Movimientos Precursores de La Independencia en Venezuela
Evaluación en la catequesis
1. EVALUACIÓN EN LA CATEQUESIS
Es preciso saber, con toda claridad, qué decimos cuando decimos educación religiosa y
qué decimos cuando decimos catequesis y, sobre todo, es preciso discernir qué lugar
ocupa la fe en nuestra intencionalidad educativa.
Por: P. José Luis Quijano | Fuente: isca.org
La pregunta acerca de la evaluación en la catequesis se abre necesariamente a otras
preguntas. Nosotros optamos por iniciar la búsqueda de respuestas a partir de la
concepción de catequesis. Una concepción de evaluación y sus precisiones acerca de los
instrumentos, los criterios, las modalidades, los tiempos, los alcances y su misma
pertinencia y posibilidad suponen una determinada concepción de catequesis.
Esta concepción puede ser precisada desde su naturaleza, desde su finalidad, desde un
determinado planteo metodológico o desde su lugar en el contexto amplio de la
evangelización y del ministerio de la Palabra.
En esta ocasión, basándonos en los aportes de la etimología, partimos de una
clarificación terminológica.
"La terminología relacionada con la "religión"
Educación religiosa, formación religiosa, enseñanza religiosa, instrucción religiosa,
cultura religiosa, etc., son denominaciones que sólo un examen pormenorizado, en el
marco concreto de las distintas situaciones culturales e institucionales, permite captar
en su precisa identidad, y, por tanto, en su pertenencia (o no pertenencia) al ámbito de
la actividad catequética. En general, estos términos son de uso menos intra-eclesiástico
y se encuadran más fácilmente en el contexto de las instituciones civiles, del discurso
pedagógico general, del tejido cultural y social. Pero solamente un análisis de su
significado concreto, en cada contexto cultural, puede permitir especificar su grado de
identificación o de discrepancia con la catequesis eclesial en sentido propio. En
muchas regiones o instituciones cristianas, religión y religioso se aplican
concretamente a los contenidos de la fe y a las diversas manifestaciones de la
experiencia eclesial (sacramentos, oración, compromiso ético, etc.). En este sentido, la
educación religiosa o formación religiosa que abarca momentos de profundización de
2. la fe, y podría, justamente, llamarse catequesis" (1)
Si bien no son éstas las cuestiones que hoy nos ocupan, pensar en la evaluación nos
remite indirectamente a ellas, sin pretender aquí ninguna definición acerca de la ya
proverbial discusión en nuestro país acerca de la identidad de la catequesis escolar.
Pero es preciso saber, con toda claridad, qué decimos cuando decimos educación
religiosa y qué decimos cuando decimos catequesis y, sobre todo, es preciso discernir
qué lugar ocupa la fe en nuestra intencionalidad educativa.
En la praxis latinoamericana es bastante habitual que la educación religiosa se
contextualice en el discurso pedagógico general. De hecho, el Manual de Catequética
del CELAM(2) establece, a partir de diversos aspectos, las diferencias entre la
catequesis y la educación religiosa escolar. Entre los aspectos que se consideran para la
comparación, la evaluación ocupa un lugar bastante clarificador en la pregunta que hoy
nos hacemos.
La evaluación en la Catequesis
Es necesaria según su naturaleza, pero tiene límites cuando se trata de objetivos de
adhesión y comunión con Dios, que no son evaluables. Favorece la evaluación
formativa que no excluye los contenidos. Requiere una opción por el mensaje cristiano
como realidad de salvación.
La evaluación en la Educación Religiosa Escolar
Necesaria por el carácter escolar, con su rigor y exigencia académica, lo que no excluye
parámetros específicos, de acuerdo con la naturaleza e identidad de la ERE. Evalúa los
objetivos formulados y los procesos, tanto en lo cognitivo como en lo afectivo,
empleando los instrumentos propios de la escuela. No requiere la aceptación vital del
mensaje cristiano y facilita una posible opción de fe, aunque su intencionalidad es
discreta
Rector: P. José Luis Quijano
Venezuela 4145
CP 1211 • Buenos Aires
Tel/Fax: (011) 4512-3868
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www.isca.org.ar
Bibliografía
(1). Alberich, Emilio."La Catequesis en la Iglesia". CCS. Madrid. 1991.
(2). Ver pág. 394 y ss.
La Planificación de la Catequesis II
Cuando pensamos en la planificación, nuestra mirada debe estar puesta en la realidad
que nos rodea y sobre esta, elaborar, crear, proyectar y organizar, para obtener los
3. mejores resultados posibles
Por: Lic. Juan Carlos López Olmedo | Fuente: ISCA www.isca.org.ar
Ya tenemos en claro que "Planificar", debe ser la primera actividad de quien prepara un
encuentro catequístico. Siguiendo con esta temática, vamos a profundizar la
planificación en las parroquias.
También esta es una de nuestras grandes falencias, que pueden tener atenuantes
referidas a la realidad de la propia comunidad, lo que no significa que hay que
resignarse y no trabajar para lograr, aunque sea, una mínima y adaptada planificación
Cuando pensamos en la planificación, nuestra mirada debe estar puesta en la realidad
que nos rodea y sobre esta, elaborar, crear, proyectar y organizar, para obtener los
mejores resultados posibles.
Toda tarea pensada, trabajada con responsabilidad, conlleva una carga de
inconvenientes que debemos superarlos. Los más comunes, a la hora de organizar la
catequesis, pasan por la falta de catequistas preparados, o por complicaciones en
términos laborales de estos. Como todo problema, habrá que buscarle una solución y
organizar en base a lo que hay.
Encontrar el equilibrio y la armonía en una tarea articulada, en beneficio de la
catequesis, a veces es difícil, pero cuando el objetivo final es lograr obtener la
conjunción entre catequistas y catecúmenos, todo esfuerzo es doblemente valorado.
Solamente con una buena planificación, se puede lograr una mejor comprensión de toda
la historia de la salvación.
La Planificación de la catequesis parroquial
La tarea central de la Iglesia es el anuncio explicito del Evangelio de Cristo. De allí
derivan una serie de acciones pastorales, estructuras y funciones que hacen posible la
misión. Entre las acciones, se destacan la catequesis preparatoria para los sacramentos y
específicamente, la preparación para la primera comunión y la confirmación.
Este proceso de preparación debe ser sistemático y continuo. Lleva el nombre de
"itinerario catequístico permanente" y como tal, permite incorporar nuevos fieles a la
Iglesia y ayudar a los que ya están, a crecer y madurar en su fe.
4. Es impensable no planificar la catequesis; y hasta es anti-evangélico. Debe haber una
seria preparación, no solo de actividad, sino también de quienes tendrán a su cargo la
tarea. Y por supuesto, la planificación de la catequesis debe estar en armonía con la
pastoral orgánica de la parroquia.
Por todo ello, y en especial, para la catequesis de primera comunión y confirmación, es
conveniente tener en cuenta lo siguiente:
- En primer lugar, siguiendo el proceso de toda planificación, será necesario un
diagnóstico de la situación frente al tema. ¿hay niños y jóvenes (y adultos) para recibir
los sacramentos?
- Compromiso, aunque sea mínimo con los actos centrales del calendario litúrgico
- Para los que ya están en pleno proceso ( 2º año de comunión, jóvenes o adultos) crear
acciones concretas para dar el paso de la norma heterogénea
(por ejemplo: ir a misa por obligación), hacia la norma autónoma (en la misa somos
comunidad que eleva su oración al padre y consagra junto con Jesús, toda la creación).
Lo que no debe faltar en toda planificación (y a menudo falta), es la serie de contenidos
mínimos; como las oraciones oficiales, las festividades, las prácticas religiosas, etc.;
todo lo que concierne a la vida concreta del cristiano.
Muchas veces, en el afán de los catequistas por innovar y de las Editoriales por
presentar textos nuevos, se privilegian los métodos por encima de los contenidos, o se
presentan los temas tan solapadamente, que pierden la fuerza del mensaje de Jesús. No
olvidemos que "no siempre lo nuevo es bueno".
Planificar es cosa seria, aunque en las cosas de Dios, la gracia está primera, porque
estamos invitados a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad
operativa por la causa del Reino, pero no se ha de olvidar que sin Cristo, no podemos
hacer nada.