SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 8
Descargar para leer sin conexión
5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 87
C. REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN, 5:1-11
Por grande y gloriosa que sea nuestra justificación, ésta no es todo. Fuimos justificados desde el
mismo momento que creímos. Desde entonces Dios nos ha visto EN CRISTO, vestidos con Su justicia.
Dios nos ve y nos considera tan justos como lo es el Señor Jesús. Nos ha colmado con indescriptibles
bendiciones sin medida o límite (Ef. 1:3):
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,”
Dios no nos manda a buscar bendiciones adicionales por medio de la oración, el lloro y la aflicción
del cuerpo. Al contrario, es Su anhelo que cada hijo suyo pueda reconocer cuál es su posición bendita EN
CRISTO, y regocijarse en las inmensas bendiciones que son suyas por la fe EN CRISTO. Debemos
disfrutar de esta salvación tan maravillosa que es nuestra.
1. Siendo ya justificados por la fe, nos regocijamos en nuestra paz para con Dios, v. 1
Ahora que somos considerados como justos por Dios, toda Su ira en contra de nosotros ha
desaparecido. Adán y Eva fueron expulsados del huerto, por causa de su pecado. La amistad y acogida
que tenían con Dios desapareció. Experimentaron la ira de Dios en contra de su pecado. Ésta, también,
fue nuestra posición delante de Dios antes de que creyéramos en el Señor Jesús. Pero el Señor jamás
estará airado con nosotros por causa de nuestro pecado. Nos acepta sin reserva a toda hora. Nuestros
pecados son perdonados, y Dios nos acepta tan puros y justos como lo es Jesús mismo. ¿Por qué? Porque
Dios nos cubrió con la justicia de Cristo cuando creímos que Él murió y resucitó por nosotros.
v. 1 Antes éramos enemigos de Dios, extraños a la promesa de salvación, pero Cristo quitó todo lo
que nos separaba de Dios, siendo castigado por nuestros pecados, y así nos dio paz con Dios (Is. 53:5):
“Pero Él fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones,
molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él,
y por sus heridas (llagas) hemos sido sanados.”
(Col. 1:20-22): “y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz
por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o
las que están en los cielos. Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil,
ocupados en malas obras, sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su
cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e
irreprensibles delante de Él,”
La paz que tenemos por medio de la justificación, no es una paz sentimental, sino una paz posicional
o legal. Por ejemplo: en ciertas ocasiones el gobierno colombiano ha declarado una amnistía para los
grupos revolucionarios con tal que acudan a las autoridades y dejen sus armas. Así fue como el mismo
grupo M-19 que tomó el Palacio de Justicia en noviembre ’85, asesinó a varios jueces y quemó el edificio,
fue absuelto de todo cargo en su contra. Puede ser que el odio siga entronado en sus corazones, que no
tengan paz interior, pero con el gobierno colombiano y su sistema legal, hay paz.
Hubo quienes se opusieron a esto y a que los mismos subversivos llegaran a ser congresistas.
Quisieron juzgarles por delitos cometidos antes de la amnistía, pero esto no se podía hacer porque la
misma ley del país les había absuelto.
El crimen nuestro en contra de nuestro Dios es mucho más grande que el del M-19 en contra del
gobierno colombiano, sin embargo, hemos sido absueltos de todo cargo en contra nuestra. Tenemos paz
88 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA
con Dios, una paz inmutable y perpetua. Ya nadie puede traernos de
nuevo a juicio porque Cristo sufrió en nuestro lugar la pena que la
Ley de Dios demandaba y hemos sido absueltos.
Es una paz que tampoco podemos cambiar nosotros, porque no
se basa en nuestras variables emociones o en nuestras circunstancias
por difíciles que sean, sino en la obra consumada de Cristo.
Ya hemos visto que la paz que
tenemos no depende de nosotros sino de
Dios. No podemos hacer la paz con Dios
porque eso lo hizo Jesús. Lo que Dios
quiere es que la disfrutemos por la fe en
nuestras vidas cotidianas. Que vivamos en
el glorioso reconocimiento de lo que
significa el tener paz con Dios.
2. Justificados por la fe, nos regocijamos en nuestra firmeza en la gracia, v. 2a
v. 2a Por medio de la fe en el Señor Jesucristo, somos siempre aceptables a Dios. De la misma
manera que el Padre siempre ama y acepta al Señor Jesús, así también nosotros somos amados y aceptados
por el Padre. Nos ama y le somos aceptables porque estamos cubiertos con la justicia del Señor Jesús. No
hay nada que podamos hacer para cambiar la actitud de Dios hacia nosotros. Siempre somos bienvenidos
en Su Presencia, y siempre le podemos hablar. Aun cuando pecamos en contra de Él, nos sigue aceptando
plenamente en, y a través de Jesucristo.
¿Esto quiere decir que al Padre no le importa cuando pecamos? Eso no
es lo que quiere decir. Sí le importa, pero de eso aprenderemos luego. Lo que
Dios quiere que aprendamos de este versículo, es que por medio de la
justificación por fe en el Señor Jesucristo hemos “obtenido entrada” al favor
eterno e inmerecido de Dios. Nadie, ni nada, ni aun nuestro pecado, nos
puede desalojar de esta posición privilegiada. Estamos firmemente
cimentados, eternamente inamovibles, en el favor divino. ¡Merecemos el
infierno, pero por toda la eternidad gozaremos del mismísimo favor del
cual el Señor Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad goza!
3. Justificados por la fe, nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios, v. 2b
v. 2b No sólo nos regocijamos por ser plenamente aceptados y amados por el Padre mientras
estemos viviendo aquí en la tierra, sino que anticipamos confiadamente y con mucho gozo el día cuando
iremos al Cielo para estar con el Señor para siempre. Cristo es el “Resplandor” de la gloria de Dios (He.
1:3). Nuestra esperanza es ser como Cristo y ser glorificados con Él cuando venga (Fil. 3:20-21):
“Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a
un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de
humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun
para sujetar todas las cosas a Él mismo.”
(Col. 3:4): “Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán
manifestados con Él en gloria.”
Tenemos una paz legal con
Dios porque Cristo sufrió
la pena de muerte que la
Ley demandaba de
nosotros. Dios nos ha
absuelto de toda carga, y
no podemos ser juzgados
por el pecado cometido.
Por medio de nuestra
justificación por la fe hemos
entrado a la esfera de la
bondad de Dios. Aunque
no lo merecemos, nadie, ni
nada, nos puede despojar
de esa bendita posición.
5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 89
(1 Jn. 3:2): “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos
de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él porque le
veremos como Él es.”
Estaremos para siempre en Su gloriosa presencia, gozándonos de Su inmenso amor. Durante toda la
eternidad el Señor Jesucristo compartirá toda Su gloria con nosotros, todo lo que es Suyo será nuestro por
Su gracia (Ro. 8:17-18):
“y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que
también seamos glorificados con Él. Pues considero que los
sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser
comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.”
4. Justificados por la fe, nos regocijamos aun en medio de las dificultades, vv. 3-5
Es maravilloso saber que tenemos paz para con Dios y que algún día estaremos con el Señor para
siempre en el cielo, pero ¿qué hacemos con las dificultades, problemas y tristezas que nos toca encarar
todos los días? Aunque el Cielo sea nuestro destino final, el camino hacia aquel lugar a menudo tiene
trayectos muy duros y tenemos que pasar por muchas experiencias tristes en este mundo.
Aunque somos los hijos de Dios todavía experimentamos muchas situaciones difíciles y tristes. En
realidad, Dios nos dice continuamente en la Biblia que debemos esperar tales contratiempos (Hch. 14:22):
“…fortaleciendo los ánimos (las almas) de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran
en la fe, y diciendo: ‘Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino
de Dios.’ ”
Posiblemente experimentaremos enfermedades (2 Co. 12:7-9):
“Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que me
enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee,
para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara
de mí. Y Él me ha dicho: ‘Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad.’
Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder
de Cristo more en mí.”
Persecución (Jn. 15:20):
“Acuérdense de la palabra que Yo les dije: ‘Un siervo no es mayor que su señor.’ Si me
persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también
guardarán la de ustedes.”
Aflicciones (1 Ts. 3:3):
“…que nadie se inquiete (se engañe) por causa de estas aflicciones, porque ustedes mismos
saben que para esto hemos sido destinados.”
Pablo advierte a los creyentes en cuanto a estas dificultades, pero les anima diciéndoles que se
tornarán en bendición para ellos, siendo los medios que Dios utiliza para enseñar a sus hijos, para
fortalecerles en su fe y hacerles más seguros en cuanto a su salvación (Ro. 8:28):
“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para
los que son llamados conforme a Su propósito.”
Esperamos con anhelo gozoso
ser glorificados con Cristo en
Su venida, y estar por toda la
eternidad con Él y como Él.
90 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA
v. 3 Pablo dice que no debemos regocijarnos solamente en las bendiciones obvias de la salvación,
como la justificación y la consecuente paz con Dios, sino que también debemos regocijarnos en el
sufrimiento (Stg. 1:2-4):
“Tengan por sumo gozo, hermanos míos, el que se hallen en diversas pruebas (tentaciones),
sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia (perseverancia), y que la paciencia tenga
su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.”
El sufrimiento que viene a nuestras vidas es permitido por Dios con un propósito —enseñarnos
paciencia o perseverancia en la adversidad, la habilidad de soportar las aflicciones sin ceder, mirando
adelante con gozo a la finalidad de la lucha. Cuando todo va bien en nuestras vidas es fácil confiar en
nuestra propia fuerza, pero cuando llegan las adversidades, éstas nos obligan a depender del Señor (Fil.
4:11-13):
“No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el
secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir
necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
v. 4 La paciencia y confianza en el Señor que aprendemos a través de las aflicciones llegan a ser
precisamente lo que nos hace falta para poder aprender las demás lecciones que Dios tiene para nosotros
por medio de la aflicción. Es indispensable tener paciencia y confianza en el Señor cuando pasamos por
tiempos difíciles, porque Él los usa para probarnos como son probados el oro o la plata, con la finalidad de
hacer que maduremos y desarrollemos nuestros caracteres (1 P. 1:6-7):
“En lo cual [nuestro nacimiento nuevo, esperanza viva, herencia incorruptible y preservación
divina, vv. 3-5] ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es
necesario, sean afligidos con diversas pruebas (tentaciones), para que la prueba de la fe de
ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que
resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;”
Aprendemos más y más acerca de nuestro Padre celestial, y comprendemos aún más Su bondad
hacia nosotros. Esto nos hace anhelar con más ardor el tiempo cuando estaremos con Él en el Cielo, y
todas las maravillosas cosas que Él hará por nosotros cuando estemos allí (Ef. 1:18):
“Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la
esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los
santos,”
v. 5 A medida que pasamos por
las dificultades, aprendemos a confiar en
el Señor más y deseamos ansiosamente
estar con Él, compartiendo todo con Él
en el Cielo. El Espíritu Santo, quien
mora en nosotros, nos da confianza y
seguridad en nuestros corazones de que
nuestra esperanza de estar con el Señor
es verdadera y no será frustrada cuando
lleguemos al fin de nuestras vidas. El Espíritu nos enseña en nuestros corazones que, a pesar de las
adversidades que experimentamos, Dios nos ama mucho y, por eso, nos cuidará y nos guardará hasta que
estemos con Él en el Cielo (2 Ti. 4:18):
“El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a Su reino celestial. A Él sea la
gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 91
(Jud. 24-25): “Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a
ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en
presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios
nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor,
sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo
tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.”
5. Justificados por la fe, nos regocijamos en una salvación segura, vv. 6-11
v. 6 Todos los hijos de Dios debemos disfrutar de la seguridad de que el amor de Dios hacia
nosotros siempre será el mismo y que nos llevará para estar con Él en el Cielo. El conocimiento de lo que
Dios hizo por nosotros nos da esta seguridad. ¿Qué fue lo que Dios hizo? Cuando nosotros éramos
débiles e impotentes, sin la fuerza y ni el deseo de buscar a Dios —porque en ese entonces éramos
esclavos del pecado y de Satanás—, y cuando éramos impíos —en contra de Dios y las cosas que Él
ama—, Él envió a Su propio Hijo, el Señor Jesús, a morir por nosotros.
vv. 7-8 Para ilustrar esta verdad y mostrar cuán grande es el amor de Dios por nosotros, Pablo dijo
que es poco probable que alguien diera su vida por otra persona aun cuando esa persona sea justa en todo
lo que haga. No obstante, “tal vez haya quien se atreva a morir” (NVI) por una persona que sea buena,
bondadosa y cariñosa. Pero, ¿qué fue lo que hizo Dios? ¿Envió a Su Hijo a morir por personas buenas,
bondadosas y cariñosas? ¡No! ¡Es algo bien pasmoso que Dios envió a Su Hijo para que muriera por
Sus enemigos!
¿Quién ha oído de una persona que ha demostrado semejante
amor? ¿Tú conoces a alguien que diera su vida voluntariamente por
un enemigo? Sería más fácil encontrar a alguien que deseara matar a
su enemigo. Pero Dios ama a sus enemigos. El amor de Dios por
los pecadores es algo que no se encuentra en persona alguna en todo
el mundo.
v. 9 Si sabemos que nuestra salvación es segura en vista del conocimiento que tenemos del amor de
Dios, el cual le motivó a enviar a Su propio Hijo para salvarnos de Su ira en contra del pecado, ¡cuánto
más seguros debemos sentirnos sabiendo que Dios nos ha perdonado y nos ha aceptado como justos! Si la
ira de Dios cayó sobre Cristo en la cruz, castigándole por nuestros pecados, y si Dios, por causa de la fe en
lo que hizo Jesús, ya nos considera y trata como si fuésemos tan justos como lo es Jesús, ¿por qué temer el
castigo de Dios? ¡Qué seguridad gozosa debemos tener al saber que Dios nunca nos condenará,
porque Él nos ve EN CRISTO y tenemos Su justicia! (Ro. 8:33-34):
“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que
condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
v. 10 Esta seguridad debe aumentar aún más al considerar que Cristo murió por nosotros cuando
éramos enemigos de Dios, y que por medio de Su muerte nos reconcilió con Dios.
Cuando pensamos en el significado
de la reconciliación pensamos en
dos personas quienes por alguna
razón se han separado el uno del
otro. Podrían ser esposos, o quizás,
hermanos o amigos, pero en todos
los casos hace falta la buena
comunión entre las dos. Al
Nuestro Padre usa las dificultades en
nuestras vidas para enseñarnos paciencia,
para hacernos madurar espiritualmente y
darnos una esperanza segura de estar
para siempre con el Señor en gloria.
El amor de Dios por nosotros es tan
grande que envió a Su Hijo a morir por
nosotros, a pesar de que éramos
débiles, impíos, esclavos de Satanás y
del pecado y enemigos de Él.
92 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA
reconciliarse los esposos vuelven a vivir juntos, los hermanos vuelven a tratarse y los amigos hablan y se
ríen juntos como antes. La Biblia habla de la reconciliación del mundo y del individuo para con Dios.
Cuando Adán y Eva pecaron fueron separados de Dios. Ya no podían gozar de la amistad íntima
que tenían con Él antes de la caída. Su pecado formó una barrera entre ellos y su Dios (Is. 59:2, DHH):
“Pero las maldades cometidas por ustedes
han levantado una barrera entre ustedes y Dios;
sus pecados han hecho que él se cubra la cara
y que no los quiera oír.”
Dios no podía acercarse al hombre por causa de su pecado, y el hombre no podía acercarse a Dios
por causa de Su santidad. Dios introdujo los sacrificios como una provisión temporal por medio de la cual
los pecados de los hombres podrían ser cubiertos de Su vista, permitiéndoles así acercarse a Dios. Pero
estos sacrificios no podían quitar los pecados, solamente los cubrían hasta que Dios proveyera un Cordero
perfecto (He. 10:1-4):
“Pues ya que la Ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma (imagen) misma
de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año
tras año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, ¿no habrían cesado de
ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de
pecado? Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año. Porque es
imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.”
Este Cordero perfecto era el Señor Jesús, quien se ofreció a Sí mismo como sacrificio por los
pecados de los hombres (He. 9:23-26):
“Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran
purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
éstos. Porque Cristo (el Mesías) no entró en un lugar santo hecho por manos, una
representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia
de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote
entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera, a Cristo le hubiera
sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en
la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí
mismo.”
¿Recuerdas lo que estudiamos en Ro. 3:25? ¿Cómo manifestó Dios Su propia justicia al haber
pasado por alto los pecados cometidos en el tiempo del A.T., y que fueron cubiertos con la sangre de los
animales? Sí, el sacrificio de Cristo satisfizo todas las justas demandas de Dios en contra del pecador
antiguo-testamentario (Este sacrificio es lo que se define como “propiciación”). Dios quedó satisfecho de
que Cristo había pagado con Su muerte el castigo de los pecados “cubiertos”. ¿Esto fue todo lo que Cristo
logró con Su muerte? ¡De ninguna manera! Porque el sacrificio de Cristo también satisfizo todas las
justas demandas de Dios en contra de todos los pecadores que han vivido desde que el sacrificio fue
ofrecido (1 Jn. 2:2):
“Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también
por los del mundo entero.”
Dios siempre ha amado a todas las personas. Pero no podía acercarse a ellas, y las personas tampoco
podían acercarse a Él porque había una barrera de pecado entre ellas y Dios. El sacrificio de propiciación
que ofreció Jesús de Sí mismo, permitió a Dios extenderse a las personas pecaminosas, porque quedó
satisfecho ya que el justo castigo por el pecado había sido pagado.
5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 93
Sin embargo, Dios no cambió y los seres humanos tampoco cambiaron en manera alguna. Dios
todavía demanda justicia de ellos y aún siguen siendo pecadores y enemigos de Dios. Entonces, ¿de qué
sirve la propiciación? Por medio de la propiciación las justas demandas de Dios en cuanto al castigo por
los pecados han sido satisfechas. Esto cambió la relación de Dios hacia los pecadores. Cristo fue
castigado por los pecados de toda la humanidad. Ahora Dios
puede “extender la mano” hacia todos los pecadores y decirles:
“Vuélvense a mí, y sean salvos, todos los términos de la tierra.
Porque yo soy Dios, y no ningún otro.” (Is. 45:22). Esta es la
reconciliación del mundo con Dios (2 Co. 5:19, NVI):
“…que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo
consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y
encargándonos a nosotros el mensaje de la
reconciliación.”
Habiendo Cristo pagado la pena por todos los pecados de la humanidad, Dios puede “extender la
mano” a esas mismas personas que cometieron tantos pecados. Pero éstas siguen en su enemistad contra
Él. Por eso, el Señor ha enviado a los que creen para que sean Sus embajadores a los pecadores, dándoles
las Buenas Nuevas de que Cristo fue castigado en su lugar, y, por esta razón, Dios no está tomando en
cuenta sus pecados, sino que les está extendiendo la mano, esperando su respuesta (2 Co. 5:20):
“Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en
nombre de Cristo les rogamos: ‘¡Reconcíliense con Dios!’ ”
La reconciliación del mundo
Por medio del sacrificio del Señor Jesús,
el Padre estaba satisfecho de que la pena
del pecado se había pagado por
completo. Esto le permitió llegar hasta los
pecadores y ofrecerles un libre perdón,
sobrepasando la barrera de los pecados.
94 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA
¿Cuál debe ser la respuesta de los pecadores y enemigos de
Dios? La única respuesta que Dios acepta, es la respuesta de fe. Es
creer el mensaje de reconciliación. Creer que Cristo fue condenado
y ejecutado por los pecados de ellos. Es creer que Cristo resucitó de
la muerte para compartir Su vida de resurrección con los que creen.
Es semejante a lo que pasa cuando una persona ofendida extiende la
mano y dice al que le ofendió: “Te perdono”, y el ofensor responde
colocando su mano en la del ofendido: “Gracias, acepto tu perdón”.
Esta es la reconciliación personal con Dios.
Pero la obra de la reconciliación está incompleta sin la justificación.
La persona perdonada y reconciliada no puede ser aceptada y recibida en el
seno del Padre sin la justicia que Él demanda. El pecador perdonado no
tiene ninguna justicia propia, es apenas como un criminal perdonado. ¿De
dónde conseguirá la justicia necesaria para ser aceptado por Dios? Sí, de
Cristo. En el momento que el pecador cree el mensaje del Evangelio, el
mensaje de la reconciliación, poniendo su confianza en lo que Cristo hizo
por él, desde ese mismo momento, la justicia de Cristo es puesta a su cuenta
(2 Co. 5:21, NVI):
“Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él
recibiéramos la justicia de Dios.”
A pesar de ser todavía pecador, aunque un pecador perdonado,
Dios acepta a la persona que ha creído en Su Hijo, porque tiene la
justicia que Él requiere, la del Señor Jesús. Dios ya no le considera
como pecador, además le trata como si nunca hubiera cometido un solo
pecado, tan justo como lo es Jesús. (Aunque hemos descrito la
justificación como algo que sigue a la reconciliación personal, en verdad
son indivisibles. Cuando la persona es reconciliada con Dios por la fe,
en ese mismo instante es también justificada.)
“mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida”. Si Dios nos reconcilió
consigo por la muerte de Cristo cuando éramos Sus enemigos, ya que nos hemos reconciliado
personalmente con Él mediante la fe, y somos Sus hijos, podemos estar “mucho más” seguros que nos
guardará salvos por toda la eternidad. El Señor Jesús vive para siempre para que nuestra salvación sea
eternamente segura (He. 7:25):
“Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se
acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.”
v. 11 ¿Cuál debe ser nuestra actitud en vista de todo esto? Claro,
debemos sentir muchísimo gozo; nuestros corazones deben estar llenos
de gratitud al Señor por haber hecho algo tan maravilloso para nosotros;
y debemos tener la plena seguridad de que nada nos puede separar de
Dios, porque estamos eternamente unidos con Él. ¡Realmente hay que
disfrutar una salvación tan asombrosa!
La reconciliación personal
Cuando una persona escucha
las Buenas Nuevas de
salvación y cree que Jesús
pagó por completo la deuda
de sus pecados, esa
persona ya no es enemigo
de Dios, sino Su hijo.
Dios nos reconcilió consigo, y
hemos aceptado Su perdón por
nuestros pecados. Ahora
tenemos la seguridad de que
nuestra reconciliación será eterna.
Dios ha adornado nuestra
reconciliación con la justificación,
no sólo creando una buena
relación, sino también proveyendo
la base por la cual siempre
seremos aceptables: la justicia de
Cristo puesta a nuestra cuenta.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

El contenido del reino 1
El contenido del reino 1El contenido del reino 1
El contenido del reino 1James Arteaga
 
# 66 La Gracia de Dios - Nuevo Testamento
# 66 La Gracia de Dios -  Nuevo Testamento# 66 La Gracia de Dios -  Nuevo Testamento
# 66 La Gracia de Dios - Nuevo TestamentoGabriela Mena
 
Confiemos en la fidelidad de dios
Confiemos en la fidelidad de diosConfiemos en la fidelidad de dios
Confiemos en la fidelidad de diosVanyhony Zabala
 
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+da
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+daAmamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+da
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+daErlin Zavala
 
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓNLECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓNRecursos Adventistas
 
Acercandonos al trono de la gracia de dios
Acercandonos al trono de la gracia de diosAcercandonos al trono de la gracia de dios
Acercandonos al trono de la gracia de diosalianzaevangelica
 
Lección 2 justificación y santificación por la fe
Lección 2   justificación y santificación por la feLección 2   justificación y santificación por la fe
Lección 2 justificación y santificación por la feSmi Paraguay
 
El evangelio en_galatas_07
El evangelio en_galatas_07El evangelio en_galatas_07
El evangelio en_galatas_07sodycita
 
Las tres peticiones de oro del creyente
Las tres peticiones de oro del creyenteLas tres peticiones de oro del creyente
Las tres peticiones de oro del creyenteAMELIA FERRE MARTINEZ
 
“Sin pruebas no hay crecimiento “
“Sin pruebas no hay crecimiento ““Sin pruebas no hay crecimiento “
“Sin pruebas no hay crecimiento “Raul Ccrs
 
This we believe_il
This we believe_ilThis we believe_il
This we believe_ilAngelmikel
 
Lec 8 - Vestiduras de Gala
Lec 8 - Vestiduras de GalaLec 8 - Vestiduras de Gala
Lec 8 - Vestiduras de Galasodycita
 
Matrimonio biblico by eliud gamez
Matrimonio biblico by eliud gamezMatrimonio biblico by eliud gamez
Matrimonio biblico by eliud gamezEliud Gamez Gomez
 
017 justificacion por la fe o presuncion
017  justificacion por la fe o presuncion017  justificacion por la fe o presuncion
017 justificacion por la fe o presuncionunavozsf
 

La actualidad más candente (20)

El contenido del reino 1
El contenido del reino 1El contenido del reino 1
El contenido del reino 1
 
La fidelidad preterita de dios
La fidelidad preterita de diosLa fidelidad preterita de dios
La fidelidad preterita de dios
 
# 66 La Gracia de Dios - Nuevo Testamento
# 66 La Gracia de Dios -  Nuevo Testamento# 66 La Gracia de Dios -  Nuevo Testamento
# 66 La Gracia de Dios - Nuevo Testamento
 
Confiemos en la fidelidad de dios
Confiemos en la fidelidad de diosConfiemos en la fidelidad de dios
Confiemos en la fidelidad de dios
 
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+da
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+daAmamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+da
Amamos+a+dios+o+codiciamos+lo+que+él+nos+da
 
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓNLECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
LECCIÓN 4 para el 27 de octubre de 2012: LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
 
Acercandonos al trono de la gracia de dios
Acercandonos al trono de la gracia de diosAcercandonos al trono de la gracia de dios
Acercandonos al trono de la gracia de dios
 
Lección 2 justificación y santificación por la fe
Lección 2   justificación y santificación por la feLección 2   justificación y santificación por la fe
Lección 2 justificación y santificación por la fe
 
El evangelio en_galatas_07
El evangelio en_galatas_07El evangelio en_galatas_07
El evangelio en_galatas_07
 
Gestión emocional
Gestión emocionalGestión emocional
Gestión emocional
 
Bienaventuranza vi.
Bienaventuranza vi.Bienaventuranza vi.
Bienaventuranza vi.
 
Catecismo Menor de Lutero
Catecismo Menor de LuteroCatecismo Menor de Lutero
Catecismo Menor de Lutero
 
Las tres peticiones de oro del creyente
Las tres peticiones de oro del creyenteLas tres peticiones de oro del creyente
Las tres peticiones de oro del creyente
 
Bienaventuranza x:
Bienaventuranza x:Bienaventuranza x:
Bienaventuranza x:
 
Tema #4: Por qué sufría
Tema #4: Por qué sufríaTema #4: Por qué sufría
Tema #4: Por qué sufría
 
“Sin pruebas no hay crecimiento “
“Sin pruebas no hay crecimiento ““Sin pruebas no hay crecimiento “
“Sin pruebas no hay crecimiento “
 
This we believe_il
This we believe_ilThis we believe_il
This we believe_il
 
Lec 8 - Vestiduras de Gala
Lec 8 - Vestiduras de GalaLec 8 - Vestiduras de Gala
Lec 8 - Vestiduras de Gala
 
Matrimonio biblico by eliud gamez
Matrimonio biblico by eliud gamezMatrimonio biblico by eliud gamez
Matrimonio biblico by eliud gamez
 
017 justificacion por la fe o presuncion
017  justificacion por la fe o presuncion017  justificacion por la fe o presuncion
017 justificacion por la fe o presuncion
 

Destacado (17)

Rom 06
Rom 06Rom 06
Rom 06
 
Rom 01
Rom 01Rom 01
Rom 01
 
Rom 03b
Rom 03bRom 03b
Rom 03b
 
Rom 04
Rom 04Rom 04
Rom 04
 
Rom 05b
Rom 05bRom 05b
Rom 05b
 
Rom 01b
Rom 01bRom 01b
Rom 01b
 
Lección 12 - Seguros en Cristo
Lección 12 - Seguros en CristoLección 12 - Seguros en Cristo
Lección 12 - Seguros en Cristo
 
Rom 02b
Rom 02bRom 02b
Rom 02b
 
Rom 02
Rom 02Rom 02
Rom 02
 
Rom 07
Rom 07Rom 07
Rom 07
 
Rom 03
Rom 03Rom 03
Rom 03
 
Guia para la narrativa biblica
Guia para la narrativa biblicaGuia para la narrativa biblica
Guia para la narrativa biblica
 
Lección # 24 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 24 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 24 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 24 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 27 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 27 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 27 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 27 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 28 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 28 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 28 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 28 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 29 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 29 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 29 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 29 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Romanos verso por verso
Romanos verso por versoRomanos verso por verso
Romanos verso por verso
 

Similar a Justificados por fe, regocijándonos en paz, gracia y gloria

02 El Padrenuestro
02 El Padrenuestro02 El Padrenuestro
02 El PadrenuestroRafael Sanz
 
Nuestra herencia3
Nuestra herencia3Nuestra herencia3
Nuestra herencia3Luis Vogt
 
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptx
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptxLo que nos permite la justificación de Cristo.pptx
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptxIbrahimMauricioMateo
 
Sermón 1 gozosos en sus promesas
Sermón 1 gozosos en sus promesasSermón 1 gozosos en sus promesas
Sermón 1 gozosos en sus promesasValeria Otarola
 
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTOLA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTONaty Gonzalez
 
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTOLA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTONaty Gonzalez
 

Similar a Justificados por fe, regocijándonos en paz, gracia y gloria (20)

Lección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
Lección 5 - Doctrina y vida de la IglesiaLección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
Lección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
 
Lección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
Lección 5 - Doctrina y vida de la IglesiaLección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
Lección 5 - Doctrina y vida de la Iglesia
 
2011 04-11 compilacionres
2011 04-11 compilacionres2011 04-11 compilacionres
2011 04-11 compilacionres
 
02 El Padrenuestro
02 El Padrenuestro02 El Padrenuestro
02 El Padrenuestro
 
La salvación 2012 nuevo
La salvación 2012 nuevoLa salvación 2012 nuevo
La salvación 2012 nuevo
 
notas Ellen White 15/09/2012
notas Ellen White 15/09/2012notas Ellen White 15/09/2012
notas Ellen White 15/09/2012
 
Nuestra herencia3
Nuestra herencia3Nuestra herencia3
Nuestra herencia3
 
ROMANOS Y GALATAS.pdf
ROMANOS Y GALATAS.pdfROMANOS Y GALATAS.pdf
ROMANOS Y GALATAS.pdf
 
BAUTISMO DE JESUS.pptx
BAUTISMO DE JESUS.pptxBAUTISMO DE JESUS.pptx
BAUTISMO DE JESUS.pptx
 
El padre nuestro
El padre nuestroEl padre nuestro
El padre nuestro
 
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptx
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptxLo que nos permite la justificación de Cristo.pptx
Lo que nos permite la justificación de Cristo.pptx
 
Solo la fe
Solo la feSolo la fe
Solo la fe
 
Escogidos para alabanza de su gloria
Escogidos para alabanza de su gloriaEscogidos para alabanza de su gloria
Escogidos para alabanza de su gloria
 
Sermón 1 gozosos en sus promesas
Sermón 1 gozosos en sus promesasSermón 1 gozosos en sus promesas
Sermón 1 gozosos en sus promesas
 
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTOLA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
 
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTOLA JUSTIFICACION EN CRISTO
LA JUSTIFICACION EN CRISTO
 
Bendecidos por la fe
Bendecidos por la feBendecidos por la fe
Bendecidos por la fe
 
Lección5 - Seguros en Cristo
Lección5 - Seguros en CristoLección5 - Seguros en Cristo
Lección5 - Seguros en Cristo
 
EGW Dios nos Cuida
EGW Dios nos CuidaEGW Dios nos Cuida
EGW Dios nos Cuida
 
Leccion 01 - Un medio de escape
Leccion 01 - Un medio de escapeLeccion 01 - Un medio de escape
Leccion 01 - Un medio de escape
 

Más de Iglesia Cristiana Evangelica Luz del Mundo

Más de Iglesia Cristiana Evangelica Luz del Mundo (20)

Capitulo 8 de cimientos firme
Capitulo 8 de cimientos firmeCapitulo 8 de cimientos firme
Capitulo 8 de cimientos firme
 
Lección #7 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #7 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #7 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #7 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección #6 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #6 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #6 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #6 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección #5 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #5 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #5 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #5 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección #4 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #4 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #4 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #4 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección #3 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #3 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #3 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #3 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección #2 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #2 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección #2 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección #2 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Lección # 1 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección # 1 - Seguros En Cristo- Etapa 2Lección # 1 - Seguros En Cristo- Etapa 2
Lección # 1 - Seguros En Cristo- Etapa 2
 
Desafíos para el 2018
Desafíos para el 2018Desafíos para el 2018
Desafíos para el 2018
 
Lección # 74 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 74 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 74 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 74 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 73 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 73 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 73 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 73 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 72 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 72 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 72 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 72 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 71 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 71 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 71 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 71 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 70 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 70 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 70 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 70 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 69 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 69 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 69 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 69 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 68 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 68 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 68 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 68 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 67 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 67 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 67 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 67 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 66 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 66 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 66 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 66 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 65 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 65 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 65 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 65 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 
Lección # 64 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 64 - ECF - Etapa 1 - AmpliadaLección # 64 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
Lección # 64 - ECF - Etapa 1 - Ampliada
 

Último

El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxDANIEL387046
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxDanFlorez2
 

Último (11)

El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 

Justificados por fe, regocijándonos en paz, gracia y gloria

  • 1. 5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 87 C. REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN, 5:1-11 Por grande y gloriosa que sea nuestra justificación, ésta no es todo. Fuimos justificados desde el mismo momento que creímos. Desde entonces Dios nos ha visto EN CRISTO, vestidos con Su justicia. Dios nos ve y nos considera tan justos como lo es el Señor Jesús. Nos ha colmado con indescriptibles bendiciones sin medida o límite (Ef. 1:3): “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,” Dios no nos manda a buscar bendiciones adicionales por medio de la oración, el lloro y la aflicción del cuerpo. Al contrario, es Su anhelo que cada hijo suyo pueda reconocer cuál es su posición bendita EN CRISTO, y regocijarse en las inmensas bendiciones que son suyas por la fe EN CRISTO. Debemos disfrutar de esta salvación tan maravillosa que es nuestra. 1. Siendo ya justificados por la fe, nos regocijamos en nuestra paz para con Dios, v. 1 Ahora que somos considerados como justos por Dios, toda Su ira en contra de nosotros ha desaparecido. Adán y Eva fueron expulsados del huerto, por causa de su pecado. La amistad y acogida que tenían con Dios desapareció. Experimentaron la ira de Dios en contra de su pecado. Ésta, también, fue nuestra posición delante de Dios antes de que creyéramos en el Señor Jesús. Pero el Señor jamás estará airado con nosotros por causa de nuestro pecado. Nos acepta sin reserva a toda hora. Nuestros pecados son perdonados, y Dios nos acepta tan puros y justos como lo es Jesús mismo. ¿Por qué? Porque Dios nos cubrió con la justicia de Cristo cuando creímos que Él murió y resucitó por nosotros. v. 1 Antes éramos enemigos de Dios, extraños a la promesa de salvación, pero Cristo quitó todo lo que nos separaba de Dios, siendo castigado por nuestros pecados, y así nos dio paz con Dios (Is. 53:5): “Pero Él fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas (llagas) hemos sido sanados.” (Col. 1:20-22): “y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos. Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él,” La paz que tenemos por medio de la justificación, no es una paz sentimental, sino una paz posicional o legal. Por ejemplo: en ciertas ocasiones el gobierno colombiano ha declarado una amnistía para los grupos revolucionarios con tal que acudan a las autoridades y dejen sus armas. Así fue como el mismo grupo M-19 que tomó el Palacio de Justicia en noviembre ’85, asesinó a varios jueces y quemó el edificio, fue absuelto de todo cargo en su contra. Puede ser que el odio siga entronado en sus corazones, que no tengan paz interior, pero con el gobierno colombiano y su sistema legal, hay paz. Hubo quienes se opusieron a esto y a que los mismos subversivos llegaran a ser congresistas. Quisieron juzgarles por delitos cometidos antes de la amnistía, pero esto no se podía hacer porque la misma ley del país les había absuelto. El crimen nuestro en contra de nuestro Dios es mucho más grande que el del M-19 en contra del gobierno colombiano, sin embargo, hemos sido absueltos de todo cargo en contra nuestra. Tenemos paz
  • 2. 88 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA con Dios, una paz inmutable y perpetua. Ya nadie puede traernos de nuevo a juicio porque Cristo sufrió en nuestro lugar la pena que la Ley de Dios demandaba y hemos sido absueltos. Es una paz que tampoco podemos cambiar nosotros, porque no se basa en nuestras variables emociones o en nuestras circunstancias por difíciles que sean, sino en la obra consumada de Cristo. Ya hemos visto que la paz que tenemos no depende de nosotros sino de Dios. No podemos hacer la paz con Dios porque eso lo hizo Jesús. Lo que Dios quiere es que la disfrutemos por la fe en nuestras vidas cotidianas. Que vivamos en el glorioso reconocimiento de lo que significa el tener paz con Dios. 2. Justificados por la fe, nos regocijamos en nuestra firmeza en la gracia, v. 2a v. 2a Por medio de la fe en el Señor Jesucristo, somos siempre aceptables a Dios. De la misma manera que el Padre siempre ama y acepta al Señor Jesús, así también nosotros somos amados y aceptados por el Padre. Nos ama y le somos aceptables porque estamos cubiertos con la justicia del Señor Jesús. No hay nada que podamos hacer para cambiar la actitud de Dios hacia nosotros. Siempre somos bienvenidos en Su Presencia, y siempre le podemos hablar. Aun cuando pecamos en contra de Él, nos sigue aceptando plenamente en, y a través de Jesucristo. ¿Esto quiere decir que al Padre no le importa cuando pecamos? Eso no es lo que quiere decir. Sí le importa, pero de eso aprenderemos luego. Lo que Dios quiere que aprendamos de este versículo, es que por medio de la justificación por fe en el Señor Jesucristo hemos “obtenido entrada” al favor eterno e inmerecido de Dios. Nadie, ni nada, ni aun nuestro pecado, nos puede desalojar de esta posición privilegiada. Estamos firmemente cimentados, eternamente inamovibles, en el favor divino. ¡Merecemos el infierno, pero por toda la eternidad gozaremos del mismísimo favor del cual el Señor Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad goza! 3. Justificados por la fe, nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios, v. 2b v. 2b No sólo nos regocijamos por ser plenamente aceptados y amados por el Padre mientras estemos viviendo aquí en la tierra, sino que anticipamos confiadamente y con mucho gozo el día cuando iremos al Cielo para estar con el Señor para siempre. Cristo es el “Resplandor” de la gloria de Dios (He. 1:3). Nuestra esperanza es ser como Cristo y ser glorificados con Él cuando venga (Fil. 3:20-21): “Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a Él mismo.” (Col. 3:4): “Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con Él en gloria.” Tenemos una paz legal con Dios porque Cristo sufrió la pena de muerte que la Ley demandaba de nosotros. Dios nos ha absuelto de toda carga, y no podemos ser juzgados por el pecado cometido. Por medio de nuestra justificación por la fe hemos entrado a la esfera de la bondad de Dios. Aunque no lo merecemos, nadie, ni nada, nos puede despojar de esa bendita posición.
  • 3. 5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 89 (1 Jn. 3:2): “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es.” Estaremos para siempre en Su gloriosa presencia, gozándonos de Su inmenso amor. Durante toda la eternidad el Señor Jesucristo compartirá toda Su gloria con nosotros, todo lo que es Suyo será nuestro por Su gracia (Ro. 8:17-18): “y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él. Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.” 4. Justificados por la fe, nos regocijamos aun en medio de las dificultades, vv. 3-5 Es maravilloso saber que tenemos paz para con Dios y que algún día estaremos con el Señor para siempre en el cielo, pero ¿qué hacemos con las dificultades, problemas y tristezas que nos toca encarar todos los días? Aunque el Cielo sea nuestro destino final, el camino hacia aquel lugar a menudo tiene trayectos muy duros y tenemos que pasar por muchas experiencias tristes en este mundo. Aunque somos los hijos de Dios todavía experimentamos muchas situaciones difíciles y tristes. En realidad, Dios nos dice continuamente en la Biblia que debemos esperar tales contratiempos (Hch. 14:22): “…fortaleciendo los ánimos (las almas) de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: ‘Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.’ ” Posiblemente experimentaremos enfermedades (2 Co. 12:7-9): “Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: ‘Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.” Persecución (Jn. 15:20): “Acuérdense de la palabra que Yo les dije: ‘Un siervo no es mayor que su señor.’ Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también guardarán la de ustedes.” Aflicciones (1 Ts. 3:3): “…que nadie se inquiete (se engañe) por causa de estas aflicciones, porque ustedes mismos saben que para esto hemos sido destinados.” Pablo advierte a los creyentes en cuanto a estas dificultades, pero les anima diciéndoles que se tornarán en bendición para ellos, siendo los medios que Dios utiliza para enseñar a sus hijos, para fortalecerles en su fe y hacerles más seguros en cuanto a su salvación (Ro. 8:28): “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito.” Esperamos con anhelo gozoso ser glorificados con Cristo en Su venida, y estar por toda la eternidad con Él y como Él.
  • 4. 90 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA v. 3 Pablo dice que no debemos regocijarnos solamente en las bendiciones obvias de la salvación, como la justificación y la consecuente paz con Dios, sino que también debemos regocijarnos en el sufrimiento (Stg. 1:2-4): “Tengan por sumo gozo, hermanos míos, el que se hallen en diversas pruebas (tentaciones), sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia (perseverancia), y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.” El sufrimiento que viene a nuestras vidas es permitido por Dios con un propósito —enseñarnos paciencia o perseverancia en la adversidad, la habilidad de soportar las aflicciones sin ceder, mirando adelante con gozo a la finalidad de la lucha. Cuando todo va bien en nuestras vidas es fácil confiar en nuestra propia fuerza, pero cuando llegan las adversidades, éstas nos obligan a depender del Señor (Fil. 4:11-13): “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” v. 4 La paciencia y confianza en el Señor que aprendemos a través de las aflicciones llegan a ser precisamente lo que nos hace falta para poder aprender las demás lecciones que Dios tiene para nosotros por medio de la aflicción. Es indispensable tener paciencia y confianza en el Señor cuando pasamos por tiempos difíciles, porque Él los usa para probarnos como son probados el oro o la plata, con la finalidad de hacer que maduremos y desarrollemos nuestros caracteres (1 P. 1:6-7): “En lo cual [nuestro nacimiento nuevo, esperanza viva, herencia incorruptible y preservación divina, vv. 3-5] ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas (tentaciones), para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;” Aprendemos más y más acerca de nuestro Padre celestial, y comprendemos aún más Su bondad hacia nosotros. Esto nos hace anhelar con más ardor el tiempo cuando estaremos con Él en el Cielo, y todas las maravillosas cosas que Él hará por nosotros cuando estemos allí (Ef. 1:18): “Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos,” v. 5 A medida que pasamos por las dificultades, aprendemos a confiar en el Señor más y deseamos ansiosamente estar con Él, compartiendo todo con Él en el Cielo. El Espíritu Santo, quien mora en nosotros, nos da confianza y seguridad en nuestros corazones de que nuestra esperanza de estar con el Señor es verdadera y no será frustrada cuando lleguemos al fin de nuestras vidas. El Espíritu nos enseña en nuestros corazones que, a pesar de las adversidades que experimentamos, Dios nos ama mucho y, por eso, nos cuidará y nos guardará hasta que estemos con Él en el Cielo (2 Ti. 4:18): “El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a Su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
  • 5. 5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 91 (Jud. 24-25): “Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.” 5. Justificados por la fe, nos regocijamos en una salvación segura, vv. 6-11 v. 6 Todos los hijos de Dios debemos disfrutar de la seguridad de que el amor de Dios hacia nosotros siempre será el mismo y que nos llevará para estar con Él en el Cielo. El conocimiento de lo que Dios hizo por nosotros nos da esta seguridad. ¿Qué fue lo que Dios hizo? Cuando nosotros éramos débiles e impotentes, sin la fuerza y ni el deseo de buscar a Dios —porque en ese entonces éramos esclavos del pecado y de Satanás—, y cuando éramos impíos —en contra de Dios y las cosas que Él ama—, Él envió a Su propio Hijo, el Señor Jesús, a morir por nosotros. vv. 7-8 Para ilustrar esta verdad y mostrar cuán grande es el amor de Dios por nosotros, Pablo dijo que es poco probable que alguien diera su vida por otra persona aun cuando esa persona sea justa en todo lo que haga. No obstante, “tal vez haya quien se atreva a morir” (NVI) por una persona que sea buena, bondadosa y cariñosa. Pero, ¿qué fue lo que hizo Dios? ¿Envió a Su Hijo a morir por personas buenas, bondadosas y cariñosas? ¡No! ¡Es algo bien pasmoso que Dios envió a Su Hijo para que muriera por Sus enemigos! ¿Quién ha oído de una persona que ha demostrado semejante amor? ¿Tú conoces a alguien que diera su vida voluntariamente por un enemigo? Sería más fácil encontrar a alguien que deseara matar a su enemigo. Pero Dios ama a sus enemigos. El amor de Dios por los pecadores es algo que no se encuentra en persona alguna en todo el mundo. v. 9 Si sabemos que nuestra salvación es segura en vista del conocimiento que tenemos del amor de Dios, el cual le motivó a enviar a Su propio Hijo para salvarnos de Su ira en contra del pecado, ¡cuánto más seguros debemos sentirnos sabiendo que Dios nos ha perdonado y nos ha aceptado como justos! Si la ira de Dios cayó sobre Cristo en la cruz, castigándole por nuestros pecados, y si Dios, por causa de la fe en lo que hizo Jesús, ya nos considera y trata como si fuésemos tan justos como lo es Jesús, ¿por qué temer el castigo de Dios? ¡Qué seguridad gozosa debemos tener al saber que Dios nunca nos condenará, porque Él nos ve EN CRISTO y tenemos Su justicia! (Ro. 8:33-34): “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” v. 10 Esta seguridad debe aumentar aún más al considerar que Cristo murió por nosotros cuando éramos enemigos de Dios, y que por medio de Su muerte nos reconcilió con Dios. Cuando pensamos en el significado de la reconciliación pensamos en dos personas quienes por alguna razón se han separado el uno del otro. Podrían ser esposos, o quizás, hermanos o amigos, pero en todos los casos hace falta la buena comunión entre las dos. Al Nuestro Padre usa las dificultades en nuestras vidas para enseñarnos paciencia, para hacernos madurar espiritualmente y darnos una esperanza segura de estar para siempre con el Señor en gloria. El amor de Dios por nosotros es tan grande que envió a Su Hijo a morir por nosotros, a pesar de que éramos débiles, impíos, esclavos de Satanás y del pecado y enemigos de Él.
  • 6. 92 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA reconciliarse los esposos vuelven a vivir juntos, los hermanos vuelven a tratarse y los amigos hablan y se ríen juntos como antes. La Biblia habla de la reconciliación del mundo y del individuo para con Dios. Cuando Adán y Eva pecaron fueron separados de Dios. Ya no podían gozar de la amistad íntima que tenían con Él antes de la caída. Su pecado formó una barrera entre ellos y su Dios (Is. 59:2, DHH): “Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír.” Dios no podía acercarse al hombre por causa de su pecado, y el hombre no podía acercarse a Dios por causa de Su santidad. Dios introdujo los sacrificios como una provisión temporal por medio de la cual los pecados de los hombres podrían ser cubiertos de Su vista, permitiéndoles así acercarse a Dios. Pero estos sacrificios no podían quitar los pecados, solamente los cubrían hasta que Dios proveyera un Cordero perfecto (He. 10:1-4): “Pues ya que la Ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma (imagen) misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado? Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.” Este Cordero perfecto era el Señor Jesús, quien se ofreció a Sí mismo como sacrificio por los pecados de los hombres (He. 9:23-26): “Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos. Porque Cristo (el Mesías) no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.” ¿Recuerdas lo que estudiamos en Ro. 3:25? ¿Cómo manifestó Dios Su propia justicia al haber pasado por alto los pecados cometidos en el tiempo del A.T., y que fueron cubiertos con la sangre de los animales? Sí, el sacrificio de Cristo satisfizo todas las justas demandas de Dios en contra del pecador antiguo-testamentario (Este sacrificio es lo que se define como “propiciación”). Dios quedó satisfecho de que Cristo había pagado con Su muerte el castigo de los pecados “cubiertos”. ¿Esto fue todo lo que Cristo logró con Su muerte? ¡De ninguna manera! Porque el sacrificio de Cristo también satisfizo todas las justas demandas de Dios en contra de todos los pecadores que han vivido desde que el sacrificio fue ofrecido (1 Jn. 2:2): “Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.” Dios siempre ha amado a todas las personas. Pero no podía acercarse a ellas, y las personas tampoco podían acercarse a Él porque había una barrera de pecado entre ellas y Dios. El sacrificio de propiciación que ofreció Jesús de Sí mismo, permitió a Dios extenderse a las personas pecaminosas, porque quedó satisfecho ya que el justo castigo por el pecado había sido pagado.
  • 7. 5:1-11 / REGOCIJÁNDONOS EN NUESTRA JUSTIFICACIÓN 93 Sin embargo, Dios no cambió y los seres humanos tampoco cambiaron en manera alguna. Dios todavía demanda justicia de ellos y aún siguen siendo pecadores y enemigos de Dios. Entonces, ¿de qué sirve la propiciación? Por medio de la propiciación las justas demandas de Dios en cuanto al castigo por los pecados han sido satisfechas. Esto cambió la relación de Dios hacia los pecadores. Cristo fue castigado por los pecados de toda la humanidad. Ahora Dios puede “extender la mano” hacia todos los pecadores y decirles: “Vuélvense a mí, y sean salvos, todos los términos de la tierra. Porque yo soy Dios, y no ningún otro.” (Is. 45:22). Esta es la reconciliación del mundo con Dios (2 Co. 5:19, NVI): “…que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.” Habiendo Cristo pagado la pena por todos los pecados de la humanidad, Dios puede “extender la mano” a esas mismas personas que cometieron tantos pecados. Pero éstas siguen en su enemistad contra Él. Por eso, el Señor ha enviado a los que creen para que sean Sus embajadores a los pecadores, dándoles las Buenas Nuevas de que Cristo fue castigado en su lugar, y, por esta razón, Dios no está tomando en cuenta sus pecados, sino que les está extendiendo la mano, esperando su respuesta (2 Co. 5:20): “Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo les rogamos: ‘¡Reconcíliense con Dios!’ ” La reconciliación del mundo Por medio del sacrificio del Señor Jesús, el Padre estaba satisfecho de que la pena del pecado se había pagado por completo. Esto le permitió llegar hasta los pecadores y ofrecerles un libre perdón, sobrepasando la barrera de los pecados.
  • 8. 94 LA CARTA DE PABLO A LOS CREYENTES EN ROMA ¿Cuál debe ser la respuesta de los pecadores y enemigos de Dios? La única respuesta que Dios acepta, es la respuesta de fe. Es creer el mensaje de reconciliación. Creer que Cristo fue condenado y ejecutado por los pecados de ellos. Es creer que Cristo resucitó de la muerte para compartir Su vida de resurrección con los que creen. Es semejante a lo que pasa cuando una persona ofendida extiende la mano y dice al que le ofendió: “Te perdono”, y el ofensor responde colocando su mano en la del ofendido: “Gracias, acepto tu perdón”. Esta es la reconciliación personal con Dios. Pero la obra de la reconciliación está incompleta sin la justificación. La persona perdonada y reconciliada no puede ser aceptada y recibida en el seno del Padre sin la justicia que Él demanda. El pecador perdonado no tiene ninguna justicia propia, es apenas como un criminal perdonado. ¿De dónde conseguirá la justicia necesaria para ser aceptado por Dios? Sí, de Cristo. En el momento que el pecador cree el mensaje del Evangelio, el mensaje de la reconciliación, poniendo su confianza en lo que Cristo hizo por él, desde ese mismo momento, la justicia de Cristo es puesta a su cuenta (2 Co. 5:21, NVI): “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.” A pesar de ser todavía pecador, aunque un pecador perdonado, Dios acepta a la persona que ha creído en Su Hijo, porque tiene la justicia que Él requiere, la del Señor Jesús. Dios ya no le considera como pecador, además le trata como si nunca hubiera cometido un solo pecado, tan justo como lo es Jesús. (Aunque hemos descrito la justificación como algo que sigue a la reconciliación personal, en verdad son indivisibles. Cuando la persona es reconciliada con Dios por la fe, en ese mismo instante es también justificada.) “mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida”. Si Dios nos reconcilió consigo por la muerte de Cristo cuando éramos Sus enemigos, ya que nos hemos reconciliado personalmente con Él mediante la fe, y somos Sus hijos, podemos estar “mucho más” seguros que nos guardará salvos por toda la eternidad. El Señor Jesús vive para siempre para que nuestra salvación sea eternamente segura (He. 7:25): “Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.” v. 11 ¿Cuál debe ser nuestra actitud en vista de todo esto? Claro, debemos sentir muchísimo gozo; nuestros corazones deben estar llenos de gratitud al Señor por haber hecho algo tan maravilloso para nosotros; y debemos tener la plena seguridad de que nada nos puede separar de Dios, porque estamos eternamente unidos con Él. ¡Realmente hay que disfrutar una salvación tan asombrosa! La reconciliación personal Cuando una persona escucha las Buenas Nuevas de salvación y cree que Jesús pagó por completo la deuda de sus pecados, esa persona ya no es enemigo de Dios, sino Su hijo. Dios nos reconcilió consigo, y hemos aceptado Su perdón por nuestros pecados. Ahora tenemos la seguridad de que nuestra reconciliación será eterna. Dios ha adornado nuestra reconciliación con la justificación, no sólo creando una buena relación, sino también proveyendo la base por la cual siempre seremos aceptables: la justicia de Cristo puesta a nuestra cuenta.