1. FISIOTERAPIA EN LA CERVICALGIA
La patología vertebral es una de las principales causas de consulta en atención
primaria, y en general, de prestación de servicios sanitarios.
La columna cervical es sin duda el sistema articular más complejo del cuerpo
humano. Posee 37 articulaciones distintas cuya función es el sostenimiento de la cabeza,
así como garantizar una gran cantidad de movimientos respecto al tronco y destinados a
controlar todos los órganos de los sentidos: la vista, el oído, el olfato y el gusto, así
como el tacto y la propiocepció. Se calcula que movemos la cabeza unas 600 veces a la
hora, lo que unido a la larga expectativa de vida, el trabajo, la vida sedentaria y la
pérdida de masa muscular que la acompaña, son causas implicadas en el origen de
problemas degenerativos y de su sintomatología dolorosa.
Las cervicalgias son dolores en la región posterior del cuello. Se tratan
principalmente de algias de origen óseo o articular que afectan a la musculatura
cervical. Éstas se puede presentar de varias maneras: dolor aislado, dolor irradiado a los
brazos y/o cabeza o dolor acompañado de vértigos. Normalmente en un periodo de seis
semanas se suelen curar, pero en un 10%-15% de los casos se vuelven crónicas.
Según un estudio epidemiológico más del 10% de la población refiere 3 episodios
de cervicalgia durante los últimos 3 años. Prevalece en las mujeres sobre los hombres.
Solo alrededor del 1% desarrolla manifestaciones neurológicas.
Una cervicalgia puede estar determinada por diferentes causas: procesos
inflamatorios (artritis reumatoide o espondilitis anquilosante), trastornos estáticos
congénitos (costilla suplementaria o vértebra supernumeraria o cuneiforme situada hacia
D1-D2-D3), alteraciones de la estática adquiridos (cifolordosis o dorso plano), factores
mecánicos (traumatismos directos o indirectos, esfuerzos, movimientos que no se
ejecutan con la coordinación precisa, posturas incorrectas), factores fisiológicos
(alteraciones vasculares) y factores psíquicos.
Como principio del tratamiento de la cervicalgia es fundamental la prevención.
Es importante adoptar adecuados hábitos posturales y las recomendaciones
correspondientes de ergonomía en cada familia profesional. Debe evitarse dormir boca
abajo y exponerse a corrientes de aire; conviene también utilizar almohadas que
permitan un correcto apoyo de la nuca; finalmente, es recomendable la práctica diaria de
ejercicio ligero y la realización de autoestiramientos de la musculatura del cuello. Pero
si la lesión está instaurada, en general, el objetivo del tratamiento es aliviar el dolor,
evitar que se cronifique y evitar las posibles recidivas. Pero antes de aplicar el
tratamiento, hay que valorar en cada paciente la intensidad del dolor y la discapacidad
que este produce ya sea porque limita la movilidad o porque tiene disminuida la fuerza
muscular. Cabe señalar que debe evitarse en la medida de lo posible una inmovilización
parcial o total de la zona lesionada. Las opciones más efectivas empleadas para el
tratamiento son ejercicios, láser, masaje, y manipulación vertebral. Si bien, los efectos
de los tres últimos son transitorios, los ejercicios son los que producen mayores
reducciones de dolor y discapacidad. Para otros tratamientos fisioterapéuticos, como
acupuntura, hidroterapia, corsés, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS)
tracción, ultrasonidos, Pilates, Feldenkrais, Alexander o terapia cráneo sacra, no hay
todavía suficiente soporte sobre su valor o ineficacia con estos pacientes.