“En Estados Unidos y otros países europeos las cosas funcionan sin ningún problema y en España no funcionan. El problema que tienen los españoles es que están acostumbrados a que las cosas no funcionen y no les llama la atención”,
Revista Estudiantil de la Carrera de Contaduría Pública de la Universidad May...
MAS DE LO MISMO:PRODUCTIVIDAD Y PRODUCTIVIDAD.
1. CELTIBERIA SHOW: MAS DE LO MISMO.
Manfred Nolte
Jesús Fernández Villaverde es un reputado economista español, Catedrático de
Economía en la Universidad de Pensilvania (USA), miembro de la oficina americana de
Investigación económica (NBER) y miembro asimismo del Centro de Investigación de
Política económica (CEPR). Está satisfecho con sus circunstancias personales, aquellas
que, entre otras cosas, le han permitido llevar una vida decente en América, en lugar de
deambular por las aulas de alguna universidad española, ganando un sueldo de miseria.
“Me tendría que haber peleado con un sistema que lo único que premia es la
mediocridad, un sistema universitario que le aprueba la tesis doctoral a Pedro Sánchez”.
Fernández Villaverde es un crítico mordaz del talante celtibérico, de nuestro repetido
‘¡da igual!’. Lo que la generación del 98 denunciaba con su ácida melancolía en relación
con el triste deambular político de aquella España, lo replica ahora Villaverde en lo que
concierne a la conducta económica de los españoles: ramplona y ausente de calidad. O
sea, un país con suspenso en productividad. No solo llevamos sin crecer desde mediados
de los 90 sino que, en general, funcionamos mal. “En Estados Unidos y otros países
europeos las cosas funcionan sin ningún problema y en España no funcionan. El
problema que tienen los españoles es que están acostumbrados a que las cosas no
funcionen y no les llama la atención”, concluye el docente español, con ocasión de una
reciente visita a nuestro País.
La economía crece bien cuando el capital productivo aumenta en forma de inversiones
netas, pero en la circunstancia hispánica lo hace básicamente debido al aumento en el
número de trabajadores ocupados, aprovechando el favorable flujo migratorio. A eso se
le llama crecer, no mucho, por la cuantía de los recursos utilizados, sin mejora alguna, o
muy escasa, en la productividad. De ahí que, lamentablemente, la renta real per cápita
de los hogares españoles se sitúa en un 0,7% por debajo de la de 2007, el tercer peor
2. país en el ranking de la OCDE, mientras que en el mismo periodo ese indicador ha crecido
un 22,1% en el conjunto de la organización que acoge a los países ricos del planeta. La
lista de los alumnos aventajados está encabezada por Polonia, con un crecimiento del
60,8% desde 2007. Vecinos nuestros como Portugal o Francia han registrado avances
del 10,4% y 10,2%, respectivamente, en este indicador que mide la evolución del
cociente entre el Producto Interior Bruto (PIB) y el número de familias. Si analizamos la
marcha del PIB per cápita, con relación al número de habitantes y no de hogares, el
crecimiento de España desde 2007 ha sido del 3,8%, lo que sitúa a nuestro país como el
quinto con un menor crecimiento económico en los últimos quince años.
Nuestro PIB no ha crecido lo suficiente como para que lo hagan también la renta per
cápita y la productividad, de manera que la brecha con la UE se ha abierto algo más de
lo que ya lo había hecho durante la década anterior a la pandemia. En la tabla
comparativa con la zona euro la renta per cápita de España está a la misma distancia de
la media que en 1975. El país no ha sido capaz de reducir esa diferencia en 48 años. La
divergencia que nos dejó la Gran Crisis de 2008 no solo no se ha corregido, sino que en
los últimos cuatro años se ha ampliado ligeramente. Sorprende que en el debate en
curso sobre la reducción de la jornada de trabajo se hable de conquistas sociales más
que de la capacidad técnica de una empresa o sector concretos, derivada de un posible
aumento de la productividad. Una productividad tan esencial como variable económica
que marca la senda alcista de los salarios, o la posible rebaja de las horas trabajadas.
Cuando al profesor Fernández Villaverde se le pregunta qué reformas introduciría en el
país, contesta sin vacilar: “La primera la educativa, que es la gran asignatura pendiente
de la economía española. El sistema educativo es ahora mucho peor que el que teníamos
hace 20 años y vamos en descenso. Seguimos sin tener universidades de excelencia a
nivel internacional, seguimos sin preparar a los estudiantes para los retos de la
economía del siglo XXI, y seguimos teniendo deficiencias en ciencia y tecnología.
Además, el problema de las reformas educativas es que llevan mucho tiempo, de modo
que, si ahora empezamos a formar al estudiante de una manera más sensata desde
primero de Primaria hasta que se gradúe van a pasar 20 años, así que cualquier resultado
requerirá mucho tiempo”.
No nos lo pone fácil.