1. Estudiante: Christian Angel González Ramos
2° “B” No. 13
Reporte de lectura:
Smith, Frank (1994), “El club de los que leen y escriben”, en De cómo la educación apostó al caballo
equivocado, Buenos Aires, Aique (Serie de la palabra), pp. 11-29.
Mi título: Un error de la escuela: La enseñanza programática.
Título:
El club de los
que leen y
escriben
Resumen:
La iniciación de un niño en la lectura y escritura nunca
es exclusivamente una cuestión de educación formal,
aun antes de ir a la escuela, gran parte de los niños
saben muchas cosas sobre la lectura y escritura. Los
niños logran enormes aprendizajes sobre la lengua oral
sin una enseñanza formal, aprenden a hablar en la
forma en la que escuchan a sus familiares y amigos y
aprenden a comprender lo que las demás personas
dicen.
Los niños solo aprenden a leer y escribir si son
aceptados en una comunidad de usuarios de la lengua
escrita, al cual ingresan antes de poder leer o escribir
una sola palabra por su cuenta, algo similar a la
comunidad de los usuarios de la lengua hablada donde
se aprende a través de la asociación. Los niños saben
mucho acerca de lo que es leer y escribir antes de ir a la
escuela no mediante programas de aprendizaje,
aprenden sin que nadie se dé cuenta de que están
aprendiendo, participan en un campo creciente de
actividades letradas en la medida que tienen sentido
para ello. Este aprendizaje es: (1) significativo: tiene
sentido, (2) útil: se hace con una finalidad, (3)
permanente y sin esfuerzo, (4) incidental, (5)
cooperativo, (6) vicario: el autor escribe algo y el lector
aprende y (7) libre de riesgos: sin exclusión.
El aula debe ser un lugar lleno de actividades de lectura
y escritura útiles y significativas, en el que es posible la
participación sin evaluación y en el que siempre se
consigue ayuda. Muchos maestros no pueden imaginar
el aula sin evaluación y trabajos programados que lejos
de enseñar a los niños a leer y escribir los convencen de
que son actividades carentes de sentido. Los programas
no establecen actividades significativas para los niños y
los autores de estos programas dan por supuesto que la
alfabetización debe ser enseñada a razón de una
determinada habilidad por vez y su único propósito es
la propia enseñanza y va en contra de las siete
Opinión:
. Las escuelas de formación de
docentes entrenan a los nuevos
maestros para depender de
programas y esto se debe a una
cuestión de poder y confianza,
los maestros necesitan
programas si no confían en que
los chicos van a aprender, si
sienten que deben controlar su
aprendizaje paso a paso y las
personas ajenas al aula insisten
en los programas si no confían
en que los maestros van a
enseñar, si sienten que deben
controlar a cada paso lo que el
maestro hace.
Obligar a un chico a hacer una
actividad penosa o aburrida
solo le enseñara que la
actividad es penosa y aburrida.
Abalanzarse sobre los errores
de lectura y escritura solo hace
que los chicos lean y escriban
menos, la corrección solo vale
cuando ellos la piden. Los
maestros deben tratar de
eliminar los programas en la
medida que les sea posible y
debe reconocer la diferencia
entre instrucción alfabética y
actividades de lectura y
escritura significativas, las
pruebas y ejercicios no son la
lectura y escritura. Todos los
chicos deben de tener la
oportunidad de participar junto
a miembros más
2. Estudiante: Christian Angel González Ramos
2° “B” No. 13
Reporte de lectura:
Smith, Frank (1994), “El club de los que leen y escriben”, en De cómo la educación apostó al caballo
equivocado, Buenos Aires, Aique (Serie de la palabra), pp. 11-29.
Mi título: Un error de la escuela: La enseñanza programática.
Título:
El club de los
que leen y
escriben
Resumen:
La iniciación de un niño en la lectura y escritura nunca
es exclusivamente una cuestión de educación formal,
aun antes de ir a la escuela, gran parte de los niños
saben muchas cosas sobre la lectura y escritura. Los
niños logran enormes aprendizajes sobre la lengua oral
sin una enseñanza formal, aprenden a hablar en la
forma en la que escuchan a sus familiares y amigos y
aprenden a comprender lo que las demás personas
dicen.
Los niños solo aprenden a leer y escribir si son
aceptados en una comunidad de usuarios de la lengua
escrita, al cual ingresan antes de poder leer o escribir
una sola palabra por su cuenta, algo similar a la
comunidad de los usuarios de la lengua hablada donde
se aprende a través de la asociación. Los niños saben
mucho acerca de lo que es leer y escribir antes de ir a la
escuela no mediante programas de aprendizaje,
aprenden sin que nadie se dé cuenta de que están
aprendiendo, participan en un campo creciente de
actividades letradas en la medida que tienen sentido
para ello. Este aprendizaje es: (1) significativo: tiene
sentido, (2) útil: se hace con una finalidad, (3)
permanente y sin esfuerzo, (4) incidental, (5)
cooperativo, (6) vicario: el autor escribe algo y el lector
aprende y (7) libre de riesgos: sin exclusión.
El aula debe ser un lugar lleno de actividades de lectura
y escritura útiles y significativas, en el que es posible la
participación sin evaluación y en el que siempre se
consigue ayuda. Muchos maestros no pueden imaginar
el aula sin evaluación y trabajos programados que lejos
de enseñar a los niños a leer y escribir los convencen de
que son actividades carentes de sentido. Los programas
no establecen actividades significativas para los niños y
los autores de estos programas dan por supuesto que la
alfabetización debe ser enseñada a razón de una
determinada habilidad por vez y su único propósito es
la propia enseñanza y va en contra de las siete
características de aprendizaje; porque estos programas
suponen que todos los niños deben hacer las mismas
Opinión:
. Las escuelas de formación de
docentes entrenan a los nuevos
maestros para depender de
programas y esto se debe a una
cuestión de poder y confianza,
los maestros necesitan
programas si no confían en que
los chicos van a aprender, si
sienten que deben controlar su
aprendizaje paso a paso y las
personas ajenas al aula insisten
en los programas si no confían
en que los maestros van a
enseñar, si sienten que deben
controlar a cada paso lo que el
maestro hace.
Obligar a un chico a hacer una
actividad penosa o aburrida
solo le enseñara que la
actividad es penosa y aburrida.
Abalanzarse sobre los errores
de lectura y escritura solo hace
que los chicos lean y escriban
menos, la corrección solo vale
cuando ellos la piden. Los
maestros deben tratar de
eliminar los programas en la
medida que les sea posible y
debe reconocer la diferencia
entre instrucción alfabética y
actividades de lectura y
escritura significativas, las
pruebas y ejercicios no son la
lectura y escritura. Todos los
chicos deben de tener la
oportunidad de participar junto
a miembros más
experimentados, en actividades
de lectura y escritura