2. Salud Plena
La modernidad, con todas sus conveniencias, parece
estar creando nuevos tipos de enfermedades. La falta
de ejercicio, el procesamiento de alimentos y el uso de
innumerables sustancias químicas, combinados con
la falta de sueño y el aumento del estrés cotidiano,
atentan contra el bienestar básico de muchísimas
personas. La medicina produce milagros
extraordinarios con la ayuda de la tecnología y la
farmacología, pero muy a menudo comete la omisión
de tratar al paciente como un organismo
unidimensional, y dice muy poco sobre la nutrición,
el estilo de vida o el equilibrio mental y emocional del
individuo. Se tratan los síntomas y se descuida el
bienestar total de la persona. Por eso tantas personas
se quejan de sentirse “mal”: cansadas, faltas de
energía, adoloridas de una cosa u otra, o deprimidas.
3. Este malestar general que a tantos afecta no puede curarse con una
pastilla tres veces al día, sino que requiere cambios en todas las áreas de
la vida. Felizmente, es posible analizar los principios fundamentales
que producen la buena salud. Veamos algunos:
Atienda sus necesidades emocionales. La manera en que pensamos es el
aspecto más importante en la salud.
Respire bien. Llene todo su tórax en periodos de respiración profunda.
Tome bastante agua. Se sugiere tomar la mitad del peso corporal en
libras, en onzas de agua pura. Por ejemplo, si usted pesa 180 libras,
debiera tomar 90 onzas líquidas de agua (unos diez vasos).
Coma de acuerdo con su tipo metabólico. Seleccione alimentos
integrales o enteros, no procesados, orgánicos si es posible.
Acuéstese temprano. Conviene acostarse tan pronto pueda después que
se haga de noche. Las horas de la noche son para dormir.
Haga ejercicio todos los días. Nuestro cuerpo necesita actividad física
para estar saludable.
Aminore su ritmo de actividades. Tome tiempo para disfrutar de la
compañía de otras personas. Salga de la ciudad. Disfrute de alimentos
preparados sin apuros.
4. Otra lista similar, conocida desde el siglo XIX, propone ocho remedios naturales: el sol, el
aire puro, el agua (por dentro y por fuera), el reposo, la temperancia, la buena
alimentación y la confianza en Dios. Comentemos los últimos tres:
La temperancia. Se refiere a abstenerse de sustancias dañinas, incluyendo el tabaco, las
drogas, el alcohol. También incluye el principio de usar con moderación aquello que es
bueno. Las dietas que limitan la variedad de los alimentos generalmente son
perjudiciales. Todos hemos escuchado sobre los ayunos de limonada, piña o jugo de piña
o las dietas ricas en proteína como la Atkins o Southbeach.
La buena alimentación. Conviene comer una dieta balanceada, con alimentos de los
tres grupos principales: frutas, proteínas y carbohidratos. Evitar el exceso de grasa y de
azúcar. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ofrece los siguientes
consejos generales:
Consuma la mitad de los alimentos en granos integrales.
Varíe las verduras.
Enfatice el consumo de frutas.
Coma alimentos ricos en calcio.
Escoja proteínas bajas en grasas
Encuentre el equilibrio entre lo que come y su actividad física.
La confianza en Dios. Este remedio natural es ignorado por muchos expertos en la
salud, y puede ser un elemento importante en la obtención del bienestar general. Incluso
muchos creyentes separan las áreas de la salud espiritual de la física, y descuidan la
estrecha conexión entre ambas. En primer lugar, conviene considerar que Dios mismo se
interesa en nuestra salud total. El apóstol Juan escribió: “Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).
5. ¿De qué concepto de salud se está
hablando?
Aunque algunos dicen que salud se refiere a la ausencia de
enfermedades, se trata de algo mas que eso. Se refiere a
estar bien, a vivir en prosperidad física, mental y espiritual.
Según la Biblia, nuestro cuerpo es “templo del Espíritu
Santo” (1 Corintios 6:19); por lo tanto, no debe ser
contaminado por hábitos que lo enferman. Tenemos el
deber de hacer todo lo que podamos para mantener
nuestro cuerpo en la mejor condición; lo que implica que
debiéramos esforzarnos por aprender acerca de las leyes de
la salud y la manera en que el cuerpo funciona.
6. Otro problema bastante común es la falta de energía.
Muchas personas, que gozan de una salud bastante buena,
se sienten cansadas casi siempre y se fatigan fácilmente. En
este caso se recomienda practicar más ejercicio, ya sea
correr, andar en bicicleta, practicar la calistenia o caminar.
Una causa espiritual podría ser la falta de propósito o
hastío.
7. La dieta del cerebro: la alimentación influye en el
estado de ánimo
Hasta hace poco se creía que el sistema nervioso entérico
únicamente tenía fines digestivos y de absorción de los
nutrientes. Sin embargo, hoy sabemos que el "segundo
cerebro" está en estrecha relación con el primero, y
contribuye a determinar nuestro estado mental e incluso
puede desencadenar síntomas específicos. Eso explicaría el
cosquilleo en el estómago que percibimos en situaciones de
ansiedad o que algunas personas traduzcan dicha ansiedad
en problemas como estreñimiento o diarrea. Varios
estudios apuntan al hecho de que parte de nuestras
emociones están vehiculizadas por el tejido nervioso
entérico. Curiosamente, de nuevo, varias expresiones
populares hacen referencia a esta relación desde antaño.