1. Bibliografía:
barnhill, J. W. (2014). Casos clÍnicos DSM-5. Panamaricana Medica.
Tratado de Pediatría de Nelson (20° edición ed.). (1933). Elsevier España.
Esquizofrenia.
Por: Alirio Beleño Ramos & Valentina Zaid Polo Vellojin / 2018-I.
La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico que perjudica significativamente el
funcionamiento del individuo que lo padece; es uno de los síndromes más graves que
existen. Las características principales que definen este trastorno psicótico son: delirios,
alucinaciones, pensamiento desorganizado, un comportamiento marcadamente
desorganizado y los síntomas negativos (Tratado de Pediatría de Nelson, 1933).
La evidencia científica sobre la etiología de la esquizofrenia defiende un modelo basado
en el neurodesarrollo y en la neurodegeneración con múltiples factores genéticos y
ambientales que cumplen una importante función. Los factores genéticos, según
(Tratado de Pediatría de Nelson, 1933), existen mutaciones estructurales que aparecen
en los ‹‹puntos calientes›› genómicos, como 1q21.1, 15q13.3 y 22q11.2, pueden ser
responsables del 0,5% - 1,0% de los casos de esquizofrenia. En cuanto a los factores
ambientales, la exposición intrauterina a desnutrición materna, madre añosa,
complicaciones obstétricas o el consumo de sustancias alucinógenas, pueden actuar
como intermediario entre el feto y posibles daños neurológicos por interacción del
entorno con los genes. Existen alteraciones neuroantómicas que también nos pueden
llevar a diagnosticar esquizofrenia, tales como: reducción de hipocampo, tálamo y
lóbulo frontal, reducción de volumen de sustancia gris y de los pliegues corticales.
Generalmente la esquizofrenia se manifiesta durante la adolescencia o juventud y se
mantiene para toda la vida. Y tiene una prevalencia de 1-100 personas.
Para obtener un diagnóstico preciso, el libro DSM-5 (barnhill, 2014) propone que los
pacientes deben durar en observación médica estricta durante al menos 6 meses donde
se evidencien al menos 2 o 3 síntomas positivos o negativos, tales como: delirios,
alucinaciones (auditivas o perturbaciones) marcadas en el pensamiento o habla.
Los objetivos del tratamiento son reducir la sintomatología psicótica, dirigir al paciente
a llevar una mejor calidad de vida, dado que la esquizofrenia es un trastorno
incapacitante crónico. También es de suma importancia educar tanto al paciente como
a la familia, para así ubicarlos en el espacio de evolución durante el tratamiento
periódico. Con frecuencia, son necesarios servicios integrados de psicofarmacología,
psicoterapéutico y psicoeducativos.
En la farmacoterapia encontramos que se prescribe: el haloperidol, la risperidona, el
aripiprazol, la quetiapina, la paliperidona y la olanzapina se encuentran aprobados por
la FDA para tratar la esquizofrenia a partir de los 13 años. Se prescribe clozapina
(antipsicótico considerado como el más potente para tratar la esquizofrenia) a pacientes
que son resistentes a los fármacos anteriormente mencionados. En el ámbito
psicoterapéutico, se trabajan terapias con el paciente para ayudar a maximizar su
funcionalidad.