La evaluación es un proceso complejo que requiere un enfoque tanto cuantitativo como cualitativo. Debe tener un carácter axiológico para valorar los logros de los estudiantes desde una perspectiva social y ética. Algunos problemas comunes de la evaluación incluyen la falta de expertos calificados, propuestas que no son factibles dada la disponibilidad de recursos, y posibles conflictos entre juicios de expertos y participación democrática en el proceso de evaluación. Un enfoque ético es fundamental para asegurar que la evaluación se util
1. República Bolivariana de Venezuela
Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación
Educación Mención Lenguas Modernas
Evaluación de las Lenguas Modernas
Profesora Venere Salazar
Alumna María Eugenia Rivas González
C.I: 23.497.101
Problemática y el carácter axiológico de la evaluación
Introducción
La educación, al ser tan amplia, tiene muchas perspectivas desde las que se busca formar a
los ciudadanos. Es un fenómeno social relacionado con la transformación de las sociedades, por
lo que requiere de un permanente análisis.
Cada docente, en su función de agente transformador, tiene la posibilidad de encaminar el
desarrollo cognitivo y moral desde tempranas edades, por lo que su preparación debe incluir el
dominio de muchos elementos educativos que hacen permisible su acción ante la vida de muchas
personas.
Entre dichos elementos educativos se encuentra la evaluación, la cual es trascendental para
el rendimiento de cualquier estudiante y requiere de una investigación continua. Según Mora la
evaluación es un proceso complejo en el que se tiene un control tanto cuantitativo como cualitativo
2. sobre las causas y razones de determinados resultados, con el fin de juzgar y tomar decisiones que
intervengan hacia una mejora. (2004).
La historia de la misma evaluación ha demostrado ser una actividad no solo compleja, sino
también de diversa naturaleza, por lo que conduce a series de problemas que en ocasiones están
muy alejados unos de los otros, algunos sin resolver, otros con soluciones muy diferentes, no
obstante, sobre los que siempre hay que tomar decisiones en cada momento.
1.- Axiología de la evaluación
Primero que todo, es fundamental conocer el significado de la evaluación junto con sus
avances conceptuales y categorías, debido a que solo de esa manera se identificará la perspectiva
teórica de la misma y su ideal para la práctica. A través de un acercamiento al origen de la
evaluación se comprende mucho mejor su principal función e importancia dentro de las tendencias
de los individuos de hoy en día, llegando a considerarse parte integral de la enseñanza-aprendizaje
no sólo como elemento de una estrategia, sino como un resultado de decisiones conscientes para
la práctica de la misma, demandando transformación debido a las nuevas tecnologías y la
globalización del mundo.
Según González & Ayarca (citado en Mora, 2004) la evaluación educativa es “(…) un
instrumento para sensibilizar el quehacer académico y facilitar la innovación.” (p.3), no obstante,
la evaluación nunca ha de verse solo como una mera aplicación instrumental, así lo afirman
distintos argumentos conglomerados por Arias & de Arias en su artículo Evaluar los aprendizajes:
un enfoque innovador, en el que la evaluación es un proceso flexible, sistemático, abierto,
contextualizado, continuo e integral que tiene como propósito estimar y determinar la calidad de
desempeño de los participantes en un funcionamiento institucional para tomar decisiones que
3. mejoren y reajusten las actividades educativas.(2011). En el aspecto educativo, la evaluación es
un elemento básico para la renovación del aprendizaje que pretende corregir acciones,
circunstancias u omisiones para cumplir con una meta planteada. Para ello, detrás de ésta debe
existir su dimensión metodológica, que la sustente y valore, adquiriendo un papel de mediación
entre enseñar y aprender, el cual es imprescindible para una organización instrumental que permita
llevar a cabo estrategias por los docentes. Todo este proceso debe dirigir a la evaluación no sólo a
la constatación del dominio de algún contenido, sino de qué manera fue construido tal dominio, de
igual modo, qué marco teórico tiene tal significado, y cuáles fueron los conocimientos previos y
posteriores a la enseñanza junto su relación con el contexto. De esta manera se puede ir percibiendo
la gran influencia que tiene la evaluación en el desarrollo de los seres humanos.
Históricamente, esta posición tecnológica educativa ha conllevado a buscar argumentos y
justificar la validez científica de las informaciones con procedimientos técnicos (De Alba, Díaz &
Viesca, 1984) posibilitando estimarlas más allá de una toma de decisiones. Este intento de
superación positivista se debate constantemente del axiológico, siendo este último un aspecto del
conocimiento holístico y filosófico que valora los hechos mediante la observación y el “(…) papel
del hombre en la construcción de esta realidad humano-social.” (De Alba, Díaz & Viesca, 1984,
p. 188). Ambos aspectos, tanto positivista como axiológico, son conocidos como paradigma
cuantitativo y cualitativo, y son indispensables a la hora de diseñar y elegir instrumentos para la
recolección de datos dentro de una evaluación y/o investigación.
Los métodos cuantitativos se centran en experimentos fundamentados en lo sistemático,
cuantificable y objetivo, mientras que los métodos cualitativos pretenden comprender fenómenos
o hechos sobre la base de la subjetividad, considerando no sólo lo que se “(…) logró, sino cómo
se logró, qué no se logró y por qué no se logró.” (Arias, S. & de Arias, M., 2011, p. 359). Sea cual
4. sea el método a considerar, se necesita de un sustento teórico que sea útil para la toma de decisiones
dentro de la problemática educativa. Un problema a evaluar necesita de una comprensión teórica
“(…) del espacio formulador y sus límites de autonomía, de las condiciones determinantes y las
determinadas (…)” (De Alba, A., Díaz Á. & Viesca M., 1984, p.192) para poder iniciar el proceso
de evaluación.
Junto con la evaluación, es esencial realizar juicios de valor de los resultados obtenidos:
En este caso, debemos insistir en que no se trata de insinuar la adopción de una posición
moralista ni de una idealista, sino irrumpir en el análisis de las condiciones sociales que
entran en juego en la formulación del juicio valorativo. (De Alba, A., Díaz Á. & Viesca M.,
1984, p.191).
Es decir que al momento de evaluar es importante valorar el conocimiento que se haya
obtenido, bien sea cuantitativo o cualitativo, desde un compromiso social y una responsabilidad
humana.
Este carácter axiológico demuestra que la evaluación “(…) conlleva en sí misma momentos
de valoración o devaluación de los valores morales y acciones presentes y futuras de los agentes
involucrados.” (Orjuela, 2013, p. 193). Como se puede notar, la ética y la moral tiene un gran
vínculo con el ser social, y el proceso enseñanza-aprendizaje no escapa de estas consideraciones.
El interés del docente muchas veces trata solo de cumplir los objetivos del currículo, mientras que
el del estudiante solo de aprobar, generando un conflicto de intereses dentro de una evaluación
exclusivamente objetiva. Ante este punto, Orjuela (2013) afirma que:
Los docentes no pueden olvidar que en el proceso de enseñanza-aprendizaje, los estudiantes
deben encontrarles sentido a las comprensiones que a diario realizan, para que realmente las
5. puedan aplicar a su contexto. Igualmente, la evaluación debe ser asumida como una estrategia
para detectar debilidades en el proceso de comprensión, por el docente y los estudiantes y a
partir de este criterio diseñar estrategias que permitan facilitar la adquisición del
conocimiento, su aplicabilidad a la realidad y la reflexión del quehacer en todo el proceso. (p.
193).
Cuando hay ausencia de conflicto de intereses, y ambos, tanto los objetivos como la
competencia, están orientados hacia la misma dirección, las estrategias evaluativas incluyen
realidad y reflexión.
Asimismo, cabe destacar que dentro de la relación docente-alumno se debe tomar en cuenta
la regulación del poder que tiene el primero sobre el segundo. Han sido muchos los casos en los
que el poder de los docentes es manipulado como autoridad con función de “(…) comprobación
de lo que se “aprende” (…)” (Orjuela, 2013, p.196), cuando en realidad “(…) no se enseña para
“aprobar”. Se enseña y aprende para alcanzar una plena e integral formación como persona.”
(Orjuela, 2013, p.196).
1.1.- Compromiso ético de enseñanza
Hasta ahora se ha clarificado que en el plano de la educación el compromiso ético-moral
va de la mano con la formación y humanización, y al ser técnica-metodológica, el mismo carácter
ético conduce a cuestionar “(…) por qué evaluar, para qué y qué evaluar y con qué legitimidad se
puede pretender evaluar (…)” (Orjuela, 2013, p. 201) para lograr tomar decisiones. Una vez que
se tienen claros los propósitos que se persiguen, se “(…) promueve la autorregulación de los
estudiantes para el aprendizaje autónomo y la organización del proceso por parte del docente.”
(Orjuela, 2013, p. 201) mediante la pregunta ¿cómo evaluar?.
6. Esto implica formularse permanentemente las preguntas: ¿Cómo están aprendiendo los
estudiantes?, ¿Cómo son sus procesos?, ¿Cuáles son los indicios de esos avances?, ¿Qué
dificultades están encontrando? Y ¿Cuáles son sus causas?. Sólo así, se podrán introducir
correcciones, planificar y realizar en conjunto acciones alternativas de ayuda y orientación, a
fin de permitirles a los estudiantes tomar conciencia de sus potencialidades y debilidades y
planificar su actuación para abordar los retos de apropiación y construcción del conocimiento
y el desarrollo de las competencias que en cada etapa de su desarrollo debe alcanzar. (Orjuela,
2013, p.202).
2.- Problemáticas de la evaluación
Según Pérez (2000) en su artículo La Evaluación de Programas Educativos: conceptos
básicos, planteamientos generales y problemática, los problemas evaluativos más resaltantes son:
2.1.- La existencia de expertos
La evaluación, al ser una actividad técnica, necesita de profesionales que la encaucen hacia
un ámbito enriquecido, multidimensional, preciso y definido. Dichos expertos se encargan de
recoger, organizar y elaborar la información que fundamenta la configuración de un juicio técnico
para posteriormente proponer medidas de mejora. No obstante, a nivel de calidad de la evaluación
en la docencia “(…) no se cuenta ni de lejos con el número de expertos necesarios para llevar a
cabo tal labor.” (Pérez, 2000, p. 279), lo cual conlleva a que se pierda gran parte de la efectividad
evaluativa. Estos casos se han podido percibir mayormente en la calidad de los planes de
evaluación de distintas Universidades.
Cuando una evaluación es realizada por personas con poca formación en el área, los
resultados defraudan o son insatisfactorios. Un experto mantiene el ideal de que está destinada a
crear actitudes positivas o transformarlas para la mejora activa de tareas.
7. 2.2.- La factibilidad
Uno de los riesgos que se presentan a la hora de hacer una evaluación es plantear propuestas
“(…) muy elaboradas, amplias, profundas y complejas, cuya aplicabilidad es muy costosa en
tiempo, recursos materiales y dedicación personal.” (Pérez, 2000, p. 279), además de estar
orientadas hacia contenidos superfluos y ser valorados como “suficientes”, dejando a un lado
aspectos imprescindibles.
Es importante sugerir propuestas “(…) centradas en lo esencial, suficiente y factible.”
(Pérez, 2000, p. 279). Uno de los criterios básicos es la factibilidad o viabilidad educativa, esto
quiere decir que la evaluación debe ser elaborada desde un punto de vista realista, sensato, juicioso,
diplomático, de contenido imprescindible, “(…) viable políticamente y de coste-efectivo.” (Pérez,
2000, p. 279). La factibilidad es necesaria para orientar la evaluación al progreso y mejoramiento
de la acción educativa en cualquier ámbito.
2.3.- Juicios expertos o juicios democráticos
La evaluación ha de estar orientada a la mejora, centrada en puntos tanto fuertes como
débiles previamente detectados y realizada con asesoramientos de expertos en el área, pero dentro
de una evaluación que requiera complementariedad metodológica y participativa “(…) ¿quién o
quiénes deben emitir los juicios valorativos definitivos? (…)” (Pérez, 2000, p. 280). Para ello lo
ideal es aplicar sesiones evaluativas entre todos los participantes responsables de la elaboración y
aplicación de la evaluación. Dichas sesiones deben ser realizadas con una dinámica de grupo que
permita lograr un consenso en los aspectos fundamentales o por lo menos en los acuerdos
mayoritarios.
8. La “participación” admite aportación y recepción de información, co-gestionando
competencias pertinentes, y en casos de acuerdos finales, es el diagnóstico de puntos fuertes y
débiles junto con los planes del programa, los que permitirán la toma de decisiones a realizar.
Asimismo, es importante que los responsables de las evaluaciones tengan presente la disposición
de diálogo y sesiones para conseguir acuerdos básicos tanto en el diagnóstico como en la toma de
decisiones para solucionar y/o mejorar.
2.4.- Planteamientos éticos
Uno de los problemas más serios de las evaluaciones institucionales, especialmente cuando
son realizadas por expertos, es la independencia profesional de los mismos, la cual muchas veces
interfiere en el aspecto axiológico de la evaluación.
Frecuentemente muchos evaluadores optan por no revelar las verdaderas conclusiones y/o
resultados, manipulándolos y hasta falsificándolos para no arriesgar su función y labor en caso de
que no haya tenido la influencia necesaria para “(…) la mejora de las personas y de las
organizaciones sobre las que trabaja profesionalmente.” (Pérez, 2000, p. 281). Ya sea un problema
de comparabilidad de datos curriculares entre Universidades debido a la competencia, o por
proteger su reputación como evaluador experto, al ser un problema ético, ha sido muy difícil de
resolver, y es en este punto donde se resalta el gran valor del carácter axiológico de la evaluación,
el cuál va más allá de una manipulación de poder. Muchas organizaciones han dedicado apartados
exclusivamente a la honradez que debe asegurar la evaluación para que ésta sea efectiva, legal y
ética, recordando que se realiza en pro de la construcción social y tomando en cuenta los derechos
con respecto al aprendizaje, la dignidad e integridad humana.
9. Conclusión
Hasta ahora se ha explicado la complejidad de la evaluación no solo como instrumento, sino
como elemento ético educativo que contribuye a la construcción de la sociedad. Se han
manifestado algunos de los problemas que pueden llegar a presentarse con posibles soluciones, sin
embargo, de igual manera existen otros sin resolver en los que se lucha exhaustivamente contra
ellos.
Dado que para evaluar un aprendizaje se debe involucrar una posición investigadora de
análisis y reflexión, es importante reconocer que se debe estimar el proceso de cada estudiante
individualmente, con consciencia y comprensión, más allá de saber si está aprendiendo o no,
considerando las causas de las dificultades que presente para pensar en la intervención, es decir,
la toma de decisiones a ejecutar.
Reconocer el qué, para qué, con qué y cómo evaluar siempre es y serán los criterios
esenciales para la creatividad e innovación evaluativa.
Finalmente, nunca olvidar el verdadero valor de la docencia: ser agentes transformadores
para la construcción social, de manera efectiva, digna, legal, íntegra y ética.
Referencias
Arias, S. & de Arias, M. (2011). Evaluar Los Aprendizajes: Un Enfoque innovador.
Educere: La Revista Venezolana de Educación, 15 (51), 357-368.
De Alba, A., Díaz Á. & Viesca M. (1984). Evaluación: Análisis de una noción.
Revista Mexicana de Sociología, 66 (1), 175-204.
10. Mora, A. (2004). La evaluación educativa: Concepto, períodos y modelos. Revista
Electrónica “Actualidades Investigativas en Educación”, vol. 4, (2). Recuperado de:
http://www.redalyc.org/pdf/447/44740211.pdf
Orjuela, M. (2013). La evaluación con una perspectiva axiológica. Revista Corporeizando,
vol. 1, (11), pp. 190-203. Recuperado de:
revistas.pedagogica.edu.co/index.php/corporeizando/article/download/2015/1941
Pérez, R. (2000). La Evaluación de Programas Educativos: Conceptos básicos,
Planteamientos Generales y Problemática. Revista de Investigación Educativa, vol. 18, (2), pp.
261-287. Recuperado de: http://revistas.um.es/rie/article/view/121001/113691