Representación del lenguaje y proceso de alfabetización
1.
2. La representación del lenguaje y
el proceso de alfabetización.
La alfabetización se ha planteado en
función de la relación entre el método
utilizado y el estado de “madurez” o de
“prontitud” del niño.
3. La escritura como un sistema de
representación
La escritura puede ser considerada como una representación
del lenguaje o como un código de transcripción grafico de las
unidades sonoras.
La diferencia esencial es la siguiente: en el caso de la
codificación ya están predeterminados tanto como los
elementos como las relaciones, el nuevo código no hace mas
que encontrar una representación diferente para los mismos
elementos y las mismas relaciones. Por el contrario, en el caso
de la creación de una representación ni los elementos ni las
relaciones están predeterminados.
4. Si la escritura se concibe como un código de transcripción,
su aprendizaje se concibe como la adquisición de una
técnica, si la escritura se concibe como un sistema de
representación, su aprendizaje se convierte en la
apropiación de un nuevo objeto de conocimiento, o sea, en
un aprendizaje conceptual.
5. Las conceptualizaciones de los niños acerca
del sistema de escritura
Los indicadores mas claros de las exploraciones que
realizan los niños para comprender la naturaleza de la
escritura son sus producciones espontaneas,
entendiendo por tales las que no son el resultado de una
copia.
Si pensamos que los niños son seres que ignoran que
deben pedir permiso para empezar a aprender, quizás
empecemos a aceptar que pueden saber aunque no les
haya dado la autorización institucional para ello
6. Las primeras escrituras infantiles aparecen, desde el punto
de vista figural, como líneas onduladas o quebradas,
continuas o fragmentadas, o bien como una serie de
elementos discretos repetidos.
Los aspectos figúrales tienen que ver con la calidad del
trazado, la distribución espacial de la formas, la
orientación predominante.
Los aspectos constructivos tienen que ver con lo que se
quiso representar y los medios utilizados para crear
diferenciaciones entre las representaciones.
8. Si aceptamos que el niño no es una tabla
rasa sobre la cual van a inscribirse letras o
las palabras en orden en que el método
determine; si aceptamos que lo “fácil” y lo
“difícil” no pueden definirse desde la
perspectiva del adulto sino desde la
perspectiva de quien aprende; si aceptamos
que cualquier información asimilada para ser
operante , entonces debemos también
aceptar que los métodos no ofrecen más que
sugerencias, incitaciones, cuando no
prácticas rituales o conjunto de
prohibiciones.
9. Hay prácticas que llevan al niño a la
convicción de que el conocimiento es algo
que otros poseen y que sólo se puede
obtener de la boca de esos otros, sin ser
nunca partícipe en la construcción del
conocimiento.
10. Ninguna práctica pedagógica es neutra.
Todas están apoyadas en cierto modo
de concebir el proceso de aprendizaje
y el objeto de ese aprendizaje.
11. Si se piensa que la enseñanza de la lengua
escrita tiene por objetivo el aprendizaje de un
código de transcripción, es posible disociar la
enseñanza de la lectura y de la escritura en
tanto aprendizaje de los técnicas diferentes,
aunque complementarias.
12. La lengua escrita es un objeto de uso social,
con una existencia social (y no meramente
escolar).
13. El niño recibe información dentro pero también fuera de la
escuela, y esa información extra-escolar se parece a la
información lingüística general que utilizó cuando
aprendió a hablar. Es información variada, aparentemente
desordenada, a veces contradictoria, pero es información
sobre la lengua escrita en contextos sociales de uso, en
tanto que la información escolar es muy a menudo
información descontextuada.
14. Un nuevo método no resuelve los problemas.
Los cambios necesarios para enfrentar sobre
bases nuevas la alfabetización inicial no se
resuelven con un nuevo método de enseñanza,
ni con test de madurez o pre-detección, ni con
nuevos materiales didácticos.