La tasa anual del IPC general en el mes de junio ha caído hasta el 1,9%, según el INE, o 1,6% (armonizado) según Eurostat. Complementariamente, el tipo de variación anual de la inflación subyacente disminuye cinco décimas, hasta el 5,9%.
Revista Estudiantil de la Carrera de Contaduría Pública de la Universidad May...
Jaque a la inflación España mejor performance
1. ¿JAQUE A LA INFLACION?
Manfred Nolte
La tasa anual del IPC general en el mes de junio ha caído hasta el 1,9%, según el INE, o
1,6% (armonizado) según Eurostat. Complementariamente, el tipo de variación anual de
la inflación subyacente disminuye cinco décimas, hasta el 5,9%. La noticia es doblemente
buena. De una parte, mejoramos nuestra trayectoria de corrección en términos
absolutos. De otra sacamos ventaja relativa -y por tanto competitiva- al resto de paises
de la Unión Europea.
Para documentar la primera debemos recordar que venimos de una inflación interanual
del 10,8% en julio de 2022. Como contrapunto, la subyacente – que mide los elementos
más estables al excluir la energía y los alimentos frescos- se resiste a disminuir, habiendo
caído un modesto 1,7% desde máximos de febrero pasado (7,6%). Tarda en bajar porque
es menos errática y porque también tardó más en subir y tiene su propio biorritmo. Este
índice recoge los ‘efectos de segunda ronda’, esto es, la espiral de costes -de origen
principalmente energético y salarial- que se han ido trasladado a las distintas cadenas
de producción, y que todavía no se han digerido totalmente. En la industria los aumentos
de costes están más ligados al precio de la energía mientras que los servicios, intensivos
de mano de obra, lo son a los salarios.
Como no hay que hacerse trampas en el solitario hay que destacar dos cosas. La primera
que la inflación no es negativa, o sea que no baja, sino que sube menos. La segunda que
en el cálculo interanual juega un papel esencial el dato base. Dado que hace un año el
índice experimentó un alza récord resulta más comprensible la moderación de un año
después.
La comparativa con Europa marca un éxito adicional. Frente a nuestro 1,9% en junio, los
países de la UE cotizan desde un máximo del 11,3% Eslovaquia hasta el 1% de
Luxemburgo, aunque la media se sitúa en el 5,5%. Una excelente comparativa.
2. El detonador de la inflación estuvo en dos elementos de aparición simultanea: el
incremento en el precio de los combustibles y alimentos, y las restricciones de oferta en
la producción de bienes por el confinamiento en algunos países. Al día de hoy, ambas
variables se han relajado para todos los países en general.
¿A qué obedece, entonces, la mejor performance española?
Un reciente estudio del Banco de España titulado “La dependencia energética de la
Unión europea y de España” nos ofrece como respuesta a la anterior pregunta la mejor
estructura de nuestra dependencia energética. En el caso de España, las importaciones
de productos energéticos estaban más concentradas en proveedores africanos y
estadounidenses que en Rusia. Con la guerra, el veto a este último país nos afectó en
menor medida que a otros. España disponía además de unos puertos preparados para
la recepción de gas natural licuado o petróleo de cerca de veinte países, muy superior al
de nuestros socios europeos. Los datos correlacionan una menor inflación con una
mayor diversificación.
Junto a lo anterior no cabe olvidar la política beligerante antiinflacionista de
subvenciones, reducción de impuestos y bonificaciones. Desde mediados de junio
pasado se aplica la llamada 'excepción ibérica', un mecanismo diseñado para reducir el
alto precio del gas para la producción eléctrica. A recordar igualmente la subvención a
los combustibles y comestibles, recortando la tasa del IVA sobre la energía, eliminando
el IVA sobre determinados alimentos básicos, y reduciéndolo a la mitad en otros. El
último consejo de ministros ha redondeado el vasto paquete de ayudas. Como sombra
de lo anterior hay que decir que nuestra inflación se ha combatido con nueva deuda
pública a pesar de los efectos inflacionistas que la marea de subsidios suele acarrear.
Ahora mismo, la gran contradicción a la que se enfrenta España se llama Banco Central
Europeo (BCE), una autoridad que no distingue entre países al controlar la inflación de
la eurozona, que promedia el 5,5%. La inflación en España, puntualmente por debajo del
estándar del 2% no merece una política deflacionista de tipos de interés al alza, que nos
discrimina negativamente. Días atrás la presidenta del BCE ha advertido que "es poco
probable" que pueda declararse en un futuro próximo que los tipos de interés hayan
tocado techo. Habrá que esperar alguna matización a esa preocupante amenaza.