2. Los etruscos fueron un pueblo de la antigüedad
cuyo núcleo geográfico fue la Toscana, a la cual
dieron su nombre
Desde la Toscana se extendieron por el sur hacia
el Lacio y la parte septentrional de la Campania,
donde chocaron con las colonias griegas; hacia el
norte de la península itálica ocuparon la zona
alrededor del valle del río Po, en la actual región
de Lombardía.
Llegaron a ser una gran potencia naval en el
Mediterráneo Occidental, lo cual les permitió
establecer factorías en Cerdeña y Córcega. Sin
embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a
deteriorarse fuertemente su poderío, en gran
medida al tener que afrontar casi al mismo
tiempo las invasiones de los celtas y los ataques
de griegos y cartagineses. Su derrota definitiva,
por los romanos, se vio facilitada por tales
enfrentamientos y por el hecho de que los
etruscos nunca formaron un estado sólidamente
unificado sino una especie de débil confederación
de ciudades de mediano tamaño.
3. ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS
Además de varias construcciones ciclópeas a ellos atribuidas, se sabe que
importaron de Oriente y usaron en los edificios el arco de medio punto, la bóveda
perfecta. Estos elementos arquitectónicos llegaron a los romanos precisamente a
través de los etruscos.
Los etruscos que bien pudieron establecerse, inicialmente, en el norte de Grecia
para, más tarde, huir a Italia con motivo de la invasión de los dorios, o que
procediendo de donde procediesen, se establecen en Etruria, aprendieron de los
griegos las técnicas y formas básicas de la construcción micénica e imitaron en
sus construcciones los tres órdenes.
La arquitectura etrusca, siempre menos elegante y menos genial que la griega,
tiene una gran influencia en el mundo romano, especialmente en lo que se
refiere a la forma de concebir las ciudades, la disposición y forma de los templos,
el uso del arco y la bóveda y la construcción de mausoleos. No utilizan materiales
nobles como el mármol, sino piedras de baja calidad en refuerzos, madera,
ladrillo y tapial. Sus construcciones emplean el arco y la bóveda con la columna
sobre soporte, formando el orden toscano, orden que tiene relación con el
dórico.
4. Los componentes de dicho orden
toscano son:
Columna lisa y disminuida de catorce
módulos, con su basa y capitel.
Capiteles más sencillos que los dóricos.
Carece de triglifos, mútulos y dentículos
y de todo adorno que no fuera moldura
lisa.
La columna descansa sobre un pedestal
que tienen de elevación una tercera
parte que aquélla.
No se conocen más que escasos restos
de este orden y sólo se han hallado en el
centro de Italia (en Vulci y Alba Fucense)
pero se conocen sus proporciones por
los Los diez libros de Arquitectura
escritos por Marco Vitruvio.
8. Urbanismo
La ciudad etrusca era cuadrangular, estaba dividida en cuadrículas y rodeada por
una muralla que tenía puertas principales de entrada que se abrían entre dos
torreones mediante arco de medio punto y que daban a las dos calles más
importantes que se cruzaban. La calle que se extendía de norte a sur se
denominaba Cardo y la que cortaba perpendicularmente a ésta por medio se
llama Decumano. Posiblemente esta estructura de la ciudad etrusca sea heredera
de los planos de campamentos militares.
Vivienda
Las casas eran muy simples, similares a chozas circulares fabricadas con tapial y
cubiertas por ramas. Este modelo de vivienda varió en el siglo VIII a. C., pasando
las casas a ser cuadrangulares, morfología que heredó posteriormente Roma. Se
hacían de madera y de adobe y más tarde de morrillos de toba. Podían tener
hasta dos pisos. Las estructuras de madera de las casas más ricas de la Antigüedad
se protegían de la humedad por placas de terracota pintadas de colores vivos.
Inicialmente, la aristocracia vivía en casas de tres estancias, a veces precedidas de
un pórtico que daba a un patio. Más tarde construyeron grandes residencias
(domus) con un patio central, según el estilo griego. Alrededor del patio se
construían las habitaciones. El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta
era a cuatro vertientes hacia el interior. Otra variedad era el despluvium, con la
cubierta con cuatro vertientes hacia el exterior.
9. Templos
Dado que se construían con materiales perecederos, han llegado hasta la época
moderna sólo unos pocos testimonios de la arquitectura religiosa etrusca en general
y de los templos en particular. Las informaciones que se tienen de ellos provienen de
los textos de Vitruvio, que los clasificaba bajo un nuevo orden, el toscano. Sólo a
través de documentos de la época romana, pues, puede intentar reconstruirse el
modo en que se hacían.
Los templos etruscos estaban situados fuera de las ciudades, en lugares elevados. .
Los templos eran grandes edificios, casi cuadrados. Se alzaban sobre un basamento
o podio de piedra. Estaban destinados a no verse más que de frente, único lugar por
el que se accedía, a través de una escalinata. La superficie del templo se dividía en
dos zonas:
El pórtico in antis con columnas; es la parte antecedente o pronao, con ocho
columnas dispuestas en dos filas de cuatro. A veces había columnas en los laterales
de la cella pero en ningún caso en su parte trasera.
La parte posterior, con una cella, que en algunas ocasiones se hace triple,
recordando la creencia en una tríada de dioses, dedicándose cada cella a una
divinidad en particular.
La estructura era adintelada. La cubierta a doble vertiente, es única para las tres
cellas, pese a que la central es más ancha, diferenciándose del griego por la falta de
krepis, la ausencia de proporciones, la triple cella y la falta del pórtico trasero.
10. Frecuentemente, los templos estuvieron recubiertos de placas de terracota.
Tanto la techumbre como el frontón se decoraban con policromía. Un ejemplo de
decoración es la cabeza de Gorgona en el templo de Portonaccio en Veyes,
actualmente conservado en Villa Giulia (Roma). A veces se colocaba sobre la
techumbre grandes estatuas de bulto redondo, también pintadas.
Templo de Orvieto
11. Caballos alados etruscos, realizados en terracota (siglo IV a. C.). Decoraban la fachada del
templo de Ara della Regina, en Tarquinia. Actualmente se encuentran en el Museo
Nazionale Tarquinese.
A diferencia de los templos griegos y egipcios, que fueron cambiando con la evolución de
la civilización que los originó, los templos etruscos permanecieron sustancialmente
siempre iguales a lo largo de los siglos, quizá a causa del hecho de que en la mentalidad
etrusca no eran la morada terrena de la divinidad, sino un lugar en el que reunirse para
rezar a los dioses y confiar en que éstos escuchen.
Era frecuente llevar ofrendas a los templos, consistentes en general en estatuillas votivas
en terracota o bronce, o bien animales para el sacrificio, como corderos o cabras.
12. La arquitectura funeraria (necrópolis)
Las tumbas etruscas están bien conservadas, al haber sido construidas en
piedra. Generalmente se ubicaban en las afueras de las murallas ciudadanas,
pero con orientación paralela al cardo y al decumano. Existe una clasificación
de la arquitectura funeraria etrusca distinguiendo de hecho tres tipos de
necrópolis o catacumbas: hipogeos, edículos y túmulos cubiertos por una falsa
cúpula o bóveda, que son los más conocidos. Son famosas las de Tarquinia y
Cerveteri.
Para la religión etrusca, el hombre, ser débil e insignificante en vida, en el más
allá necesita un ambiente familiar en el que transcurra la vida después de la
muerte, junto con sus objetos personales. Esto explica el cuidado con el que se
construían las necrópolis, el hecho de que la pintura de este pueblo sea casi
exclusivamente funeraria y que en las tumbas se hayan encontrado ricos
ajuares, algunos de ellos provenientes de las colonias griegas del sur de Italia.
Las paredes de las necrópolis se pintaban con vivos colores que contrastaban
con la oscuridad, símbolo de la muerte espiritual. Así, las necrópolis etruscas
son una fuente muy significativa, históricamente hablando, que permite
conocer muchos aspectos de la vida cotidiana, de las creencias y de los ritos
populares que hubiera sido imposible conocer analizando exclusivamente los
textos escritos.
13.
14.
15. Hipogeos
Se excavaban enteramente bajo tierra o eran conseguídas ocupando cavidades naturales
preexistentes, como grutas o cavernas. De ellas, la más famosa es el Hipogeo de los
volumnios, descubierta en el año 1840. Este tipo de catacumba estaba formado por un
inclinado acceso de escalones, que llevaba directamente al atrio. Aquí había
normalmente seis tumbas (o grupos de tumbas), unidos mediante estrechos corredores
que en algunos casos se trataba de auténticos túneles. Se cree que la sepultura en
hipogeos se reservaba a personas de cierto rango social, especialmente políticos,
militares y sacerdotes.
Edículos
Se construían enteramente fuera de la tierra, pretendiendo ser templos en miniatura,
pero que en la práctica eran muy parecidos a las habitaciones de los primeros
asentamientos etruscos. En la simbología etrusca, era muy significativa la forma de
templete: representaba el punto intermedio del viaje que el difunto debía realizar de la
vida a la muerte, una especie de última etapa de la vida terrena. Entre ellos, hay que
recordar el Bronzetto dell'Offerente, la mejor conservada, que se encuentra en
Populonia.
Túmulos
Deben su nombre al hecho de que, una vez ejecutada la sepultura, se cubría con una pila
de tierra, con el fin de crear una especie de colina artificial. Cada una de estas tumbas se
articula, como los hipogeos, en diversas cámaras sepulcrales de dimensiones
proporcionales a la riqueza y notoriedad del difunto o su familia. Generalmente eran de
planta circular. Entre ellas hay que recordar la Tumba de los Relieves, en el interior de la
necrópolis de la Banditaccia, cerca de Cerveteri