Este documento describe el caso de una mujer de 34 años que acudió a urgencias con cefalea intensa. Se le diagnosticó hidrocefalia al nacer y se le implantó una válvula ventriculoperitoneal a los 10 años. Una tomografía computarizada reveló hematomas subdurales bilaterales con membranas internas intensamente calcificadas. Se sometió a cirugía de urgencia para alargar el catéter peritoneal. Las complicaciones de las válvulas de derivación incluyen infecciones, obstrucciones y desarrollos de hematomas subdural
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Hematoma subdural crónico calcificado: cerebro blindado
de presión baja o ambas aunque, des-
de la introducción de válvulas regula-
bles, su incidencia ha disminuido no-
tablemente. En la población infantil y
juvenil, los higromas subdurales son
en su mayoría asintomáticos y tienden
a la resolución espontánea.
Nuestra paciente fue intervenida
después de 10 años del diagnóstico y
cuando había desarrollado una ma-
crocefalia notable, aunque la válvula
implantada en ese momento fue de
presión media (no existían aún en el
mercado válvulas de presión regula-
ble). La desproporción craneal que pre-
sentaba facilitó, sin lugar a dudas, el
desarrollo de higromas subdurales que
posteriormente, y debido a la ausen-
cia de sintomatología, evolucionaron
hacia hematomas. La calcificación de
la membrana externa de hematomas
subdurales crónicos es poco frecuente
y se conoce en la bibliografía como
cerebro blindado (armoured brain) o
cerebro de matrioska, al recordar a las
famosas muñecas rusas que encajan
unas dentro de otras [3]. Aunque Ni
wa et al [4] hablan de una incidencia
del 0,3-2,7% de todos los hematomas
subdurales crónicos, en nuestra expe-
riencia no hemos encontrado hasta el
presente caso ninguno con estas ca-
racterísticas [5].
El abordaje terapéutico puede ser
difícil en los casos en los que los hema-
tomas sean sintomáticos, al no poder
tratarse según el patrón habitual de
los hematomas subdurales crónicos
(trépano-lavado subdural y drenaje ex-
terno) [5]. Al estar calcificada la mem-
brana interna, las posibilidades de re-
expansión cerebral son prácticamente
inexistentes, por lo que suele ser nece-
sario practicar una craneotomía para
abrir la membrana interna calcificada
[4]. La paciente, al presentar la calcifi-
cación de las membranas desde varios
años antes, y siendo la sintomatología
que mostraba secundaria a la disfun-
ción valvular, no se planteó la necesi-
dad de tratar los hematomas.
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