Este documento ofrece información sobre los tics y su relación con el TDAH. Explica que los tics son movimientos involuntarios que suelen presentarse en la infancia de forma transitoria. Aunque a veces pueden cronificarse e interferir con la actividad del niño. También ofrece recomendaciones para afrontar los tics en el entorno escolar y familiar, como ignorarlos en la medida de lo posible, ofrecer descansos durante las tareas o permitir alternativas para las evaluaciones. Finalmente, recomienda ser tolerantes dado que los tics
2. Los tics son el trastorno del movimiento más frecuente en la
infancia. Se presentan en múltiples formas y son, en general,
benignos. Habitualmente son transitorios y desaparecen
solos, sin precisar medicación. Sin embargo, en ocasiones,
pueden cronificarse y llegar a interferir en la actividad
habitual del niño, repercutiendo en su dinámica familiar y
escolar.
Se dan con más frecuencia en los niños de entre 8 y 12 años,
y son muy raros en niños menores de 7 años. Por lo general
los tics desaparecen después de la adolescencia. Podemos
encontrar tics de diversas etiologías:
No neurofisiológica. se generan a partir de movimientos que en un
principio se repetían de forma voluntaria.
Neurofisiológica: síndrome de Tourette.
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3. Los tics son variados, se dividen en motores y vocales o fónicos. Entre
Los motores predominan en cabeza, cuello y hombros, pero pueden
afectar a cualquier parte del cuerpo. Los fónicos consisten en sonidos
en los que predomina el carraspeo y los sonidos guturales, aunque
también pueden ser palabras o frases elaboradas.
En el niñ@, su curso es ondulante, de modo que se alternan fases
buenas y malas, de unos 3-4 meses de duración. Las mayores
consecuencias de los tics no son físicas, sino más bien sociales
motivadas por la repercusión que tienen en el hecho de cómo los viven
tanto el sujeto como su entorno.
En el 75% de los casos los tics se inician entre los 4 y 10 años de
edad. Es raro el inicio antes de los 2 años o después de los 18 años. En
estas situaciones debe sospecharse si no se trata de movimientos
anormales similares a tics o si son tics secundarios. El cuadro puede
iniciarse con cualquiera de entre la variedad de tics, aunque el más
frecuente ese el cierre de los párpados.
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4. El origen aún no es bien conocido. Hace años se pensaba que la causa
era exclusivamente psicológica, pero en la actualidad hay evidencias
suficientes para pensar en un factor genético en el origen de los tics,
especialmente los crónicos. Estas alteraciones genéticas podrían
alterar el funcionamiento normal de los neurotransmisores (sustancias
químicas que transmiten los estímulos entre las neuronas), provocando
así la aparición del tic. No obstante, aún no se ha podido identificar
ningún gen concreto, y los estudios realizados en familias con varios
miembros afectados sugieren la intervención de diversos genes
(herencia poligénica), así como una influencia decisiva de los factores
ambientales en la aparición y mantenimiento de los tics.
Estos factores ambientales son también evidentes a través de la
observación de los tics: se incrementan con el estrés y disminuyen con
el reposo. Además, los niños mayores suelen describir una situación de
disconformidad inespecífica que se alivia al realizar el tic, es decir,
sienten la "necesidad" de hacerlo.
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5. Este fallo en las funciones inhibitorias posiblemente sea el vínculo
común con los trastornos tan frecuentemente asociados a los tics,
tales como el TDAH o el TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo).
En primer lugar, hay que diferenciar los tics de otros trastornos del
movimiento que pueden ser parecidos, por lo que deberá ser el
especialista el que confirme el diagnóstico, sobre todo en los tics de
larga evolución.
Sólo un pequeño porcentaje de los tics está causado por lesiones
cerebrales o enfermedades neurológicas, pero estos pacientes
presentan unos síntomas asociados bastante evidentes, que ayudan al
neurólogo a realizar el diagnóstico. Pueden aparecer tras un
traumatismo craneal, como efectos secundarios de algunos fármacos,
tras ciertas enfermedades infecciosas o en algunos casos de
discapacidad intelectual, autismo, etc.
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6. Finalmente, hay que considerar que, en ocasiones, los tics crónicos
pueden estar asociados a otros procesos, tales como comportamientos
obsesivos, ansiedad, depresión, déficit de atención con hiperactividad,
trastornos del sueño y dificultades de aprendizaje. Esta patología
asociada deberá ser correctamente evaluada y tratada por el neurólogo
o el psiquiatra infantil, con el apoyo psicológico y pedagógico
necesarios.
Los tics pasajeros de la niñez no se tratan. El hecho de llamar la
atención del niño sobre un tic puede empeorarlo o hacer que continúe.
Un medio ambiente sin estrés puede hacer que los tics ocurran con
menos frecuencia y ayudarlos a desaparecer más rápidamente. Los
programas de reducción del estrés también pueden servir.
Como hemos visto, un número significativo de niñ@s con TDAH
presentan tics, motivo por el cual, parece necesario y oportuno dar una
serie de recomendaciones breves de cómo afrontarlos.
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7. En primer lugar, sería aconsejable comprender que según el conocimiento vigente, los
tics son una afección de naturaleza orgánica, que no se deben a dificultades neuróticas,
ni a deficiencias educativas de crianza ni a otras tantas explicaciones ambientalistas de
creencias pasadas.
El niñ@ que sufre tics, puede, sin embargo, ejercer cierto control sobre ellos con el fin
de disminuirlos por tiempos breves, aunque esto habitualmente le causa gran tensión.
Por otro lado, las situaciones de exposición y de ansiedad en general pueden
incrementarlos e incluso dispararlos.
Existen diversos fármacos para tratar los tics, pero no siempre es necesario utilizarlos.
El tratamiento de un niño con tics ha de ser individualizado, y se ha de reservar para los
casos en que el tic trastorne, por su forma o intensidad, la actividad diaria del paciente.
Además, deberán ser limitados en el tiempo, y retirarse tan pronto como se observe un
control eficaz de los síntomas. Se ha de tener en cuenta que los medicamentos no curan
los tics, tan sólo los controlan, y que muchos tics desaparecen espontáneamente tras
cierto tiempo de evolución.
Por todo ello, es necesario que detectar cuáles son las situaciones que aumentan la
posibilidad de que el niño manifieste tics y cuáles le resultan útiles para moderarlos.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es necesario exponer a continuación unas
RECOMENDACIONES con la única finalidad de poder afrontar con cierta garantía el
tratamiento de los tics, tanto en el entorno académico como en el familiar:
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8. Ignorar los tics en la medida de lo posible. No los observe y no haga
comentarios sobre ellos, ya que tal actividad los hará incrementar.
Si el niño tiene un `ataque` intenso de tics permitir que se retire a algún
sitio tranquilo y con supervisión. Aunque esto, nunca debe interpretarse
como un castigo (aislamiento o time out) sino como una oportunidad para
relajarse.
En las tareas de escritura, lectura y evaluaciones es necesario proveer
tiempo extra para afrontar las actividades y/o asegurarle que dispondrá de
él si no ha terminado el trabajo como producto de tics tales como:
cabeceos, guiños, contorsiones, etc. Una acomodación tan sencilla y
simple como esta, ha demostrado su eficacia para mejorar
significativamente el rendimiento de estos niños.
En algunas ocasiones los niños deben ser evaluados en un espacio aparte.
RECOMENDACIONES
9. En muchas ocasiones deben ofrecer información a los compañeros de clase del niño
con tics de la naturaleza del trastorno. Enfatizando que se trata de movimientos
involuntarios y que le ayudarán aceptándolo de manera natural. La comprensión del
grupo de compañeros deberá llevar a que sean capaces de `ignorar` los tics y
eviten hacer chistes.
Si el niñ@ con tics es molestado a causa de ellos, el docente debe tener siempre
una intervención activa.
En ocasiones, los tics dificultan seriamente que el niñ@ pueda prestar atención
durante las explicaciones, por lo tanto, puede ser útil evaluar alternativas: si leer
para el niñ@ por sus continuos cabeceos o guiños es difícil, pueden utilizarse
reproducciones grabadas que la familia u otro niñ@ graben para él/ella o le lean.
Es esencial ser cautos con esta recomendación porque muchos niñ@s con tics
quieren ser como los demás y se pueden resentir en situaciones como esta.
Cuando los niñ@s presentan tics fónicos deben llegar a un acuerdo con él, si se le
ha de pedir que lea en voz alta delante de los compañeros. La actividad,
ocasionalmente, puede hacerse a solas aunque por otro lado no deben olvidar el
ser creativo en otras formas de lectura grupal (leer en coro) son muy útiles y no
interfieren tanto en la conducta del niñ@.
RECOMENDACIONES
10. En el caso de que los tics le impidan escribir de manera apropiada
en las asignaciones prolongadas, en las evaluaciones pueden
recurrir a combinar métodos orales y periódicamente, permitir que
un compañero tome notas por ejemplo con un papel de calco.
Un niñ@ con tics, especialmente cuando se presenta de manera
frecuente e intensa, va generando y acumulando rápidamente
tensión, por lo tanto será necesario realizar descansos durante las
tareas.
En las situaciones que demandan o precisan quedarse quietos y
callados, estos niñ@s habitualmente se sienten presionados con
facilidad e incrementan los tics, como por ejemplo en la biblioteca,
en actos públicos, etc., por lo que en la medida de lo posible se le
debe permitir eximirse de participar en estas actividades.
RECOMENDACIONES
11. Prestar atención a los efectos del tratamiento farmacológico
y a cómo se distribuye durante el día es de vital importancia,
ya que muchos fármacos cuánto mejor neutralizan los
mismos, más afectan al comportamiento cognitivo del niño
originando que disminuya el nivel de alerta, somnolencia, etc.
En muchas ocasiones, algunos niñ@s tienen como tic la
tendencia compulsiva a tocar, golpear objetos o tocar
personas.
Es esencial ser tolerantes siempre porque los tics en
ocasiones no responden bien a ningún tratamiento.
RECOMENDACIONES
12. Tics: espectro clínico. R. Calderón. Revista de Neurología 1995;
23(supl 3):355-8
Neurología Pediátrica (2ª ed). K.F. Swaiman. Mosby/Doyma ed,
Madrid 1996
González Lajas J. J. (2010) "Tics y TDAH ¿Cómo conviene
afrontarlos?
BIBLIOGRAFÍA