1. UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE SANTIAGO, UTESA
SISTEMA CORPORATIVO
Recinto Santo Domingo de Guzmán
Facultad de Ciencias de la Salud
Escuela de Medicina
TRATAMIENTO PARA LAS HEPATITIS
Viral aguda y crónica
Presentado por:
Darlin Collado
Santo Domingo, DN.
República Dominicana
Septiembre, 2021
Darlin Collado. MI
Ya que las posibilidades terapéuticas en la hepatitis viral aguda son limitadas y dado que el tratamiento antiviral de la hepatitis viral crónica es complicado, costoso y no resulta efi caz en todos los enfermos, el énfasis se centra en la prevención mediante inmunización. El planteamiento de la profilaxia es diferente para cada tipo de hepatitis viral. En el pasado, la inmunoprofilaxia se basaba sólo en la inmunización pasiva con preparaciones de globulinas que contenían anticuerpos y que habían sido sometidas a purificación por medio de fraccionamiento con etanol en frío a partir del plasma de centenares de donantes normales. En la actualidad,
la inmunización activa con vacunas contra las hepatitis A y B es el método preferido de prevención.
Se dispone de inmunización pasiva con inmunoglobulina (Ig) y de inmunización activa con una vacuna de virus muertos. Todas las preparaciones de Ig contienen una concentración suficiente de anti-HAV para ser protectoras. Cuando se administra antes de la exposición o durante la fase inicial del periodo de incubación, la Ig previene la hepatitis A clínicamente manifi esta. Para la profilaxia posexposición de contactos cercanos (en el hogar, la actividad sexual o en instituciones) de personas con hepatitis A, se recomienda administrar 0.02 mL/kg lo antes posible después de la exposición; este proceder es efi caz hasta dos semanas después de la exposición. No es necesario establecer una profilaxia para los contactos ocasionales (ofi cina, fábrica, colegio u hospital), en la mayoría de los ancianos, que probablemente serán inmunes, ni en los portadores conocidos de anti-HAV en suero.
Si puede administrarse al menos cuatro semanas antes de que se vaya a producir una posible exposición, como un viaje a una zona endémica, la vacuna contra la hepatitis A constituye el método de elección para la inmunoprofi laxia preexposición. Si el viaje es más inminente, debe administrarse Ig (0.02 mL/kg) en un sitio de inyección distinto, junto con la primera dosis de vacuna. Dado que la vacuna proporciona una protección muy duradera (pueden mantenerse concentraciones protectoras de anti-HAV hasta 20 años después de la vacunación), las personas en riesgo permanente (p. ej., que viajen con frecuencia a áreas endémicas o que residan en ellas durante periodos prolongados) deben vacunarse.
En vista de que con la vacuna se obtiene protección de larga duración y es más sencilla de usar, en 2006 el Immunization Practices Advisory Committee del Public Health Service de Estados Unidos, se pronunció a favor del uso de la vacuna contra hepatitis A en vez de IG para la profilaxia después de exposición de personas sanas de dos a 40 años de vida; en el caso de personas de menor edad o de mayor edad, en pacientes con inmunodepresión y sujetos con hepatopatía crónica, se continuará el uso de inmunoglobulina concentrada (IG).
Una combinación de esta vacuna de hepatitis A y la vacuna de la hepatitis B, TWINRIX, está indicada para la protección simultánea contra estos dos virus en los adultos (edad ≥18 años). Cada dosis de 1.0 mL contiene 720 ELU de vacuna de la hepatitis A y 20 μg de vacuna de la hepatitis B. Estas dosis son recomendadas en los meses cero, uno y seis. b Unidades de enzimoinmunoanálisis.
Hasta 1982, la prevención de la hepatitis B consistía en la inmunoprofi laxia pasiva, ya fuera con Ig ordinaria, que tenía un bajo contenido de anti-HBs, o con inmunoglobulina de la hepatitis B (HBIG, hepatitis Bimmunoglobulin), con título alto de anti-HBs. Nunca se ha demostrado, y sigue siendo cuestionable, la efi cacia de la Ig ordinaria; se ha puesto incluso en duda la eficacia de la HBIG, demostrada en varios ensayos clínicos, y su contribución parece limitarse a reducir la frecuencia de la enfermedad clínica, no a prevenir la infección. La primera vacuna para la inmunización activa, que apareció en 1982, se obtuvo a partir de partículas esféricas de 22 nm purifi cadas no infecciosas de HBsAg, extraídas del plasma de portadores sanos de HBsAg. En 1987, la vacuna obtenida del plasma fue sustituida por una vacuna obtenida por ingeniería genética a partir de una levadura recombinante. Esta última vacuna está formada por partículas de HBsAg
no glucosiladas,
La profilaxia contra la hepatitis B previa a la exposición en situaciones de exposición frecuente (profesionales dedicados a la atención de la salud que están en riesgo de contacto con sangre; policías preventivos; pacientes y personal de unidades de hemodiálisis; personas que viven o trabajan en instituciones dedicadas a la atención de minusválidos; usuarios de drogas inyectadas; presos con largas condenas de reclusión; personas con múltiples parejas sexuales o que tienen enfermedades de transmisión sexual; varones que tienen relaciones sexuales con varones; enfermos que, como los hemofílicos, necesitan tratamiento prolongado con cantidades altas de hemoderivados; contactos domésticos y sexuales de personas con infección crónica con HBV; personas que viven en zonas endémicas o que viajan con frecuencia a éstas; niños menores de 18 años que no hayan sido vacunados,
personas nacidas en países con prevalencia ≥2% de infección por HVB; individuos con hepatopatía crónica; sujetos <60 años de edad
con diabetes mellitus [los que tengan ≥60 años, a discreción del médico]; individuos con nefropatía terminal; personas con infección por VIH), se
recomiendan tres inyecciones IM (en el deltoides, no en el glúteo) de vacuna contra la hepatitis B en los meses cero, uno y seis . El embarazo no supone una contraindicación para recibir la vacuna.
Hay dos vacunas recombinantes contra la hepatitis B que son semejantes. Una de ellas contiene 10 μg de HBsAg (Recombivax-HB) y la otra,
20 μg de HBsAg (Engerix-B).
En las personas no vacunadas que se exponen al HBV se recomienda profi laxia después de la exposición con una combinación de HBIG (para obtener en forma rápida títulos altos de anti-HBs circulante) y de vacuna contra la hepatitis B (para conseguir una inmunidad duradera y aprovechar la posible eficacia de la vacuna para atenuar la enfermedad clínica si se administra tras el contagio). En el caso de la exposición perinatal de niños nacidos de madres HBsAg-positivas se debe administrar por vía IM una sola dosis de 0.5 mL de HBIG en el muslo inmediatamente después del nacimiento, seguida de un ciclo completo con tres inyecciones de vacuna recombinante contra la hepatitis B la primera de las cuales se administrará dentro de las primeras 12 h de vida. En las personas que hayan sufrido una inoculación percutánea directa o una exposición transmucosa a sangre o líquidos corporales positivos para HBsAg (p. ej., punciones accidentales con aguja, otras inoculaciones a través de una mucosa o ingestión), se administrará lo antes posible una dosis única intramuscular de 0.06 mL/kg de HBIG, seguida de un ciclo completo de vacunación contra la hepatitis B
que se iniciará antes de que transcurra una semana. En las personas que hayan sufrido una exposición por contacto sexual con un enfermo con hepatitis
B aguda, debe administrarse una sola dosis por vía IM de 0.06 mL/kg de HBIG antes de que hayan pasado 14 días desde la exposición.
No se sabe cuánto dura exactamente la protección de la vacuna contra la hepatitis B; sin embargo, alrededor de 80 o 90% de los sujetos con buena respuesta inmunitaria que han sido vacunados conserva tasas protectoras de anti-HBs durante al menos cinco años, y de 60 a 80% durante 10 años, y se ha corroborado que los anticuerpos protectores persisten al menos 20 años después de la vacunación en la lactancia. Después, incluso si deja de detectarse el anti-HBs, persiste la protección contra la hepatitis B clínicamente manifi esta,
Hepatitis C
Se ha comprobado que la Ig no previene de manera eficaz la hepatitis C y ya no se recomienda su uso en la profilaxia posterior a la exposición en casos de exposición perinatal, por punción o por vía sexual. Si bien se ha obtenido un prototipo de vacuna que induce anticuerpos contra las proteínas de la envoltura del HCV, actualmente en la práctica no es factible utilizar ninguna vacunación contra la hepatitis C.
Se ha logrado prevenir la hepatitis C asociada a transfusión por medio de una serie de medidas aplicadas a lo largo del tiempo: exclusión de los donantes que venden su sangre y utilización del suministro proporcionado por donantes voluntarios; estudio sistemático de la sangre donada con marcadores sustitutos, como la ALT
(que ya no se recomienda) y el anti-HBc, que son marcadores que identifi can un segmento de la población de donantes con un riesgo alto de sufrir infecciones de transmisión sanguínea; exclusión de donantes pertenecientes a grupos de alto riesgo de sida y aplicación de pruebas de detección de antiVIH y análisis cada vez más sensibles para detectar infecciones por HCV.
En el caso de las parejas sexuales monógamas y estables, la transmisión sexual de la hepatitis C es poco probable y no se recomiendan métodos preventivos de barrera. En las personas con múltiples parejas sexuales o con enfermedades de transmisión sexual, el riesgo de adquirir la hepatitis C es mayor, por lo que se recomienda el uso de métodos de barrera (preservativos de látex). Una persona con hepatitis C no debe compartir con sus parejas sexuales y los miembros de su familia instrumentos como navajas de afeitar, cepillos de dientes y cortaúñas. No se recomiendan precauciones especiales en el caso de los niños nacidos de madres con hepatitis C y no es necesario restringir la lactancia materna.
Hepatitis E
Aún no se confirma si la IG previene la hepatitis E. Se creó una vacuna del genotipo 1 recombinante segura y eficaz, que protege también contra otros genotipos y está disponible en regiones endémicas, pero no en Estados Unidos.
HEPATITIS B CRÓNICA
Si bien es más probable que la hepatitis B avance a cirrosis cuando es grave que cuando es leve o moderada, todas las variedades de hepatitis B crónica pueden ser progresivas, sobre todo en individuos con replicación activa del HBV. Además, en poblaciones de enfermos de hepatitis B crónica que están en peligro de presentar carcinoma hepatocelular , el riesgo alcanza su nivel máximo en los que tienen replicación ininterrumpida y de alto nivel del HBV, y es menor en personas que
tenían en un principio DNA del HBV en nivel alto y que disminuyó en forma espontánea con el paso del tiempo. Por tanto, el tratamiento de la hepatitis B crónica se centra en contener el nivel de replicación del virus. Si bien los estudios clínicos tienden a centrarse en los criterios de valoración clínicos que se alcanzan en uno a dos años de corto plazo se traducen en disminución del riesgo de progresión clínica, descompensación hepática y muerte. Hasta la fecha se han autorizado cinco fármacos para tratar la hepatitis B crónica: el interferón (INF) α inyectable; el interferón pegilado [IFN de acción prolongada unido a polietilenglicol (PEG), conocido como PEG IFN], y los fármacos orales lamivudina, adefovir dipivoxilo, entecavir, telbivudina y tenofovir.
HEPATITIS C CRÓNICA
El tratamiento de la hepatitis C crónica ha evolucionado en forma sustancial en los últimos 20 años desde que se introdujo el IFN-α para esta indicación. Los recursos terapéuticos han aumentado y ahora incluyen el PEG IFN con ribavirina, y en 2011 se introdujeron los inhibidores de la proteasa telaprevir y boceprevir usados en combinación con PEG IFN y ribavirina en pacientes con el genotipo 1 de HCV. Cuando se aprobó por primera vez, el IFN-α se administraba por inyección subcutánea
tres veces por semana durante seis meses, aunque alcanzaba una respuesta virológica sostenida.
La ribavirina sola no es eficaz ni disminuye los niveles de RNA del HCV, pero mejora la eficacia de IFN porque disminuye la posibilidad de recidiva virológica una
vez que se alcanza la respuesta al final del tratamiento.
La administración de interferón origina la activación de la vía de transducción de señales JAK-STAT que culmina en la elaboración intracelular de genes y sus productos proteínicos que poseen propiedades antivirales. Las proteínas de la hepatitis C inhiben la señalización de JAK-STAT en varias fases de toda la vía y el interferón exógeno restaura la expresión de los genes estimulados por interferón, así como sus efectos antivirales.
El tratamiento con la combinación de PEG IFN y ribavirina incrementó el grado de respuesta hasta 55% en forma general, >40% en genotipos 1 y 4 y a >80% en genotipos 2 y 3. Aun así, el interferón solo y en combinación con ribavirina han aportado muchos datos importantes en cuanto al tratamiento antiviral contra la hepatitis C crónica.