Este documento proporciona antecedentes sobre el autismo infantil. Explica que es un trastorno del desarrollo que se presenta en los primeros años de vida y afecta más a niños que a niñas. Describe algunos de los síntomas comunes como falta de habla, balanceos repetitivos, falta de interacción social y reacción exagerada a estímulos. Aunque las causas exactas son desconocidas, se cree que involucran factores biológicos. El diagnóstico se basa en la observación de conductas y el
1. INTRODUCCIÓN
En este tema se pretende proporcionar al lector una visión clara de los criterios experimentales y
científicamente aceptados de la definición del autismo infantil. Partiendo de la definición inicial de Leo
Kanner, psiquiatra de origen austríaco, nos adentraremos en profundidad en las dificultades y confusión
en cuanto a los límites del síndrome, así como sobre su carácter y sus causas.
Se analizarán posteriormente los variados intentos y diferentes vías de introducir alguna luz clarificadora
en la confusión inicial. Entre ellas, cabe señalar la información que nos proporciona la investigación
experimental, y especialmente los datos de Rutter, fuente básica y fundamental en autismo, que
ciertamente vienen a delimitar con riguroso detalle aquellos síntomas que son universales en autistas,
aclarando, al mismo tiempo, otras cuestiones de especial importancia; cuestiones que se refieren al
cociente intelectual, la edad de comienzo y el estado neurológico. La investigación experimental va a
sentar las bases de un relativo consenso interprofesional y que se ve reflejado en las definiciones de la
National Society for Autistic Children (NSAC) y la clasificación de la Asociación Americana de Psiquiatría
(DSM III y DSM III-R).
Una segunda vía de clarificación constituye la valoración de índices de diagnóstico diferencial con otras
condiciones psiquiátricas de sintomatología similar.
Un tercer instrumento de gran ayuda es conocer las alteraciones del autismo desde una perspectiva
evolutiva. Se recorre, así, la evolución sintomatológica desde el nacimiento (con manifestaciones aún
poco claras) hasta la edad adulta.
También se analizarán los datos de los estudios epidemiológicos, tanto los clásicos como los más
recientes, en los que se sugiere una reconsideración del índice de incidencia, al menos desde el punto
de vista educativo y terapéutico en relación con las necesidades de los autistas y alteraciones similares.
Por último, se abordarán distintas cuestiones relacionadas con la etiología y se aportará el estado actual
de conocimientos. Si respecto del concepto de autismo infantil, podemos afirmar que continúan vigentes
los planteamientos básicos de Kanner, en cuanto a los rasgos patognomónicos y esenciales, no
podemos concluir que exista esa misma aceptación general en lo referente a la etiología y etiopatogenia
de este síndrome.
La ausencia de una demostración inequívoca de carácter biológico que aclarara, definitivamente, la
etiología del autismo infantil ha hecho que, durante muchos años, numerosos autores se inclinaran por
apoyar teorías de enfoque psicógeno, dando por sentado que el niño autista, al nacer, es potencialmente
normal y que sólo unas defectuosas pautas de crianza por parte de los padres, principalmente de la
madre, conducen al desarrollo de los síntomas. Como es fácil suponer, estas teorías de factores
adversos en el entorno psicoafectivo familiar eran especulativas y carecían de fundamento sólido y
objetivable, pero la ausencia de conclusiones biológicas del problema facilitaba su mantenimiento.
En los últimos años, el panorama etiológico ha variado radicalmente admitiéndose cada vez con más
fundamento y consistencia, que los niños autistas adquieren, principalmente en su etapa fetal, o en los
2. primeros meses de la vida, una anomalía biológica estructural o funcional que altera el desarrollo y la
maduración del sistema nervioso central (SNC), y conduce a la instauración del síndrome, estando
presente en el momento del nacimiento o surgiendo en los tres primeros años de la vida.
Según se avanza en los métodos diagnósticos instrumentales y complementarios, cada vez es mayor la
evidencia, y está más ampliamente admitido que los sujetos con autismo infantil tienen dificultades en el
funcionamiento de su cerebro y que, por lo tanto, el trastorno está en los niños y no en sus padres,
aunque las anomalías de la función cerebral sean demasiado complejas y sutiles como para poder
detectarlas todas y precozmente con los medios actuales.
Aunque sea alentador lo conseguido en los últimos años, todavía sigue sin conocerse una causa única
determinante, pudiéndose comprobar que el autismo infantil es un síndrome general que puede
encontrarse en una gran variedad de trastornos clínicos, admitiéndose la existencia de un proceso
causativo biológico común, polivalente, que va a dar lugar a un cuadro de gravedad, amplitud e
intensidades variables, en el que pueden influir factores de predisposición genética, agentes infecciosos,
procesos bioquímicos, anomalías metabólicas, etc.
En la última década, los esfuerzos investigadores han comenzado a dar sus frutos y han posibilitado la
explicación de un pequeño porcentaje de los casos, al mismo tiempo que han planteado el
convencimiento de la existencia de una heterogeneidad etiológica lo que, a su vez, ha estimulado el que,
cada vez con más prodigalidad, se intente establecer subgrupos característicos dentro de un mismo
síndrome de autismo infantil, aunque todavía el número de casos etiquetados en cada uno de los
subgrupos sea reducido respecto de la totalidad.
Por último, advertir que somos conscientes de que, en algunos momentos de la exposición, la utilización
de determinada terminología puede plantear alguna dificultad en su comprensión. Por ello, hemos
procurado reducir al máximo el uso de términos clínicos, manejando únicamente los imprescindibles para
conseguir una exposición comprensible, sin dejar de ser precisas y sin perder rigurosidad.
En el presente trabajo se encontrará información útil acerca del autismo, ya que es una enfermedad que
se presenta en las primeras etapas de la vida, y que por sus características genera entre los padres en
sentimiento de culpa, depresión, angustia y confrontación entre la pareja. El desconocimiento de la
misma entre la sociedad a propiciado que estos niños que presentan, sean considerados como
discapacitados intelectuales o bien confundidos o asociados a otros síndromes. Muestra una orientación
acerca de las muchas teorías sobre el autismo abarcando diversos planteamientos ¿Qué lo origina?
¿Cómo se presenta? ¿Cómo sé diagnóstico? y ¿Cuál es su tratamiento? Así como diversos casos y
avances o estudios.
Lo anterior permitirá a mis compañeras y maestros, poder dar una visión de la enfermedad entre ellas
causas, consecuencias, síntomas de las personas que sufren esta enfermedad, conoceremos los
tratamientos y los distintos profesionistas que intervienen en la atención tanto de los sujetos como de su
familia.
3. Para alcanzar los objetivos de la presente investigación y dar respuesta a todas las interrogantes fue
necesario consultar diversas fuentes que se mencionaran al final del presente documento, búsqueda en
las paginas de Internet, así como entrevistas a padres, visitas a centros de educación especial que dan
atención a este tipo de personas.
Esta investigación intenta ser una guía práctica que ayude ha explicar las controversias y a disminuir la
confusión y está dirigido especialmente a toda persona que se interese en los niños y sus problemas.
4. ¿QUE SOY? ¿QUIÉN SOY?
Hoy hemos ido con un nuevo doctor, ha dicho como otros, que soy autista. Si entendí bien, soy autista
cuando me siento en la alfombra y me balanceo de atrás hacia adelante, cuando me acuesto en el piso
de la sala y contemplo el girar del abanico de techo durante horas, cuando no juego con mis primos ni
con mis vecinos,, cuando toman mi mentón y fijan sus ojos en los míos y veo al vacío, cuando me
acosan con sus preguntas y callo, cuando sólo repito zul, zul, zul, zul... Dicen que no sé lo que digo, que
lo que digo no significa nada, ninguno de ellos se ha tomado la molestia de significarlo.
Hace días escuché a mis padres discutir, echarse la culpa uno al otro de por qué yo nací, que si los
genes de uno, que si la herencia del otro, qué más da si fue el uno o el otro, yo sigo siendo nada para
nadie.
No importa si fue una neurona, un gen o un virus. No tengo enfermedad alguna, no tengo nada malo en
la cabeza; cómo tenerlo si mi cuerpo no es mi cuerpo, mi cuerpo es de mi madre. Si ser uno con la
madre es enfermedad, entonces qué se puede hacer con la imagen de este cuerpo.
He escuchado tantas veces decir que si soy autista es porque mi madre no me deseaba cuando se
embarazó, que cuando nací cayó en depresión, que a lo mejor ella no me dio el cariño suficiente al
nacer; hoy por fin descubro que no es así.
Mi madre me quiere, me quiere más de lo que pensaba, me quiere tanto que aún después de nacer sigo
siendo parte de ella; mi madre, no es culpable, y si lo es, no es de no quererme, sino de quererme sólo
para ella.
Cómo se puede culpar a una madre así, que ante el nacimiento de otro ser, por amor, lo coloca en una
bola de cristal para protegerle de todo peligro, dando continuidad a la función de la placenta en el vientre.
Mi madre necesita ayuda, alguien que escuche su pena, alguien que la ayude a hacer la vida que ha ido
perdiendo desde hace algunos meses. Alguien que comprenda su sufrimiento, el dolor por el que está
pasando. Alguien que pueda ver en ella al sujeto inmaculado ¿Qué no hay ni siquiera una persona en
este mundo que pueda hacer marca en ella?
Mi padre desconsolado con un hijo defectuoso, con un hijo con el cual no se puede jugar béisbol, con un
hijo que no siente, no sufre, no llora, no desea. Está tan decepcionado que no sé quién esta más
ausente, mi padre o yo. He visitado varios especialistas, todos han sido buenos, quieren ayudarme, pero
creo que no saben cómo; y yo no sé de qué forma puedo participar, por más que lo intento, ellos parecen
no entender nunca nada.
Insisten en sacarme de este entierro; yo quiero salir, pero no que una otra vez me presionen y me
empujen... eso me abisma más todavía. Los especialistas me asustan cuando me fuerzan, cuando me
obligan a que mis ojos hagan línea con sus ojos, no entienden que no puedo reflejarme en sus pupilas,
no tengo reflejo aún.
5. Cuando veo sus ojos me aterro, sólo veo la nada y ellos, no toleran la ausencia. Ellos, los especialistas,
quieren que hable, que les diga lo que siento, lo que pienso. Yo tengo un lenguaje que ellos no
entienden, quisiera que su mundo también fuera el mío. ¿Acaso no hay alguien que escuche mis
monosílabos? ¿Uno que escuche mi silencio? ¿Alguien que signifique mi zul, zul, zul? ¿Alguien que
escuche que aquí hay una demanda?
Se requiere de una compañía, una buena compañía que esté e mi lado; que contemple conmigo el girar
del abanico de techo; que sentado se meza conmigo en la alfombra de la recámara; que cuando yo
busque sus ojos se gire y así pueda mirar; que no me coma a besos si algún día trato de tocarlo.
Necesito de una persona paciente, lo suficientemente paciente aunque sea por un tiempo, una persona
que no se asuste ante mi silencio, que no se angustie ante mi mirada ausente, una persona que no tema
al vacío. En pocas palabras requiero de una soledad acompañada.
No es necesario ser un experto en el tema del autismo, sólo sigue la regla para la construcción de un
sujeto y ahí estaré... ahí.
SI ESCUCHAS, ENTONCES DEMANDO, SI NO ME AUSENTO.
6. ANTECEDENTES
Cuando nace un niño, los padres y familiares van siguiendo paso a paso cada etapa de crecimiento del
niño, pero en algunos casos los padres observan que a partir del primer año de vida de su hijo, este no
evoluciona correctamente y no es tan sano como se creía. Hay un trastorno en su conducta, su hijo vive
en su propio mundo al que no se puede llegar porque no habla, grita sin causa alguna, se balancea todo
el día (rocking), miran durante horas fijamente un objeto, caminan en punta de pie o siendo bebés caen
de los brazos maternos como bolsas de arena. Ante estas observaciones los padres concurren al
pediatra; quien luego de varios exámenes, diagnóstica el Síndrome autista. El autismo no es una
enfermedad, es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas que se presentan juntos y que
caracterizan un trastorno degenerativo del desarrollo bio-psico-social. Es una discapacidad severa y
crónica del desarrollo. Aparece durante los tres primeros años de vida y es más común en varones que
en mujeres de todo tipo de raza, etnia y clase social de todo el mundo. Las personas con autismo tienen
un promedio de vida igual que las personas de la población en general.
Una madre describe a su hijo autista diciendo: "Camina como entre sombras, vive en su propio mundo al
que no podemos llegar". Otros los describen como niños que jamás hablan, que gritan incesantemente;
que se balancean todo el día; que pueden pasar horas mirando fijamente un objeto; que camina en las
puntas de los pies; que agitan los brazos o las manos como si fueran alas; que pueden pasar de la total
tranquilidad a un berrinche descomunal, con o sin causa aparente; que no contestan al hablarles y, a
veces, pareciera que fueran sordos; que agreden a otros o se hacen daño ellos mismos; que parecen no
tener miedo al peligro....
Estas son sólo algunas de las conductas observadas en personas con autismo. Nadie reúne todas las
características y conductas, y se presentan con diferente intensidad y frecuencia en cada caso particular:
el autismo desafía las generalizaciones.
No se trata de una condición nueva, fue descrita por primera vez por el doctor Leo Kanner en 1943.
El autismo se describe y diagnostica según las conductas que se observan en la persona, pero ello no
nos indica cuál es su causa. Hasta ahora, se desconoce qué específicamente causa el autismo. En
"Teorías de Causas" están las más importantes.
Se han identificado varias enfermedades que producen o agravan algunos síntomas autistas. Así pues,
el tratamiento médico dependerá de la(s) enfermedad(es) o trastorno(s) detectados en cada caso.
Sin embargo, muchos métodos de enseñanza, educación y habilitación han sido aplicados y probados en
poblaciones de personas autistas, por lo que independientemente del tratamiento médico indicado,
cuando existe, es importante proporcionarles esta ayuda en todos los casos.
El término autismo se refiere a absorción en sí mismo (del griego autos: mismo, uno mismo). El autismo
cuenta con un extenso pasado, si bien su historia es por demás corta. En el siglo XVIII los textos
médicos describían casos de niños que no hablaban, que manifestaban unos distanciamientos extremos
y que poseían habilidades fuera de lo común.
7. Fue el psiquiatra suizo Eugen Bleur que acudió al término en 1911. Después Leo Kanner (1943) adoptó
el término autismo infantil o precoz, cuando descubrió un síndrome extraño en una investigación con
once niños.
Margaret Mahler ha descubierto que el autismo es una etapa normal del desarrollo infantil, muy en el
inicio de la vida, cuando el ser del bebé está incapacitado para percibir que el mundo existe. El que sea
superada esta etapa depende del medio ambiente. Estos descubrimientos confirman lo que Rimbland
sostuvo en 1964: que “el autismo es un trastorno singular, independiente de la esquizofrenia infantil”.
Los síntomas del autismo existen desde el principio de la vida, mientras que el niño esquizofrénico
desarrolla eventualmente su sintomatología. Los padres ignoran el autismo primitivo que se presenta en
los primeros tres meses de vida; ven al niño muy sano y aparentemente despierto. Sin embargo, quienes
están experimentados en los bebés pueden comenzar a observar señales de dificultades durante el
primer mes. El conjunto de trastornos se los puede clasificar en tres grupos:
1. Trastorno de la relación social: no se relaciona con el mundo que lo rodea. Su relación es
anormal con personas, objetos y animales. No distingue los acontecimientos.
2. Trastorno de la comunicación: cualquier combinación de los sentidos y sus respuestas están
afectados (visión, oído, tacto, dolor, equilibrio, olfato, gusto) y el modo en que el niño maneja su cuerpo.
El habla y el lenguaje no aparecen o retrazan su aparición a pesar de que existen capacidades
intelectuales evidentes.
3. Trastorno psíquico: falta de flexibilidad mental.
El autismo no es curable pero si tratable. Es por esto que la psicoterapia se perfila como la puerta de
ingreso a la "humanización", al amor, descubrimiento de la verdad que está en el se humano,
estructuración de espontaneidad y, sobre todo, de coparticipación, de reciprocidad, de altruismo.
A continuación está la definición de autismo según la Sociedad Americana de Autismo (Autism Society of
America-ASA) y más adelante encontrará la definición de la Asociación Psiquiátrica Americana,
contenida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, (DSM-IV).
8. DEFINICIÓN
La Sociedad Americana de Autismo (Autism Society of America- ASA) en www.autism-society.org
propone la siguiente definición:
El AUTISMO es una discapacidad severa y crónica del desarrollo, que aparece normalmente durante los
tres primeros años de vida. Ocurre aproximadamente en 1 de cada 500 nacimientos y es cuatro veces
mas común en niños que en niñas. Se encuentra en todo tipo de razas, etnias y clases sociales en todo
el mundo. No se conoce ningún factor en el entorno psicológico del niño como causa directa de Autismo.
Más de medio millón de personas en los Estados Unidos padece autismo o alguna otra forma de
Trastorno Degenerativo del Desarrollo.
Los síntomas incluyen:
• Perturbaciones en la rapidez de aparición de las habilidades físicas, sociales y de lenguaje.
• Respuesta anormal a sensaciones. Cualquier combinación de los sentidos y sus respuestas
están afectados: visión, oído, tacto, dolor, equilibrio, olfato, gusto y el modo en que el niño
maneja su cuerpo.
• El habla y el lenguaje no aparecen o retrasan su aparición a pesar de que existan capacidades
intelectuales evidentes.
• Relación anormal con personas, objetos o acontecimientos.
El Autismo aparece aislado o en conjunción con otros trastornos que afectan a la función cerebral, tales
como infecciones virales, perturbaciones metabólicas y epilepsia. Es importante distinguir el Autismo del
retraso mental, ya que un diagnostico inapropiado puede tener como consecuencia un tratamiento
inadecuado o ineficaz. La forma severa del síndrome de Autismo puede incluir comportamientos
extremadamente auto-agresivos, repetitivos y anormalmente agresivos. Se ha comprobado que el
tratamiento más eficaz consiste en aplicar programas educativos especiales con métodos de
modificación de conducta.
EL AUTISMO ES TRATABLE - El diagnóstico temprano y la intervención precoz son vitales para el
futuro del desarrollo del niño.
Nota:
Un ejemplo de definición de autismo en el diccionario es: "Absorción en la fantasía como escape de la
realidad". Obviamente existe una gran diferencia entre la definición tradicional que se encuentra en los
diccionarios y el síndrome que se describe en este documento. La diferencia viene del cambio de uso de
las palabras: en los años 30 o 40, los psicólogos que observaron por primera vez a un cierto número de
niños con los síntomas descritos lo llamaron "autismo infantil temprano", tomando prestada la palabra
9. "autismo", que había sido utilizada previamente por los psicólogos para describir a las personas que
trataban de escapar de la realidad. Hoy en día, la mayoría de las discusiones sobre Autismo (al menos
en los EE.UU.) se centran en niños diagnosticados con "Autismo Infantil Temprano" y todo el mundo se
refiere a ello simplemente como "Autismo". Pero ocasionalmente existe una confusión cuando alguien
que se refiere al "Autismo Infantil Temprano" habla con otra persona que está pensando en la definición
original de Autismo. En este documento, utilizaremos el termino "Autismo" siempre en el sentido de
"Autismo Infantil Temprano".
La definición del síndrome descrito anteriormente está orientado a los niños, aunque el autismo no
desaparece con la edad. La mayoría de la literatura sobre autismo trata de los niños, ya que educarles es
un problema tan importante que se realiza más investigación y se publica más sobre los niños que sobre
los adultos.
A partir de este momento, la sintomatología grave se hace más evidente, tal como el sacudimiento
constante de la cabeza y movimientos oscilantes. Para cuando el bebé tiene dos años de edad, los
padres están muy preocupados por el patrón de desarrollo del niño, sobre todo por su aislamiento y por
serios deterioros en varios aspectos.
Podemos definir el autismo como una deficiencia en las relaciones sociales, la cual abarca lenguaje,
contacto con la mirada, expresión facial, posturas y gestos corporales. No existe la relación afectiva con
las personas significativas.
Las personas con autismo son consideradas como pertenecientes a un grupo de trastornos del desarrollo
de la función cerebral, que presentan un amplio rango en severidad de trastornos en la comunicación y el
comportamiento, a los cuales se les refieren en forma colectiva como “trastornos generalizados del
desarrollo”.
Tres grandes categorías de alteraciones del comportamiento son comunes a todas las personas con
autismo: un impedimento cualitativo en la interacción social; un impedimento cualitativo en el desarrollo
del lenguaje y la comunicación; y un rango restringido de actividades e intereses, con patrones
repetitivos y estereotipados.
Las explicaciones teóricas psicodinámicas iniciales del autismo, han sido reemplazadas por el concepto
de que el autismo es la expresión clínica de una anormalidad de la función cerebral, que causa un
desarrollo alterado de muchas áreas funcionales.
En la última década ha surgido el concepto de que el autismo es un “espectro” de manifestaciones
clínicas dentro del cual existe una continuidad de la expresión de síntomas, alteraciones de la función y
manifestaciones asociadas (retraso mental, déficit en la atención con hiperactividad, etc.) que van desde
el niño con las características “clásicas” pasando por otros casos menos severos (considerablemente
mas frecuentes que en los clásicos) que continúan presentando la tríada de impedimentos mencionada
pero con diferencias entre sí, fundamentalmente en la intensidad y no así en la calidad de los síntomas,
sin observarse límites precisos dentro de esta continuidad.
10. CARACTERÍSTICAS DEL AUTISMO
Las características asociadas al autismo se dividen en tres categorías:
1. Comunicación: (biológico).- las habilidades de comunicación de las personas con síndrome
autista son unas de las de mayor dificultad. El lenguaje expresivo y receptivo son de gran importancia,
pero en una persona autista esto parece no serlo ya que ellos no se comunican con los otros, están
como sumergidos en su propio mundo, tienen una incapacidad para establecer una comunicación, sus
respuestas están afectadas por sus sentidos. Más del 50% no tiene lenguaje verbal.
2. Comportamiento: (psicológico).- Sus conductas son involuntarias, experimentan dificultades
sensoriales por una inadecuada respuesta a los estímulos externos. Tiene algunas conductas extrañas
como: no temer a los peligros, no suelen tener miedo a nada, no expresan sus emociones, no tienen
imaginación, tienen movimientos repetitivos (aplaudir, mecerse, aletear las manos, etc.) , tienen la mirada
perdida, evitan el contacto con la vista, gritan sin causa, no tienen principio de realidad. No tienen
formado su estructura psíquica. No es raro que el autista no muestre interés en aprender. El aprende de
acuerdo con sus percepciones y sus intereses, pero le es difícil compartir nuestro modelo pedagógico,
basado en la introyección de unas motivaciones y intereses en adquirir habilidades cognitivas y
conocimientos. La capacidad intelectual del autista puede ser buena, incluso alta, pero su direccionalidad
y utilización no necesariamente sigue el curso que se impone en el entorno escolar. Una característica
muy común es la ignorancia del peligro. El niño normal aprende que se puede hacer daño porque se lo
enseñan sus padres; le explican lo que no debe hacer, para evitar lesionarse. Pero el autista, puede ser
que no adquiera más que una noción muy simple del sentido de protección.
3. Socialización: (social).- Esta categoría es la más dificultosa porque no se relacionan con los
demás, no se dan cuenta de las diferentes situaciones sociales ni de los sentimientos de los otros,
prefieren estar solos. Se relacionan mejor con los objetos que con las personas. El síntoma más típico
del autismo es la falta de reciprocidad en la relación social. Las claves de la empatía están ausentes o
son rudimentarias. El autista observa el mundo físico, ha veces con una profundidad y intensidad no
habitual. La realidad audible y visible es el mundo que él entiende y que quizás le resulta coherente. Esta
realidad puede ser para el autista placentera o ingrata, pero no puede compartir las sensaciones que
experimenta con sus semejantes. Por ello, en ocasiones resultan crípticos su alegría o su enfado. El
juego interactivo, es suplantado por una actividad dirigida por su peculiar percepción del entorno. El
autista suele prescindir del movimiento anticipatorio de brazos que suelen hacer los niños cuando
detectan que los van a tomar en brazos. En ocasiones evitan las caricias y el contacto corporal; aunque a
veces, por el contrario, lo buscan y desean ardientemente, como si esta fuera su forma de comunicación
con las personas que siente como seres extraños. No es raro que las personas sean contempladas como
objetos, y como tales tratadas. El autista utiliza el adulto como un medio mecánico que le satisfaga sus
deseos. La disociación del mundo social que experimenta el autista, es frecuentemente referida por
padres y educadores con frases como:"vive en su mundo". En el colegio, e incluso antes, en el jardín
maternal, el autista se evade de la interacción social que establecen los niños entre sí. Su conducta es
11. "distinta". No comparte los intereses de la mayoría, sus acciones no parecen tener objetivo, o este es
constantemente cambiante.
ETIOLOGÍA
El autismo es un síndrome de la niñez que se caracteriza por la falta de relaciones sociales, carencia de
habilidades para la comunicación, movimientos compulsivos persistentes y resistencia al cambio. Un niño
con estas características no se relaciona con las personas que se hallan a su alrededor y prefieren, en
cambio, jugar de manera repetitiva con un objeto, con un juguete o con su propio cuerpo. El lenguaje, si
lo hay sufre desajustes severos, aún cuando el niño este consciente de su medio, a tal grado que si se
interfiere con el juego ritual del niño o si los objetos conocidos a su alrededor se cambian de lugar, él se
molesta y hace berrinches. El inicio de este “síndrome” normalmente se presenta en la infancia, y
algunas veces desde el nacimiento, pero se hace evidente con certeza durante los primeros tres años de
vida.
ENFOQUE NEUROPSICOLOGICO
Se sugiere que el problema principal en el autismo es una perturbación de la percepción o modulación.
Debido ha estos problemas preceptúales, el niño no es capaz de establecer un concepto perdurable de
sí mismo y de su ambiente, y dado este problema de la integración del suministro perceptual, no puede
aprender a interactuar normalmente con otros o emplear un lenguaje comunicativo.
Las sensaciones visuales del niño autista pueden mostrar inconsistencias: éste puede ignorar totalmente
a las personas y algunos objetos y sin embargo, abstraerse en detalles diminutos de sus propias manos,
de sus dedos o de otros objetos.
ENFOQUE BIOLÓGICO
Aunque no existe en la mayoría de los casos una causa fisiológica evidente, se acepta que el déficit
cognoscitivo tiene un papel crucial en la génesis del mismo. Tampoco se sabe si se debe a un agente
etiológico a una combinación de varios.
Entre las teorías biológicas que se postulan destacan:
1. Teorías genéticas (síndrome del cromosoma X frágil)
2. Anomalías bioquímicas (esclerosis tuberosa, fenilcetonuria no tratada)
3. De tipo infeccioso ( rubéola, encefalitis..)
4. Teoría de la disfunción cerebral del hemisferio izquierdo
5. Teorías inmunológicas
12. ENFOQUE GENÉTICO
Se ha explorado la posibilidad de que exista una anormalidad cromosómica en el autismo, pero los
estudios cromosómicos no han mostrado evidencias de esté tipo de anormalidades en niños autistas.
Cada cromosoma contiene múltiples genes que trasmiten información a la célula, pero a diferencia de los
cromosomas, los genes no pueden observarse de manera directa.
Un gen mutante a anormal se puede identificar, porque es capaz de reproducirse y trasmitir un mensaje
distorsionado no sólo a las células del individuo del que forma parte, sino también a las generaciones
subsecuentes que heredan ese gen, por lo tanto mediante el estudio de la historia genética del trastorno
se puede determinar un patrón hereditario.
ENFOQUE PSICOLÓGICO
Estas teorías que hunden sus raíces en las teorías psicoanalíticas, presuponen que los niños autistas
eran normales en el momento de su nacimiento, pero que debido a factores familiares adversos en su
desarrollo, desencadenan el cuadro autista. Los factores que intervienen en la génesis del autismo los
agrupan en cuatro:
1. Trastorno psiquiátrico parental o características de personalidad anómalas de los padres
2. Cociente intelectual y la clase social de los padres
3. Interacción anómala padres e hijos
4. Intenso stress y sucesos traumáticos en una fase temprana de la vida del niño
13. EL NIÑO AUTISTA
ORIGEN
Las personas con autismo no presentan anormalidades físicas evidentes, por esto en la década del
cuarenta se creía que el Síndrome autista era una traba emocional. Investigaciones recientes señalan
que este trastorno deriva de un desorden del Sistema Nervioso Central (S.N.C.) y no de problemas
emocionales. Pero como síndrome, la causa no es única, se cree que puede ser:
- Genéticas: (endógenas) producto de una falla cromosómica llamada "X frágil".
El autismo no tiene fuerza hereditaria, puede ser heredada por una cuarta parte de los descendientes.
- Bioquímicas: el mal funcionamiento químico o metabólico favorece el comportamiento autista. Puede
ser producto de hipocalcinurias, acidosis lácticas, desorden del metabolismo de las purinas. Esta
enfocado hacia el rol que cumplen los neurotransmisores. Uno de los neurotransmisores principales es la
Serótina como así también el Tripofano
- Virales: (congénitas) puede ser producto de infecciones sufridas por la madre durante el embarazo.
Estas provocan anormalidades en el S.N.C (por ejemplo la rubéola).
- Estructurales: debido a malformaciones del cerebelo, hemisferios cerebrales y otras estructuras
neurológicas.
Existen diferentes hipótesis sobre la etiología del autismo infantil, y entre ellas una plantea que es la
consecuencia de no recibir suficientes estímulos táctiles y cinestésicos; por cuidados maternos
inadecuados durante la lactancia, habiendo nacido con una menor capacidad para responder a los
estímulos, debido a alguna alteración en el funcionamiento del sistema reticular activado.
Otra hipótesis nos dice que es falta de contactos sociales apropiados durante las primeras etapas de la
vida; lo cual provoca una incapacidad permanente para desarrollar patrones maduros en las relaciones
interpersonales; es decir, que causa trastornos en la percepción social. Y una tercera propone que es el
resultado de deficiencias y distorsiones en las transacciones familiares, que impiden se establezca un
modelo significativo de funcionamiento de la personalidad.
Es un trastorno que afecta a niños pequeños (antes de los tres años) y se caracteriza por una falta de
respuesta al contacto con otros seres humanos, deficiencias en el desarrollo del lenguaje y respuestas
anormales ante los estímulos ambientales.
Aproximadamente el 10% de todos los casos de autismo se asocian o son atribuibles a alguna condición
médica. Generalmente son patologías pre o postnatales, y los factores peri natales tienen un origen
menor en el autismo.
14. El autismo ha sido asociado por rubéola durante el embarazo, con la fenilcetonuria, con la esclerosis
tuberosa, con la falta de oxigeno durante el parto, la encefalitis y los espasmos infantiles.
Son agentes causales conocidos, las infecciones intrauterinas por virus citomegálico y particularmente
por rubéola; en la etapa postnatal la encefalopatía postraumática y la encefalitis herpética.
Existe evidencia de factores genéticos que participan en el llamado autismo primario que padecen la
mayoría de niños con autismo (autismo sin otra patología neurológica asociada); esto explica el 3 a 8 %
de riesgo en ocurrencia en familias con un niño afectado, así como la concordancia de un 90% entre
gemelos monocigotos, así anomalías cromosómicas (síndrome del cromosoma X frágil, síndrome de
Angelman y síndrome de West e hidrocefalia).
Aproximadamente 35 cerebros de pacientes con autismo han sido estudiados neuropatológicamente en
forma detallada y reportados en la literatura, habiéndose observado alteraciones celulares
(probablemente no genéticas) en la corteza y núcleos cerebelosos y en la amígdala y el hipocampo del
sistema límbico dando como resultado alteraciones en el cerebro.
Estudios morfométricos (unidad de medida) empleando la resonancia magnética han demostrado
hipoplasia de partes del vermis cerebeloso, adelgazamiento del tallo cerebral y de la parte posterior del
cuerpo calloso.
Por lo antes descrito podemos observar que el autismo no se manifiesta con un patrón único sino que
cada autista se presenta de diferente manera. Por lo mismo se requiere de una evaluación diagnóstica
interdisciplinaria que permita conocer las causas que lo originan en cada sujeto; por lo que no podemos
denominarle síndrome, ya que según su origen se podría derivar su atención o tratamiento.
15. ¿QUIEN TIENE AUTISMO?
Actualmente se considera que uno de cada quinientos habitantes presenta Autismo en algún grado; y es
cuatro veces más frecuente en niños que en niñas.
El autismo es un trastorno que se padece por toda la vida, aunque las manifestaciones cambian
conforme transcurre el tiempo y algunos síntomas mejoran, mientras otros pueden hacerse más severos
Las personas con autismo tiene un promedio de vida igual al de la población general, por lo que es falso
pensar únicamente en “niños con autismo”; estos son después adolescentes, adultos y ancianos con
autismo.
El Síndrome autista se manifiesta entre el primer y tercer año de vida. Al surgir la sintomatología ocurre
una detención del desarrollo, una regresión, ya que pierden las habilidades adquiridas, se puede
confundir con otros trastornos o discapacidades (retraso mental, hipoacusia, epilepsia, Síndrome de
Down, trastorno de Asperger, trastorno de Rett). Desde el punto de vista psicológico se dice que son
"border", es decir, fronterizos.
1) Conductas y Características Observadas:
Las características asociadas con el autismo han sido dividas en tres categorías: Conducta Social,
Comunicación y Comportamiento.
1.1) Características de Conducta Social:
Las dificultades de socialización son severas en los individuos con autismo y serán el objetivo de una
parte importante de las estrategias de intervención.
Algunos ejemplos de estas conductas son: se le dificulta relacionarse con los demás; no se dan cuenta
de las diferentes situaciones sociales ni de los sentimientos de otros; actúa de manera extraña e
inapropiada (como gritar en un cine, reír en un velorio o tirarse al piso en un centro comercial); prefiere
estar solo y se relaciona mejor con cosas que con personas; casi no expresa emociones y no tiene juego
imaginativo.
1.2) Características de Comunicación:
Las habilidades de comunicación en personas con autismo es una de las mayores dificultades. El
lenguaje expresivo y receptivo son sólo dos de las formas como una persona se comunica, pero son de
gran importancia.
Mientras la mayoría de las personas se desarrollan de manera normal en las áreas de comunicación
verbal y no verbal, las personas con autismo parecen sumergirse en su propio mundo, donde la
comunicación con otros no es importante.
16. Estas conductas no son voluntarias: se deben a una incapacidad para entablar la comunicación.
En el área de la comunicación existen importantes diferencias entre los individuos con autismo: más del
50 por ciento no tienen ningún lenguaje verbal; algunos repiten mecánicamente palabras, canciones o
comerciales escuchados con anterioridad (a esto se le llama ecolalia). Algunas personas con autismo de
alto funcionamiento son muy verbales.
Sin embargo a todos se les dificulta establecer interacciones y usar el lenguaje con la intención de
comunicarse con los demás.
1.3) Características del Comportamiento:
En general, los individuos con autismo experimentan dificultad sensorial por su inadecuada respuesta al
los estímulos externos.
Algunos ejemplos de las conductas extrañas que se observan en personas con autismo son: no temen a
los peligros reales, pero pueden tener miedo sin causa aparente; tienen movimientos repetitivos como
aplaudir, mecerse, aletear, etc.; rechazan cambios en su rutina; pueden quedarse con la mirada perdida
o fijarla en algún objeto por mucho tiempo; evitan el contacto con los ojos o insisten en abrazar y tocar
inadecuadamente a las personas.
2) El Autismo en las Diferentes Edades
Aun cuando algunos niños se ven “diferentes” desde que nacen, un diagnóstico definitivo requiere un
seguimiento de varios meses. Las diferentes manifestaciones del síndrome aparecen durante el primer
año de vida en el 31% de los casos; entre el primero y el segundo año en el 44% de los casos. En el
25% restante, los síntomas se hacen presentes con posterioridad a los 24 meses (DeMyer, 1979).
Cuando los síntomas no están presentes desde el nacimiento, se produce un desarrollo inicial
prácticamente normal, y al surgir la sintomatología ocurre una detención del desarrollo, o bien una
regresión (pierden habilidades ya adquiridas). A continuación mencionaremos los síntomas presentes en
las diferentes edades, iniciando con la descripción del niño que presenta el síndrome desde el primer año
de vida.
2.1) Primer Año (lactante)
- Bebé menos alerta a su entorno.
- No se interesa por su entorno.
- Permanece en la cuna por horas sin requerir atención.
- No responde al abrazo de la madre.
- Son difíciles de acomodar en los brazos.
17. - La sonrisa social (cuatro meses) no aparece.
- Puede parecer contento, pero su sonrisa no es social.
- Rara vez ve el rostro materno.
- No diferencia a los familiares.
- Está desinteresado por las personas en general.
- Los juegos le resultan indiferentes.
- Lloran largo rato sin causa alguna.
Aun cuando muchos padres reportan un excelente primer año de vida, aproximadamente la mitad relatan
que el bebé era menos alerta que sus hermanos a esa edad, y que parecía interesarse poco en su
entorno. Cerca de una tercera parte podían permanecer en la cuna por horas sin requerir atención,
aunque respondían cuando los padres se les acercaban (DeMyer, 1884).
Algunos bebés autistas pueden no responder al abrazo de la mamá y ser “difíciles para acomodarse en
los brazos”, mientras que otros se dejan caer como sacos de arena.
En los niños normales, una de las primeras señales de conducta social es la sonrisa que aparece ante el
rostro de un adulto, hacia los dos meses de edad. El niño autista puede parecer contento, pero su
sonrisa no es social, pues no ocurre como respuesta a la atención y cuidado que recibe del adulto, sino a
otros estímulos con frecuencia difíciles de identificar para el observador.
Así también, el bebé normal reacciona con rapidez y curiosidad ante el rostro de la madre, explorándolo
con sus manos; el niño autista rara vez la ve, y es característico que aun al alimentarlo, no se dé el
contacto visual ni explore sus rasgos con las manos. Alrededor de los 8 meses, cuando se presenta
normalmente la angustia ante los extraños, el bebé autista parece no diferenciar a las personas
familiares de las extrañas, y estar desinteresado en las personas en general.
Los juegos que frecuentemente entretienen a los niños pequeños, como esconderse tras un trapo, jugar
“tortitas” o “pon-pon”, resultan indiferentes para el niño autista. Parece gozar más de los juegos que lo
estimulan sensorialmente, como “caballito”, cosquillas o ser lanzado en el aire, pero ninguno de estos
juegos requiere interacción personal (Paluszny, 1987). El pequeño autista se concentra a menudo en la
observación de algo (una luz, un móvil, las briznas de polvo que brillan con el sol, o su mano ondulante
frente a los ojos), así como produciéndose sensaciones al rascar interminablemente la sábana, mecerse
o golpear su cabeza contra algo. Aun desde temprana edad, es poco curioso respecto de su ambiente y
prefiere manipular objetos en forma repetitiva o estimularse provocándose diversas sensaciones.
En relación al lenguaje, el bebé autista carece del juego vocal de los tres meses y tampoco produce
sonidos con intención comunicativa a los 6 meses. Parece más bien incapaz de entender o responder al
lenguaje. Sin embargo es frecuente que este problema no se advierta sino hasta más tarde, pues puede
llegar a aprender algunas palabras que usa repetida e indiscriminadamente, dando a los padres y al
pediatra la tranquilidad de que hay “lenguaje”. Tampoco trata de comunicarse por gestos o imitaciones.
18. Algunos bebés autistas son hiperexcitables e irritables. Pueden llorar por largos períodos sin causa
aparente, dormir mal y relajarse únicamente cuando se mecen o se les mece.
Muchos de los síntomas reportados en el primer año, se parecen a aquellos presentes en niños con otros
trastornos del desarrollo. Por lo tanto, es difícil que durante el primer año pueda diferenciarse al niño
autista de otros niños con trastornos cerebrales, y tal vez aun de niños normales, especialmente si
tomamos en cuenta que su desarrollo motor es generalmente adecuado.
2.2) Segundo y Tercer Año (avanzan las conductas anormales)
- Falta de respuesta emocional hacia los padres.
- Falta de lenguaje (ausencia de comunicación verbal).
- No hay contacto visual.
- Producen movimientos repetitivos (mecerse, golpearse la cabeza, aletear las manos).
- Tienen carencia de dolor.
- Se asustan de los ruidos.
- Llanto desconsolado sin causa aparente.
- No usan juguetes.
- No usan carritos, los voltean y hacen girar las ruedas.
- Tienen un retraso en la adquisición del cuidad personal.
- No controlan esfínteres.
A medida que el niño autista avanza en su segundo año, la falta de respuesta emocional hacia sus
padres y la falta de lenguaje, se hacen más evidentes. Los padres comienzan a decir que “vive en su
propio mundo”, pues no hay contacto visual y actúa con indiferencia a los intentos de interacción que
hacen los adultos. Es prácticamente imposible hacerlo sonreír o consolarlo cuando llora.
Los movimientos repetitivos, como mecerse, golpearse la cabeza o aletear las manos, resultan más
significativos. Empieza a llamar la atención de los padres, la aparente carencia de reacciones al dolor
que muestra el niño. Si bien parece insensible a ciertos estímulos, puede ser hipersensible a otros, y
asustarse mucho ante ruidos como el de un papel cuando se arruga.
Les fascinan los objetos que giran, y pueden pasar largo rato dando vueltas sobre sí mismos, al tiempo
que palmean las manos o las aletean con gran excitación. Con frecuencia, tanto la excitación como el
llanto desconsolado, se presentan sin causa aparente
No usan los juguetes ni los objetos normalmente. Así, no arrastran un carrito haciendo ruidos de motor;
más bien lo voltean y hacen girar las ruedas. Son incapaces de simular situaciones a través del juego y
no participan en actividades que requieran reglas o la interacción recíproca con otros niños.
19. En general, los niños autistas tienen un retraso en la adquisición de habilidades de autocuidado, como
comer y vestirse. El control de esfínteres suele ser un verdadero problema y aun cuando puede lograrse
entre los 3 y 4 años con mucho esfuerzo, las evacuaciones “accidentales” persisten mucho tiempo
después de que fueron adiestrados.
Sus hábitos alimenticios presentan también características singulares, pues evitan cierto tipo de comida,
pero consumen esporádica o rutinariamente grandes cantidades de otro tipo de alimento. Así, hay días
que casi no comen nada, y otros en que ingieren en una sola comida, lo que sería la ración de dos
adultos.
Los trastornos en el lenguaje varían desde el mutismo, hasta la ecolalia e inversión pronominal (usar el
"tú" en vez de "yo"). En el pequeño, el mutismo asociado a la falta de atención y respuesta, puede hacer
pensar a los padres que el niño es sordo, por lo que es frecuente que lo lleven a valorar en este sentido.
Si hay habla, ésta tendrá defectos en cuanto a cantidad y contenido, y se presenta usualmente sin
comprensión del sentido, sólo como una repetición inmediata o tardía de lo escuchado.
La comunicación no-verbal es también defectuosa. Es incapaz de comunicarse por gestos o pantomima.
Piden lo que quieren usando la mano de otros como instrumento para alcanzarlo, o guiando a los padres
hacia el objeto que desean. Aun en estos casos, con frecuencia es difícil adivinar qué quieren.
2.3) Niñez Tardía y Escolar ( continúan los mismo trastornos de conducta que en los primeros
años pero se acentúan más, se hacen cada vez más evidentes, se diferencian de los niños de su
misma edad).
- No se visten solos.
- No se relacionan con los niños.
- Prefieren jugar solos.
- No presentan experiencias ni vivencias propias.
- El lenguaje es defectuoso.
- Presentan ataques violentos, agresivos y sin provocación alguna.
Cuando el niño autista tiene cuatro años, su familia, el médico y aun parientes y amigos, se preocupan
por el desarrollo tan extraño de este niño. Las áreas problemáticas que aparecieron desde los primeros
años, se hacen cada vez más evidentes y se nota más la diferencia entre él y los otros niños de su edad.
Así por ejemplo, mientras que los niños de 4 años son en su mayoría independientes y gustan de
relacionarse con otros niños, el niño autista muestra rarezas en su alimentación, no se viste solo, no se
relaciona con niños y prefiere jugar solo. Se fascina con sus juegos estereotipados y repetitivos, y en
ocasiones, desarrolla una especial liga con algún objeto o juguete, o cierta prenda de vestir.
20. La comunicación, en especial la verbal, continúa siendo el problema principal. A los 3 o 4 años pueden
carecer por completo de comprensión y de lenguaje expresivo, aunque es frecuente que se observen
ciertas palabras: un lenguaje defectuoso que muchas veces sólo entienden los padres. Pueden mostrar
ecolalia demorada y llegan a repetir de memoria largos monólogos, pero lo hacen en forma automática y
sin intención comunicativa. Otros tienen cierto repertorio verbal para comunicarse, y aunque logran
hacerlo, es exclusivamente con el propósito de obtener algo, o cuando se les demanda una respuesta. El
tipo de comunicación que pretende compartir con otros las propias experiencias, vivencias o
percepciones, y que aparece en los niños alrededor de los 3 o 4 años, con frecuencia nunca se presenta
en el autista.
Otra área de frecuente preocupación en niños autistas más grandes, son los berrinches y ataques
agresivos que presentan, a menudo violentos y sin provocación alguna. Estos pueden estar presentes
desde los primeros años, por el tamaño y la fuerza que puede tener un niño pequeño, facilitan su
manejo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, tienen más movilidad y por lo tanto más oportunidad
y capacidades para herir seriamente a otros y a sí mismos. La impredictibilidad, rapidez y habilidad del
niño autista mayor para producir daños reales, pueden representar un problema serio para padres,
hermanos y terapeutas, así como impedir la participación del autista en ambientes sociales, escuelas o
lugares públicos. Es por lo anterior, que en el caso de niños que presentan agresiones o auto-
agresiones, es importante educarlos desde pequeños para suprimir estos ataques, antes de que sean
físicamente difíciles de controlar.
2.4) Adolescencia - Adultez
Contrariamente a lo que se piensa, el adolescente o adulto autista se parece más a un individuo con
retardo mental, que a un esquizofrénico. El funcionamiento del autista adulto dependerá de múltiples
factores, como:
Lenguaje: si está o no presente y el grado de sofisticación a que llegó a desarrollarse. Podemos decir
que este factor es determinante en el funcionamiento del autista cuando adulto, y tal vez puede llegar a
significar la diferencia entre tener que vivir en una institución custodiado, o poder hacer una vida con
cierto grado de custodia, pero sin tener que estar institucionalizado.
Habilidades y Hábitos de auto-ayuda: Es obvio que el pretender llevar una vida con cierta
independencia, requiere que el individuo sea capaz de procurarse a sí mismo los cuidados mínimos,
tales como bañarse, vestirse, etc. En este sentido es importante orientar la educación del autista desde
pequeño, para que sea capaz de realizar este tipo de actividades, y aun otras más complejas como
cocinar algunos alimentos, sin necesidad de supervisión directa todo el tiempo. Así mismo, el poder
acudir a sitios tales como tiendas o restaurantes y poder solicitar lo que quiera y pagarlo, que para
cualquier adulto es muy fácil, son actividades que suelen presentar problemas para los autistas y
requieren de un entrenamiento específico y con frecuencia difícil.
Autocontrol: Nos referimos a que el individuo sea capaz de controlar su agresividad, auto - agresividad
o ansiedad, de tal forma que no represente un peligro para sí ni para otros.
21. DIAGNÓSTICO O EVALUACIÓN
Es necesario recordar que no hay un examen médico específico para el autismo. Mientras algunos
profesionales pueden sugerir, basados en observaciones, que su niño (a) puede tener un desorden de la
gama del autismo, un diagnóstico preciso requerirá de una apropiada y minuciosa evaluación. Una
minuciosa evaluación debería permitir al evaluador obtener suficiente información sobre las áreas de
fortaleza y de las necesidades en el evaluado, educar a la familia acerca del diagnóstico, y proveer la
información que permita programar las recomendaciones de una manera lógica y coherente.
El diagnóstico, es eminentemente clínico; es importante que éste sea realizado por especialistas con
experiencia en el manejo de estos niños como el psicólogo, médicos y otros profesionales, debido a que
la comunicación se ve afectada hasta cierto grado, es importante incluir una evaluación de la
comunicación hecha por un terapista de lenguaje. Si el individuo parece estar exhibiendo dificultades en
procesar información sensorial, será apropiado que un profesional calificado realice un análisis al
respecto.
El personal médico, incluyendo neurólogos, psiquiatras y pediatras deben participar ya que se puede
presentar eventos relativos a la medición y deberán evaluar potenciales dificultades neurológicas,
genéticas o físicas (como por ejemplo, convulsiones, lesiones cerebrales, fragilidad X, alegrías,
problemas del sistema digestivo). Otro grupo de miembros quienes pudieran estar involucrados incluyen
los trabajadores sociales, terapistas físicos, terapistas recreacionales, audiologistas y otros profesionales
de la salud para que así se pueda definir en que grado esta afectado el paciente.
Cuando el trastorno autista se asocia a una enfermedad médica se obtienen datos de laboratorio
coherente con esa enfermedad. Se han hallado casos en los que se carecen de valor diagnóstico en el
trastorno autista. En algunos casos pueden resultar anormales los estudios por neuroimagén, pero no se
ha identificado claramente un patrón especifico. Son frecuentes las alteraciones del EEG, incluso en
ausencia de trastornos convulsivos.
En el trastorno autista pueden observarse distintos síntomas o signos neurológicos no específicos (Ej.
Reflejos primitivos, retraso del desarrollo de la dominancia manual). A veces el trastorno se presenta
asociado a una enfermedad neurológica o médica (Ej. Encefalitis, fenilcetonuria, esclerosis tuberosa,
síndrome del X frágil, anoxia neonatal, rubéola materna) Alrededor del 25% de los casos experimentan
crisis convulsivas (particularmente en la adolescencia).
Es importante distinguir el autismo del retraso o de desórdenes mentales puesto que la confusión de
diagnóstico puede dar lugar a la remisión a las técnicas inadecuadas e ineficaces de su tratamiento. La
forma severa del síndrome puede incluir un comportamiento extremadamente auto injurioso, repetitivo y
altamente inusual y agresivo.
Existen diferentes maneras clínicas de dar un pronostico o diagnóstico del autismo, nos podemos
encontrar con electroencefalogramas, tomografías y diversos estudios neurológicos, Pero ciertamente no
es nada fácil poder dar un diagnóstico de manera precoz.
22. CAUSAS DEL AUTISMO
Los Niños con autismo no presentan anormalidades físicas evidentes. Esto, y los pocos elementos
técnicos de que se disponía en el área de neurofisiología, contribuyó a que en los años 40’s, cuando se
describió el Autismo, se pensara que se trataba de un desorden emocional.
Según esas teorías, el desarrollo de las conductas autistas estaba directamente ligado a algo que
hicieron o dejaron de hacer los padres del niño.
Investigaciones recientes, señalan que el autismo deriva de un desorden del sistema nervioso central y
no de problemas emocionales.
No se ha identificado una causa única para el Autismo. Más bien, parece ser un conjunto de condiciones
lo que puede resultar en este trastorno. Se han detectado más de 30 condiciones médicas asociadas con
el autismo; pueden dividirse en cuatro tipos que incluyen:
GENÉTICAS: Hasta ahora se han identificado varias anormalidades en los cromosomas de personas
con autismo; la más conocida es la llamada “X-Frágil”.
BIOQUÍMICAS: Existen diferentes anormalidades en el funcionamiento químico o metabólico que
pueden favorecer el comportamiento autista, como hipocalcinuria, acidosis láctica o desórdenes en el
metabolismo de las purinas. Recientemente se han encontrado otros problemas MUCHOS bioquímicos
presentes en la población autista, que pueden consultarse en TEORÍAS SOBRE LAS CAUSAS DEL
AUTISMO.
DIGESTIVAS: Cada vez es más frecuente que los padres observen que el comportamiento de su hijo se
altera cuando ingiere ciertos alimentos, lo que puede ser indicativo de la presencia de este tipo de
problemas bioquímicos, o una combinación de factores digestivos y metabólicos. Apoyando esta línea,
está el descubrimiento de la mejoría observada en algunos casos, con la aplicación de secretina, una
hormona digestiva.
VIRALES: Algunas infecciones virales -como la rubéola- antes del nacimiento, pueden provocar
anormalidades en el sistema nervioso central.
ESTRUCTURALES: Se han detectado anormalidades en la forma del cerebelo, hemisferios cerebrales y
otras estructuras.
23. SÍNTOMAS O MANIFESTACIONES
Según la sociedad de autismo de América: AUTISMO es una inhabilidad de desarrollo de por vida
seriamente que incapacita, que aparece típicamente durante los primeros tres años de vida. Ocurre en
aproximadamente quince fuera de cada 10,000 nacimientos y es cuatro veces más común en hombres
que en mujeres.
Se ha encontrado a través del mundo en las familias de fondos todo raciales, étnicos y sociales. No se
ha mostrado ningunos factores sabidos en el ambiente psicológico de un niño al autismo de la causa.
El autismo ocurre por sí mismo o en la asociación con otros desordenes que afecten la función del
cerebro tal como infecciones virales, disturbios metabólicos y epilepsias.
Los síntomas son causados por los desordenes físicos del cerebro e incluyen:
1. Disturbios en el índice del aspecto de las habilidades físicas, sociales y de lenguaje.
2. Respuestas anormales a las sensaciones o una combinación de sentidos o de respuestas, se
afecta la vista, la audiencia, el tacto, el dolor, el balance, el olor, el gusto y la manera en que un
niño lleva a cabo su cuerpo.
3. El habla y el lenguaje están ausentes o retrasados mientras que las capacidades especificas del
pensamiento bien pudieran estar presentes.
Las manifestaciones del trastorno varían mucho en función del nivel de desarrollo y de la edad
cronológica del sujeto. A veces el trastorno autista es denominado autismo infantil temprano, autismo
infantil o autismo de Kanner.
Las deficiencias de la interacción social son importantes y duraderas. Puede darse una notable
afectación de la práctica de comportamientos no verbales múltiples (Ej. Contacto ocular, expresión facial,
posturas y gestos corporales) en orden a regular la interacción y comunicación sociales. Puede existir
una incapacidad para desarrollar relaciones con coetáneos apropiados al nivel de desarrollo, incapacidad
que puede adoptar diferentes formas a diferentes edades.
Los sujetos de menor edad pueden tener muy poco o ningún interés en establecer lazos de amistad. Los
sujetos de más edad pueden estar interesados por unas relaciones amistosas, pero carecen de la
comprensión de las convenciones de la interacción social. Puede faltar la búsqueda espontánea de
disfrutes, intereses u objetivos compartidos con otras personas (Ej. No mostrando, llevando o señalando
objetos que considera interesantes). Puede estar presente una falta de reciprocidad social o emocional
(Ej. No participando activamente en juegos sociales simples, prefiriendo actividades solitarias o
implicando a otros en actividades sólo como herramientas o accesorios “mecánicos”). Con frecuencia el
sujeto tiene sumamente afectada la conciencia de otros. Los sujetos que sufren este trastorno pueden
prescindir de otros niños (incluyendo sus hermanos), carecer de todo concepto relativo a las necesidades
de los demás o no percibir el malestar de otra persona.
24. Puede producirse un retraso del desarrollo del lenguaje hablado o incluso su ausencia total. En los
sujetos que hablan cabe observar una notable alteración de la habilidad para iniciar o sostener una
conversación con otros, una utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o un lenguaje
idiosincrásico.
También se observa una falta de juego usual espontáneo y variado o de juego imitativo social propio del
nivel de desarrollo del sujeto. Cuando se desarrolla el habla, el volumen, la entonación, la velocidad, el
ritmo o la acentuación pueden ser anormales (Ej. Repetición de palabras o frases prescindiendo de su
significado; repetición de rimas o de lemas comerciales) o un lenguaje metafórico (esto es, un lenguaje
que sólo puede ser comprendido claramente por quienes están familiarizados con el estilo comunicativo
del sujeto). Puede ponerse de manifiesto una alteración de la comprensión del lenguaje merced a la
incapacidad para comprender preguntas, instrucciones o bromas simples. El juego imaginativo suele
estar ausente o notablemente alterado. Estos sujetos también tienden a no implicarse en las rutinas o
juegos imitativos simples propios de la infancia o la primera niñez, o lo hacen sólo fuera de contexto o de
una manera mecánica.
Los sujetos con trastornos autista cuentan con unos patrones de comportamiento, intereses y actividades
restringidos, repetitivos y estereotipados.
Pueden demostrar una preocupación absorbente por una o más pautas de interés restrictivas y
estereotipadas que resultan anormales, sea en su intensidad sea en sus objetivos (criterio A 3a); una
adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales (criterio A 3b);
manierismos motores repetitivos y estereotipados (criterio A 3c); o una preocupación persistente por
partes de objetos (criterio A 3d). Los sujetos con trastorno autista despliegan una gama de intereses
marcadamente restringida y suelen preocuparse por alguno muy limitado (Ej. Recopilando datos sobre
meteorología o estadísticas de fútbol). Pueden alinear un número exacto de juguetes delo mismo modo
una y otra vez, o reproducir repetitivamente los comportamientos de un actor de televisión. Pueden
insistir en la identidad o uniformidad de las cosas y resistirse o alterarse ante cambios triviales (Ej. Un
niño pequeño puede experimentar una reacción catastrófica ante un pequeño cambio de en el ambiente,
como son unas cortinas nuevas o un cambio en la colocación de la mesa del comedor). A menudo se
observa un notable interés por rutinas o rituales no funcionales o una inasistencia irracional en seguir
determinadas rutinas (Ej. Seguir exactamente la misma ruta para ir a la escuela). Los movimientos
corporales estereotipados incluyen las manos (aletear, dar golpecitos con un dedo) o todo el cuerpo
(balancearse, inclinarse y mecerse). Pueden estar presentes anomalías postulares (Ej. Caminar de
puntillas, movimientos manuales y posturas corporales extravagantes). Estos sujetos experimentan una
preocupación persistente por ciertas partes de los objetos (botones, partes del cuerpo). También pueden
resultar fascinados por un movimiento (Ej. El girar de las ruedas de un coche, el abrir y cerrar de una
puerta, un ventilador eléctrico u otro objeto que dé vueltas rápidamente). La persona puede estar
intensamente vinculada a algún objeto inanimado (Ej. Un trozo de cordel o una pieza de goma).
Para el año y medio o dos años de edad ya es evidente un déficit en el desarrollo del lenguaje, sonrisa y
juego social, en el juego imitativo (decir adiós, papá, hola, etc.); pobre contacto visual; rechazo al
contacto corporal; pobre interés en el medio y rechazo a los alimentos sólidos. En una tercera parte de
25. los casos se observa un desarrollo aparentemente normal hasta esta edad y luego una regresión del
lenguaje, juego y socialización.
La alteración debe manifestarse antes de los tres años de edad por retraso o funcionamiento anormal en
por lo menos una de las siguientes áreas: interacción social, lenguaje tal como se utiliza en la
comunicación social o juego simbólico o imaginativo. Aunque en algunas ocasiones se haya descrito un
desarrollo relativamente normal durante uno o dos años, no existe típicamente período alguno de
desarrollo inequívocamente normal. En una minoría de casos, los padres dan cuenta de una regresión
del desarrollo del lenguaje, generalmente manifestada por el cese del habla después de que el niño ha
adquirido cinco a diez palabras. Por definición, sí existe un periodo de desarrollo normal, éste no puede
extenderse más allá de los tres años.
Los niños con autismo demuestran ciertos comportamientos inusuales. El comportamiento típico del niño
autista es apto a incluir algunas de las características que aquí enumeramos:
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DEL AUTISMO
El hacer girar objetos Comportamientos perseverantes (repetitivos)
No hay habla Balanceo, ej.: el pararse en una cerca
Aleteo de las manos Comportamiento que es agresivo a otros
El caminar en las puntas de los pies Carencia de la interacción con otros niños
Carencia del contacto visual Aversión extrema a tocar ciertas texturas
Comportamiento auto – inflictivo Deseo de mantener objetos modelo bajo ciertos
patrones físicos.
Carencia del interés en los juguetes Deseo de seguir patrones pre – determinados de
comportamiento / interaccional
Aversión al tacto Tratar a la gente como si fueran objetos inanimados
Vocalización sin habla Ecolalia retardada: repitiendo algo oído un rato
Anterior
Muchos niños con retraso mental severo muestran algunos de los comportamientos vistos en el autismo,
como movimientos estereotipados y perseveración, labilidad emocional u auto agresión. Otros trastornos
a considerar serian: el trastorno evolutivo del lenguaje (disfasia del desarrollo) o sordera neurosensorial
congénita; déficit de la atención con impulsividad e hiperactividad; síndrome del hemisferio cerebral
derecho y síndrome de Rett.
Independientemente de que sea un autismo precoz o uno mas avanzado o ya sea el enfoque que se le
dé siempre se van a presentar los tres impedimentos los cuales se agrupan en:
a) Características de la interacción social: Déficit en la expresión o sonrisa social, en el contacto
visual, en el juego interactivo, tendencia a ignorar a otras personas, aislamiento, el
26. ensimismamiento, con indiferencia al ambiente; utiliza las personas como objetos; intolerancia a
ciertos estímulos sensoriales (sonidos, sabores, texturas); atracción por objetos que giran.
b) Características de su comunicación verbal y no verbal. En los primeros años se pudiera
comportar como si no oyera. Si desarrolla lenguaje, presenta: ecolalia; palilalia; disgramático con
tendencia ha hablar en tercera persona; perseveración verbal; inadecuada aplicación del
lenguaje; empleo de “clichés” verbales o vocabularios demasiado formal; déficit en la prosodia y
en la expresión facial o mímica que se acompañan al hablar.
c) Característica en la selección de actividades y comportamientos: Presentan movimientos
repetitivos y estereotipados (aleteo de manos, vueltas sobre su eje corporal o alrededor de
objetos, caminar de puntas, meceo del cuerpo, contorsión de los dedos de las manos, golpeteo
con la cabeza, brincos y carreras repetitivas); gran resistencia al cambio de actividad, conductas
compulsivas en el vestir, comer o jugar, olfatear objetos, fijación exagerada a objetos y
preocupación exagerada por partes de objetos, animales o personas.
27. DISCAPACIDADES ASOCIADAS
Uno de los problemas al diagnosticar el autismo y estudiar sus efectos en la población general ha sido
que, con frecuencia, se presenta conjuntamente con otras discapacidades que suele ocultar o dificultar la
detección del síndrome autista.
Esto es particularmente cierto cuando el otro trastorno es muy severo y el comportamiento que podría
haber indicado la presencia de autismo, se atribuye a otra condición.
El 80 por ciento de los individuos con autismo tiene un coeficiente intelectual inferior a 70, por lo que
cumplen con el criterio para diagnosticar deficiencia mental.
Entre un 20 y un 30 por ciento de ellos presenta convulsiones desde la infancia o desarrolla epilepsia en
la adolescencia.
Un 20 por ciento, tiene problemas visuales, y otro 20 por ciento, tiene problemas auditivos.
Las personas con autismo también pueden presentar parálisis cerebral o síndrome de Down.
28. QUE NO ES AUTISMO
En ocasiones, el autismo infantil puede confundirse con otros padecimientos. Usualmente, la causa por
la cual los padres llevan al niño a valoración, es falta de lenguaje; y en ocasiones la sintomatología que
expresan puede estar más relacionada con lo que representa un problema a para ellos, que con las
conductas que presenta el niño. Esto hace aun más difícil el diagnóstico. Sin embargo ya que el objetivo
del diagnóstico es el elegir la terapéutica más adecuada, es importante distinguir el autismo de otos
cuadros como:
1) Esquizofrenia Infantil:
El DSM-IV explica que no hay pruebas de que el autismo esté relacionado con los trastornos psicóticos
de la vida adulta, ni con el inicio de la esquizofrenia. Aun cuando es posible que algún niño autista
presente esquizofrenia en la vida adulta, actualmente no es posible predecir qué niño lo hará. Reuniendo
los criterios de varios autores, a continuación se muestra un cuadro de las diferencias esenciales entre el
autismo y la esquizofrenia:
Autismo Esquizofrenia
Edad de Comienzo Usualmente antes de los 30 meses. Infancia tardía o adolescencia.
Incidencia 4/1,000 8/10,000
Socialiación Muchas dificultades en sus
relaciones interpersonales.
No comunicativos.
Aislamiento.
Las relaciones personales
están siempre presentes.
Lenguaje Trastornos graves.
Ausente o rudimentario y no
funcional.
Ecolalia, inversión de pronombres.
Hay desarrollo de lenguaje.
Al aparecer el trastorno del
lenguaje, éste se vuelve pobre,
vago, disgregado, sobre-
elaborado o metafórico.
Mismidad No tolera los cambios. Tolera de buen grado los
cambios.
Alucinaciones y
Delirios
No hay. Siempre presentes.
Probabilidad de tener
parientes
esquizofrénicos.
Igual a la población en general. Significativamente superior a la
población general
Efectividad
terapéutica
Mayor por modificación de conducta. Mayor por psicofármacos
Pronóstico No hay curación.
Posibilidad de algún tipo de mejoría.
Posibilidad de remisión
bastante completa.
29. 2) Sordera
Es frecuente que el niño autista haya sido llevado previamente a un examen de audición, pues los papás
llegaron a sospechar que era sordo.
De la misma manera, los niños que nacen sordos tiene problemas en la comprensión y uso del lenguaje
hablado, y pueden ser socialmente retraídos. Sin embargo, la diferencia es que utilizan el gesto muy
rápidamente y, sobre todo, señalan los objetos con el dedo, mientras que el niño autista toma la mano
del otro para obtener lo que quiere. El niño sordo puede no dar respuesta a los sonidos, pero reacciona a
lo que ve, le gusta ser acariciado y en general, gesticula para comunicarse: reacciona al ambiente y a las
personas.
3) Retardo Mental
Schopler (1983) encontró que más del 33% de la población autista estudiada, tenia un CI inferior a 40; el
38% tenía un retardo de leve a moderado y sólo un 29% se encontraba entre normal-bajo y fronterizo.
Otros autores opinan (Dunlap, 1985) que 3 de cada 4 niños autistas tiene también retardo mental, y la
Asociación de Sicología Americana opina que más del 60% de los autistas tienen un CI por debajo de 50;
un 20% entre 50 y 70, y sólo un 20% arriba de 70% (el DSM-IV señala como retardo mental un CI de 70
o menos). En general, parece prevalecer la opinión de que entre el 70% y 80% de la población autista,
tiene además algún grado de retardo mental.
Aun cuando coexistan el autismo y el retardo mental en algunos niños, hemos de poder distinguir a
aquellos que sólo son autistas y aquellos que sólo tienen retardo mental pero no autismo, ya que el
enfoque terapéutico es diferente por necesidad.
En general, aun los niños autistas con más lenguaje expresivo, se muestran mucho menos capaces en
situaciones sociales y están más interesados en los estímulos mecánicos, que en los estímulos
humanos.
Otra diferencia importante se aprecia al evaluar a estos niños en las diferentes áreas, pues mientras que
el niño autista presenta áreas en las que su funcionamiento está muy cercano al normal para su edad
(motricidad gruesa, motricidad fina o habilidades de autoayuda), en otras áreas el nivel es muy bajo
(lenguaje, socialización, habilidades cognitivas). En el niño con retardo mental, las áreas están bajas,
pero todas ellas en nivel muy similar. Es decir, el retraso es homogéneo.
Otra diferencia es que en el niño con retraso mental, las relaciones interpersonales no están
desajustadas: sonríe, trata de agradar y muestra contacto visual, aunque puede producir algunos
movimientos/ gestos similares al niño autista, como aletear, hacer berrinches y autoestimularse.
El autismo se caracteriza por una distorsión en el desarrollo de múltiples funciones psicológicas básicas,
implicadas en las habilidades sociales y de lenguaje. Los niños autistas presentan anormalidades
cualitativas graves que no corresponden a ningún estadío del desarrollo normal, por lo que no se puede
30. relacionar con un “retraso” en las funciones, sino con una "distorsión” de éstas (APA; 1980; Wenar,
1986).
4) Afasia
La distinción entre afasia y autismo es un buen ejemplo del valor de la diferenciación clínica. Los niños
con afasia primaria pueden tener historias similares a las de los niños autistas. Pueden ser normales
durante el primer año y hasta el segundo, pero conforme pasa el tiempo y el lenguaje se convierte en la
forma esencial de relación social, y las tareas cognitivas requieren la intervención del lenguaje para su
solución, estos niños afásicos desarrollan importantes problemas conductuales. Se vuelven hiperactivos,
ansiosos y difíciles de controlar. Inclusive a la edad de 4 o 5 años pueden parecer niños simbiotizados
con su madre, ya que ella es probablemente la única persona que entiende su forma de comunicación.
Sólo una observación cuidadosa mostrará que el niño afásico conserva sus capacidades de lenguaje
interior, tal como se muestra en el juego espontáneo y estructurado que realiza. Así mismo es capaz de
producir gesto simbólicos con un amplio repertorio de mímica, usando signos y señas para comunicar
sus pensamientos. Su capacidad e interés en formar lazos afectivos y relaciones sociales significativas,
está intacta.
5) Desarrollo Atípico
Los niños que tienen un “Desarrollo Atípico” profundo muestran muchas características similares a los
niños autistas: dificultades en las funciones preceptuales, en la modulación de la ansiedad, relaciones
sociales y atención. Sin embargo, estos problemas son menos severos y en ocasiones pueden aparecer
más tarde, durante el segundo o tercer año.
Para estos niños se ha propuesto una serie de etiquetas diagnósticas, como Disfunción Cerebral Mínima
(DCM), Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, Inmadurez Neurológica, Psicosis
Simbiótica y otros. La distinción clínica parece depender más de la orientación teórica del clínico
evaluador, que de un criterio clínico definido.
En el extremo más leve de este tipo de trastorno, se encuentra la DCM, caracterizada por dificultades en
atención y procesamiento cognitivo. El niño con desarrollo atípico podría se una forma grave de DCM, ya
que sus dificultades en las diferentes áreas son más severas.
En contraste, el niño con desarrollo atípico tiene menos problemas que el niño autista, ya que sus
relaciones sociales se caracterizan más por inmadurez, que por aislamiento o incapacidad de establecer
lazos afectivos primarios; las conductas repetitivas y estereotipadas tan comunes en los niños autistas,
no se observan en estos niños.
En general debe pensarse que el niño con desarrollo atípico tiene un desarrollo lento o tardío, pero cuyas
fases corresponderán a aquellas del desarrollo de un niño normal; mientras que el niño autista presenta
una distorsión del desarrollo y fases que no corresponden a aquellas del niño normal.
31. 6) Mutismo Electivo
En este trastorno, el niño es capaz de hablar, pero elige no hacerlo en ciertas circunstancias, y por lo
general aparece entre los 4 o 5 años de edad. La característica distintiva es que éste niño puede usar el
lenguaje y los gestos con fluidez e intención comunicativa cuando lo hace, y no presenta las
anormalidades del lenguaje, expresión vacía o carencia de intención comunicativa, tan típicas del
autismo.
En general, y si quisiéramos resumir en un solo punto las diferencias entre el autismo y otros trastornos,
el más específico es la ausencia de gesto significativo correspondiente a las circunstancias.
32. TRATAMIENTO
Hoy se considera probado que la causa del autismo es biológica y no una alteración psicogénica. Esta
constatación ha permitido elaborar programas de atención individualizados y aplicar tratamientos
farmacológicos que pueden mejorar ciertos síntomas, hecho que ha dado como resultado que el niño o
adulto pueda desarrollar mejor sus potenciales.
La conjunción de todos estos factores ha dado pie a una mejora importante de la calidad de vida de
estas personas.
Los servicios básicos dirigidos a los afectados deben cubrir sus necesidades desde el momento en que
son diagnosticados y durante todo el ciclo vital, con servicios de apoyo a las familias, que les permita
convivir con el hijo afectado sin desestructurar el núcleo familiar y conseguir, así, una verdadera
integración en la sociedad.
Se trata de armar un grupo de trabajo que reúne a padres, profesionales y maestros para trabajar en
forma coordinada en la adaptación social y el aprendizaje del lenguaje. Este proceso de aprendizaje se
puede tener lugar en instituciones especializadas o en la propia casa. Se recomienda la asistencia
psicológica para el grupo familiar. Se ha estudiado muchos medicamentos, entre ellos los neurolépticos,
tranquilizantes, estimulantes, antidepresivos y anticonvulsivos. Los medicamentos que se prescriben con
mayor frecuencia son los tranquilizantes.
La farmacoterapia es en gran parte sintomática, para el control de déficit en la atención con
hiperactividad; auto y heteroagresividad, manifestaciones obsesivas compulsivas; varios
comportamientos, estereotipias motoras, socialización y crisis epilépticas.
La teoría de la mente y sus posibles aplicaciones en el tratamiento es un trabajo en proceso de
definición. El empleo de principios básicos educativos de educación especial y psicoterapia. Las
estrategias remédiales se deberían efectuar teniendo como base el hogar, con un enfoque
primordialmente educativo. Entre los programas educativos más difundidos en la actualidad que han
demostrado ser útiles están el de Rutter (Inglaterra) y Schopler – TEACCH – (Carolina del Norte).
En la razón a lo anterior, los terapeutas o maestros especialistas y padres de familia deben tener muy
claro cuáles son las manifestaciones clínicas que el niño presente y su calidad, así como si existen o no
síntomas o patologías asociadas (comórbida). El tener claridad de la situación que se enfrentan, permite
visualizar un panorama amplio y general de lo que se pretende lograr con el niño.
La atención educativa o remedia da inicio a través de las estrategias de intervención. Ésta deberá
efectuarse teniendo como base el hogar, la familia, con su enfoque primordialmente educativo.
Se debe incluir, en la medida de lo posible, ayuda a la familia para eliminar sentimientos de culpabilidad y
favorecer el manejo y educación que estos niños requieren.
33. En la actualidad existen diversos programas educativos que han demostrado ser útiles como lo son el
Rutter, el de Shopler – TEACCH. El programa de Rutter se considera efectivo, porque ayuda a mejorar el
área del lenguaje. El área cognitiva y contribuye a disminuir conductas inadecuadas, siempre y cuando
se combinen métodos conductistas con clases estructuradas.
Otras teorías utilizadas son las del desarrollo de la conducta y la cognición. El aprendizaje y desarrollo
del niño se promueven mejor a través de un currículo de enseñanzas especiales, enfocado al desarrollo
de habilidades sociales y de sistemas especiales de comunicación.
Básicamente la modificación de la conducta, el desarrollo del lenguaje y las habilidades sociales se
deberán fomentar tanto como sea posible, y de forma individual, en el manejo educativo de estos niños.
Cualquiera que sea el método a seguir, es importante encontrar actividades que el niño disfrute y se
puedan utilizar para sacarlo de su conducta estereotipada y aislada, por lo que es necesario, que asista
al jardín de niños especial y/o regular.
• Promover su participación diaria dentro y fuera de la escuela
• Darle tiempo suficiente en las actividades que se manejan dejándolo avanzar a su paso
• Ser consiente en las reglas de disciplina
• Evitar actitudes sobre protectoras
• Incluir actividades acuáticas, recreativas y motrices periódicamente
Ciclo vital y
nec
esid
ade
s
infancia adolescencia edad adulta
Diagnóstico,
evaluación
y
asesoramiento
Diagnóstico y asesoramiento
Tratamiento
edad escolar
Tratamiento ambulatorio
Rehabilitación
psicosocial
Tratamiento ambulatorio
Actividad física Educación física y psicomotriz
35. VIVIENDO LA DISCAPACIDAD
Mi nombre es Alicia, soy mamá de un niño especial, su nombre es Alex y es autista. A los dos años siete
meses le diagnosticaron Trastorno del desarrollo autista.
Algunas de sus características eran: No ponía atención, casi no se comunicaba de manera verbal solo
decía 10 ó 12 palabras y parecía que no escuchaba, entre otras.
Desde entonces Alex ha estado en dos guarderías, donde aprendió a ir al baño y a comer solo; también
estuvo en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial al que asistimos juntos durante un año.
Después estuvo en intervención temprana por tres años y al mismo tiempo en Casa de Niños por más de
dos años. Cuando entro a la escuela primaria estuvo en el Centro de atención múltiple de Educación
Especial al cual asistía por las tardes.
Alex no se puedo adaptar a las escuelas regulares porque es muy inquieto y no se mantenía mucho
tiempo sentado, pero a pesar de eso aprendió a leer y escribir, también sabe sumar y restar, aunque no
le gustan mucho los números.
También sabe geografía, conoce y localiza muchos países y dibuja los mapas de memoria.
Los primeros años fueron muy difíciles, pero con el apoyo de su doctora y de sus maestros ha salido
adelante. Siempre le han tocado muy buenos maestros y todos lo han querido y aún lo quieren mucho.
Alex ahora tiene 13 años y asiste diariamente al Centro de Atención Múltiple, donde tiene apoyo
individual y de grupo; también le dan lenguaje y apoyo psicológico.
Ya habla más y es más preguntón, también ya se mantiene dentro del salón por varias horas y pide a sus
maestros que le expliquen lo que no entiende en la clase.
Yo aconsejaría a las madres que tienen un niño especial que no se encierren en si mismas y busquen
ayuda psicológica. Y que recuerden que es muy importante tratar a estos niños con paciencia,
explicándoles con palabras sencillas para que logren comprender lo que se les intenta decir.
Además, tratarlos con cariño pero con firmeza y sobre todo darles siempre mucho amor.
36. Alicia Salinas de Acosta, madre de un niño autista.
Soy mamá de una niña autista, que tiene 12 años de edad y está en la etapa de los cambios hormonales.
Como mamá no es fácil manejar esta etapa ya que la niña manifiesta sus deseos sexuales.
Me di cuenta de que mi hija empezó ha interesarse en los varones cuando se sonrojaba, los jaloneaba, o
se les “iba encima”, pero no les decía nada. Lucía no podía controlar sus impulsos con los varones y,
para llamar la atención, frente a ellos se levantaba la blusa, se tiraba al suelo y tenía otras conductas
inadecuadas.
La manera en que logré que se controlara fue el hablarle constantemente, sin regaños, haciéndole ver
que ella; debe cuidarse, que no debe exhibirse ni permitir que alguien la toque, como dice ella, en sus
partes íntimas. Respecto a la masturbación ya ha aprendido que esas “cosquillitas” se pueden hacer
nada más en su recámara, o en privado, con la puerta cerrada. Además manteniéndola ocupada se
olvida de hacerlo.
También es difícil para uno como mamá, ver a su hijo autoagredirse, mi hija periódicamente se rascaba
la frente hasta sangrarse, y esto sucedió durante más de dos años.
Cuando había llegado al punto que le producía placer rascarse la frente, se busco solucionar el problema
contando con el apoyo permanente de su maestra, razonando y hablándole de tal forma que ella pudiera
comprender, nunca reprimiéndola, pues esta hacía más fuerte su deseo de lastimarse.
Además para evitar que se lastimara por las noches, se le confeccionó una playera especial, guantes de
cocina, todo cosido para que no tuviera contacto con la piel. Durante el día se mantenía a la niña
ocupada en actividades útiles como pelar ajos o lavar frutas, y de esta manera se tranquilizaba.
Creo que es importante darle a nuestros hijos especiales tareas diarias para hacerlos más responsables.
Pero lo más importante es darle mucho afecto, abrazarles, hacerles sentir que son muy queridos, que
son muy valiosos.
Linda Cohen de Castillejos, madre de una niña autista.
37. AVANCES O ESTUDIOS DEL AUTISMO
Recientemente, se ha planteado que hay un aumento en la incidencia del autismo. El informe del
Departamento de Servicios de Desarrollo de California, reporta que entre 1987 y 1998 hay un incremento
del 73 % del autismo, mientras que la parálisis cerebral tan solo se incrementó en un 43 % y la epilepsia
en un 31 %. Esto indica que en la población de California la incidencia de autismo es de 1 en 312; en
Trenton, New Jersey, se encontró una incidencia de 1 en 132. Esto es alarmante cuando se ha estado
calculando la incidencia del autismo con 1 en 500, para el autismo clásico y 1 en 250 para el síndrome
de Asperger.
Existen evidencias aunque no concluyentes aún, de que la vacuna Triple Viral (Sarampión, Rubéola,
Parotiditis) es la causante de la epidemia de autismo tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra.
Estas evidencias incluyen estudios de investigación clínica y reportes de padres asociando el autismo a
la aplicación de una vacuna. También se están investigando pesticidas y metales pesados como factores
ambientales (Shattock).
En Venezuela aún cuando no tenemos estudios epidemiológicos sobre la incidencia de los trastornos del
espectro autista, podemos tomar como referencia el número de primeras consultas para diagnóstico que
hemos venido realizando en nuestro Centro de Diagnóstico y Tratamiento para Autismo desde el año
1979 hasta el presente.
En estas estadísticas anuales estamos viendo que cada año se incrementa el número de nuevos casos
diagnosticados. Comparando la década de los 80’s con la de los 90’s, observamos que, durante los años
80’s el promedio de nuevos casos de autismo fue de 56 mientras que para los años 90’s el promedio de
nuevos casos fue de 134 mensuales. Esto nos habla de un incremento de la incidencia de más del 100
%.
Primeras consultas realizadas en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento para Autismo desde el año de
1980 al 2001:
AÑO PRIMERAS CONSULTAS AÑO PRIMERAS CONSULTAS
1980 30 1991 109
1981 67 1992 86
1982 98 1993 115
1983 66 1994 97
1984 31 1995 104
38. 1985 44 1996 105
1986 63 1997 139
1987 41 1998 120
1988 61 1999 125
1989 65 2000 113
1990 80 2001 140
Los estudios demuestran que cuando es detectada ha muy temprana edad ayuda mucho en la
disminución de los síntomas y facilita el aprendizaje de estos niños con estrategias educativas menos
especificas y por tanto menos costosas, desde el punto de vista económico, de tiempo y de personal
especializado. Por esto tenemos que, probar estas nuevas alternativas terapéuticas que no producen
efectos negativos y pueden llegar a un mayor número de personas con el trastorno de autismo.
En Venezuela hemos venido aplicando la megavitaminoterapia asociada al programa TEACCH. En
algunos casos, en el pasado utilizamos eliminación de algunos alimentos de la dieta, especialmente los
lácteos o gluten, también en algunos casos utilizamos tratamiento contra la candidiasis intestinal. En
todos estos casos la escongencia del tratamiento apropiado para cada individuo era decidido por las
características clínicas de cada sujeto, en algunos casos utilizando algún examen de laboratorio como el
coprocultivo para candida Albicans. También llegamos a emplear Naltrexona para el tratamiento de niños
auto agresivos severos. La utilización de este tipo de terapias ha sido difícil, especialmente, porque
muchos profesionales de la salud (Pediatras, Psicólogos, Psiquiatras, Neurólogos) no aceptaban ni
creían en la efectividad de los mismos y desalentaban a los padres para seguir aplicándolos.
En beneficio de nuestros niños con autismo, no podemos continuar con una lucha entre profesionales de
las diferentes especialidades, tanto de la salud como de la educación, sino formar un equipo que utilice
las mejores terapias, las menos invasivas y las más efectivas para obtener el desarrollo del máximo
potencial de nuestros niños y disminución de la mayoría de los síntomas autísticos.
Tenemos que destacar que no son relatos anecdóticos de padres deseosos de ver a sus hijos mejorar,
como se ha dicho con anterioridad, por profesionales que no admiten que en el trastorno autista existen
factores genéticos, inmunológicos y ambientales; sino que son hallazgos científicos consecuencia de
investigaciones lideradas por padres médicos, químicos, bioquímicos, inmunólogos, psicólogos que han
observado todos estos trastornos fisiológicos en sus hijos que presentan autismo.
Es urgente e importante incorporar, por tanto al Pediatra al equipo multidisciplinario para el diagnóstico y
tratamiento de los síndromes autistas.
La experiencia de más de 20 años nos muestra que la mayoría de las madres que hemos atendido con
sus hijos en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento para Autismo, empezaron a observar Trastornos en
el Desarrollo de sus hijos desde que éstos tenían pocos meses de nacidos, razón por la cuál decidimos
investigar la edad a la que los padres empezaron a solicitar ayuda, los síntomas más frecuentes antes de
los dos años de edad, la edad en que les fue dado un diagnóstico de autismo, diagnóstico antes de llegar
al diagnóstico de autismo, los trastornos asociados y los factores de riesgo, así como nuestros errores
diagnósticos.
39. Los resultados de esta investigación, nos demuestran la presencia de características similares a los
hallazgos de otros investigadores.
MUESTRA.- Se escogieron cien (100) casos diagnosticados como autistas en el Centro de Diagnóstico y
Tratamiento para Autismo atendidos entre Enero del 86 y Junio del 87 y con edades comprendidas entre
1 año 10 meses y 27 años, y 140 casos diagnosticados en el año 2001.
Distribución por sexo:
Años 1986 – 1987 Año 2001
Masculino = 81 casos Masculino = 108 casos
Femenino = 19 casos Femenino = 32 casos
Estos nos da una relación varón / hembra = 4 / 1
Edad media:
La edad media de la muestra es de 6 años 8 meses, observándose que la mayoría (94%)
tienen menos de 10 años de edad, para muestra hasta el año 87 e igual para el año 2001.
Edad a la que los padres detectan problemas en el desarrollo de sus hijos en los años 86 – 87.
MESES %
1 – 6 28
6,1 – 12 24
12,1 – 18 20
18,1 – 24 19
24,1 – 30 4
30,1 – 36 4
36,1 – 42 0
42,1 – 48 1
Es evidente que la mayoría (95%) detectaron problemas en el desarrollo de sus hijos, antes de los 30
meses de edad, siendo la Edad Media = 12,28 meses.
En el año 2001 loa padres, en el 63% de los casos, detectaron problemas en el desarrollo de sus hijos
antes de los 30 meses de edad.
En la muestra del año 2001, los padres de niños que fueron diagnosticados con el Síndrome Autista
observaron Trastornos en el Desarrollo a una edad media de 17 meses, y en los casos que fueron
diagnosticados como Síndrome de Asperger, los padres observaron Trastornos en el Desarrollo a una
edad media de 39 meses.
40. BIBLIOGRAFÍA
BAUTISTA, JIMÉNEZ RAFAEL
Necesidades Educativas Especiales
Aljibe, 2ª. Edición
BRAUNER, A. E.
Vivir con un niño autista
Piados, Barcelona 1986
DEMYER, M. K.
Autismo, padres e hijos
Marfil, Alcoy 1993
ENCICLOPEDIA DE EDUCACIÓN ESPECIAL
Editorial Santillán, México 1991
PALUSZNY, MARIA
Autismo
Trillas, México 1989
http://www.autism-society.org/
http://www.autismo.com
www.PsicoPedagogia.com
http://www.indices.com.mx/horcones/autismo.html
http://www.patientcenters.com/autism/news/stress_family.html