El benchmarking es un modelo de gestión que estimula
cambios y mejoras en una organización –por ejemplo, una institución educativa– en base a la información recopilada a través de la comparación del desempeño propio en relación al desempeño de organizaciones líderes.
1. BENCHMARKING DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS
Fuentes:
Alcaraz, E. et al. (2008). El diccionario de términos económicos, financieros y comerciales.
Barcelona: Ariel.
Camp, R. (2001). Benchmarking. México: Panorama Editorial.
Deming, W. (1989). Calidad, productividad y productividad. Madrid: Díaz de Santos
Murgui, S. (2012). Benchmarking en la educación. Recuperado el 27/12/16, en:
http://sanbraya.blogspot.com.ar/?view=classic.
Spendolini, M. (2005). Benchmarking. México: Norma.
Desarrollo:
En el ámbito organizacional, el término benchmarking se traduce como evaluación
comparativa, análisis comparativo, aprendizaje comparativo, etc. También, equivale a
establecer puntos, parámetros, criterios, niveles u objetivos de referencia. Desde este punto de
vista, puede considerarse al benchmarking como la acción para establecer la propia posición
de la organización en función de determinados puntos de referencia. Al respecto, Alcaraz et
al. (2008) definen al benchmarking como un modelo de gestión mediante el cual una
organización compara sus niveles de eficiencia con los procedimientos y sistemas de
organizaciones líderes. El objetivo de esta comparación es buscar e instrumentar las mejores
prácticas organizacionales (Spendolini, 2005). En otras palabras, el benchmarking es un
instrumento eficaz para descubrir, analizar e implementar el modo en que las organizaciones
líderes llevan a cabo sus procesos. Los beneficios de este modelo de gestión son la
identificación y toma de contacto directo con las mejores prácticas con el fin de comparar su
propia práctica, apreciar la brecha existente y la magnitud de los cambios que debe realizar
para mejorar su propio desempeño (Camp, 2001).
Podemos considerar tres tipos de benchmarking de acuerdo a que aspectos quiere comparar
una organización respecto a organizaciones líderes (Spendolini, 2005):
Benchmarking estratégico: Se refiere a comparar las estrategias e identifica los elementos
estratégicos clave del éxito.
Benchmarking operacional: Se comparan los costos y otras variables respecto a la
diferenciación de los productos y/o servicios.
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2. Benchmarking administrativo: Se concentra en funciones como, por ejemplo, la
planificación, los sistemas de información, la logística, la administración de recursos
humanos, etc.
El benchmarking es una herramienta que también puede aplicarse en el ámbito educativo con
el objetivo de mejorar la calidad de las instituciones educativas (Murgui, 2012). Para poder
llevar a cabo un proceso de benchmarking en las mismas es preciso estudiar cuidadosamente
las prácticas de las instituciones educativas más reconocidas con mejor desempeño en un área
en la cual se detecta un problema. Posteriormente, después de un minucioso análisis de las
propias prácticas, se procede a la comparación de las mismas con las de los líderes para poder
así determinar la brecha existente de desempeño, y de esta manera tomar medidas correctivas
apropiadas para reducir la diferencia. En este punto es importante tener en cuenta las palabras
de Deming (1989): “copiar un ejemplo de éxito, sin la comprensión del mismo con la ayuda
de la teoría, podría llevar al desastre”.
No existe una única manera de realizar el benchmarking en una organización, pero si
podemos pensar en dos formas generales de aplicarlo. El primer lugar, puede considerarse el
benchmarking convencional o “uno a uno” en el cual una institución educativa se compara
con otra. En segundo lugar, puede constituirse un club de las mejores prácticas, que consiste
en una comunidad virtual de organizaciones que realizan un benchmarking permanente de
manera conjunta, según las necesidades de cada organización.
En el campo educativo, Murgui (2012) propone las siguientes fases del proceso de
benchmarking de acuerdo a lo desarrollado por Camp (2001):
1. Fase de planeación:
En primer lugar es necesario identificar qué se va a someter a benchmarking. En este
sentido, hay que estudiar cuidadosamente las prácticas de diversas instituciones
educativas con mejor desempeño en un área en la cual se presenta un problema en la
organización. Luego, se seleccionan las instituciones educativas con las cuales se va a
establecer la comparación. Posteriormente, se determina el método para la recopilación
de los datos internos y externos. En este sentido, se establecen criterios para la
recopilación de los mismos a través de la formulación de las siguientes preguntas: ¿qué
se va a comparar mediante el benchmarking?; ¿cómo lo hace la propia institución
educativa?; ¿cómo lo hacen las otras instituciones educativas?; ¿qué hacen mejor?.
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3. 2. Fase de análisis estratégico:
A partir de los datos obtenidos se procede a un minucioso análisis de las propias prácticas
y, luego se procede a la comparación de las mismas con las de los líderes para poder así
determinar la brecha existente de desempeño. Al respecto, existen tres posibles resultados
que son: (a) brecha negativa: significa que las prácticas de las otras instituciones
educativas son mejores, (b) operaciones en paridad: significa que no hay diferencias
importantes en las prácticas, y (c) brecha positiva; las prácticas de la institución educativa
son superiores a las de las otras instituciones educativas con la que se compara.
Una vez que se definieron las brechas negativas de desempeño es necesario plantear las
medidas correctivas necesarias para reducir la diferencia.
3. Fase de integración:
Esta fase corresponde al proceso de utilizar los hallazgos de benchmarking para
establecer objetivos operacionales para el cambio. En primer lugar es necesario
comunicar los hallazgos de benchmarking y obtener la aceptación de los implicados.
Posteriormente, se establecen los objetivos funcionales a partir de la identificación de las
áreas de mejora clave.
4. Fase de acción:
Los hallazgos de benchmarking y los principios operacionales basados en ellos tienen
que convertirse en acción. Es decir, es necesario convertirlos en acciones específicas de
puesta en práctica.
En esta fase se establecen planes de acción a partir de dos consideraciones principales. La
primera de ellas tiene que ver con las tareas y se refieren al qué, el cómo, el quién y el
cuándo. Específicamente, incluyen las siguientes actividades: (a) especificación de la
tarea a realizar, (b) organización de la tarea, (c) asignación de recursos de acuerdo a las
necesidades, (d) definición del programa de mejora, (e) determinación de las
responsabilidades, (f) definición de los resultados esperados, y (g) establecimiento de las
condiciones de supervisión. La segunda se relaciona con las personas y los aspectos del
comportamiento al implantar un cambio. Posteriormente, se implementan las acciones de
mejoras específicas.
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4. 5. Fase de seguimiento y control del proceso:
Se supervisa el progreso de las acciones de mejora. Además, se establece un control
periódico de los resultados, y realiza la evaluación de los logros. En este caso, es
importante que la organización realice una revisión sistemática de sus resultados.
En esta fase es necesario recalibrar los benchmark o puntos de referencia para
mantenerlos actualizados de acuerdo a las condiciones cambiantes, de manera que se
asegure un desempeño efectivo.
La comparación de los objetivos operacionales con los resultados obtenidos ofrece
feedback (retroalimentación) a la fase de análisis estratégico (Fase 2).
6. Fase de madurez:
Esta fase se alcanza cuando se incorporan las mejores prácticas a todos los procesos de la
institución educativa. Además, esta etapa se logra cuando el benchmarking se convierte
en una faceta continua, esencial y autoiniciada del proceso de gestión organizacional, es
decir, cuando se institucionaliza.
En síntesis, el benchmarking es un modelo de gestión que estimula cambios y mejoras en una
organización en base a la información recopilada a través de la comparación del desempeño
propio en relación al desempeño de organizaciones líderes. Es decir, el benchmarking permite
diagnosticar, medir, comparar y evaluar, entre otras cosas, los productos y/o servicios, los
procesos de trabajo, los procesos, etc. de una organización respecto a otras de reconocido
liderazgo, con el objetivo de mejorar su desempeño organizacional. Este proceso debe ser
sistemático, formal y organizado para promover un conjunto de acciones específicas de
mejora continua de la calidad de una organización como, por ejemplo, una institución
educativa.
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