Hay creencias firmes, impertérritas, capaces de sobrevivir a cualquier duda o adversidad, ajenas a las opiniones contrarias o simplemente nuevas, ciegas y sordas a cualquier idea o consejo que las desvíe de su camino.
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¿FIN DEL CRIPTOINVIERNO?: ASI HABLAN LOS MAXIMOS.
1. ¿FIN DEL CRIPTOINVIERNO?
Manfred Nolte
Hay creencias firmes, impertérritas, capaces de sobrevivir a cualquier duda o adversidad,
ajenas a las opiniones contrarias o simplemente nuevas, ciegas y sordas a cualquier idea
o consejo que las desvíe de su camino. Esta perseverancia puede o no anclarse en
razones, en valores o expectativas. En muchas ocasiones es puro seguimiento de la
manada, inercia blanda del banco de peces, vuelo gregario en la bandada de pájaros.
Otras creencias son frágiles y cambiantes, que sucumben al primer viento racheado.
Existen unas terceras, permeables paulatinamente al dictado de la razón y del tiempo y
que, extrayendo las lecciones y las evidencias de la confrontación diaria, deciden
finalmente aceptar que lo que presumían bueno, cierto e inmutable admite algún matiz,
o muchos matices que conducen al cabo de suficientes pruebas y verificaciones a una
nueva creencia, distinta de aquella primera que se reputaba inexpugnable.
Algunos ingenuos pensábamos que a esta última categoría cabía adscribir la apreciación,
el juicio otorgado a esos gadgets singulares denominados criptoactivos, una legión de
sucedáneos de valor, encabezados por la estrella del equipo, el popular bitcoin, una
creencia que hubiera finalmente abjurado de las pompas y de las plusvalías de estos
simulacros de dinero. Ingenuos hemos sido los que olvidamos que el ser humano es el
único animal de esta creación, que no tiene inconveniente en tropezar una y otra vez,
sin remordimiento ni contrariedad, con la piedras de la evidencia.
Bitcoin ha encadenado dos nuevos máximos históricos de 62.889 y 62.586 dólares el
miércoles y jueves de la semana pasada batiendo así el anterior de 5 de noviembre de
2021, fecha a partir de la cual, una serie de circunstancias condujeron su cotización al
desplome, hasta los 16.778 dólares en noviembre de 2022. Entraba entonces el llamado
2. ‘invierno’ de los activos virtuales, azotado no solo por las dudas sobrevenidas sobre el
valor de los ‘tokens’ sino por algunos escándalos de corrupción en gestoras de dichos
fondos que añadían dolor al daño, - ‘insult to injury’- como suelen decir los sajones.
En noviembre de 2022 el mundo de las criptomonedas se tambaleó con la caída de FTX,
una plataforma de compraventa de cripto liderada por Sam Bankman-Fried, hoy
encarcelado, que se ha convertido en poco tiempo en uno de los ejemplos
paradigmáticos de los peligros de una industria marcada por el fraude, la opacidad, la
falta de rendición de cuentas y refugio de buena parte del crimen organizado y de la
ciber extorsión. Bankman-Fried “perpetró uno de los mayores fraudes financieros en la
historia de Estados Unidos”, según Damian Williams fiscal federal de Manhattan. FTX es
de los últimos en una cadena que incluye a otros fiascos en Exchanges cripto, como los
de QuadrigaCX (2019), Bitfinex y Tether (2019), BTC-e (2017) o Mt. Gox (2014).
En España se ha registrado en los últimos años una proliferación de chiringuitos
gestionados por estafadores de criptogadgets que ha conducido a cientos de procesos
abiertos en los tribunales en representación de más de 17.000 afectados. Según los
abogados, esta cifra representa solo la punta de un iceberg cuyo importe asciende a más
de 1.000 millones de euros.
¿Por qué, a pesar de su controvertida fama, persiste el mercado cripto en su ascenso y
recuperación contra todo pronóstico? Porque la más popular de las criptomonedas ha
triplicado su precio en algo más de un año, y ha alcanzado una capitalización de 1,2
billones de euros, no lejos del PIB anual de la economía española. La respuesta reside en
una renovada demanda que se enfrenta a una oferta relativamente rígida o reducida. Pero
no solo por eso. Hay más razones.
Fieles al principio del libre mercado, determinadas instituciones propician y apuntalan con
sus iniciativas el comercio cripto, prestos a satisfacer demandas que no contravengan
explícitamente el orden jurídico vigente. BBVA financia desde fecha reciente la
plataforma española de criptoactivos Bit2Me, participada por Telefónica. La inyección
de dinero ayudará a impulsar, obviamente, la actividad de la firma de criptomonedas.
Por otro lado, La Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC) ha aprobado los
primeros ETF vinculados al bitcoin, 11 en total, de varias instituciones financieras. Bitcoin
entra así en una nueva fase en la que sus fans pueden elegir entre comprarlo en
plataformas de intercambio o invertir en este tipo de fondos cotizados al contado en
mercados más regulados. Como es sabido, los ETF son productos de inversión que
replican la valoración de un activo, Si estos suben o bajan de precio en el mercado, el
ETF hace lo mismo. Su funcionamiento equivale a la compraventa de acciones en una
Bolsa de valores.
Todo ello estimula la demanda de criptoactivos y como la especulación es ciega y
avariciosa, muchos inversores temen quedarse fuera de este presunto filón. Compran y
animan a otros a comprar, para asegurarse que el precio suba y con él sus beneficios
latentes.
3. El tema, el conflicto, el jeroglífico y el absurdo de todo este juego especulativo es que
Bitcoin, al igual que el resto de criptoactivos sin subyacentes, son puro humo, carecen
de valor, responden a una falacia y en definitiva no valen nada.
Lo han proclamado alto y claro docenas de voces de máxima autoridad en el mundo de
la economía.
Días atrás, el Banco Central europeo ha manifestado su pesadumbre por la citada
iniciativa de la SEC americana. “Para sus seguidores, la aprobación formal de los ETF
confirma que las inversiones en bitcoin son seguras y el repunte es la prueba de un
triunfo imparable. No estamos de acuerdo con ninguna de esas afirmaciones”. Y
concluye con una declaración categórica, una razón granítica y apabullante: “reiteramos
que el valor real del bitcoin sigue siendo cero”.
Fin de la cita del Banco Central europeo.