Las dioxinas y furanos son compuestos químicos tóxicos y cancerígenos producidos por procesos industriales como la incineración de basura y la producción de acero y cloro. Se acumulan en la cadena alimentaria y representan un riesgo para la salud humana. Las normas mexicanas controlan las emisiones de estas sustancias procedentes de procesos industriales para reducir la contaminación y proteger la salud pública.