1. La práctica educativa es una actividad dinámica, reflexiva, es un intento de hacer
planeada, organizada y eficaz la educación para que se convierta en una práctica
efectiva coherente con sus propósitos.
Teniendo en cuenta lo anterior, el enfoque de trabajo que se enmarca de mejor
manera a mi práctica educativa es el aprendizaje vivencial, es decir aprendiendo
sintiendo, viviendo y haciendo. Donde los estudiantes comparten sus vivencias,
donde nos permite extraer de cada estudiante sus habilidades, competencias,
estilo propio, a través de las diferentes experiencias que las acciones formativas
presentan. Fortaleciendo de esta forma no solo los contenidos temáticos, sino su
actitud frente a problemas y el trabajo en equipo.
Esta práctica educativa es muy relevante, ya que en gran medida condicionan y
hasta determinan aspectos tan importantes como la identidad, los talentos y
debilidades, el tipo de relaciones, el carácter, la elección de una profesión y el
desempeño en la misma, los sueños y aspiraciones. Los estudiantes pasan de ser
espectadores, a ser los protagonistas.
Los estudiantes en el aula forman grupos de trabajo en el área de sociales donde
debatimos y opinamos sobre diferentes temáticas, lo cual ayuda a desarrollar el
pensamiento crítico, además de eso algunas veces asocian acontecimientos con
cotidianidades, donde exponen sus experiencias y vivencias al respecto.
En conclusión, este tipo de prácticas educativas son enriquecedoras tanto para el
estudiante como para el profesor, pues permite un acercamiento un poco más
horizontal entre ambos. Permitiendo conocer un poco más a nuestros pupilos y de
2. esta forma buscar estrategias de aprendizaje – enseñanza que se adapte un poco
más a cada uno de ellos; conociendo sus particularidades, su identidad, su forma
de pensar y aprender.