Objecion de conciencia para REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE SEVILLA
1. REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE SEVILLA. CICLO DE CONFERENCIAS Y MESAS REDONDAS
OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN LA PRÁCTICA MÉDICA:ES POSIBLE EL ACUERDO.
Rafael Gómez García. Médico geriatra
INTRODUCCIÓN: la objeción de conciencia de los médicos se propone en los últimos tiempos de
forma muy frecuente, sobre todo por los colegios de médicos , que son las instituciones que más
habitualmente representan esta postura de los médicos frente a la sociedad civil. Recientemente la
reforma del código deontológico de la O.M.C. ha dedicado un capítulo específico a este tema, ¿era
necesario?. Hay varias preguntas que contestar y sobre las que construiré mi exposición.
A) ¿QUÉ ES REALMENTE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA?
B) ¿POR QUÉ EN LA ACTUALIDAD NOS PARECE MÁS FRECUENTE EL USO DE LA
OBJECIÓN DE CONCIENCIA?
C) UNA PROPUESTA DE GESTIÓN DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA: LA BIOÉTICA
D) ¿UNA NUEVA MISIÓN PARA LA MEDICINA?
A) ¿QUÉ ES REALMENTE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA?
Propongo empezar por las definiciones para saber dónde estamos.
De la Real Academia Española1.:
conciencia.(Del lat. conscientĭa, y este calco del gr. συνείδησις).
1. f. Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las
modificaciones que en sí mismo experimenta.
2. f. Conocimiento interior del bien y del mal.
objeción.(Del lat. obiectĭo, -ōnis).
1. f. Razón que se propone o dificultad que se presenta en contra de una opinión o designio, o
para impugnar una proposición.
~ de conciencia.
1. f. Especialmente en el servicio militar, negativa a realizar actos o servicios invocando
motivos éticos o religiosos.
deontología.
(Del gr. δέον, -οντος, el deber, y -logía).
1. f. Ciencia o tratado de los deberes.
Creo que podemos estar de acuerdo que nos movemos en el terreno de la ética y la moral,
más concretamente en el campo de la bioética , porque tratamos de temas de la salud y la vida
humana.
El profesor Francisco J. Alarcos, lo resume muy bien en “Objeción de conciencia y sanidad”,
en este párrafo:
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“...La conciencia, en cuanto centro profundo del yo personal, del que brotan las actitudes
fundamentales que configuran la experiencia diaria, es considerada como la fuente última de las
opciones humanas, a partir de la cual cobra sentido y consistencia la actividad del hombre. Es aquí
donde emergen las razones de conciencia...” 2
Pero los médicos atendemos a pacientes, que no son médicos, que puede no tengan nuestra
conciencia, o no compartan nuestra visión moral de la vida, ¿de qué estamos hablando? , volvamos
a aclarar conceptos.
En el artículo “Ética, Moral, Derecho y Religión. Un mapa de conceptos básicos para entender
la bioética clínica”, Pablo Simón et al nos proponen esta aproximación conceptual : .
“La palabra ética proviene del término griego "ethos", mientras que la palabra moral proviene del
vocablo latino "mos - moris". Su traducción es en ambos casos "morada" en una primera acepción, y
en una segunda, más interesante para nosotros, "hábito", "costumbre", "carácter" o "modo de ser". La
ética o moral tiene que ver, por tanto, en primer lugar, con la forja de un buen carácter, de una forma
de ser y estar en la vida que nos capacita para adoptar buenas decisiones. Y las buenas decisiones son
aquellas que, según la tradición griega, nos llevan a la Felicidad, a ser hombres en el sentido pleno.
Como puede verse el sentido originario de las palabras ética y moral no tiene que ver tanto con
las"prohibiciones", con las "normas" y las "reglas de conducta", como con la actitud vital, con la
urdimbre de nuestra biografía...El problema de la ética o moral en el mundo moderno estriba en que, a
diferencia del mundo griego antiguo, no existe consenso unánime acerca de lo que sea la Felicidad” 3
En realidad el uso habitual de ambos conceptos, aunque iguales en su etimología, es algo distinto 4:
“Así, reservaremos el sustantivo "moral" para referirnos al conjunto de valores que configuran el ideal
de vida buena, el ideal de Felicidad que tiene una persona. La moral es siempre de máximos, marca el
horizonte de la Excelencia. En cambio utilizaremos el sustantivo "ética" para describir el conjunto de
valores que una sociedad está obligada a respetar para garantizar el respeto mutuo, la convivencia
pacífica y justa. Estos valores sólo pueden ser pocos, aunque fundamentales, por eso hablaremos
de"ética de mínimos". Además son los valores que guían en su conjunto a la sociedad civil, a la
ciudadanía, por eso la caracterizaremos como "ética civil", "ética ciudadana ...”2
Estos conceptos se enmarcan en una sociedad que es plural, cada vez más, y que necesita
ordenar sus normas de convivencia en distintos niveles de jerarquía para hacerse operativa:
“Así como la Religión se conecta con la Moral, el Derecho se conecta con la Ética. Por tanto, la vida
moral de una sociedad, de un grupo, de una persona, se mueve siempre al menos en tres planos, que
son la Moral, la Ética y el Derecho. Además, puede existir en algunas personas un cuarto plano que
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alimente la Moral, es la Religión...
En cualquier caso el verdadero pluralismo moral sólo aparece en una sociedad cuando es capaz de
articular adecuadamente estos cuatro planos.”2
Para seguir definamos objeción de conciencia profesional: “es la negativa a cumplir un
cometido profesional exigido pro las leyes o por algún reglamento o protocolo institucional, o
impuesto por las autoridades legítimas, aduciendo para ello razones morales o de conciencia”5
En el libro “Ética de la objeción de conciencia”, publicado por la Fundación ciencias de la
salud y Fundación para la formación de la Organización médica colegial siguen aclarándonos el
concepto de objeción de conciencia
“La desobediencia civil es el incumplimiento deliberado y generalmente no violento de ciertas leyes
que se consideran injustas por parte de individuos o grupos sociales, como medio de presionar
políticamente y promover su cambio...de ahí que esté más relacionada con la objeción de ley...
...de conciencia alude a su carácter individual y concreto. La objeción de conciencia es estrictamente
moral...
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...quien hace objeción de conciencia no está cuestionando necesariamente la ley sino objetando a su
aplicación práctica en ciertas situaciones”5
El otro la fuente del conflicto
El prof. Alarcos vuelve su mirada en el ensayo sobre la conciencia a la realidad relacional del
hombre:
“...fuera de la relación no hay individualidad humana. El ser humano es un ser constitutivamente
relacional...”2
Es en esta relación de grupo donde aparece el conflicto entre la norma establecida en el
grupo, y la conciencia del individuo, entre la ley otorgada por la comunidad y la moral individual, un
conflicto tan viejo como el mundo.
“En su obra póstuma, Platón propone que sean los jueces quienes, desde su comprensión del sentido de
las leyes, las adapten a las circunstancias especiales: la ley propone lo general, mientras el juez dedica
su atención a lo concreto...Esta es, precisamente, la esencia de la epiqueya -apostilla Aristóteles-:
justificación de la ley allí donde presenta lagunas en razón de su redacción genérica. La epiqueya se
convierte, así, en principio dinámico de la justicia” ¿qué hacer en caso de conflicto? 2
Fruto de este desencuentro, entre derecho y moral aparecen manifiestos de este tipo:
Manifiesto sobre la objeción de conciencia sanitaria
...Plataforma de organizaciones sanitarias, sociales y jurídicas, para la difusión del manifiesto,
así como para trabajar de cara a que cualquier regulación de la objeción de conciencia
anteponga el derecho de los ciudadanos a tener acceso a las prestaciones sanitarias
legalmente reconocida..
..."En un Estado Social, Democrático y de Derecho como el nuestro resulta admisible que el
Ordenamiento Jurídico reconozca a los ciudadanos, en determinados supuestos, el derecho a
no actuar en contra de su conciencia; sin embargo no parece discutible que los derechos
individuales, incluso los fundamentales, aun siendo bienes merecedores de protección
jurídica, no pueden serlo de un modo absoluto e ilimitado y deben en todo caso ser
conjugados con los derechos de los demás.
3. Resulta obvio que, siendo imposible la uniformidad de conciencia en el conjunto de los
ciudadanos, cualquier precepto legal podrá colisionar con los principios éticos de
cualesquiera individuos o grupos de individuos. Esta previsible colisión no puede en ningún
caso impedir que el Estado de Derecho garantice ?el imperio de la ley como expresión de la
voluntad popular?, voluntad popular que se concreta en el ejercicio democrático de las
mayorías...6
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B) ¿POR QUÉ EN LA ACTUALIDAD NOS PARECE MÁS FRECUENTE EL USO DE LA OBJECIÓN
DE CONCIENCIA?
Es evidente que el debate no es nuevo, ¿por qué ahora?, ¿estamos ante un mal uso del
derecho?, ¿no sabemos usar la epiqueya -el juicio y la aplicación razonable del derecho- de los
filósofos griegos,? ¿los médicos queremos protestar y desobedecer la ley bajo la forma de objeción
de conciencia, que nos protege más?
En mi opinión la razón principal de este dilema sobrepasa el campo de la deontología
profesional, y nos lleva a la ética civil de una sociedad donde la pluralidad del pensamiento moral ha
desembocado en la primacía de la libertad individual como valor principal de una ética de mínimos.
Secundariamente esta situación nos ha llevado al relativismo moral como forma de gestionar el bien
y el mal, que es incompatible con el derecho.
Esta incompatibilidad se ha gestionado de forma algo sesgada, ya que me parece imposible
mantener la primacía de la libertad individual en asuntos morales sin renunciar al derecho como
forma de gestionar la sociedad, incluso gestionar una ética de mínimos. Como solución se busca en
la mayoría democrática la fuente de la verdad, sin un dialogo real que fundamente esta solución.
Hemos pasado de legislar sobre mínimos morales a legislar sobre máximos morales, sin caer en la
cuenta que esta tarea necesita del consenso y respeto de todas las morales individuales. Un
ejemplo de esta forma de gestionar el derecho lo podemos encontrar en la distinta concepción que
se tiene del embrión humano en la legislación sobre reproducción asistida frente a la concepción que
se contempla en la legislación sobre el aborto.
“la autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de los deberes que les
convienen; por el contrario , toda heteronomía del arbitrio, no sólo no funda obligación alguna, sino
que más bien es contraria a su principio y a la moralidad de la voluntad...
...se ha configurado un marco cultural en el que las decisiones tomadas en libertad son identificadas
con ser tomadas en conciencia, con lo que se podrá rechazar desde la conciencia todo lo no elegido...
...si la autonomía moral y el ejercicio de la libertad individual se ponen como obligaciones perfectas,
las situamos dentro de la ética de mínimos, aquellas que han de ser respetadas incluso
coactivamente...Lo cual quiere decir que su desarrollo ha de vincularse con los máximos de cada uno,
pero éste es el ámbito de donde se sitúa la objeción de conciencia. Nadie, en principio, objeta desde los
mínimos que garantizan la civitas, sino desde los máximos a los que se aspira como sujeto moral
autolegislador. “
Mucho antes que regular la objeción, hay que deliberar sobre cómo resolver los valores en conflicto y
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los paradigmas en los que se sustentan éstos, superando el reduccionismo liberal y el reduccionismo
jurídico..
Lo jurídico tendrá que situarse, pues, en los mínimos que garantizan la convivencia y la justicia, pero
no en las ideas de lo bueno que cada individuo posee. Esto plantea a las sociedades moralmente
plurales, por lo menos, dos grandes problemas. Como primer problema...qué tipo de respuesta debe dar
el Estado a las diferentes concepciones del bien...El segundo problema...y que no se plantea al estado
sino a las personas que desarrollan su existencia en el contexto de una sociedad moralmente plural, es
que la vida moral no se puede sostener sólo atendiendo a los mínimos, pues éstos garantizan la
convivencia , pero no dotan de sentido y argumento a la biografía de cada cual.” 2
En relación con lo anterior creo que podemos situar aún – aunque cada vez menos- la actitud
paternalista de la profesión médica, aún valorable en muchos ámbitos profesionales, sobre todo en el
ámbito de la deontología, que daba poco margen a la autonomía del paciente en sus postulados y no
lo consideraba como interlocutor de la ética asistencial.
Creo que no debe perderse de vista la influencia que los modernos sistemas públicos de
atención sanitaria, los llamados sistemas nacionales de salud, han tenido sobre la relación médico-
paciente, favoreciendo éstos el empoderamietno del paciente frente a la figura del médico, ayudando
a confrontar estas actitudes paternalistas de forma más clara que en la antigua relación individual
médico-paciente.
“La crisis del pensamiento médico actual es la consecuencia aún no superada de una reconversión
moral. Aposentados en una conciencia paternalista que nos obligaba exclusivamente a evitar el mal y a
hacer el bien, nos sentíamos moralmente cómodos y hasta honrados por una sociedad que respetaba
nuestros juicios y disculpaba nuestros errores. El médico de los viejos principios estaba sometido sólo
al control de su conciencia y de la deontología profesional que le permitían ocultar la verdad e incluso
a mentir si así beneficiaba a su paciente. Era esta una moral de escasos conflictos éticos y sin mayores
discernimientos.
El paternalismo histórico se quebró del todo en el último tercio del pasado siglo con el reconocimiento
del derecho de los enfermos a participar en las decisiones sobre su enfermedad. Roto el cántaro se
vació su contenido llevándose por delante el rol sacerdotal del médico y su autoridad moral, hiriendo
de muerte al privilegio terapéutico y, a mi forma de ver lo más importante, dejando a los médicos en un
estado de confusión e incertidumbre moral que ha provocado el despertar de la ética médica” 7
“La corrección profesional vendría determinada por la clásica deontología, que ha tenido un largo
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recorrido en algunas profesiones. El juicio jurídico versará siempre sobre lo legal o lo ilegal, lo que se
adapta o respeta la norma establecida en la ley. El juicio ético, por su parte, se articula sobre lo bueno
y lo malo.
..la aspiración al mayor bien inherente a cada profesión no se puede imponer. Sólo detectando,
profundizando y estimando el fin bueno, el mejor, implícito en cada actividad, cada cual lo puede
incorporar como deber moral. Es en esa dinámica donde se abre el camino de la aspiración a la
excelencia”
C) UNA PROPUESTA DE GESTIÓN DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA: LA VISIÓN DE LA
BIOÉTICA
El lenguaje de la bioética es el diálogo
“Todo problema moral parte siempre y necesariamente de un conflicto de valores. Uno de esos valores
es, sin duda, el respeto a la conciencia del profesional que por razones morales piensa que no debe
realizar o participar en la ejecución de un acto concreto. El otro valor es el respeto del derecho de la
otra parte a una prestación que él considera valiosa y que además es legal.
La obligación moral exige siempre respetar lo más que se pueda ambos valores en conflicto , o
lesionarlos lo menos posible. Los cursos extremos de acción, que coinciden siempre con la opción por
uno de ambos valores con la exclusión del otro, son frecuentemente subóptimos. Las soluciones
prudentes suelen ser siempre intermedias.
El método para llegar al camino intermedio:
1. Presentación del caso objeto del análisis
2. Aclaración de los hechos propios del caso (objetivos y subjetivos)
3. Identificación de los valores en conflicto en el caso
4. Estudio de los cursos de acción posibles
5. Identificación del (o de los) curso (s) optimo (s)
6. Conocimiento del marco jurídico de la decisión
En una revisión reciente sobre este tema, La objeción de conciencia en el ámbito clínico.
Propuesta para un uso apropiado (I)8, Azucena Couceiro aborda la forma de gestionar el
desencuentro entre conciencia individual y derecho, hasta conseguir un equilibrio posible y
deseable:
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...En cambio, sí lo es la conciencia, si entendemos que este término designa los compromisos éticos de
cada persona, que se perciben como vinculantes para quienes creen en ellos, ya sea su origen religioso
o secular. Por esta razón apelar a un gobierno democrático no equivale a disponer de soberanía
absoluta sobre los individuos, pero tampoco a que el consenso de la mayoría pueda prevalecer
incondicionalmente sobre la conciencia individual de cada ciudadano.
La tercera cuestión deriva directamente de la anterior, y nos conduce a la pregunta sobre cómo
articular en dicho Estado democrático el espacio político o público, regido por leyes deliberadas entre
sus ciudadanos, y el espacio personal de cada individuo, que puede entrar en conflicto con ellas.
Siendo así que tanto la conciencia del ciudadano como la legislación resultante del consenso de la
mayoría son bienes a proteger, pueden darse varios modelos de relación (tabla 1).
El primer modelo es aquel que, en caso de conflicto, hace primar la conciencia individual sobre la
legislación vigente. Es un modelo extremo, que otorga protección absoluta a la conciencia y genera la
desprotección de las leyes democráticas. Es habitual que los profesionales de la medicina se ubiquen
aquí cuando invocan su derecho a la objeción de conciencia, sin percatarse de la consecuente
desprotección que su objeción, así formulada, conlleva para el paciente.
En el otro extremo se sitúa un modelo de separación estricta entre la conciencia y las creencias
individuales y la esfera política, excluyendo las primeras del espacio público deliberativo y anulando al
ciudadano. Consecuentemente, en caso de conflicto nunca prevalecería la conciencia, sino el respeto
obligatorio a las leyes positivas del Estado democrático.
Ambos modelos, por su carácter extremo, presentan graves deficiencias, que pueden ser corregidas si
se adopta un sistema de protección bilateral de ambos bienes, un modelo intermedio que garantiza el
respeto y el libre ejercicio de la conciencia y, al mismo tiempo, el cumplimiento de las leyes, exigiendo
ajustes recíprocos para conseguir el máximo respeto de los dos bienes en conflicto. Ese ejercicio de
equilibrio se puede resumir en los siguientes puntos:
• Debe reconocerse el derecho a la objeción de conciencia.
• La objeción tiene carácter excepcional (la regla general es el cumplimiento de las normas y
los deberes jurídicos).
• La conciencia no prevalece siempre: la legitimidad de la objeción de conciencia exige
analizar el contexto en que se produce el conflicto y ponderar los bienes y derechos en juego.
• La objeción de conciencia exige simultáneamente respetar y garantizar el ejercicio de los
derechos de los ciudadanos reconocidos por las leyes vigentes.
• La objeción debe hacerse explícita, señalando dónde radica el conflicto entre el deber
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jurídico y el deber de conciencia.
De esta forma se equilibra la protección constitucional de la conciencia con el deber de obedecer las
normas jurídicas, que es lo que persigue este modelo jurídico-político. No basta simplemente apelar a
la conciencia individual para que se reconozca el derecho a la objeción, como habitualmente se piensa
en el ámbito de la medicina, sino que es necesario analizar en cada caso los bienes y derechos en
conflicto.
La autora resume su posición en este cuadro
Creo que el camino correcto es buscar la excelencia en el desempeño profesional, en este
camino la bioética resulta una compañera imprescindible para alcanzar la excelencia profesional del
médico.
“...las razones de conciencia siempre deberían estar vinculadas a las razones de excelencia. Cualquier
profesional que sólo desarrolle su actividad desde la norma jurídica, en las actuales circunstancias,
estaría renunciando a esta aspiración...
...la objeción de conciencia es el final de un proceso deliberativo donde las decisiones no vienen
marcadas previamente ni por la legalidad, ni por la generalidad, ni por principios absolutos o
inconmovibles a favor de la vida, sino por la optimización de los valores en conflicto que se pretenden
salvar...si vinculamos objeción de conciencia y excelencia profesional en cada caso, hay que deliberar
en ese caso concreto a fin de tratar de encontrar el optimum pertinente, la justificación del mayor bien
posible o, en su defecto, del menor mal evitable, esto es, de lo menos malo.
La objeción de conciencia, pues, no es una figura del pasado. Tampoco es el reducto de posiciones
ideológicas más o menos conservadoras. Es el compromiso con las decisiones óptimas que humanicen y
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dignifiquen la vida humana, frente a todo aquello que viene dado por la legalidad, el imperativo
tecnológico, económico y burocrático, desde los valores de la excelencia. La objeción es una exigencia
de la excelencia profesional, que se eleva sobre los alicortos mínimos morales de la ley.
Si la objeción de conciencia no responde ni a la verdad, ni a la justicia, ni a la excelencia, hay que
cuestionarse si es una objeción de conciencia o de conveniencia-... 2
El prof. Rubio también nos orienta sobre este camino de excelencia y la importancia de la
bioética en este camino
“ Aunque sean otros muchos los factores implicados no cabe la menor duda que la pérdida del poder
real del médico, su desencanto, está íntimamente relacionado con esta crisis en la búsqueda de la
excelencia profesional...
...para alcanzar su bien interno la profesión médica debe desarrollar al máximo sus virtudes propias en
el marco de la conciencia moral de cada tiempo. Esto sólo puede conseguirse por medio de una
medicina con sólidos fundamentos y recursos éticos. La bioética moderna, poseedora de un patrimonio
de valores y posibilidades muchas aún por descubrir, puede proporcionarnos esos fundamentos y esos
recursos imprescindibles para que el médico del futuro, una vez superada la incertidumbre de la
encrucijada actual, pueda aspirar con confianza a la consecución del bien clínico como fin principal y
último de su vocación y de su ejercicio profesional.”
“El ejercicio clínico requiere de la ética como elemento natural; sin ella perderá su calidad de
encuentro personal y decisivo para quedar reducida a una mera práctica instrumental y
deshumanizada.
para poder llevar a cabo este modelo de profesionalismo orientado hacia la excelencia los médicos
necesitamos el equilibrio de curar y ser curados, de cuidar y ser cuidados, de escuchar y ser
escuchados, de comunicar y estar informados, de gestionar y ser gestionados. Necesitamos
discernimiento para obrar con racionalidad, libertad para ser realmente libres, una dosis menor o
mayor de autoestima y reconocimiento por parte de la sociedad; necesitamos buena administración y
responsabilidad, aceptar la realidad de los tiempos y caminar conforme a los nuevos valores nos
demandan9.
El método de la bioética encaja muy bien en este lema de nuestros profesores:
Pensar en todo. Hacer las cosas bien. Resolver los problemas
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Por tanto a las preguntas del moderador :
¿Es necesaria una regulación jurídica de la objeción de conciencia ante determinadas acciones
médicas contempladas en la ley, por ejemplo el aborto? ¿A quien y cómo compete su regulación?
Yo respondo que la solución corresponde al campo de la Ética.
Me resulta difícil pensar en una ley general que prevea en su mismo seno que se pueda
disentir de la misma, al menos no como derecho genérico, iría contra su mismo espíritu como
ley general.
Nuestro compromiso con la ética debe ir más allá de los casos que resultan conflictivos para
nuestra moral y abordar, quizás también con objeción otras formas de hacer desarrollar de
forma maleficiente nuestra profesión, buscando siempre el compromiso con el paciente, y
sabiendo que este debe ir más allá de la ley, en este sentido tenemos mucho que ganar si
nos movemos de forma positiva para defender los valores del paciente y comprometiéndonos
con el conjunto de la sociedad, por ejemplo ¿no deberíamos objetar a que un médico tenga
menos de 10 minutos por paciente? ¿no es esto claramente maleficiente?
¿Dónde podría establecerse el límite o la frontera entre la obligación profesional de respetar la ley y
los deseos de los pacientes y la fidelidad del médico a sus conocimientos, creencias y valores?
¿Es posible el acuerdo entre ambos deberes y lealtades?
Me parece difícil encontrar un punto donde no haya posibilidad de encuentro y de respeto de
posturas distintas desde el punto de vista moral.
Es evidente que existe y en los puntos que existe la conciliación es difícil ya que son
posiciones sobre la esencia humana difícilmente reconciliables. En cualquier caso el acuerdo
debería ser un dogma para todos los que se sientan a dialogar, sin embargo noto que existe
cierta asimetría en el respeto de las distintas morales. Me parece que no se entiende que
para muchas personas la vida humana es un terreno cuasi sagrado, posiblemente porque no
se hace el esfuerzo de ponerse en el lugar del otro.
¿Está tratada de manera justa y suficiente la Objeción de Conciencia en el nuevo Código
Deontológico?
Me gustaría tener una visión más amplia del problema deontológico para poder opinar
con más fundamento, al menos lo que sí puedo decir es que en el nuevo código deontológico
me ha parecido mejor tratada que el anterior código deontológico, ya que se le dedica un
capítulo completo y aunque conciso (no podría ser de otro modo) me parece que establece
los principios básicos de una objeción de conciencia “éticamente” correcta
¿Apoya la Organización Médica Colegial el Registro de Objetores? ¿Qué beneficios le reportaría a
los médicos y a los pacientes su funcionamiento?
Creo que los registros van en contra de la definición de objeción de conciencia profesional.
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Objetar a priori es objetar a buscar una solución favorable a los dos actores implicados, es
renunciar a los caminos intermedios, es renunciar a la excelencia.
Creo que tener una lista genérica con explicitación de algunas particularidades podría ayudar
a gestionar mejor este fenómeno, a nivel de gestión del servicio sanitario en una institución,
en algunas situaciones, p.e. si imagináramos una legalización de la eutanasia como ocurre en
Holanda. En el caso del aborto no lo considero adecuado ya que las razones de la mujer
pueden ser varias, y necesitan un abordaje distinto de la argumentación moral; y aunque
reconozco que en nuestro medio la inmensa mayoría de las IVE son por motivo eugenésico
y/o para protección de la salud de la madre, no podemos arriesgarnos a desvirtuar la
objeción.
Como médico no renuncio a atender y enfrentarme a una petición de eutanasia, aunque sepa
que la rechazaré siempre, renunciar a priori me negaría la oportunidad del encuentro, de
compartir mis valores con esa persona y la posibilidad de orientar su camino, esto que parece
una actuación cuasi mesiánica, creo que es expresión de mi vocación, estoy llamado a curar y
cuidar a mi paciente y a proporcionar el mayor bien posible, en muchas ocasiones no tendré
medicinas para aliviar el sufrimiento pero el paciente seguirá necesitándome .
D) ¿UNA NUEVA MISIÓN PARA LA MEDICINA?
En los tiempos que corren es difícil mantener grupos sociales con códigos de conducta algo
distintos, sobre todo para los médicos que estamos al servicio de los demás.
Deberíamos darnos cuenta de que nuestros valores necesitan ser compartidos por nuestros
pacientes, y no ejercidos como derecho exclusivamente, nuestra deontología debe ser origen de
nuestros deberes y nuestros compromisos, creo que nos va en ello nuestra credibilidad.
Necesitamos pasar, con actitud proactiva, de una actitud paternalista a una alianza con el
paciente, “que va más allá del mero conocimiento de la situación del paciente y la consiguiente respuesta
profesional sino que es una colaboración amistosa que compromete a ambos en un proyecto común a
compartir, un mismo itinerario por el que discurren y encuentran sentido a la vida a cuidar del paciente y la
propia vida del profesional sanitario”8.
Debemos pasar de ser el padre bueno que busca el bien de su hijo, al compañero de camino que
por haberse asomado a los abismos del mismo, sabe aconsejar sobre el camino y sus senderos.
Una de las cosas que debían servir para mi exposición era abordar los puntos calientes de la
practica médica que suscitan más controversias en este campo de la objeción de conciencia, el
problema del aborto y los dilemas al final de la vida, motivos de espacio no me permiten hacerlo,
pero quisiera hacer la siguiente reflexión.
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Démonos cuenta que ambos problemas son algo distintos a nivel técnico, en cuanto a
conocimientos, conocemos muy bien el inicio de la vida y algo menos el final de la misma. Creo que
podemos coincidir también en que en el tema del aborto, el trasfondo último del mismo es un
problema de educación sexual de las parejas; algo que está relacionado con la educación en salud
pero cuya razón de ser me parece más situada en el ámbito de la educación moral de la relación
sexual; el conflicto de la actuación médica es casi colateral, somos un actor necesario para resolver
el problema en uno de sus caminos posibles, pero somos ajenos, como profesionales de la medicina,
al origen del mismo.
En el final de la vida creo que ocurre algo similar, la lex artis parece clara y poco discutible a nivel
técnico, el conflicto aparece en la distinta valoración del sufrimiento humano que hacemos, todos, no
sólo los médicos, no hay muchos dilemas de “evidencias” en este campo.
Ambos conflictos implican en su discusión la consideración del valor que tiene la vida humana,
algo directamente relacionado con la concepción filosófica de la vida que se tenga.
¿qué concepción tenemos los médicos de la vida humana?
Yo creo que los médicos no somos muy distintos de la sociedad que nos acoge, no somos sino
una muestra de la misma.
¿por ser médicos deberíamos tener una visión distinta del valor vida humana?
Yo creo que sí, creo que en general nuestra concepción de la vida es más humanista que la
habitual en nuestra sociedad, quizás porque hemos conocido alguno de los misterios de la vida que
nos han marcado, ¿realmente nos han marcado?; en este sentido los médicos somos poco
“representativos”. Pero hemos dejado sin regar la semilla de la humanidad del paciente y sobre todo
no la hemos compartido con él, ¿hemos abandonado la compasión? .
Hemos retirado de nuestro código deontológico el juramento hipocrático y la oración de
Maimónides, las únicas referencias que teníamos a la divinidad en dicho texto; una retirada que me
parece consecuencia natural de la sociedad en la que vivimos, y que era una situación algo arcaica a
la vista de la realidad de nuestra profesión.
¿No nos estará pasando que nos hemos olvidado que somos algo más que carne y huesos, y
mente?
Nuestra nueva misión como médicos quizás sea ayudar a descubrir al resto de la sociedad que la
vida humana está preñada de trascendencia, ¿de divinidad? - ponga cada uno el nombre del dios
que quiera, a mi el más terapéutico me parece el nombre de “Papá”-; y que es esta dimensión la que
nos hace sufrir de forma incurable, a esto no podemos objetar si queremos ser excelentes, si
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14. REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE SEVILLA. CICLO DE CONFERENCIAS Y MESAS REDONDAS
OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN LA PRÁCTICA MÉDICA:ES POSIBLE EL ACUERDO.
Rafael Gómez García. Médico geriatra
queremos un oficio nos basta con aprobar los exámenes
En Fundación CUDECA sabemos que si no cuidamos el espíritu de nuestro paciente no
aseguraremos una muerte sin sufrimiento, creo que no se nos olvida porque todos los días nos
asomamos al abismo de la muerte, y somos capaces de cruzarlo, junto a ellos.
¡Cuanto sufrimiento vemos por no cuidar el espíritu!, basta con estar ahí:
“Velad conmigo” significa mucho más que aprender habilidades, intentar entender el sufrimiento
mental y la soledad, o transmitir lo que hemos aprendido. Significa también muchas cosas que no son
entender. Cuando se dijo por primera vez “velad conmigo” no se pretendía decir “entended lo que
está pasando” y aún menos quería significar “explicad” o “apartad de aquí”. Por mucho que
podamos calmar la angustia, por mucho que podamos ayudar a los pacientes a encontrar un nuevo
sentido a lo que les está ocurriendo, siempre habrá un momento en el que tendremos que parar y
tomar conciencia de que realmente no les podemos ayudar eficazmente.10
¿no será que no sabemos manejar la semilla de divinidad que tenemos dentro?
¿no será que nos hemos olvidado del amor?
Mi Dios es Amor,
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15. 1 Tomado de www.rae.es
2 Objeción de conciencia y sanidad. Francisco José Alarcos Martínez (dir.) Editorial Comares. Granada
2011
3 Simón Lorda, Pablo; Barrio Cantalejo, Inés M. Ética, Moral, Derecho y Religión. Un mapa de conceptos
básicos para entender la bioética clínica. Ética de los Cuidados. 2008 jul-dic;1(2). Disponible en
<http://www.index-f.com/eticuidado/n2/et6740.php>. Consultado el 11 de Enero de 2009.
4 En las definiciones de estos términos de el diccionario de R.A.E. también podemos encontrar este
matiz diferenciador:
1
ético , ca. : 4 f. Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. 5. f.
Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana.
1:
moral 3adj. Que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto
humano. 4. f. Doctrina del obrar humano que pretende regular de manera normativa el valor de las
reglas de conducta y los deberes que estas implican.
5 Ética de la objeción de conciencia. Colección de Guías de ética en la practica médica. Fundación
ciencias de la salud y Fundación para la formación de la Organización médica colegial. Nota del autor:
Ver en esta guía los conceptos de seudo-objeción y cripto-objeción
6 Nota del autor: no he encontrado el manifiesto de forma pública salvo en noticias de distintos medios
de difusión, accesible en http://tinyurl.com/2whlzzy
7 Discurso del Prof. Dr. D. José María Rubio Rubio, con motivo de su ingreso como Académico
Correspondiente por elección.
8 Couceiro A, et al. La objeción de conciencia en el ámbito clínico. Propuesta para un uso apropiado (I).
Rev Calid Asist. 2011;26(3):188—193.
9 Discurso de recepción del académico electo Prof. Dr. D. José María Rubio Rubio. Leído el 12 de
diciembre de 2010 en la Real Academia de Medicina de Sevilla.
10 “Velad conmigo”, Inspiración para una vida en Cuidados Paliativos. Cicely Saunders. Primera edición
en castellano, 2011.