El documento destaca la importancia de integrar los objetivos económicos, sociales y medioambientales para preservar la salud de la sociedad. En particular, se debe concentrar en los beneficios a largo plazo de invertir en la salud de las personas y preocuparse por cómo el deterioro medioambiental puede afectar la salud, especialmente de los niños. Las inversiones en salud deben coordinarse a través de asociaciones y alianzas para reducir la mortalidad infantil y materna y detener enfermedades como el VIH/SIDA y la malaria.