Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
Desigualdad de género en la ciencia
1. Módulo 3
Situación actual de la mujer científica y tecnóloga.
Estereotipos, percepción y expectación social. Dificultades:
techo de cristal, desigualdad de oportunidades, falta de
reconocimiento.
Hoy en día las desigualdades en el mundo de la ciencia siguen siendo patentes. La falta
de orientación y conocimiento, la presencia de estereotipos y expectativas sociales, así
como la falta de oportunidades futuras pueden estar detrás de las bajas tasas de
matriculaciones de mujeres en carreras técnicas y científicas. En este módulo se hará un
análisis objetivo, basado en trabajos científicos, que ponen de manifiesto, y analizan a
través de los datos y estadísticas, las posibles causas de esta realidad.
1.-Sesgo de género en la carrera investigadora
A lo largo de la historia las mujeres hemos tenido serias dificultades para incorporarnos
a ámbitos académicos, culturales, científicos o empresariales. Estas dificultades subyacen
en la percepción que se tenía del rol de la mujer en ciertas épocas. Aunque ese tema de
ha tratado en profundidad en el módulo 1, recogemos a modo de ejemplo lo que decían
ciertos pensadores de otras épocas:
• “Las mujeres, los esclavos y los extranjeros no son ciudadanos”, Pericles
(ateniense, político, siglo V A.C).
2. • “Los niños, los idiotas, los locos y las mujeres no pueden y/o tienen capacidad
para efectuar negocios”. Enrique VIII (rey de Inglaterra, jefe de la Iglesia
Anglicana, siglo XVI).
• “El peor adorno que una mujer puede pretender tener, es ser sabia”, Lutero (siglo
XVI).
Es evidente que hoy en día estos pensamientos están actualmente desechados. La brecha
de género ha ido disminuyendo gracias al esfuerzo y la lucha por los derechos de muchas
de nosotras. Según ‘El Informe Científico de la UNESCO: hacía el 2030’ [1], hoy
podemos decir que dentro del ámbito de estudios superiores las mujeres representan el 53
% del alumnado. Sin embargo, si ahondamos en el desarrollo de la carrera académica e
investigadora esta paridad desciende de forma significativa cuando observamos los datos
en estudios de postgrado, haciéndose la brecha más apremiante dentro de la carrera
investigadora.
Pese a todo el esfuerzo invertido desde la sociedad y las instituciones para conseguir una
plena igualdad dentro del ámbito de las STEM, muchos indicadores señalan la existencia
de un sesgo subyacente que viene determinado por:
• Falta de apoyo profesional
• Falta de referentes femeninos
• Prejuicios de género
• Crecimiento desigual en comparación con los compañeros hombres
En nuestro país, estas diferencias se ven bien reflejadas en los datos del ‘Informe del año
2020 de Mujeres Investigadoras’ realizado por la comisión de Mujeres y Ciencia del
CSIC, donde se recogen los resultados de la presencia de mujeres en distintos ámbitos
dentro de Consejo Superior de Investigaciones Científicas [2].
Este informe nos muestra que, aún existiendo paridad en las primeras fases de la carrera
investigadora, esta se ve significativamente mermada a medida que avanzamos en ella.
Existe una menor representación de la mujer en puestos de liderazgo, y en consecuencia,
3. en la presencia en puestos de responsabilidad. Así, las diferencias en la primera etapa de
la carrera investigadora, la etapa postdoctoral, se sitúan en los 8,2 puntos porcentuales;
sin embargo, esta brecha aumenta enormemente cuando ascendemos en puestos de
responsabilidad, situándose en los 47 puntos porcentuales de diferencia a nivel de
profesores de investigación. Esta tendencia es lo que se denomina gráfica de tijeras
(figura 1).
Esta desigualdad de género tan acuciante nos muestra un techo de cristal donde las
mujeres ven frenadas sus carreras científicas por una serie de obstáculos que son
invisibles a ojos de muchas personas.
Figura 1: Distribución del porcentaje de hombres y mujeres a lo largo de la carrera investigadora. Datos
recogidos en CMyC CSIC 2020.
Figura 2: Ilustración de un techo de cristal, tomado de de Linas Castellanos.
4. En las últimas dos décadas estas diferencias se han ido acercando a un ritmo muy lento,
tan lento que prácticamente es residual. Incluso con los planes de discriminación positiva,
los planes de conciliación o las campañas de motivación, de forma global, la presencia de
mujeres en el campo de la carrera investigadora ha pasado del 31 % en el año 2001, al 36
% en el año 2019 (figura 3).
Un ascenso tan paupérrimo que nos indica que las herramientas utilizadas no solo deben
incidir en el ámbito académico o investigador, sino que deben profundizar en la
percepción social que se tiene del rol de la mujer en la sociedad. Existe una clara falta de
co-responsabilidad en el desarrollo diario de las actividades de convivencia laboral y
familiar.
2.-Comparación histórica de la desigualdad de género en
disciplinas científicas entre países.
Las diferencias de género en el ámbito académico no son solo exclusivas de nuestro país
como nos indica el informe de la UNESCO [1], sino que se dan en la gran mayoría de
países del mundo, incluso en los más desarrollados.
En este sentido, en la Universidad de Princeton se ha realizado un estudio basado en las
diferencias de género en las publicaciones científicas en relación a su número de autores
Figura 3: Evolución de la carrera investigadora en el CSIC. Datos recogidos en CMyC CSIC 2020.
5. masculinos y femeninos, la productividad científica de las mujeres, su reconocimiento
por parte de su ámbito académico de estudio y el salario obtenido por su desempeño
laboral. El estudio es tan robusto que parte de la carrera de publicaciones de 7 863 861 de
científicos y científicas incorporados a la base de datos Web of Science (WoS) entre los
años 1900 y 2016, ofreciendo una forma rigurosa de cuantificar la desigualdad de género
en las publicaciones y citas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) [3].
La falta de información sobre algunas de las variables del estudio ha determinado que los
autores se centren en las publicaciones de científicos y científicas cuyas carreras
académicas se encontraban del año 1955 al año 2010, abarcando 83 países y 13 disciplinas
científicas. Debido a las limitaciones metodológicas, países como China, Japón, Corea,
Brasil, Malasia y Singapur, salieron del estudio. Sus resultados han mostrado que,
paradójicamente, el aumento gradual de la incorporación de las mujeres a las disciplinas
STEM en las últimas décadas ha venido también acompañado de un aumento de la
disparidad de género en relación a la productividad e impacto de sus publicaciones (figura
4). Uno de los resultados más llamativos del estudio muestra que la brecha de género es
más pronunciada entre autores científicos altamente productivos, no podemos olvidar que
estas figuras son las que modulan la percepción de las nuevas generaciones de científicos
y científicas al tratarse de un modelo a seguir.
Los autores proponen que la brecha de género observada puede originarse en un abandono
temporal o total de la carrera académica o investigadora por parte de las mujeres. Esta
imagen integral de la evolución de la desigualdad de género en las publicaciones
académicas puede ayudar a reformular soluciones para la sostenibilidad de la carrera
investigadora de la mujer en el mundo académico.
6. Esta desigualdad de género en las publicaciones académicas es extensible a la mayoría de
los países desarrollados. Aunque cabe remarcar que es mucho más acuciante en países
con un alto nivel de inversión en I + D. Así, las diferencias más elevadas se dan en países
como USA, Australia o UK, que coinciden con países donde la productividad científica
es más alta (figura 5).
Las posibles causas de esta desigualdad se enmarcan en:
• Diferencias en las responsabilidades familiares
• Ausencia de profesionales mujeres en puestos de responsabilidad
• Menor acceso a recursos de investigación
Figura 4: Evolución temporal del número de publicaciones científicas en función al género. Datos
recogidos de [3].
Figura 5: Porcentaje de autores masculinos y femeninos en distintos países. Datos recogidos [3].
7. • Falta de colaboración de compañeros masculinos
• Impedimento para el ascenso en el rango académico.
• Abandono temprano de la carrera investigadora
Aunque los programas de investigación científica sean equivalentes, evidentemente existe
una serie de barreras sistémicas que impiden a las mujeres progresar en sus carreras
investigadoras. Por otro lado, estas dificultades ponen de manifiesto que focalizar los
recursos en motivar a mujeres a realizar disciplinas STEM o motivar a jóvenes
investigadoras no es suficiente si el resultado final es el abandono de la carrera académica
por desigualdades sistémicas. Además, este abandono prematuro genera una
sobrerrepresentación de mentores masculinos perpetuando el ciclo de menor
representación de mujeres en puestos de responsabilidad en el mundo académico.
3.- Infravaloración propia de las mujeres
Las etapas obligatorias de la educación y el bachillerato son críticas a la hora de promover
vocaciones científicas. En estas etapas de la educación la opinión de sus compañeros
puede alterar la elección final de las mujeres por carreras científicas y técnicas.
De un estudio realizado por la Universidad Estatal de Colorado [4] se deduce que, aunque
las mujeres están superando en notas finales a los hombres en Ciencias Físicas y Ciencias
Vida, estos continúan siendo percibidos como iguales o mejores estudiantes. En este
sentido, este estudio demuestra que las mujeres presentan notas finales más altas, si es
necesario buscan ayuda más habitualmente, adquieren mayor cantidad de conocimiento
y en conjunto son mejores estudiantes. Sin embargo, aunque los parámetros objetivos
marcan una clara tendencia, sus compañeros de clase, hombres y mujeres, las seguían
percibiendo como menos capaces, lo que demuestra un grado de infravaloración innato.
Este proceso de infravaloración se ve mucho más marcado en el ámbito de las Ciencias
Físicas en comparación con las Ciencias de la Vida (figura 6).
8. Estos resultados demuestran un persistente sesgo de género en las aulas STEM de
pregrado, que evidentemente puede quedar incorporado en la percepción final del propio
rendimiento de las mujeres, viéndose incapaces para ciertas disciplinas. Por otro lado, un
análisis reciente ha determinado que los trabajos colaborativos dentro del ámbito de las
STEM entre hombres y mujeres aumentan el rendimiento de los estudiantes, sobre todo
entre las mujeres [5]. Sin embargo, este aumento del rendimiento no es suficiente para
disminuir la brecha de género observada, es evidente que en esta brecha subyacen otros
factores.
Sorprende observar como, aún con datos cuantificables, el estereotipo de menor
capacidad de las mujeres continúa siendo un hándicap entre las estudiantes. En muchas
ocasiones se justifica el aumento del rendimiento académico de las mujeres en las STEM
afirmando que “el alumnado masculino se han vuelto académicamente más perezoso y
confiado, mientras que el alumnado femenino trabaja sobre los conceptos más
arduamente”. Esta afirmación refuerza la percepción de que los hombres tienen una
capacidad innata para las disciplinas STEM en contraposición a sus compañeras mujeres,
las cuales deben dedicar un mayor esfuerzo al estudio [6].
Esta subestimación de los alumnos masculinos frente a sus compañeras femeninas
también se ha puesto de manifiesto en un trabajo reciente de la Universidad de
Washington. A partir de datos obtenidos de distintas encuestas demuestran que el
alumnado masculino se señala más entre ellos como mejores estudiantes frente al
Figura 6: Proporción de mujeres señaladas en función de distintos valores en Ciencias de la Vida y en
Ciencias Físicas. Datos recogidos de [4].
9. alumnado femenino, estas últimas termina siendo más objetivas en cuanto a la valoración
de sus propios compañeros (figura 7) [7].
Sin embargo, estos no son los únicos estudios que demuestran que sutiles sesgos de
género favorecen más a los hombres que a las mujeres. En el año 2012, también en la
Universidad de Princeton, se realizó un experimento entre los alumnos y alumnas de los
primeros años del grado Ciencias. El estudio constaba de una participación igualitaria
formada por 127 personas entre hombres y mujeres, y se les pedía que valorasen el
currículum de una persona solicitante para suplir un puesto de responsabilidad en un
grupo de investigación. A la mitad de los participantes se les entregó el currículum de la
persona solicitante con el nombre de un hombre, y a la otra mitad, el mismo documento,
pero con el nombre de una mujer [8]. Todos los participantes del experimento,
independientemente de su género, valoraron al solicitante masculino como más
competente y más empleable que la solicitante femenina, recordemos que ambos
currículums eran idénticos. Los participantes también seleccionaron un salario inicial más
elevado al solicitante masculino que a la solicitante femenina (figura 8).
Figura 7: Proporción de hombres señalados en función del sexo. Datos recogidos de [7].
10. Sorprendentemente, el género no afecto a la decisión de los participantes, hombres y
mujeres presentaron los mismos prejuicios de género. El análisis final determinaba que
era menos probable que se contratara a la solicitante femenina al considerarla menos
competente que su compañero. Se trata de una sutil diferencia que no se basa en el
menosprecio de la solicitante femenina, era apta según todos los resultados, sino que el
solicitante masculino acaparaba un mayor apoyo entre los participantes al experimento.
Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de hacer más visible y participativa a
las mujeres en cuanto a las disciplinas STEM.
4.-Hoy dibujan científicas
Una de las claves para promover a las mujeres dentro de las disciplinas científicas y
tecnológicas es la presencia de referentes donde verse reflejadas. En este sentido, son
muchas las iniciativas que se han desarrollado para despertar vocaciones científicas entre
las alumnas, que serán tratadas y discutidas en más detalle en el módulo 5. Gracias a estas
iniciativas hoy el alumnado de la educación obligatoria es capaz de reconocer a alguna
de ellas. Sin embargo, eso no fue así años atrás. En 1983, David Chambers publicó un
estudio basado en los dibujos de casi 5 000 niños y niñas recogidos entre los años sesenta
y setenta [9]. Los resultados mostraron que los retratos realizados por los niños y niñas
sobre la figura del científico eran mayoritariamente hombres, solo un 1 % del alumnado
dibujó a una mujer como científica (figura 9).
Figura 8: A) Distribución de competencias, empleabilidad y liderazgo respondidas por los participantes en
una escala del 1 al 7. B) Salario inicial asignado a cada solicitante. Datos recogidos de [8].
11. Sin embargo, esta situación parece haber cambiado drásticamente. En un gran estudio
propuesto por Miller y sus colegas [10] se analizan las 78 propuestas de dibujar un
científico realizadas después del informe de Chamber. Los resultados eran
significativamente diferentes después de 1980, donde 3 de cada 10 estudiante retrataban
a mujeres como científicas. Llamaba poderosamente la atención que fuesen los niños y
niñas más pequeños los que eran más propenso a retratar a una mujer como figura
representativa de un científico (figura 9).
5.-Solventar el problema
Es evidente que solventar este problema de es sencillo, implica cambios estructurales en
la sociedad y la percepción que se tiene de los roles de la mujer. Sin embargo, muchas
instituciones están poniendo en marcha una serie de iniciativas cuyo objetivo se centra
en:
Figura 9: Dibujos recogidos por el trabajo de David Chambers.
Figura 9: Dibujos recogidos por el trabajo Miller.
12. Motivación y soporte institucional
Redes de interacción profesional
Promover el liderazgo femenino
Modelos femeninos
Para terminar, os dejamos dos videos que nos han parecido muy motivantes. El primero
es una conversación entre Margarita Salas y María Blasco, dos grandes científicas del
panorama español. El segundo es una conferencia de Marta Macho Stadler, una de las
autoras del blog Mujeres Con Ciencia que veremos en los siguientes módulos.
Referencias:
[1] UNESCO, Schlegel F, editors. UNESCO science report: towards 2030. Paris: UNESCO Publ; 2015. 794 p. (UNESCO science
report).
[2] Informe Mujeres Investigadoras CSIC 2020.
https://www.csic.es/sites/default/files/informe_mujeres_investigadoras-2020.pdf
[3] Junming Huang, Alexander J. Gates, Roberta Sinatra, Albert-László Barabási. Historical comparison of gender inequality in
scientific careers across countries and disciplines (2020). Proceedings of the National Academy of Sciences, 117 (9) 4609-4616; DOI:
10.1073/pnas.1914221117.
[4] Bloodhart B, Balgopal MM, Casper AMA, Sample McMeeking LB, Fischer EV (2020) Outperforming yet undervalued:
Undergraduate women in STEM. PLoS ONE 15(6): e0234685. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0234685
[5] Freeman S., Eddy S. L., McDonough M., Smith M. K., Okoroafor N., Jordt H., et al. (2014). Active learning increases student
performance in science, engineering, and mathematics. Proceedings of the National Academy of Sciences, 111(23), 8410–8415.
[6] Swim J. K., & Sanna L. J. (1996). He's Skilled, She's Lucky: A Meta-Analysis of Observers' Attributions for Women's and Men's
Successes and Failures. Personality and Social Psychology Bulletin, 22(5), 507-519.https://doi.org/10.1177/0146167296225008
[7] Grunspan DZ, Eddy SL, Brownell SE, Wiggins BL, Crowe AJ, Goodreau SM (2016) Males Under-Estimate Academic
Performance of Their Female Peers in Undergraduate Biology Classrooms. PLoS ONE 11(2): e0148405.
https://doi.org/10.1371/journal.pone.0148405
[8] Corinne A. Moss-Racusin, John F. Dovidio, Victoria L. Brescoll, Mark J. Graham, Jo Handelsman (2012) .Faculty's subtle gender
biases favor male students .Proceedings of the National Academy of Sciences,109 (41) 16474-16479; DOI: 10.1073/pnas.1211286109
[9] Chambers D. W. (1983). Stereotypic Images of the Scientist: The Draw a Scientist Test. Science Education, 67(2), 255–265.
10.1002/sce.3730670213
13. [10] Miller, D. I., Nolla, K. M., Eagly, A. H., & Uttal, D. H. (2018). The development of children's gender‐science stereotypes: A
meta‐analysis of 5 decades of U.S. draw‐a‐scientist studies. Child Development, 89(6), 1943– 1955.
https://doi.org/10.1111/cdev.13039