El documento discute el uso potencial del dióxido de cloro para tratar la difteria y otras enfermedades bacterianas y virales como el Ébola, en lugar de causar pánico y promover vacunas. Argumenta que las autoridades sanitarias ignoran alternativas más seguras y efectivas como el dióxido de cloro para generar ganancias a través de medicamentos patentados.