tema sobre los cambios y transformaciones que está sufriendo el mundo rural europeo, y el español, en particular. Se orienta a adolescentes de 17-18 años.
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DINÁMICAS RECIENTES DEL MUNDO RURAL
1. DEFINICIÓN DE MUNDO RURAL
El concepto “mundo rural” hace referencia al conjunto de actividades y características
del espacio rural, que podemos definir en función de dos criterios:
- Es un espacio con baja densidad de población, amplio y continuo. Según la
OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) los
territorios rurales tienen menos de 150 habitantes por km2.
. Por el contrario, el
territorio urbano, que es antónimo de rural, es reducido y puntual, como el
espacio que ocupa una ciudad, y está densamente poblado.
- Según las actividades que se desarrollan en él, el peso que en el mismo tienen
los usos artificiales del suelo y la morfología de sus hábitat, el territorio rural se
caracteriza por que las actividades agrarias tienen un peso relativo importante,
los usos del suelo artificiales lo tienen pequeño, y sus municipios son
relativamente pequeños.
2. EL MUNDO RURAL: UN MUNDO EN TRASFORMACIÓN
Las áreas rurales se encuentran en un proceso de cambio acelerado, que algunos
autores llaman de “reestructuración”. Los principales cambios son:
1. Las actividades agrarias están perdiendo progresivamente cada vez más
importancia. Paralelamente cada vez es mayor el desarrollo de actividades del
sector servicios e industrial. Una de las manifestaciones más claras de esta
transformación es la extensión de:
i. La agricultura a tiempo parcial.
ii. Nuevas fuentes de recursos complementarias de las rentas obtenidas
de las actividades agrarias.
2. La deslocalización industrial. Desde los la años setenta del siglo pasado la
industria está saliendo de las ciudades e instalándose en zonas próximas o no,
pero siempre bien comunicadas, donde hay mano de obra disponible por el
descenso de la población activa que se dedica a las actividades del sector
primario.
3. El elevado precio del suelo en las ciudades, la instalación de zonas de servicios
en las periferias de las ciudades, la extensión de la llamada “sociedad del
automóvil”, la expansión de los puestos de trabajo a las zonas rurales próximas
a las ciudades, así como el desarrollo de potentes sistemas de transporte, están
dando lugar a una masiva salida de población joven desde los barrios
tradicionales de las ciudades hacia urbanizaciones de las zonas rurales próximas
o bien comunicadas con estas. Con este proceso de urbanización están llegando
actividades de servicios (áreas comerciales, servicios médicos, colegios, etc.).
4. El aumento del nivel de rentas en España ha originado el de la demanda de
actividades de ocio y turismo, muchas de las cuales se desarrollan en el mundo
rural. Paralelamente, en los últimos años se ha generalizado una valoración
positiva del medio natural, que se considera ideal para la realización de
actividades lúdicas, deportivas, de ocio, etc. De esta manera, el mundo rural se
convierte en territorio para las actividades de ocio y turismo.
Las políticas agrarias buscan nuevas fuentes de renta para los habitantes del mundo
rural, trabajan sobre la idea de una actividades agrarias “multifuncionales”: no
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orientadas exclusivamente a la producción de la agricultura y la ganadería, sino que las
compaginen el cuidado medioambiental, el turismo, la comercialización directa de
productos típicos, el desarrollo de artesanías tradicionales, la explotación de la caza, el
excursionismo, etc.
En conclusión, en el mundo rural se pueden encontrar cinco situaciones:
a. Zonas regresivas demográficamente, muy envejecidas y especializadas en
unas actividades agrarias escasamente competitivas, con escasa accesibilidad y
que no son atractivas para el mercado turístico. Son zonas del oeste de la
Meseta y las zonas orientales del Macizo Galaico-leonés, y amplias zonas del
Sistema Ibérico, a las que hay que añadir zonas del valle del Guadiana y del
Noreste andaluz.
b. Zonas rurales progresivas, que basan su desarrollo en el atractivo ambiental
que genera actividades exclusivamente turísticas. Se trata de zonas pirenaicas,
ibéricas y enclaves del litoral cántabro.
c. Zonas rurales que tienen un poderoso crecimiento por la deslocalización de
población y actividades desde las grandes ciudades. Las observamos en un
amplio anillo en torno a Madrid y Barcelona, en la región vasca, el valle del Ebro
y el entorno a Valencia.
d. Zonas rurales en las que se conjuga la deslocalización de actividades desde
las ciudades y el desarrollo turístico clásico (sol y playa). Las encontramos a lo
largo de todo el litoral levantino y los dos archipiélagos.
e. Zonas con actividades agrarias competitivas que generan progresos
demográficos. También acusan fenómenos de deslocalización desde las
ciudades. Las tenemos en Murcia y Almería, así como en enclaves extremeños y
zonas de La Mancha.
3. EL PESO DE LAS ACTIVIDADES AGRARIAS EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
Las actividades agrarias, en España, en la actualidad, aportan al PIB un poco menos
del 3 % y dan trabajo a menos del 4 % de la población activa, manifestando esas
cidras un constante y retroceso, siguiendo la tónica general europea, cuyo sector
agrario ocupa a un poco menos del 2 % de la población activa y aporta una cifra
similar del VAB.
No obstante, cabe hacer varias observaciones:
1. La reducción del peso relativo de las actividades agrarias en el conjunto de la
economía no se ha realizado de una forma continua y constante, sino que
presenta dos claros períodos:
a. De 1950 a 1970 se observa un descenso rápido y acusado que se
corresponde con la etapa “desarrollista” o de industrialización definitiva
de España.
b. Desde 1970 el descenso continúa pero de forma más lenta y suave,
obedeciendo a otras causas que lego analizaremos.
2. Esta reducción ha venido acompañada de un aumento en la producción,
originado por la introducción de los medios de producción mecánico (tractores,
cosechadoras…), químicos (fertilizantes y fitosanitarios) y más recientemente
como resultado de la investigación (ingeniería genética aplicada a las semillas,
aplicación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación,
ingeniería agrícola y ganadera, etc.).
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3. La pérdida del peso económico de las actividades agrarias no les resta
importancia ya que esta no depende sólo de los bienes que producen, sino que
cada vez cobran más valor otras funciones que realizan:
a. Organizan y dan forma al territorio rural.
b. De las actividades agrarias depende, en gran parte, el subsector de la
industria agroalimentaria.
c. Las actividades agrarias contribuyen al mantenimiento de una gran
variedad de hábitats de gran valor para la biodiversidad española y
europea.
El comercio de productos agrarios supone el 12 % del total de nuestro comercio
exterior, siendo el tercer sector en importancia del mismo, aunque a distancia de los
subsectores industriales de material para el transporte y máquinas y material eléctrico.
4. PROBLEMÁTICA DE LAS ACTIVIDADES AGRARIAS:
4.1. El envejecimiento de la población activa y el éxodo rural
El éxodo rural y la posterior lenta emigración desde el mundo rural al urbano han
supuesto su envejecimiento, especialmente de los municipios más pequeños del
interior peninsular.
A partir de mediados de los años 90 del pasado siglo, comenzó un lento proceso de
rejuvenecimiento de la población relacionado con la llegada de inmigrantes a las zonas
con una agricultura competitiva.
Esta situación está teniendo repercusiones sobre el coste de la mano de obra agraria.
Si bien los salarios en estas actividades están por debajo de los de los otros sectores
económicos, están creciendo más rápidamente que los de los otros sectores, lo que
influye muy negativamente en la competitividad de las producciones agrarias.
La escasez de mano de obra, la carestía de la asalariada y la escasa renta agraria han
conducido al desarrollo de la figura de la agricultura a tiempo parcial, que supone que
el titular de una explotación ejerce una actividad no agraria a titulo principal, siendo la
renta agraria sólo un complemento de la renta familiar.
4.2. El modelo agrario y sus problemas en un mercado globalizado.
El éxodo rural y el envejecimiento de la población han marcado el modelo agrario
español: la mano de obra disponible para la agricultura fue escasa y, por lo tanto,
relativamente cara, lo que ha llevado a los empresarios agrarios a sustituir mano de
obra por los medios de producción que la industria le ofrece. Este modelo presenta dos
problemas fundamentales:
- No ha tenido en cuenta que se estaba imponiendo progresivamente un mercado
mundial de mercancías sin aranceles ni obstáculos al libre comercio. Una parte
importante de las producciones agrarias españolas presentan serios problemas
de competitividad en ese mercado.
- Las explotaciones agrarias españolas son, en su inmensa mayoría, de un
tamaño demasiado reducido para hacer rentables las nuevas inversiones en
medios de producción, para poder obtener cosechas a precios competitivos y
para, en definitiva, garantizar un nivel de rentas suficiente a los empresarios
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agrarios, que, de esta manera, han pasado a depender de las subvenciones y a
mantener un fortísimo nivel de endeudamiento.
La liberalización del mercado mundial de productos alimenticios ha ido poniendo de
manifiesto la escasa competitividad de las producciones españolas y europeas: sus
precios reales son muy superiores a los del mercado mundial porque sus costes son
mayores. Hasta la fecha, este problema ha quedado oculto mediante un sistema de
subvenciones (el 25 % de la renta de las empresas agrarias españolas viene de
subvenciones) que ha permitido unos precios artificiales relativamente competitivos.
Pero, en noviembre de 2001 comenzó la ronda de Doha, de la Organización Mundial
del Comercio, en la que ha UE ha firmado acuerdos para la eliminación de las
subvenciones (en 2013 ya no puede haber), las trabas y los aranceles a las
importaciones agrarias y de materias primas.
4.3. Actividades agrarias y medio ambiente
Las actividades agrarias actúan sobre el medio natural en el que se desarrollan de una
forma contradictoria: por un lado, dependen en gran medida de la buena salud de éste
(suelos, aguas, clima, etc.), pero, por otro lado, en la medida en que utilizan
masivamente fertilizantes y productos fitosanitarios, o generan residuos, actúan como
poderosos agentes contaminantes.
Las actividades agrarias son responsables, entre otras cosas, de:
- Emisiones que tienen que ver con el efecto invernadero
- Emisiones de NH3 (gas acidificante y eutrofizante)
- Emisiones de CH4 que es uno de los causantes del aumento del ozono
troposférico.
- Una parte importante de la contaminación de las aguas continentales
superficiales y subterráneas.
- La sobreexplotación de los suelos, que es el principal agente antrópico de la
erosión y la desertificación.
- La sobreexplotación de las aguas subterráneas y, como consecuencia de su
salinización en las zonas costeras.
Por otro lado, las actividades agrarias pueden actuar muy negativamente sobre la
biodiversidad
Estos procesos son especialmente notables en las zonas en las que se practica una
agricultura más intensiva, de regadío, con cultivos forzados y que además presentan
elevados consumos de agua (agricultura de regadío, turismo, grandes ciudades...).
Estas zonas en España se localizan en la mitad meridional del litoral mediterráneo
(cuencas del Júcar, Segura, Guadiana y Guadalquivir) y en Canarias, donde además el
estiaje veraniego es muy acusado.
Las políticas agrarias europeas reflejan los compromisos y las preocupaciones
medioambientales mundiales. La herramienta de estas políticas es la llamada
“condicionalidad”, que subordina el pago íntegro de las ayudas directas de la PAC al
cumplimiento de unos requisitos básicos en materia de medio ambiente:
La seguridad alimentaria (productos alimenticios sanos y seguros)
La salud y bienestar de los animales
Las buenas prácticas agrarias y medioambientales.
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En España, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (2010) se hacen
eco de todas estas directrices en sus políticas.
Uno de los objetivos de estas políticas es el fomento de la agricultura ecológica. Su
objetivo es la obtención de alimentos de máxima calidad y seguridad para el
consumidor, respetando el medio ambiente y conservando la fertilidad de la tierra,
excluyendo el empleo de productos químicos. Desde 1991 está regulada por la UE. Más
del 2% de la SAU española está dedicada a este tipo de cultivos.
5. LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN
La Política Agraria Común es el conjunto de políticas y directivas que sobre temas
agrarios y de mundo rural ha fijado la Comisión Europea, y todos los estados
miembros de la UE deben aplicarlas en sus territorios y desarrollarlas en sus
legislaciones. En España el organismo encargado de estas es Ministerio Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente (2014).
La PAC es una de las políticas más importantes de la UE porque en la actualidad
supone el 43% de su presupuesto, y porque afecta al 91% de su territorio (rural) y a
más del 50% de la población, que habita en ese territorio. Ha pasado por diferentes
etapas: en sus orígenes se orientó a favorecer la producción y garantizar que los
precios de los productos europeos fuesen competitivos en el mercado mundial.
Posteriormente, se planteó una PAC que tendía dejar de apoyar las actividades
agrarias no competitivas y a subvencionar el desarrollo de nuevas actividades no
agrarias en el mundo rural. A partir de 2003, las apolíticas agrarias se transformaron
en políticas de desarrollo del mundo rural: se creó un sistema de subvenciones que
garantizase un nivel de rentas a los agricultores y se favoreció la agricultura a tiempo
parcial (los agricultores tienen otra fuente de rentas más importante), etc.
El 23 de septiembre de 2013, se alcanzó un acuerdo definitivo entre los países
miembros para llevar a cabo una nueva reforma de la PAC, que se irá realizando
progresivamente de 2014 a 2020.
Esta reforma es el resultado de:
Los compromisos adquiridos en el seno del proceso de globalización. El
estancamiento en las negociaciones de la Ronda de Doha ha dado margen para
flexibilizar el compromiso de reducción de las subvenciones a los empresarios
agrarios.
La situación de crisis económica que atraviesa Europa, que hace necesario
luchar contra el paro, mejorar la competitividad, asegurar la viabilidad del euro,
y mantener niveles adecuados en los gastos sociales. Para hacer frente a esta
situación se diseñó la Estrategia Europa 2020, resultados de la cual son:
o Un recorte en los gatos de la PAC
o La búsqueda de una mayor eficiencia que suavice las repercusiones de
esa reducción.
o Un aumento de la competitividad agraria europea que limite la
importancia de las subvenciones para asegurar el empleo en el mundo
agrario y rural.
La necesidad de adoptar políticas sostenibles medioambientalmente y de
cumplir los compromisos internacionales en temas medioambientales
(calentamiento global, lluvia ácida, contaminación de las aguas, etc.).
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La presión de los consumidores europeos que exigen unos productos agrarios
de calidad, que tengan asegurada su seguridad y su salubridad.
Sus principales objetivos son:
a/ Preservar el potencial de producción de alimentos en toda la UE, como
garantía para la seguridad alimentaria de los ciudadanos europeos y poder
hacer frente al incremento de la demanda mundial de alimentos.
b/ Apoyar a los empresarios agrícolas, que proveen a los ciudadanos de
alimentos diversos y de calidad producidos de forma sostenible, manteniendo
un nivel de rentas en el mundo rural, que impida su despoblamiento.
c/ Reconocer el papel medioambiental de la agricultura y su contribución a
mitigar el cambio climático.
Para ello, se plantea las siguientes líneas de acción:
Reducción del volumen del presupuesto que la UE destina a políticas agrarias y
para el mundo rural, que pasará del 43% al 36%. Como consecuencia se
reducirán las subvenciones. Esta reducción será progresiva a lo largo del
período. Para evitar una distribución poco equitativa de ese dinero entre los
países se fija que ningún Estado miembro recibirá menos del 75 por ciento de la
media comunitaria, y dentro de cada Estado la ayuda por hectárea no podrá ser
inferior al 60 por ciento de la media de las ayudas que reciba la misma región.
Asignación de más autonomía a cada estado para administrar la parte del
presupuesto que se le asigna.
Cambia el sistema de pagos, aunque se mantiene la "condicionalidad"
(obligatoriedad de cumplir con criterios medioambientales, de salud de los
animales y de salubridad de los alimentos), se elimina el "pago único" (una
cantidad fija e igual para cada agricultor) vigente hasta 2014, y surgen un
conjunto de sistemas de subvención:
- La "tasa plana" o "pago básico se orienta a todos los agricultores
"activos" cuyas rentas provengan mayoritariamente de las actividades
agrarias, y establece una cantidad uniforme por hectárea. Cada estado
puede aumentar esta cantidad.
- Pago para jóvenes agricultores (menores de 40 años): se orienta a
apoyar el inicio de la actividad agraria durante los primeros 5 años.
- Pago ecológico o "greening": se concede por hectárea que se dedique a
diversificación de cultivos, mantenimiento de pastos permanentes o a
usos de interés ecológico.
- Pago para regiones con limitaciones naturales (montaña,
desertificadas…)
- Pago para sectores prioritarios: tipos de agricultura o sistemas agrícolas
específicos, que están sufriendo ciertas dificultades y que son
especialmente importantes por razones económicas y/o sociales.
Las ayudas para hacer más competitiva la oferta europea en el mercado
mundial también cambian:
- Se apoya la creación de organizaciones de productores para "mejorar" su
posición negociadora frente a las grandes cadenas de distribución.
- Desaparecen una gran parte de las cuotas (límites) de producción y de
sus compensaciones económicas. Igualmente desaparecen muchas
ayudas a los precios y a las exportaciones.
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- Se establecen medidas excepcionales para evitar perturbaciones del
mercado (por ejemplo, la crisis del pepino de 2011), relacionadas con
enfermedades animales y pérdida de la confianza de los consumidores.
Las políticas sobre desarrollo rural se reforman:
- Se establecen unos objetivos prioritarios:
Promover la transferencia de conocimientos y la innovación.
Fomentar la competitividad
Mejorar la organización de la cadena de distribución de alimentos.
Restaurar, preservar y mejorar ecosistemas.
Promover la eficiencia de los recursos y alentar el paso a una
economía poco contaminante (especialmente con CO2).
Fomentar la inclusión social, la reducción de la pobreza y el
desarrollo económico en las zonas rurales.
Para asegurar el cumplimiento de estos objetivos y la eficacia en la
administración de los presupuestos, se llevará a cabo una evaluación
comunitaria en 2019.
Para desarrollar estas políticas y canalizar los gastos que suponen se fijan las
siguientes instituciones/fondos:
1. El FEADER (Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural), que es la fusión de los
antiguos FEOGA Orientación, FEDER, FSE y FC. Su fin es coordinar la acción de estos
organismos para financiar políticas de desarrollo rural de la PAC
2. El FEAGA (Fondo Europeo Agrícola de Garantía), que asume las funciones del
antiguo FEOGA Garantía y que, en gestión compartida entre los Estados miembros y la
Comisión, financia:
Hasta la fecha límite de 2013, las subvenciones a los precios y las
ayudas a la exportación que aún quedan, y los pagos directos a los
agricultores.
Algunas medidas de información y promoción de los productos agrícolas
de la UE en el mercado interior de la Comunidad y en terceros países.
Las políticas de control de calidad y salubridad de las producciones
agrarias.
Los sistemas de investigación agraria.
3. El programa LEADER+, que se plantea la cofinanciación, por parte de la UE,
gobiernos nacionales y entidades privadas, de iniciativas innovadoras de desarrollo
rural promocionadas por comunidades locales del mundo rural de los diferentes países
miembros.
4. Por último, los fondos estructurales y los de cohesión orientarán parte de sus
partidas al fomento y ayuda a las políticas de infraestructuras y dotaciones de servicios
que tienden a equiparar los niveles de bienestar del mundo rural y el urbano.