3. El
evangelio
nos habla
de unos
saduceos
que van a
preguntar a
Jesús.
Los saduceos eran ricos materialistas, que
vivían muy cómodos y no creían en la
resurrección. (Lucas 20, 27-38)
4. En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que
niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos
dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer,
pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su
hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y
murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y
así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?
Porque los siete han estado casados con ella.“ Jesús les
contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los
que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de
entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son
como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la
resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo
indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de
Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos,
sino de vivos; porque para él todos están vivos."
5. Le proponen a Jesús
una historia grotesca,
casi para reírse de Él,
pues creen que no les
va a dar una solución.
Decía una ley en el Levítico que, si uno moría sin hijos,
la viuda debía casarse con algún hermano del difunto,
para que el hijo que tuvieran se considerase como del
muerto.
6. Los saduceos le proponen a Jesús un caso posible, pero
ridículo. Uno muere teniendo seis hermanos. La viuda se
va casando con todos, que van muriendo. Luego muere
la viuda.
Y viene la pregunta
a Jesús: “Cuando
resuciten los
muertos ¿de quién
de ellos será la
mujer?” Ellos,
como no creían en
la resurrección, no
lo podían entender.
7. Desgraciadamente esa
ignorancia de
los saduceos
es muy común,
porque en
realidad se
sabe muy
poco, sobre
todo de manera
vivencial,
sobre los
problemas del
más allá.
8. Qué poco saben los hombres
sobre la muerte y el más allá.
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9. Qué poco saben los hombres
sobre la muerte y el más allá.
10. No es que se sepa poco, sino que muchos
viven como si nunca tuvieran que morir.
11. Muchos trabajan sin descanso, pero sólo
para lo terreno, no para la eternidad.
13. Qué poco saben los hombres
sobre la muerte y el más allá.
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14. Un gran problema nuestro es que muchos cristianos,
aun de los que van a misa y a procesiones, muchas
veces viven preocupados sólo por lo material, sin
repercusión en la vida preparatoria para la eternidad.
15. La primera gran verdad que sacamos hoy del evangelio
es que nuestra vida terrena está destinada a otra vida
superior, que la muerte no es muerte total, sino que
esperamos vivir por los siglos de los siglos.
24. La verdad de nuestra
resurrección está
corroborada por la
resurrección de
Jesucristo. Jesús
resucitó, no sólo como
triunfo de su vida, sino
para que creamos que
nosotros podremos
vivir también con Él. Y
esto por los siglos de
los siglos.
25. Desgraciadamente la mayoría de las noticias de
televisión, revistas profanas, nos impulsan a creer que
sólo vale lo material. Hacen creer que son afortunados
los que consiguen pasarlo bien aquí, pero no se
preocupan de lo que será después de la muerte.
26. Cristo triunfó de la muerte resucitando. Esta
palabra “resucitar” significa: ser nosotros
mismos con una vida nueva.
No significa
volver a la
misma vida de
antes, como
fueron las tres
resurrecciones
a tres personas
que realizó
Jesús, según
nos cuentan
los evangelios.
27. Resucitar
tampoco es,
como algunos
creen, una
reencarnación,
como si
tuviéramos un
“alma perdida”,
que necesita
estar en un
cuerpo.
Esto sería un ser sin personalidad. Nosotros
tenemos nuestra personalidad, con la que
resucitaremos cada uno. Otra cosa es el modo:
Nuestra persona será sublimada.
28. Dios iba revelando las verdades de la fe de modo lento,
quedando las más difíciles, como la Santísima Trinidad,
para la revelación particular de Jesús.
29. La resurrección de los
muertos no era conocida en
la mayoría de los libros del
Antiguo Testamento. Pero en
el 2º libro de los macabeos,
escrito hacia el año 150 antes
de Cristo, aparece una
formulación muy clara, en el
martirio de siete hermanos,
que hoy nos trae la 1ª lectura.
2Macabeos 7, 1-2. 9-14
30. En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El
rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer
carne de cerdo, prohibida por la Ley. Uno de ellos habló en
nombre de los demás: "¿Qué pretendes sacar de nosotros?
Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de
nuestros padres.“ El segundo, estando para morir, dijo: "Tú,
malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos
muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida
eterna.“ Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la
lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y
habló dignamente: "De Dios las recibí, y por sus leyes las
desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios”. El rey y su corte
se asombraron del valor con que el joven despreciaba los
tormentos. Cuando murió este, torturaron de modo semejante al
cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo: "Vale la pena morir a
manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos
resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida."
31. El mensaje que el autor sagrado quiere dar a los israelitas
es que vale la pena ser fieles a la ley, aunque sea en
cosas que parecen pequeñas, para poder resucitar.
Ser fieles
a la ley
era ser
fieles a
Dios.
32. Cuando se habla de resucitar, se quiere expresar el tener
otra vida más especial, unidos con Dios, aunque en aquel
tiempo era muy difícil saber en qué consistiría esa nueva
vida.
Sobre esa
nueva vida
nos
hablaría
Jesucristo.
33. Esa nueva
vida
comenzó
con la
resurrección
de Jesús.
Y como nos dice el prefacio pascual: “Cristo muriendo
destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida”.
San Pablo dirá: Como por un hombre vino la muerte, por
un hombre viene la resurrección de los muertos”.
34. Cuando la Iglesia habla de la resurrección habla de una
vida totalmente nueva, en relación con la vida anterior.
Por eso, cuando Jesús les va a explicar un poco a los
saduceos les dice: “No entendéis”.
Y les dice
que lo del
sentido
del
matrimonio es
diferente.
35. El matrimonio aquí en esta vida es como un signo de
imperfección. Es necesario para la continuación de la
raza humana. Allí no será necesario. No quiere decir que
se desconozcan y que no gocen por el bien matrimonial
anterior; pero será un amor sublimado, porque seremos
“como ángeles”.
Nuestra
vida será
mucho
más
perfecta
y gozosa
en el
cielo.
36. Ser “como los ángeles” significa que allí no hay
limitaciones materiales: no se sufre, no se come,
no se procrea, no se muere.
37. Ante esta realidad de la resurrección, no
basta creer. Hace falta ser consecuentes
con esta creencia.
Si uno no cree en la
resurrección y piensa
que todo se termina con
la muerte, lo natural es
que piense gozar lo más
posible aquí, ignorando a
los demás o no
preocupado si el otro
goza o no. Le será difícil
sacrificarse por los
otros. Y crecerán las
venganzas, etc.
38. Cuando uno cree de verdad que hay otra vida y que
resucitaremos para esa vida eterna, debe vivir fiel y
consecuentemente con esa verdad. Creer de verdad en la
vida eterna nos cuestiona toda nuestra vida actual.
39. Jesús es el ejemplo del
triunfo de la vida sobre la
muerte. Por eso es
también el ejemplo de
nuestro comportamiento
en esta vida. La
resurrección de Jesús no
fue un hecho aislado. Fue
el final de toda una vida
resucitada.
40. También nosotros
debemos vivir con
una vida
resucitada.
Significa un modo
especial de vivir y
de enfrentarse
con los
problemas de la
vida con nueva
seguridad, paz y
alegría. Como
vivían los santos.
41. Creer en la resurrección no es sólo una proclamación,
sino una postura práctica, que se debe reflejar en toda
nuestra existencia. Si el cristiano cree en la resurrección,
debe demostrarlo ante el mundo, más que con las
palabras, con los hechos de vida.
42. Muchos creen que
nacemos para
morir; pero
terminamos
proclamando ante
el Creador que la
muerte es el
principio de otra
vida. Por eso, si
morimos es
PARA VIVIR.