse como un enfrentamiento entre dos intereses igualmente valiosos: por un lado, la defensa del principio de presunción de inocencia, por el cual nadie puede ser considerado ni tratado como cul- pable hasta que sea comprobada su responsabilidad; por el otro, la responsabilidad del Estado de cumplir su obligación de perseguir y castigar la comisión de hechos delictivos y la violación de valores jurídicos protegidos mediante la garan- tía de que el imputado estará presente durante el juicio en su contra, de que la investigación se llevará a cabo sin obstacu- lizaciones indebidas y de que aquellos que sean encontrados penalmente responsables cumplirán con la pena impuesta. Los riesgos son claros en ambos sentidos: una persona sometida a prisión preventiva que resulta siendo inocente verá su derecho a la libertad seriamente restringido, además de que sus relaciones familiares, sociales y laborales sufrirán inevitablemente un daño.
  • 30. 30 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Por otro lado, una persona que enfrenta un proceso en li- bertad con intención de boicotearlo podría, con relativa facili- dad, frustrar la obtención de justicia, sea mediante la fuga o la manipulación y/o obstaculización de la actividad probatoria. Hacemos propias nuestras afirmaciones –siguiendo a Die- go Dei Vecchi1 – en el sentido de que la cuestión de resolver si un individuo ha de permanecer en libertad durante el pro- ceso penal seguido en su contra o si –por el contrario– ha de ser encarcelado –privado de su libertad ambulatoria pre- ventivamente–, constituye una de las cuestiones más controvertidas a lo largo de la historia del derecho procesal penal. Hacemos nuestras las afirmaciones de Diego Dei Vecchi, podemos afirmar que: Sobre todo frente a ciertos postulados presentes hoy en la mayor parte de los ordenamientos constitucionales occiden- tales, que parecen apoyar la afirmación de que tal encarcela- miento resulta ilegítimo. Enfocada la cuestión desde el punto de vista del legislador, este ha sido un problema clásico en el diseño del ordena- miento procesal en lo que a la formulación de los textos res- pecta. Pero habiendo sido en general admitida, al menos prima facie, la posibilidad de encarcelamiento preventivo en la ge- neralidad de los textos normativos pertinentes de la cultura jurídica occidental, la cuestión se ha convertido en un pro- blema para los jueces sobre cuyas espaldas recae el peso de 1 Dei Vecchi, Diego. Acerca de la justificación de la prisión preventiva y algunas críticas frecuen- tes. Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Volumen N° 26, N° 2 Año 2013. Versión disponible en el siguiente link: http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?pid=S0718- 09502013000200008&script=sci_arttext
  • 31. 31 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva dotar de contenido a estas disposiciones enmarcándolas en el cuadro constitucional. Desde este último enfoque, el de la decisión judicial2 . Es remoto el origen de las prisiones, sin embargo la priva- ción de libertad no es una sanción antigua, como veremos en el Derecho Romano la prisión no se estableció para castigar a los delincuentes, sino solo para custodiar a los procesados hasta que se dictara sentencia. Así, la llamada “prisión preventiva” se anticipó a la prisión en sentido estricto. 2. GENERALIDADES En toda América Latina, con la entrada en vigencia en to- dos los países de un nuevo proceso penal, se implementó un cambio de paradigma, en el cual se abandonaba un “sistema inquisitivo” como lo era el antiguo procedimiento, en don- de el Juez era quien dirigía la investigación, la acusación y la sentencia, además de contar con la facultad de poder decidir entre la libertad provisional o la prisión preventiva. Todo esto presentaba muchas veces dudas respecto a la confiabilidad del proceso y las posibles arbitrariedades que se podían generar. Fue reemplazado por un “sistema garantista”, en el cual uno de los grandes objetivos, es que se pretende dar un trato equilibrado, que ordena buscar la reparación de un daño sufrido por una víctima, y desde luego, garan- tizar los derechos asegurados en la Constitución respecto del imputado al que se atribuye la comisión de un hecho punible, 2 Obra citada, página 4.
  • 32. 32 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano del cual se considera “inocente” mientras no exista una sen- tencia que declare lo contrario. Pero –sin embargo– en este proceso denominado “sis- tema garantista”, aparecen ciertas medidas denominadas “medidas cautelares”, y entre ellas la prisión preventiva. La prisión preventiva no es una institución nueva, ni en el derecho nacional, ni en el derecho comparado, incluso histó- ricamente, ya que en el derecho romano se encontraba esta medida coercitiva de libertad, como mecanismo restricti- vo sobre el imputado al que pesaba la comisión de un hecho punible de gravedad. Es así que –a modo de vuelo de pájaro– repasemos su ori- gen y evolución en el siguiente acápite. 3. ANTECEDENTES HISTÓRICOS Para tratar este punto, hemos recopilado información his- tórica, la misma que nos permitirá comprender el actual siste- ma de las medidas cautelares, teniendo conocimiento previo de su evolución; así tenemos que: En épocas primitivas la pena tomaba la forma de ven- ganza, de violencia por violencia, y como no existía una orga- nización política que concentrase el poder y fijase los límites de esa reacción, la venganza se convertía en una reacción di- recta, desproporcionada, inhumana, ilimitada y que trascen- día al autor de la conducta lesiva. Luego tenemos seguidamente la venganza divina, en don- de es posible que existan ya las primeras cárceles, enten- didas éstas como lugares donde esperaban los delincuentes para ser sentenciados, o sea, solo servían de lugares de res- guardo o contención para evitar peligros de fugas.
  • 33. 33 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva En esta época existía autoridad y esta persona dotada de facultades políticas y religiosas, era el que administraba justi- cia, siendo el fin de la pena “aplacar la ira que sienten los dio- ses cuando la majestad de los mismos es lesionada con actos delictivos”. En la cultura china, la cárcel era el lugar donde se infligía penas torturantes mientras esperaban la pena de muerte. En la cultura egipcia, existió la misma connotación religio- sa de las penas, pero además, se sentenciaba a los delincuen- tes a trabajos pesados. En resumen podemos concluir en esta primera parte que: Desde los orígenes del hombre hasta las formas incipientes de organización social, no existió la cárcel entendida como el lugar donde se ejecutaban las sanciones. En la segunda etapa, cuando existe una organización sobre la base de la primacía de elemento religioso, es posible la exis- tencia: “la cárcel” en forma incipiente, dicho de otra manera, sería su génesis estructural. Seguidamente estudiaremos brevemente el desarrollo del instituto estudiado en Grecia. El gran aporte de la cultura helénica es el de separar el fundamento religioso y darle un contenido político a la pena. Evidentemente, que la cultura griega hizo un gran aporte a la humanidad. Platón en sus obras propone las dos ideas históricas de la institución carcelaria: a) la prisión como pena, y b) la prisión como medida preventiva. Aquí se encuentra el génesis de lo que más adelante será el fundamento de las penas privativas de libertad.
  • 34. 34 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano De modo que la cultura griega donde estos aspectos im- portantes, a saber, que haya sido esta organización política y social la que separó el fundamento religioso de la pena para darle un contenido político y, segundo, haber aportado las dos ideas históricas de la prisión como pena y como medida preventiva. En la cultura romana, al igual que la helénica, también pasó por los diferentes procesos evolutivos del Derecho Penal –que lógicamente no abarcaremos por una cuestión metodo- lógica del trabajo–, sin embargo, la grandeza de esta cultura radica en haber logrado una alta perfección en las cues- tiones referentes a las leyes y a la Administración de Justicia. En lo que respecta al sistema de cárceles habidas en Roma, ésta fue una institución que existió con fines coactivos, para hacer efectivo obligaciones de carácter civil y delitos, consti- tuyéndose así en un lugar de aseguramiento preventivo, era un medio de mantener seguros a los acusados mien- tras se instruía el proceso y una condición jurídica indispensable para la ejecución de la pena. En síntesis, tanto en Grecia como en Roma, la institución carcelaria no tenía como finalidad la de recluir al delincuente como consecuencia de la aplicación de la pena o sanción; sino que, por el contrario, su finalidad era únicamente asegurarlas. En los países de Europa, se aprecia –a nuestro modesto entender y seguimiento los delineamientos de los libros con- sultados– una marcada evolución en lo que respecta a la apli- cación de sanciones, ubicándolos a finales de la edad media y moderna.
  • 35. 35 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva Así tenemos que, con la aparición y fortalecimiento del Cristianismo, se introdujeron cambios sustantivos en la san- ción de los delitos; verbigracia, se universalizan las celdas como medio en donde se debe cumplir la pena, siendo los Mo- nasterios los que cumplen –en su primera fase– esta función de enclaustramiento o encarcelamiento. Sin estudiar las peculiaridades de cada país del continen- te europeo, podemos concluir que en Europa –en general– el concepto de la cárcel no era concebido como un medio de eje- cución de las penas privativas de libertad. Es decir, la finalidad de las cárceles era entendida como un escarmiento, con penas que iban desde la aplicación de la pena de muerte, mutilación, trabajos forzados en las minas o deportación a una isla con justificación o sin ella. (Destierro). En casi todos los países de Europa, a partir del siglo XV y XVI se empiezan a abandonar paulatinamente las penas cor- porales, para aplicar nuevos métodos en la corrección de los delincuentes, vagabundos y mendigos. A partir del siglo XVII, algunos tratadistas sostienen que se encuentran algunos “avances” en el tratamiento para los delincuentes tales como: separación de sexos, tratamiento en base al trabajo para los vagabundos, así como locales especia- les para los adolescentes infractores. Este método se extendió rápidamente en toda Europa Central, como consecuencia de la creciente aversión a las pe- nas corporales; los Jueces enviaban cada vez mayor número de delincuentes, mendigos y vagabundos a las diversas funda- ciones creadas para estos fines. Michel Foucault, en su obra vigilar y castigar. Nacimien- to de la Prisión, nos ilustra que:
  • 36. 36 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Quizás hoy provoquen vergüenza nuestras prisiones. El si- glo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites de las ciudades y, a veces, en el corazón de éstas. Se complacía en esa nueva benignidad que reemplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y en adelante saber corregir las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. Quienes robaban eran encarcelados, también aquellos que violaban o mataban. ¿De dónde proviene el curioso proyecto de encerrar, disci- plinar, controlar, que traen consigo los códigos de la época moderna? ¿Es una herencia de las mazmorras medievales? Más bien, una tecnología novedosa: el desarrollo de un con- junto de procedimientos de coerción colectiva para dividir en zonas, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras, pun- tajes, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros. Una manera de someter los cuerpos, de dominar las mul- tiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades, pero les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria, de la que aún dependemos.3 Carlos García Valdez en su obra “El sistema penal mexica- no”, sobre el particular sostiene que: “La prisión desde la etapa primitiva, hasta finales del siglo XVI pasando por el Derecho Técnico Germánico, se ha utili- zado fundamentalmente para guardar delincuentes, incluso 3 Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Biblioteca Esencial del Pensamien- to Contemporáneo. Editores Siglo Veintiuno. 2° Edición 2.008.
  • 37. 37 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva con ulteriores fines antofágicos, no como medio represivo en sí y ello es resultado de la concepción que sobre el delito y delincuente tiene la época: el hecho sancionable es un mal, y el culpable un “pervesus homo” no susceptible de enmienda sino de castigo rápido y capital. En esta situación la cárcel custodia se impone frente a la prisión entendida y aplicada como pena”4 . Concluye el mismo autor expresando que históricamente la cárcel no ha sido inventada con la finalidad de reclusión, su razón originaria es la de una medida cautelar apta para ase- gurar la disponibilidad del reo a los fines del proceso penal. Finalmente, diremos en palabras de Diego Dei Vecchi, que: Es un lugar común entre los procesalistas “continentales” el de situar a fines del siglo XVIII el germen de lo que mu- chos denominan el “cambio del paradigma” del sistema de enjuiciamiento penal: aquel que habría dejado atrás al sis- tema de enjuiciamiento inquisitivo a partir del rechazo de algunos de sus postulados básicos. En particular, y en lo que aquí importa, a partir del rechazo de la presunción de cul- pabilidad, de la concepción de imputado como “objeto” de investigación “socialmente peligroso”, y del abandono de la consecuencia concepción (“sustantivista”) de la privación de la libertad durante el proceso como medio insoslayable de protección social. El rechazo categórico de ese sistema de enjuiciamiento y de sus postulados de base coincide con aquello que se ha denominado la “historia oficial” de los de- rechos humanos, especialmente en lo relativo a la recepción positiva, entre otros, del principio de presunción de inocen- cia: el derecho de toda persona a ser considerada inocen- 4 García Ramírez, Sergio. El Sistema Penal Mexicano. Fondo de Cultura Económica. México. 1993, pág. 169.
  • 38. 38 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano te hasta que una condena recaída en un procedimiento con ciertas características especiales establezca lo contrario5 . Dejando la antigüedad atrás y concentrándonos en la his- toria más reciente, encontramos que la evolución de la prisión preventiva en América Latina, parece que en las dos últimas décadas ha tenido lugar un proceso muy vigoroso de reformas al sistema de justicia penal. La prisión preventiva ha evolucionado tanto, que casi to- dos los países de habla hispana han abandonado el sistema inquisitivo tradicional, que adoptaba esta medida cautelar como una regla, y se ha reemplazado por sistemas acusato- rios, que la acogen como una excepción. Evidentemente la regulación de la prisión preventiva ha sido con probabilidad el tema más polémico de aquellos rele- vados por las reformas a la justicia penal, que ha tenido lugar prácticamente en todos los países de la región. Durante los últimos 20 años se inició en América Latina un proceso de reforma a la justicia criminal, que afectó con di- versa intensidad y grado a los distintos países del continente. Las razones que motivaron el proceso de transformación a la ley procesal penal fueron los abusos a los derechos fun- damentales en el contexto del proceso penal inquisitivo y la poca eficiencia de este sistema en la persecución penal, siendo la prisión preventiva la institución que más motivó a dichos cambios, entre otras. 5 Obra citada, pág. 193
  • 39. 39 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA ABREU MENÉNDEZ, Manuel. Antecedentes Legislativos e In- constitucionalidad de Normas Mínimas. Revista Criminalística. 1982. BAREIRO PORTILLO, P. Código Procesal Penal de la República del Paraguay Comentado. Tomo I. 2° Edición. Luque: Grafimac. 2002. BECCARIA, C. Dei delitti et delle pene. 1764. Edición traducida por Francisco Tomás y Valiente, De los delitos y las penas. Edicio- nes Libertador. Buenos Aires. BENTHAN, J. Tratado de legislación civil y penal. Tomo IV. Tra- ducción de Ramón Salas. Edición bajo la dirección de José René Masson. París. 1823. BOGARÍN GONZÁLEZ, J.E. Plazo máximo de duración de los pro- cesos penales. En revista jurídica de la Universidad del Norte. Número 5. 2012. CENTURIÓN ORTIZ, R.F. Derecho Penal. Parte General. La Ley Paraguaya. 2010. CENTURIÓN ORTIZ R.F. Curso de Derecho Penal Paraguayo. Par- te General. Editora Intercontinental. 2012. BACIGALUPO, Enrique Manuel. Manual de Derecho Penal. Edito- rial Temis. Santa Fe de Bogotá. Colombia. 1996. BAYTELMAN, Andrés. Litigación Penal en Juicios Orales. Univer- sidad Diego Portales. Chile. 2000. BARRIOS GONZÁLEZ, Boris. Estudio de Derecho Procesal Penal Panameño. Jurídica Bolivariana. Panamá. 1996. BANDRES SÁNCHEZ-CRUZAT. Derecho fundamental al proceso debido. Aranzadi. Madrid. 1992. BARTOLONI FERRO, Abraham. El proceso penal y los actos jurídi- cos procesales. Castellví. Santa Fe. 1942. BAUMANN, Jürgen. Derecho Procesal Penal. 3° Traducción Ale- mana por Conrado A. Finzi. Depalma. Buenos Aires. 1986.
  • 40. 40 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano BECCARIA, César. De los Delitos y las Penas. Traducción de Tomás y Valiente. Aguilar. Madrid. 1974. BELING, Ernst. Derecho Procesal Penal. Traducción de Miguel Fe- necch. Labor. Barcelona. 1935. BERGALLI, Roberto y BUSTOS, Juan (Directores). El poder penal del Estado. Depalma. Buenos Aires. 1985. BLANDO, Oscar M. Detención policial por averiguación de antece- dentes. Juris. Rosario. 1995. ELIZECHE ALMEIDA. E. Introducción al nuevo proceso penal pa- raguayo. Volumen 1. Principios y Garantías. Grafica Comune- ros. 2000. FERNÁNDEZ ARÉVALOS, E. Órganos Constitucionales del Esta- do. Editorial Intercontinental. 2003. GARCÍA—PUEBLOS DE MOLINA, A. Criminología. Una introduc- ción a sus fundamentos teóricos. 6° Edición. Valencia. 2007. GARCÍA VALDEZ, Carlos. Estudio de Derecho Penitenciario. Edi- tora Tecno. 1982. GONZÁLEZ GARCETE, Juan Marcelino. Derecho Judicial. Aran- durâ. 2015. FOUCAULT, Michel. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Biblioteca Esencial del Pensamiento Contemporáneo. Editores Siglo Veintiuno. 2° Edición. 2008. GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. El Sistema Penal Mexicano. Fondo de Cultura Económica. México. 1993. DEI VECCHI, Diego. Acerca de la justificación de la prisión pre- ventiva y algunas críticas frecuentes. Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Volumen N° 26, N° 2. Año 2013 CÓDIGO PROCESAL PENAL DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA COMENTADO POR CAFFERATA NORES Y TARDITTI. Edito- rial Mediterránea. 2009. CÓDIGO PROCESAL DE LA PROVINCIA DEL CHACO. Marco An- tonio Molero. Editorial Contexto. 2001.
  • 41. 41 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva LA EXCARCELACIÓN Y LOS DEMÁS INSTITUTOS SUSTITUTI- VOS DE LA PRISIÓN PREVENTIVA. Editorial Contexto. Año 2001. JAKOBS, G. Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. 2° Edición traducida por Joaquín Cuello Con- treras y José Luis Serrano González de Murillo. Madrid. 1997. LÓPEZ CABRAL, Miguel Oscar. Código Procesal Penal Comentado y Concordado. La Ley. 2004. LEZCANO CLAUDE, Luis. Derecho Constitucional. Parte Orgáni- ca. 3° Edición. Imprenta Salesiana. 2011. LLANES OCAMPOS, María Carolina. Lineamientos sobre el Códi- go Procesal Penal. 4° Edición. INECIP. 2007. RAMÍREZ CANDIA, Manuel Dejesús. Derecho Constitucional Pa- raguayo. Tomo I. 2° Edición. Litocolor. 2005.
  • 42.
  • 43. 43 CAPÍTULO II LA PRISIÓN PREVENTIVA 1. CONCEPTO Es dable señalar que nuestro Código Procesal Penal esta- blece –tal como lo explicaremos seguidamente– los presu- puestos materiales que deben concurrir para que se dicte esta medida cautelar, pero no la define. Es por ello que frecuentemente nos preguntamos: 1. ¿Es la prisión preventiva una medida de uso excepcional? 2. ¿A quién se le impone comúnmente prisión preventiva? 3. ¿Es en el marco legal vigente el más apropiado para regu- lar la aplicación, duración y monitoreo de la prisión pre- ventiva? 4. ¿Se aplica la prisión preventiva con las garantías procesa- les mínimas? 5. ¿Cuáles son los principales argumentos para sustentar la existencia de elementos de convicción que vinculen al im- putado con la comisión de un delito, y concretamente, qué importancia tiene la flagrancia? 6. ¿Cómo se sustenta la existencia legal de que el caso pue- da culminar con una sentencia condenatoria superior a los dos años de privación de libertad? 7. ¿Cómo se sustenta la existencia de un peligro procesal (pe- ligro de fuga) y la necesidad de cautela (medidas cautela-
  • 44. 44 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano res reales)? Y especialmente, ¿qué importancia tienen el arraigo y la gravedad de la pena? 8. ¿En qué medida factores extralegales afectan la decisión de imponer prisión preventiva? Para responder estas interrogantes, se debe primero esta- blecer el concepto de la prisión preventiva, por ello a conti- nuación se detallan los conceptos de los más destacados au- tores nacionales e internacionales acerca de esta medida de coerción que constituye la prisión preventiva –dejamos constancia que no citaremos la obra de la cual extraemos di- chos conceptos, porque los mismos se encontrarán al final de la obra en la bibliografía–: A) JORGE E. VÁZQUEZ ROSSI—RODOLFO FABIÁN CENTURIÓN La doctrina tradicional considera a la prisión preventiva como una medida cautelar de carácter coercitivo impues- ta en contra de quien se encuentre sometido a un proceso penal, con miras a que se cumpla con los fines del proceso, que es la aplicación del derecho de fondo. Esta medida, de carácter eminentemente instrumental, pretende asegurar la eficiencia en la investigación y, en otras oportunidades, se fundamenta en la protección social y de la propia víctima. B) MIGUEL OSCAR LÓPEZ CABRAL La prisión preventiva es una figura excepcional, erigiéndose en una medida cautelar que dé lugar al juicio previo gracias a la presencia del imputado, sin desmedro al respeto de ino- cencia. Prisión preventiva cuya aplicación reposa en normas que taxativamente permiten su aplicación con ciertas y de- terminadas circunstancias, que deberán estar explicitadas
  • 45. 45 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva acabadamente en la resolución pertinente. Fuera de esas si- tuaciones, la regla es la libertad. C) JORGE E. BOGARÍN GONZÁLEZ Lo cierto es que desde nuestro ordenamiento superior, la privación de libertad durante la sustanciación de un proceso es una figura cuya excepcionalidad es su nota característica, y esta connotación obligatoria de excepcionalidad se trasla- da y desarrolla su amplitud en el Código Procesal Penal, aun desde la redacción original inserta en el varias veces modi- ficado Art. 245. D) MARÍA CAROLINA LLANES OCAMPOS La coerción procesal justificada constitucionalmente, no im- plica de ninguna manera una sanción –es decir una retribu- ción por la acción coercitiva–, ello responde a la órbita del Derecho Penal sustantivo, sino una medida asegurativa que tiende a preservar la realización del debido proceso. E) CARLOS A. CHIARA DÍAZ La prisión preventiva es la medida cautelar de coerción más grave autorizada por las leyes procesales, en contra del im- putado, que se concreta mediante el encarcelamiento. F) FRANCISCO J. D´ALBORA Es la medida cautelar de carácter personal más intensa, pues una vez dispuesta y hecha efectiva, el encarcelamiento perdura durante todo el trámite del proceso. G) BALCARCE La prisión preventiva es el estado de privación de libertad ambulatoria, dispuesta por un órgano judicial, después de
  • 46. 46 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano la declaración del imputado, cuando se le atribuye, con gra- do de probabilidad, la comisión de un delito sancionado con pena privativa de libertad por la cual no proceda la conde- nación condicional o, procediendo, existan indicios de que intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer su in- vestigación. H) CLAUS ROXIN La prisión preventiva ha sido definida como “la privación de la libertad del imputado con el fin de asegurar el proceso de conocimiento a la ejecución de la pena”. I) ALFREDO VÉLEZ MARICONDE Es el estado de privación de libertad que el órgano jurisdic- cional impone al procesado (imputado) durante la sustan- ciación del proceso, cuando se le atribuye un delito reprimi- do con pena privativa de libertad. J) ARTURO ZABALETA La prisión preventiva es la situación permanente y definitiva por la que se priva judicial y formalmente al inculpado de su libertad durante el tiempo que se estime conveniente a los fines de justicia. K) CARLOS FONTÁN BALESTRA La prisión preventiva es un mal necesario, se fundamenta la necesidad que tiene la sociedad de tomar medidas de pre- caución contra quien presuntamente ha cometido un delito; es una medida de seguridad, un medio para instruir los pro- cesos y una garantía de que se cumplirá la pena.
  • 47. 47 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva L) BECCARIA La privación de la libertad no puede preceder a la sentencia sino cuando la necesidad obliga. La cárcel es solo la custo- dia de un ciudadano hasta tanto que sea declarado reo; y esta custodia, siendo por su naturaleza penosa, debe durar el menos tiempo posible, y debe ser la menor duración que se pueda. M) LUIGI FERRAJOLI La prisión preventiva obligatoria es verdaderamente una contradicción en sus términos. La prisión preventiva se jus- tifica solamente en casos graves de peligro de falsificación de las pruebas o de fuga del imputado. Debería tratarse de una medida absolutamente excepcional y acotada. No debería ir más allá de alguna semana. Pero naturalmente eso implica un costo, porque el imputado podría ser culpable. Pero la democracia implica ciertos peligros. Si la prisión preventiva es obligatoria funciona como una pena anticipada y, por lo tanto, totalmente ilegítima. Todas estas definiciones, tienen un común denomina- dor: La prisión preventiva es una privación legal de libertad impuesta por una persona como medida de precaución. Consideramos que se toma esta medida con el fin de garan- tizar una efectiva investigación del hecho punible al que se vincula al imputado, su juzgamiento y su eventual cumpli- miento de la pena. En ese sentido, y siguiendo un estricto respeto por el prin- cipio constitucional relativo a la presunción de inocencia, para efectos del presente trabajo esta definición de la prisión preventiva abarcará tanto a las personas detenidas e imputa-
  • 48. 48 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano das por un hecho punible y que están a la espera de la sustan- ciación de un juicio oral y público o audiencia preliminar. 2. PRINCIPIOS EN QUE SE FUNDAMENTAN Es dable señalar que para constituir una de las medidas coercitivas penales más gravosas para el imputado/proce- sado y por chocar –utilizando un término vulgar y corrien- te– de manera frontal con la presunción de inocencia y el derecho a la libertad ambulatoria, la dogmática penal no ha encontrado aún un convincente motivo de legitimidad de la prisión preventiva, sino que ha formulado diversos princi- pios y presupuestos para su aplicación dirigidos a limitar su ejercicio y controlar su ejecución. Entre los que se destacan –siguiendo a Maier– los siguien- tes: • PRINCIPIO DE JUDICIALIDAD La prisión preventiva debe ser autorizada por una deci- sión judicial que fundamente su necesidad y presupues- tos. • PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD La prisión durante el proceso es una medida procesal de carácter excepcional, a la que solo puede recurrirse como medida extrema, con fin de garantizar el descubrimien- to de la verdad y la aplicación de la ley penal. Es decir, cuando sea necesario evitar que el procesado obstaculice la investigación judicial o se dé a la fuga. • PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD Se debe evitar que la prisión preventiva sea más gravosa para el imputado que la propia pena amenazada o que aquella que se espera en caso de condena, con lo cual
  • 49. 49 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva el encarcelamiento preventivo no procede cuando no está amenazada o no se espera la privación de la libertad como reacción penal. • PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD Se debe evitar el encarcelamiento preventivo cuando existan otros medios gravosos que permitan resguardar eficientemente los fines del proceso. Por su parte José Antonio Neyra Flores, sostiene que la prisión preventiva se sustenta en dos grandes principios, a saber:1 • EL PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN INDICIARIA Se refiere a las exigencias fácticas necesarias que permi- tan entender que existe fundamento para limitar el dere- cho fundamental. Se relaciona con el fumus delicti comissi que no des- barata la presunción de inocencia, sino que es una exi- gencia para que la medida de prisión provisional tenga una sólida base. Por muy evidentes y suficientes que sean estos motivos, en ningún caso pueden sustituir, ni adelantar los resul- tados, que tras el juicio oral se constaten en la sentencia condenatoria firme. • EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD No exige que la limitación de la libertad personal persiga amparar intereses generales, sino que ésta sea adecuada y necesaria para alcanzar la finalidad de aseguramiento fijada en la ley, y a través de un medio idóneo. 1 Neyra Flores, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Editorial IDEMSA, pág. 210.
  • 50. 50 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Desde este principio se articulan dos motivos concurren- tes para la legitimidad de la prisión preventiva: delito grave y peligro procesal. Por su parte, Miguel Ángel Vásquez Rodríguez, en su obra “Principios Fundamentales del Nuevo Proceso Penal”, 1° Edi- ción, Año 2013, página 399, se refiere a los principios que sustentan la prisión preventiva: • PRINCIPIO DE LEGALIDAD La privación de la libertad solo se puede dar en los casos expresa y taxativamente previstos por la Ley y siempre y cuando se cumplan los presupuestos, los requisitos y/o las condiciones expresamente establecidos por la misma. • PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD Este principio tiene concurrencia con el principio de - Adecuación: La medida es la más apta para alcanzar el fin legítimo del proceso. - Subsidiariedad: Último recurso. - Necesidad: Aparte de útil para alcanzar los fines del proceso penal, éstos no pueden alcanzarse por otro medio. • MOTIVACIÓN Porque la imposición de una medida coercitiva personal como la prisión preventiva requiere la emisión de una resolución judicial debidamente motivada. • INSTRUMENTALIDAD La prisión preventiva no tiene una finalidad indepen- diente por sí misma; por el contrario, constituye una for- ma, medio o instrumento que se utiliza para garantizar la presencia del imputado en el proceso.
  • 51. 51 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva • URGENCIA Las medidas coercitivas solo podrán ser impuestas cuan- do de los hechos y las circunstancias en que ocurrieron se puede evidenciar la concurrencia de un verdadero pe- ligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la verdad. • PRINCIPIO DE JURISDICCIONALIDAD La prisión preventiva debe ser dispuesta por un Juez competente, en este caso por el Juez de Investigación Preparatoria. • PROVISIONALIDAD Emitida una prisión preventiva no significa que sea de- finitiva ni un adelanto de la condena, tienen un tiempo límite o máximo de duración, no duran lo que dura el proceso. La prisión preventiva puede variar, incluso antes que fi- nalice el tiempo límite previsto por la ley, porque la mis- ma se encuentra subordinada a la permanencia de los presupuestos materiales que dieron origen a la prisión preventiva. • PRINCIPIO DE ROGACIÓN La prisión preventiva solo puede ser impuesta por la au- toridad jurisdiccional a solicitud del sujeto legitimado por ley, es decir el representante del Ministerio Público, es decir que no hay requerimiento o solicitud por parte del sujeto legitimado, es jurídicamente imposible que el juez ordene una medida coercitiva como la prisión pre- ventiva sobre el imputado.
  • 52. 52 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano • PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD Se aplica solo en casos excepcionales, cuando es nece- saria para poder llevar a cabo el proceso y asegurar los fines del proceso. 3. INCONVENIENTES EN LA REGULACIÓN PROCESAL DE LA PRISIÓN PREVENTIVA En las últimas décadas del siglo pasado, y como parte de un proceso muy vigoroso de reformas al sistema de justicia pe- nal tendientes a reemplazar el sistema inquisitivo tradicional por sistemas acusatorios en América Latina, se ha procurado también reducir la aplicación del encarcelamiento preventivo. Así se ha buscado establecer un límite temporal, para evi- tar cargar sobre las espaldas del individuo la excesiva dura- ción del proceso penal, o se ha intentado reemplazar esta me- dida coercitiva por otras menos gravosas e igual de eficaces, como por ejemplo las clásicas cauciones, ciertas restricciones de libertad, la obligación de presentarse periódicamente ante el Juzgado o no ausentarse de un determinado lugar. Sin embargo, como ocurre en nuestro país actualmente, esta transformación a nivel normativo no se materializó en la realidad y diversas prácticas inquisitivas persisten. Ello se suma a los crecientes reclamos (alarma social) de la sociedad por más seguridad y las cada vez más comunes demandas por una mayor eficacia en la represión del delito. Un dato alarmante lo constituye que, a pesar de la libera- lización –por utilizar un término– de la prisión preventiva, tuvo impactos mínimos y los sistemas alternativos al encar- celamiento preventivo no han sido objeto de tratamiento sis- temático.
  • 53. 53 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva Por el contrario, el crecimiento de la población carcelaria en las últimas décadas ha sido alarmante. Su causa principal es, sin dudas, la utilización abusiva de la prisión preventiva por parte de los órganos jurisdiccionales, quienes, en muchos casos, sufren presiones por parte de la opinión pública, los medios de comunicación, o incluso de los otros poderes del Estado. Coadyuva en este aserto el informe del Centro de Estudios de Justicia de las Américas, CEJA, en el año 2008, que expre- saba que:2 Prisión Preventiva y Reforma Penal en América La- tina: Evaluación y Perspectivas. Los procesos de imple- mentación de estas reformas han generado resultados hete- rogéneos en distintos países de la región. En efecto, algunos pocos países lograron cambios sustanciales en términos de reducir el porcentaje de presos preventivos respecto del to- tal de personas privadas de libertad. No obstante, en la mayoría de los países la reforma nor- mativa no produjo efectos importantes y el sistema siguió funcionando de manera tradicional. A pesar de los limita- dos resultados de cambio normativo, en muchos países se ha producido un fuerte proceso de contrarreforma en mate- ria de medidas cautelares. Este proceso se ha producido en cambios legislativos orientados al establecer categorías de delitos en que la prisión preventiva se hace prácticamente automática, prohibiendo la sustitución de la prisión preven- tiva por alguna otra medida, o incorporando nuevas y polé- micas causales de procedencia de la misma. 2 http://www.cejamericas.org/
  • 54. 54 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Por otra parte, haciendo un contraste con las legislaciones de América Latina, también nos percatamos que hay proble- mas específicos y diversos en cada país, como son la duración de la detención preventiva a la espera del dictamiento de la prisión preventiva, o bien la duración de la prisión preventiva, la duración de las audiencias de medidas cautelares, la orali- dad en las etapas previas al juicio oral y público, resoluciones dictadas fuera de las audiencias, etc. A nuestro modesto entender, quisiéramos dejar sentado que creemos que la falta de un sistema que permita la releva- ción de datos importantes que brinden una acabada informa- ción respecto a la situación específica de cada imputado para evaluar la necesidad de la prisión preventiva o la aplicación de medidas alternativas a la prisión preventiva, sumado a la ausencia de mecanismos eficaces de supervisión que verifi- quen el cumplimiento de dichas medidas sustitutivas, fueron aspectos que no estuvieron presentes en los debates en los procesos de reforma en América Latina, en general. 4. DESARROLLOSOCIOECONÓMICO:CONSECUENCIAS COLATERALES El uso excesivo y arbitrario de la prisión preventiva obsta- culiza en gran medida el desarrollo socioeconómico y perjudi- ca fundamentalmente a los pobres, y explicaremos a renglón seguido del por qué consideramos así. En primer lugar, es axiomático que la prisión preventiva afecta de manera desproporcionada a los ciudadanos y fami- lias que viven en situación de pobreza; y esta situación es pal- pable porque existen mayores posibilidades de que entren en conflicto con el sistema de justicia penal y sean detenidos a la
  • 55. 55 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva espera de un juicio oral y público, pero son menores sus posi- bilidades de obtener la libertad cautelar. En segundo lugar, en forma individual, el abuso de la pri- sión preventiva significa que se pierden ingresos y se reduz- can las oportunidades de empleo; en cuanto a las familias re- presenta una adversidad económica y menores posibilidades de acceder a la educación; y para el Estado implica mayores costos, menores ingresos y limitación de recursos para los programas sociales. Es por ello que la Campaña global para la justicia previa al juicio, ha realizado algunas recomendaciones a todos los Estados, entre las que se destaca lo siguiente: - La prisión preventiva debe aplicarse solo cuando ningu- na otra alternativa razonable puede atenuar el riesgo real de fuga o el peligro para la comunidad. Los Estados pro- tegerían mejor a sus ciudadanos si gastasen menos en encerrar a quienes gozan de la presunción de inocencia y dedicasen más recursos a los servicios sociales. - Se debe evitar la imposición de medidas cautelares mo- netarias. Los pobres no disponen de dinero para pagar en los tribunales. En cambio, la justicia debería estable- cer una garantía personal (el compromiso del procesado de asistir a las audiencias y de ir a juicio) o imponer la obligación de que el acusado se presente regularmente a la estación de policía local como condición de permane- cer en libertad a la espera del juicio. - Como se determina el pago de una fianza, ésta debe ser proporcional a los ingresos del procesado y siempre debe estar dentro de los medios con que éste cuenta. - Las autoridades carcelarias deben suministrar gratui- tamente a los detenidos ciertos elementos básicos, tales
  • 56. 56 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano como alimentos nutritivos, ropa, artículos de tocador y medicamentos. - En la medida en que sea practicable, los detenidos en prisión preventiva debe hacer voluntariamente (pero no se les debe obligar) trabajos en la prisión a cambio de una remuneración y deben tener acceso a los programas de capacitación y formación3 . 5. CUESTIONES A CONSIDERAR Antes de avanzar en los siguientes capítulos, es dable se- ñalar, que hasta aquí expuesto, surge que la aplicación de la prisión preventiva siempre fue en forma automática y oficiosa para ciertos hechos punibles y constituye uno de los problemas centrales que en materia de justicia no se ha podido resolver. Latinoamérica –a nuestro entender– es una de las regio- nes del mundo en donde las Constituciones Políticas tienden a garantizar todos los derechos humanos y son las más avan- zadas, además de ello del “rito” que se tiene de ratificar todos los tratados de derechos humanos habidos y por haber, a con- trario sensu son las regiones que más vulneran los derechos fundamentales: como lo constituye la presunción de inocen- cia. En ese sentido Eugenio Raúl Zaffaroni hizo una expre- sión que decía que ante los niveles de presos sin condena en Latinoamérica, decía que en realidad la prisión preventiva funcionaba como una condena y la excarcelación del procesado durante el proceso funcionaba como una revisión, y eso porque la regla era la prisión preventiva. 3 Este es un resumen del próximo informe “Pretrial Detention and Socioeconomic Development,” que Open Society Justice Initiative publicara en 2010.
  • 57. 57 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva La afectación de la libertad individual mediante la aplica- ción de la medida cautelar de prisión preventiva para asegu- rar el éxito del proceso y la posible aplicación de la pena ha sido un fenómeno recurrente en el caso de América Latina, y no solo de Paraguay. El panorama a corto plazo en materia de respeto al dere- cho de presunción de inocencia es complicado y nada alen- tador. La prisión preventiva en el proceso penal paraguayo seguirá teniendo un papel importante; es decir, continuará un número elevado de procesados bajo el régimen de prisión preventiva, con las consecuencias negativas que ello provoca, como sobrepoblación penitenciaria. Y por último, los legisladores, ante la presión social por la inseguridad pública y los medios de comunicación, resul- ta muy probable que continúen con la idea errónea de que con la aplicación de la prisión preventiva se com- bate mejor a la criminalidad. El Paraguay en un momento dado ha tenido un 95% de “presos sin condena”, lo cual significa básicamente ciudada- nos que se encontraban privados de su libertad durante la tra- mitación de “su” proceso penal, se encontraban en situación procesal de prisión preventiva. La mayoría de esas personas privadas de su libertad recu- peraban su libertad por la vía del “compurgamiento de la pena mínima”, lo cual equivale a afirmar que cumplían el mínimo de la pena que eventualmente podría corresponderles en caso de condena, con lo cual la institución de la prisión preventiva se convertía en una pena anticipada.
  • 58. 58 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA ÁBALOS, Raúl W. Derecho Procesal Penal. Cuyo. Mendoza. 1993. ABREU MENÉNDEZ, Manuel. Antecedentes Legislativos e In- constitucionalidad de Normas Mínimas. Revista Criminalística. 1982. BAREIRO PORTILLO, P. Código Procesal Penal de la República del Paraguay Comentado. Tomo I. 2° Edición. Luque: Grafimac. 2002. BENTHAN, J. Tratado de legislación civil y penal. Tomo IV. Tra- ducción de Ramón Salas. Edición bajo la dirección de José René Masson. París. 1823. BOGARÍN GONZALEZ, J.E. Plazo máximo de duración de los pro- cesos penales. En revista jurídica de la Universidad del Norte. Número 5. 2012. CENTURIÓN ORTIZ, R.F. Derecho Penal. Parte General. La Ley Paraguaya. 2010. CENTURIÓN ORTIZ R.F. Curso de Derecho Penal Paraguayo. Par- te General. Editora Intercontinental. 2012. BACIGALUPO, Enrique Manuel. Manual de Derecho Penal. Edito- rial Temis. Santa Fe de Bogotá. Colombia. 1996. BAYTELMAN, Andrés. Litigación Penal en Juicios Orales. Univer- sidad Diego Portales. Chile. 2000. BARRIOS GONZÁLEZ, Boris. Estudio de Derecho Procesal Penal Panameño. Jurídica Bolivariana. Panamá. 1996. BANDRES SÁNCHEZ-CRUZAT. Derecho fundamental al proceso debido. Aranzadi. Madrid. 1992. BARTOLONI FERRO, Abraham. El proceso penal y los actos jurídi- cos procesales. Castellví. Santa Fe. 1942. BAUMANN, Jürgen. Derecho Procesal Penal. 3° Traducción Ale- mana por Conrado A. Finzi. Depalma. Buenos Aires. 1986. BECCARIA, César. De los Delitos y las Penas. Traducción de Tomás y Valiente. Aguilar. Madrid. 1974.
  • 59. 59 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva BELING, Ernst. Derecho Procesal Penal. Traducción de Miguel Fe- necch. Labor. Barcelona. 1935. BERGALLI, Roberto y BUSTOS, Juan (Directores). El poder penal del Estado. Depalma. Buenos Aires. 1985. BLANDO, Oscar M. Detención policial por averiguación de antece- dentes. Juris. Rosario. 1995. ELIZECHE ALMEIDA. E. Introducción al nuevo proceso penal pa- raguayo. Volumen 1. Principios y Garantías. Grafica Comune- ros. 2000. FERNÁNDEZ ARÉVALO R. E. Órganos Constitucionales del Esta- do. Editorial Intercontinental. 2003. GARCÍA—PUEBLOS DE MOLINA, A. Criminología. Una introduc- ción a sus fundamentos teóricos. 6° Edición, Valencia. 2007. GARCÍA VALDEZ, Carlos. Estudio de Derecho Penitenciario. Edi- tora Tecno. 1982. GONZÁLEZ GARCETE, Juan Marcelino. Derecho Judicial. Aran- durâ. 2015. FOUCAULT, Michel. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Biblioteca Esencial del Pensamiento Contemporáneo. Editores Siglo Veintiuno. 2° Edición. 2008. GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. El Sistema Penal Mexicano. Fondo de Cultura Económica. México. 1993. DEI VECCHI, Diego. Acerca de la justificación de la prisión pre- ventiva y algunas críticas frecuentes. Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Volumen N° 26, N° 2. Año 2013. CÓDIGO PROCESAL PENAL DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA COMENTADO POR LA PROVINCIA DE CÓRDOBA. Cafferata Nores y Tarditti. Editorial Mediterránea. 2009. CÓDIGO PROCESAL DE LA PROVINCIA DEL CHACO. Marco An- tonio Molero. Editorial Contexto. 2001.
  • 60. 60 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano LA EXCARCELACIÓN Y LOS DEMÁS INSTITUTOS SUSTITUTI- VOS DE LA PRISIÓN PREVENTIVA. Editorial Contexto. Año 2001. JAKOBS, G. Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. 2° Edición traducida por Joaquín Cuello Con- treras y José Luis Serrano González de Murillo. Madrid. 1997. LÓPEZ CABRAL, Miguel Oscar. Código Procesal Penal Comentado y Concordado. La Ley. 2004. LEZCANO CLAUDE, Luis. Derecho Constitucional. Parte Orgáni- ca. 3° Edición. Imprenta Salesiana. 2011. LLANES OCAMPOS, María Carolina. Lineamientos sobre el Códi- go Procesal Penal. 4° Edición. INECIP. 2007. RAMÍREZ CANDIA, Manuel Dejesús. Derecho Constitucional Pa- raguayo. Tomo I. 2° Edición. Liticolor. 2005. OMEBA, Enciclopedia Jurídica. Editorial Driskill S.A. Bs. As. Ar- gentina. 1986. OSSORIO, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales. Editorial Heliasta. Bs. As. Argentina. 1994. NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Editorial IDEMSA. Centro de Estudios de Justicia de las Américas, CEJA, en el año 2008. VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Miguel Ángel. Principios Fundamentales del Nuevo Proceso Penal. 1° Edición, Año 2013. Informe del Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura (MNP). (2013-2015). VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E.; CENTURIÓN, Rodolfo Fabián. Código Procesal Penal Comentado. Ley N° 1286/98. Editorial Intercon- tinental.
  • 62.
  • 63. 63 CAPÍTULO III MEDIDAS CAUTELARES 1. INTRODUCCIÓN El derecho a la libertad personal es el derecho que tiene todo ser humano al desarrollo de su autonomía, es decir, al desarrollo de sus capacidades humanas para su realización como persona, es el derecho a transitar libremente sin obs- táculos. Hemos dicho en los párrafos anteriores que la prisión pre- ventiva consiste en la privación temporal de la libertad am- bulatoria de un procesado, mediante su ingreso a un centro penitenciario, durante la sustanciación de un proceso penal y con el objeto de asegurar los fines del procedimiento. En el presente capítulo estudiaremos los principios cons- titucionales y legales que establecen los presupuestos que de- ben reunirse para que el Juez encargado de la aplicación de la prisión preventiva pueda decretar válidamente la prisión preventiva del incoado. La idea básicamente es desarrollar las garantías consti- tucionales y legales que se encuentran específicamente plas- madas en nuestro ordenamiento jurídico y que garantizan la presunción de inocencia y el debido proceso.
  • 64. 64 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano 2. PRINCIPIO O ESTADO DE INOCENCIA 2.1. ANTECEDENTES Hemos dicho anteriormente que luego de varios siglos de vigencia, “la fiesta punitiva”, como denominó Foucault a la inquisición, tuvo que sufrir la crítica de los ilustrados conmo- cionados por el uso de la tortura. Por lo que en el artículo 9 de la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1798), establecía que: “Debiendo presumirse todo hombre inocente mientras no sea declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor que no sea necesario para asegurar su persona, debe ser severamente reprimido por la ley1 . Al comienzo de la edad moderna tuvo lugar una encendida defensa del principio de inocencia. MONTESQUIEU afirmó que “cuando la inocencia de los ciudadanos no está asegurada, tampoco lo está su libertad”. BECCARIA calificó de tiránica la práctica de condenar al imputado sin haber cumplido con la carga de demostrar con certeza su culpabilidad. HOBBES escribió, “cómo puede haber un delito para el que no hay sentencia, ni cómo puede infligirse una pena sin una sentencia previa”. 1 La doctrina de la ilustración, señala Llobet Rodríguez, aludía a la presunción de inocencia como prohibición de las penas anticipadas, especialmente para que se derogara la tortura. Esta cuestión se vincula con la prisión preventiva solo porque el sometimiento al imputado al tormento requería su detención.
  • 65. 65 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva VOLTAIRE observó que “la manera como se arresta caute- larmente a un hombre en muchos estados se parece demasia- do a un asalto de bandidos”. MARAT escribió que mientras el acusado no haya sido de- clarado culpable en los ojos del juez, nadie tenía derecho a tratarlo como culpable. CARRARA criticó duramente la prisión preventiva. Advir- tió que “no ha muerto la estirpe de los que lloran en secreto la abolición de las torturas, ya que el calabozo, empleado en el sentido que ellos lo enseñan, no es sino un tormento disfra- zado”. 2.2. LAS CONSECUENCIAS • La justificación aparentemente inconsistente de los ilu- ministas y el posterior giro autoritario e inquisitivo de la cultura penal del siglo XIX profundizaron la consolidación del instituto del encarcelamiento anticipado de inocentes. • La ilegítima práctica de la justicia europea arribó a los paí- ses de América Latina, por imposición del colonizador es- pañol. • A pesar de los procesos de independencia, la profunda in- fluencia de la cultura inquisitiva española ha persistido hasta nuestros días, y ha sido la causa principal de las altí- simas tasas de presos sin condena en América Latina. 2.3. ¿PUEDE COMPATIBILIZARSE LA PRISIÓN PREVENTIVACONLAPRESUNCIÓNDEINOCENCIA? Javier Llobet Rodríguez –en su obra Derecho Procesal Pe- nal, Editorial Jurídica Continental (2005), pág. 79–, nos con- testa esta interrogante de la siguiente manera:
  • 66. 66 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Mientras algunos desde concepciones políticas de tipo auto- ritario, indican que al ser incompatibles debe ser descono- cida la presunción de inocencia, otros, por el contrario, di- cen que la incompatibilidad debe ser resuelta en favor de la presunción de inocencia, derogándose la prisión preventiva. La doctrina mayoritaria se pronuncia por que la prisión pre- ventiva y la presunción de inocencia no pueden ser estima- das como incompatibles; sin embargo, la regulación de la prisión preventiva debe considerar que la misma no puede llegar a convertirse en una pena anticipada. Un sector importante de la doctrina sostiene que la prisión preventiva no puede perseguir los fines que se siguen a tra- vés de las penas (prevención general y especial), debiendo perseguir fines de naturaleza procesal (asegurar que el im- putado no se dé a la fuga y que no va a falsear la prueba). Se sostiene entonces que la prisión preventiva contradice todos los principios de protección que impiden el abuso del poder penal del Estado. La sanción penal solo puede ser impuesta luego de la sen- tencia condenatoria firme, pues hasta ese momento rige el principio de inocencia, es decir que las personas no pueden ser privadas de su libertad ambulatoria anticipadamente. Si bien la negligencia en la investigación y persecución de ciertos hechos punibles particularmente graves constituye una violación de las obligaciones internacionales que el Es- tado ha asumido, también es cierto que, como ha establecido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos “Velásquez Rodríguez” y “Gordínez Cruz”, en una sociedad democrática, los derechos humanos suponen un equilibrio funcional entre el ejercicio del poder del Estado y el margen mínimo de libertad al que pueden aspirar sus ciudadanos.
  • 67. 67 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva 2.4.PARAGUAY El artículo 17 de la Carta Magna, en su inciso primero esta- blece que: “En todo proceso penal, o en cualquier otro del cual pudiera derivarse pena o sanción, toda persona tiene derecho a: 1) que sea presumida su inocencia…”. El concepto de la presunción de inocencia se encuentra de- sarrollado en el artículo 4 del Código Procesal Penal, en los siguientes términos, a saber: Se presumirá la inocencia del imputado, quien como tal será considerado durante el proceso, hasta que una sentencia firme declare su punibilidad. Ninguna autoridad pública presentará a un imputado como culpable o brindará infor- mación sobre él en ese sentido a los medios de comunica- ción social. Solo se podrá informar objetivamente sobre la sospecha que existe contra el imputado a partir del auto de apertura a juicio. El juez regulará la participación de esos medios, cuando la difusión masiva pueda perjudicar el normal desarrollo del juicio o exceda los límites del derecho a recibir información. Este principio puede ser traducido de la siguiente manera: “Nadie es culpable hasta que exista una sentencia definitiva que lo declare así”, del texto del artículo 4 del Código Procesal Penal. El “principio de principios” en materia de encarcela- miento es, sin duda, el principio de inocencia, también deno- minado presunción de inocencia. Este principio fundamental del Estado de derecho es el punto de partida para analizar todos los problemas y aspec- tos de la privación de libertad procesal.
  • 68. 68 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano Según la formulación tradicional del principio, se impone una exigencia normativa que requiere que toda persona sea considerada inocente hasta tanto no se obtenga el pronuncia- miento de una sentencia condenatoria firme que destruya el estado jurídico de inocencia que el ordenamiento jurídico re- conoce a todos los seres humanos. En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha establecido, al decidir un caso: Este principio construye una presunción en favor del acu- sado de un delito, según el cual éste es considerado inocente mientras no se haya establecido su responsabilidad penal me- diante una sentencia firme. El contenido de la presunción de inocencia exige que la sentencia de condena y, por ende, la aplicación de la pena, solo puede estar fundada en la certeza del tribunal que falla acerca de la existencia de un hecho pu- nible atribuible al acusado2 . De acuerdo a nuestra larga experiencia tribunalicia –lamentablemente–, estamos lejos en nuestro proceso penal de cumplir con esta garantía, pues la misma nos muestra que exista más bien presunción de culpabilidad, es decir, los pro- cesados son tratados como culpables antes de tener una sen- tencia firme que lo declare. En ese sentido, es dable ACLARAR que el princi- pio del ESTADO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, no afirma que el imputado sea, en verdad, INOCEN- TE, es decir, que no haya participado en la comisión de un hecho punible. 2 CIDH, Demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra la República Argenti- na, Caso “Guillermo José Maqueda”, pág. 746, con cita textual de Maier, Derecho Procesal Penal Argentino, Tomo I, página 257
  • 69. 69 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva Su significado consiste, en cambio, en atribuir a toda per- sona un estado jurídico que exige el trato de inocente, sin im- portar, para ello, el hecho de que sea, realmente, culpable o inocente por el hecho que se le atribuye. Los Tratados internacionales reconocen el derecho a la li- bertad personal en los artículos 3 y 9 de la Declaración Uni- versal de los Derechos Humanos, en los artículos 1 y 25 de la Declaración Americana, en los artículos 9 y 11 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, en el artículo 7 de la Convención Americana, en el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica. 3.1 IMPORTANCIA POLÍTICA DE LA REGULACIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA La regulación de la prisión preventiva revela, mejor que cualquier otra institución, el sistema procesal que se sigue en un país y que está relacionado íntimamente con el régimen político de éste. Apreciado lo antedicho, conviene ir delineando el sistema de garantías que en el ámbito del proceso penal protegen la libertad del imputado. Así tenemos, que toda privación de la libertad es la medi- da restrictiva de derechos fundamentales más grave que los órganos del poder público pueden ordenar contra la dignidad de las personas. En tal sentido, la prisión preventiva, antes de resolverse, como al momento de dictarse, siempre comprometerá dere- chos fundamentales que el Estado a su vez protege y tutela. En tales términos, en materia de prisión preventiva, los derechos fundamentales constituyen limitaciones normativas
  • 70. 70 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano para el encarcelamiento preventivo, siempre antes de la adop- ción de esta medida cautelar se interpondrán la presunción de inocencia y el respeto a la libertad como garantías consti- tucionales que debe observar e interpretar el legislador como mandatos de libertad del imputado. No es extraño o, mejor dicho, no resulta extraño que los regímenes autoritarios se caractericen por la defensa de la ex- tensión desmedida de la posibilidad del dictado de la prisión preventiva, dándole énfasis a la necesidad de ello en defensa del “pueblo” o “estado”. Las exigencias impuestas por un Estado de Derecho, se erigen frente a concepciones autoritarias de la prisión pre- ventiva, dado que suponen que el imputado es un sujeto de derechos y no un mero instrumento de satisfacción del interés de la colectividad o del Estado. En la actualidad, parte de la sociedad propugna por que se margine a ciertos sectores de la protección propia de un Estado de Derecho, olvidándose con ello que la base de legi- timación de un Estado de Derecho es justamente respetar los derechos humanos de todos. A contrario sensu, el Estado en el ejercicio del ius puniendi no podría argumentar ninguna superioridad moral sobre los delincuentes, puesto que se pondría al nivel de éstos. Preocupante es que ante el llamado a una mayor “seguri- dad ciudadana”, debido al aumento de la delincuencia violen- ta acusado por los medios de comunicación, se propugnan so- luciones como: EL AUMENTO DRACONIANO DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD y el AUMENTO DEL DICTADO DE LA PRISIÓN PREVENTIVA. O lo que es lo mismo, la ex-
  • 71. 71 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva clusión de tipos penales del beneficio de medidas alternativas o sustitutivas. 3.2 FIN PROCESAL DE LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD Para respetar el principio de inocencia, es indispensable tener en cuenta, en todo momento y para todos los casos, que no se puede otorgar fines materiales –sustantivos– a la pri- vación de libertad procesal o cautelar. En consecuencia, no se puede recurrir a la prisión pre- ventiva para obtener alguna de las finalidades propias de la pena, por ejemplo la de impedir que el imputado cometa un nuevo hecho punible. La prisión preventiva, como medida cautelar, solo puede tener fines procesales. El carácter procesal de la prisión preventiva, significa que la coerción (privación de libertad) se utiliza para garantizar la correcta averiguación de la verdad y la actuación de la ley penal. La utilización –en consecuencia– de la prisión preventiva con fines de prevención general, constituye una violación a una de las garantías procesales consagradas en las revolucio- nes liberales del siglo XVIII en tanto el Estado, como Estado de Derecho, solo puede privar la libertad a una persona, que es inocente, luego de la realización de un juicio. Luigi Ferrajoli en su obra Derecho y razón. Teoría del ga- rantismo penal, Madrid, Trotta, 1995, página 549, nos enseña que: “Se intenta analizar si se puede justificar la prisión preven- tiva en razón de la peligrosidad del individuo para la sociedad, en tanto defensa social y prevención, o bien solo el peligro
  • 72. 72 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano procesal puede justificarla como medida excepcional. Es clara la postura de la doctrina y la jurisprudencia más moderna en tanto que solo los peligros procesales pueden justificar esta medida. La doctrina clásica explica que luego del interrogato- rio no se justifica la detención de la persona, por cuanto ésta es inocente, y ha desaparecido la posibilidad de que altere la prueba. Asimismo, para Beccaria el peligro de fuga no se pue- de justificar en la pena esperada, sino que el ciudadano tiene miedo a la prisión preventiva y de no existir ésta se presenta- ría en el juicio”. 3. GARANTÍA DEL JUICIO PREVIO El artículo 17 inciso 3 de la Constitución Nacional estable- ce “…que no se le condene sin juicio previo fundado en una ley anterior al hecho del proceso, ni que se le juzgue por tribuna- les especiales”. Dicho instituto constitucional –al ser regulado– por nues- tro Código Procesal Penal, por su importancia ha sido regula- do en el Artículo 1°, de la siguiente manera: “Nadie podrá ser condenado sin un juicio previo, fundado en una ley anterior al hecho del proceso, realizado conforme a los derechos y garantías establecidos en la Constitución, el De- recho Internacional vigente y a las normas de este código. En el procedimiento se observarán especialmente los principios de oralidad, publicidad, inmediatez, contradicción, economía y concentración, en la forma en que este código determina”. El principio de juicio previo y el de inocencia son dos caras de una misma moneda y por tal razón, las hemos destacado como garantías básicas del proceso penal.
  • 73. 73 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva A partir de ellas y sobre ellas comienza a construirse el es- cudo protector frente al poder arbitrario, que es el contenido de todas las garantías que juegan en el proceso penal. Est0s derechos –presunción de inocencia y garantía de juicio previo– constituyen bienes y valores jurídicos que son protegidos por el ordenamiento jurídico penal por ser los más necesarios e importantes para la existencia humana. La libertad del imputado en el procedimiento no solo que es también un efecto deviniente del ejercicio del derecho a la presunción de inocencia como del juicio previo sino también de la vigencia del derecho a la defensa, pues, a no dudarlo una privación de libertad es un obstáculo real para que el imputa- do busque personalmente su prueba de descargo y se defien- da, lo que también guarda afectación y es lesivo con el dere- cho a la igualdad procesal que también se reconoce en nuestro país tanto a nivel constitucional como procesal. 4. MEDIDAS CAUTELARES En el libro IV del Código Procesal Penal, se establecen las medidas cautelares aplicadas en el proceso penal. Dicho libro se divide en tres capítulos que tratan sobre las normas gene- rales; las medidas cautelares de carácter personal y las medi- das de carácter real. 5. PRINCIPIOS GENERALES En cuanto a las normas generales, el Código establece que las únicas medidas cautelares que pueden ser dictadas en contra del imputado son las autorizadas por dicho Código y las mismas, tienen carácter excepcional y temporal. El artículo 234 del Código Procesal Penal, establece:
  • 74. 74 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano PRINCIPIOS GENERALES. Las únicas medidas cautela- res en contra del imputado son las autorizadas por este códi- go. Las medidas cautelares solo serán impuestas, excepcional- mente, siempre mediante resolución judicial fundada y du- rarán el tiempo absolutamente imprescindible para cubrir la necesidad de su aplicación. 5.1. EL PRINCIPIO DE EXCEPCIONALIDAD La prisión preventiva solo es permitida por nuestro Códi- go Procesal Penal en forma EXCEPCIONAL, sobre la base de erigirse en una medida cautelar que especialmente permita la realización del juicio previo con la presencia del imputado. La regla general es que el ciudadano tiene derecho a sopor- tar un proceso penal en un régimen de libertad y solo excep- cionalmente ser privado de libertad, cuando las condiciones preestablecidas lo ameriten. La regla debe ser la libertad y la excepción restrin- gir la misma. Lo preocupante, es precisamente esta última afirmación, si LA REGLA ES LA LIBERTAD y LA EXCEPCIÓN ES LA PRISIÓN PREVENTIVA, porque las penitenciarías en el Pa- raguay no se encuentran llenas de personas declaradas repro- chables –culpables de la comisión de un hecho punible–, sino de personas que se presume culpables o no se ha demostrado su responsabilidad penal en un juicio oral y público. Por lo que cabe preguntar: ¿Qué es lo que está sucediendo con nuestro sistema penal? ¿A quiénes estamos encarcelan- do? Circunstancia que palmariamente vulnera la presunción de inocencia –cuya interpretación establece el estatus jurídi-
  • 75. 75 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva cos del imputado– hasta que no haya sentencia condenatoria firme en su contra. Establecer entonces límites normativos –tal como se en- cuentra tanto en la Constitución Nacional y en el Código Pro- cesal Penal– es un deber de todo ciudadano comprometido con el respeto irrestricto de los derechos humanos, el de ana- lizar –tal como lo pretendemos– el requerimiento de la pri- sión preventiva como medida cautelar de parte de los repre- sentantes del Ministerio Público, y su “aceptación lisa y llana” por parte de los Jueces, es de importancia suprema en el ac- tual contexto del sistema penal paraguayo, pues no solo está de por medio la adecuada aplicación de una medida cautelar, sino la vigencia de la seguridad jurídica y el debido proceso en el país. 5.2. LA EXCEPCIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA COMO PROVENIENTE DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS La excepcionalidad de la prisión preventiva, como regla de derecho, se encuentra descrita en el Art. 9.3 del Pacto Interna- cional de Derechos Civiles y Políticos que textualmente dice: “La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la com- parecencia del acusado en el acto del juicio, o en cualquier momento de las diligencias procesales y, en su caso, para la ejecución del fallo” (destacado agregado). Norma que es inmediatamente aplicable en nuestro país, sin necesidad de reglamentación previa, por mandato cons-
  • 76. 76 Juan Marcelino González Garcete / Jorge Antonio Sales Altamirano titucional del Art. 137 de nuestra Constitución Nacional que dispone: De la Supremacía de la Constitución: La ley supre- ma de la República es la Constitución. Ésta, los tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes dictadas por el Congreso y otras dispo- siciones jurídicas de inferior jerarquía, sancionadas en conse- cuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de prelación enunciado. Quienquiera que intente cambiar dicho orden, al margen de los procedimientos previstos en esta Constitución, incurri- rá en los delitos que se tipificarán y penarán en la ley. Esta Constitución no perderá su vigencia ni dejará de ob- servarse por actos de fuerza o fuera derogada por cualquier otro medio distinto del que ella dispone. Carecen de validez todas las disposiciones o actos de auto- ridad opuestos a lo establecido en esta Constitución. En tal interpretación, la medida cautelar de la prisión pre- ventiva en el Paraguay es excepcional, y así la excarcelación debe tomársela como regla, y solo podrá adoptarse prisión preventiva cuando concurran determinadas circunstancias de procedibilidad, que trataremos a continuación. Así mismo, como una ilustración de los efectos que puede ocasionar la desobediencia del Estado ecuatoriano en no apli- car la prisión preventiva como excepcional, tenemos que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha indemnizado en casos como el de Daniel Tibi vs. Ecuador3 en donde incluso en una de las consideraciones de la Corte se afirma: 3 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Daniel Tibi vs. Ecuador, sentencia del 7 de septiembre del 2004, párr. 106.
  • 77. 77 MEDIDAS DE COERCIÓN. La prisión preventiva “La Corte considera indispensable destacar que la prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional, en virtud de que se encuentra limitada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y propor- cionalidad, indispensables en una sociedad democrática” (destacado agregado). En igual sentido la Corte Interamericana de Derechos Hu- manos se pronunció en el caso Acosta Calderón vs. Ecuador4 , donde además se indicó: “Igualmente, el Tribunal considera que la prisión pre- ventiva es una medida cautelar, no punitiva” (desta- cado agregado). La coexistencia de la presunción de inocencia y la prisión preventiva no es “improblemática”, a lo que hizo mención en particular Sergio García Ramírez en el voto razonado de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos Tibi, López Álvarez y Bayarri –estos temas serán ampliamente desarrollados cuando nos enfoquemos en los estándares para la aplicación de la prisión preventiva que de- sarrollamos en el penúltimo capítulo del libro. Se resaltó por García Ramírez en el voto razonado al caso Bayarri el alto grado de afectación que sufre el imputado con el dictado de la prisión preventiva. Además, en el caso López Álvarez hizo referencia a la dificultad para la diferenciación desde el punto de vista práctico, de la injerencia en los dere- chos del privado de libertad, entre la prisión preventiva y la 4 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, CasoAcosta Calderón vs. Ecuador, sentencia del 24 de junio del 2005, párr. 75.