La artritis reumatoide (AR), es una autoinmune progresiva crónica sistémica, de trastorno inflamatorio, cuya causa es desconocida y pueden verse afectados muchos órganos y tejidos, pero principalmente actúa sobre la membrana sinovial de las articulaciones. Las células en la membrana sinovial inflamada y en el pannus elaboran citocinas como TNF, IL-1, IL-6, IL-17 e IL-23, entre otras, que contribuyen a la inflamación y que pueden afectar directamente al hueso. Se han descrito respuestas inmunológicas por otros medios, principalmente aquellas llevadas a cabo por el INF tipo I. Los neutrófilos están presentes en gran número en el líquido sinovial y, aunque el papel que desempeñan en la AR es discutido, producen gran número de citoquinas (TNF, IL-1, IL-18, IL-15, IL-16). En la siguiente investigación se caracterizan las principales citocinas involucradas en la producción de la artritis reumatoide.
1. UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
Escuela de Medicina
Autor: Cinthia Nicolle Zambrano López
ARTRITIS REUMATOIDE
INTRODUCCIÓN
La artritis reumatoide (AR), es una
autoinmune progresiva crónica sistémica,
de trastorno inflamatorio, cuya causa es
desconocida y pueden verse afectados
muchos órganos y tejidos, pero
principalmente actúa sobre la membrana
sinovial de las articulaciones. Las células en
la membrana sinovial inflamada y en el
pannus elaboran citocinas como TNF, IL-1,
IL-6, IL-17 e IL-23, entre otras, que
contribuyen a la inflamación y que pueden
afectar directamente al hueso. Se han
descrito respuestas inmunológicas por otros
medios, principalmente aquellas llevadas a
cabo por el INF tipo I. Los neutrófilos están
presentes en gran número en el líquido
sinovial y, aunque el papel que desempeñan
en la AR es discutido, producen gran
número de citoquinas (TNF, IL-1, IL-18,
IL-15, IL-16). En la siguiente investigación
se caracterizan las principales citocinas
involucradas en la producción de la artritis
reumatoide.
CONCEPTUALIZACIÓN DE
LA ARTRITIS REUMATOIDE
La AR se caracteriza por la inflamación
crónica de la membrana sinovial, en
particular de las articulaciones pequeñas,
que a menudo conduce a la destrucción del
cartílago articular y el hueso yuxtarticular.
Los resultados finales son la pérdida del
cartílago articular y el desgaste de los
huesos en las articulaciones, el cuál puede
conllevar a la incapacidad permanente
(Clancy & Hasthorpe, 2011).
La AR afecta aproximadamente al 1% de
la población en todo el mundo (Srirangan &
Choy, 2010), más comúnmente mujeres de
mediana edad. Suele acompañarse con
manifestaciones sistémicas y extra-
articulares, tales como anemia, fatiga y
osteoporosis; nódulos reumatoides,
vasculitis, pericarditis, queratoconjuntivitis
seca, uveítis y de pulmón reumatoide (Furst
& Emery, 2014).
ETIOPATOGENIA
La etiología de la AR es desconocida, se
han propuesto factores genéticos asociados
con la susceptibilidad y gravedad de la AR,
además se ha relacionado con lugares para
citoquinas y receptores de citoquinas. Los
2. factores ambientales también ejercen un
efecto en la inducción, la magnitud y la
progresión de la enfermedad(McInnes IB y
Schett G, 2007). Aún se desconocen los
mecanismos tempranos por los cuales la
tolerancia de los linfocitos T y B está
interrumpida.
Las células en la membrana sinovial
inflamada y en el pannus elaboran citocinas
como TNF, IL-1, IL-6, IL-17 e IL-23, entre
otras, que contribuyen a la inflamación y
que pueden afectar directamente al
hueso.(Sánchez-Ramón, López-Longo, &
Carreño, 2010). Las células T, células B y
la interacción orquestada de las citoquinas
pro-inflamatorias juegan un papel clave en
la fisiopatología de la AR. Las citoquinas
directamente implicadas en este proceso
son TNF e IL-6; IL-1 e IL-17, entre otras
(Choy, 2012)
FISIOPATOLOGÍA
La liberación de citoquinas, por parte de
los TCD4+, en especial el TNF, IL-6 e IL-
1, estimulan otras células y provocan la
inflamación sinovial. El daño de la
articulación comienza en la membrana
sinovial, donde la influencia y la
maduración, diferenciación y activación
local de linfocitos monoclonares y la
neovascularización (formación de nuevos
vasos sanguíneos), causan sinovitis. La
sinovial inflamada invade el cartílago
adyacente y promueve la destrucción
articular, que está mediada por los
osteoclastos, los condrocitos y los
fibroblastos sinoviales. El daño articular
quizá genere una fuente rica en
neoantígenos para estimular la respuesta
inmunológica.
Los fibroblastos sinoviocitos de los
pannus invasores, así como los condrocitos
en el cartílago, se activan para liberar
metaloproteinasas de la matriz (MMPs) y
otras enzimas proteolíticas que degradan la
matriz articular. Además, los precursores de
osteoclastos se activan para diferenciarse en
osteoclastos maduros, que decantan la
balanza del recambio óseo normal, a favor
de la resorción neta. Las células B inician el
procesos patogénico a través de la
presentación de antígenos y producción de
citocinas y anticuerpos (Choy, 2012).
IL-1 EN LA PATOGÉNESIS DE LA AR
IL-1 junto con el TNF regulan la
expresión de CAM en las células
endoteliales, dirigiendo así, la emigración
de células de la sangre a la membrana
sinovial. También estimulan la producción
de quimiocinas, que proporcionan señales
importantes para el proceso de celda de
filtración. IL-1 y TNF estimulan
sinoviocitos y condrocitos para liberar
MMPs y otras proteinasas que degradan el
cartílago, lo que aumenta la producción de
3. una variedad mediadores pro-
inflamatorios. Además desencadenan la
diferenciación de los osteoclastos mediante
la estimulación de células T, y ambos
activan los osteoclastos maduros que
conducen a la erosión de hueso(Kay, 2004).
IL-6 EN LA PATOGÉNESIS DE LA AR
Se correlaciona con el grado de
destrucción de las articulaciones, en
particular, en etapas avanzadas de la AR.
IL-6 promueve la sinovitis mediante la
inducción de la neovascularización
mediante factor de crecimiento endotelial
vascular (VEGF), estimula la proliferación
pannus, dando como resultado la
infiltración de células inflamatorias y la
hiperplasia sinovial. Provoca la resorción
ósea y la degeneración del cartílago
mediante la producción de matriz
metaloproteinasas (MMPs) en las células
sinoviales y condrocitos (Park & Pillinger,
2007; Srirangan & Choy, 2010;
“TARGETING IL-6 IN RHEUMATOID
ARTHRITIS,” 2013).
IL-10 EN LA PATOGÉNESIS DE LA
AR
Sintetizada en mayor medida por los
macrófagos, actúa frenando la respuesta
inflamatoria, también inhibe la producción
de IL-8, G-CSF y GM-CSF y IFN.Evidencia
que IL-10 sirve para inhibir la inflamación
sinovial. IL10 se ha demostradopararegularal
alza la producción de factor reumatoide IgM
(RF), lo que puede explicar por qué las células
secretoras de IgM acuden tarde en la sinovial
reumatoide (Abd Elazeem, Mohammed, &
Abdallah, 2018; St. Clair, 1999)
IL-22 EN LA PATOGÉNESIS DE LA
AR
Los resultados recientes sugieren que la
expresión de IL-22 es anormal en pacientes
con AR. Niveles elevados de IL-22 se
correlacionaron con el factor reumatoide
positividad (RF), que muestra la presencia
de erosiones óseas. Datos de investigación
indican que la expresión de IL-22 anormal
en el trastorno autoinmune predice la
participación de esta citocina inflamatoria
en la iniciación y progresión de la
enfermedad.(Xie, Huang, & Li, 2015)
IL-37 EN LA PATOGÉNESIS DE LA
AR
Resultados de investigación,
encontrando que las concentraciones séricas
de IL-37 eran significantes en la AR, se
concluyó que los niveles séricos de IL-37 se
incrementan en pacientes con AR y se
asociaron positivamente con la actividad de
la enfermedad, niveles del complejo IL-
17/IL-23 niveles, y la pérdida ósea en los
pacientes con AR, lo que sugiere que la IL-
37 puede jugar un crítico papel en la
patogénesis de la AR (Yang, Zhang, Tao, &
Lu, 2015).
4. TERAPIAS DIRIGIDAS A LA AR
Las posibilidades terapéuticas en su gran
mayoría van dirigidos a los receptores de las
citoquinas participantes. (Park & Pillinger,
2007)(Alunno, Carubbi, Giacomelli, &
Gerli, 2017). En la actualidad se emplea la
guía para la gestión de la AR desarrollado
por el Colegio Americano de Reumatología
(ACR). La pauta de tratamiento ACR RA
2015 es una herramienta útil no sólo para
guiar el tratamiento en la práctica clínica,
sino también para facilitar el debate sobre el
tratamiento de la toma de decisiones
individualizada entre los pacientes y sus
médicos (Singh et al., 2015).
CONCLUSIÓN
La AR, caracterizada por la inflamación
crónica de la membrana sinovial, en
particular de las articulaciones pequeñas,
conduce a la destrucción del cartílago
articular y el hueso yuxtarticular, cuya cura
no ha sido descubierta. Su etiología se
desconoce, pero se atribuye a la influencia
conjunta de factores genéticos y
ambientales. En su fisiopatología involucra
la actuación de un sin número de
marcadores moleculares, citocinas, las
cuáles, por causas desconocidas aún,
inducen a la acumulación de demás
factores, que conllevan a la producción de
los signos característicos de la artritis
reumatoide. Los tratamientos
experimentales de la AR van dirigidos a la
regulación de los receptores de dichas
citocinas involucradas.
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