Contra la violencia, la formación de la convivencia María Isidora Mena E.
1. CONTRA LA VIOLENCIA, LA FORMACIÓN DE LA CONVIVENCIA
MARÍA ISIDORA MENA E.
ASIGNATURA: OPTATIVO (PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA)
GRUPO: 703
DOCENTE: GUILLERMO TEMELO AVILÉS
ALUMNA: MARGARITA CONCEPCIÓN PÉREZ ROBLES
CICLO ESCOLAR:
2019 - 2020
CENTRO REGIONAL DE EDUCACIÓN
NORMAL
CREN
3. Se han acumulado investigaciones de
tipo exploratorias y cualitativas, donde
niños y jóvenes denuncian violencia,
discriminación y "matonaje" en los
cursos.
Tener la experiencia de un curso
posibilita vínculos positivos, capaz de
organizarse en pro de metas de auto
cuidado y de servicio ciudadano,
constituye la cuna de la formación
moral para el respeto y la ciudadanía.
4. Comprender la violencia
como fenómeno y los
principios formativos para
superarla, constituye un
desafío para los
educadores, en tanto se
hacen responsable de lo
que sucede en los
ambientes grupales de los
que están a cargo.
5. Las teorías etológicas postulan, que la
agresividad, como en todos los animales, y
por tanto también en los seres humanos,
es una respuesta innata y adaptativa al
medio, genéticamente determinada.
El psicoanálisis por su parte
consideraría que la agresividad es
un instinto básico, constitutiva del
ser, que se asienta en el
inconsciente.
El conductismo social,
por su parte, explica que
la agresividad se
aprendería y mantendría
gracias al aprendizaje
vicario y el modelaje.
6. Los humanos buscamos controlar este impulso a
través de la cultura, la educación y la socialización
La tarea del ser humano
es canalizar cada vez
más sofisticadamente
los impulsos originales
y naturales, en vistas a
conquistas superiores.
No se trata de reprimirlos ni distorsionarlos
para evitar conflictos, sino que se trata de
buscar qué hacer con las emociones, de
manera tal, que actúen de forma
transformadora y creativamente sobre los
contextos que las originan.
7. Un acto de violencia expresa una
carencia de recursos sociales de la
persona violenta, una dificultad para
interactuar con otros haciendo valer sus
puntos de vista y necesidades.
Se requiere tener un modelo para formar, y
la estructura del mismo puede ser basada en
las dimensiones de la toma de perspectiva,
la empatía, el discernimiento en función del
mayor cuidado de uno mismo y del otro y la
adquisición de buenos mecanismos de
autocontrol, tal que este se nos haga un
hábito (una virtud).
8. El violento no encuentra otra forma
de expresar sus emociones, deseos e
ideas.
En este sentido, un acto
de violencia expresa una
carencia de recursos
sociales de la persona
violenta, una dificultad
para interactuar con otros
haciendo valer sus puntos
de vista y necesidades.
Los actos de violencia con abuso –que
son un tipo de violencia–, y corresponden
a “matonajes”, como por ejemplo la
violencia de profesores o apoderados
sobre los alumnos, o de los directivos
sobre los profesores, requieren como
condición que la persona se encuentre en
una relación de mayor poder que su
víctima
9. Las siguientes características en los adolescentes con tendencias
violentas:
• Muestran una menor consideración que sus pares hacia los problemas de
las personas que los rodean. Esto implica despreocupación por los
sentimientos de los otros y poca capacidad de empatía.
• Presentan déficit atencional.
• Han vivenciado frustraciones académicas.
• Poseen escasas estrategias de resolución de problemas.
• En sus relaciones sociales presentan poca capacidad de autocontrol, esto
implica un alto nivel de impulsividad.
• Poseen un bajo nivel de tolerancia a la frustración y locus de control
externo.
• Presentan un escaso interés por las normas y una actitud irresponsable.
10. Por otra parte, los niños y jóvenes que son objeto
de agresiones, es decir, las víctimas de violencia,
tienden también a tener ciertas carencias
específicas:
• Son de carácter tímido, retraído y de escasa ascendencia
social, esto implica tener pocas relaciones sociales y
carecer de red de apoyo entre compañeros y profesores.
• Son más bien pasivos y percibidos por sus pares como
más débiles.
• Presentan baja autoestima.
De ambas listas de
características se desprende
una primera consideración: la
interacción de personas con
carencias en habilidades
sociales es más posible que
incluya actos violentos.