2. Diferencias Tutor Presencial y
Tutor Virtual
Las diferencias se enmarcan en que mientras que el tutor presencial es el
centro del aula, desarrolla en forma magistral los contenidos del área y/o de
la asignatura a su ritmo; marca el compás diario del aprendizaje en donde
al estudiante se le dan unas pautas para desarrollar actividades y
evaluaciones en un tiempo previsto.
En cambio en la red virtual, el rol del tutor cambiará significativamente,
desarrollando funciones de liderazgo al proponer ideas, teorías y métodos
colaborativos virtuales para incursionar en la sociedad del conocimiento; se
transformarán en guías del aprendizaje, tutores y promotores de debates
virtuales, consejeros, impulsadores de las redes, en los cuales también
aprenden durante la interacción con todos los miembros del grupo virtual, al
tiempo que sintetizarán, articularán, evaluarán y publicarán resultados de la
actividad académica e investigativa, ajustándose al perfil de cada estudiante
(porque cada alumno impone su propio ritmo de aprendizaje) y dirigir
acciones para centrar las discusiones en los puntos cruciales, hacer preguntas
y responder a las cuestiones de los alumnos para animarles a elaborar y
a ampliar sus comentarios y contribuciones.
3. TUTOR PRESENCIAL TUTOR VIRTUAL
Puede desarrollar su labor con base en un conocimiento
bastante general acerca de sus alumnos y suplir, con su
observación directa, lo que ignora de ellos.
Necesita para efectuar su trabajo un buen conocimiento de
los estudiantes (edad, ocupación, nivel socioeconómico,
hábitos de estudio, expectativas, motivaciones para estudiar,
etc.).
Es el centro (o al menos, suele serlo) del proceso
enseñanza-aprendizaje. Expone durante la mayor parte
del tiempo (o todo el tiempo).
Gira alrededor del alumno, que es el centro del proceso
enseñanza-aprendizaje. Atiende las consultas del alumno,
llevándolo a que hable la mayor parte del tiempo.
Es la fuente principal de información; impresos, medios
audiovisuales, laboratorios son un apoyo para su labor.
Materiales impresos y audiovisuales son las fuentes
principales de información. El tutor guía, orienta y facilita su
utilización.
Va al aula a dictar una clase (más o menos dinámica) que
motive y enseñe.
Va a atender consultas y a orientar al alumno para que le
saque el mejor partido a los materiales de estudio.
5. El tutor virtual debe tener en
cuenta
– La metodología de la flexibilidad y generar el propio ritmo de
aprendizaje.
– El full time, que dicen los ingleses, condiciona la estructura y el diseño
instruccional como lo flexible del anterior punto.
– Es una metodología totalmente centrada en el estudiante. Algo que se
dice pero no se hace.
– Requiere por parte del tutor virtual tener un trato amable, cercano y
generar expectativas, “intrigar” al estudiante. Crear la capacidad de que
haya compromiso e interacciones para que vaya creciendo “su interés
por entrar” (generar estrategias de participación).
– El tutor virtual debe ser un motivador para el desarrollo del curso.
– El tutor virtual debe ser facilitador de los procesos de enseñanza-
aprendizaje.
– De estos puntos y otros va saliendo una pedagogía acorde con lo
virtual.
6. http://polivirtual.co/cual-es-el-tutor-ideal-
para-la-educacion-virtual/
El estudiante también juega en rol importante.
Sin la apropiación y las características de cómo
estaría integrado un estudiante en este
ecosistema no funcionaría este. Toda la
responsabilidad no cae sobre el tutor del curso
virtual. Es todo un ecosistema de actuación que
se equilibra en el buen nivel de todos sus
actores y sus interacciones
Otro elemento indispensable es el modelo
educativo que debe cambiar sustancialmente en
la Educación Virtual, con una serie de parámetros
que lo hacen más abierto, flexible y con conexión
las 24 horas.
8. La educación centrada en el alumno es un paradigma educativo
irrenunciable para hacer efectiva la enseñanza que deseamos.
Sin embargo, llevamos décadas teorizando sobre la necesidad
de virar las enseñanzas hacia el alumnado y no acabamos de
transformar en realidad este asunto: la inercia de la costumbre
y las asentadas culturas docentes nos atenazan a repetir
esquemas gastados e inoperantes.
Hacer posible el cambio implica dar la vuelta a los patrones
habituales y pensar de modo lateral – y creativo –
para desarrollar modelos disruptivos que generen nuevos
esquemas: quizás es esto lo que llamamos innovación.
Centrar la educación en el alumno
implica poner el foco en el aprendizaje
Se trata de ofrecer las riendas al alumnado y hacerle gestor
principal y participe activo de su propio aprendizaje. Al soltar el
control pareciera que los docentes adoptamos un papel
secundario. Lejos de ello, nuestro rol se configura en un
quehacer mucho más complejo y tecnificado: orientadores del
aprendizaje.
Dejar de instruir, y convertirnos en guías, nos coloca a los
docentes en una posición que supera la acción de explicar y nos
sitúa en el infinitivo educar.
9. Consiste en una actividad mucho más poliédrica, de una posición
mucho más trascendente que los docentes no acabamos de asumir.
Para orientar es necesario navegar entre un mar de metodologías,
intuir todos los caminos posibles, mediar a través de
múltiples recursos.
El cambio radica en representar un papel secundario que, lejos de ser
peyorativo, contiene la esencia misma de la profesión
docente: modelo y luz del camino a seguir para
adquirir conocimiento.
https://ined21.com/educacion-centrada
en-el-aprendizaje/