Este documento discute la religiosidad del hombre primitivo. Explica que aunque no podemos reconstruir con precisión las creencias y prácticas religiosas del hombre primitivo, podemos encontrar algunos elementos comunes en las religiones de cazadores-recolectores actuales que pueden arrojar luz indirectamente. Afirma que el hombre primitivo probablemente tenía ya algún tipo de sentimiento religioso dada su capacidad para el pensamiento simbólico, y que la espiritualidad parece tan antigua como la propia humanidad.
2. Fenomenología e historia de la Religión
• La fenomenología de la religión es la ciencia de las diversas
formas de aparición de la religión. Trata, por tanto, todas las
expresiones de la vida religiosa, sea cual sea el lugar y el
tiempo en que aparecen.
• La historia de la religión investiga con su método puramente
histórico el desarrollo de las diversas religiones.
• Ambas disciplinas están imbricadas, especialmente cuando nos
referimos a los orígenes, toda vez que la carencia de
documentos (historia) ha de verse complementada con el
estudio de las creencias de pueblos actuales en estado
primitivo (fenomenología)
FENOMENOLOGÍA
HISTORIA
3. Religiosidad del hombre primitivo
¿Desde cuando el hombre es hombre?
• La «domesticación» del fuego, es decir, la posibilidad de
producirlo, conservarlo y transportarlo, señala, podríamos decir,
la separación definitiva de el hombre primitivo con respecto a
sus predecesores zoológicos.
• El más antiguo «documento» que atestigua la utilización del
fuego data de Chu-ku-tien (600.000 años a.C. aproximadamente,
homo erectus ?), pero es muy posible que la «domesticación» se
produjera mucho antes y en diversos lugares.
4. Religiosidad del hombre primitivo
• El empleo de utensilios nos revela una diferencia igualmente decisiva
con respecto al modo de existencia de los primates.
• El hombre primitivo no sólo se sirve de utensilios, sino que además…
• es capaz de fabricarlos
• produce «utensilios para hacer utensilios».
• los conservan a su lado para utilizarlos más tarde y en
circunstancias muy diferentes
• En resumen, demuestra una clara capacidad de adelantar el futuro y
manejar conceptos abstractos.
5. Religiosidad del hombre primitivo
¿Cuándo aparece el sentimiento religioso?
• La espiritualidad parece casi tan antigua como la humanidad misma.
• El hombre prehistórico se comportaba ya como un ser dotado de
inteligencia e imaginación.
• En cuanto a la actividad del subconsciente (sueños, ensoñaciones,
visiones, fabulaciones, etc.) se supone que sólo se diferenciaba por su
intensidad y su amplitud de la que se desarrolla entre nuestros
contemporáneos.
• Si consideramos a los hombres primitivos como «hombres completos”,
se sigue de ahí que poseían también cierto número de creencias y que
practicaban determinados ritos, pues la experiencia de lo sagrado
constituye un elemento más de la estructura de la conciencia.
6. Religiosidad del hombre primitivo
El Homo faber era también
homo ludens, homo
sapiens y homo
religiosus.
(Mircea Eliade)
7. Religiosidad del hombre primitivo
• Se entiende que una base mínima para el fenómeno religioso es la capacidad de
pensamiento simbólico.
• La estructura cerebral es clave para ese pensamiento simbólico, pero resulta
extremadamente difícil estudiar con precisión la estructura cerebral de especies
extinguidas, como por ejemplo los neandertales.
• Solo nos queda el estudio y extraer conclusiones de los hallazgos arqueológicos y
paleontológicos. Tal vez la genética nos pueda aportar una nueva fuente de
conocimiento en un futuro cercano.
• En base a estos hallazgos es posible afirmar que los neandertales poseían este
pensamiento simbólico, y por tanto es posible que también tuvieran ya algún tipo de
sentimiento religioso que, tal vez, no difiere mucho de el ejercido por el homo sapiens
primitivo.
8. Religiosidad del hombre primitivo
• Pero si se admite que los hombres más primitivos poseían un sentimiento y práctica
religiosa, resulta difícil, por no decir prácticamente imposible, precisar su contenido.
• Existe cierto número de «documentos-testigo» sobre la vida de los hombres primitivos
y queda la esperanza de que algún día será posible descifrar su significación religiosa.
• De hecho, los «documentos» son muy numerosos, pero «opacos» y poco variados:
huesos humanos, especialmente cráneos, utensilios de piedra, pigmentos a base de
hematites) y diversos objetos hallados en las sepulturas.
• Únicamente a partir del Paleolítico reciente disponemos de grabados y pinturas
rupestres, guijarros pintados y figurillas talladas en hueso o piedra.
• En algunos casos —sepulturas y obras de arte—, y dentro de las limitaciones, existe
cierta seguridad en cuanto a su intención «religiosa».
9. Religiosidad del hombre primitivo
• La mayor parte de los «documentos» anteriores al Auriñaciense (30.000
a.C son utensilios y no revelan ningún dato aparte de su valor
utilitario.
• Sin embargo es más que posible que esos utensilios hayan estado
cargados de una cierta sacralidad (simbolismo) o hayan dejado de
inspirar multitud de episodios mitológicos.
• Aunque los primeros indicios arqueológicos referentes al universo
religioso de los cazadores paleolíticos se remontan al arte parietal
franco-cantábrico (30.000 a.C) esto no significa que no existiese antes.
• Corremos el peligro de confundir la aparición de una creencia con la
fecha en que la encontramos claramente atestiguada por vez primera.
Las creencias y las
ideas no son
fosilizables.
(Mircea Eliade)
10. Religiosidad del hombre primitivo
¿Qué valor tiene el estudio de la religiosidad de pueblos
primitivos actuales con la del hombre primitivo?
• Desde el punto de vista de la fenomenología de la religión el valor es
indudable, pero no tanto desde el de la historia de las creencias.
• Desde el hombre primitivo hasta los pueblos polinesios primeramente
contactados en los siglos XIX y XX, y que aún vivían en la civilización
de la piedra, han pasado más de 300 siglos.
• Aunque no haya habido evolución tecnológica no cabe pensar, ni
puede afirmarse, que no hubiera evolución cultural.
11. Religiosidad del hombre primitivo
¿Qué valor tiene el estudio de la religiosidad de pueblos
primitivos actuales con la del hombre primitivo?
• La lentitud en el avance tecnológico no implica que la inteligencia se
desarrollara a un ritmo paralelo. Sabido es que el extraordinario progreso
de la tecnología en los dos últimos siglos no se ha traducido en un
desarrollo comparable de la inteligencia del hombre actual.
• El recurso al método comparativo (relacionar las culturas de cazadores-
recolectores de la prehistoria con sus homólogos históricos y actuales) si
bien plantea algunos problemas, permite cuando menos desarrollar
explicaciones que parecen tener cierto grado de coherencia aunque en
muchos casos no sean ni siquiera aproximativamente satisfactorias.
12. Religiosidad del hombre primitivo
Aunque no podamos afirmar que
las creencias y manifestaciones o
ritos hayan permanecido
inalterables, si podemos encontrar
elementos comunes o bases
comunes desde el punto de vista
de la fenomenología de la
religión.
Puesto que no podemos reconstruir sus
creencias y prácticas religiosas, debemos al
menos señalar ciertas analogías susceptibles
de esclarecerlas indirectamente.
(Mircea Eliade)
13. Religiosidad del hombre primitivo
• Hay algunos comportamientos religiosos actuales que son específicos de las civilizaciones de
cazadores:
• La muerte del animal constituye un rito, lo que implica la creencia de que el Señor de
los animales vela para que el cazador mate tan sólo en la medida en que le es
necesario para alimentarse, y que el alimento no se desperdicie.
• Los huesos, especialmente el cráneo, tienen un considerable valor ritual
(probablemente porque se cree que contienen el «alma» o la «vida» del animal y que
el Señor de las fieras hará crecer una carne nueva en aquellos huesos).
• De ahí que se depositen el cráneo y los huesos largos en lugares elevados o en las
ramas de los árboles; algunos pueblos tienen la costumbre de enviar el alma del animal
muerto a su «patria espiritual»
• Existe aún hoy la costumbre de ofrecer a los seres supremos un bocado de cada animal
al que se ha dado muerte ( ej.: pigmeos) o el cráneo y los huesos largos.