Este documento presenta una introducción a la ética como disciplina filosófica que estudia la moral y el comportamiento moral humano. Define conceptos clave como moral, norma moral, acción moral y persona moral. Explica el proceso histórico de la moral desde las comunidades primitivas hasta el capitalismo, y las semejanzas y diferencias entre normas morales y jurídicas. Los objetivos son conocer el concepto y objeto de estudio de la ética y comprender los conceptos de moralidad, acción y persona moral.
2. OBJETIVOS
Conocer el concepto y objeto de estudio de la Ética.
Comprender el carácter histórico y social de la moral.
Comprender los conceptos de moralidad, acción y
persona moral.
Reflexionar sobre la importancia de los valores
fundamentales.
Discriminar respuestas sobre el problema del bien.
3. INTRODUCCIÓN
Hablar de igualdad frente a la exclusión o de la dignidad frente al
oprobio, de la justicia frente a la arbitrariedad, de la solidaridad
frente al egoísmo o de la libertad frente al sometimiento significa
meditar sobre los valores éticos. Pero en Ética, discutir sobre los
valores es discutir sobre sus fundamentos, su significado y su
perspectiva. Por su carácter social, el tema de la moral no
compete sólo a la religión o a la teología sino que ingresa al
dominio teórico de la filosofía, en especial al ámbito de la Ética.
De las relaciones económicas, sociales y políticas de una sociedad
surgen diferentes criterios para valorar qué es correcto de aquello
que no lo es. Utilizamos criterios éticos cuando advertimos la
irresponsabilidad en el manejo del Estado, la corrupción en algunas
organizaciones políticas y la indiferencia frente al atropello de los
derechos humanos.
4. 1. DEFINICIÓN
La Ética es la disciplina filosófica que se encarga de
problematizar todo lo concerniente a la moral y al
comportamiento moral del hombre en sociedad.
Proviene de la palabra griega ethos (que significa
costumbre), de ahí que sea conocida como teoría de la
moral.
Muchas veces se confunde ética y moral, pero no son lo
mismo, dado que la Ética es la teoría de la moral, y la moral
es el objeto de estudio de la Ética. Por ello, cuando hablamos
de ética no nos referimos a un conjunto de valores y normas,
dado que su misión es problematizar sobre el porqué de estos
valores y normas.
5. 2. LA MORAL
En la sesión de Axiología hemos estudiado los
valores morales. Estos valores pertenecen a un
conjunto denominado moral, que también
incluye las normas morales, reglas que existen
debido a aquellos valores.
De ahí que podemos definir la moral como un
sistema de valores y de normas morales que
regulan las relaciones de los individuos que
conforman un grupo humano incluido en un
contexto económico y social, de tal manera que
dichas normas se acaten con la convicción de
que se está actuando libre y conscientemente.
Como producto histórico y social, toda moral ha
cambiado con el desarrollo de la sociedad. Es así
que podemos considerar la existencia de
diferentes sistemas morales tanto en la
antigüedad, en la época medieval como en la
sociedad actual. Resulta absurdo pensar que han
existido valores o normas morales absolutos e
inmutables.
6. 2.1. PROCESO HISTÓRICO DE
LA MORAL
A. LA MORAL EN LA COMUNIDAD PRIMITIVA:
La moral surge cuando el hombre toma conciencia de ser miembro de una
colectividad, y que necesita de esta para poder existir. Mediante su práctica
social, los hombres en colectivo se vinculan con la naturaleza y entre ellos;
surgen así los valores y las normas morales con el objetivo de buscar su
subsistencia. Por ejemplo, para cazar un animal salvaje, los hombres se
organizan, adoptan una estrategia y confían entre ellos para el éxito de esta
actividad; de esa manera los beneficios se distribuyen entre sus miembros.
De esta forma, el comportamiento moralmente bueno será aquello que sirva a
los intereses de la banda, clan o tribu y lo malo aquello que produzca
dificultades (como la del ocioso). Nos damos cuenta que ya en la comunidad
primitiva surgen ideas como la confianza, la disciplina y la justicia. Así se
conforma una moral que representa los intereses de toda una sociedad, en una
época en la que no se conocía la propiedad privada –sobre los medios de
producción– ni las clases sociales.
7. 2.1. PROCESO HISTÓRICO DE
LA MORAL
B. LA MORAL EN EL ESCLAVISMO:
El tránsito desde la comunidad primitiva hasta el esclavismo se
debió sobre todo al desarrollo económico de algunas
comunidades donde había excedentes de producción en la
agricultura y en la ganadería. Esa condición permitió la
aparición y explotación de los esclavos, convirtiéndose esta
clase en la fuerza productiva que impulsaba el desarrollo
social.
Con aquella desigualdad económica que existía en las
sociedades esclavistas, surgen varios sistemas morales que
reflejan los intereses de las clases sociales. Por ejemplo, en la
antigua Grecia, los dueños de esclavos crean valores que van
a caracterizarlos como –en unos casos– la impetuosidad, la
irascibilidad, y –en otros– la mesura y prudencia; además, van
a despreciar el trabajo manual, sosteniendo que las
actividades racionales son las más valiosas y propias de ellos.
Por su parte, en los esclavos se iba generando una conciencia
que va a condicionar sus valores como la venganza y el
orgullo; ello en tanto no aparecía el cristianismo, que, con su
prédica de humildad, sumisión, resignación y trabajo como
castigo, caló hondamente en los explotados, por lo que fue
utilizado por las clases dominantes para el mantenimiento del
sistema esclavista.
8. 2.1. PROCESO HISTÓRICO DE
LA MORAL
C. LA MORAL EN EL FEUDALISMO:
Aunque participó en el mantenimiento del sistema feudal, el cristianismo no sirvió para
que siga existiendo el esclavismo europeo. Con el hundimiento de la sociedad
esclavista surge una nueva configuración en el sistema económico. Entre las diferentes
clases sociales que surgieron, la contradicción principal se estableció entre los señores
feudales –poseedores de inmensas tierras y del servicio de las comunidades instaladas
en ellas– y los servicios campesinos –obligados a trabajar para el señor feudal,
sometidos económicamente, militar e ideológicamente–.
El sometimiento ideológico estaba a cargo de la Iglesia feudal, la que imponía a los
dominados, mediante el terror del castigo del Infierno o en la Tierra, valores
relacionados con la resignación y el trabajo como producto del pecado. De otro lado,
la aristocracia fomentaba valores vinculados al desprecio del trabajo y la servidumbre
por naturaleza, formas de pensamiento existentes desde el esclavismo.
9. 2.1. PROCESO HISTÓRICO DE
LA MORAL
D. LA MORAL EN EL CAPITALISMO:
El desarrollo del feudalismo provocó sus crisis y con ello el
surgimiento de la burguesía, que va a tomar la posta en la
explotación el hombre por el hombre. En este proceso social, el
desarrollo de la producción y la competencia obliga a la
entonces clase emergente a fomentar valores relacionados
con la utilidad, la racionalidad, la libertad individual y el respeto
a la propiedad privada. De esa manera, esta clase social
promueve los valores de igualdad, dignidad, solidaridad,
justicia y libertad.
Si embargo, al progresar el capitalismo, la competencia
encarnizada por obtener cada vez más ganancias imposibilita
a la burguesía el cumplimiento de estos valores. Por el contrario,
este grupo genera y transmite a las demás clases sociales
actitudes como el egoísmo, la hipocresía, el facilismo y el
desorden, consecuencia lógica de un sistema en donde no
existe nada sagrado, pues casi todo tiene un precio.
El desarrollo del capitalismo genera en sus entrañas la clase
social que le va a tomar la posta. Esta clase es la que
diariamente lleva a la práctica una forma de trabajo colectivo
que permite a sus integrantes ser, dignos y solidarios unos con
otros; por lo tanto, se encuentra capacitada en el
cumplimiento de los valores que la burguesía no ha podido
realizar. De ahí que esta clase, mediante su esfuerzo constante,
busca también el cumplimiento de la justicia y libertad; pero ya
no sólo para ella misma sino para toda la sociedad, porque el
desarrollo de la producción, de la política y de la ciencia le han
permitido comprender el rol que tiene en la historia.
10. 2.2. LA NORMA MORAL
La norma moral es una regla de comportamiento que se
encuentra justificada por uno o varios valores morales. Por
ejemplo, la norma: Debes ayudar a los amigos se justifica por
valores como la solidaridad, y la norma debes decir la verdad se
justifica por valores como la honradez.
Observamos entonces que las normas morales son leyes, pero
sólo cierto tipo de leyes merece el nombre de normas morales.
Así por ejemplo, mientras las leyes científicas son explicativas, las
leyes morales son normativas o deontológicas (es decir, imponen
deberes) como es el caso de debes trabajar para el colectivo.
Toda actividad que realizamos se expresa en comportamientos
que mostramos en nuestras relaciones con otras personas. Por
esta razón, desde las primeras organizaciones humanas fue
necesario tener un orden para convivir; de ahí la necesidad de
normas que deberán cumplir todos los miembros de un grupo
humano que busca alcanzar fines.
Pero no todas las normas son morales, pues existen también
normas jurídicas, aquellas elaboradas por las instituciones del
Estado, como es el caso del Congreso. Al conjunto de normas
jurídicas que establece el Estado para un manejo adecuado de
su gobierno, se denomina derecho. Es importante conocer las
semejanzas y diferencias entre las normas morales y las jurídicas.
11. 2.3. SEMEJANZAS ENTRE NORMAS
MORALES Y NORMAS JURÍDICAS
Tanto las normas morales como las jurídicas cambian
históricamente, al producirse cambios en el sistema
económico y social.
Ambos tipos de normas regulan las relaciones de los
seres humanos con el fin de asegurar un determinado
orden social.
Las normas morales y las jurídicas son imperativas. Por
ende, entrañan la exigencia de que se cumplan,
haciendo que las personas se comporten de una
forma y no de otra.
Desde el esclavismo, estas dos clases de normas no
provienen de toda la sociedad en su conjunto, sino
representan intereses que en última instancia son de
ciertas clases sociales.
12. 2.4. DIFERENCIAS ENTRE NORMAS
MORALES Y NORMAS JURÍDICAS
NORMAS MORALES NORMAS JURÍDICAS
1. Históricamente, se da desde que existe el hombre. Su
origen es anterior a cualquier organización social
divida en clases y a la aparición del Estado.
1. Su origen se debe a la aparición de la propiedad
privada, y como consecuencia al surgimiento de las
clases sociales y del Estado.
2. En sociedades con clases coexisten varios conjuntos
de normas, algunas propias de las clases dominantes
y otras de las clases dominadas.
2. A pesar de la existencia de las sociedades con
clases, para cada Estado existe un mismo conjunto
de normas.
3. No se hallan codificadas formal y oficialmente.
3. Para asegurar su cumplimiento, presentan
codificación formal y oficial.
4.Predominan los deberes, las exigencias y las
obligaciones.
4. Prescriben deberes y derechos de forma ¿equitativa?
5. Regulan casi toda la acción humana.
5. Regulan solo las actividades humanas que interesa al
Estado.
6. Permiten calificar acciones como buenas o malas. 6. Permiten calificar acciones como legales e ilegales.
7. Como son transmitidas a los seres humanos por
medio de la educación a fin de que sean
interiorizados, se sostiene que las normas morales se
cumplen gracias al convencimiento interno de las
personas, existiendo así una denominada adhesión
por convicción.
8. A pesar de ser transmitidas por medio de la
educación (con el fin de que sean interiorizadas), las
personas deben cumplir estas normas aun sin estar
convencidos de que sean justas. Por eso, el
organismo de gobierno correspondiente establece
mecanismos coercitivos, a modo de vigilancia o
fiscalización.
8. Al ser interiorizados, es posible que se manifieste un
sometimiento de culpa o arrepentimiento si la
persona a cometido una acción mala; se produce
así una sanción interna o subjetiva.
9. Ante una acción ilegal, es posible que ocurra una
sanción externa y objetiva, como la privación de la
liberad o el pago de una multa.
13. 3. MORALIDAD
Mientras que la moral comprende los valores y las normas
que se manifiestan en una sociedad, la moralidad es el
conjunto de actos humanos de carácter moral. Entonces, la
moralidad hace referencia a las acciones efectivas que
cobran significado respecto a un moral vigente. Si la
moralidad es el conjunto de acciones morales, veamos en
qué consiste aquel tipo de acto humano.
14. 3.1. LA ACCIÓN MORAL
Es el acto o hecho que consiste en el cumplimiento o
incumplimiento de una determinada norma moral.
Esta ejecución o no ejecución de una norma moral
debe ser realizada por un ser humano que en ese
instante es una persona consciente y libre. A la
persona que cumple o no con una norma, siendo
consciente y libre, se le llama persona moral o inmoral
correlativamente.
15. 3.2. LA PERSONA MORAL
Es un ser humano que dentro de su contexto económico y social y en su proceso de socialización, ha
adquirido ciertas normas y valores morales. De esta forma, se encuentra capacitado para realizar
acciones morales puesto que en aquellos actos posee conciencia moral, libertad moral y responsabilidad
moral.
A. CONCIENCIA MORAL:
Es la capacidad de darse cuenta qué acciones son buenas y qué acciones son malas. Es la facultad
que permite a la persona darse cuenta de que el acto ejecutado es correcto o incorrecto.
Se resalta la conciencia moral en el caso de un árbitro, por ejemplo, a quien le ofrecen mucho dinero
para que ayude a un equipo a ganar. El árbitro sabe que con ese dinero puede tener alguna mejora
en su situación económica, pero a la vez tiene conciencia de que el soborno es incorrecto.
B. LIBERTAD MORAL:
Es la capacidad de ejecutar sin estar obligado a hacerlo. Para que un acto humano sea moral no
basta tener conciencia moral. Por ello, se sostiene que la libertad moral es condición sine qua non
para un acto moral.
El tener libertad moral significa que la persona posee autonomía moral, dado que si comete una
acción debido a presión o amenaza de mayor grado (como el de hacer peligrar su integridad), aquel
acto no sería moral pues no ha tenido la decisión para hacerlo.
A manera de ejemplo, no existe libertad moral cuando un joven, por amenaza de muerte, participa
en la comisión de un delito; aquella acción no puede ser calificada como mala ni mucho menos el
joven tiene responsabilidad alguna, a pesar de saber que robar es malo.
C. RESPONSABILIDAD MORAL:
De esa forma, vemos que una persona sólo puede ser considerada moral si posee tanto conciencia
como libertad, para que así sea responsable de las acciones que comete al utilizar aquellas
capacidades.
En resumen, una persona posee responsabilidad moral si comete una acción sabiendo lo que está
haciendo y con autonomía moral.
16. 3.3. LA PERSONA Y LA
ACCIÓN MORAL
De la caracterización de la persona moral,
podemos darnos cuenta de que no todas las
personas poseen conciencia y libertad en el
momento de sus acciones. Por consiguiente es
necesario utilizar el concepto amoral para
designar a aquellos seres humanos que en el
momento de ejecutar un acto no saben lo que
están haciendo o se encuentran coaccionados.
Es comprensible que los neonatos o infantes sean
considerados personas amorales, dado que
todavía no son conscientes de sus acciones. Por
ejemplo, cuando un infante coge un juguete en
una tienda no lo hace pensando que está
robando. Lo mismo ocurre en el caso de las
personas orates. En estos dos casos, notamos que
aquellos seres humanos no poseen responsabilidad
por las acciones realizadas.
17. 4. VALORES ÉTICOS FUNDAMENTALES
Habitualmente se sostiene que los valores éticos fundamentales son aquellos que no pueden faltar en una
comunidad humana, pues garantizan la convivencia y el progreso social. De esa forma, uno de los criterios para
evaluar el avance de una persona o de un país es la práctica de estos valores.
4.1. LA IGUALDAD:
Es el valor que exige considerar al hombre semejante a los demás seres humanos, independientemente de su
condición económica, social, física o mental. Este valor obliga a que no haya exclusión pues cada uno de
nosotros tiene las mismas oportunidades y derechos que los demás.
Una situación contraria a la igualdad se presenta por la desigualdad económica al hacer que las personas que
tienen poco o nada no tengan las oportunidades y derechos de los que sí disfrutan otros.
4.2. LA DIGNIDAD:
Es el valor que exige considerar al hombre, independiente de su condición, como valioso por sí mismo, y por
tanto, no como objeto sino como un fin en sí mismo. Entonces, la dignidad obliga a que el bienestar del ser
humano sea la finalidad suprema de todas nuestras actividades.
Se atenta contra la dignidad cuando se utiliza a una persona como medio para conseguir un fin. Por ejemplo,
en la explotación de los trabajadores, estos son utilizados como máquinas para producir.
4.3. LA JUSTICIA:
Es el valor que exige similar trato para todo ser humano en el reparto de bienes o castigos,
independientemente de su condición.
Aristóteles sostuvo que el valor justicia puede comprenderse de dos maneras:
a) La justicia distributiva: es aquella justicia que exige reparto de bienes o castigos según los méritos y esfuerzo
de cada integrante de un grupo social, o de acuerdo a la situación en que se encuentra cada persona
dentro de ese grupo. Por ejemplo, cuando en una familia los padres distribuyen tareas de la casa a sus hijos
según las condiciones propias de su edad. Este valor se atenta en el caso de un gobernante que por
favoritismo electoral asigna más dinero a una localidad que a otra.
b) La justicia conmutativa: es aquella justicia que exige un trato concordante y recíproco entre las personas
para evitar alguna falta o exceso en el reparto de bienes o castigos. Regula la equidad de un bien por otro
bien. Por ejemplo, en el alquiler de un departamento, tanto el propietario del inmueble como el inquilino
consideran justa la correspondencia entre precio del alquiler y los servicios y comodidades del
departamento. A modo de ejemplo, se transgrede este valor cuando se vende un producto al doble de
precio que realmente tiene en el mercado.
18. 4. VALORES ÉTICOS FUNDAMENTALES
4.4. LA SOLIDARIDAD:
Es el valor que exige asumir el compromiso de participar colectivamente en la solución de problemas que son comunes a
un grupo humano, dejando de lado el egoísmo y el individualismo, para así lograr un desarrollo en todos sus miembros. Por
ejemplo, cuando un grupo de jóvenes colaboran mutuamente en sus estudios para afrontar con éxito algún examen. No
practicamos la solidaridad cuando, por ejemplo, nos esforzamos por lograr nuestras metas individuales para así conseguir
bienestar material, sin preocuparnos de las condiciones de vida de otras personas.
No hay que confundir la solidaridad con el asistencialismo. El asistencialismo consiste en la ayuda inmediatista a otras
personas sin ir a la causa de sus necesidades; por ejemplo, cuando algunos políticos realizan campañas de distribución
de víveres en pueblos jóvenes sin preocuparse por los problemas estructurales.
4.5. LA LIBERTAD:
Es el valor que si bien exige reconocer que en la realidad existe un orden debido a leyes, también nos permite utilizar esas
leyes en la conquista de objetivos que beneficien a nuestro colectivo.
Por ejemplo, cuando un estudiante reconoce que en su centro de estudios hay un reglamento que debe cumplir, y este
joven lo cumple porque su objetivo es ser un profesional que aporta al desarrollo de su sociedad. Tradicionalmente se
considera que es un valor que exige reconocer la autonomía del otro.
Por otro lado, si comprendemos de forma correcta la libertad, concluiremos que es absurdo hablar de su inexistencia. De
esa manera, es cuestionable el determinismo, cuyos partidarios afirman que todos los sucesos de la realidad ya se
encuentran planificados o preestablecidos, sea por una divinidad (Agustín de Hipona, providencialista) o por un destino
(Zenón de Citium, estoicista).
Además, esta forma de concebir la libertad nos permite rechazar la idea, por absurda, de que existe libertad absoluta,
posición asumida por los partidarios del indeterminismo, pues afirman que ninguna actividad o circunstancia en el
hombre es segura, ya que ha nacido con total libertad, y por lo tanto está obligado él solo a forjar su destino, siendo así
total responsable de sus actos; así, nada hay seguro en el futuro del hombre (aunque sólo la muerte, tal como lo sostienen
Martin Heidegger y Jean Paul Sartre).
Ya hemos visto en qué consiste la libertad moral. Veamos otras formas de libertades:
a) Libertad natural: capacidad para ir en contra, por lo menos parcial y momentáneamente, del orden establecido e la
naturaleza. Por ejemplo, cuando una persona nada por debajo de la superficie del mar utilizando una traje de buceo.
b) Libertad política: capacidad de poder participar en algún asunto de gobierno sin interferencia externa. Por ejemplo,
cuando una persona interviene en una asamblea para acordar la elección de un representante.
c) Libertad personal: capacidad de pensar o actuar autónomamente a pesar del orden político o social imperante. Por
ejemplo, cuando una persona decide tener actitudes y formas de pensar contrarias a la religión predominante que es
fomentada por el sistema educativo. A partir de esta libertad se derivan otras formas más, como la libertad psicológica
(o de pensamiento), libertad de prensa y libertad de opinión.
19. 5. EL PROBLEMA DEL BIEN
La Ética no es ajena al debate entre diversos filósofos a
lo largo de la historia. Más aún, tratar sobre el
comportamiento humano y las normas que lo rigen ha
sido un asunto que siempre ha interesado a la mayoría
de los intelectuales. Existen diversas especulaciones
sobre el problema fundamental de la Ética: el bien. Al
responder la interrogante ¿qué es el bien?, surgen
diversas teorías éticas. Así tenemos el eudemonismo, el
formalismo y el intuicionismo, entre otros.
20. 5.1. EL EUDEMONISMO
Es la postura filosófica que sostiene que el bien es la felicidad. El término eudemonismo proviene de la
palabra griega eudemonía que significa felicidad. Conciben a la felicidad no como un medio, sino como la
finalidad máxima a que aspira toda persona; de ahí que es considerado una postura principalmente
teleológica. Asimismo, al dar algún fin a las acciones morales, el eudemonismo también es denominado Ética
de bienes y fines; y esta Ética es considerada por Kant productora de una moral heterónoma, aquella
conformada por normas que obedece a intereses o deseos.
Los eudemonistas griegos consideraban que aquella felicidad es una característica propia del sabio, por lo
que sostenían que solo el sabio es feliz; de ahí que el eudemonismo de los griegos es considerado una
postura intelectualista.
Se considera que el eudemonismo fue propuesto inicialmente por el ateniense Sócrates en el s. V a.n.e. Este
filósofo sostuvo que el hombre sabio, y por ende virtuoso y feliz, es aquel que había alcanzado el
conocimiento de sí mismo y con ello logrado autodominarse. A decir de Sócrates, las personas tienden
naturalmente a hacer el bien; por consiguiente, cuando realizan acciones malas, lo hacen precisamente
porque no han logrado conocerse a sí mismo y, por lo tanto, han caído en la ignorancia.
Platón, discípulo de Sócrates, lleva la tesis de su maestro hacia un idealismo extremo al considerar que el bien
(al que tendían las personas naturalmente, como lo decía Sócrates) es en realidad la suprema esencia, –pues
a decir de Platón– no sólo las personas sino todos los entes lo toman como máximo modelo. El bien conforma
el conjunto de esencias que la historia de la filosofía denomina Mundo de las ideas, aprehensible con el alma
(o razón), en tanto que el cuerpo es el origen del mal y de la ignorancia. Por lo tanto, mientras el sabio cultiva
su razón aprehendiendo el bien y las demás esencias, el que cultiva su cuerpo mediante los placeres
sensibles se orienta hacia el mal.
Aristóteles, discípulo de Platón, va a continuar sosteniendo que el bien es de naturaleza racional. Sin
embargo, Aristóteles considera que no existe tal “mundo de ideas” concebido por Platón. Esta posición
obliga a Aristóteles a sostener que no basta con la comprensión del bien, sino que es fundamental la
práctica, reflejando el control de la razón sobre las pasiones. Entonces, se es virtuoso si se practican las
virtudes éticas: acciones medias (o de justo medio) que evitan excesos y defectos.
A partir del s. IV a.n.e. las condiciones económicas y sociales que existían en Grecia obligaban a sus mayores
intelectuales a reflexionar sobre la posibilidad de alcanzar la felicidad en un mundo donde ya se había
perdido el esplendor clásico de los siglos anteriores. Aquí, surge posturas eudemonistas como el hedonismo
propuesto por Epicuro de Samos, quien considera que la felicidad se alcanza con el placer. Pero no
cualquier acción que denominemos placentera lo es realmente, pues –a decir de este filósofo– existen falsos
placeres que conducen en realidad a desplaceres o estados de sufrimiento; ya que, por ejemplo, un gozo
(como el caso de la fama) produce malestar (al terminarse la fama produce tristeza). Entonces, Epicuro
sostiene que debemos distinguir estos placeres de los verdaderos placeres, aquellos que perduran y que
logran un estado de tranquilidad del alma (ataraxia). Es así que la sabiduría nos permite llegar a la ataraxia,
medio para alcanzar la felicidad.
21.
22. 5.1. EL EUDEMONISMO
A finales del s. IV y principios del s. III a.n.e., el estoicismo, corriente fundada por Zenón
de Citio, postuló que la felicidad se alcanza en tanto vivamos de acuerdo al orden
racional que existe en el mundo. Y como el sabio es aquel que conoce el orden del
cosmos, es el único virtuoso y feliz en tanto viva aceptando ese orden. De esa forma
logrará un estado de tranquilidad del alma y de apatía (indiferencia ante el dolor y el
placer), medio para alcanzar la felicidad. En cambio, la infelicidad es consecuencia
de la ignorancia del orden del mundo, estado que se muestra con el temor a la
enfermedad o a la muerte, o con una constante angustia debido a algún problema.
Por todo ello, a la Ética estoica se le denomina ética de la resignación: aceptar y
renunciar porque todo ya está establecido.
Hemos visto que uno de los rasgos del eudemonismo de los griegos es su
intelectualismo, es decir, el considerar que solo el sabio puede ser feliz. Sin embargo,
en el s. XVII también ha habido posiciones similares como la del holandés Baruch
Spinoza, quien consideró que la verdadera felicidad se alcanza con la comprensión
racional de que Dios se manifiesta en todos los entes, y esto permite que nos
acerquemos a ellos por nuestros deseo. De ahí su sentencia: No deseamos las cosas
porque son buenas, sino que son buenas porque las deseamos.
Pero este intelectualismo se deja de lado con el eudemonismo utilitarista propuesto
en el s. XIX por los ingleses Jeremías Bentham y John Stuart Mill. Esta corriente (por
medio de Bentham, el fundador del utilitarismo) propone el denominado principio de
máxima felicidad: una acción es buena en tanto proporcione placer al mayor
número de personas. Asimismo, esta corriente, sostiene que utilidad es lo mismo que
placer, pues una cosa es útil en tanto proporciones provecho o placer, y evita la
pérdida o el dolor. Es así que, a decir de estos filósofos, el bien se alcanza en tanto se
proporcione placer o, lo que es lo mismo para Bentham y Mill, felicidad. Por ejemplo,
una medida gubernamental es considerada buena si brinda felicidad (bienestar o
placer) al mayor número de ciudadanos.
23. 5.2. EL FORMALISMO
Es la postura filosófica que sostiene que el Bien es la Buena voluntad. El término
formalismo se debe a la pretensión de su autor, Immanuel Kant, de dejar de lado
toda condición (como por ejemplo, la búsqueda de la felicidad) para la
elaboración de una moral universal. Ello obligará a Kant a orientarse hacia las
facultades racionales (formales o a priori) pues sólo ello garantizará su objetivo.
Una de las características principales del formalismo es que esta postura es
considerada deontológica, pues al sostener que uno ejecuta una ley moral sólo por
buena voluntad (que es valiosa por sí misma), se deduce que el acatamiento de
esa ley no busca otro fin que el cumplimiento del deber.
Asimismo, Kant considera que la moral (producto de aquellas leyes que se ejecutan
por buena voluntad) es autónoma ya que, al no estar condicionada por alguna
persona, institución o interés, se funda en la libertad del individuo de cumplir con el
deber.
Entonces, vemos que la ley moral es aquella que se cumple por el deber mismo, y
Kant la encuentra en los denominados imperativos categóricos o absolutos. Por
ejemplo, Debo ayudar a los demás porque sé que ayudar es bueno.
En esta norma, observamos claramente que el ayudar a los demás debe realizarse
sin más condición que la de saber que esa norma es buena. Entonces, al cumplir la
norma, uno ayuda a los demás sólo por buena voluntad y en cumplimiento del
deber.
En cambio, existen otros mandatos imperativos que se encuentran condicionados
por algún beneficio u objetivo. Estos, sostiene Kant, de ninguna manera son leyes
morales, aunque conforma una moral heterónoma. A estos mandatos los denomina
imperativos hipotéticos o condicionales. Por ejemplo: Debo ayudar a los demás
porque sé que de esa manera me van a felicitar.
24. 5.3. EL INTUICIONISMO
Es la postura filosófica que sostiene que el bien es
indefinible. El término intuicionismo se debe a que el
filósofo que propone esta teoría, el inglés George
Moore, en el s. XX, a partir del análisis del lenguaje,
sostiene que el concepto bien pertenece a un
conjunto denominado conceptos simples, llamado así
porque estos conceptos no pueden definirse
analizándolos en conceptos más elementales (de la
misma forma que el concepto amarillo). En cambio,
hay otros conceptos que sí pueden definirse a partir de
otros conceptos, tales como mesa (definible a partir de
los conceptos patas, tablero, etc.) o árbol (definible a
partir de los conceptos raíz, tronco, hojas, etc.). De ahí
que Moore sostenga que el bien (o el mal) sólo se
intuye, es decir, se capta inmediatamente, mientras
tengamos una conciencia atenta hacia las acciones
buenas o malas que percibimos.
25. 5.4. OTROS SISTEMAS ÉTICOS
ÉTICA EVOLUTIVA: de Herbert Spencer (1820-1903), Charles Darwin (1809-1882), T. Malthus (1766-
1834) y E. Heackel (1834-1919); que consideran que lo debido y lo bueno de la acción depende de
la mayor o menor adaptación al medio. El comportamiento justo es aquel que permite la
supervivencia por la adaptación a las condiciones de vida del ambiente.
ÉTICA VOLUNTARISTA: término introducido por el sociólogo alemán Tonnies y el filósofo Paulsen.
Supone que la voluntad constituye el fundamento primario del mundo, la contrapone a las leyes
objetivas de la naturaleza y de la sociedad y niega que la voluntad humana esté condicionada
por el medio circundante. El voluntarismo desempeñó un importante papel en la filosofía de
Nietzsche. El saber surge en la voluntad ética del deber.
ÉTICA VITALISTA: de W. Dilthey (1833-1911) y el raciovitalista de J. Ortega y Gasset (1883-1955) que
basan la moral en los impulsos en la vida o en cada circunstancia que condiciona a cada persona
ÉTICA POSITIVISTA: de Augusto Comte (1798-1857) y E. Durkheim (1858-1917) que identifican la
moral con las costumbres y usos de los grupos humanos.
ÉTICA EXISTENCIALISTA: para el existencialismo, el hombre se encuentra en este mundo
enfrentando al hecho descarnado de la existencia. No hemos pedido ni elegido venir a la
existencia; hemos sido, para unos “puestos” en la existencia y para otros “botados” a la existencia;
pero, en ambos casos nos vemos atrapados por ella y en ella. La vida nos llena de futilidad,
desesperación, angustia, náusea, etc. ¿Qué hacer frente a esto? Siendo nuestra razón demasiado
débil, no es capaz de dar respuestas y si lo damos es totalmente absurda. Pero el hombre necesita,
reclama “porque somos libres”. Es, pues, la libertad el dato básico que debe ser aclarado. Dos
tendencias, se pueden ofrece dentro de la ética existencialista: la de Kierkegaard o tendencia
religiosa y la de Sartre o tendencia atea.
Para Kierkegaard el problema se resuelve por el camino de la fe. La perfección moral se realiza a
través de tres saltos absolutos y cualitativos: el hombre estético, el hombre ético y el hombre
religioso. La existencia es pasión del infinito, del otro Absoluto, que es Dios.
No puede acogerse Sartre a la fe como Kierkegaard, porque ha decidido ya de antemano
rechazar a Dios y rechazar la vida trascendente. Señala que el mundo es absurdo, pero es un
hecho brutal en el cual nos hallamos. No podemos evitar la necesidad de “elegir”. La vida es
necesariamente “elección”. Si el absurdo del mundo no lo podemos trascender, debemos
enfrentarnos a él y aceptarlo en lo que es, como “absurdo”. El hombre comienza con existencia
pero sin esencia: la esencia es aquello que ha de ser el hombre y, por lo mismo, él deberá dársela
a si a través de cada elección libre.