1. INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS
La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades como el autocontrol, el
entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo;
estas habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo
largo de la vida. La inteligencia emocional tiene una base física en el tronco
encefálico, encargado de regular las funciones vitales básicas; el ser humano dispone
de un centro emocional conocido como neocórtex, cuyo desarrollo es incluso anterior
a lo que conocemos como cerebro racional.
Las personas que tengan importantes niveles de inteligencia emocional son
individuos que consiguen objetivos fundamentales en relación con los demás: las
personas que los rodea se sientan a gusto con él; al estar a su lado no experimentan
ningún tipo de sensación negativa; se confía en él cuando necesitan algún consejo;
logra utilizar las criticas como positivas, ya que las analiza y aprende de ellas; cuenta
con las cualidades necesarias para hacer frente a las adversidades y contratiempos.
En consecuencia, la inteligencia emocional en los niños es totalmente esencial y
visible, por lo que debemos tener presente que la infancia es una etapa crucial en el
aprendizaje y manejo de las mismas, además es el momento en que mejor se
adquieren los aprendizajes y el manejo de las emociones.
El conocimiento, comprensión y control de las emociones en los niños es vital,
pues les permite estar atento y defenderse de posibles peligros sociales, además
controlarlas y tolerar las emociones, teniendo en cuenta que los niños tendrán empatía
hacia otras personas, recuperar recuerdos significativos de la vida y superar
exitosamente momentos complicados.
Para desarrollar la inteligencia emocional en los niños, deben aprender a
identificar las emociones propias y las emociones que están experimentando los
2. demás y encontrar el equilibrio necesario en el control y autorregulación, además
canalizar las emociones de manera que fortalezca las relaciones sociales.
Debemos tener en cuenta para que suceda un buen desarrollo de inteligencia
emocional lo siguiente: la enseñanza en el momento adecuado, la autoestima, el
respeto y las normas, además hablar abiertamente de los sentimientos con los niños
ya que es la mejor manera de enseñarles a comprender y comunicar sus emociones,
facilitándoles su interacción social.
Los niños deben aprender a controlar su agresividad, sus reacciones indeseadas,
por lo que corresponde trabajar con ellos ante aquellas conductas emocionalmente
inapropiadas, haciéndoles reflexionar sobre lo sucedido de manera objetiva y
constructiva, dándoles a entender la importancia de sus acciones y la repercusión en
los demás, ofreciéndoles alternativas de conductas positivas.