La opinión pública sirve como mediador entre la política, la moralidad y el estado, permitiendo que los individuos autónomos debatan asuntos públicos de manera racional. Sin embargo, Hegel argumenta que la opinión pública solo representa juicios subjetivos, mientras que la ciencia alcanza un conocimiento objetivo. Para Hegel, solo el estado puede integrar verdaderamente a la sociedad civil y elevar la opinión pública al rigor de la ciencia política.