La Declaración Universal de Derechos Lingüísticos fue el resultado de un proceso de reflexión que comenzó en 1994 y culminó en 1996 cuando 61 ONGs, 30 centros PEN y 40 expertos lingüísticos de todo el mundo aprobaron la Declaración en Barcelona y la entregaron a la UNESCO. La Declaración establece principios para corregir desequilibrios lingüísticos y asegurar el respeto y despliegue de todas las lenguas, estableciendo la paz lingüística. Proclama la igualdad de derechos