El clima de aula se refiere al contexto que rodea la práctica docente e involucra a todos los miembros de la comunidad educativa, siendo un factor clave para el aprendizaje significativo. Para mejorar este clima, los docentes deben aplicar empatía, amor y estrategias efectivas que fomenten un ambiente de respeto y cooperación. Además, es fundamental adaptarse a las diferentes realidades de los estudiantes y establecer normas claras para asegurar un entorno propicio para el aprendizaje.